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¿Eres realmente mío? por Elle Trancy

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Notas del fanfic:

https://www.wattpad.com/myworks/105911657-%C2%BFeres-realmente-m%C3%ADo-yoonmin

Me abrí de piernas comiéndome con la mirada a aquel chico pelinegro quien a su vez: Se relamía los labios al deleitarse con la espectacular vista que yo le ofrecía. Decidí agarrarme de los acabados de la cabecera de la cama y le mostré mi más tierna sonrisa a mi compañero. El esbozó una pequeña carcajada y gateo hacia mí, como si de un depredador se tratase. Y yo era su presa. Me haló una pierna para que yo me acostara, aun así no solté la cabecera.

Aquel chico era muy joven, mucho más que yo. No pasaría de los diecinueve, pero demonios que sabía lo que hacía.

Justin – yo lo llamaba así porque era su seudónimo, en realidad no sabía cómo se llamaba – rompía con los estereotipos que normalmente yo tenía. Aquellos que yo solía profesar a voz alta cuando el tema salía a relucir: Que los chicos jóvenes nunca iban a superar la experiencia de los hombres mayores. Los adultos que solía frecuentar siempre complacían mis expectativas, fornidos, velludos y con la experiencia de los su vida añejando el movimiento de sus caderas. Este chico simplemente partía todas mis teorías casi de la misma manera en la que me rompía a mí.

Sentí su lengua subir por el interior de mi muslo y al llegar al final dejo una mordida que me hizo gemir.

El único problema que yo siempre tenía con los mayores era que no resistían tanto como yo lo necesitaba. Que, además, no eran tan creativos. Ya el sexo se había vuelto parte de ellos, tantos años experimentándolo, probando cosas nuevas, extrañas, prohibidas...EXCITANTES... Todo aquello me había hecho buscar por otro lado lo que buscaba. Y en Justin lo había encontrado.

Subió por mi abdomen lamiendo y mordiendo todo lo que se encontraba a su paso hasta llegar a mi rostro. Elevando mis caderas con sus fuertes brazos y –como yo estaba semi-sentado- me subió sobre sus piernas y sin dejar de tener esa picardía que parecía haber nacido gemela con su sonrisa. Comenzó a besarme lentamente pero fuerte. Atrapaba mis labios tan fuerte que la sangre dejaba de circular por los mismos por un momento. Tomo mis nalgas y las abrió para, con destreza y sin desconcentrarse, adentrarse en mí. Él ya sabía que no me gustaba que me prepararan, era más placentero cuando se abrían a la fuerza dentro de mí.

Apreté el agarre en la madera de la cama de aquel costoso hotel.

Soltó mis labios y yo sentí que fallecería. Me encantaban los besos de este chiquillo. Pero comprendí que mi oreja se veía tentadora a sus ojos. Lamió desde mi quijada hasta mi oreja, chupando mi lóbulo para luego morder el cartílago de mi oreja sin dejar de darme tan duro que mi cabeza golpeaba contra la madera de donde me agarraba.

- Oh, Minnie... - ronroneó en mi oído.

Yo como un niño bueno que era sólo me limite a dejar que el hiciera conmigo lo que quisiera, porque mientras no parase, todo estaría bien, gemí fuerte y sin vergüenza de que me escucharan. Estaba seguro que los autos que transitaban por la calle ya me habían escuchado.

. * . * . * . * .

Arreglé mi cabello peinándolo hacia ambos lados. Ya se cumplían dos meses que había dejado el rosa de lado para volver a ser castaño, siendo sincero, no pensaba cambiarlo en mucho tiempo.

El perfume vino después; Era como mi arma letal ¿A quién no le gustaba estar con alguien de oliera divino?

Di un último vistazo a mi reflejo en el espejo. Todo perfecto, todo impecable.

Sonreí ante la satisfacción. Amaba como mi físico y mi cara tierna chocaba de una manera sorprendente. Si bien no era muy alto y mis manos eran pequeñas; Había muchos atributos que compensaban y me ayudaban a ser simplemente sexy e irresistible.

Estos atributos eran mis abs y mis glúteos. Había sido bendecido naturalmente por los dioses y eso, en mi condición era todo a mi favor.

Después de todo, a nosotros los ninfómanos, si no obtenemos rápido lo que queremos, las cosas pueden ponerse muy feas.

Y más para alguien tan caprichoso como yo.

Estaba demás decir que mis escapadas como la de hoy, por las noches, eran únicamente para sexo sin compromiso.

Esta vez vería un tipo con el que no me había encontrado antes.

Mire el anillo en mi dedo y lo acaricié con la punta de mis dedos. Era un tesoro para mí. Era la puerta ya abierta para el éxito y la felicidad en mi mundo.

Tomé mi teléfono y las llaves dispuesto a salir a mi ansioso encuentro. Giré la llave y abrí la puerta.

La sorpresa nada grata me golpeo enseguida.

- ¡Yoongi! – Exclamé con el corazón en la garganta.

- Park Jimin... ¿A dónde se supone que vas a ir a esta hora? – interrogó con los brazos sobre su pecho.

Tartamudee sin poder huir de su acusadora mirada.

- I-iba a comprar algunas cosas ¿Quieres acompañarme?

- ¿Te arreglaste... - Adelantó un paso y aspiro mi perfume – y perfumaste para ir a la tienda? – interrogó volviendo a su posición inicial.

Yo tragué en seco y fingí una risa.

- Ya me conoces, amor, no puedo salir si no estoy presentable ¿Qué esperabas?

Me acerqué y le plante un beso en los labios, él no me rechazó pero tampoco me correspondió. 

- ¿Te quedarás, verdad? – Le abrace el cuello y lo atraje hasta dentro del departamento.

Una vez dentro, patee la puerta para que se cerrara y continúe con nuestro beso hasta que conseguí que me correspondiera.

Me tomo del cabello con una mano y con la otra me agarro una nalga. Gemí en su boca a propósito.

Me subí sobre él, envolviéndole la cadera con mis piernas dejándome llevar a la habitación.

Yoongi era un chico sencillo, noble y frio pero amable. Era todo lo contrario a mí, y también seguía siendo hombre...

Aunque no fuera un adicto al sexo como yo, tampoco podía negársele. Claro está.

El problema radicaba en mí. Con Yoongi yo había tenido la mejor de las suertes: Él era el único que podía seguirme el ritmo, el que más duraba y más resistencia tenía. Era el amor de mi vida, y mi razón de seguir adelante...

Pero, como ya lo había mencionado, el problema era YO.

Para mí, eso no era suficiente. Yoongi y yo no vivíamos juntos por cuestiones de estudio. Yo vivía muy cerca de la Universidad y el de la suya.

Por lo que ninguno estaba dispuesto a dejar aquella comodidad por ahora, por aquella razón, cuando Yoongi me pidió que me casara con él y logramos comprometernos al fin; Acordamos que lo haríamos luego de graduarnos.

Y así sería...

Luego de cuatro horas y media de sexo, Yoongi por fin cayó rendido sin poder hacer más nada, no preguntó nada más.

Yo, quien aunque estaba cansado, seguía caliente: Decidí tomar una ducha.

Manipule el teléfono un poco y me topé con cientos de llamadas y mensajes.

Mi compañero de esa noche me había esperado hasta el cansancio...

Pero para mí había prioridades y Min Yoongi era la principal prioridad para mí.

<< Lo siento, nene – Texteé – Será para otra ocasión.>>

Presioné "enviar" y tome el baño.

Al salir tomé la laptop y me senté en el sofá a chatear en el foro.

Participaba en un blog de ayuda para gente con mi padecimiento, aunque claro está que no todos los y las que participaban lo sufrían... En algún punto el foro terminó siendo un lugar de citas y sexo sin compromiso.

Y yo simplemente no podía decirle que no a eso.

- ¡Hola! – Saludé a los conectados.

Enseguida me llovieron los saludos. Docenas de "Minnie ¿Cómo estás?" "¿Dónde estabas Minnie?" "Hola minnie"

Sonreí a la pantalla y comencé a interactuar.

Una ventana emergió con un chat privado.

Era Taelien, un chico con mi condición que se había vuelto muy cercado a mí, pero nunca nos habíamos visto en persona a pesar de vivir en la misma provincia.

<< Cuéntame ¿Se vieron? >>

<< No L Yoongi llegó de sorpresa justo cuando salía... >>

<< ¡¿Qué?! :O ¿Y no te dijo nada? >>

Yo suspiré y automáticamente mis ojos fueron a la puerta de mi habitación.

<< No... pero sé que no me creyó del todo lo que le dije ¿Quieres poner la cam? >>

<< Ya te llamo >>

Al poco tiempo nos veíamos por la cámara. Le conté todo lo que había sucedido esa noche.

- Vaya...creo que deberías ser más cuidadoso...

- Sí... - Volví a suspirar. Fue cuando de repente una persona, mejor dicho, hombre en boxers, paso por detrás de mi amigo. – Oye ¿Estás con alguien ahí?

Taelien me sonrió con su picara y rectangular sonrisa.

- ¡Ups!

- ¡Eres un...! – y corto la llamada.

Estuve a punto de cerrar la laptop cuando una nueva ventana de chat emergió.

<< ¿Cómo estás? >>

Era Suga. Un chico con el que frecuentemente chateaba pero nunca habíamos podido vernos, ni encontrarnos.

Solo nos enviábamos fotos.

<< Si te soy sincero, muy caliente. Tuve casi cinco horas de sexo con mi pareja y aún no se me baja... L>>

<< Si estuvieses aquí yo te haría liberarte de todo eso a gemidos... Te lo juro >>

Me mordí el labio y reí frente a la pantalla. Instintivamente mire hacia mi habitación nuevamente. Yoongi tenía que estar muy dormido. Siempre era una piedra cuando lo hacía...

<< ¿Quieres que ponga la cam? >>

<< Sólo si te tocas, por cierto, recuerda que estoy del teléfono y no podrás verme... >>

Puse la cámara por segunda vez en la noche. Seguido saqué mi erección y la meneé frente a la cámara para luego empezar a tocarme desde el pecho hasta el trasero. Explorando mi cuerpo con mis manos, recorriendo mi piel para aquel extraño que seguramente estaría tocándose también ante el espectáculo virtual que yo le brindaba.

Al cabo de unos treinta minutos de jugar con Suga decidí cortar la llamada e ir a despertar a Yoongi para empezar una nueva ronda.

Cerré la laptop y apague las luces para luego dirigirme a mi habitación.

La segunda sorpresa me llegó nuevamente tras abrir la puerta.

Allí, sentado y apoyando la espalda de la cabecera de mi cama se encontrada mi novio usando su teléfono.

Disimulé con algo de dificultad mi impresión y me arrojé en la cama a besarlo.

- ¿Cuánto hace que despertaste? – Pregunte besándole el cuello.

- No hace mucho – respondió sin dejar de ver el teléfono. Eche una ojeada a lo que lo tenía tan entretenido y noté que solo revisaba el inicio de Instagram. Me di cuenta de cuantas chicas bonitas seguía.

Pero, aunque me puse terriblemente celoso, no dije ni una solo palabra. No tenía la moral ni la cara para hacerle una escena de celos.

Mi propio orgullo no me lo permitía.

Comencé, en cambio, a tocarle. Primero acaricie su pecho desnudo. Su pálida piel simplemente me encantaba; Lo tersa, suave pero musculoso que era su abdomen y lo bien definido que tenía los pectorales.

Oh...como deseaba a mi novio...

Cole una mano bajo sus shorts sin deja de estudiar sus expresiones por un momento. Él tenía una cara de póker, aun cuando tome su miembro solo se absorbió la nariz.

Enseguida note algo extraño; Este estaba semi-duro y completamente pegajoso.

Lo liberé y observe pese a la poca luz que había gracias a la iluminación del teléfono. El líquido pre-seminal se escurrió desde la punta y mojo mis dedos. Le miré a la cara, interrogándole con la mirada. No podía ver bien su rostro, pero estaba seguro que su expresión no se había inmutado.

Sin embargo, como yo no dejaba de interrogarlo con la mirada carraspeó y contesto a mi mirada.

- Tuve un sueño húmedo... - Explicó con naturalidad abrumadora – Me desperté cuando estaba a punto de acabar...

- OH... - Yoongi no era de los que tenía muchos conflictos sexuales ni tabúes.

Sonreí ansioso.

- Yo te ayudo, mi amor.

Acto seguido lo metí en mi boca y comencé con el blow que me caracterizaba.

- ¡Ahh...! – Gemí con el pene aún en mi boca.

Yoongi había decidido acariciar mi cabello con ternura y delicadeza. Lo escuche sorberse la nariz un par de veces. Sin embargo proseguí sin prestarle real atención a nada más que lo bien que se sentía sus manos acariciando tiernamente mi cabeza, sus dedos enredándose en mis cabellos y la colcha rozando mi miembro. A veces, para no decir siempre, amaba lo sensible que era mi cuerpo.

De nuevo lo escuché sorberse la nariz. Maldita sea, seguro se va a resfriar. Más tarde le traería un té y unos anti-gripales.

Como ya no aguantaba las ganas me termine de despojar del pijama ya húmedo y me subí a horcajadas sobre él, haciendo todo yo solito.

Yoongi se había puesto un brazo sobre los ojos y en silencio se dejaba hacer.

Me hundí en su miembro y gemí fuerte.

Mis caderas eran un baile frenético donde mis nalgas cabalgaban mientras me agarraba de sus hombros para profundizar la penetración. Me hundía tanto que juraría que su escroto iba a entrar en mí en cualquier momento.

. ¡Ahh, aah...ahh ah! ¡Yoongiahh!

Tome el brazo que cubría su rostro y lo subí un poco sin retirarlo para posar mis labios sobre los de él y gemirle en la boca.

El me correspondió el beso, estaba temblando...

Y juro por Dios que por un momento me pareció saborear la sal del mar en su boca. 

 


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