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Reyes y reinas del Patinaje por kaoryciel147

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Notas del fanfic:

Hola a todos, finalmente la prometida precuela de Entrenador espartano donde se resolverán muchas de sus dudas. 

Notas del capitulo:

Bueno para los que estén leyendo Entrenador espartano aquí veremos cuan difícil le tocó a Yuuri y Viktor llegar hasta donde están, su matrimonio, el negocio y demás. Por otro lado la gran duda de como fue la relación de JJ y Yurio o porque Yurio decía  que estuvo a punto de llevar al tacho su amistad con Ota. Y no podía faltar la relación entre Pichit y Seung!!! Asimismo aquí se vera un poco más las parejas de MilaxSala y EMilX Micky o sí me cree toda una explicación del porqué Micky era tan apegado a su hermana!!

para queines no han leído Entrenador espartano, pue spueden leerlo y seguir el orden de este y luego ENtrenador, y enterarse como acabó todo.....

Lo explicaré un poco, pues lo deje claro en mi otro fic: Este es un mundo que más o menos sigue el del anime pero es oemgaverse así que aquí en el patinaje como creo que es lo más ovbio las categorías estan divididas entre alfa beta y omega, eso son las categoría del patinaje y todos los deprotes podría decirse, claro que en patinaje existe la categoría ice dance y duos. La más populares son las de alfa y omega duos y ice dance alfa.omega.

Seguro ya conocen el omegaverse pero para mí en el omegaverse uno sabe desde niño si es alfa, beta u omega. No le encuentro sentido  no saberlo hasta la adolescencia,, otra cosa es que despiertes como tal cuando te llega la adolescencia, como nos sucede a los seres humanos. Así mismo ya que alfas y omegas tiene características animalísticas como los sentidos desarrollados podría decirse que de alguna manera su genética es diferente e

y especial a los betas, por lo cual alfas y omegas que nunca han tenido en su línea de sangre a un beta progenitor solo pueden tener hijos alfa u omega. Mientras betas tienen hijos betas.

Podría decirse que históricamente los omegas han sido vistos por los alfa como sus parejas ideales para mantener la línea de sangre pura, mientras los betas son como su sirvientes aliados, pero poco a poco se ha impuesto reglas intentando traer la igualdad como en nuestro mundo peor aun así existen prejuicios como en el nuestro. Las parejas alfa-beta beta-omega ya no son vistas como prohibidas pero no son preferidas y lamentablemente en su mayoritariamente terminan en un fracaso cuando aparece un alfa o un omega en la vida de estos.

Otro detalle es que entre alfas existen algunos que son más fuertes que otros, pero nada tiene que ver que sea un alfa masculino o femenino, ambos pueden tener igual fuerza a poder de mando. Y lógicamente tiene las mismas posibilidades sociales económicas y ninguno se deja dominar por el otro, por lo cual en el pasado no se han unido como pareja ya que no pueden complementar ni tener descendencia. Actualmente tampoco está prohibido pero no es común y es un poco difícil que dos alfas o dos omegas lleguen atraerse ya que tiene necesidades que alfas y omegas se complementa entre ellos. 

Asi que no aquí los alfa u omega puros no viene de dos alfas o dos omegas sino se refiere a que en su línea de sangre solo han habido alfas u omegas. Alfa mujer no puede engendrar sino embarazar a un omega femenino o masculino.   No le encuentro sentido a tener alfa mujeres solo para ser la pareja de alfa masculino... Así que alfa beta y omega son las tres divisiones sexuales y son muy preponderantes mas que ser mujer u hombre. Porque un omega masculino es igual de valorado que uno femenino y nadie ve raro que un alfa masculino prefiera a un omega masculino que a uno femenino. Ya otro problema es las clases sociales y demás como vemos aquí que es el problema de la prensa rusa con Yuuri que es una cuestión de racismo. 

Creo que son las principales aclaraciones. 

Alfas: Viktor, JJ, Otabek, Chris, Pichit, Leo, Emil, Mila, Mari (hermana de Yuuri), Yakov 

Omegas: Yuuri, Yurio, Masumi(ese era el nombre del chico que aparece con Chris, corregirme  por favor) Ji, Minami, Sala, Seung, Minako, Lilia, Georgi

Beta: Yuko, Nishigori, Celestino, Isabella, Anna

Los trajes formales de los omega masculino son como los trajes de patinaje, pantalón pegado formal, con brillantina la parte de arriba

Estamos ubicadas después de la temporada que nos presentaron en el anime. Ya saben primero es el Grand Prix, luego viene el campeonato europeo para europeos (valga la redundancia) mientras los cuatro continentes que sus fechas son cercanas son para el resto del mundo, donde Yuuri participa, luego al final de la temporada sigue el Mundial. 

Asi que iniciamos una nueva temporada!! una año antes de la temporada olímpica las rivalidades comienzan a caldearse!!

Nos leemos pronto, cualquier duda hacerla y no se olviden que pueden estar pendientes de todo en mi pagina o grupo de face Kaory-madness

 

Reyes y Reinas del Patinaje

Entrenador espartano –Precuela

Capítulo 1: Conquistemos a la musa

Marzo había pasado, su primera temporada con Viktor también. La más exitosa en su carrera, cabe resaltar. Pues, increíblemente,  Yuuri llevaba dos medallas de plata y una de oro de importantes competencias. Las de plata eran del Grand Prix y del Mundial pasado; mientras la de oro era del Torneo de los Cuatro continentes; por supuesto no se sentía conforme ya que Yurio no había participado, a cambio “el hada rusa” había participado en el Campeonato Europeo.

No desmerecía a Ji y Seung que habían sido sus rivales como su compatriota Minami, pero realmente su puntaje les había superado por mucho. Luego, en el mundial, nuevamente quedó por centésimas por debajo de Yurio. Estaba decidido a que en esa nueva temporada ganaría el oro para su ídolo y... ¿amante?

Viktor y él no habían hablado acerca del tipo de relación que tenían, ni habían oficializado nada ante la prensa, lo cual había permitido todo tipo de especulaciones y unos sobrenombres francamente humillantes para él como “el calienta camas del campeón” en numerosas ravistas amarillistas de europa.

El campeón, el nombrado héroe de Rusia, su amado entrenador, había regresado a competir,  desbancando y destruyendo las esperanzas de todos los patinadores alfa. A palabras del mismo Viktor,  había decidido volver pues se había inspirado por su patinaje, lo cual le alegraba, pero sin duda sus competidores sintieron el peor bajón de sus vidas.

Viktor volvió para el campeonato ruso, por supuesto ninguno estuvo al nivel del “héroe de Rusia”. Yurio y Georgi competían en la categoría omega, mientras Mila en la alfa, ella quedó por debajo de Viktor por demasiado puntaje; sin embargo, no se le vio estresada, parecía haberlo asumido desde antes de patinar.

Luego volvió a obtener el oro en el campeonato europeo, de nuevo, ningún otro campeón del continente pudo oponerse a la inspiración del ruso; en cada entrevista dejaba en claro que su musa era  su omega japonés. Yuuri Katsuki no era consciente de que cada paso del alfa iba dedicado a su ser.

Para el Mundial dejó a JJ en tercer lugar mientras Chris volvió a tomar posesión del segundo lugar con muchísimo esfuerzo y una sustancial mejora de su rutina libre.

Con ello la temporada finalizó, sin anuncios oficiales, compromisos, o un Yuuri mordido por Viktor. Toda la prensa, especialmente la rusa, suspiró tranquila, el japonés solo era un bocadito que el campeón devoraba a voluntad, un pasatiempo adorable mientras encontraba al omega ideal ruso o rusa para formar una familia. En Rusia nadie creía que el lindo omega japonés fuera a ser tomado en serio, no llenaba las expectativas de pareja para el gran Viktor Nikiforov.

La prensa japonesa, por otro lado, le envía siempre sus buenas vibras, muchas omegas japonesas que conducían programas siempre le mandaban un cálido “Gambare, Yuuri-san” no para las competencias precisamente; sino para que finalmente atrapara a uno de los solteros alfa más codiciado del mundo deportivo y también del espectáculo.

Sea cual sea como lo disfracen, para “motivarlo” o “insultarlo” solo había una palabra para describir la imagen que el mundo tenía de Yuuri: “Un amante”, alguien con quien el campeón no se comprometía, pero que era bello, aunque no lo suficiente para lograr que Viktor deje atrás las buenas costumbres de desposar a un omega ruso. Muchos apostaban a que sería Yuri Pliesetsky. Creían que quizás solo esperaba  a que el muchacho madurara, mientras tanto para no faltarle al respeto, se divertía con el omega japonés. Guerras entre fans del japonés y fans rusas se desataban en las redes sociales sin tregua. Sus fans omegas y algunos betas le defendían a  capa y espada como un futuro buen esposo para el campeón, y es que el ser denigrado era como denigrar la buena crianza que los omegas japoneses recibían.

Por  muy seguro y profesional que Yuuri se haya vuelto en la pista de patinaje, en su vida personal seguía siendo bastante tímido. Se veía al espejo, veía a un omega atractivo pero rápidamente venía su cabeza ¿Lo suficientemente atractivo para Viktor Nikiforov?

No era un secreto para nadie que a la edad de Viktor muchos alfas ya poseían una casa cálida con un omega y numerosos cachorros. En el mundo los betas existían en mayor cantidad, pero los alfas eran quienes ocupaban los mejores puestos en algunos aspectos mientras sus parejas naturales en otros. Y es que, los beta tenían el mal instinto de adorar a los omegas mientras el de agachar la cabeza ante un alfa.

Sin embargo, dado que eran minoría, los alfas del todo el mundo trabajaban para que su población creciera. Algunas familias tenían líneas de sangre pura, solo alfas y omegas, jamás un beta en su linaje, estos tenían peso y talento aún más poderosos que los alfas en los que sus líneas de sangre se habían mezclado betas.

Viktor era uno de ellos, la prensa no cesaba de recordar aquello, pero olvidaban a propósito que Yuuri también era un omega puro. No disminuía a quienes no lo eran, pero le resultaba humillante que todos creyeran que había pagado los honorarios del alfa en la cama. Pues lo cierto era que más que unos besos, abrazos y caricias no habían ido más allá. Incluso en sus celos, Viktor siempre encontraba una manera de que lo pasase seguro pero lejos de él. No podía evitar pensar en darle la razón a la prensa rusa. Aunque le avergonzase, su orgullo se dañaba aún más pues Viktor no había dado muestras de querer que compartieran intimidad.

Mientras tanto,  el mundo entero nunca dejaba de hablar como era posible que Viktor Nikiforov fuera su entrenador siendo un alfa joven, fuerte, de buen linaje, sin enlazar. El morbo y la curiosidad siempre eran buenos temas para los programas de fin de semana de chismes en los países de interés sobre el patinaje, en el Internet no había foto de ellos que no fuere retuiteada, comentada y compartida.

Para su desgracia, él mismo tampoco entendía cómo. Por ello, las inseguridades llegaban cada cierto tiempo, siendo olvidadas cuando intempestivamente el peli plata lo besaba. Pero no era suficiente, por supuesto que para un omega de su edad no lo era. Su omega interno, ya adulto, reclamaba mucha más atención del alfa que le pertenecía.

— ¿Terminaste?—

Viktor ingresó a la habitación de Yuuri sin ningún problema y tan siquiera sin tocar. Ese tipo de actos daban señales erróneas al omega de Yuuri, era como si Viktor ingresase a su territorio, tomándolo como suyo; sin embargo no había más que ello. Estando tan cerca de que su celo iniciará, el omega interno quería acercarse a Viktor y ayudarle a liberar su parte más animal. Para Yuuri, el problema ya no era las confianzas que Viktor se tomaba con su espacio personal o sus lugares propios como su habitación, sino el que no le marcara definitivamente.

La sonrisa destellante del alfa hizo que el cuerpo de Yuri se calentara tan rápidamente. Sus mejillas abochornadas delataron su estado. Se comenzaba a sentir sofocado, y su omega interno le dictaba que el alfa que tenía enfrente sería capaz de calmarlo.

Se encontraban en Inglaterra, a punto de salir a un musical dirigido por la realeza británica para un evento de caridad. Viktor amaba ese tipo de eventos culturales, por lo cual esa noche irían a verla junto a Yurio, quien se arreglaba en su propia habitación.

El ruso,  con gesto amable,  le entregó una botella de agua y le tendió un par de pastillas de un color purpura. Yuri las tomó con cierto recelo, se mordió los labios. Su omega no deseaba tomarlo, no quería reprimir más su lado instintivo, a sus 25 años deseaba ser amado con la pasión que solo un alfa puede otorgar a un omega; Y era a Viktor quien su omega deseaba de alfa, quería seducirlo, quería saber que haría Viktor si entraba en celo. ¿En verdad podrían enloquecer a Viktor de pasión? Su omega interno deseaba comprobarlo.

 No era tan extraño como algunos pensaran que un alfa rechace a un omega aun cuando este en celo, aunque aquello sucedía cuando el alfa y omega formaban un lazo de protección de hermanos, que sucedía y a veces era confundido. Por ejemplo, era su caso con Pichit, mientras fueron compañeros Pichit siempre permanecía a su lado, sin ninguna connotación sexual, era como si este le hubiera adoptado como su hermano omega, aunque el mayor de los dos fuera Yuuri. Que Viktor lo mirase como un cachorro o hermano le aterraba.

—Te ves precioso en ese conjunto. Realmente tengo buen gusto. —Sonrío orgulloso de su elección.

Para Yuuri quien se veía fantástico era el ruso, exudaba una buena posición social por todos lados con aquel traje formal de corte británico que parecía contener toda la fuerza y elegancia de sus músculos. En su caso, usaba uno de los trajes formales de omega. El ruso le había pedido que usase un kimono, pues muchos omegas optaban por usar el traje ceremonial de su país de origen. Pero Yuuri lo descartó, no quería llamar tanto la atención, aunque, sin duda el traje elegante que Viktor había escogido no le libraría de los ojos ajenos.

Traía puesto unos pantalones negros que formaban las curvas de sus piernas y parte trasera, mientras tenía puesto una camisa que permitía entrever su pecho unos 8 centímetros debajo de las clavículas, sobre este traía puesto un blazer azul cobalto, ceñido a su cintura por un cinturón dorado, al igual como el colgante que llevaba en el cuello de oro, regalo de Viktor.  Su blazer brillaba levemente gracias a las decoraciones de pedrería que Yuuri no quería calcular el precio,  y su cintura se veía apeteciblemente pequeña.

Aquello también era otro punto aparte ¿Por qué Viktor se esforzaba por lucirlo tanto? ¿Un alfa acaso no era celoso? Sin poder evitarlo agachó su mirada y apretó las pastillas en sus manos.  

El pleitplata notó que el joven japonés solo se quedaba viendo las pastillas sin tomárselas. Su actitud le extrañó. Y que no las tomase era peligroso para ambos. Ese exquisito olor que desprendía de su cuerpo se hacía más fuerte.

—Yuuri, sabes que si no las tomas pronto podrías…

— ¡¿Y qué?!—Reclamó levantando la voz.

—Yuuri ¿Qué te sucede? ¿Estás nervioso? Sé que te pone ansioso ir a un evento tan elegante, pero…

— ¡No es por el evento!—Le respondió sin poder contenerse lanzando las pastillas.

Al percatarse de su reacción se tapó la boca, avergonzado consigo mismo por haberle respondido a Viktor, quien más que un entrenador era su compañero y su soporte, aunque nada más…

—Lo siento, Viktor. Estoy siendo injusto. —Susurró bajando la mirada, girando levemente su cuerpo. No estuvo bien su reacción, lo sabía, pero tan cerca de su celo, su omega interno se manifestaba indignado y dolido.

Alzó un poco su cabeza sin atreverse a mirar al rostro a su mayor, solo se quedó asombrado mientras observaba como el cuerpo de Viktor temblaba levemente ¿Acaso estaba tan molesto con él? Sintió a su omega interno llenarse de ansiedad ante la idea de haber herido a su alfa.

Sin embargo, su sorpresa fue mayor cuando el alfa le tomó del brazo, lo atrajo a su cuerpo hasta que ambos pechos chocaron. Con su otra mano le tomó del mentón, se lo alzó y sus labios tomaron posesión de los de Yuuri.

No eran como los besos anteriores, tiernos o con respeto, Viktor invadía su boca sin tregua, con el instinto dominante a flor de piel.

El pelinegro sintió como su cuerpo sentía la necesidad de restregarse contra el otro, pensando que era una gran oportunidad para hacerle perder la razón. No se sorprendió de sus propios pensamientos, era un omega y estaba muy cerca de su periodo de celo. Muy probablemente las pastillas le mantuviera fuera de este por el tiempo necesario hasta volver a Rusia donde sería encerrado a calmarse solo.

Pensando en las largas horas entre sedado y llorando por un alfa que no ingresaría a la habitación, Yuuri apresó la nuca de su entrenador, apegó más su cuerpo al de Viktor logrando que ambos emitieron un jadeo. El peli plata clavó sus dedos en sus caderas, apretándoselas tan posesivamente que sintió un enorme placer recorrerle, gimió agudamente.

El alfa se separó luego de aquel sonido. Su respiración era agitada, sus ojos azules irradiaban un brillo peligroso, nunca había visto a un alfa en un estado de excitación tan claro. En uno de sus jadeos en busca de recuperar el aliento, Viktor dejo ver unos colmillos listos para marcar a su pareja.

— ¡Viktor!—Exclamó Yuri entre ansioso y asombrado.

Pero el peliplata le volvió a atraer solo para abrazarlo confortablemente mientras posaba su cabeza en su hombro. Mientras tanto, su aliento pesado chocaba dulcemente contra la glándula omega, aquella donde su alfa definitivo le mordería para reclamarlo como suyo. La lengua de Viktor pasó suavemente por aquella zona,  llevándole una rica sensación de sumisión; en respuesta el omega ladeo su cuello cándidamente, dejando atrás cualquier moral que sus padres le hubieran enseñado.

—Eres realmente injusto, Yuuri. —Suspiró el alfa, aun desde el cuello del omega.

Los brazos del alfa se cerraron a su alrededor, se sintió pequeño y atrapado entre ellos. El peso de Viktor caía sobre él,  obligándolo  a inclinarse hacia atrás: un peligroso deseo de que lo tumbara al suelo le sacudió.

—Hueles tan bien, no tienes idea de cuánto autocontrol tengo que tener para no tomarte aquí mismo.

Su voz resonaba cálida en su cuello, en aquella glándula que deseaba ser mordida.

— ¿Por qué no lo haces?—Pregunto tímido pero deseoso.

— ¡Yuuri! —reclamó—Si te me ofreces así, dudo que pueda aguantar ¿si recuerdas que salimos de viaje en busca de inspiración para tu nuevo programa verdad?

El omega abrazó más fuerte a su entrenador, reconfortándose al sentir su calor sin desear salir de aquel lugar. Claro que lo sabía, lo cual indicaba que seguía compitiendo, que iban por sus sueños. El problema era su animal interno que clamaba por atención, por una marca en su cuello que le aseguraría que aquel alfa le pertenecía.

—No quiero que me dejes, Viktor. —Confesó.

— ¿Por qué me dices eso, Yuuri? ¿Acaso no he sido claro?—Preguntó el ruso evidentemente dudoso.

Yuuri se separó, sintiendo sus mejillas arder, alzó su cabeza y le miro serio.

— ¡Por supuesto que no lo has sido!—Le reclamó para sorpresa del patinador alfa.

— ¿Qué sientes por mí, Viktor? ¿Qué quieres de mí? ¿Solo estas teniendo un affaire por mi o… es un aventura?

El alfa abrió sus ojos, entendiendo que los chismes que se habían difundido en la prensa rusa y americana habían calado dentro de Yuuri.

—Mi katsudon—Dijo con ternura, tomando su barbilla con cuidado, mientras con su otra mano acunaba su mejilla— ¿Es posible que creas que no te estoy tomando en serio?—Le peguntó serio.

Al decírselo de esa manera logró que Yuuri bajase la mirada entristecida pero también revelándole que tenía razón.

No eran solo los insultos que disparaban contra el pelinegro, sino que debía reconocer que sus compatriotas eran realmente crueles con el japonés: Un programa de la semana pasada había hecho un reencuentro de los posibles mejores candidatos para ser su omega y por supuesto dentro de aquel circuito no estaba Katsuki Yuuri.

Habían hecho demasiado barullo porque se reencontró con una de sus antiguas amantes, una omega rusa, que por cierto estaba felizmente enlazada y en la espera de un cachorro, a la cual solo había acudido porque ella sabía moverse en el mercado de revistas para acordar una sesión de fotos para Yuuri. Pero la ética dentro del medio televisivo no existía. No les importaba que ella estuviera casada y embarazada o que él tuviera a Yuuri.

—Viktor, aunque no lo creas he aprendido mucho ruso. Y en esa entrevista decía claramente…

—Te explique porque la fui a ver. Ella está casada y  preñada, muy feliz esperando a su primer cachorro.

— ¿Y eso te entristece?

—No—Finalmente Viktor perdió la paciencia- Me alegra, lo nuestro era vacío y no nos satisfacía para nada a ninguno. —Aseguró, acunando el rostro del menor.

“Satisfacer” Yuri también se preguntaba si sería capaz de satisfacer a un alfa como Viktor, tan lleno de experiencia en todos los ámbitos. A veces pensaba que Viktor no lo tocaba porque lo creía como un niño, no lo suficiente capaz.

— ¿Qué es lo que realmente te preocupa, Yuuri?—Preguntó el alfa sabiendo que no solo eran celos lo que su precioso omega sentía.

— ¡Que no te importa…! me llegan montones de declaraciones de otros alfa y betas. Me coquetean en las reuniones y tú solo eres alegre. Me vistes de esta manera tan provocativa… Realmente pienso que me vez como un hermano menor, como tu protegido. Nunca has insinuado que quieras compartir un celo conmigo, ni siquiera que desees acostarte conmigo...—Susurró impulsado por su omega. No podía retener más las dudas que se presentaban en su interior.

Lo sentía, cada vez sentía su animal interno chillando y aclamando por la atención de su alfa, a quien consideraba su alfa destino. Quizás no tenía derecho a llamar a Viktor como alfa destino, pero simplemente por su lado no podía verse a sí mismo compartiendo una vida y la carga de ser un omega enlazado con otro alfa que no fuera Viktor.

— ¿Crees que si no te deseara como mío te besaría de esta manera?

Era muy extraño verle perder el control, pero le fascinaba esa voz tan grave y demandante. Viktor le atrajo nuevamente envolviendo sus labios con los propios, violando su boca con su lengua sin tregua, absorbiendo su saliva y succionado fuertemente. Gimió audiblemente en respuesta al ataque, rindiéndose sumisamente a los demandas del alfa.

—Yuuri, quizás no he sido claro contigo. Pero te amo, quiero que seas mi omega. —Aseguró, tomándole del mentón con una mano mientras que la otra paseaba sensualmente por su espalda. — Y no estoy dispuesto a cederte a nadie. No sé si lo sientas como yo, pero estoy seguro que eres mi omega destino.

—Yo también, Viktor. Tampoco quiero cederte  a nadie.

Viktor sonrió al sentir las manos de su pupilo aferrarse a su saco, nuevamente se abrazaron y le acarició los cabellos con ternura.

—Mi hermoso omega. Eres mío—Le susurró en su oído—Sin embargo, conozco este mundo. Necesitamos los patrocinadores. Además hay formas más educadas de marcarte como mío. —Sonrío pícaro.

— ¿He?

—Puede que no lo notes, Yuuri. Hay formas sutiles en los que un alfa marca su territorio. Sí, es cierto me gusta lucirte, que todos vean que poseo el omega más hermoso y deseable. Pero eso no significa que vaya a dejar que alguien más te toque.

— ¿Entonces por qué...?—Se quedó callado, enfrentándolo a sus ojos, le costaba terminar las palabras.

—Ahh—Rio el alfa— ¿Estas preocupado porque no te he marcado? ¿Porque no he mordido aquí aun?—Le dijo brindándole un pellizco en la glándula omega, ante lo cual el omega gimió suavemente de deseo. —Eso es porque quiero marcarte como se debe, y cuando lo haga quedarás preñado. —Aseguró con aquella voz que inflamaba el fuego de la lujuria en cualquier persona.

Yuuri sintió muchos nervios ante esa posibilidad, inconscientemente había olvidado ese pequeño detalle. Por supuesto que quería cachorros con Viktor, pero no en ese momento.

Él se sentía responsable de Viktor, quería enorgullecerlo, deseaba romper el mismo récord que él para que pueda estar orgulloso de mantenerlo a su lado por siempre.

Gracias a aquel pensamiento su mente se volvió un poco más racional, con lo cual recordó que si eran pareja destino y a la vez tenían intimidad durante un celo sin protección, fácilmente y aun con inhibidores podría quedar preñado. Si quedaba preñado tendría que despedirse del hielo, al menos como deportista. Podrían decir lo que quisieran sobre superación personal, pero lo cierto era que recuperar su condición física como deportista luego de quedar embarazado no era algo fácil y podría causar daño a su cuerpo. Sin lugar a dudas tendría que suspender su carrera por unos tres años, perdiéndose las próximas olimpiadas. Tenía 24 años, no estaba en un momento donde pudiera tener pausas, su imagen desaparecería del medio.  Además, los patrocinadores más grandes apoyaban a los omegas sin ninguna marca. Un omega aun con novio seguía siendo fantasía de muchos alfa y betas, pero una vez con una marca era automáticamente posesión del alfa, la atención de los alfa disminuiría drásticamente. Y, aunque realmente no fuera una persona que gastase mucho dinero, lo cierto era que su reciente despegue finalmente le había permitido poder sostener su carrera con la administración de los recursos que sus patrocinadores le brindaban así como su imagen finalmente se hacía famosa en su país. Como todo el mundo, deseaba poder mantenerse y aportar a su casa haciendo lo que le más le gustaba.

Comprendió el gran sacrificio que hacía Viktor. Se sintió culpable de haberlo tentado, de haber inclinado su cuello provocativamente buscando ser mordido, estando a punto de tirar por la borda todo el trabajo de ambos. Finalmente era reconocido, pero ese reconocimiento no duraría si lo echaba a perder, no podía permitirse caer en los deseos de su omega interno. Sin embargo, ahora comprendía los deseos internos de su alfa,  le dolía no poder complacer los instintos primarios de su alfa.

—Lo siento, Viktor.

Se abrazó a él nuevamente. Su aroma le provocaba, hacía lloriquear de necesidad a su omega interno, era difícil intentar suprimirlo.

—No te preocupes. Yo también quiero todo eso. —Le correspondió el abrazo— Quiero dejarte preñado de mis hijos, que tengamos muchos cachorros y claro muchos amigos para Maccachin—Río. —Pero, sobretodo quiero que seas feliz. Me siento tan orgulloso de ti. —Le indicó cariñosamente, mientras le acariciaba sus cabellos.

—Yo voy a hacer que te sientas más orgulloso de mí. —Declaró firme Yuri.

Sus labios se encontraron suavemente. La forma lenta en que las manos de su pareja bajaron, para hacer presión en sus caderas le indicó que era un buen momento para tomar los supresores. Viktor podía poseer el mejor autocontrol que hubiera visto, pero si seguía tentándolo,  seguramente le diría adiós al Grand Prix Final.

—Buen chico—Le felicitó Viktor cuando le pidió sus pastillas. El peliplata le tendió dos pequeñas capsulas y Yuuri las tomó de inmediato.

Luego de ello, por puro impulso se alzó y le dio un pequeño beso en la mejilla.

—No pude evitarlo. —Se disculpó el omega.

— ¡Yuuri, vas a hacer que me olvide de la competencia!

Le sujetó de la cintura, ambos se miraron y rieron. Viktor  se acercó pero no le besó en la boca sino que le dio un beso en la mejilla y luego dirigió sus labios a su oreja.

—Sin embargo, creo que después de tu celo puedo atreverme a tomar la primera vez de mi pareja.

Yuuri enrojeció rápidamente e inició a balbucear sin saber que responder.

—Pero...

—Lo sé. Había esperado que nuestra primera vez fuera en un celo donde ya pudiera marcarte, pero no puedo esperar más para conocer tu cuerpo. —Le beso en los labios fugazmente— ¿Puedo? ¿Me dejarías arrebatarte tu primera vez aunque sea fuera de un celo?

—Sí, Viktor.

Y sin poder evitarlo con los ojos entrecerrados ambos se encontraron e iniciaron un beso lento,  hasta que los toques casi patadas en la puerta les interrumpió.

— ¡Par de calentones, estoy listo hace décadas! ¡Viktor, fuiste tú quien me arrastro a este evento, date prisa!

Aquellas palabras hicieron sonrojar a Yuuri.

— ¡Gracias, Yurio!– Gritó Viktor

El alfa se tomó su tiempo para acomodar el traje que había escogido para su omega. Le ayudó con las gotitas antes de ponerse los lentes de contacto, y a acomodarse el cabello hacia atrás. Viktor suspiró enamorado, se posó detrás del omega y lo acercó al espejo, le brindó un beso en su mejilla.

—Ya estás listo, precioso.

………………….

El recibimiento que tuvieron como invitados fue magistral, realmente se sentía alguien importante ante tanto protocolo y saludos respetuosos. Se aferró al brazo del alfa, quien caminó seguro; al otro lado de Viktor, el vándalo ruso se comportaba adecuadamente viéndose divino también. A pesar de su juventud su elegancia era notable.

Finalmente ocuparon sus lugares entre el público, en la tercera fila desde adelante. Yuuri se sintió aturdido cuando la propia reina Isabel II de Inglaterra se encargó de los saludos oficiales, los agradecimientos por colaborar con aquel evento de caridad y al público que seguía el espectáculo por TV o streaming. Viktor y Yurio le habían explicado que aquel evento era organizado por la realeza británica desde hace muchísimas generaciones, era parte de la tradición de aquel país.

Cada uno de los tres patinadores tuvo su favorito entre los espectáculos presentados. Yuuri tenía algunas ideas para sus programas; pero todo ello acabó cuando inició una presentación especial. Una que se llevaría su aliento al completo.

Era la presentación de la noche, por la que todos habían esperado desde el público en los palcos a las personas que seguían el evento  vía Tv o Streaming. Yuuri pudo notar como Viktor y Yurio parecían acomodarse sobre sus asientos, afilar sus miradas, preparar sus sentidos para el próximo disfrute.

Japón no era un país inculto, todo lo contrario, pero tenía muchas afluentes culturales propias, por lo cual quizás tenía un poco de desconexión con lo que venía a continuación. Yuuri entonces se acomodó, tuvo la sensación de querer acomodar sus anteojos inexistentes pues Viktor le había hecho usar lentes de contacto por esa noche.

El mismo príncipe alfa heredero presentó a los siguientes artistas, Yuuri sintió una repentina excitación por lo que acontecería, todos a su alrededor silenciaron sus voces, incluso podía decir que parecía que intentaban hacer el menor ruido respirando.

Las luces de todo el Teatro se apagaron, dejando solo la iluminación blanca del escenario, las cortinas se corrieron y Yuuri pudo ver a una joven omega de piel canela siendo cubierta por seis alfas de terno negro con estilos y edades diferentes, pero al mismo tiempo poseían una mirada que te capturaba. Los hombres, seguramente los tenores, se dispersaron, dejando ver a la joven muchacha que tenía un vestido blanco, el cual acentuaba sus curvas naturales y contrastaba con su piel bronceada, así como sus ojos negros y sus labios de color sangre. Su mirada parecía haber encontrado algo cautivante. Ella había sido hipnotizada,  era lo que la historia quería contar, Yuuri lo interpretó.

Al fondo de ellos, había una imagen, era un mascara blanca. Yuuri sintió un cosquilleo familiar, le parecía que en su niñez vio una película sobre la obra que ahora presenciaba. La música pronto resonó, el sonido del piano era como un himno que quebraba sus espíritus; sus oídos finos de omega quedaron atrapados ante ello y no pudo ni siquiera respirar correctamente. Bien decían que la música podía producir un placer similar al sexual, bueno él no había probado el sexo, pero podría decir que hasta el momento no existía nada más placentero que una pieza musical bien recreada, pero sobre todo el presentar aquella pieza sobre el hielo. Casi de sus labios escapa un ronroneo de satisfacción.

La muchacha de los ojos hipnotizados empezó a cantar como si su voz no le correspondiera, con una sonrisa llena de satisfacción pero que de alguna manera lograba que el público sintiera entre miedo y tristeza por ella. Su voz aguda y preciosa siguió resonando, cantando sobre un fantasma que estaba ahí, al lado de ellos, susurrándole con su voz de alfa. Su rostro configuraba una perdición, unas ganas de seguir atrapada en el hechizo del Fantasma de la Opera.

Uno a uno de los alfas daban un paso hacia delante para cantarle a la muchacha o más bien para controlarla, para sumergirla a las profundidades de sus encantos para que ella nunca notase las heridas detrás de la máscara. Esos pasos detrás de ella eran como representar a las sombras, ella era el bello rostro, la máscara de los otros seis hombres, de las seis partes del Fantasma.

Yuuri quedó fascinado; cuando lo comprendió su piel se erizó, sus bellos corporales se encresparon, su rostro se sonrojó, llevo sus manos a su boca. El canto agónico de ella lleno de angustia su corazón, cada una de las sombras le ordenaba seguir cantando por largos segundos, cada vez más fuerte, más potente, demostrando su amor y devoción con su voz y garganta siendo reventada subiendo de escalas en los tonos hasta que finalmente ella quedase sin voz.

Cuando acabó, Yuuri tenía lágrimas contenidas en sus ojos, había quedado francamente cautivado, también había sido poseído por el encanto del Fantasma de la Opera.

Los aplausos no se hicieron esperar, Yuuri inició a aplaudir muy entusiasmado.

—Cálmate, katsudon, pareces un novato.

Yuuri entonces volvió a su lugar, había quedado atrapado por la historia. Giró a su lado Yurio y Viktor también aplaudían pero aún permanecían con la espalda apoyada en el respaldo con esa pose tan característicamente arrogante en ambos.

—Lo siento—Se disculpó avergonzado.

Viktor sonrió peligrosamente, le tomo de la mano e hizo que se sentara nuevamente como debía.

—Parece que el encanto de esos sexys alfas logró cautivarte. —Le susurró.

El omega se encogió como si hubiera sido atrapado en una travesura.

—Es la historia, es muy hermosa. —Respondió defendiéndose.

—Y muy trágica…—Susurró Yuri ruso— ¿Nunca has visto la obra del Fantasma de la Opera?

—No, solo vi la película con Yuko-chan hace mucho tiempo.

Viktor sonrío.

—Bueno, será momento para que te enseñe todo sobre ello. Me parece que has encontrado tu respuesta, Yuuri.

Los ojos de ambos se encontraron, no hacía falta que comentasen algo más. Yuuri asintió con firmeza, con sus puños apretados, estaba decidido, quería aprender más sobre esa bella historia, pero sobre todo, necesitaba interpretar con su cuerpo todos aquellos sentimientos que había producido en él.

Como era costumbre, un baile después del Evento de Caridad se llevó a cabo en uno de los más lujosos hoteles de Londres. Perdidos en medio de muchas parejas, luego de saludar a la prensa y a los conocidos de Viktor, alfa y omega se deslizaban suavemente por la pista. Yuuri era guiado por Viktor con elegancia por la pista al son de la suave música. Y entonces una idea rondo por la mente del menor.

—Ahora que lo pienso… mucha gente de la prensa piensa y comenta que yo soy solo una manera en que tú puedas dominar la categoría omega también. Soy como tú mascara en el evento omega. Que solo me manipulas como un instrumento más.

El alfa se sorprendió de tales palabras de su pupilo. Él también lo sabía. Quizás un poco de ello había tenido en sus intenciones iniciales, sin embargo se había sentido interesado y atraído, al menos físicamente por su actual pareja desde que lo vio en Sochi patinar.

—No es verdad.

—No, no lo es. Pero...—Yuuri sonrío de aquella manera que hacía que el cuerpo del alfa se estremeciera y quisiera olvidar que debía esperar para que ambos pudieran aparearse. — ¿Por qué no le damos lo que quieren, Vitya?

Aquel susurro dicho con sus ojos destellando peligrosidad, sus labios curvados en una sensual sonrisa y esa mirada sin vergüenza era la perdición de Viktor. Atrajo el cuerpo de su omega más cerca de él, logrando que ambos contuvieran un jadeo.

—Como tú digas mi nueva musa, mi nuevo ángel del patinaje.

Viktor tomó la palma de su mano se la besó y se inclinó. La presentación para la nueva temporada seguramente daría mucho de que hablar pero sobretodo arrasarían con los corazones de la gente: seducción, peligrosidad, tragedia, todo ello expresarían a través de sus cuerpos y quizás de sus propias vidas.

 

 

 

Notas finales:

Eso es todo por ahora y espero sus comentarios al respecto. EN el próximo capitulo los primeros acercamientos de yurio y JJ, así como el celo de Yuuri sumamente cerca


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