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Dance with the Emperor por ArthaielEng

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Notas del fanfic:

Los dialogos de los personajes corresponden a la canción, del genero cinematic metal, "Dance With The Dragon" de Dark Sarah ft. JP Leppäluoto

Más no sigue la historia de "The Puzzle" es una de mi invención. 

Canción & video altamente recomendables. Sobre todo porque los dialogos son cantados por ambos cantantes.

Link: https://www.youtube.com/watch?v=dc3XcTcTjaw

 

Take my all, I surrender, surrender d84; (8)

Notas del capitulo:

Para evitar confusiones. La historia esta basada en la Epoca Victoriana/Steampunk. 

Había perdido la noción del tiempo pasados crepúsculos desde su estadía, además de que el saber de ello en vez de hacerle sentir tranquilidad en su corazón apostaría a que le removerá el alma ya que la impaciencia, que trataba de no mostrar en sus expresiones faciales por más inconvenientes tratos de cierto burgués idiota haciendolo desatinar, estaba creandole dudas y preocupaciones sobre las personas fuera de su aislamiento forzado.

 

A pesar de tantos improperios él no se encasillaba en la moral de una buena persona. Sabía los motivos por el cual estaba aprehendido en el sitio, y debía agradecer que no se encontrara pudriéndose en una celda de la policía estatal. Pero aquel deseo le trajo un costo que, siendo  muy orgulloso, tentaba su suerte hasta ese momento.

 

Su nombre, Kuroko Tetsuya, era preguntado por las calles empedradas de la enorme ciudad. En razón de desaparecido sus camaradas lo buscaban incluso moviéndose en las pestes de las coladeras como roedores insalubres. Remarcando, no eran siquiera miembros de esa sociedad donde los empoderados viajan en costosas y elaboradas carrozas de maderas importadas y corceles de sangre pura. Su vida era distinta, si no se hubiera alzado contra esas mismas personas sería un sirviente de estas, limpiando los establos o podando sus jardines y jamás lo permitiría así que en cambio a esto era un delincuente, uno con enormes crímenes.

 

Sus manos no estaban teñidas de sangre, pero si hurtaron materiales de grandes empresas, truncó sus planes y hacía que las pérdidas de dinero fueran abrasivas como una gran llamarada en protesta de quienes hacían trabajar a los suyos con poco salario y horarios inhumanos. Era parte de un movimiento a gran escala buscando el derrocamiento contra los nobles y aristócratas, se llamaban a sí mismos la voz del pueblo para que la Reina escuchara sus peticiones como clase baja.

 

¿Cómo lo lograba? Gracias a ser bendito bajo una mentalidad inteligente sobrepasando expectativas de quien sea, sus inventos de la era moderna competían directamente contra los creados en fábricas, en auge de la revolución industrial mientras tuviera con qué echar a andar su imaginación sus creaciones ayudaban a pasos agigantados al levantamiento. Lo más llamativo y grave fue dejar obsoleta las instalaciones de la más grande del país creando una bomba que dejó reducido a nada. Mismo acto de valentía le costó su libertad actual.

 

Lo curioso. En esos instantes se encontraba cautivo en la propiedad principal de la persona dueña de las instalaciones de su acto de destrucción. Un noble de linaje por sangre de la familia Akashi, su nombre, Seijuro. Cuando descubrió la verdad detrás de su pérdida material hizo buscar, naturalmente, al culpable. No fueron los gendarmes quienes dieron con su paradero y escondite, fueron los mismos hombres forzudos que trabajan solo para él y su seguridad y, para sorpresa suya, no lo entregaron a las autoridades ni encerraron de la forma más deplorable. Sino que lo llevaron a la habitación donde se encontraba dando vueltas sin cesar sobre su amplitud.

 

Más nunca vio al rostro de aquel noble, recibía cartas del mismo ofreciendo hacer oídos sordos a su fechoría a cambio de trabajar para él, negándose de forma vehemente costandole la libertad que anhelaba recuperar. Observando hacía la ventana que solo ofrecía como paisaje la niebla, sin poder abrirla ni romperla, acariciando con los dedos las formas del metal siendo oro puro, molestandose consigo mismo de no poder llevar esa decoración y alimentar a alguien, el odio crecía cuando se veía imposibilitado de hacer un movimiento.

 

Porque día y noche, incluso si solo dormía en las sabanas de seda grises, guardias impedian que construyera algo de índole peligrosa vigilando a marcadas horas como una rutina, porque era bastante claro que Kuroko era un inventor hábil y haría cualquier cosa para obtener lo que se le estaba  negando. Pero él no era una persona que actuará por impulso y desesperación, gustaba de observar y analizar su entorno y dar con la medida. Las pocas ocasiones que salía de aquellas cuatro paredes era para degustar los alimentos que el noble exigia que le dieran, siendo festines que en su vida hubiera imaginado probar, sintiéndose culpable cuando el caviar tocaba sus labios.

 

Fue entonces cuando su oportunidad hizo acto de presencia, inventor e incluso podrían llamarlo equívocamente terrorista, también era un competente ladrón y aprovechándose de un hueco de vulnerabilidad de sus captores logró hacerse de la llave de la puerta principal, ahora solo tenía que ver la manera de escabullirse sin ser notado -su talento- y no tener que acudir a la demolición del lugar, porque claramente eso aumentaría sus pocas probabilidades de sobrevivir.

 

Sumido en su pensamiento de huida, percató tardíamente que tocaron tres veces a la habitación y la puerta se abrió dejando ver primero a uno y después a dos hombres que lo tomaron cada uno de sus hombros haciéndolo salir del lugar. La acción ya era conocida por Kuroko pero quería pensar en el motivo por el cual estaba llevando siendo al gran salón a una hora que rompía totalmente con lo habitual. El total silencio emanaba una tensión que comenzó a sentir en su piel conforme avanzaban por los amplios pasillos, solo escuchando los pasos que en conjunto avanzaban, vio que como medida las actuales y modernas lámparas fueron reemplazadas por velas comunes, deshaciéndose a segundos, con aquel misterio si ponía todo de sí y cerraba los ojos podría incluso escuchar al pabilo ardiendo.

 

Se posicionaron sobre una gran puerta de madera oscura, no era su primera vez en el sitio, como anteriormente se dijo, se trataba del gran salón del castillo, este daba a tres direcciones por escaleras pulcras y blancas con pasamanos de colores neutros y tallados, distintas al segundo piso de puertas confusas e interminables, posicionadas al norte, este y oeste. La decoración era peculiar y normal para un burgués de clase alta, con arte en las paredes, figuras talladas de porcelana y armaduras. El piso, de mosaicos finos de colores blanco y negro como una gran tabla de ajedrez.

 

Con los nudillos, ambos escoltas que lo llevaban, tocaron a la gran puerta en unísono y de igual forma la abrieron causando eco en el lugar por la estridencia de la puerta. Kuroko se quedó estático en su sitio, pero fue empujado para caminar hacia adentro, sabía que era una pésima idea, el temor que hasta la fecha no había sentido se hizo presente. Como si estuviera a punto de ser devorado por algo fuera de su control. Lo dirigieron a escasos metros de las escalera norte notando que vaciaron el lugar dejándolo pulcro a excepción del gran candelabro en el techo, las luces iluminaban todo alrededor.

 

Espabilo cuando los dos hombres abandonaron el salón dejándolo completamente solo. Dio escasos pasos a ambos de sus lados, como si estuviera aprisionado a un radio de dos metros alrededor suyo, confundido hasta que noto que se encontraba acompañado. Sus iris celestes dirigieron su vista a la cumbre de la escalera encontrándose a un pudiente hombre que le escrutaba de friamente alzando su barbilla, haciéndolo menos desde un inicio con su expresión corporal.

 

Bajo la obviedad, se trataba del noble Akashi Seijuro. Vistiendo de forma pulcra a como se espera de él. Su pelirrojo cabello se cubría con una chistera de color oscura y alta, bajaba de esta una cadena de oro dorada adornada en plumas de pavoreal exótico de colores neutros y de frente se observaban los goggles típicos de la época que Tetsuya mismo llevaba pero colgando del cuello y nada finos como lucían los de ese hombre con cristales polarizados emitiendo en todo su brillo matices como la gasolina recién regada. De su figuraba destacaba el saco chaqué inglés recto, sin cerrar dejando ver su chaleco firmemente acomodado con las tiras de cuero y broches dorados y en su cuello, fungiendo como corbata, refinada seda como su estampada camisa ¿Nuevamente oro? Fantoche, murmuró por lo bajo Kuroko Tetsuya.

 

Sus pantalones, de gala, contorneando sus elaboradas piernas se perdían hasta las botas de plataforma y cuerpo con múltiples hebillas, impecables. Pero lo que más llamaba su atención eran sus brazos, como hombrera y protector total de su brazo la plata hacía una manga llena de minuciosos y pequeños engranajes en funcionamiento, podría atreverse a pensar que el hombre carece de un brazo pero el guante completo en esa respectiva mano no dejaba comprobarlo, en cambio la otra llevaba un guante que dejaba sus dedos al aire libre y llegaba el cuero hasta centímetros del codo, tragó seco al ver lo que llevaba ahí, un arma de mano, el cañón delgado posicionado para no rozar su piel pero perfecto para accionar, incluso con un medidor de presión y bajo su conocimiento, recargado con pólvora, listo para accionarse en cualquier momento.  Y no menos importante, para lucir más su poder, los dedos del burgués acariciaban el bastón que llevaba con incrustaciones de rubí.

 

Rubí y Oro, tal cual como sus ojos en donde Tetsuya especialmente se perdió, no sabía que el noble al cual le había destruido su propiedad fuera tan bien parecido y lleno de tanta tecnología que hasta ponía en duda que la mismísima Reina la tuviera. Bufó por lo bajo y se sacudió sus humildes ropas,porque en cambio a esa persona que nació con todo el tuvo que hacerse con lo que llevaba encima, de sus botas con hebillas oxidadas y gastadas, su pantalón gastado de color café y sus bolsillos y pierneras de cuero sin nada porque tanto las herramientas que llevaba ahí como las llevaba en una cinta que cubría gran parte de su pecho de forma cruzada le fueron prohibidas. Al menos conservaba los numerosos reloj que aún funcionaban gracias a los engranajes que él mismo fabricó, con las manecillas desiguales marcando diferentes tiempos, cosa que le ayudaba tanto en sus misiones como al momento de crear nuevas cosas. Y no, por nada del mundo se quitaría la mullida gorra que cubría sus cabellos cian porque no mostraría respeto a esa persona.

 

El aburguesado abrió sus brazos llamando la atención del celeste quien hizo en defensa dar un paso hacía atrás, el sonido de los pasos del pelirrojo bajando por las escaleras con propiedad ponía más de los nervios a Tetsuya.

 

—Sé por qué estás aquí. No trates de escapar, querido.

La voz llena de elegancia y pesadez de Akashi se escuchó con familiaridad hacía Kuroko quien tensó sus músculos al escuchar lo último. Probablemente se estaba burlando de él y si agotaba más sus cabales se lo haría reclamar.

 

—Has sido muy malo, lo sé. —  paró en seco a mitad de camino en las escaleras, firme y sin dejar de hacer contacto visual — Tratando de robar algo que me pertenece. — finalizó con voz demandante.

 

—No tengo idea del porque me han arrastrado hasta aquí. — se defendió Kuroko con semblante serio mientras Seijuro continuaba bajando por las escaleras.

 

—¡No mientas! — alzó la voz el pelirrojo ya estando a la altura del inventor, golpeando la punta de su bordón con el suelo.

 

—No tengo idea de lo que esté hablando ¡Y señor no hay razón para gritar!  — Tetsuya le dedicó una mirada venenosa y retante, misma correspondida al mismo tiempo por el noble.

 

—¡Seguro que hay una razón para gritar! — se excuso Akashi levantando aún más su barbilla haciendo notar su superioridad.

 

—¡Viste la llave y intentaste robarla!

 

—¡Vi la llave pero no la robe!

 

Kuroko reaccionó tarde, había caído en la provocación del noble que conforme discutían iba acortando la distancia entre ellos hasta quedar de frente a escasos centímetros uno del otro. Akashi lo miró de arriba hacia abajo, sus bolsillos medios abiertos, su camiseta de lana, hasta notar un brillo proveniente del cuello pálido de su raptado.

 

—Ya veo… ¿Que tenemos aquí? — dijo burlesco Seijuro formando una mueca en su rostro, tomó del brillo viendo que era un collar y de el, asegurado, estaba la llave de la puerta principal.

 

Kuroko soltó un sonido de sorpresa de su garganta.

 

—¡Nada! — Los orbes celestes desviaron la mirada a la pregunta del heterocromático junto a su rostro que ya empezó a mostrar nerviosismo.

 

—Ahora, sabes porqué estás aquí. Eres un travieso ladrón — la cara perfecta de Seijuro se deformo en cólera mientras mostraba a Kuroko la llave empujándolo hacia atrás.

 

Simplemente no puedo mentirle, él ve a través de mi. pensaba Kuroko sin dejar ahora de ver la cara de su atacante.

 

—Pero si quieres la llave. — dijo mientras la guardaba en el bolsillo de su chaqué. — ¡Tienes que ganartela, querido!

 

Kuroko sabía exactamente a qué se refería, tendría que trabajar para él para lograr salir de ahí, en su mente pasaba la posibilidad, no ayudaría a enaltecer a alguien quien intenta derrocar. Desgraciado, tomó el único pasaje que tenía, se debatía en su mente frunciendo los labios impotente.

 

—Así es como tratamos a los invitados que me intentan engañar. Así que serás mi muñeco de trapo esta noche.

 

Tetsuya cayó al suelo sin poder soportar la presión ejercida por ese hombre quien nunca pensó que fuera tan imponente en persona. Supongo que tendré que ver a donde llega esto, se conforto a su mismo apretando los puños a punto de temblar, era una persona que apreciaba su vida, no quería ver que Seijuro accionara el arma en la manga de su brazo.

 

¡En la danza del Emperador!

 

Y como si hubiera adivinado sus pensamientos, Akashi señaló con el arma a Kuroko quien por primera vez en el sitio mostró angustia en su rostro, había llegado su hora de morir, eso era claro, pero no quería hacerlo, tan sencillo eran las cosas en ese instante, la mirada cruda del noble le destrozaba el alma ¿Acaso sería una buena vida siendo su esclavo?. Sus ojos celestes se humedecieron pero no derramaron lágrima alguna. Tendría que engañarlo, aceptar a medias su trato y buscar otra forma de escapar.

 

—Toma mi todo, me rindo, me rindo. — llevo una su palma a su pecho en un intento vano de controlar sus latidos. — Mirame a mi y a la manera en que te pido perdón, amabilidad y ayuda. Toma mi todo, me rindo, me rindo y si es así tu y yo moriremos en otro día de otra forma.

 

La vista y súplica fueron gratas a la heterocromía, acentuando la promesa de lealtad que añadió el celeste al final de esta. Y en vez de accionar la pólvora con esa mano lo levantó del suelo, percatandose de lo extrañamente liviano que era, había escuchado que superaba las expectativas, pero no creía que un contenedor tan frágil le haya causado tantas jaquecas.

Mismo motivo de usar más fuerza de la necesaria sus cuerpos sutilmente chocaron, Tetsuya no tuvo mejor reacción que posicionarse como si estuvieran a punto de emprender una baile, tocando su hombro y su otra mano sin despegarse de la del contrario, siquiera noto que Seijuro había posicionado la suya libre en su cintura.

 

Lejos de sentir incomodidad ambos cayeron en un trance observándose uno al otro, sus facciones, él como sus hombros se ensalzaban con la respiración que se estaba volviendo normal nuevamente, Akashi notó que los ojos del chico parecían joyas que cayeron del cielo y muy inconscientemente deseo poseerlas. Kuroko en cambio, veía la forma de su varonil mandíbula y piel que arriesgaría por saber si era tan suave como se veía, gusto que le duró segundos  al recordar que ese hombre lo tenía retenido, aún sin romper el contacto se aventuró a hablar.

 

—Creo que ya terminamos. — susurro el celeste.

 

—¿Lo crees? — preguntó con voz ronca Akashi aprovechándose de su agarre para acercarlo más a sí.

 

—Tengo que irme. — pidió Kuroko.

 

—No vas a ir a ninguna parte. — resaltó el burgués.  

 

Deshaciéndose  del pelirrojo, Kuroko dio pasos atrás intentando arrepentirse de lo que pensaba hace algunos segundos, la desesperanza del encierro le estaba haciendo plantearse cosas de las que estaba en contra, sabía que era mero patrón mental a causa de todo. Podría quizás razonar con este miembro de la nobleza.

 

—¿Porque estás haciendo esto más difícil de lo que es?— pidió saber Tetsuya.

 

No deseaba que un plebeyo lo entendiera, sus sollozos en ese lugar solitario. Lo que nunca entiende alguien que se haga llamar humilde  es que el dinero no trae la felicidad consigo.

 

—Tienes una llave que ni siquiera necesitas. — seguía hablando como intentando primero entender el antes que Seijuro.

 

—Es por eso que estoy aquí de pie entre tú y tu vida. — siguiendo el hilo de sus pensamientos más que del reclamo de Tetsuya respondió.

 

—¿Estas de pie aquí entre yo y mi vida? — cuestiono Kuroko. — Siento decir…

 

—¿Que pasa ahora? — fastidiado volvió a alzar la voz.

 

—Mucha suerte intentando.

 

La risa lenta pero cargada de cinismo de Seijuro se dejó escuchar por todo el salón. Claramente molesto Kuroko le dio la espalda caminando con prontitud hacia la gran puerta de madera, las consecuencias las pensaría después, ahora solo por más irónico que se escuchará, quería volver a su encierro y no volver a hacer temblar su voluntad ante Akashi Seijuro, quien al ver su acción lo alcanzó a medio andar. El forcejeo inicio, a pesar de que le resultara incluso reconfortante el aroma que desprendía el noble no iba a dejarse engañar por el claro encanto que este tenía, no valía la pena. Evitaba volver a verlo al rostro, a empujones deseaba apartarlo y correr de ahí, su orgullo probablemente lo haría pasar hambre y sed como castigo.

 

Percibió que claramente su fuerza no era competencia para la del pelirrojo quien tenía intenciones de volver a aprisionarlo contra su cuerpo, era cruelmente tentador. Como se le permitió, deshizo el agarre y corrió hacía la escalera oeste que le quedaba más cerca, pero vio que el pelirrojo no le seguía más parando en seco a mitad de estas. Entonces lo comprendió, fuera del gran salón no habría escapatoria, es más, si el en su arranque de valentía abría cualquier puerta los guardias se lanzarian encima. Actuaba como infante en medio de un arrebato, el peso de sus palabras regresaba a él.

 

Toma mi ser, me rindo, me rindo. Mirame a mi y a la manera en que te pido perdón, amabilidad y ayuda.

 

Akashi piso los escalones dirigiéndose hacia Kuroko quien lo miró desconcertado, no llevaba un porte agresivo. Era como si estuviese escalando al pabellón de una doncella, celos se instalaron en su ser al saber que era una mentira y seguramente aquel aspecto se le era entregado para tranquilizarlo y volver a caer, y no hizo ahora nada para evitarlo. A un peldaño abajo del de Kuroko, Akashi se limitó a volver a admirar al celeste, ahora siendo correspondido y como si un imán atrajera sus cuerpos, Tetsuya bajo para volverlo a tener perfectamente de frente.

 

Seijuro con sus dedos desnudos acarició el rostro de Kuroko, está dejándose llevar nuevamente  admitió la atención sintiendo que en efecto, la piel del noble era de ensueño. Preguntas se instalaron en ambos, sobre lo correcto de la situación, el celeste pensaba que quizás aquel hombre tendría un lado bueno en su corazón, el pelirrojo se interroga sobre el cómo sería bailar con él, como su acompañante y probablemente su amante. ¿Era una falta a sus vidas? ¿Por que se instalaron esas emociones en tan pocos minutos? La tracción se volvió mutua.

 

El más alto acortó la distancia aún más dejando sus rostros a punto de besarse, el cortejo dio motivos a Kuroko de sonrojarse y sentir su corazón acelerar pero esta vez no por el miedo. Sintió como era abrazado por la cintura y sus cuerpos volvieron a unirse percatando que aquella intranquilidad de los latidos no era propia de él sino que era de ambos.  

 

—Te mostraré mis mejores movimientos. — susurro Akashi contra los labios de Kuroko.

 

El celeste al sentir el aliento del noble chocar contra sí mismo no pudo evitar contener un suspiro.

 

—Tus mejores movimientos...

 

Lo besó. Unió sus labios contra los del plebeyo, suaves al tacto. Una sensación indescriptible se apoderó de Seijuro quien ansiaba de seguir probando la dulzura que le proveía el pequeño que se aferró a él. Lenta y placenteramente movía su boca marcandole un ritmo al celeste quien hacía por seguirlo y probablemente no se arrepentirá de hacerlo. Húmedo y cálido, los suspiros que salían de la garganta de Kuroko lo hacían ponerse insano.

Tuvieron que separarse y lo primero, hermoso que se encontró, fue la mirada cristalizada y los pómulos rosados de Tetsuya falto de aire quien dejó sus labios entreabierto esperando que nunca terminará el ósculo.

 

—¿Porque tu no...? — reaccionando, preguntó en voz baja Akashi.

 

—Solo necesito la llave, estoy tratando de salir de aquí. — contestó tomando ahora el con su mano el rostro de Akashi quien no se negó a la muestra de afecto. —Se que es un mal acuerdo y decepcionado te debes sentir.

 

El pelirrojo asintió perdiéndose de nuevo en los labios de Kuroko mientras hablaba, ignorando que la mano del celeste bajaba lentamente de su cuello hasta su pecho.

 

—Por favor ayúdame a escapar.

 

Entrando en razón noto que Tetsuya trataba de robarle nuevamente la llave del bolsillo de su saco, frunció el ceño y lo alejo. Sintiéndose traicionado bajo las escaleras apretando los dientes, con la sensación de su pecho ser apretado y con la apetencia de contraer llanto se mantuvo en sí y al llegar al centro del salón siendo claramente perseguido por Kuroko, hizo sonar tres veces su bastón duramente contra el mosaico que pisaban. Los guardias abrieron la puerta principal y al verlos, el celeste entró en pánico, antes de poder tocar siquiera al noble fue detenido. Su instinto de supervivencia hirió al pelirrojo que volteo a verlo con recelo.

 

—¡Toma mi todo, me rindo, me rindo! — volvió a repetir, se notaba el dolor que estaba sintiendo Kuroko en esos momentos.

 

Pero fue tomado nuevamente de los hombros y obligado a caminar, de vuelta, fuera del gran salón. Perdiendo cualquier indicio de vergüenza forcejeo con los guardias, para hacerse escuchar, insistiría hasta el cansancio.

 

¡Toma mi vida, me rindo, me rindo. Mirame a mi y a la manera en que te pido perdón, amabilidad y ayuda!

 

Lo había oído, respirando agitadamente conteniendo su ira, el heterocromático lo señaló haciéndolo sentir culpable.  Y devolvió lo que creyó podría ser cierto.

 

¡Tu y yo moriremos en otro día, de otra manera! — concluyo dando la espalda.


Tetsuya vio como sacaba de su saco el collar y lo blandía en el aire, tan cerca y tan lejano, su pasaje a la libertad quedaría marcado para siempre, si él nunca fue una persona de impulsos no encontraba motivo por el cual tenerlos cuando esa persona del frente lo obligaba a hacerlos. Confundido ya no sabía cuál era su motivo de existir, pero tendría bastante tiempo para preguntarselo mientras Akashi Seijuro sube las escaleras con esa despreciable llave en mano.

Notas finales:

Esta historia esta planeada como simple one-shot, pero en serio la idea me parece bastante poco común al menos para la ship y KNB y en caso de que les llame la atención podría alargar esta historia a un Fic completo. Con gusto emprendo este proyecto, pero si consideran que así esta bien, así se queda. 

 

En serio escuchen la canción, esta muy buena. De ahí saque la idea, más que nada por el video. 


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