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Sólo una palabra por lady_shizu

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Notas del capitulo:

Luego de una sarta de estúpidas palabras (cortesía de la maldad de mis amigos), por fin tengo la verdadera para el día dos. Aunque el resultado terminó tomando tintes exagerados, alv.

#Ojos.

*Línea temporal “canon”, luego de que Sasuke despertara tras su pelea con Itachi, durante la búsqueda de Tsunade.

II: Las ventanas del alma

 

Naruto y él nunca se habían llevado bien. Desde el principio, cuando por designio de una mala divinidad terminaron juntos en el equipo 7, entre ellos hubo un silencioso pacto de enemistad.

 

Los días que se sucedieron no hicieron más que mostrarles la forma en que las cáscaras que los cubrían se despedazaban ante sus ojos, dejándolos expuestos el uno al otro. Comprendieron, entonces, que se conocían como nadie antes lo había hecho. Se entendían. Compartían el fuerte vínculo de la soledad y la pérdida. Y a la sazón, Sasuke comenzó a ver a Naruto como a un amigo, el primero, el único.

 

No supo con seguridad cuándo Naruto había dejado el podio que inconscientemente le había adjudicado en su vida, para comenzar a escalar cada vez más alto. Osado como sólo él era, llegó a un punto en que Sasuke lo consideraba indispensable en su camino. Y Naruto reflejaba la reciprocidad de su egoísmo en una enorme sonrisa y en una mirada translúcida de ojos que lo reflejaban cual espejos. Sasuke, entonces, comprendió que todavía podía llegar a odiar algo de él.

 

Lo que más odiaba eran sus ojos.

 

Los odiaba profundamente porque en ellos podía reflejarse su ser sin todos los artificios que utilizaba como envoltura. Los odiaba porque nunca podía dejar de admirarlos. Irises de un matiz que denotaba toda la pureza que él mismo había perdido hace años a manos de su hermano mayor. Incluso había llegado a pensar en olvidar su venganza, y todo por ese par de orbes que brillaban con la intensidad de un nuevo día. De un nuevo comienzo.

 

—No hay un nuevo comienzo para mí… —murmuró para sí, mirando fijo aquellos pozos de agua cristalina que poseía su compañero de equipo.

 

Parado en el umbral de su habitación de hospital, Naruto lo observaba en silencio. Las heridas físicas más importantes estaban casi curadas por completo; las de su psique, Tsunade ya las había tratado. Pero había una herida que nadie, ni siquiera la mejor ninja médico del mundo, podía curar.

 

Ni siquiera Naruto pudo.

 

—Sakura-chan estuvo muy preocupada por ti —habló por fin, produciendo una sonrisa falsa que intentaba tapar sus preocupaciones—. Ella no se apartó de tu lado ni por un momento.

 

Y él lo sabía, pero menos podía importarle. Porque no habían sido los brazos de Sakura los que había necesitado cerrándose en su cuerpo cuando despertó. No había sido la calidez de su abrazo lo que su cuerpo le pedía a gritos sordos. Se permitió la realización de tal acto de afecto unilateral porque lo que realmente quería, lo que en realidad necesitaba, no se le había podido proveer en ese momento y lugar, cuando la fragilidad de su ser estaba expuesta más que nunca ante esos irises zarcos.

 

Y ahora mucho menos.

 

Por eso no dijo nada, permaneció inmóvil, sentado en la cama sin apartar la mirada de los ojos de Naruto. Contrario a los suyos, inmanentes a la oscuridad de la habitación, a lo que se acrecentaba en su interior con fuerza vertiginosa, los irises de Naruto adquirían un brillo audaz ante la mortecina luz de luna que se filtraba por la ventana abierta. Había también cierta timidez comprendiendo aquella irradiación de energía azul, y con pequeños torpes movimientos, Naruto lo dejaba en evidencia. Quería acercarse, Naruto quería acercarse y saciar por fin la imperiosa necesidad que se asió a su cuerpo cuando vio a Sasuke despertar, pero no sabía cómo. Sólo permanecía allí, de pie y mirándolo siempre. Y Sasuke quería que se acercara, que le dijera alguna frase tonta para romper con la incomodidad, para intentar confortarlo por su debilidad y desaparecer el funesto sentimiento de autocompasión que se había afianzado a su ser cuando Itachi lo redujo a nada. Otra vez.

 

Lo necesitaba para poder continuar adelante, para no perder el camino ni ceder a las conjeturas que su mente maquinaba a veloz necesidad. Necesitaba a Naruto.

 

—Qué bueno que… ya estés bien…

 

Por eso era débil. Y si no acataba el imperativo murmullo de su raciocinio, siempre lo sería.

.

.

.

Notas finales:

¡Gracias por leer y comentar!

Bis bald!

LadyShizu


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