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LO QUE SE PERDIO por Amaya Kurau

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Notas del fanfic:

Los personajes principales no me pertenecen, son propiedad de sus respectivos creadores. La historia es de mi autoria.

 

Sin mas, disfrutenla.

I

DESEO

 

Las lámparas tipo araña pendían del techo artesonado de manera elegante e iluminaban intensamente el salón. En uno de los extremos un enorme árbol con luces y adornos dorados le conferían el ambiente de época al lugar; sin contar claro, los demás adornos de las puertas y escaleras.

Los asistentes a la velada iban y venían de un lado para otro con sonrisas en los labios y ademanes elegantes, relacionándose entre sí. Pero para él, todo ese ajetreo le hacía doler la cabeza. De no ser por su trabajo ya se habría largado.

Contrario a todo, el ambiente exterior parecía pertenecer a otra dimensión, completamente ajeno a lo que sucedía en el gran salón. El viento arrastraba suavemente los copos de nieve hasta hacerlos desaparecer al chocar contra alguna superficie en completa calma; y las luces que adornaban las guirnaldas del balcón se encendían y apagaban incesantemente. Y él, como su deber lo exigía, se mantenía alerta vigilando que todo se mantuviera en orden pero deseando poder marcharse.

Desvió discretamente la vista hacia su derecha. Yuuki se encontraba con varias nobles en uno de los extremos del salón. Lucía hermosa y animada, sin embargo, aún seguía siendo diferente. Era un vampiro y no uno cualquiera, sino uno de sangre pura. Y al parecer la habían, por decirlo de alguna manera, educado. Se comportaba amable y sus movimientos eran elegantes y delicados. Muy parecido a como actuaba Kuran.

Y respecto a éste. Miró al frente y allí estaba. Esmoquin negro y corbata Ascot en el mismo color que el vestido de Yuuki. Estaba de más decir que lucía bastante atractivo y actuaba muy cómodo. Debería estar más que acostumbrado a toda esa atención, lujos y regalos caros que les habían dado. Y también debería estar acostumbrado a ser devorado por la mirada anhelante de los demás vampiros que sin duda lo deseaban.  Desvió la vista hacia el gran árbol y la mantuvo allí. Sumado a lo aburrido que estaba, se sintió repentinamente molesto. Comenzó a pelear inconscientemente con el nudo de su corbata.

¿Por qué tenía que haber sido él el asignado a vigilar ésta reunión de chupasangres? ¿Qué era eso de falta de personal debido a la fecha?. Podía estar ahora mismo en otro lugar cazado vampiros o realizando trabajo administrativo en la asociación, o incluso en la casa del director en una de sus típicas cenas de navidad; pero no allí. Tanto lujo y derroche le desagradaba, como también le desagradaba ver a Kuran y a Yuuki juntos. Ese idiota era un farsante y ella; seguro había sido petición suya el ser enviado pese a que ni siquiera se le había acercado. Y luego estaba el hecho de que, aunque a simple vista parecía ser ignorado por los cupasangre, se sentía observado, demasiado y eso también lo incomodaba.

Volvió a mirar al frente. Kuran hablaba con un vampiro anciano. No alcanzaba a escuchar lo que decían, pero el anciano actuaba demasiado servil. Harto, paseó su vista por el salón y fue cuando un par de jóvenes que lo miraban insistentemente llamó su atención. Los jóvenes, nerviosos, desviaron su atención al instante.

-  Idiotas - susurró para sí mismo y giró el rostro. Fue entonces que se percató como el vampiro anfitrión de la velada se abrió paso entre los asistentes para llegar hasta donde se encontraba Kuran. Le dijo algo y éste asintió levemente y comenzó a seguirlo.

Antes de salir por una puerta de finos acabados, Kuran giró el rostro y sus miradas se encontraron. Fue apenas un instante, pero pudo percibir en ojos del vampiro, cierta ¿vergüenza?.

¿Era lo que estaba imaginando que era?, parecía que sí. Desde hacía unos minutos podía percibir la presencia de humanos en ese lugar. ¿Ese idiota de Kuran estaba dispuesto a aceptar tal ofrenda?. Una sensación desagradable se instaló en su garganta. Frunció el ceño y se despegó de la columna donde había estado recargado. En ese momento una voz suave atrajo su atención.

-   ¿Kiryuu-san?

Miró a quien lo llamaba. No parecía haber equivocación. Era una joven vampiro que le sonreía amablemente. La observó con detenimiento. Era muy hermosa y llevaba el pelo rubio completamente recogido, un vestido con un amplio escote y un collar de esmeraldas a juego con el color de sus ojos.

-   ¿Qué desea? – Le soltó sin más. Ante tan brusca actitud, la chica abrió un poco los ojos sorprendida, pero casi al instante volvió a sonreír.

-   Siento molestarlo. Soy Hirohata Naomi – Zero la miró sin decir nada, por lo que ella prosiguió - Mi padre me ha encomendado una misión. Al ser usted tan cercano al presidente de la asociación, se me ha pedido le haga llegar un mensaje.

Zero la observó un par de segundos más y luego levantó la vista con disimulo hacia la puerta por donde se había marchado Kuran. ¿Acaso creían que era tonto? ¿Kuran realmente aceptaría aquello?. Yuuki le prometió al director que todo estaría bien, que se comportarían… ¿Entonces por qué…?

-   ¿Kiryuu-san?

-   Bien, ¿De qué se trata?

-   Eh… bueno. Es algo que debe ser tratado en privado. ¿Le molestaría si vamos a un lugar donde haya menos ruido?

-  No puedo hacer eso. En este momento me encuentro cumpliendo con mi trabajo.

-   Lo sé. Prometo no quitarle mucho tiempo. No tiene de que preocuparse… todos aquí nos estamos comportando. No haríamos nada que desagradara a su majestad y que molestara a la asociación.

Zero la observó un poco más.

-   Está bien… - dijo al fin - vamos.

La chica sonrió y se dirigió hacia la puerta que daba a la terraza. Él la siguió. Si pretendían algo, lo mejor era llevarles la corriente y ver de qué se trataba. Aunque lo más probable era que simplemente querían darle privacidad a Kuran y él era el impertinente y desagradable inconveniente que molestaba a su rey.

De momento no podía hacer mucho al respecto en medio de un salón lleno de vampiros, sólo confiaría en lo que Yuuki prometió. Sin embargo, si percibía el derramamiento de una sola gota de sangre humana, no dudaría en actuar. Estaba esperando por ello. Se hizo consciente de la presencia de la Bloody Rose en su pecho y continúo siguiendo a la mujer.

Pudo percibir como Aidou, que se encontraba cerca de la puerta platicando con otros nobles, lo miró; sin embargo no le tomó importancia y terminó por salir al exterior. Al instante el frio viento golpeó contra sus mejillas y varios copos de nieve chocaron contra él. La mujer no llevaba abrigo, pero no parecía importarle la temperatura. Bueno, después de todo era un vampiro.

Mientras descendían por la escalinata lateral hacia el jardín, recorrió con su mirada la espalda desnuda de la vampiro hasta llegar a su largo y delgado cuello. Con la luz de las lámparas su piel relucía un poco adoptando un aspecto demasiado frágil, en especial en su cuello. Al darse cuenta de lo que hacía, desvió su vista de ella y puso atención en el entorno por si se trataba de una trampa.

Todo el jardín se encontraba iluminado por lámparas tenues y varios de los arbustos se encontraban adornados con luces doradas. No había nadie rondando por allí y sólo había dos opciones; que era tal la devoción de los chupasangre por estar cerca de los sangrepura asistentes, o simplemente, que así estaba planeado por el anfitrión.

Ella, consciente de que la seguía, se dirigió hacia una de las fuentes, y al llegar allí fue que finalmente se giró y lo miró a los ojos en silencio como si estuviese evaluándolo. Él no la rehuyó y aguardó por el mensaje que se suponía quería trasmitir. Sin embargo, ella ladeo la cabeza y sonrió.

-   Realmente le desagradan los vampiros ¿no es así?, pese a ser uno también.

El no respondió, simplemente la miró fríamente. Ella en cambio, extiendo su mano enguantada hacia él dispuesta a posarla en su pecho, pero él la detuvo bruscamente por la muñeca. Ante eso ella sonrió más ampliamente.

-  Supongo que dicho mensaje que quería transmitir, es inexistente. – ella dejó de sonreír y Zero soltó su muñeca. – me marchó, no tengo tiempo de formar parte de los caprichos de alguien más. Ya tuve suficiente con el de Kuran Yuuki.

-   Espere – ella alcanzó su brazo cuando él le daba la espalda. Como acto reflejo Zero la miró con un destello carmesí de furía en los ojos.

-   ¡Suéltame vampiro!

Ella lo soltó de inmediato y lo miró atemorizada retrocediendo un paso.

-   El mensaje es cierto – dijo nerviosa.

Zero la observó. Su actitud había cambiado y se veía seria. Se giró nuevamente quedando de frente a ella

-   Lo es - Continúo más tranquila - pero, de hecho, más que un mensaje es una solicitud.

-   ¿Una solicitud?

-   Sí, mi padre quiere solicitar al presidente de la asociación una investigación.

-   ¿Y por qué no hace las gestiones pertinentes?

-   El punto es, que mi padre no quiere que lo acontecido sea del dominio público.

-   ¿A qué se refiere exactamente?

-  Mi padre tiene varios negocios y no quiere que se vean afectados al igual que su imagen.

-   Sea más clara.

-   Bien. Hace dos días uno de los buques de mi padre fue atacado en el puerto y diez de sus empleados fueron asesinados y otro tanto heridos. Todos eran vampiros y no estaban incurriendo en ningún delito aparentemente. Mi padre logró cubrir el hecho; pero desea se le informe si la asociación envió a dicho cazador, ya que no se le envió el aviso ni el reporte. Si no es así desea se busque a dicho cazador y se le juzgue por sus acciones.

-   ¿Un ataque hecho por un cazador?. Si eso hubiese sucedido se sabría en la asociación, ¿por qué está seguro que fue un cazador?

-   Porque eso es en lo que han coincidido los empleados. Un hombre vestido de negro, con una espada, los atacó de la nada.

-   Eso es imposible, ningún cazador puede atacar sin orden; a menos que esos vampiros estuvieran incurriendo en algún delito no habría forma de que algo asi sucediera. 

-   Ellos dicen que nada como eso sucedió, simplemente estaban realizado el descargue de mercancía. – Zero guardó silencio.

-   No puedo creer eso - dijo.

-   Ese es precisamente el motivo por el que mi padre me pidió hablar con usted que es hijo adoptivo del presidente Cross, ya que no ha podido contactar con él y quiere que la información le llegue en total confidencialidad. Mi padre no desea entrar en conflicto con la asociación de cazadores, en especial porque ha cooperado con el presidente Cross anteriormente y confía en su buen juicio.

-   ¿De qué hablas?

-   Mis padres no formaban parte del consejo, pero fue su firma y sus influencias con otras familias nobles lo que permitió que se pudiera echar a andar su proyecto en la academia Cross. De la misma forma pudimos financiarlos sin que el desaparecido consejo ni el anterior presidente de la asociación supieran de dónde venían los recursos. A cambio, bueno, Cross-san serviría de enlace con su majestad Kuran Kaname y llegado el momento también se ocuparía de que la Asociación se abstuviera de intervenir en los negocios de mi padre.

-   Estas diciendo que el presidente de la Asociación hizo tratos…

-   Así son los negocios. Pero en este caso, tanto mi padre como yo deseamos zanjar este asunto sin escándalos de ningún tipo.

-   Hmmp… - Zero sonrió. ¿Qué estaba escuchando? ¿Cross haciendo tratos con vampiros?, bueno, no sonaba descabellado conociéndolo, aunque, si lo pensaba fríamente, quizá era una trampa - Todo eso es mentira, ¿cierto? -soltó repentinamente.

-   ¿Disculpe?

-  Dejémonos de tonterías. Me trajiste hasta aquí para distraerme. Por eso no traes abrigo y te mueves de la forma en que lo haces, eso realmente no me importa. Sin embargo, lo que has dicho, debo admitir que te funcionó. Eso realmente hizo que dejara de prestar atención y me olvidara del motivo por el que estoy aquí.

-   ¿Qué?, no, no es así… lo que le he dicho es verdad.

-   Pues siendo tan ricos en influyentes, Hirohata-dono pudo haber mandado un mensaje directo a Cross y él bien que hubiese podido reunirse con ustedes sin que nadie lo supiera.

-   Cierto, usted es bastante inteligente. Sin embargo no es mentira. La solicitud es cierta. Lo demás… bueno, no tengo por qué negarlo. Como tampoco puede negar que aun así vino hasta aquí sabiéndolo y que además… tiene sed

Al decir aquello, él abrió los ojos ligeramente sorprendido y ella sonrió y giró la cabeza un poco mostrándole su cuello por unos segundos para luego volver a mirarlo y sonreírle. Zero simplemente la observó, su primera reacción hubiese sido sacar su arma, pero no podía hacer algo así.

-   No sé de qué hablas – dijo de manera impasible.

-   Con todo ese estimulo visual en las copas, lo comprendo. Pero no tiene de que preocuparse, puedo proveerlo con algunas tabletas – Se acercó nuevamente a él - Aunque, realmente con gusto le daría mi sangre. Pero está prohibido, ¿cierto?... Ahgg, usted realmente es tan apuesto. En estos momentos es cuando odio tener que obedecer a mi padre.

Volvió a sonreír un poco frustrada. Sin embargo, su sonrisa murió en sus labios casi al instante pues una presencia la hizo estremecer visiblemente. Zero giró su rostro hacia la derecha. Allí estaba Kuran.

-  Lamento interrumpir – dijo éste mirando a la noble - ¿Podrías dejarnos solos? necesito hablar con tu acompañante.

-   Por su puesto, Kaname-sama.

La chica cambió completamente su actitud ante el vampiro y visiblemente nerviosa hizo una reverencia y sin pensarlo dos veces se alejó aprisa por el sendero de regreso a la mansión. Él sólo la miró marcharse.

-   No es propio de ti dejar tu puesto, Kiryuu-kun.

La repentina presencia de Kuran por algún motivo lo irritó. Estaba realmente cansado y lo que menos deseaba en ese momento era soportar a este tipo. Desvió su rostro y no lo miró.

-   ¡Qué te importa lo que yo haga! – le espetó con brusquedad.

-   Sólo decía que, mientras estás flirteando podría suceder algo. – la voz suave de Kuran lo molestó más.

-    Hmmp… ¿Estás hablando en serio?

-   Si.

-   Ahora resulta que te preocupa lo que yo haga – no pudo evitar decir de manera irónica y terminó por girarse dándole la espalda –  Es obvio que si estoy aquí no es por ellos sino por los dos sangre pura presentes. Esos nobles no harán nada que ustedes no harían. Si ustedes comenten algún acto que vaya en contra de los tratados, ellos lo harán también. Así que mientras ustedes se comporten todo estará bajo control – dijo y comenzó a alejarse.

-   ¿Entonces confías en nosotros? – Esa repentina pregunta lo tomó desprevenido y le hizo detenerse, aunque casi de inmediato se recompuso.

-   Confió en Yuuki. Ella prometió que todo estaría bien.

Dicho esto, reanudó su camino de regreso a la mansión; sin percatarse que Kaname frunció el ceño.

-   ¿Sabes que ellos acaban de hacerme un obsequio bastante peculiar?

Al escuchar aquello Zero se detuvo nuevamente. Una sensación desagradable se apoderó de su estómago. Pero no lo hizo evidente.

-   Lo supuse –  Dijo en cambio - pero no los lastimaste, ¿o me equivoco?

-   Así que Yuuki también te habló de eso.

¿Qué tenía que ver Yuuki ahora?, ni siquiera había hablado con ella. Pero obviamente no se lo diría.

-   Si. Y esa mujer que acaba de marcharse sólo quería atraer mi atención en lo que tu disfrutabas de “tus obsequios”. Hmmp… - rio con displicencia - como si yo no fuera capaz de darme cuenta cuando sangre humana es derramada cerca. Creo que a estas alturas sigo siendo subestimado.

-   ¿Por eso accediste a salir aquí con ella?, ¿Por qué sabias que yo no haría eso?  - Aun sin ver a Kuran, pudo percibir un matiz diferente en su voz que no pudo reconocer. Pero sólo agitó la cabeza en negación y comenzó a alejarse nuevamente. En verdad no tenía humor de interactuar con él.

-   Debo volver, Kuran. No tengo tiempo ni ganas de hablar contigo.

-   Pues así es en estas fiestas – continuó el vampiro mientras caminaba tras él ignorando como siempre su deseo de tenerlo lejos - Todos intentan congraciarse conmigo. Por cierto, ahora que lo pienso he recibido muchos obsequios, pero aún no he recibido el de uno de los vampiros presentes.

¿Qué?, ¿había escuchado bien?

Zero se detuvo otra vez y se giró mientras se llevaba una mano al rostro y sonreía con incredulidad,

-   Hmmp… Joyas, prendas, perfumes. He visto todo lo que les han dado. Incluso te ofrecieron ese tipo de obsequio. ¿En serio te preocupa que uno de ellos no te haya dado nada?

-   De hecho, sí.

Zero, aun si darle por completo la cara, abrió los ojos con cierta sorpresa para luego sonreír con cierta insolencia.

-   Eres un egocéntrico – dijo Zero y volvió a darle la espalda y reanudó su camino. Tenía que salir de allí. Su mandíbula comenzaba a doler y estaba seguro que sus ojos pronto delatarían lo obvio. Sin embargo, apenas había dado unos pasos, fue detenido por Kuran, quien sujetándolo fuertemente del brazo lo giró con brusquedad tomándolo por sorpresa.

Molesto, su primera reacción fue llevarse una mano al pecho para sacar su arma; sin embargo, Kaname fue más rápido que él y antes de que pudiese evitarlo, le quitó la Bloody Rose y la arrojó hacia los arbustos, bastante lejos.

-   ¡Kuran! - Gruñó molesto mientras intentaba zafarse.

-   ¿Realmente estabas pensando en acceder a sus insinuaciones, Kiryuu-kun?

-   ¿De qué hablas? – preguntó molesto sin comprender a que se refería el vampiro.

-   Ella se te estaba ofreciendo – La imagen de la chica vino a su mente y le hizo fruncir el ceño más.

-   ¿Y?

-   ¿Tienes sed, Zero?  - aquella pregunta lo descolocó y sintió que sus mejillas comenzaban a calentarse y su corazón a acelerar sus latidos.

-   ¡Vete al diablo! - Le espetó furioso -  ¡Y no me llames por mi nombre! ¡Suéltame!

De un jalón logró zafarse y se dirigió hacia el lugar donde vio caer su arma. Kaname apretó los puños y comenzó a caminar tras él mientras se aflojaba el nudo de la corbata.

-   Hey, Zero. ¿Tú no me darás un obsequio? –  mientras buscaba su arma alcanzó a escuchar aquello, pero creyó haber entendido mal.

-   ¿Qué? – preguntó sin girarse.

-  Es tu obsequio el que me hace falta.  – se detuvo en medio de su búsqueda entre los arbustos y lo miró.

-   ¿Acaso te golpeaste la cabeza, Kuran?... – preguntó y luego volvió a su búsqueda -  y ya te dije que no me llames por mi nombre – murmuró.

El sangrepura no le respondió, pero cuando finalmente vio donde estaba su arma y se dirigía hacia ella, fue nuevamente detenido del brazo y girado con fuerza. Iba a despotricar, pero sus palabras se quedaron atoradas en su garganta al tener el rostro del vampiro tan cerca del suyo.

¿Qué diablos estaba pasando? Intentó alejarse e hizo su cabeza hacia atrás para poner distancia. Pero apenas hizo eso, fue atraído más por el vampiro quien deslizó la punta de su nariz por su cuello. Aquello sacudió su cuerpo como si una descarga de alto voltaje lo hubiese golpeado.  Sus mejillas enrojecieron por completo y su corazón le dio un vuelco horrible, tanto que cortó su respiración.

Maldito… maldito chupasangre… se estaba burlando de él

-   ¡Esto no es gracioso!… - le gritó - ¡Sueltamente Kuran!

-   Shhh… ¿Quieres que te escuchen, Kiryuu-kun?…  - pudo ver la sonrisa ladina en los labios del vampiro y su sangre hirvió.  Sin embargo, antes de que pudiera responder algo. Kaname se impulsó junto con él y terminó acorralado en la pared debajo de una de las terrazas, donde quedaban fuera de vista.

Esto no estaba bien. ¿Acaso Kuran aburrido pretendía pelear con él? mientras pensaba eso, pudo sentir como el cuerpo del vampiro se pegaba mas al suyo y como ocultaba mas su rostro en su cuello. Podía sentir la respiración del vampiro en su piel y todas sus alarmas se encendieron. Su corazón latía con fuerza, su rostro estaba rojo por completo.

-   Dime… - escuchó de pronto. Su voz parecía un ronroneo - ¿Sabes lo que es desear algo, tanto, que incluso puedes llegar a sentir que perderás la cordura?...  - Nuevamente su cuerpo se sacudió.

-   ¿Qué? – susurró con dificultad.

-    Yo te deseo Kiryuu-kun… y si no te tengo me volveré loco.

Al escuchar aquello se tensó. Para ser un maldito juego, ya era demasiado. Abrió los labios para gritar que lo soltara ya, pero pronto desechó la idea, estando tan cerca del salón no podía hacer escándalo, así que sólo continuó intentando apartar al vampiro. Pero parecía más pegado a él que una garrapata. Y su maldito corazón no se tranquilizaba.

En cuanto a Kaname, en vez de alejarse, se acercó todavía más a él y comenzó a acariciar su cuello con la punta de sus colmillos. Eso ocasionó que el rubor intenso en sus mejillas se acrecentara si es que eso era posible, y, además, comenzaba a sentir calor, demasiado calor. Y no sólo de su propio cuerpo. Sino que también…

Al ser consciente del lugar específico en el cuerpo del vampiro que emanaba más calor, se alarmó y comprendió que no mentía y ademas, lo iba a morder…

-   ¡No!... ¡se darán cuenta!… – gruñó y usó toda su fuerza para zafarse. Sin embargo, Kaname lo sujetó de la cintura con fuerza.

-    ¿Crees que me importa?… - le dijo y lo miró a los ojos. Esos ojos borgoña brillaban intensamente pese a mirarlo inexpresivamente.

-   Si me muerdes se desatará un caos… - le advirtió con cierta desesperación matizando su voz. 

-   ¿Crees que me importa? – volvió a decir el otro con total calma. Sus ojos comenzaba a lanzar destellos carmesí.

-   Pues debería.

Kaname se quedó callado unos segundos como analizando algo; él creyó que finalmente lo soltaría, sin embargo …

-   Cierto… ellos también te desean…

-    ¿Qué?

Dicho esto, sin que fuese capaz de hacer algo, en un instante una sensación de vértigo lo invadió y fue consciente de que se desvanecía junto al vampiro. Y así fue. Un gran número de murciélagos surcaron la noche dejando tras de sí la gran mansión amenizada por la música de la velada e iluminada por las luces navideñas.

 

Notas finales:

Hola nuevamente.

 

Al leer este capítulo sin duda pensaran que ya lo han hecho antes. Efectivamente, esa historia surgió a raiz de un one shot que ya había publicado. Espero que les guste.

 

Disfrutenla y gracias de antemano por leer.  Hasta pronto.


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