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귀신 - GWISHIN, espíritu atormentado por NaniNan_chan

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Notas del fanfic:

Por cada leyenda coreana, habrá una OTP diferente. Disfrutad de la cultura coreana.~

En todos los lugares del mundo existen leyendas, unas más reales que otras. Pero todas, todas, tienen algo en común: ocurrieron. Puede que en algún punto del boca a boca se pierdan detalles, se cambien cosas para hacerlo ver más increíble o se añadan acontecimientos, que poco tiene que ver con los hechos. Por esta razón, te voy a explicar la verdadera historia de un profesor que aprendió las consecuencias de su arrogancia de la peor forma.


Corría el año 1995 cuando dicho docente, de nombre JongIn, llegó a un pequeño instituto del barrio de Gajwa. Recién licenciado en la Universidad Nacional de Seúl y con ganas de enseñar a jóvenes, ese tranquilo lugar donde había una vacante le pareció magnífico. Algunas estudiantes se giraban a verlo entre risitas y sonrojos mientras que otros profesores criticaban su cabello teñido de rubio. Te diré, quedaba perfecto con el tono bronceado de su piel y el traje que las normas dictaban llevar.


-Buenos días, clase de tercero. Mi nombre es Kim JongIn y este curso seré vuestro tutor y profesor de lengua. Espero que nos llevemos muy bien. - fueron las primeras palabras que dirigió al grupo frente a él. Los casi treinta muchachos respondieron con exclamaciones en confirmación y ese mismo seis de marzo comenzó todo.


Las clases iban bien, con un maestro tan guapo, simpático y dinámico, las horas de estudio pasaban muy rápido; las de receso aún más. Fue en una de estas donde escuchó lo que unas chicas cotilleaban, no tan bajo para ser susurros pero lo suficiente alto como para no ser una conversación privada.


-Juro que nadie que haya entrado nunca a ese baño, ha salido. Desaparecen. - movió las manos como si fuera magia, sus ojos algo más abierto de lo normal.


-Que no, YeRim-ah, recuerda a esos chicos que se metieron un día. -


-JongHyun-oppa. Y su novio. - intervino SeulGi sin siquiera levantar la cabeza de su dibujo.


-¡Exacto! Ellos se amaban, no me creo eso de que le era infiel y oppa lo mató por eso. Además, estaba cubierto de su sangre... Iugh. -


-Es lo que te digo, hay gente que entra y no sale. Nunca. - volvía a repetir la pelinegra.


JongIn ya no podía con su curiosidad y dejando el café que bebía en su escritorio, se acercó más al trío. Se callaron de golpe como si estuvieran hablando de algo que no podía saber nadie. Muy sospechoso para el novato.


-Hey, chicas. ¿Qué es esa historia? -


-Nada. -


-Vaya sincronización tenéis las tres. ¿Qué dibujas señorita Kang? -


-Umm... Son las puertas de un baño al que no ha de entrar, profesor. Hay fantasmas, ¿sabe? Y si alguien los ve, morirá. -


-Puede que no sean fantasmas pero pasan cosas horribles de verdad. - defendió de nuevo Yerim.


-Repito que nada tiene que ver con cosas del más allá. Es chico le estaba siendo infiel, seguro que se lo merecía. -


-¿Quién se puede merecer la muerte por adulterio, señorita Park? -


-Llámeme Joy, profe. Y créame, ese chico se fue con medio instituto, y porque era gay, que sino también se iba con el otro medio. -


La castaña recibió un golpe en el hombro de por la menor pero varios asentimientos de SeulGi. Pero no quedó ahí, esa pelinegra estaba decidida a creer que era algo más.


-No fue por eso. Te juro que algo, el fantasma, mató al chico. Apuesto a que también fue a por oppa pero escapó. También está esa señora, la ex-mujer del director. ¿Cómo explicas que sólo encontraran mechones de su cabello tres días después de desaparecida? ¿Y el chico de primero? Cada año se les dice a los nuevos que no vayan a esa parte, que están todas las aulas vacías y no entren a los baños, que son peligrosos. Las reglas lo prohíben. Si el profesor Choi no hubiera estado por allí... -


-Sécate esas lágrimas, YeRim-ah, hubiera sido mejor que muriera. De nada servió que Minho tirara la puerta abajo. Nadie le va a devolver su pierna ni su brazo izquierdo. -


-¿Sus qué? - murmuró con la boca abierta, sin salir de su asombro. Eso ya era pasarse demasiado para una novatada. Parecía que lo decían en serio.


-Su brazo izquierdo y su pierna izquierda, profesor Kim. Casi no llega al hospital y ha pasado el último año desde que sucedió sin hablar con nadie. Nadie. -


-Eso son muchas casualidades juntas, estoy seguro de que nada malo pasa allí. Y os lo voy a demostrar. Pasaré una noche en el baño maldito. - declaró fuerte, poniéndose recto.


No sólo las tres chicas se habían callado, toda la clase se quedó en un sepulcral silencio que duró varios minutos. Algo inaudito para una clase de adolescentes. Miradas confusas, de terror y otras que demostraban creer en la falta de cordura el profesor fue todo lo que recibió el hombre antes de que la campana sonara, señalando el fin del descanso.


Durante las dos siguientes horas fue imposible dar clase en tercero B y para cuando el siguiente descanso para comer llegó, en las clases de la tarde nadie estaba atento. Los rumores sobre el profesor suicida se habían esparcido rápido como pólvora. Ahora todos estaban muy ocupados hablando sobre qué parte del cadáver sería encontrada y cuándo, qué nuevo profesor sería contratado y en que añoraban al veinteañero. Porque sí, todos daban por hecho que no iba a sobrevivir a esa noche de sábado donde lo iban a despedir al atardecer y algunos con curiosidad y morbo volverían el domingo al amanecer, sólo por si acaso.


A todo eso, sólo tres personas se preocupaban de verdad: el mismo JongIn, el director y KyungSoo.


El primero, algo altanero y confiado en sí mismo, creía que nada le pasaría. Sólo es gente de pueblo asustada, se decía. Estaba decidido a ir con su walkman y bailar toda la noche, no iba dejar que unos rumores acabaran con su carrera después de no haber podido entrar a la carrera de danza por sus padres.


El segundo, se escandalizó ese mismo lunes. Para el martes intentó convencer al chico de no hacerlo. El miércoles no paró de tomar pastillas para las úlceras que esos "jóvenes insensatos" le provocaban. Jueves fue para realizar llamadas al ayuntamiento, reclamando por otro nuevo profesor de lengua y el viernes ya estaba ojeando las fichas recibidas. Esta vez eligió a alguien más maduro y con experiéncia.


Y el tercero, oh pobre Do KyungSoo. Toda su vida interesado más en los libros que en las personas y cuando llegaba ese que le hacía sacar su nariz de entre las hojas, se declara un suicida. Más mala suerte no podía tener. Y encima, no tenía el valor para confesarse. Pasar cuatro días con el amor de tu vida son mejor que nada, según él. Lo tenía claro, si su amado salía vivo, se declararía. Era lo que pensaba en cada clase, en cada descanso donde lo seguía allí a donde fuera.


Pero nadie estaba listo para lo que pasaría.


 


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