Ciertamente la suerte no estaba del lado de aquel chico. Era su primer día en la ciudad y ya había extraviado su billetera, mojado los pasajes y olvidado la dirección de su departamento. Genial, nada podía empeorar la situación, aunque claro, una lluvia repentina podría dar un buen ambiente.
-“¡Maldita sea!” –Chillaba casi al borde del colapso un Kim MinSeok de 24 años, ¿En qué estúpido momento el mundo se puso en su contra? Intentaba buscar su celular, el artefacto se encontraba al fondo de su bolso y eso intensificaba la histeria. Sabía de antemano que llamar a YiXing no serviría de nada, se encontraba en la universidad y seguramente no respondería. Suspiró derrotado y caminó en busca de un lugar donde refugiarse de la lluvia, la cual parecía hacerse más intensa a cada segundo. Tomó asiento en un banquillo ubicado en el parque frente a la estación, meditó e intentó recordar la dichosa dirección. –“Vamos, MinSeok, no es tan difícil. Solo son números…” –Darse aliento a sí mismo era un indicio de que aquel chico había perdido por completo su cordura.
Su teléfono sonó y la esperanza de que YiXing llamara era mínima, contestó con desgano y confirmó que solo se trataba de su madre asegurándose que había llegado a salvo. No le diría a la pobre mujer que estaba varado en un parque, con los pasajes mojados y sin dinero, solo dijo que todo estaba bien. Colgó, lanzaría su teléfono a las profundidades del lago a su delantera pero sabía que eso no resolvería nada.
Su llegada a China había sido exactamente a las 9:30 am.
Su desesperación comenzó exactamente 20 minutos después.
Y su malhumor había comenzado hacía 5 minutos.
Todo incomodaba al joven de cabello castaño: su teléfono no cabía en su bolsillo, su cabello picaba, su ropa era demasiado molesta y ni mencionar su apetito. Lay, como llamaba a YiXing desde hacía tiempo, había enviado un mensaje diciendo que lo recogería en cuando saliera de la universidad. Cabía la posibilidad de que lo olvidara.
5:30 pm.
-“¡Lo lamento, en verdad lo siento!” –El rubio se disculpaba con tranquilidad mientras sostenía con firmeza las maletas de su amigo. No diría nada, no había nada que decir, solo que espero 7 horas bajo la fría lluvia. –“¿Seguirás enfadado conmigo?”.
-“Podría decir que te odio y que desearía que tu memoria fuera mejor, pero solo mentiría.” –Suspiró observando al más alto. –“Tuve un mal día, pero tranquilo, ya no estoy enojado…”.
Entraron al departamento y un delicioso aroma inundó las fosas nasales del castaño, ¿Estaba en el cielo, verdad? Claro, había muerto del hambre y ahora se encontraba en el mismo cielo. Un chico alto de cabello rubio y expresión facial un tanto seria se encontraba colocando los últimos utensilios en la mesa.
-“¡Se ve delicioso, Sehunnie!” –Habló el rubio abrazando al chico delante de ellos, ¡Esperen! ¿YiXing tenía pareja? ¿Desde cuándo? ¿Lo había mencionado y él no lo había oído? –“¡MinSeok! Tierra a MinSeok”. –Hablaba el chino delante de él, despabiló un poco y comenzó a enfocarse en el chico del cual su amigo aún estaba abrazado. –“Como te decía… Él es Oh Sehun.”
-“Un gusto…” –Tal vez su cara se viera sería, pero tenía una sonrisa realmente adorable.
-“Kim MinSeok, el gusto es mío”. –Realizó una pequeña reverencia y luego el chino lo guió a su cuarto.
-“Siéntete como en casa. La cena estará lista en un momento, de seguro debes estar hambriento, te avisare cuando todo esté listo…”
-“Por favor no lo olvides.” –Bromeó observando como su amigo inflaba sus mejillas y cerraba la puerta. La habitación era acogedora, había algunos cuadros y hasta un televisor.
Necesitaba utilizar el baño y le parecía de mala educación husmear puerta por puerta así que decidió preguntar. La cocina y el living se encontraban en un lugar continuo, de esta manera es fácil ver lo que se está realizando en la cocina desde la comodidad de tu sofá. Aunque claro, es divertido ver como las personas cocinan, no es para nada divertido ver como tienen a tu amigo acorralado contra la nevera a punto de ser devorado. Tal vez si no hubiera sido tan torpe y no hubiera resbalado con la alfombra no lo habrían notado, pero claro Kim MinSeok destaca de lo normal.
-“Lo…Lo siento, yo solo quería saber dónde estaba el baño y pensé que podía preguntar…No sabía que ustedes estarían…” –Si tuviera la oportunidad de tomar la alfombra y envolverse en ella, lo haría sin dudarlo.
-“No se preocupes”. -¿Acaso no estaba avergonzado? La posición en la que se encontraba no era muy común que digamos, Sehun solo observaba el suelo avergonzado. –“Tercera puerta, MinSeokkie”.
9:30 pm.
¡Diablos! Sehun cocinaba demasiado bien, podría casarse con la comida que ese chico hacía. La cena había sido normal o lo que puede definirse como normal, ya que ver a la pareja darse de comer uno al otro o repartiendo caricias bajo la mesa no era tan “normal”.
Desear buenas noches fue lo más agradable que podría haber hecho en toda su vida, estar en su cama, relajado y a punto de dormir era algo realmente bueno. Sus ojos estaban a punto de conciliar el sueño, cuando el estúpido móvil sonó. No era su madre, no podía ser ella habían hablado hacía solo horas, ¿Entonces quién era?
-“¡Baozi…!” –Oh, no. –“Baozi, ¿Estás ahí? ¿Me equivoque de número?” –No él.
-“¿Luhan?”
Si su vida ya estaba adornada por la mala suerte, Luhan solo lograba empeorarla. Ellos se habían conocido hacía tres años, Lay se lo había presentado con la idea de que fueran una bonita pareja, mala idea YiXing.
Su primera impresión del chico había sido genial, era guapo, divertido y cualquier cualidad que se les ocurra, pero había un defecto, era un amuleto de la mala suerte. Luhan y MinSeok eran desastres andantes y estar juntos no los ayudaría para nada…
-“Baozi, sabía que eras tú. Cuando encontré tu billetera, ¿Sabes que has salido muy adorable en la foto de tu identificación?”
-“¿La encontraste? ¿En verdad? ¡Dios, Luhan! Eres mi salvador…”
-“¿Quieres que te la lleve? ¿Estás quedándote en casa de Xing-Xing, verdad?”
-“Sería genial, te lo agradecería por siempre…” -¿Por qué estaba sonriendo? Era Luhan, el ciervo de la mala suerte. –“Aunque podríamos vernos en el parque frente a la estación, mañana tendré que hacer algunas compras y me quedará de paso, ¿Bien?”
Un “Si” finalizó la conversación, ver a Luhan implicaba muchas cosas:
1-Caer en sus encantos.
2-Caer a un lago.
3-Caer en sus encantos dentro de un lago.
Aun así debía hacerlo, solo serían unos minutos. ¿Verdad?