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¿Puedo ser tu novio? por Rhape

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Yuri Katsuki no podía creer lo que estaba sucediendo.


Viktor Nikiforov, el chico más popular de la universidad, le estaba hablando. No sólo eso sino que..., acababa de declararle su amor.


"Yuri, sé que esto es muy repentino, pero de verdad me gustas mucho." Decía Viktor mientras jugaba a enredar su largo cabello plateado entre sus dedos. "¿Puedo ser tu novio?" Preguntó con las mejillas sonrojadas.


El de ojos ámbar parpadeó varias veces seguidas, confundido, también con las mejillas ruborizadas. Desde hacía rato que su cerebro había dejado de funcionar, desde que Viktor le habló y lo jaló hacia un lugar apartado de todos, y ahora sus músculos temblaban como gelatina tras oír su declaración.


En serio esto no podía estar pasando... ¿o sí?


¿Pero cómo?


Él y Viktor nunca había hablando antes, ni siquiera tenían las mismas clases, mucho menos las mismas amistades, ni siquiera la misma edad. Incluso le sorprendía el hecho de que supiera su nombre en primer lugar. Por supuesto que Yuri ya sabía el de Viktor, tenías que ser nuevo en la facultad para no conocerlo.


Viktor destacaba de entre todos los estudiantes por su belleza y su personalidad tan afable, además de ser capaz de hacer suspirar a cualquiera con su sonrisa tan radiante, misma que le estaba dedicando justo en ese momento. Obviamente todas aquellas cualidades atraían a las chicas (y algunos chicos) que siempre andaban tras de él. Entonces, ¿por qué... de tantas mujer atractivas que tenía a sus pies, tuvo que declararse a él?


Una broma.


Sí, eso debía ser, una broma muy cruel. Jamás se imaginó que alguien como Viktor fuese ese tipo de personas, pero tampoco era como si lo conociese para estar al tanto de su retorcido sentido del humor.


Yuri alzó la mirada y se dio cuenta que Viktor aún le sonreía, esperando una respuesta positiva. Pero no iba a dársela.


"A-ah...yo..." Aclaró la voz, no queriendo que se notaran su nerviosismo. Se llevó una mano a la sien e intentó centrarse en el cómo decir la siguiente frase. "N-no estoy interesado. Lo siento." Solamente decir aquello, sus pies se movieron por sí mismo y comenzó a correr, dejando atrás a un sorprendido Viktor que evidentemente no esperaba ser rechazado.


Yuri continuó corriendo lo más aprisa que pudo, y sólo cuando estuvo seguro de estar lejos de la escuela fue cuando por fin paró, respirando agitado. Su corazón latía tan fuerte que dolía. Se sintió tan avergonzado de sí mismo por escapar de esa manera, pero realmente no pudo soportar la mirada expectante de aquello ojos azules.


No es que estuviese enamorado de Viktor o algo así. Pero tampoco le resultaba indiferente.


Yuri era uno más de tantos que se encontraban cautivados por el aspecto angelical de Viktor. Y si no fuese porque estaba seguro de que se trataba de una broma quizás habría dicho que sí...


Dio un último suspiro largo, intentado tranquilizarse y controlar su respiración. No quería que sus padres o su hermana lo notasen agitado y le hicieran preguntas. Simplemente quería olvidarse de lo sucedido, dejarlo como una de esas experiencias de las que te ríes ya que eres anciano.


Yuri tuvo la suerte de que al llegar a casa su familia no estaba. Comió, se encerró un rato en su habitación y después salió a la pista de patinaje a entrenar. Patinar era su pasatiempo favorito.


Mientras se deslizaba por el hielo no podía dejar de pensar que esperaba que Viktor no fuese un patán y lo volviera a molestar, o que se lo contara a su grupo de amigos para que también lo molestaran.


Resbaló y cayó varias veces sobre la pista, y no fue que hasta uno de sus pies comenzó a doler que decidió parar, no queriendo provocarse un desgarre muscular.


Al día siguiente, en la escuela, Yuri caminó con precaución por los pasillos, atento de que no hubiese gente señalándolo o burlándose de él, sin embargo, todo parecía normal. Quizás... no se había tratado de una broma para él, quizás Viktor habría perdido una apuesta y fue casualidad que Yuri pasara por ahí en ese momento,


Suspiró cansado. No tenía caso seguir pensando en eso, además, seguro que Viktor no le volvería a hablar nunca, no después de aquella retirada tan vergonzosa. Yuri apenas había podido dormir en la noche y le dolía la cabeza, también podía sentir sus ojeras cada vez más pesadas. Hubiese sido mejor haberse quedado en casa. Pero ya estaba en la escuela, lo menos que podía hacer era asistir a un par de clases antes de marcharse.


Durante el periodo del primer descanso se acurrucó en su pupitre con la intención de dormir unos minutos, pero su amigo Phichit lo asió del hombro.


"Yuri, ¿te sientes mal?" Le preguntó preocupado, pero el de ojos ámbar le sonrió débilmente de vuelta.


"Estoy bien, Phichit...Yo...eh...Estuve patinando hasta muy tarde." Mintió.


"¡Oh! Ya veo. Entonces deberías ir a la enfermería, tienes cara de que te vas a enfermar. Esto te pasa por pasar tanto tiempo en el frío." Rió y le dio un par palmadas en la espalda, seguramente intentando animarlo.


"En ese caso yo lo llevo." Escucharon decir a una voz no perteneciente a alguien de su clase pero que aún así reconocieron enseguida. Era Viktor, quien estaba parado en la puerta, con un grupo de chicas tras de él con sus ojos hechos corazones; pero pronto entró al aula para quedar frente a Yuri.


"¡¿Eh?! ¿Desde cuándo Viktor y tú son amigos?!" Exclamó Phichit con sorpresa.


"Pe-pero...nosotros no..." Yuri intentó contestar, pero en serio le dolía la cabeza, peor aún, no quería haberse encontrado de nuevo con aquel hombre y su sonrisa tan... Qué raro, no se veía tan radiante como el día anterior. Quizás ya estaba delirando.


"Yuri, en verdad no te ves muy bien." Viktor lo tomó de las mejillas, después pasó sus manos por todo su rostro, desde su cuello hasta su frente, quizás buscando indicios de fiebre, pero lo único que consiguió fue hacerlo ruborizar. "Oh. Y tu cara está muy roja." Rió. "Creo que debemos darnos prisa. ¿Quieres que te lleve cargando?"


"¡N-no! Gracias... Pu-puedo caminar."


"Viktor, deja que alguno de los chicos lo lleve." Rogó una de las chicas que lo seguían. "Quédate con nosotras, ¿síiiii?"


"Lo siento, Yuri es más importante." Contestó con simpleza y una sonrisa de disculpas. Tomó al mencionado de una mano y lo guió hacia la enfermería.


O allí es donde se suponía que tenían que haber ido, pues Yuri se percató, además de las miradas envidiosas de muchas chicas, que se dirigían hacia la azotea del edificio. Por puro instinto intentó zafarse del agarre de Viktor, pues no sabía lo que estaba sucediendo y el cansancio lo hizo sentirse un poco paranoico.


El de cabello plateado, al percatarse que Yuri se resistía, desistió de llegar a lo más alto y se detuvo. Y ahí, entre los escalones, apoyó a Yuri contra la pared y acercó sus rostros, pegando sus frentes.


Yuri se quedó inmóvil, se había paralizado de nuevo, Viktor parecía tener ese particular efecto en él. Mirando a aquello ojos azules sintió una mezcla rara de sensaciones en su pecho y un escalofrío recorriendo por su espalda. Entonces bajó la mirada hacia la boca de Viktor que se había abierto para decir algo, o eso creyó, porque lo siguiente que supo es que sus labios se estaban rozando.


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