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Dimension War por Anotherdim07

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Ryou se acercó cansado a la puerta y deshizo el hechizo que la mantenía cerrada. Una vez abierta, hizo aparecer una pequeña ave a la que colocó un trozo de papel con un mensaje en su cuello y mandó a volar hacia el interior del túnel, con destino a la zona segura. Casi había amanecido y los demonios que alcanzaron a llegar hasta la pequeña aldea que habían construido para vivir habían sido eliminados.

Su aldea, pensó, era ahora un completo desastre. No eran más que unas pocas casas que sólo tenían habitaciones para descansar y compartir un momento ameno en familia, más el establecimiento en el que todos se encontraban ahora, lugar donde todos debían pasar la noche sin excepción porque, había que admitirlo, ellos no eran grandes magos capaces de mantener la barrera para toda la zona.

Suspiró, aquello que se había convertido en un pequeño oasis de tranquilidad y esperanza de vivir un poco más libre se había acabado, destrozado sin piedad de la noche a la mañana como nunca pensó que pasaría.

Se giró con pesadez a observar la entrada principal del establecimiento, la que estaba totalmente destruida, con todas las ventanas rotas y los muebles esparcidos por el lugar luego de la catastrófica intromisión. Probablemente tendrían que tratar de reconstruir el lugar o dejarlo y construir otro lo más pronto posible.

Miró al suelo con pena y apretando ambos puños. Estaba agradecido de poder ver la luz del sol una vez más, pero no sabía que harían de ahora en adelante. No tenían lugar seguro donde descansar y, siendo realistas, les tomaría demasiado tiempo reparar los daños de lo que por meses había sido su hogar.

- Ryou, descansa un poco – escuchó a su lado, asustándolo – necesitamos recuperar energías.

- ¿Qué haremos ahora? – se sentó en el piso a un lado de Otogi, abrazando sus piernas y escondiendo su cabeza.

- No lo sé, igual que tú estoy preocupado – le habló el otro mientras observaba a los cuatro desconocidos pasearse por la aldea en busca de algún indicio de peligro y acercarse a ellos lentamente - pero también tengo curiosidad sobre el motivo que llevó a esos cuatro a venir aquí – El peliblanco levantó su cabeza para observarlo – Nunca nos habían ayudado, no sé qué planean –

- ¿Ayudarlos quizás? – dijo el rubio parado frente a ellos, con una sonrisa en el rostro y guardando su espada en el estuche de su cintura. Tanto Ryou como Otogi lo miraron con desconfianza – Tsk, no me miren así que no les haré daño ¿No somos del mismo equipo? –

- Por supuesto que no – el pelinegro lo fulminó con la mirada – es gracias a ustedes que estamos aquí y en estas condiciones. Los que vienen a hacerse cargo de la barrera siempre se han creído superiores y con el derecho de decidir sobre nosotros sólo porque conocen un poco más de magia y pueden moverse libremente a través de la puerta dimensional – se levantó del piso para enfrentarse al otro, pero sintió una pequeña presión en su muñeca derecha. Ryou lo estaba deteniendo.

- Tranquilo, no es culpa de ellos – le dijo el albino, suplicándole con la mirada un poco de tranquilidad después de tanto desastre.

- ¿No lo es? – dijo el otro con rabia contenida.

- Fíjate bien, no son ellos los que nos expulsaron esa vez de la torre principal. El uniforme que utilizan es igual pero no son las mismas personas, incluso la forma en la que nos miran es diferente. – dijo en un susurro para que sólo su compañero lo escuchara.

- Pero… - continuó el otro.

Jōnouchi miró a ambos con duda al no entender lo que hablaban entre ellos, ya que lo habían aislado de su conversación. Recordó entonces cuando llegaron a las afueras del bosque, iluminado por la tenue luz que desprendía la pequeña barrera en su interior, la que trataba arduamente de resistir ante el constante ataque y encogiéndose cada vez más. No dudaron en ponerse en marcha de inmediato y eliminar cuanto demonio se les atravesara en el camino, los mismos que combatían cada noche para proteger la torre principal. Aun así, no pudieron evitar el colapso de la barrera minutos después.

Toda esta situación era extraña, se preguntaba por qué jamás les habían mencionado que toda esta gente se encontraba aquí y en peligro constante. Ni la gente de la torre les había hablado de esto.

- Fue el anterior convocador y su equipo, por ellos fuimos exiliados y desprovistos de la protección de la barrera – se dirigió Ryou al rubio, el que pegó un pequeño salto al ser sacado repentinamente de sus pensamientos – Desde entonces hemos tenido que valernos por nosotros mismos en las condiciones que ven aquí –

- ¿Por qué ellos harían algo así? Nuestra misión es darles protección, no quitárselas – preguntó Anzu, quien había alcanzado a escuchar lo último.

- El convocador no soportaba que la gente de Azahar pudiera manejar algo de magia, prefería mantenernos ignorantes – contestó el pelinegro, sorprendiendo a los dos chicos frente a él –  Para ellos éramos seres inferiores por lo que siempre nos vio a todos como unos buenos para nada, ni siquiera para asegurar su propio bienestar. Qué pudiéramos hacer magia significaba que estábamos a su altura y podríamos ser una amenaza, por eso se encargó de eliminarnos discretamente. Aunque pensó que moriríamos afuera por obra de los demonios – empuño fuertemente sus manos de rabia para luego sonreír – no contó con que podríamos sobrevivir por un tiempo –

- ¿Cómo pueden realizar magia? Creí que los únicos magos estaban en Domino – pregunto Marik al llegar con ellos luego de que terminó de inspeccionar el lugar y corroborar que todos en su interior se encontraran a salvo –

- Hay algunos libros en Azahar, escondidos en uno de los salones superiores de la torre. Del grupo que tratamos de aprenderla, pocos logramos controlarla al nivel de realizar conjuros simples y sencillos – Ryo se levantó del suelo para continuar – No estamos al nivel de los magos de Domino, pero es gracias a ese aprendizaje que hemos soportado esto por casi dos años -

- ¿Todo este tiempo han vivido aquí? – preguntó sorprendido Honda, a lo que Ryou y Otogi asintieron. - ¿Cómo? Es decir… ya saben…. con tanto demonio dando vuelta por ahí… -

- Al igual que el convocador, creamos entre todos los que conocemos de magia una barrera cada noche para protegernos – respondió tranquilamente Ryou – Jamás había pasado que se reunieran tantos aquí –

- A veces, la barrera era completamente innecesaria pues sólo se acercaban un par de demonios que habían perdido el rumbo. No sé qué pasó hoy – continuó el pelinegro, mirando el lugar – pero no soportaremos otra noche así, no sé qué vamos a hacer – terminó en un susurro.

- Fácil – comenzó Honda – elaboraremos una buena estrategia… y volverán a la torre –

- ¡¿Qué?! – gritaron a la vez Otogi y Ryou, despertando de golpe a sus dos compañeros que, agotados, estaban durmiendo en el piso desde que los demonios fueron aniquilados.

- ¿Qué les sorprende tanto? – preguntó Marik, impresionado por la actitud de los dos.

- Es que… hace años fuimos expulsados sin contemplaciones de ese lugar – comenzó Ryou, sin creerlo aún – jamás pensé que nos dejarían volver –

- Nosotros no permitiremos que sigan corriendo peligro aquí y dudo que Yugi no piense lo mismo, después de todo él nos envió – habló conciliadoramente Anzu.

- ¿Yugi? –

- El actual convocador, ya lo conocerán – Jōnouchi habló con una sonrisa en la cara – Por cierto, ¿Cómo sabían quienes éramos? –

- Es fácil, los que vienen de Domino siempre ocupan el mismo uniforme. Son tan creativos – se burló el pelinegro, mientras los otros cuatro se observaban a sí mismos. Luego extendió su mano – Soy Ryuji Otogi y mi compañero es Ryou Bakura, de todos los que vivimos aquí somos los que más sabemos de magia así que la mayoría nos ve como líderes o algo así –

- Katsuya Jonouchi – contestó el rubio estrechando su mano – ellos son Anzu Masaki, Hiroto Honda y Marik Ishtar. Como adivinaron somos los que nos encargamos de proteger la barrera ahora, llegamos hace poco tiempo en realidad.

- Pero si ustedes están aquí, ¿Quién está en la torre principal? – preguntó Ryou preocupado.

- No había muchos demonios rondando la torre así que sólo Yugi se encarga de protegerla – Honda respondió despreocupado.

- Ya veo, así fue como se enteraron de lo que pasaba. Espera… ¡¿Dejaron al convocador sólo?! – gritó el pelinegro, asustando a los chicos.

- Ehm… si. Yugi es capaz de mantener solito la barrera, es mucho más hábil que nosotros en magia – respondió el rubio, sorprendiendo a los dos - Ahora, tendremos que contactarlo porque vamos a necesitar de su ayuda para poder llevarlos a la torre sanos y salvos. ¿Les parece? –

Ambos chicos se miraron entre sí con duda, pero terminaron por asentir.

- Convocaré la pantalla para comunicarnos con él y… -

- ¡Chicos! – gritó repentinamente alguien interrumpiendo a Anzu. Cuando se giraron a mirar de dónde provenía la voz, un chico de unos 15 años salió corriendo del túnel y se dirigió a ellos. Varias personas salieron tranquilamente después de él pues el mensaje enviado por Ryou les había llegado.

- Me alegra tanto que todos estén bien – dijo emocionado el recién llegado – Lamento no haber podido ayudar – terminó cabizbajo –

- No digas eso, no es tu culpa – le dijo enternecido el peliblanco a su lado, lo tomó de los hombros y le indicó que girara para enfrentarse a los otros – Chicos, él es Mokuba. Apenas está aprendiendo magia así que podrá ayudarnos también. Mokuba, – se dirigió al chico – ellos son magos, gracias a ellos estamos aquí ahora -

- Mi nombre es Anzu – respondió amablemente la chica – ellos son Marik, Honda y Jōnouchi –

- Un gusto – dijo el chico, girándose con duda para mirar al albino – Ehm… ¿En qué los ayudaré? -

- Buscaremos una forma de que regresen a la torre así que necesitaremos de toda la ayuda posible – respondió sonriente el rubio.

Al escuchar esto la sonrisa de Mokuba se borró - ¿Es una broma? Porque si es así no es gracioso –

- No es una broma, hablamos en serio – habló Marik.

- Ellos dicen la verdad, vamos a volver – dijo Otogi, apoyando ambas manos en los hombros del menor – vamos a volver… - terminó, con una sonrisa de esperanza en su rostro, pues podía confiar esta vez.

Viendo así a uno de sus compañeros más fuertes, Mokuba comprendió que lo que decían era verdad y se giró decidido – Bien, volveremos -

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En la cumbre de la torre principal se encontraba Yugi sentando y apoyando su espalda en la plataforma, agotado.  Luego de que los chicos se marcharon el número de demonios comenzó a aumentar y tuvo que resistir con la barrera hasta la que la luz asomándose por el horizonte se los llevara a todos con ella.

Le dolía todo el cuerpo y sólo quería dormir, pero repentinamente un círculo mágico hizo aparición frente a él por lo que trató de verse lo más normal y repuesto posible.

- ¿Yugi? – habló Marik a través de la pantalla.

- ¡Marik! – Habló acercándose más a la pantallas - ¿Están bien? ¿Qué es lo que sucedió? –

- Tranquilo, amigo. Estamos bien, sólo tenemos un par de problemas –

- ¿Qué clase de problemas? –

Marik lo miró serio – Dentro del bosque que observaste había una pequeña aldea donde vivían unas treinta personas. La aldea quedó totalmente destruida, pero pudimos llegar a tiempo para salvar a la gente de los demonios que llegaron aquí –

- Pero ¿por qué estaban en ese lugar? –

- Es una historia algo complicada pero de la que hay que hablar – dijo preocupando al otro – Pero ahora lo importante es trasladarlos a la torre y, en lo posible, hoy mismo. No podemos teletransportarnos con magia como lo hiciste ayer por lo que tendremos que ir a pie y eso nos tomará unas cinco horas si no nos detenemos a descansar y vamos con buena velocidad –

- Marik, dudo que estén en condiciones de hacer eso –

- Lo sé – suspiró – Como pensamos, hay gente capaz de hacer magia entre estas personas y podríamos ayudarnos de eso -

- Chicos, si contamos con que debemos descansar e ir caminando nos demoraremos unas siete horas y media – intervino repentinamente Anzu – Si sumamos a eso que debemos dormir unas seis u ocho horas para reponernos, calculo que estaremos llegando por la noche –

- Eso es peligroso – dijo el chico a su lado – No podemos arriesgar a la gente de aquí… -

- Tengo una idea – agregó Yugi, los chicos al otro lado lo miraron expectantes – Descansen en ese lugar porque los necesito repuestos para llevarla a cabo –

- ¿En qué consiste? –

- Tomarán todo lo que necesiten para llegar aquí y se trasladarán caminado junto a los demás, tomándose el tiempo necesario para descansar y alimentarse –

- Pero aún no estaremos lo bastante cerca cuando llegue el atardecer – dijo la chica.

- Cuando ese momento llegue, yo levantaré la barrera y la extenderé hasta ustedes –

- ¿Podrás con eso? – preguntó Marik preocupado – no sé si estaremos al alcance de la barrera y cubrir un espacio tan grande requiere de mucha energía y magia –

- Confíen en mi, en el lugar en el que estén yo los alcanzaré – respondió sonriendo, para intranquilidad de los otros dos – una vez que estén todos dentro será más fácil –

Los otros se tomaron algo de tiempo para responder – Tsk. Es una idea descabellada, pero es la opción más confiable ya que no se me ocurre otra – se cruzó de brazos la chica a la vez que cerraba los ojos – Yugi, ¿Estuviste bien sin nosotros ahí? –

- ¿Eh?… si…no pasó nada – contestó nervioso – Una o dos criaturas, nada de qué preocuparse –

- Bien, iremos a descansar y te avisaremos apenas salgamos de aquí. Ve a descansar también porque lo necesitarás –

- Claro –

Cortaron la comunicación y el chico suspiró cansado, se levantó con algo de esfuerzo y se dirigió a su habitación a dormir por unas cuantas horas. En el otro lado, Anzu y Marik fueron al encuentro de los otros dos para comentarles el plan y proceder.

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- ¿Eso es lo que esperabas? No lograste romper esa estúpida barrera aún cuando lograste sacar a los guardianes de ahí – le dijo con burla una voz detrás de él.

Se encontraba en uno de los salones del lugar, tomándose una copa en soledad y pensando con rabia cómo su plan había fracasado. Lo había ideado con detenimiento, sabía perfectamente del grupo de personas que se encontraban en el bosque más alejado de la torre aunque jamás habían sido de su interés puesto que la puerta a Domino no se encontraba ahí. Pero hoy eran la pieza clave y hasta ahí había ido todo a la perfección.

Maldito convocador y su habilidad con la magia.

- Bien logrado, debo decir – continuó la chica detrás, acercándose – pero no lo suficiente –

Se detuvo al escuchar un fuerte ruido que provenía del chico, miró detenidamente y se dio cuenta de que éste había destrozado la copa en su mano.

- Maldita sea, deja de burlarte de una vez – dijo mirando como su mano sangraba por las cortadas, para luego usar magia y sanarlas por completo – aún queda algo por hacer –

- ¿A qué te refieres? – comentó curiosa.

El otro se levantó de su asiento dándole la espalda – Xian, – la llamó – aún queda ver que es lo que harán para llevar a toda esa gente a la torre. Quiero que estés preparada para actuar –

La otra sonrió – Por supuesto, Hieron –

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Era la hora de partir y la gente comenzó a reunirse en lo que quedaba del establecimiento, emocionada por volver pero nerviosa por lo que podría pasarles en el camino de regreso.

- Bien, chicos – comenzó Anzu dirigiéndose a sus compañeros y los magos – vamos a empezar el camino de regreso y quiero que estén preparados para cualquier cosa, en cualquier momento. Los demás dependen de los rápido que podamos reaccionar en caso de que los demonios lleguen a nosotros antes de que la barrera lo haga –

- ¿En serio crees que el convocador podrá alcanzarnos a tanta distancia? – dudó Otogi, mientras los demás miraban a los cuatro algo desconfiados.

- No es momento para dudarlo ahora, es la única opción que tenemos – respondió el pelicenizo.

- Incluso si la barrera no nos alcanza, confíen en nosotros – dijo ahora el rubio – destruiremos los que se nos ponga delante – gritó emocionado, a lo que tanto Anzu como Marik suspiraron.

- Estamos listos – se acercó Ryou al grupo.

- Entonces, es hora de emprender el camino de vuelta –

- ¡Sí! – respondieron todos a coro, mientras Anzu enviaba el mensaje a Yugi a través de un ave. No lo hizo por la pantalla mágica pues éste podría estar durmiendo y no quería despertarlo aún.

Casi seis horas después, habían recorrido una gran parte del camino hacia la torre y el atardecer estaba haciendo acto de presencia por lo que algunos comenzaron a ponerse nerviosos y otros en guardia.

- Comiencen a preparar la barrera – dijo Marik al notar como a lo lejos comenzaban a materializarse las criaturas.

- ¡Aun no! – gritó Jōnouchi - guarden sus energías para más adelante. Sólo hay un par, podremos con ellos – y al instante corrió a combatir, mientras los otros tres le seguían.

Por otro lado, Yugi estaba ubicado y listo para extender la barrera. Ya comenzaban a aparecer las estrellas en el firmamento cada vez más oscuro y no podía perder un segundo más, por lo que se enfocó en redireccionar la barrera llevando a uno que otro demonio consigo. A medida que se hacía más grande, los demonios que chocaban con ella iban desapareciendo afectados por la magia y la gran velocidad a la que crecía. Así, pasaron tan sólo unos treinta minutos para que los demás lograran visualizarla.

- La barrera, ¡puedo verla! – avisó Ryou a los demás, quienes apresuraron el paso – No deshagan la nuestra aún, por lo menos hasta que podamos tocarla – les dijo. Aún con la negativa del rubio a crearla no tuvieron otra opción al ver a los demonios a aumentar en cantidad.

- Estoy sorprendido – se admiró Mokuba a su lado – aún con lo lejos que estamos nos alcanzó aquí. Los chicos están algo cansados por lo que estaba algo nervioso – admitió.

- ¡Jōnouchi! – el rubio se giró ante el grito de Honda - ¡ayuda a los demás a llegar pronto a la barrera! Nosotros nos encargaremos del resto –

El rubio asintió, dirigiéndose de inmediato al grupo de aldeanos para tomar a los más pequeños y llevarlos al interior. Una vez cerca, los magos deshicieron la barrera más pequeña y se adentraron en la otra, por lo que pudieron tomar un profundo respiro por primera vez después de tantas horas.

- Chicos, tenemos que continuar. Los que podamos ayudar a combatir con magia debemos quedarnos cerca de los chicos y los otros, continuar caminando hacia lo torre – pidió Ryou, a lo que los demás asintieron.

- Yo te ayudaré – le dijo Mokuba decidido.

- No, tú te quedarás con el grupo en caso de que pase algo. –

- Ryou tiene razón – le habló el rubio – él y yo iremos a combatir, te encargaremos a los demás – le animó.

- Bien, confíen en mi – contestó sonriente y dirigiéndose con el grupo más grande.

Una vez que se fue, el albino se dirigió al chico a su lado – Jōnouchi, ve rápido con Yugi –

El otro se extrañó ante el repentino pedido – Estará bien, no te … - se interrumpió al ver lo serio que estaba el chico.

- Debes ir. Si te fijas bien, la cantidad de magia no es constante por toda la barrera y se hace más delgada en la cumbre de la torre – indicó, a lo que el rubio dirigió su mirada al horizonte donde apenas y podía verla – Es un gran mago, pero ni aún con todo ese poder resistirá un conjuro como este tanto tiempo y de esta forma -

El otro se maldijo a sí mismo por no notarlo, Yugi estaba enfocando sus energías en proteger a la torre en su extensión y a ellos, exponiéndose en la cumbre. Agradecido por el consejo de Ryou, comenzó a correr para alcanzar a Yugi antes de que algo pasara. Solo le tomaría unos treinta minutos si lo hacía rápido.

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- Xian, es hora – habló Hieron entrando a la habitación donde la otra observaba el desierto por una especie de ventana ovalada.

- No te preocupes, sé lo que tengo que hacer - la chica se giró hacia él sonriendo, tomó el arco y las flechas que descansaban en una esquina y desapareció.

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Por su parte, Yugi estaba comenzando a agotarse. Había sido algo iluso al pensar que sería tan fácil realizar una hazaña como esa y ahora se daba cuenta de eso, sobre todo al ver que encima de él la barrera era prácticamente inexistente. No podía protegerse a sí mismo sin descuidar el resto de la torre o el grupo que se dirigía hacia ella, por lo que tuvo que elegir y él salió perdiendo pues era una decisión obvia.

Miró a la lejanía tratando de visualizar a los demás, pero le llamó la atención ver a Jōnouchi acercarse corriendo hacia él.

- ¿Jōnouchi? ¿Qué …? – vio como el otro le indicó constantemente hacia el cielo, aterrado. Cuando levantó su mirada vio lo que parecía una mujer con vestido blanco con detalles rojos y medio rostro cubierto apuntándole con un arco y una flecha. Abrió sus ojos sorprendido pues la mujer le miraba con odio contenido y dispuesta a acabar con él ahí mismo.

Unos metros más allá, el rubio sólo pudo observar en cámara lenta como la mujer disparaba la flecha directo a su amigo, quien se mantenía congelado del miedo.

- ¡Yugi! – gritó desesperado, viendo como el otro caía al suelo luego de ser atravesado por el arma.

Notas finales:

Imagínense a Xian como la carta "Xiangsheng Magician" y a Herion como "Hierophant of Prophecy", así no les seá tan complicada la poca descripción que coloqué de ellos.

Gracias por leer :)


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