Seis de la mañana.
Suena el despertador con sus llamativas luces de neón.
Buenos días.
Un beso a la mujer despeinada que yace a mi lado, quien ignora el gesto con su fétido aliento matutino.
La juerga del día comienza con los niños gritando, Marisela, la mayor continua su interminable odisea de pintarse las uñas, hablar por celular con su novio, gritarle a sus hermanitos y pedirme doscientos pesos para “sus gastos”.
Siento algo en mi pecho mientras salgo apurado, con mi cartera más vacía y la cabeza más llena de problemas.
Llego a la oficina.
Paty, la secretaria, derrama el café caliente sobre mi camisa blanca cinco minutos antes de la junta donde se discutirá mi ascenso... de nuevo, igual a como se ha hecho desde hace dos años, seis meses y veinte días.
No, de nuevo quedó otro más joven y capacitado, diez años más joven, dos especialidades más, más, más, más... yo solo tengo más experiencia, más deudas, más familia... ¿Importa eso?
Todo simplemente gira en torno al “más”.
El día continúa con el único atenuante de que terminé un par de horas antes, apenas son las ocho de la noche, me esperan a las diez treinta... mentira, realmente no me esperan y sinceramente ha dejado de importarme.
Ahora traigo ganas de hacer algo, ¡Quiero emoción! Pero, ¿Qué? Nunca he sido un hombre de riesgos, me paso la vida dentro de mi segura normalidad donde nada debe (ni puede) cambiar, solo empeorar lentamente; no juego, no apuesto, no salgo con amigos, no bebo, no fumo... ¡Ni siquiera tengo amante!
Así será, primero iré a algún lado donde... ¿Dónde que? ¿Qué planeo hacer?
Nada.
Precisamente.
Por una vez no pensaré y solo conduciré hasta algún sitio. Bien. Realmente no sé a donde. Esto es estupido. Pero quiero ir a algún sitio. Ahí hay un cine. Parece viejo. ¡Ah! ¿Que demonios?
Ya bajé del auto, en la taquilla solo doy un billete sin preguntar por la función, parece que el joven ya está acostumbrado por que no hace preguntas.
Entro a la sala tenuemente iluminada, se me eriza el vello de la espalda, tal vez un mal presentimiento, tal vez la emoción de hacer algo distinto, tal vez que ya han apagado la luz y un hombre enorme este sentado a mi lado mirándome fijamente.
La función comienza.
Y... comienza.
Ehhh, ¿Están desnudos?
Esto es... oh, vaya, así que esto es lo que llaman pornografía, no puedo creer que a mis treinta y cinco años jamás haya tenido algún encuentro con nada relacionado con la pornografía, ¡Parezco alguna especie de eunuco!...
Bien, sigo con la función, esa chica es linda aunque le falta algo, se abre la toma, vaya, en realidad le “sobra” algo... esos son... ¿Hombres?
Oh Dios.
Es ahí cuando miré a mi alrededor por primera vez desde que entré encontrándome con varios hombres sentados solos, en parejas, y grupos; besándose, mirando la pantalla, a su compañero o al mío, quien se me ha acercado y... Wow, ¿Eso en mi entrepierna es su mano?
Maldición.
Lo empujo ¡Claro que lo hago! ¡Eso está mal! Aunque... bueno, una hormiga no puede contra una mole ¿cierto? cierto, yo lo compruebo al ver que mis sesenta y cinco kilogramos de hueso no son nada contra sus cien kilos de músculo que me reclinan en el asiento... aunque... debo admitir que esto no se siente tan mal.
Pero...
Pero... realmente no tengo poder de decisión control eso tan bueno que hace su mano y su boca, mi oreja y su... vaya, esto es intenso.
Ups, la coherencia en mi pensamiento se va cada vez más y más lejos, juraría que voló como una paloma, como los botones de mi camisa, como ¿Mis manos por ese pecho tostado y musculoso? Sí, como mis manos... realmente mi cerebro cambió su ubicación a mi pelvis que pide más y más hasta que finalmente esto termina al igual que la película y la oscuridad que regresa a ser media luz...
No veo el rostro de mi ¿“amante”? solo alcanzo a escucharlo murmurarme la orden de que la próxima semana volveré por más.
No puedo negarme, mucho menos al saber lo que se siente hacer algo malo, al morder la manzana del árbol de la virtud y vender mi alma a la serpiente, al demonio que me cobija en sus lujuriosos brazos... todo a cambio de tener más.
Está mal.
Lo sé, me lo han repetido toda mi vida.
¿Y que?
Ya me cansé de hacer el bien, yo solo quiero más.
Más y más... de nuevo todo gira en esa maldita palabra.
Que desesperante.
-_-_-_-_-
Ok, eso fue raro ¬_¬U más q nada si subi este fic fue un pretexto para avisar y pedir unas ENORMES disculpas a quienes todavia me siguen leyendo (eso es paciencia! o_Ó), por que mi mendiga musa aun no vuelve la muy perra, no me sale escribir nada de nada, ahora solo dibuja (desgraciada musa!!!) y cocina =_=U...
En fin, por eso me disculpo mil y una vez por tener mis historias truncas, disculpenme ¿sí?
Hasta pronto (espero T_T)
*=_= esta vez ni tengo cara para pedirles un review, gracias por leer TToTT
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