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El Intruso -Mikorei- por Camie Camus

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Munakata Reisi era un joven noble y trabajador, actualmente se encontraba trabajando como tutor de la niña Kushina Anna. Munakata había estado cuidando de Anna desde que ella era una bebita y para Munakata ella era su como su propia hija.

Trabajaba en el clan Homra, que era una familia adinerada y llena de dinero dirigida por Kagutsu Genji. Los "hijos" del lider eran Suoh Mikoto, Kusanagi Izumo, Yata Misaki, entre otros y la pequeña Anna.

Munakata era el Lider de Scepter 4 y al mismo tiempo solía dar tutoría, ese fue el caso de Anna, era una niña que a pesar de tenerlo todo necesitaba de quien la cuidara a pesar de que ella era muy apegada a Mikoto, también necesitaba que alguien le ayudara a abrirse un poco más pues ella era demasiado seria y con la llegada de Reisi a aquella familia ella comenzó a sonreir.

El clan o mejor dicho familia Homra vivía en una enorme mansión que estaba justamente tras el bar que distinguía a quella "familia". Aquel día Munakata había despertado a Anna, bajaba por las escaleras ayudandole con su bolso, Anna estaba sonolienta pero ya llevaba puesto el uniforme de su escuela, Munakata y Anna salieron y el chofer ya les esperaba para llevar a Anna a la escuela. Munakata le colocó el cinturón de seguridad y se despidió con una sonrisa y regresó a la mansión.

Kusanagi había estado esperando a que Munakata regresara, una vez que Munakata cerra la puerta Kusanagi se le acercó peligrosamente y le tomó del brazo y su mano libre rodeo la cintura del peliazul intentando besarlo.

- ¿Qué haces? - Preguntó Munakata deshaciendose del agarre. - Déjame..

- '¿Tienes prisa?.... ¿Necesitas llevarle el desayuno a Mikoto a su recamara? - Comentó el rubio acariciando los brazos del peliazul.

- No me molestes Kusanagi Izumo. - Se hizo a un lado.

- No pierdas tu tiempo con Mikoto. - Nuevamente lo tomó de la cintura.

- En esta casa estoy trabajando, no ganando el tiempo con nadie.- Hizo fuerza en su brazos empujando así al rubio pero este le tomó del mentón obligandolo a tener un leve acercamiento.

- Te gusta Mikoto, no lo niegues.

- Un día me voy a cansar de que me estes molestando, y entonces ya me conocerás. - Retiró bruscamente la mano del contrario para luego irse de ahí subiendo las escaleras.

- ¿Por qué no le dejas en paz?. - Preguntó una señora mayor que aparentemente era la jefa de las maids de la casa.

- Tú no te metas gata igualada. - Fue lo único que dijo antes de retirarse.

Por otra parte Mikoto había bajado todo arreglado, se veía bien vestido, estaba en la sala, una maid abrío la puerta y dejo ver a Totsuka Tatara quien con toda alegría fue a abrazar a Mikoto.

- ¿Qué haces aquí?

- Vine a verte, ¿tomamos un café y platicamos?

- Si, traiganos café para mi y para Totsuka.

- Si señor.

Mikoto y Totsuka se sentarón en los sillones sonriendose mientras que la maid se retiró a la cocina. La joven maid entró a la cocina con total tranquilidad llevando algunos trastes que había estado recogiendo minutos antes.

- El joven Mikoto esta con el joven Tatara, quiere que le lleven café a la sala, ¿se lo llevas tú Araki?. - Munakata estaba bebiendo un vaso de agua ahí en la cocina, al escuchar eso sintió como un nugo en la garganta, dejo el vaso e intervino.

- Yo se lo llevo.

Munakata preparó el café y lo llevó el café a la sala pero casi se lleva el infarto de su vida al ver a Mikoto besando con tanta pasión a Totsuka, tuvo que interrumpir dejando la vandeja de los cafés.

- ¿Se les ofrece algo más?

- No Munakata, gracias. - Munakata se retiro un porco resentido.

- Ni si quiera me saludo, se nota que a tu pariente le agrada mucho.

- ¿Celoso?. Mira Totsuka, Munakata no es mi pariente, pero él es bueno, nos quiere y nos cuida. Además yo te tengo a ti.- Besó la mejilla del menor. 

- Jeje, pero quien preocupa es tu "padre", ¿no viste como le trata?

- ¿Qué quieres decir?

- Culquiera se daría cuenta que esa "gata" esta tras tu padre Kagutsu, él aún es joven y seguro que él...

- No creo que Munakata busque eso, él es el jefe del Scepter 4,  no creo que necesite más, también se queda aquí a trabajar. - Intervino Mikoto.

- Debe de ser un ambicioso, quien sabe dentro de poco se convierta en tu "madrastra". Pero bueno, me voy.

Totsuka dejó  la taza de café y se despidió de Mikoto dejandolo con dudas en la cabeza. Munakata había salido a vistar el Scepter 4, ya que solo a veces iba,  todo su trabajo lo hacía cuando Anna no estaba en la escula y tenía deberes en Scepter a parte de ser el institutriz de la albina.

Kagutsu se había ido a ver a un médico, se esncontraba mal de salud pero al decirle al médico que le diera una respuesta lo que recibió fue un "estas condenado a muerte". y entonces se dirigió de regreso a casa para darle malas noticias  a Munakata.

En Scepter 4 estaba Zenjo Goki, quien se había unido hace un tiempo al Scepter, tenía cierto interés por Munakata por lo que quería saber más de él y saber como le iba en la casa de Homra, pero los únicos que sabían de lo que pasaba en esa casa eran Awashima Seri quien solía frecuentar el bar Homra y Fushimi Saruhiko quien habia tenído ciertos lazos  con Yata Misaki.

Kagutsu pidió a Munakata que conversaran en privado en el despacho del mayor pero en eso intervino Kamamoto Rikio, por su vestimenta se podría decir que apenas se había levantado.

Rikio había comentado a Kagutsu sobre su cita con su pareja, en ese momento Munakata dijo que lo vería después, que iría a ver a Anna quién había llegado hace varios minutos, y ahora le pedía una nueva motocicleta.

- Ash, no lo soporto.

- ¿Y se puede saber por qué?

- Porque siempre esta pendiente de lo que hacemos o de lo que decimos para despues desaprobarlo, ojalá apareciera un diablo que cargue con él y so llevara lejos de nosotros.

-  Basta Rikio, no debes expresarte así de las gente y menos de Reisi que se porta tan bien con ustedes.

- No lo queremos...Ni Mikoto, ni Kusanagi ni Yata ni yo... Bueno a lo que iba, quiero que me compres una nueva motocicleta.

Al subir a la habitación de Anna pudo escuchar a alguien llorar, quizo ignorarlo pero no pudo evitar entrar después de haber escuchado algo romperse.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué estás así Yata?

- Déjame, a ti que te importa. - Se quejaba estando sentado en el suelo. Munakata encontro varias  hojas en el suelo, pudo ver malas calificaciones en examenes  de admision a la universidad. Y también encontro una carta por parte de Fushimi la cual no quiso leerla.

- Estás así porque no puedes alcanzar a Fushimi y sacaste malas calificaciones ¿verdad?

- No.- Decía Misaki furioso aún derramando lagrimas.

- Si, y aquí esta muy clarasy eso es porque en lugar de estudiar y hacer cosas provecho te la pasas con tus amistades patinando, o haciendo otras cosas.

- ¡Cállate!. Y a ti que te importa.

- Me importa y mucho,me preocupa que no puedas tener una carrera.

- No me hace falta ninguna carrera.

-  Los ricos no necesitamos estudiar. Mi padre es millonario no necesito trabajar.

- No esta demás tener un título, siempre es bueno tener preparación, cultura y deseos de querer superarse.

- Ya te dije que somos millonarioz, no necesito trabajar. - Elevó su voz Yata levantandose con una mirada retadora.

- Pero los ricos no tienen derecho a ser necios.

- El dinero lo perdona todo.

- No la ignorancia.

- ¿Quién te crees para regañarme? Ni mi padre lo hace.

- Perdona,  ante tu inconciencia se me olvidó el lugar que ocupo en esta casa.

- Pues que no se te olvide.

- Trataré, ojalá que tu consiencia te aconsejara y bien.

Se retiró dejando a un Misaki desecho, recibió una llamada de su hermano quién había llamado para preguntar sobre su relación con Suoh Mikoto, un sin mar de recuerdos vinieron a su mente.

 

 

******Flasback*******

 

Era una tarde tranquila, eran una joven pareja de estudiantes, sin embargo ya era el fin de los estudios, era el bachillerato, fue cuando entonces habían dejado de verse. El pelirrojo le había dicho que no lo quería más, que eran diferentes, eso había destrozado el corazón del peliazul.

Fue el adiós a la seccundaria donde habían tantos recuerdos de felicidad absoluta que ahora se transformaron en oscuridad y tristeza, recuerdos que ahora decidió debía dejar atrás para olvidar todo.

Disimuló las lagrimas de tristeza y desesperación con lagrimas de felicidad y satisfacción. Al llegar a su hogar pudo desahogarse totalmente, había esperado hasta el último día para ser su aventura, su entretenimiento y luego dejarlo como juguete y lastimarlo. Desde aquel día el peliazul había cambiado, se había vuelto una persona más seria y temible.

 

*****Flashback End******

- Ya te he dicho que él y yo ya no tenemos nada que ver, bueno no puedo seguir platicando contigo, esta bien Taishi, debo hablar con el señor Kagutsu, perdona por terminar esta plática, nos vemos.

Dejó el teléfono y se dirigió al despacho del jefe de Homra, entro con calma y Kagutsu le pidió que se sentara. El mayor se veía bastante serio y eso le preocupa a Reisi, no tenían ningún buen presentimiento

- Ha llegado la hora de decirte la verdad Reisi, estoy condenado a muerte.

- ¡¿Qué?! - Reisi se exaltó un poco. - No pero eso no puede ser usted....

- El doctor me dijo que tengo una enfermedad mortal y no parece que tendré salvación ni con cirugía. Pero hay algo que debo decirte antes y espero mucho de ti, voy a ser muy cruel y tal vez te pida un sacrificio muy grande. - La voz de Kagutsu sonaba demasiado seria.

 

-Pidame los que usted quiera, después de todo le debo mucho a usted. Si hay algo que me dará alegría será compesar su bondad para conmigo. - Dijo con firmeza y Kagutsu se acercó a un estante donde sacó varios documentos y se los alcanzó a Reisi.

- ¿Ves estos documentos?. Hablan de mi ruina.

- Eso no es posible, tiene que ser una broma. - Tomó asiento frente al escritorio observando los documentos.

- Y ya el doctor me dio mi sentencia de muerte y esto más.. - El rostro de Reisi se transtorno a un rostro lleno de espanto y sorpresa. Kagutsu prosiguió. -. Y esto esta acabando conmigo y de ahora en adelante tendre que quitarles los lujos a mi mis miembros de esta familia... de este clan. Habrá que recortar gástos y esa tarea te la dejare a ti.

- ¿A mi?... - Nuevamente la sorpresa atacó a Reisi.

- Si, tú eres la única persona sensata en esta casa.

- No podré hacerlo... - Negaba Munakata levantandose de la silla donde estaba.

  - Tienes que poder Reisi. - Comenzó a dirigirse al cuadro de su difunta esposa dandole la espalda a Reisi y este lo siguio quedando a unos pasos tras de él.

- Ellos no me respetan, no me quieren y ni me hacen caso. - Comentaba entrando en cierto pánico. La voz de Reisi se quebraba.

- Te daré mi absoluto apoyo y para eso vas a casarte conmigo.- Volteo mirando seriamente a Reisi quien estaba anonado.

 


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