POV's Jin
El sol estaba muy fuerte y me deslumbraba a los ojos. Miré de mala gana a un compañero que estaba cerca de la ventana e inmediatamente entendió mi señal. Se levantó de su lugar para cerrar la cortina cosa que le agradecí eternamente.
La profesora entró al salón de clases, algunas chicas también entraron detrás de ella. Y cuando fueron a buscar sus lugares me sonrieron tímidamente. Yo les contesté con un gesto en la mano, un poco harto de lo mismo.
Saque mi libreta para asistir la lección. La profesora explicaba varias cosas, pero era casi imposible que no me diera cuenta de que me estaba coqueteando descaradamente mientras los demás agachaban su cabeza.
Cuando al fin terminó la clase salí bastante relajado y me sentí completamente liberado de aquella tediosa clase. Algunas chicas se acercaron inmediatamente a mí cuando salí con mis cosas, yo les sonreí mientras sentía la mirada de odio de algunos chicos.
Esa era mi vida. Ya estaba acostumbrado a ella y comenzaba a hartarme.
–Oppa, ¿Qué harás hoy por la tarde? –Me preguntó una de ellas.
–No lo sé, no tengo nada planeado hoy –Contesté.
–Si es así… ¿Saldrías conmigo? –Cuestionó.
Algunas chicas le dieron una mirada un tanto molesta. Aunque odiaba su propuesta, lo estaba pensando detenidamente. No tenía nada que hacer, así que no le veía el problema.
–Seguro, ¿Por qué no? –Afirmé.
La chica dio algunos saltos emocionada y yo le dediqué una gran sonrisa.
Una más que estaba enamorada de mí por mi rostro. ¿Es que no podían ver mi interior?. Desde que recordaba, las chicas se acercaban a mí porque les parecía una persona atractiva y ni siquiera intentaban conocer mis sentimientos.
Simplemente querían presumir ante sus amigas que salían conmigo, que yo era el chico que andaba coladito por ellas o cosas así. Los chicos en cambio me evitaban, por la misma razón de que incluso sus novias o amigas no podían negar el hecho de que yo era atractivo.
Recibir demasiado atención no era agradable, aunque no lo negaré porque algunas veces lo podías usar como beneficio. En mi caso, las profesoras incluso me daban algunas notas altas porque querían que ellas me agradaran. Las chicas querían hacer cosas por mí solamente para que les prestara atención.
En el caso de una chica guapa, ya lo había visto varias veces. Con el solo hecho de poner una cara tierna y de apenada, cualquiera se acercaba para ayudarla. A veces me daba asco la sociedad, cuando ese tipo de cosas pasaban.
Caminé por el gran campus rodeado de bastantes chicas. Miré sus vestuarios y algunos eran demasiado sugerentes, me platicaban cosas sin sentido a lo que yo solo asentía. Una chica se puso a mi lado, de manera discreta rozaba mi brazo pero yo fingía no darme cuenta.
Alcé mi mirada cuando sentí que alguien me observaba a lo lejos. Distinguí un rostro que inmediatamente evadió mi mirada y continuó su camino. Volteé hacia atrás para observarlo pero él seguía caminando hasta el edificio de Ciencias.
El chico tenía el cabello de color avellana y su color realmente me gustaba, al igual que su perfil al caminar, tanto que no noté que me había quedado atrapado en su imagen mientras lo observaba.
–Oppa, no me has escuchado –Me miró uno de ellas con un puchero y haciendo que saliera a la realidad.
–Lo siento, me he distraído –Sonreí.
–Es que Oppa, era divertida la historia –Se metió la paleta que traía en su boca.
Tragué saliva. No porque la imagen me pareciera sexy sino porque me había sentido incómodo cuando ella intentaba coquetearme de manera descarada. Mi corazón latió con fuerzas porque deseaba salir de ahí en aquellos instantes y vaciar esa incomodidad que vivía en mí.
–Si me disculpan, hoy tengo una asesoría con el profesor de Algología–Mentí.
–Ouh… Oppa te extrañaremos –Dijo una de ellas.
Las deje en cuanto pude y me dirigí a la biblioteca. Mi lugar de refugio cuando no quería ver a nadie ni a nada. Busqué con la mirada algún lugar que estuviera vacío y alejado de la gente, cuando lo encontré me dirigí inmediatamente ahí.
Dejé mis cosas en el suelo y me senté en una de las mesitas que había. Recargué mi rostro en la mesa para cerrar mis ojos. Cosa que estaba a punto de hacer cuando oí una voz por lo que levanté mi rostro molesto cuando la vi ahí parada.
–Seokjin, es raro encontrarte por aquí –Ladeó su rostro.
–Jun –Sonreí.
Mi primer amor.
Quizás no muchas lo sabían, incluso ella. Pero realmente me gustaba mucho, desde que la había conocido en secundaria la luz que irradiaba era completamente diferente a las demás. No se preocupaba por mi apariencia e incluso parecía que la ignoraba, me trataba como alguien más en este planeta, no como un idol que convive entre alumnos.
¿Por qué nunca me declaré? Ella era mi única amiga de la infancia, una persona muy especial para mí. Arruinar nuestra amistad de tantos años por un amor que seguramente con el tiempo se apagaría… No, no podía arriesgarme a vivir esa clase de decepción amorosa.
Aunque no lo negaré, a veces su comportamiento me daba la sensación de que había una especie de atracción entre ambos pero ninguno decía nada al final. Era doloroso, pero prefería que esto solamente se quedara de esta manera.
–No es tan raro, es solo que tú me ignoras –Apreté mis labios.
–¿Eh? –Me miró extrañada.
–Este lugar es mi favorito –Solté.
–¿En serio? –Parpadeó varias veces.
–Sí, pero se te olvidó –Puse la mano en mi frente.
–Exagerado –Rió y me golpeó levemente la espalda.
Contesté a su risa. Realmente amaba escuchar cuando ella reía.
–Ayúdame –Suplicó –No quiero hacerlo sola.
–¿Servicio becario?
–Sí –Asintió.
Eché un gran suspiro pero me levanté un poco desganado. Ella tomó mis cosas y las llevó a la recepción de biblioteca mientras le explicaba a la chica de ahí que le ayudaría. La señora suspiró en cuanto la vio acercarse con mis cosas pero le indicó que podía dejarlas mientras la ayudaba.
Ella le hizo una seña de silencio para que guardara nuestro secreto. Era de esperarse, no se podía ayudar a una becaria a realizar su servicio pero ahí estaba Jun rompiendo las reglas como siempre.
Me puso una gran pila de libros que me dispuse a acomodar. En algún punto olvidé la cantidad que ya había acomodado pero no me importaba mientras lo hiciera por ella. Así era, un estúpido enamorado de su mejor amiga.
Estiré mi cuello antes de proseguir, realmente me estaba cansando. Cuando oí un ruido proveniente del pasillo de a lado, me espanté y abrí los ojos como platos. Corrí (aunque estuviera prohibido) al lugar donde provenía el sonido.
Me encontré a un chico de los más normal leyendo un libro pero después me fijé detrás de él y tenía unos libros tirados. Me acerqué a él semi-molesto porque estaba parado justamente en el lugar que acababa de acomodar.
Señalé sumamente molesto los libros tirados y él solo atinó a sonreírme, dejando relucir unos hermosos hoyuelos.
–¿Pasa algo? –Se asomó Jun del otro lado.