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Libro 1. Nacimiento de un pecado. por reydelosPK2

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Notas del capitulo:

Queremos reviews. XD

Mentira. buen si queremos, pero me conformo con que lean. 

 

Cap 2. Perdida

 

Wolfram sonrió al despertar y ver a su hijo durmiendo a su lado. Recordó levemente el parto y como Yuuri se lo mostraba con una expresión de regodeo, cual pavo real al mostrar sus plumas, alzaba a su hijo y se lo mostraba. “Baka” repuso en sus pensamientos, pero al verle y también al niño, hiso a su orgullo elevarse por la nubes, era su hijo de seguro seria alguien que perduraría en la historia, su hijo y el de Yuuri Shibuya, el Maou que trajo la paz. Le abrazo con dulzura y beso en la frente. Cuando lo tuvo entre sus brazos.

Esas diminutas manitos se movían instintivamente en dirección del rostro de Wolfram buscando contacto físico. Wolfram tomo las manitas del niño sabía lo que buscaba y lo que quería, que al sentir a su madre despierto el también despertaba exigiendo alimento. El tacto de sus manos fue suficiente para que la energía fluyera del mayo al menor completando el vínculo. Como un acuerdo de vida donde el mayor reafirmaba lo que en su creación aseguro: protegerlo sobre todas las cosas, simplemente el menor ocupaba el lugar más importante en su corazón y lo revalidaba con la prueba de fuego que fueron su gestación y su nacimiento.

Yuuri no puedo evitar romper el momento tierno con el flash de su cámara fotográfica y es que se veían  tan tiernos… tan lindos… según el Maou.

-¿Qué haces?-Interrogo Wolfram descubriendo a su marido en el otro extremo del cuarto con la cámara fotográfica profesional y al lado una mesa repleta de álbumes, fotos y una fila de lentes de cámara de diferentes medidas. La cara de pocos amigos de Wolfram trataba de descifrar las intenciones de Yuuri sin éxito. Es decir pudo haber avisado que estaba allí. ¿Por qué Yuuri se mantuvo en silencio si sabía que está despierto?.

-¡Tan lindo!- Exclamaba Yuuri y Wolfram no pudo evitar ver en el peli negro al mismo Gunter… tembló de miedo. Esas peculiaridades que lentamente descubría en su marido… lo perturbaban, pero bueno ya era tarde para notar sus defectos, tenían un hijo y se casarían cuando Yuuram tuviera un año de vida. Yuuri  miraba las imágenes que había tomado y no dudaba en revelarlas en lo que ya era su mini estudio fotográfico personal.

-¿Que eres? ¿Un acosador?- cuestiono Wolfram al ver todas esas fotografías prendidas en la pared y esos álbumes de fotografías vacíos y algunos llenos.

-Estoy documentando todos los momentos importantes de mi hijo- se defendió Yuuri sacando pecho. Claro que no era un acosador, él no era como el maniático de su hermano, su madre, Gwendal, Cheri, Gunter… No, no él era normalito y como todo padre normal deseaba tener fotos de su hijo en cada etapa de su vida.

Wolfram siguió mirándolo desconfiado, pero no pudo hacer mucho al sentir la incomodidad en su cuerpo adolorido por la cesárea. Suspiro volviendo a echarse completamente sobre la cama y mirado a su hijo dormido y a Yuuri disparando nuevamente el destellante flash repuso:

-Anormal…- Se cubrió por completo con las sabanas y a su niño también. Lo que menos necesitaban era el brillo de esas cosas perturbando sus sueños.

Yuuri rápidamente estallaba en alegatos aclarando ser normal pero ya era tarde, Wolfram se volvía a dormir ignorando a su marido y sus nuevos y extraños pasatiempos.

Yuuri le miro con algo de molestia, pero debía ser paciente, como dijo Gisela las prioridades del rubio cambiaban, simplemente su mundo dejaba de girar en torno a Yuuri y sus manías. Ahora su mundo giraba en torno a Su hijo y sus necesidades por lo menos ese primer año.

Yuuri suspiro resignado, pero de inmediato una sonrisa se formó en su cara, al fin tenia fuera de su camino al cómplice de su odiado yerno, Esta vez el desdichado no tendría la protección de Wolfram.  Con la paz reinando, su trabajo como monarca ya no era tan complejo así que tiempo de sobra tenía para compartir con su familia y amigos. Rápidamente corría en dirección de sus cuñados, ahora nadie impediría que asesinara al estúpido marido de Greta y trajera a su hija adoptiva y su nieta de regreso a casa. Ese hombre no lo apartaría de su pequeña y su nietecita, Wolfram ya no estaba para defenderlo. 

Pero la misión fue fallida al no pillarlos en ese reino, al parecer se fueron de vacaciones a gran Cimaron. Con caras largas regresaron a  Shin Makoku, el único con eterna sonrisa era Conrad que se divertía con las ocurrencias de su ahijado, el que menos ganas tenia de admitir su decepción era Gwendal que  había tejido un traje de gatito para su sobrina adoptiva. Gunter solo animaba  a Yuuri prometiéndole que para la próxima tendría documentado al maleante de pacotilla que secuestro a Greta.

Apenas tocaron el castillo miraron la cara de pocos amigos de Wolfram, Anissina y Cheri. Al parecer se enteraban de lo ocurrido y como no enterarse si Conrad los había delatado dejando una nota para que no se preocuparan por su ausencia.

-Eres increíble- se quejaba Wolfram- cuantas veces dices que mi tío es un lunático por insistir que me valla a Bielefeld y tu…  -reclamaba Wolfram con Yuuram en mano caminando a duras penas de regreso a su habitación, mientras Yuuri se defendía y trataba de ayudarlo-¡Lunático!- concluyo Wolfram mirando de mala gana las escaleras, y de la anda sintió como Yuuri lo cargaba cual princesa.-¡Oí! ¡Bájame!-Replicaba el rubio pero no era oído. Yuuri seguía argumentando sus derechos paternos sobre Greta que tenían más peso que los derechos de Waltorana con el rubio.

-Quiero a mi familia a mi lado…- concluía Yuuri mirando al rubio ya tendido en la cama y el rubio suspirando.

-Tu familia está a tu lado- repuso negando con la cabeza- siempre estaremos a tu lado aun si estamos lejos Yuuri- concluyo tomando su mano.

Yuuri suspiro y bajo su cabeza besando a Wolfram en los labios y lentamente acomodándose en la cama cuando de la nada entre el roce de ambos sintieron los quejidos de Yuuram y Wolfram rápidamente empujo a Yuuri y analizo que molestaba a su pequeño.

Un suspiro largo se manifestó en Yuuri, supuso que el hecho de que Wolfram ya caminara no significaba que podían hacerlo… y menso con el niño. Marcho a su esquina resignado a ser ignorado por el rubio cuyo mundo se volvía a girar sobre su hijo.

-¡Yuuri!-Llamo Wolfram preocupado mirando a su Marido revisando unas cajas con ropita de bebe, mientras él aun discutía con su madre por el derecho de acunar a Yuuram.

-¡No!, Tu aun estas débil, ve a descansar, deja a Hahaue encargarse de esto- decía la rubia con él bebe en mano. Era un pequeño angelito. Blanco como su madre, con ojos negros como su padre, cosa que entristeció a Yuuri pues si comparaban genes, los del rubio eran mejores y deseaba ver a un mini Wolfram corriendo por el reino llamándolo papi que un mini Yuuri. Aunque también lo aliviaba pues sin duda tendría muchos pretendientes que espantar. Si… volvería a corretear jóvenes insensatos como paso con Greta, ¿y todo para qué? Para que llegara un fulano de otro reino convenciera a su hija para casarse largarse y apenas mandarle cartas y fotos de su familia. Rememoro el fallido intento de matarlo en la boda y a su hija llamándole la atención. De verdad Greta se veía molesta, sin mencionar sus cuatro intentos de asesinato fallido.

Viéndolo a si no era justo. Si fue débil y termino por ceder con Greta y dejarla casarse y marcharse, no cometería el mismo error con Yuuram. Miro al pequeño era tan lindo, no como su madre, pero era lindo, sus cabellos negros y esos gestos finos y extrañas manías con su patito de hule y con aferrarse a Wolfram posesivamente le parecían tiernos, aunque le preocupaba que no comiera nada, pero según le explicaron el niño se alimentaba de su madre, de su magia. Quizás por eso siempre ponía empeño en cuidar de Wolfram, de que desayunara, almorzara y cenara en hora, de que comiera cosas sanas y tomara jugos vitaminados y mucha agua. En fin, no se apartaba ni de su consorte ni de su hijo.

Wolfram suspiraba aburrido de no poder moverse con libertad, aun fuera de cama debía guardar reposo, evitar movimientos bruscos, alzar pesados y ese tipo de cuidados típicos de una cesárea u operación mayor. Suspiro rendido, su madre había secuestrado a su hijo (Otra vez). No podía denunciar a su madre ¿Cierto?. Se cuestionó derrotado, y es que no era el único que acostumbraba “secuestrar” a su hijo. En Shin Makoku era su madre, Gunter, las sirvientas, Gwendal, su tío Waltorana (desde que Yuuram nació venia como mínimo una vez al mes a intentar convencerlo de divorciarse o mínimamente marcharse a Bielefeld pues allí el niño tendría una mejor educación…) entre otros Y en el mundo humano era su suegra, su cuñado, Murata… en fin, solo le devolvían al niño cuando se ponía a llorar pues era símbolo de que tenía hambre y necesitaba a su mamá.

Giro y encontró a Yuuri revisando los regalos que el pueblo le mandaba y el resto de los reinos felicitándolo por su paternidad y su próxima boda, debía verlos para mandar cartas de agradecimiento. Wolfram frunció el ceño, ¿por qué siendo el rey Yuuri no impedía que le quitaran a su hijo?, suspiro resignado… quizás ni el mismo rey tendría poder contra su familia política y sanguínea. Envidio a Greta y su decisión de marcharse lejos de la familia real… Bueno… ella podía, era su hija adoptiva y no lo hacía de mala, sino que Yuuri seriamente quería matar al hombre que según él engaño, embarazo y secuestro a su inocente niña y la obligaba a vivir lejos de su cariñoso padre y su familia, quien sabe bajo que intenciones.

Negó con la cabeza, jamás creyó que Yuuri fuera tan celoso con su hija y de verdad incluso manifestó su poder de Maou en la boda de Greta y apenas lo controlaron… suspiro molesto, ¿por qué jamás se mostraba celoso con él?… envidio que actuara de ese modo con su hija con todos. ¿Por qué jamás con él?. Supuso que él jamás le dio razón para sentir celos o tener dudas. Es decir… siempre estuvo enamorado de Yuuri y siempre estuvo detrás de él… como un estúpido arrastrado. Se molestó consigo mismo golpeándose la frente contra la pared.

De la nada descubrió la cara de Yuuri y esas cejas arqueadas que manifestaban su clara curiosidad por saber qué fue lo que esta vez molesto al rubio al grado de darse cabezazos contra la pared.

Wolfram al verse descubierto fuera de calmarse volvió a golpearse con más fuerza por la rabia que carcomía su ser.

-¿mmm… Está todo bien?-Interrogo Yuuri a su pareja. Wolfram enfadado solo atino a responderle violento.

-¡Obvio que no! ¡Si no te das cuentan acaban de secuestrar a tu hijo!- exclamo señalando el sitio por el cual su madre había desaparecido.

-Eso…- dijo suspirando resignado. Quien era el Maou para mandar a ejecutar a toda su familia por su manía de secuestrar a su hijo- ya lo devolverán cuando llore- repuso tratando de calmar a Wolfram buscando con la mirada aquel presente del Pequeño Cimaron que le gusto tanto- Mira- enseño a su consorte.

Wolfram se sentaba al lado de Yuuri resignado, quien era el demonio de fuego para ganarle a su madre… nadie. Al menos quería ver que regalos mandaban los abuelos paternos de Yuuram y el reino entero. Miro la bella ropita hecha de hilos de sol. Un hilo fino y suave de color dorado, digno de su nombre pues fuera de ser suave era muy resistente.

-es la primera vez que veo tanto hilo de sol…- repuso Wolfram sorprendido, pues ese hilo era difícil de elaborar, solo se animaban a costurar insignias, escudos con ese tipo de hilos, más jamás lo vio ser usado en un conjunto para bebe.

Yuuri admiro a su bello consorte. De verdad tenía la felicidad rigiendo sus vidas y nada en el mismo universo podría destruirla.

-Yuuri…-Llamo Wolfram mirándolo nervioso.

-¿Dime?- Pregunto al ver la cara pálida de Wolfram poniéndose roja. Por leves segundos temió que le saliera conque estaba embarazado de nuevo, eso no le disgustaría, pero después de padecer días enteros con el parto y ser aterrado por todos con esas estadísticas de muerte en varones tal elevada. Prefirió cuidarse y cuidar a Wolfram (Que al parecer estaba en la edad más fértil de un demonio lamento). Además Wolfram debía alimentar a su hijo, no estaban para otro hijo por ahora. No hasta que Yuuram tuviera un año. No hasta que Wolfram se recuperar de la cesárea.

-¿Por qué tú nunca te pones celoso… de mi…? – interrogo esquivando la mirada del azabache y completamente rojo de la vergüenza- es decir… te pusiste celoso de Greta, de Shiori… incluso de Murata cuando estos tuvieron alguna relación sentimental con otras personas. De todos menos de mi…

-No es verdad- se defendió Yuuri. Negar que era un hombre celoso era su meta actual para que Greta se animara a volver a visitarlos. Yuuri jamás admitiría ser un loco que tratase de controlar la vida de los demás, bueno solo de los que consideraba suyos como su hija, Wolfram y su hijo… Aunque ya tuviera antecedentes de serlo según comentaban todos. Suspiro pesadamente y miro a su lindo prometido que seguía aparentando ser un adolescente y en el reflejo de un obsequio descubría la diferencia entre ambos cuerpos.

Yuuri de mayor tamaño, con una altura igual a la de Conrad, similar musculatura y sentado a su lado el mismo chico que recordaba le dio la bofetada. De la nada su bello prometido le parecía alguien tan delicado a quien debía defender y cuidar, pues no solo de su bienestar dependía su hijo para sobrevivir, sino que su mundo giraba en base a su felicidad… Tarde era ya para negar que lo amaba con locura. 

-Celos…- negó con la cabeza. Pues sí, supuso que de no saber desde siempre del gran amor que Wolfram le tenía seria el hombre más posesivo del mundo. Pero sabía de ese amor perseverante y posesivo que el rubio tenia era su calmante. Si, Wolfram hasta la fecha lo celaba con las empleadas y no dejaba de llamarle al menos una vez a la semana: traidor,  infiel… Si, Wolfram aún no dejaba de revisar su ropa en busca de pruebas de sus disque infidelidades. Supuso que sin esa seguridad que el rubio le daba de sus sentimientos enloquecería.

No, que iba a ser celoso de Wolfram si este lo calmaba al giran su existencia en él. Seria celoso si Wolfram dejara de acosarlo y revisar sus cosas, si dejara de celarlo. Pues eso anunciaría que el rubio tenía algo más importante en su cabeza que pensar en él y amarlo. Entonces si sería celoso y buscaría como loco la razón de verse ignorado. Para Yuuri en el mundo de Wolfram solo una persona podía superarlo y esa era su hijo, nadie más. 

“Nos complementamos” dedujo.

-¿Por qué sería celoso de ti? Si sé que me amas- concluyo fingiendo tranquilidad y Wolfram termino de colocarse colorado y sentirse humillado por tal aseveración que pese a ser verídica era: molesta.

-¡Pues no te confíes mucho! Podría dejar de amarte si me lo propongo ¿sabes?- amenazo el rubio con una cara tan roja como la de un tomate maduro.

-¿Eso es una amenaza?-Le miro serio, con esos ojos filos que ponía ante alguna amenaza, dejando caer el regalo que sujetaba y levantándose su silla para ponerse frente de Wolfram y ligeramente arrodillado inclinado su cuerpo en dirección del rubio para verlo cara a cara, comenzó:

-Solo lo diré una vez- Wolfram sintió su sangre helarse, era la primera vez que veía a si a Yuuri. Bueno, ya lo había visto antes. Cuando se enfadaba en alguna batalla, cuando trataba de imponer su poder su voluntad en alguna discusión, cuando trato de matar al esposo de su hija adoptiva, pero no con él desde eran pareja… no jamás lo vio en su modo Maou-No lo intentes…- repuso Yuuri para luego suspirar, calmarse y besar en los labios al rubio para luego alejarse y volver a su sitio a revisar los presentes.

Wolfram parpadeo varias veces. ¿Qué había sido eso…? ¿Quién lo sabría?, pero en cierta forma le agrado. Puso su orgullo en alto y reafirmo su seguridad en ese amor que siempre le tuvo. El amor de Yuuri era tan grande como el suyo.

-Wolf- llamo nuevamente Yuuri sin verlo- Dile a tu madre que cuidara a Yuuram esta noche procura tomar una siesta a medio día y alimentarlo correctamente.

Wolfram le miro y se congelo, el color rojo que se perdía de sus mejillas volvió a revivir comprendiendo que significaban esas palabras. Sin decir nada se paró y fue en busca de su madre y su bebe.

Había tocado el talón de Aquiles del Maou y ni modo… pagaría las consecuencias supuso. No es que le disgustara, pero… en cierta forma era algo aterrante y emocionante esos juegos sexuales… escondió su cara entre sus palmas “! Somos unos pervertidos!” dedujo.

-Ok. Ok…- se decía el rubio en busca de su madre y su hijo- solo debo alimentarlo un poco más para que no me busque por la noche… después una siesta larga y ya…- replicaba pues desde que nació Yuuram y abandono la cama, retiraron los hilos de sutura esta sería la tercera vez que volvería a tener relaciones con Yuuri.

Bajo la cabeza, la primera fue dolorosa por culpa de la herida en su vientre, Yuuri solo abandono el intento a medio camino al notar que no era momento de dejarse llevar por las ganas, simplemente lo abrazo y durmieron toda la noche.

La segunda también fue molesta por no poder moverse como quería, pero Yuuri fue en extremo delicado y pudo concluir dentro y hacerle correr, pero luego solo lo abrazo y acaricio su cicatriz con delicadeza. Ahora venía la tercera, ahora que iban por el quinto mes de vida de Yuuram ya no habían excusas.

Ahora tocaba su cicatriz, y está casi había desaparecido… supuso que ya no había necesidad de que el Maou se contuviera, pues lo que él no podía darle alguien se lo trataría de dar y no. ¡Eso jamás!

La felicidad y el amor que sentían parecían no tener fin. Pero el fin estaba cerca y acababa de pisar Shin Makoku aterrando al Rey y logrando que el sabio saltara de su cama del susto y corriera para ayudar a Yuuri a enfrentar a esa entidad.

Cual acto egoísta la idea de ir a por Wolfram y su hijo y mandarlos al mundo humano cruzo por su cabeza desde que supo de esta amenaza pero… no quería separarse de ellos. Espero días y días y la amenaza jamás llegaba, creyó que quizás nunca llegaría y de la nada aparecía ahora mismo, justo cuando su hijo cumpliría un año de vida el mismo día que volvía a festejarse el día que el Maou trajo la paz.

Ahora de la nada la amenaza llegaba y no había tiempo para nada. Miro por la ventana y todo el pueblo estaba alborotado, todos comenzaban  sentir ese poder abrumador y corrían al castillo buscando la protección del Maou.

-Tómalo- dijo Wolfram extendiendo él bebe a su madre. Jamás en su vida sintió tal opresión en el pecho. Tantas ganas de huir, pero tanto poder daba a entender que no había lugar en ese mundo donde pudieran escapar.

Miro a su pequeño y este extendió sus manitos en su dirección. No dudo en acariciarlo y darle una gran cantidad de magia, seria quizás la última vez. Miro el baño real, Yuuri le dijo que el portal estaba abierto, pero Wolfram no tenía intenciones de dejar a Yuuri y el resto.

-El portal al mundo humano está abierto… ellos cuidaran de ustedes- repuso mirando a su progenitora  su hijo

-Wolf-Llamo su madre sujetando el brazo de su hijo menor. Quería detenerlo y decirle que ese portal era para él y su hijo, no para ella. Pero la mirad decidida de Wolfram la detuvo

-Como su esposo debo estar a su lado- dijo el rubio rememorando que se casaron con prisa esa misma madrugada, no dejarían pendientes si es que el fin llegaba. Miro su anillo de bodas, no abandonaría a Yuuri, lo ayudaría en lo que pudiera, ese era su deber como el esposo del Maou. Giro y dio gracias al cielo que el año de vida atado a su hijo concluía… acaricio su cabecita la beso- Todo va a salir bien… Yuuri es bueno en hacer posible lo imposible- Concluyo antes de marcharse.

-Bueno… supongo que no debemos concluir nada malo, es decir… no sabemos sus intenciones quizás solo sea un turista- dijo Yuuri preocupado tratado de convencerse, y es que la descripción que daban de ese ser lo ponía nerviosos, su antecesor temió y ahora mismo su sabio temblaba de miedo.

Yuuri Shibuya era el Maou. Pero ser el Maou no era lo mismo que ser un dios. Suspiro tratando de contenerse y miro a sus seguidores fijamente, deseaba verlo y grabarlos en su mente, si debía morir lo haría por protegería a su gente.

Miro a Gwendal, a Conrad, a Murata, a los soldados, a los Diez nobles, todos presentes que vinieron a su reino a festejar el día que el Maou trajo la Paz y quedaron atrapados en lo que parecía el apocalipsis de Shin Makoku. Al finalizar se animó a ver a Wolfram que se paraba a su lado con expresión seria, atento a que esa puerta se abriera. Quiso tomar su mano, pero Wolfram se le adelanto y tomo la mano de Yuuri y molesto repuso

-¡¿Wolfram?!- Quiso llamarle la atención pues debía haberse marchado con su hijo a la tierra, pero debía ser sincero, verlo a su lado lo reconfortaba. El rubio no lo miro, solo miro la puerta y repuso:

-Más te vale que ni se te ocurra morirte y dejarme solo con tu hijo- advirtió el rubio, con el mentón en alto vestido con su uniforme militar color azul y su espada.

-No lo hare-Presiono más la mano de Wolfram y miro esa puerta que se abría dejando ver al extraño dios.

En el pueblo mismo, la gente se paralizaba mirando al extraño que caminaba firmemente en dirección del palacio sin prestar atención a los civiles que le abrían paso, otros solo corrían sin saber porque su instintos les dictaba huir y es que era abrumador tanto poder, ni siquiera el Maou era así de fuerte.

Las puertas simplemente se abrían y los nobles, Todos miraban al dueño de semejante aura abrumadora.

-Tú eres…- dijo Murata mirando sin poder creerlo- Un dios… oscuro- su mayor temor era confirmado.

Todos quedaron anonadados al oír Sabio. Un dios era la máxima entidad. Unas cosas eran los demonios y sus habilidades de controlar elementos básicos. Otra los demonios especiales que podían usar poderes psíquicos para controlar mentes y doblegar voluntades. Pero un dios. Era un ser que no era solo longevo… podía ser inmortal. Una criatura que nacía de un cumulo de emociones, de la vida misma, de tantas dimensiones y su poder era ilimitado.

Existían diversas clases de dioses. Los buenos que por lo general se alimentaban de emociones positivas como el amor, la felicidad, al compasión… etc. Los malos que se alimentaban del odio, la envidia, la avaricia… en fin. Una gran gama, lo extraño era ver a uno bajar a un mundo y dejarse ver por lo que ellos denominaban insignificantes trivialices que morían y nacían y por tanto no merecían ser dignos de ver a alguno.

-buenas tardes- dijo Yuuri levantándose de su asiento tratado de aparentar normalidad y fortaleza para lidiar con el dios, no sabían qué tipo de dios era, de hecho Yuuri solo oyó de estos por los apuntes de Gunter. Rogo que fuera uno bueno y solo viniera de paseo, pero esa aura maligna delataba que era un dios oscuro.

-Así que tú eres el nuevo Maou- repuso el dios mirándolo fijamente. En persona se veía más débil de lo que pensó. Rio negando con la cabeza- a lo largo de la historia he conocido a varios Maou… diversos mundos, todos trataron de establecer la paz en su reinado… jamás hubiera creído que ser un patético insecto fuera la clave para lograrlo- se burló, y entonces todos comprendieron la razón de la presencia del dio oscuro. La paz lo molesto.

-Lamento no ser lo que esperaba- repuso Yuuri tratando de mantener la diplomacia, no deseaba poner en riesgo nada, pues ahora tenía tanto que perder y nada que ganar si se dejaba llevar por provocaciones triviales. – Puedo saber ¿a qué debo el honor de su visita?-Pregunto rogando que no fuera nada relevante. Pero que hablara de la paz destruía sus esperanzas.

-La paz…- dijo el dios mirando nuevamente al Maou- no me gusta. No la quiero- exclamo como niño caprichoso.

Murata cerró los ojos, lo que temía, era un dios oscuro. Quizás el dios de la guerra. Pues que otro dios odiaría la paz.

-Lo…- Yuuri no pudo decir nada más, simplemente sintió su garganta obstruida, la falta de aire, sin tocarlo o hacer movimiento alguno ese ser podía matarlos. Cayó sobre sus rodillas tratando de volver a respirar.

-sube los impuestos, declara no grata a alguna especie… asesina a algún noble… ¡Quiero guerra!- repuso mirando como el Maou caía al suelo y su guarda real procedía a tensarse sin animarse a moverse y atacarlo, como siempre todos se congelaban por el miedo, todos acatarían su voluntad sin oponer resistencia claro, si ni el Maou que era la máxima representación de ese mundo podía contra su poder… el resto menos se animaría a confrontarlo. Era aburrido pero prefería lo aburrido a lo diferente y la paz era algo diferente a lo que estaba acostumbrado.

Wolfram simplemente trato de ayudar a Yuuri, poniendo una mano sobre su hombro tratando de descubrir que había hecho ese dios a su amado. Miro con desesperación como Yuuri cambiaba el color de su piel por la falta de aire. Como sus dedos comenzaba a arañar el suelo por la desesperación ¿Acaso ese dios tenía planeado matar al Maou por que este trajo la paz?

El resonar de un golpe rompió la tensión y dejos atónitos a todos, nadie podía creerlo. Wolfram colérico como era y al ver que Yuuri moriría si no hacía nada, pues nadie se dignaba a hacer nada, ni si siquiera Conrad… Simplemente se abalanzo contra el dios y le dio tremendo puñetazo en la mejilla derecha.

Tanto fue el asombro que todos dejaron de respirar, incluso el mismo dios que abría sus ojos a más no poder y miraba al insolente que se animó a golpearlo. Es decir: aun sabiendo que era un dios le dio un puñetazo. Y fuera de que las cosas quedaran de ese tamaño el rubio arrancaba en un mar de alegatos. Mientras Yuuri recuperaba el aliento con el sentido común y trataba de tener al rubio con sus manos, sin embargo el rubio estaba algo lejos de su alcance, dos pasos lejos señalando al dios con el dedo y dando su respuesta a semejante petición de guerra.

-¡Idiota! ¡No somos tus marionetas para obedecer semejantes tontería- Arremetió- no puedes simplemente venir a este castillo e imponer tu voluntad. La paz existe porque es el deseo de todos y solo por darte gusto no iremos a la guerra!- Dijo Wolfram poniéndose frente de Yuuri y armado de más valor al verlo recuperar el aliento. Incluso sintió su mano tomar su muñeca y ponerse de pie. Ambos se miraron y Yuuri suspiro, pese a saber el resultado era verdad… No podía acceder a esa demanda. Quizás si dialogaban con el dios este podría dejarlos rogo.

Todos sabían que era tarde, así que solo se pusieron en guardia, Wolfram pese a su proceder precipitado tenía razón, no eran marionetas de los dioses, ellos habían decidido la paz, todos querían un mundo tranquilo donde crecieran los niños sin miedo en familias amorosas.

El dios puso una mano sobre su mejilla que escocia y lentamente su aura se elevaba dejando ver sus 3 ojos a la persona osada que se animó a golpear a un dios.

Hasta el momento solo vio y se guio por el nivel de energía de cada presencia, y noto al contendor del poder del Maou, noto su silueta, su timbre de voz dudoso y dedujo que carecía de carácter y capacidad de oponérsele, quizás por ello no dudo en menospreciarlo y ordenarle lo que debía hacer. Alguien como él era fácil de manipular. Lo que jamás es pesero era que alguien cuyo poder era reducido a comparación del Maou de ese mundo se animara a ponerle una mano encima. Nadie jamás lo había hecho.

Su aura dejo en evidencia los ojos del dios que eran tres. Uno en la media frente que era de color blanco y orbita negra. El de la izquierda era de color rojo escarlata  con la órbita blanca y el de la derecha de color ámbar.

Quizás por estar frente del dios Wolfram miro fijamente los tres ojos de ese imponente ser su mente misma colapso por el choque con esa mirada.

Yuuri trato de poner a Wolfram detrás de él. Suponiendo que el dios intentaría a tacarlo por su impudencia. Pero ya era tarde simplemente el rubio cerraba los ojos y caía. Y a medida que caía su cuerpo mismo se consumía en llamas y desaparecía.

-Ahora lo entiendo…- dijo el dios extendiendo sus manos y en estas apareciendo el cuerpo del rubio inconsciente- imprudencia… arrogancia… toxicidad… un demonio de fuego- concluyo

-¡Suéltalo!-Repuso furiosos Yuuri con su aura expuesta al máximo. Eso no lo permitiría. Primero muerto que perder a Wolfram.

-¿Amor?- repuso el dios mirando al Maou cobarde volverse una fiera a punto de atacar. El tercer ojo de su frente se cerraba, supuso que fue mucho para el rubio demonio mirara los tres ojos fijamente. Apenas si vivía por su voluntad. El cabello del dios caía sobre su rostro cubriendo los otros dos ojos. El dios simplemente dio vuelta ignorando a Yuuri que de la nada quedaba paralizado por el poder del dios- dame guerra, destrucción y muerte – reponía mientras nuevamente el cuerpo del rubio desaparecía- y te devolveré al insolente- concluyo desapareciendo del lugar.

Yuuri al notar que el dios se marchaba simplemente uso todas sus fuerzas para moverse e intento de tenerlo  y sujetarlo con sus brazos, pero el dios desapareció y con el todo rastro del rubio.

 

Continuara…

 

 


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