En esa mansión se turnaban para cocinar. Sin embargo la popular creencia de que todos los franceses sabían hacerlo era todo un mito pues el único que hacía comida apta para comerse era el tercer hermano. Así que cenaban lo que él preparaba unas dos veces por semana y cuando le tocaba a los demás solían pedir delivery o ir a comer fuera.
El rubio se puso el delantal y comenzó a hacer curry con pollo frito y ensalada. Simple pero delicioso.
'Y pensar que eran míos esos mochis y no me dejaron ni uno...Son unos egoístas y entrometidos...'
Treinta minutos después. Todos cenaban en el comedor.
"¿Hay más?"
"No, lo siento no había suficientes ingredientes para hacer una olla solo para ti. Además, ya te acabaste dos platos ¿Aún quieres seguir comiendo?"
"Puedes terminar el mío"-Le ofreció Niji al peliverde con una sonrisa-"¡Necesito chocolate! ¿Sanji podrías ir a comprar helado?
"¡¿Porqué yo?!.....Lo haré si a cambio lavas los platos"
"Genial trato hecho. Oye Yon ¿quieres ver alguna película de netflix en mi cuarto?"
"Claro"
Ambos desaparecieron.
"¡No olvides lavar o no comerás postre!"-gritó el de cabello más corto-"Desgraciado"
"¿Te llevo?"
"No gracias, iré en bicicleta para ejercitarme un poco"
"Talvez sea peligroso"
"¡Puedo cuidarme yo solo!. Ya no soy un niño pequeño ¿Sabes? Estoy harto de que me trates así"
Ichiji lo miró por un momento en silencio.
"¿Porque sigues con la gafas a pesar de que es de noche y estamos al interior?. Eres muy raro"
Tras decir eso el más bajo tomo su abrigo, sus llaves y se fue cerrando la puerta con fuerza.
No había sido la intención del pelirrojo molestarlo.
Ichiji fue a su habitación se paró frente al espejo y se bajó las gafas. Esos ojos carmesí que tanto detestaba lo veían de vuelta.
'Realmente no sé qué hacer para que me aceptes'
Necesitaba hablar con alguien
El mayor caminó hasta la habitación de Niji e iba a llamar a la puerta. No obstante, cambió de idea al ver que estaba puesta la señal de "No molestar a menos que sea chocolate" .Y eso solo podía significar una cosa.
Así que decidió ir a la biblioteca.
El rubio volvió con el helado, se sirvió un poco antes de meterlo al congelador. A continuación comió, mientras reflexionaba sobre los eventos trascurridos aquella tarde. Y al finalizar se fue a su cuarto.
¿De quién eran esos dulces?
La semana transcurrió con normalidad. Incluso comenzaba a pensar que podría haber sido un error. Sin embargo al llegar el viernes encontró un nuevo empaque que esta vez contenía daifukus. Otra variedad de mochi, pero con frijol colado en su interior.
Esta vez no lo escondió es más lanzó un daifuku hacía arriba, su hermano menor saltó y lo atrapo en el aire con su boca cual poodle.
"Yo también quiero"-le exigió Niji.
"Pueden comérselos todos"-contestó Sanji entregándole la caja.
Sus hermanos eran el colmo. Siempre se metían en todos sus asuntos. Nunca decían por favor y no recordaba sus últimas gracias. Extrañaba a Reiju ella se había ido a vivir con amigas de la universidad. Y lo había dejado de niñero de Yonji y Niji.
Y encima de todo eso, estaba su excéntrico hermano mayor...no lo odiaba realmente. Solo que nunca podía entender en que pensaba. Era totalmente impredecible.
Todos habían cambiado tras la muerte de mamá. Así que tampoco podía juzgarlos.
Ni Niji ni Yonji parecían interesados en mujeres. Es más pasaban todo el día juntos como siameses. A veces pensaba en la posibilidad de que tuvieran una relación más allá de lo fraternal...
No no estaba celoso de ellos. No veía a Ichiji tratándolo de esa forma ni en un millón de años.
Sin darse cuenta ya estaban a pocas cuadras. Al menos ninguno de sus hermanos había abierto la bo-
"¿Oye Sanji ya conoces al que te mandó los daifukus?
"¿Te escribió otra tarjeta? Quiero verla"
El rubio pudo percibir al pelirrojo tensarse visiblemente
'No es asunto suyo'-planteó responder.
No obstante la posibilidad de ver a Ichiji mostrar alguna emoción pudo más.
"Bien toma léelos que no me dejarán en paz hasta que no sepan lo que dice"
El peliazul emocionado hizo lo propio:
"No puedo sacarte de mi mente, acepta esto en señal de mi devoción hacia ti"
C.K
El y Yonji chocaron sus palmas.
"Nada mal. ¿No crees Ichiji?"-pregunto el de cabello oliva.
"..."
Esta vez el ojiazul observo como el conductor apretaba con fuerza el volante al punto de que sus nudillos se tornaron blancos.
"¿Me pregunto cómo será? No puedo esperar a conocerlo"-continuo Sanji sin perder de vista al mayor.
"Hemos llegado"-anunció más estoico de lo normal el de cabello rojo.
Y sin voltear a ver a ninguno subió a refugiarse en su cuarto.
Una vez allí tomo de su escritorio una vieja fotografía donde se veìa a una joven mujer de ojos azules sonriendo.
Un recuerdo vino a su mente:
Mamá estaba recostada en una camilla con un tubo conectado a su brazo, y muchos vendajes. Se veía tan pálida y frágil, le dolía verla así. Sin embargo era su deber mostrarse firme como el hijo mayor.
"Mamá...incluso así luces hermosa"-dijo mientras besaba su mejilla.
"Mi querido Ichiji..."-susurró con una débil sonrisa mientras acariciaba los mechones de su cabello- "Por favor quiero que me prometas que cuidarás a Sanji por mí"
"Lo prometo"-susurró devolviéndole la sonrisa aunque sabía que esa sería su despedida y por dentro solo quería llorar.
¿Porque le había dicho eso?
No tenía ni idea de cómo cumplir esa promesa.
La distancia entre ellos parecía hacerse más grande cada día. Cuando él solo quería protegerlo.
¿Era solo eso? No, había otro sentimiento algo que el mismo reprimía porque estaba mal. Había prometido cuidar de Sanji. Pero sí le hacía caso a esa voz en su cabeza sabía que solo le haría daño.