Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

KISMET (PREDESTINADOS) por Sangre Samurai

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Este es un pequeño two shot que ocurrió como "revancha" a un bad bad bad OS que leí y que quise contrarrestar con una palabra tan sublime como Kismet.

Quizá algún día les cuente esa historia.

Porque en la mitología, en Marvel, en las películas y en nuestros corazones... Thor y Loki son el uno para el otro.

Son mucho más que hermanos.

Están predestinados. Kismet.

Hay Thorki, Loki Jötunn t Thor Aesir, adolescentes.

 

Notas del capitulo:

Thor y Loki son adolescentes, en los Juegos Florales de Asgard se conocen en forma inesperada sin dar a conocer su verdadera identidad.

Ellos creen que deben cumplir con un compromiso como Príncipes de sus respectivos mundos.

Las Nornas ya sabían que ellos estaban predestinados.

Ellos no lo sabían… pero fueron predestinados.

 

Las Nornas tejedoras del destino entrelazaron el telar de sus vidas, con complicados y primorosos diseños, con algunos nudos y muchos preciosos trazos... un diseño de amor.

 

***

 

Ocurrió que los dos grandes Reyes de los mundos en guerra, negociaron la paz… y para que la tregua fuese aún más sólida y duradera, pactaron una alianza a prueba de fallos… sus reinos deberían unirse, así tendrían ventajas, sin duda… Asgard obtendría los grandes depósitos de uru que yacían bajo los hielos eternos de Jötunheim y los Jötnar obtendrían alimento fresco, escaso en sus áridas y heladas tundras y abundante en los bosques de la ciudad dorada.

 

Por eso les convenía la paz.

 

Frigga presentó ante los Soberanos Jötnar a su primogénito… un hermoso varón de un año y medio de edad, rubio, brillante como el sol, de enormes ojos azules, inquieto y fuerte… Vestido con una túnica de seda color rojo, bordadas sus pequeñas sandalias con rubíes y llevando sobre su testa una corona con pequeñas flores blancas...

 

Era el diminuto novio de una criatura que todavía no nacía...

 

Farbauti lo tomó entre sus brazos, asombrada de que el pequeño no se resistiera ni llorara, tan solo se le quedó mirando fijamente, con una dura curiosidad y lo sentó sobre su vientre grávido. Luego miró a la reina de los Aesir… ambas damas podían no estar de acuerdo con las decisiones de sus esposos, pero su deber como consortes era apoyarlos y dar todo por el bien de sus reinos.

 

-Si la unión de nuestros hijos significa una paz duradera y el bien de nuestros pueblos… espero que mi hijo resulte satisfactorio, Reina Farbauti, para desposar a tu noble descendencia... Juro que le recibiré en mi casa y protegeré su felicidad.

 

-Las Nornas han dicho que daré a luz una criatura hermosa y fértil, también es mi deseo que sea digna de una larga y real descendencia que unirá nuestras casas, nuestras sangres y nuestros reinos. Estará en tus manos, Reina Frigga, junto a un pedazo de mi corazón.

 

De esa forma, quedaron comprometidos…

 

***

 

Pasaron diez años, la frágil paz se respiró entre los dos reinos hasta hacerse una costumbre… ahora no resultaba extraño ver al embajador Jötunn visitar el gran Salón de Valhalla y tener audiencias con el Padre de Todo, los comerciantes viajaban a la frontera para intercambiar productos… carne fresca, pescado, frutas, verduras, panes recién horneados… y a cambio obtenían metales preciosos o armas de forja duradera… una convivencia ganadora para ambos pueblos, tal y como sus Soberanos habían asegurado.

 

El festival de primavera tenía la ciudad llena de potentados, visitantes, actores, comerciantes y músicos. Los representantes de los Nueve Reinos estaban presentes con sus comitivas para participar en los juegos y competencias florales. El clima era agradable, soportable para la mayoría de los invitados… no era demasiado fríos para los Elfos de Luz, acostumbrados a una tibieza de sol permanente, ni demasiado caliente para los Gigantes de hielo, que cambiaban su forma por una menos amenazante y poderosa para no sucumbir a las temperaturas tan diferentes, pero de esa manera, podían competir sin ser altamente ventajosos con otros atletas menos dotados.

 

-Si tu padre te permitiera competir, le demostrarías que eres hábil con las armas y el caballo... ¿O acaso tiene miedo de que seas lastimado?

 

La pregunta pareció molestar al adolescente cuestionado, quien se irguió con la altivez de su orgullo maltratado y fulminó a sus amigos con una fría mirada de los zafiros que tenía por ojos.

 

-El hijo de Odín es digno de ser un guerrero- respondió- Pero Padre considera que mis deberes son otros… por eso no me deja participar. ¡Si me permitiera al menos hacer las demostraciones de equitación! Todos verían que Thor Odinson está listo para ingresar a la Academia de Vanaheim.

 

El grupo de muchachos se burló amigablemente del joven Príncipe. Sabían lo frustrado que se sentía porque el rey jamás le permitía competir, pero no tenía opción… nadie se opondría a los mandatos de Odín… mucho menos su primogénito.

 

-Jamás serías un Einherjar- apuntó un joven espigado, rubio también, dueño de unos armoniosos rasgos y una pícara sonrisa- Pasarás directo a ser su General ¿Para qué molestarte en ser cadete y después oficial? Fuiste hecho para mandar, no para obedecer...

 

-Padre me prometió que ingresaría… que mi formación militar sería en la Academia y que no harían distinciones con la disciplina, las exigencias o el acceso a promociones… Seré tratado como cualquier aspirante... ¡Ese es mi sueño!

 

El muchacho rubio volvió a reírse a carcajadas de su amigo, soltando otra aguda frase para molestarlo todavía más… era muy divertido reírse de Thor, porque el heredero no sabía defenderse sino a golpes y el Rey le había prohibido volver a tener pleitos callejeros… al menos mientras los Juegos se llevaban a cabo.

 

-Todos sabemos que tu sueño es casarte con la linda hija de los Reyes de Jötunheim… una fértil giganta que te llenará de hijos y que impedirá que vayas a la guerra una sola vez.

 

-¡Cállate, Fandral! No sabes lo que dices...

 

-¿Tú crees? Nuestros padres siempre lo están diciendo… que estás comprometido desde que eras un bebé y que la paz de los dos mundos depende de tu matrimonio arreglado. Cuando ella cumpla quince años será traída para desposarse con el Príncipe Thor. No te vas a escapar de tu destino...

 

El mal humor del muchacho rubio era muy evidente, pero sabía que sus amigos no mentían y odiaba que le recordaran ese compromiso del que todos parecían estar enterados… su madre se lo había explicado un par de veces sin dar muchos detalles y advirtiendo que no podía desobedecer un mandato tan alto, que de su unión dependían muchas vidas y la paz con los Gigantes… y la única verdad era que aquel compromiso era un asunto que detestaba. Ni siquiera podía imaginarse ser el novio de una muchacha de raza Jötnar a la que jamás había visto… Sobre todo cuando no se podía sacar de la mente, al calor de su pubertad inicial, los dorados cabellos, la piel satinada y la belleza de una niña llamada Sif… ella era, como nadie, hábil con el arco y la flecha, fuerte como para sostener una espada y un escudo en las batallas y hermosa como un amanecer en las montañas.

 

Thor, a sus doce años, babeaba por ella… y esperaba de alguna forma, que pronto correspondiera a sus sentimientos… pero (un gran “pero”...) Si la linda Sif estaba enterada (por supuesto que lo estaba) de que Thor no podía cortejar a ninguna chica debido a sus obligaciones principescas, entonces resulta que el noble adolescente era realmente un muchacho solitario e infeliz... Sif no se atrevería a corresponderle.

 

Nadie se atrevería... nadie porque él tenía colgada la etiqueta de “reservado” en la nariz...

 

-¡Miren a los Gigantes! No se ven tan enormes desde aquí...

 

Thor no quería asomar la cabeza para observar la llegada de Laufey y su comitiva, sabía que llegaban a Asgard con todos sus hijos, incluída su prometida... y que no podrían verse porque estaba prohibido por sus costumbres… los novios dentro de un matrimonio arreglado no se conocían hasta que la boda se celebrara… ¡Para empeorar las cosas!

 

-¿A dónde vas? Padre de Todo no tardará mucho en llamarte...

 

-Pues díganle que no me han visto…- respondió Thor, saltando desde el decimoquinto piso, donde se encontraba con sus amigos y corriendo a través de los dorados y pulidos techos, equilibrándose para no caer al vacío, buscando escapar por algunas horas más de sus obligaciones y esconderse en su rincón favorito del jardín.

 

***

 

Era la primera vez que Loki salía de Jötunheim... había vivido sus diez primeros años prácticamente encerrado dentro del Palacio de Gastropnir, rodeado de lujos, cuidado por sus padres… pero desconociendo lo que se encontraba diez metros afuera de las altas murallas congeladas… lo único que sus ojos del color del fuego veían por su ventana, eran las luces del norte, maravillosos tonos de vibrantes colores que aparecían en los cielos y se reflejaban con gran belleza sobre las turbulentas aguas del río que no se congela… A veces las luces dejaban ver un poco las estrellas o también un pálido sol color crema que tibiaba por pocos días las praderas, descongelando lo suficiente para que la hierba creciera y los animales no muriesen de hambre… luego la nieve volvía a cubrir todo y el cielo se oscurecería hasta la siguiente primavera.

 

Por eso, apenas tuvo oportunidad, cambió sus ropas con el hijo de uno de los asistentes de su padre y escapó... no quería conocer la maravillosa ciudad de los Aesir solo atisbando por una ventanilla, ni perderse la caricia de los rayos del sol por cubrir su rostro con los largos velos que estaba obligado a usar. Loki conocía sus responsabilidades y las aceptaba… pero al menos, por una vez en su vida… quería sentir aquellas coloridas maravillas personalmente y no por las narraciones que su madre la Reina Farbauti le había estado contando por el camino, todo lo que había estado estudiando en los libros acerca de Asgard y los Aesir, quería comprobarlo personalmente.

 

Se escabulló justo cuando los carruajes se detuvieron para que abrieran las enormes puertas del palacio de Odín y dieran la bienvenida a sus distinguidos invitados. Esa tarde la dedicarían a instalarse, descansar y por la noche, asistirían al gran banquete organizado en su honor… Loki tenía unas tres horas antes de comenzar a vestirse para la cena… y las tenía que aprovechar.

 

-Esto es hierba…- murmuró, dejándose caer sobre el verde y recortado césped… picaba un poco, pero la sensación era muy placentera, mejor que las pieles que lo arropaban por las noches…

 

Sintió un rayo de sol, escapado entre los frondosos follajes de los árboles, que le daba directo en sus ojos de tonalidades rubíes y parpadeó repetidamente… este era un sol al que no le podía sostener la mirada, su brillo y su calor eran demasiado para su sensibilidad… pero si cerraba los párpados, podía permitir que la luz acariciara su piel...

 

Podía quedarse dormido si su inquietud por continuar explorando no fuera mayor… así que se volvió boca abajo y comenzó a seguir con infinita atención a una línea de pequeñas hormigas que caminaban llevando hojitas verdes sobre ellas... para Loki aquello era un espectáculo de increíble belleza… estuvo mirándolas por largos minutos… hasta que el canto de un pájaro lo hizo saltar… ¡Era el sonido más maravilloso que había escuchado jamás! Alzar la vista le permitió descubrir el mundo vibrante y lleno de vida que estaba a su alrededor… pequeñas y esponjosas ardillas saltaban entre los árboles, aves de muchos colores revoloteaban en sus nidos, abejas y colibríes libaban en flores multicolores...

 

Flores... las había estudiado en láminas de la biblioteca... pero jamás había visto una… fue acercándose hasta estar pegado a una rosa roja de pétalos sedosos… que además, despedía un perfume exquisito... ¡Vivir en Asgard era como vivir en un paraíso! ¡Nadie podría cansarse nunca de tanta belleza!

 

El joven Jötunn estaba tan ocupado en su exploración… que no se dio cuenta de que alguien lo vigilaba… escondido precisamente tras los arbustos… Thor se divertía mirando a aquel niño flacucho de piel celeste, de larga y negra cabellera, graciosamente trenzada y cayendo sobre su hombro derecho y de ojos rojos como el fuego.

 

Estaba tumbado sobre la hierba, durmiendo una siesta cuando lo escuchó reír… con una voz tan cristalina que le pareció como un canto de Valquirias y se quedó embelesado, atento a cada uno de sus movimientos... verlo jugar entre el césped, sosteniendo con mohín gracioso las mariposas que descendían hasta posarse en sus manos y después volver a volar… era un espectáculo precioso.

 

Los pasos guiaron al Jötunn hasta el estanque… y entonces sí que se quedó petrificado… era un agua transparente, apacible, que no se parecía en nada al caótico río que no se congela... Loki asomó con cuidado y se maravilló de ver su propia imagen reflejada... se tomó todo el tiempo del mundo para admirarse, para retorcer su trenza, y con movimientos lentos, que parecían contener cierto grado de temor… meter sus dedos en el líquido...

 

-¡Se sienten cosquillas!- exclamó, para continuar riendo como una campanilla de cristal...

 

Entonces, su carita cambió… su gesto alegre se convirtió en una mueca traviesa, miró a un lado y al otro, por supuesto… su espía se cuidó de no ser descubierto… y con rápidos movimientos, Loki desató sus sandalias, levantó un poco la túnica, tiró la capa y metió sus pies en el agua fresca.

 

¡Qué fantástica sensación! ¡Qué delicia! Sentir el líquido fluir entre sus piernas, ver los peces de colores nadar a un lado y rozarlo inevitablemente… hundir sus dedos en el barro… se retiró la túnica y dejó ver su cuerpo espigado, delgado, de prepúber total… aquel Jötunn rebosaba vida y la inocente belleza infantil mezclada con el atractivo de su muy próxima adolescencia… comenzó a juguetear en el agua, chapaleando y riendo con la inmensa felicidad de la libertad… perdiendo la noción del tiempo y de la discreción, sus risas y juegos podían en cualquier momento… atraer a los guardias que no tardaban en realizar su ronda por aquella parte de los jardines.

 

Así que el muchacho rubio, embozado en su capa, se dejó ver y llamó al Jötunn intentando que no se espantara con su llegada.

 

***

 

-No te asustes... es que no es muy común ver a un gigante de hielo en el estanque del palacio de Odín...

 

-No estoy asustado…- respondió el niño, colocando sus manos en un ademán defensivo y ciertamente sin un ápice de temor en sus ojos de fuego- ¿Por qué me espiabas? ¿Acostumbran los Aesir espiar a sus invitados?

 

-¡No! No fue mi intención… solo te escuché... Y te vi bañándote... quise advertirte que los guardias ya casi están por pasar y si nos encuentran nos van a detener ¿Los escuchas? Sus armaduras suenan por el camino... ¡Vamos a correr tras la fuente de piedra!

 

-No... mejor vamos a divertirnos…- replicó el menor de los dos- No te muevas, no hables y ni siquiera respires fuerte...

 

Un simple ademán, un movimiento de sus manos ondeando suavemente y una estela de brillantes chispas de color verde y dorado, como minúsculas piedras preciosas rodeó a los dos muchachos, haciéndolos invisibles a los ojos de los Einherjar, que aparecieron junto al estanque, revisando cuidadosamente, el muchacho mayor deslizó su capa y descubrió su rostro, pensando que no quedaba otra opción que entregarse, pero la verdad era que los guardias no percibieron su presencia… comentaron sobre las voces que habían creído escuchar y prosiguieron su camino…

 

-¿Cómo hiciste eso?- dijo, enfocando sus azules ojos sobre el joven gigante de hielo- ¿Eres un brujo?

 

-Un hechicero...- respondió el otro, admirando la blancura de la piel y los rubios cabellos brillaban con los rayos del sol- Dime ahora... ¿Me dejas seguir en paz o te unes a mis juegos?

 

-¿Unirme a tus juegos? ¿Acaso te parezco un niño?

 

-Como quieras...

 

El joven asgardiano se quedó boquiabierto cuando el Jötunn terminó por desnudarse… quitó la última prenda que le restaba y dejó su espléndida anatomía completamente al descubierto... era absolutamente hermoso... el rubio había visto muchas veces a sus compañeros y hasta a algunos de los guerreros en los baños de vapor, desnudos, y nunca le había importado... pero aquel niño era algo especial… diferente…

 

Lo vió mojarse con cuidado el cabello, procurando no enredarlo mucho porque era largo y brillaba como el azabache... se notaba que fuera quien fuera, pertenecía a una familia que lo cuidaba, que se esmeraba por su apariencia y por su educación… porque sus movimientos eran elegantes, finos… y su sonrisa era encantadora... dejaba caer el agua por su celeste piel, resbalando cautivadoramente por los tatuajes vivos que eran propios de su raza

 

-¿Cómo te llamas?- le preguntó, mientras se metía al estanque con todo y botas, hipnotizado por la desnudez maravillosa de su inesperado compañero de escapatoria.

 

-¡Quítate la ropa!- ordenó el niño- ¡Quítatela! En Jötunheim, es tan rara la ocasión que tenemos para bañarnos por completo que honramos el agua, procuramos no contaminarla con nuestras ropas... Limpia tu cuerpo agradeciendo que el agua te toque… que no es hielo, que es cristalina y mansa… ¡Agradécelo!

 

Y con otro ademán mágico, el muchacho mayor quedó desnudo también. Al sentir el viento en su piel, los colores se le subieron a la cara… especialmente cuando el jovencito Jötunn se le había quedado mirando directamente a su desnuda área genital.

 

-¡Qué te pasa!- le gritó, cubriéndose con ambas manos- ¿Dónde está mi ropa?

 

-Que lindo eres…- murmuró Loki, señalando a un lado del estanque, donde la ropa del asgardiano estaba cuidadosamente colocada sobre la orilla de una banca de piedra- Eres todo color de rosa...

 

Thor corrió a vestirse, mientras el menor continuó jugando en el agua. Cuando pensó que era suficiente, salió del estanque… encontrando sobre el césped una serie de alimentos coloridos, frescos y apetitosos...

 

-Pensé que después del baño, podrías tener hambre... corté algo de frutas y bayas de los árboles

 

-Son… manzanas… fresas y moras…

 

Ni bien Thor alcanzó a convidarlo, el otro ya estaba engulléndolas con deleite… nunca había probado una fruta fresca. “Las manzanas” le dijo “Las comemos secas, igual que casi todo… Y si está congelado, no sabe igual que comerlo fresco… recién cortado…”

 

-¿Tu padre es sirviente del Rey Laufey?

 

-Sí- afirmó Loki, recordando las funciones del asistente a cuyo hijo había tomado prestada su identidad- Mi padre tiene por funciones servir las comidas y el vino a los reyes de Jötunheim. Debes saber que Su Majestad tiene un miedo enraizado de ser envenenado, por eso no confía en nadie para preparar sus alimentos...

 

-¿Y tu padre no teme morir envenenado al probarlos antes?

 

-¡No, por todo lo eterno, no! La comida no se prueba… se revisa con magia. Hay magia capaz de revelar los venenos y otras sustancias… eso hace mi padre.

 

-Si son tan cercanos a los reyes… ¿Podrías decirme entonces como es la hija de ellos?

 

-¿La hija?

 

-Si… la Princesita consentida que se supone debe casarse con el heredero de Odín… Yo soy un... escudero del Príncipe Thor, y sé que él tiene mucha curiosidad por saber como es su prometida, qué aspecto tiene… si es bonita… No sé, hay tantas muchachas hermosas en Asgard que francamente una princesa extranjera no hace la menor ilusión en su corazón...

 

-Estás diciendo que… el Príncipe Thor... ¿No desea desposar a la descendencia de los Reyes de Jötunheim?

 

-No me malinterpretes- rió el muchacho rubio- ¿Quién quiere ser casado por la fuerza? En diez años no la ha visto ni una sola vez… ¿Cómo puedes amar a alguien que no conoces? Los matrimonios arreglados se basan en las conveniencias, no en el amor… pero si al menos es bonita, el castigo es menos horrible...

 

Loki ensombreció un poco su rostro… él no tenía idea de que en Asgard se mirara mal un matrimonio arreglado, pero… además de enterarse que el primogénito de Asgard no estaba interesado en el compromiso, se dio cuenta que estaba esperando que su boda fuera con una hembra jötunn muy bonita… el resto parecía no interesarle.

 

-Yo pensé que el Príncipe estaba contento con cumplir sus obligaciones de hijo.

 

-Nadie está feliz siendo casado por la fuerza... por eso hay tantos malos matrimonios, pero el Príncipe no está dispuesto a someterse sin defenderse…

 

***

 

Loki dijo adiós a Asgard con nuevas emociones en su corazón... como un niño, fue inmensamente feliz escapando de la vigilancia de sus padres y pasear en el anonimato por el mercado acompañado del que, había descubierto, no era un simple escudero del Príncipe… sino el mismísimo Thor. El rubio le dijo un nombre falso (Sigurd) y él hizo lo mismo (Utgard) cuando salieron a escondidas de Valhalla y montaron a caballo, se perdieron entre la multitud de los coloridos puestos, haciendo mil travesuras… lo mismo comieron dulces y frutas, compraron armas de juguete y finalmente, sin saber por qué razón exacta, intercambiaron brazaletes de amistad… Thor eligió uno de color negro, con una piedrecilla color verde y Loki eligió uno de color rojo, con una piedra azul...

 

Regresaron a salvo, riendo con una complicidad que ya jamás los abandonaría, sintiéndose inexplicablemente felices mientras estaban juntos y lamentando que los juegos terminaran pronto y la comitiva tuviese que regresar a los hielos eternos.

 

Cuando el rubio le pidió al Jötunn permiso para escribirle, el corazón le saltó dentro del pecho… ¡Por supuesto que sí! Si de esa forma el contacto podía seguir... las cartas tardaban dos meses en llegar, por el clima de Jötunheim y Thor dijo… “Mañana te escribiré la primera carta, la leerás mientras viajas y llegando me respondes, yo seguiré enviando cartas... hasta que comencemos a recibirlas como si las escribiéramos ese mismo día...”

 

Llevaba entonces un pergamino, sellado con lacre, bien escondido bajo su túnica… lo leería cuando estuviese a solas y buscaría de inmediato la mejor forma de responderle... Loki tenía por único amigo en Gastropnir al hijo del copero... y con su lealtad aseguró que recibiría su correspondencia sin riesgos.

 

Tranquilo con sus planes, se dedicó a recordar, con una traviesa sonrisa bailándole en los labios… el momento extraño en que, vestido con riquezas, con joyas adornando su cabello, con oro en su cuello, muñecas y tobillos, pero cubierto de los pies a la cabeza por un manto oscuro que no dejaba transparentar nada, el momento en que finalmente él y su prometido fueron “presentados”. No podía controlar su sorpresa cuando vió al Príncipe… regiamente ataviado también, con su gracioso rostro y su solar melena ondeando tras sus movimientos elegantes, estrictamente apegado al protocolo...

 

-¿Así que “Sigurd” el escudero es en realidad Thor Odinson?- murmuró para sí mismo.

 

Los novios no podrían decirse una sola palabra, Thor caminaría hasta los pies de los reyes de Jötunheim y les entregaría un obsequio para su futura pareja… no directamente, sino a través de las manos de su madre, Loki recibió un broche de uru, con diamantes y esmeraldas, con la forma de una llave… era un obsequio simbólico, nada despreciable, pero que encerraba la intención de que en un futuro, portara las llaves de Freyja, y tomara el mando del futuro hogar de la pareja.

 

-Dentro de cinco años, joven Príncipe... ustedes podrán conocerse sin velos ni silencios- dijo el Rey Laufey, satisfecho con el obsequio- Y tendrán una boda que causará admiración en cada rincón de los nueve reinos. La Alianza entre Asgard y Jötunheim quedará consolidada con la llegada de su primera descendencia y entonces, la paz estará asegurada para nuestros pueblos...

 

Thor se inclinó respetuosamente… en desacuerdo, pero obedeciendo sin cuestionamientos su destino pactado.

 

-Esa llave que hoy ha recibido tu descendencia, Rey Laufey, abrirá la puerta principal del más hermoso y grandioso castillo jamás construido… quizá opaque la majestuosidad de Valhalla, pero en las tierras de Bilskirnir, mañana mismo, comenzará a construirse y estará listo para recibir a los recién casados.

 

-Dentro de cinco años, Padre de Todo… cuando regresemos para los siguientes juegos Asgardianos y nos quedemos hasta celebrar el casamiento.

 

-Nada nos hará más felices...

 

Loki fue retirado entonces… Thor solo pudo ver unas sandalias doradas, calzando un pié algo grande para una delicada princesa, pero que se movía con vaporosa ligereza, alejándose de su vista. Suspiró resignado… al menos que fuera bonita… tan bonita como el nombre que acababa de conocer: Loki. Quizá en el fondo… ambos estaban resignados a su destino...

 

***

 

Cinco años pasaron… los niños que se conocieron a escondidas en el jardín de Valhalla continuaban en comunicación epistolar… las cartas iban y venían religiosamente, parecía que los temas jamás se terminaban y que la ilusión de cada una de ellas era mayor a la anterior... Casi sin darse cuenta sus sentimientos, igual que sus cuerpos y sus pensamientos, crecieron… cambiaron... se hicieron profundos...

 

(T) “Hace una semana fui con mis amigos al estanque… me miraron como si estuviera loco cuando les pedí honrar el agua antes de echarse a nadar... pero los convencí, hicimos una pequeña ceremonia y yo recé un poco al Dios Freyj para que volvieras pronto... eres mi amigo y te extraño…”

 

(L) “Mi madre me dio esta mañana las últimas moras congeladas, no estaban muy buenas de sabor, pero comí una y el resto lo escondí en el hielo de mi ventana… prefiero verlas cada mañana, así me acuerdo de mi amigo asgardiano que es todo color de rosa”

 

(T) “Cumplí catorce ayer, Padre me prohibió hacer el exámen de ingreso a la Academia Militar otra vez... pero yo quiero educarme entre ellos. Son guerreros gloriosos y respetados, sueño ser uno de ellos… ya no soy un niño, no me gusta que me traten como uno…”

 

(L) “Mis hermanos no me quieren mucho, seguro es por mi tamaño... soy un poco más pequeño y tengo mucho cabello oscuro, igual que los Jötnar de las castas mezcladas, mi madre tiene sangre Vanir, por eso la magia es sencilla y fluye por mis venas, eso me da ventaja y ahora ya no permito que me golpeen, puedo defenderme y meterlos en apuros, ahora ya nadie se burla de mí sin recibir su merecido”

 

(T) “Quiero pedirte perdón por no escribir en cuatro meses... Padre me envió muy lejos como castigo por inscribirme en la Academia de Vanaheim... ¡Cielos dorados! ¡Pasé el exámen con la calificación más alta! El Capitán de los Halcones Escarlatas me felicitó… y sabes una cosa, Utgard? No lo hubiera logrado sin tus palabras de apoyo... tu has creído en mí, ¡Gracias a ti tuve el valor y lo he logrado! Regresé a Asgard apenas a tiempo para iniciar mis clases y entrenamientos. Ahora te prometo que no volverán a faltar mis cartas”

 

(L) “¡Claro que tengo fé en ti! Deseas ser un guerrero más que nada en la vida y lo vas a lograr… debes seguir adelante aunque tus padres no estén de acuerdo...Te imagino con tu armadura, llevando un hermoso casco alado y una brillante espada en tu mano... ¡Serás el guerrero más valiente y celebrado de los Aesir! ¡Se cantarán canciones sobre tus hazañas! Y serás el orgullo de tu casa…”

 

(T) “No sé si los años que han pasado, tus cartas que espero con ansia y el recuerdo de la primera vez que te vi hacen que te extrañe cada vez más… siento que te conozco desde siempre, siento que has sido mi amigo, mi apoyo y mi inspiración para seguir adelante… querido Utgard, hoy he tenido mi primera victoria en combate de guerra, y arranqué esta joya de la espada de mi oponente… solo he pensado que regalártela es una forma de decirte lo especial que eres, es un topacio azul y madre dice que es la piedra de la amistad fiel… no tengo mejor amigo que tú, aunque estés lejos...”

 

(L) “Siempre miro el topacio en las noches de luna… adquiere el mismo brillo que recuerdo de tus ojos… es inmerecido este precioso obsequio... lo atesoraré toda mi vida... mandé colocarlo en un broche de plata y lo llevo en mi cabello cada día... De esta forma te extraño menos, querido Sigurd... he comenzado a contar los días que quedan para los próximos juegos y ruego que mi padre me lleve en el viaje a Asgard...”

 

(T) “Si no vinieras, juro por los Dioses antiguos que viajaría hasta encontrarte... quiero verte Utgard, quiero verte y decirte todo lo que te quiero, que siento que mi alma te pertenece porque te la he entregado en cada una de mis cartas… ¿He sido demasiado atrevido? ¿Sientes tú por mí un poco de amor?”

 

(L) “Quererte es poco, mi amado Sigurd... cada palabra que me dices la he leído dos veces, la primera con los ojos y la segunda con el corazón... La distancia no ha logrado otra cosa que hacer crecer este amor dentro de mí… deseo estar en Asgard muy pronto, volver a verte y decírtelo: Te amo”

 

***

 

-Madre ¿Has pensado que si el Príncipe de Asgard y yo nos conociéramos... hubiese nacido el amor entre los dos?

 

-Lo he pensado- respondió Farbauti, cepillando y trenzando la larga coleta de su hijo menor- Pero las costumbres no se pueden ignorar. El prometido no puede verte hasta el momento de la boda, de esa forma aseguramos los términos del contrato sin que influya cualquier sentimiento que pueda formar en tu contra... Los Aesir han sido nuestro enemigos por años, no será sencillo que te ame uno de ellos.

 

-Pero yo ya lo conozco... pude verlo... ¿Mis sentimientos no cuentan?

 

-¿El Príncipe Thor te pareció repugnante? ¿Feo? ¿Insuficiente?

 

-¡No! Es muy guapo… y su fama es la de un gran guerrero... ¿Crees que si él me conociera... me detestaría? ¿Sería yo desagradable a sus ojos? Quizá él prefiera enamorarse de una linda Aesir o una hermosa Vanir. Madre... todos los sirvientes dicen que cuando alguien es obligado a casarse, engañan buscando la compañía de hermosas mujeres o de varoniles guerreros...

 

Farbauti observó atentamente a su vástago... Loki era sin duda su consentido, deseaba para él lo mejor y odiaba verlo comprometido en un matrimonio arreglado y con un futuro de infelicidad.

 

-Loki... lo viste una sola vez y te enamoraste… eras un niño… ¡Pobre hijo mío! Lo has idealizado, has entregado tu corazón... temo que sufras... Cuando mi matrimonio con tu padre se arregló, yo no lo amaba. Y él tampoco… me engañó muchas veces y yo tuve que ser muy astuta para conservarlo… le dí hijos, dos guerreros fuertes y uno muy inteligente, que, además... es fértil… darás herederos a dos reinos muy poderosos… pero, Loki, querido... desenamórate de tu marido. Debes conservar tu cabeza fría para retenerlo, porque sí, buscará otras relaciones… de alguna manera, debes lograr que te ame… y si lo logras, entonces regálale un poco de afecto, pero no te enamores.

 

-Tú no estás enamorada de mi padre...

 

Farbauti sonrió y negó con un movimiento de su cabeza.

 

-Pero lo tengo comiendo de la palma de mi mano.

***

Asgard... con sus cielos azules, sus verdes montañas, su mar eterno y dorados edificios… Asgard, la ciudad a la que ansiaba regresar ahora convertido en un atractivo adolescente de quince años. Los juegos estaban nuevamente por comenzar, era un suceso que el contingente de Jötunheim asistiera por segunda vez. La paz persistía y era tan solo por el compromiso de sus herederos.

 

Thor despertó desde la madrugada, emocionado ante la oportunidad de participar en alguno de los torneos como alumno de la Academia militar y no como Príncipe. Ante su obligación de integrar los equipos de arquería y equitación, el Rey no pudo oponerse a que asistiera, pero en definitiva, Thor no participaría en ningún evento individual… pero eso era suficiente para el rubio joven, que a sus dicisiete, enfilaba a su mayoría de edad convertido en un hombre fuerte, alto, y valeroso.

 

Pero esa no era su única motivación: También esperaba ver, acompañando a su familia, a Utgard… el Jötunn dueño de sus sueños y sus suspiros. Besó la última de sus cartas, donde confirmaba que asistiría y esperaba verlo, después del banquete de bienvenida, pasada la medianoche, en el mismo estanque donde se conocieran.

 

-¿Qué es todo esto? ¿Por qué hay tanto adorno y flores?

 

Frigga caminó hacia su primogénito con una deslumbrante sonrisa, lo tomó de las manos y lo acercó hasta el balcón… desde ahí, Thor pudo ver que en los jardines, las enormes carpas blancas que se usaban en eventos al aire libre para proteger de la lluvia o el sol, estaban siendo colocadas.

 

-Querido que alegría verte despierto tan temprano... tenemos tiempo para las pruebas de tus trajes nupciales...

 

-¿Mis qué?

 

-Todo está casi listo, a la mitad los juegos florales, con la presencia de tantos invitados y visitantes, tendrás la boda más hermosa y elegante de que se tenga memoria...

 

-¡La boda!- Thor repitió las palabras de su madre con terror... el día había llegado y no había sido consciente de ello hasta ese momento- Pero…

 

-Si, Thor, la boda ¿No lo recuerdas? Es la fecha fijada... Los reyes de Jötunheim están a punto de llegar, conocerás al fin a su linda hija y podrán disfrutar de todos los eventos ya como esposos...

 

Thor palideció, negó con la cabeza y se alejó dos pasos de la digna dama… el gesto de Frigga se llenó de tristeza… comprendía perfectamente la negación de su retoño, pero sabía que no podía desobedecer. Acarició su mejilla y limpió una lágrima rebelde que brotó de sus azules ojos.

 

-Yo no me voy a casar… ¡No me voy a casar!- exclamó, para salir corriendo por el pasillo.

 

***

 

Lo admiró mientras llegaba al lugar de la cita… alto, esbelto, de paso altivo y sereno... vestía con gracia una túnica corta de color púrpura, bordada de plata, usaba sandalias plateadas y un cinturón del mismo tono… en sus largos brazos llevaba brazaletes de plata y piel, y su suave piel celeste de tatuajes vivos acentuados por la luz de la luna brillaba hermosamente… el largo cabello de azabache caía en una trenza sobre su hombro… igual que cuando era un niño... pero su carita infantil ya no era la misma… Thor se quedó boquiabierto cuando al fin divisó sus rasgos tan finos, tan armoniosos, no poseía los rasgos fuertes y angulosos de su raza… su perfil era digno de la más perfecta de las estatuas, y sus ojos de rubí miraban melancólicos hacia el plácido espejo de agua en el estanque.

 

-Utgard…- dijo el joven rubio, saliendo a la vista del Jötunn- Aquí estoy...

 

-Eres tal y como te he imaginado todos estos años…- respondió el adolescente, sonriendo esplendorosamente y extendiendo su diestra- Un poco más grande quizá… y más fuerte... pero así te imaginaba...

 

-Yo... yo seguía pensando en el niño de diez años que conocí...- balbució el mayor, sin atreverse a estrechar la mano que se le ofrecía.

 

-¿Entonces... estás desilusionado?- murmuró el Jötunn, retirando su mano y entornando los párpados.

 

Por respuesta, Thor se acercó hasta abrazarlo sorpresivamente… y casi de inmediato soltarlo, mientras lanzaba un grito de dolor.

 

-¿Qué te sucede? ¡Me quemaste!

 

Loki palideció... desacostumbrado a ser tocado, su reacción instintiva había sido colocar su toque helado para rechazar la cercanía del Asgardiano.

 

-Lo siento... no sabía que era lo que intentabas hacer...

 

-Está bien... solo es que... eres muy diferente a como te recordaba...- Murmuró el rubio, acercándose nuevamente- Y esto, en Asgard, es una manifestación de alegría por el reencuentro.

 

Loki se asombró que el otro no demostrara temor por ser nuevamente lastimado y permitió que aquellos brazos lo rodearan… los encontró especialmente cálidos, fuertes y protectores… sintió un aleteo de pequeñas hadas de la nieve en el estómago y una agradable sensación de bienestar recorriéndole desde el centro de su corazón.

 

-Es bueno verte de nuevo… Sigurd...

 

Se sentaron a la orilla del estanque, charlando como si se hubieran visto ayer y el tema de sus cartas fuera cosa de todos los días, en un par de instantes se actualizaron de los progresos del rubio como cadete Einherjar y del pelinegro como hechicero... se contaron sus hazañas, el mayor exagerando un poco la ferocidad de sus combates para aparecer más valiente a los ojos del Jötunn y encontraron que continuaban entendiéndose a la perfección...

 

Las dos siguientes noches se repitió lo mismo, Loki llegaba a medianoche y Thor estaba ahí, esperándole con emoción y listo para enfrascarse en largas pláticas a las que ninguno de los dos parecía perderles el interés… la noche tibia y el cielo estrellado, ayudaban a que todo fuera encantador.

 

-Pasado mañana no podré venir- dijo entonces el rubio, algo apesadumbrado- Es la inauguración de los Juegos, estaré con mi escuadrón para la participación en demostraciones de equitación, y supongo que tendré un evento familiar que no puedo esquivar...

 

Loki sabía exactamente a lo que el otro se refería... era el día en que se llevaría a cabo la ceremonia de Handfasting. Quedarían atados en un matrimonio a prueba por dos largos años... si superaban esa etapa o tenían hijos, entonces quedarían casados para siempre… y en esos momentos, no le ilusionaba tanto ese futuro, no mientras entendía que Thor se quedaba callado… si en verdad lo amaba, como había dicho en sus cartas, entonces ¿Por qué no le confesaba quien era en realidad y lo que estaba a punto de suceder? ¿Era acaso que su madre tenía razón respecto a la conveniencia de la boda y las infidelidades de su futuro marido?

 

-Tampoco yo podré salir... tengo qué hacer algún trabajo importante para el Rey Laufey...

 

Thor tomó de la mano al Jötunn... era a lo más que se había atrevido, el contacto de aquellos dedos largos, fríos y suaves, le apaciguaba las tormentas de su corazón.

 

-Dime una cosa, Utgard... ¿Qué sabes tú de la boda real?- preguntó de pronto- ¿Está lista la Princesa para desposar al heredero de Asgard? ¿Asume su responsabilidad con sumisión, con alegría o con pesar?

 

-¿De verdad no sabes nada acerca de la descendencia de los soberanos de Jötunheim?

 

-No… no sé nada y a decir verdad, he sido poco curioso. Solo que su nombre es Loki. Y como viene a una boda sin amor... nadie se ocupa en aclarar nada... Pero ahora me gustaría saber, quiero ir y contarle al Príncipe con qué clase de niña se va a desposar...

 

-Los matrimonios no deberían ser arreglados- dijo Loki, bajando un poco la mirada y contento de escuchar su nombre en labios de Thor- Al menos, se debería dar la oportunidad a los novios de conocerse, de tratarse... ¿Qué tal si se enamoran?

 

-Eso no sucede- respondió el mayor, poniéndose de pié para comenzar a arrojar piedrecillas al agua cristalina- Mi madre dice que ella conoció y trató a Padre como novia, pero no logró amarlo... solo con el tiempo y la convivencia ella logró quererlo y él a ella...

 

-¿También tus padres se casaron en un matrimonio pactado? Pensé que eso se dejaba a las familias reales.

 

-No…- agregó Thor sin mentir- Se da en cualquier clase y en cualquier familia, con tal de obtener un beneficio. Incluso en mi casa... mis padres así se casaron...

 

-¿Y así te casarás tú?

 

-Tal vez...- respondió lacónicamente el mayor, regresando al lado del otro y acercando su rostro (color de rosa) al azul y hermoso rostro de Loki- A menos que aquel al que amo disponga otra cosa...

 

-No sé a qué te refieres con exactitud…- respondió el otro, tomando un ligero tinte de un azul intenso en sus mejillas celestes

 

-Lo que te dije en mis cartas es verdad… cada palabra, todo está escrito con mi alma y mi corazón en la mano… Sé que somos muy jóvenes, Utgard, pero también estoy seguro que juntos podemos salir adelante en cualquier lugar al que vayamos… ¿Lo entiendes? Yo te amo...

 

Y diciendo esto, Thor volvió a tomar su mano, ambas en esta ocasión… y las estrechó con dulzura y las llevó a sus labios sin darle tiempo de reaccionar.

 

-Sigurd... yo...

 

-Por favor no me digas nada… escúchame antes: Yo sé que parece una insensatez. ¡Una locura! Pero nuestro encuentro de niños y nuestra amistad en la distancia no fueron un juego… Yo he sentido que de alguna forma, tú y yo debemos estar juntos… debemos amarnos... Tú me dijiste que me quieres… que me amas… ¿Fue en serio, Utgard? ¿Lo dijiste tan seriamente como yo te lo estoy diciendo a ti?

 

Loki alzó el rostro, sus ojos de fuego tenían un brillo especial… diferente… por primera vez a sus quince años de vida, el corazón le estaba gritando que sí… que aquel era el lugar donde deseaba estar “no te enamores” le había dicho su madre, pero era demasiado tarde… estaba perdidamente enamorado de aquel Asgardiano y la razón era una débil voz que se apagaba con la misma velocidad que sus labios se entreabrieron para recibir los del rubio...

 

Era el primer beso de amor... Thor lo supo por su inocencia, por su ternura y su sincera entrega, tenía un regusto a rosas recién abiertas, a dulce ambrosía decantada en copa de oro... pegó sus labios por largos minutos a aquellos labios que se ofertaban para él… y solo se separaron porque Loki ardía… literalmente estaba ardiendo… sus orejas, sus manos, las cuencas de sus ojos parecían hervir de un fuego desconocido y arrebatador, se cubrió la cara con sus manos de uñas bellamente esmaltadas de color negro, mostrando sus anillos de oro y Thor descubrió, prendido en la parte alta de su larga coleta, el broche de topacio que le había obsequiado.

 

-Las cosas no funcionan así...- dijo Loki, dejando resbalar un par de lágrimas que se congelaron en la mitad de sus mejillas- Tú sabes que no funcionan así...

 

Y corrió a toda velocidad, de regreso a la alcoba de invitados donde se suponía que dormía, cerca de la habitación de los soberanos y sus hijos.



Notas finales:

Hola de nuevo!

Les dejo la primera parte de dos de esta historia tierna, cursi y hermosa de nuestros niños conociéndose y llegando a la adolescencia.

Porque el amor de Thor y Loki es eterno.

Kismet.

Feliz lectura!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).