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Suerte o Ventaja por LisShawol

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Notas del capitulo:

Espero que les guste <3

Otra vez se encontraba allí, con la camisa fuera del pantalón gris y la corbata azul floja. Sentado en la silla que ya parecía tener grabado el nombre Lee Taemin debido a todas las veces que se veía al chico sentado allí, en espera a que el director del establecimiento le hiciera entrar a su oficina.

Era la hora de salida, había alrededor un par de profesores hablando con uno que otro alumno sobre algún informe o un trabajo, lo normal, todos pendientes de sus cosas pero nadie mirando al adolescente con curiosidad, porque no era novedad que se encontrara allí, solía vérsele muy a menudo en las mismas condiciones, el único cambio en la imagen era el cabello del chico, anteriormente negro pero ahora pelirrojo.

Algunos alumnos lo detestaban a rangos extraordinarios mientras que otros se acercaban a él con admiración, rogando con que la Suerte Taemin –como todos le llamaban a la fortuna del chico- se les contagiara aunque sea un poco, el caso es que no importaba si alguien lo amaba o lo odiaba, todos por igual siempre tenían la misma pregunta en mente.

 

 

¿Por qué Lee Taemin no era expulsado ni sancionado?

 

 

Sí, el chico era un genio, sus exámenes siempre eran sobresalientes, pero eso no quitaba el hecho de que cuando se aburría en medio de una clase saliera de la sala sin hacer caso a los gritos de los profesores que le exigían regresar, o que se pasara clases enteras con el celular en mano enviando mensajes, tampoco cubría el que era un revoltoso de primera, y se podía decir que todos los jóvenes a esa edad son desordenados, pero tal parece que Lee Taemin no tenía límites.

Los profesores pensaban igual que los alumnos del instituto, a algunos les agradaba el chico, ¿por qué? Porque era divertido y parecía tener osadía, pero había otros que intentaban de todo para lograr siquiera ponerle un rojo, aunque sea en las evaluaciones sumativas de trabajo en clase, pero no podían, porque las guías de trabajo las resolvía de forma rápida y aunque mirara durante toda la clase por la ventana si se le hacía una pregunta sorpresa él respondería correctamente.

 

El teléfono del escritorio próximo sonó, haciendo que el menor alzara la cabeza escuchando como la secretaria escolar cantaba un Sí, señor director, lo haré pasar de inmediato.

 

‘Zorra’ pensó Taemin mirando a la mujer, evaluándola con la mirada y notando con el ceño arrugado que el escote que ella llevaba era demasiado bajo como para que se creyese una dama, al igual que el excesivo lápiz labial rojo que la hacía ver como una mujer fácil y necesitada, más bien dicho, como la mujer fácil y necesitada que era.

 

 

- El director dice que ya puedes entrar a su oficina –la mujer sonrió con sorna-, creo que ya es hora de que el señor Choi te expulse por ser tan molesto.

- Ya le gustaría –Respondió el adolescente, levantándose de la silla y colgando su mochila al hombro, mirando a la secretaria fijamente-. Pero no me iré de aquí.

- Eres una molestia increíblemente grande, los vándalos como tú deberían estar en una cárcel, no estorbando en un establecimiento tan prestigioso como éste.

- Y las putas deberían trabajar en las esquinas durante la noche, pero usted está trabajando en este prestigioso lugar como secretaria durante el día y yo no digo nada.

 

 

Con una sonrisa llena de satisfacción Taemin comenzó a caminar escuchando el cuchicheo de los profesores y alumnos que habían presenciado la pelea verbal, y claro, él había ganado, eso se lo hizo saber la rápida desfiguración que vio en el semblante de la mujer, porque parecía querer tirar humo por las orejas cuando el rostro se le empezó a tornar rojo.

Abrió la puerta de madera y entró en silencio a la habitación, no cambió su sonrisa por una expresión seria que significaría respeto, tampoco se notaba nervioso o arrepentido como para apelar a la piedad de la figura que lo escaneaba de pies a cabeza como si buscara algo en él, sino que endureció su mirada, molesto, no con la situación, sino que con el hombre que yacía sentado con tranquilidad en la silla reclinable del escritorio. 

El pelirrojo estaba molesto con el director, con Choi Minho.

 

 

- Buenas tardes, Taemin. –Susurró el director, sin recibir respuesta ni decir un Toma asiento, porque el menor ya se había sentado en una silla frente a él, dejando la mochila a un lado- ¿Quieres explicarme qué fue lo que pasó esta vez?

- Por lo que sé su secretaria ya le informó los hechos – ‘Escuché claramente a escasa distancia como esa perra sin dignidad daba el comunicado por teléfono’.

- Pero me gustaría escucharlos desde tu punto de vista.

- Y a mí me gustaría irme a casa.

- Aún no, primero quiero saber el hecho, el por qué y tu excusa –el hombre habló serio, pero sereno.

- Hoy rompí uno de los espejos del baño de hombres.

- ¿Por qué?

- Porque estaba molesto.

- ¿Y por qué estabas molesto?

- Eso no importa.

- Sí importa. Cuando me dijeron lo que habías hecho creí que quizás tendrías tus manos heridas, pensé que lo habías roto con ellas, estaba preocupado pero para mí tranquilidad tus manos se ven perfectamente bien.

- Mentira –el menor se cruzó de brazos y arrugó el ceño, entrecerrando sus ojos.

- ¿Qué?

- Lo que ha dicho es una mentira, no le creo. Si hubiera estado preocupado por mí me hubiese mandado a llamar cuando el profesor Kim me agendó una cita a dirección con su secretaria. Eso ocurrió en el segundo recreo de la jornada matutina.

 

Los brazos del mayor se desenredaron y quitó su espalda de la cómoda silla, mirando desconcertado a Taemin.

 

- Eso es imposible. La señorita Kwon envía de inmediato a mi despecho a los alumnos que se meten en problemas.

- Quizás estaba esperanzada en que yo haya roto el espejo con la cabeza y esperó las horas suficientes como para que me desangrara, porque el profesor Kim le avisó por móvil que no me llevaría a la enfermería, pero omitió el hecho de que no estaba herido.

- Taem-

- Ella me odia.

- Hablaré con ella, debiste de haber venido conmigo al momento que pasó –esta vez la voz del más adulto de ellos cambió a una más dura, lo que hizo que el enfado de Taemin disminuyera un poco, pero solo un poco.

- Como sea, ¿ya puedo irme?

 

 

No hubo respuesta pero a cambio de una el mayor se levantó con cuidado de la silla reclinable y avanzó hasta la puerta, abriéndola rápidamente y encontrándose con que la secretaria escolar tenía el perfil izquierdo de la cabeza sobre la puerta, intentando escuchar la conversación que tenían.

 

 

- ¡Director! –el corazón de la mujer parecía estar a punto de salirse.

- ¿Qué se supone que hace?

- Es que… -ella misma interrumpió sus palabras, porque había escuchado con dificultad una que otra frase de la charla y le parecía indignante que el señor Choi hablara serenamente con el chico mientras que a ella la miraba con el semblante molesto solo por intentar escuchar- ¡Usted es muy blando con el chiquillo! Debería expulsarlo, es un vándalo y-

- Quiero que salga inmediato de este lugar si no quiere ser despedida. Dígale a todos los que vea por el camino que se vayan, no me importa que sean alumnos, profesores o gente del aseo, los quiero a todos fuera de aquí.

- S-sí, señor director.

 

 

Una pequeña y nueva satisfacción recorrió el cuerpo de Taemin, sacándole una leve sonrisa por el trato del director hacia la mujer, Kwon Yuri era una perra que solo quería lanzarse a los brazos de Choi. La sonrisa en su rostro se borró de inmediato cuando escuchó el sonido de la puerta cerrarse con pestillo y unos pasos acercarse a él, levantó la mirada indiferente cuando vio al mayor arrodillándose frente a él en la silla.

 

 

- Cuéntame qué ocurre.

- ¿Qué ocurre de qué?

- Taemin… No soy idiota, sé que algo-

- Sí eres un idiota, uno muy grande, grandísimo.

- ¿Disculpa?

- Quiero irme ya.

- Dije que no te irás. ¿Por qué hiciste lo que hiciste?

- Estaba molesto, ya te lo dije.

- ¿Molesto por qué?

 

El menor suspiró, estaba aburrido, molesto y seguía sin escuchar algún elogio por parte del mayor.

 

- La semana pasada era pelinegro.

- Lo sé.

- El lunes he llegado a clases siendo pelirrojo, hoy es viernes y no pareces haberlo notado.

- ¿Rompiste el espejo del baño porque creías que no noté el cambio en tu cabello? –Taemin asintió, esquivando la mirada mientras sus mejillas se coloreaban, dándole un aspecto adorable- Cariño, si eso es lo que te preocupaba te aseguro que he recorrido el pasillo de tu salón el doble de veces que antes solo para verte.

- No. Ni cariño ni nada, estoy molesto, Minho.

- ¿Minho? –El hombre alzó sus cejas, divertido- Hace unos minutos me hablabas formalmente.

- Eso es porque la zorra de tu secretaria estaba escuchando, ella siempre intenta escucharnos.

- Secretaria escolar. –Corrigió Minho- Es la secretaria del instituto, no mi secretaria.

- Da igual. Estoy molesto, esperé días para poder verte pero no me hiciste venir a tu oficina ni una sola vez.

- Hemos hablado todos estos días por mensajes.

- Pero no es lo mismo, además, no dijiste nada sobre mi cabello, ¿no te agradó como me veía? Puedo volver a ser pelinegro si-

- Ven, cariño –Lo interrumpió Minho-.  Voy a demostrarte cuánto me gusta el nuevo color de tu cabello –el moreno se levantó tomando la mano de Taemin para avanzar junto a él hasta el sofá.

- Aun puede quedar alguien afuera –en realidad Taemin era a veces el maduro de la relación, en ocasiones como esas donde el mayor quería hacerlo suyo en la oficina y él debía persuadirlo a que esperaran hasta salir del establecimiento. El pelirrojo se sentó en el sofá negro de tres cuerpos, siendo manejado como un muñeco por Minho, el mismo que le abrió las piernas, se arrodilló entre ellas y bajó su pantalón de colegio.

- Sabes bien que la razón por la que me paro en la entrada del instituto cada mañana es para verte, noté muy bien tu nuevo color de cabello, cariño. Así como también noté a un montón de mocosos pubertos que parecían querer joderte con la mirada.

- T-todos me dijeron que me veía bien, excepto tú –susurró Taemin mirando atento las acciones del pelinegro. Minho terminó de quitar sus zapatos y pantalones, dejándolos a un lado del sofá, lamiéndose los labios al comenzar a acariciarle la entrepierna sobre la ropa interior.

- Yo quería demostrarte cuánto me gusta el nuevo tinte, aunque quise esperar hasta hoy por la noche. Compré vino y bombas de espuma para darnos un baño en el jacuzzi, había pensado en prepararte una cena deliciosa y luego disfrutar de tu cuerpo, pero veo que esperar un par de horas más fue demasiado para ti.

- Lo siento.

- Descuida, esta era tu semana de exámenes y quise ser un buen novio, pero créeme cuando digo que no hubo momento en el que no revisara las fotos en donde te encontrabas desnudo.

 

Las mejillas de Taemin estaban coloreadas, tenía sus ojos estaban brillantes y su cuerpo entero se sentía acalorado, la mano de Minho abrasaba firmemente su falo sobre la ropa y lo acariciaba lentamente, sabía lo que venía y no quería seguir esperando.

 

- Esto será un pequeño adelanto de lo que nos espera esta noche, cariño.

 

 

Esperando a sentir la deleitosa sensación de la boca de Minho en su entrepierna Taemin ayudó al mayor a quitarle la ropa interior, alzando su cadera y bajándola al quedar desnudo desde la cintura hacia abajo.

Las cálidas y grandes manos viajaron por sus blancos muslos, acariciándole la piel como siempre hacía antes de darle una mamada, dos años de relación significaba conocer perfectamente ciertas manías del otro, tanto en la intimidad como fuera de ella. Los ojos de Minho se encontraron con los suyos mientras abría un nuevo botón de su camisa, y en un rápido movimiento los grandes ojos cafés bajaron hasta su entrepierna desnuda y alzada. Le pasó las manos por el interior de los muslos y apretó su trasero.

Taemin gimió.

La vista era excitante para ambos y estaba a segundos de ponerse mejor.

 

Con los latidos del corazón acelerados Minho bajó su cabeza, lamiendo desde los testículos hasta la punta de la entrepierna del menor, donde comenzó a entretenerse con lamitas y besos húmedos. Los masajes en las nalgas de Taemin comenzaron y el pelirrojo sonrió sin apartar su mirada de la cabeza del moreno.

Preparado y listo para la degustación Minho bajó su cabeza con la boca abierta, rodeando el falo del adolescente y sacándole un agudo gemido. Minho sabía perfectamente cómo le gustaban las mamadas a su pareja, por lo que sin perder tiempo comenzó a subir y bajar su cabeza, ahuecando sus mejillas y apretando con los labios las partes sensibles del menor.

Para Taemin la boca de Minho era un paraíso, sentía perfectamente las caricias que le proporcionaba la lengua del mayor y le calentaba tenerlo en esa posición, porque el moreno se mantenía a la perfección con sus treinta y cuatro años, razón por la que él no era el único que estaba interesado en el alto, habían compañeros, profesoras y hasta la zorra de la secretaria escolar que le miraban de pies a cabeza, pero Minho le pertenecía a él y le excitaba saber que el hombre entre sus piernas solo lamía y degustaba un solo sexo, y ese era el suyo.

 

Las blancas y pequeñas manos de Taemin se fueron hasta el cuero cabelludo oscuro, no para que fuera más rápido, sino que le agradaba la sensación de sentir la humedad en su miembro a la vez que sus manos subían y bajaban junto a la cabeza de su novio.

 

Muchos profesores habían llamado a los señores Lee, quejándose del comportamiento de su hijo e intentando agendarle una cita con Minho, pero Taemin sabía que sus padres no alcanzaban a poner ni un solo pie en el instituto, porque su novio siempre cancelaba las citas a través de una carta, diciendo que fue un malentendido del profesor y que en realidad Taemin no había hecho nada malo.

Más de una vez habían ido maestros a la oficina de Minho, contándole desesperados las travesuras del menor, intentando convencerlo para que lo expulse o lo sancione, claramente al llegar al final del día la pareja reía cuando el moreno sacaba el tema en medio de la cena en su departamento, a Taemin le hacía gracia, en especial porque todos hablaban barbaridades de él sentados en el mismo lugar donde ambos se entregaban, en ese mismo sillón donde tenía a Minho arrodillado frente a él, comiéndole la carne palpitante entre sus piernas.

 

 

- ¡Ahh! –Minho había succionado con fuerza, provocándole un temblor que le recorrió de pies a cabeza- N-no, para, quiero hacerlo. Minho, quiero tenerte dentro de mí.

La cálida boca se separó del miembro ajeno, lamiéndose los labios y tomándolo en brazos para sentarlo sobre su escritorio, tirando al piso alfombrado uno que otro libro.

 

- He deseado hacer esto desde que te vi el lunes por la mañana, cariño –susurró hurgando con un dedo entre las nalgas de Taemin, buscando el dulce punto que hacía delirar al más bajo, hasta que lo encontró y no dudó en rozarlo repetidas veces con la yema del dedo.

- Minho –gimoteó- hazlo ya.

 - Abrázate a mi espalda.

 

Taemin obedeció, quitándole el saco y pasando sus brazos por los anchos hombros, acariciando desde los pectorales hasta la espalda fuerte del alto.

Los oscuros pantalones de tela bajaron junto al bóxer azul. Minho liberó su miembro y luego de unas cortas y rápidas caricias en él llevó la cabeza de su entrepierna hasta el agujero del menor, entrando con fuerza.

 

Los encuentros sexuales en la oficina no era algo de cada día, pero sí de cada semana, desde caricias bajo la ropa interior, mamadas o un buen polvo dependiendo del ruido que se efectuara fuera de la oficina. Pese a que el departamento del mayor tenía una amplia y cómoda cama ambos sabían que se usaba en momentos más íntimos que solo un polvo, podían estar horas disfrutando del cuerpo del otro, besándose y acariciándose sin prisa, mientras que la oficina del instituto era más bien usada cuando el morbo de ser estudiante y director los superaba y obligaba a follar en el sillón, el escritorio e incluso la pared.

 

Los dos cuerpos se abrazaban entre sí, sosteniéndose para que las embestidas fueran continuas, fuertes y certeras a la próstata del pelirrojo.

Sus cuerpos estaban acalorados y sudados, el rostro de Minho se refugiaba en el cuello del más bajo mientras Taemin mantenía sus ojos cerrados y sus labios abiertos, gimiendo suave y agudo en el oído de Minho con cada embestida.

El sonido de la piel chocando los excitaba aún más y solo provocaba penetraciones más rápidas.

 

 

- M-Minho, no aguantaré mucho más, no puedo… ¡Maldición! ¡S-sí! –los dedos del menor hacían presión sobre la espalda ajena, con un placer que lo dejaba casi irracional.

- Hazlo y apriétame, cariño.

 

 

Tres embestidas y el miembro de Taemin liberó su semilla, lanzándola entre ambas camisas con un alto gemido mientras pronunciaba el nombre del mayor.

El anillo muscular se contrajo en medio del grito y solo hubo tiempo para dos embestidas más antes de que el miembro de Minho explotara dentro de su pareja, de su garganta salió un ronco gemido y continuó penetrando el cuerpo de Taemin hasta que los espasmos en su cuerpo terminaron, dejando su pene flácido y sus testículos relajados.

 

Fueron días desesperantes aquellos en los que Minho se prohibió ver a su ex pelinegro, ahora pelirrojo, porque así como el tinte de su pareja era similar al color del fuego él sentía que se encendía cada vez que lo veía resaltando entre los demás alumnos, como un fosforito.

Minho tenía claro que esa semana era una llena de exámenes para el menor, y maldijo al cielo, mar y tierra que su novio haya decidido cambiar su apariencia a una tan follable justo la semana en la que se había prometido no verlo para dejarlo tranquilo con su vida de estudiante.

 

Se había debatido mentalmente que el uso de la razón debía ser más persistente que su miembro que no dudaba en endurecerse cada vez que veía esos cabellos rojos en medio de los pasillos, y puede que haya tenido que complacer sus erecciones él mismo, puede que haya tenido que pedir cubos de hielo a las cocineras junto a algún jugo, puede que haya tenido que tomar los cubos de hielo y meterlos en sus pantalones dejando el zumo ignorado en el vaso de cristal, y puede que se haya dado en la cabeza más de una vez con la tablet privada que portaba fotos de Taemin en su cama, con el cabello desordenado y desnudo.

Pero tener a Taemin entre sus brazos, con solo la camisa y corbata, despeinado, respirando agitadamente con la boca entreabierta y los ojos cerrados mientras apoyaba la cabeza en su pecho le hacía pensar que valió la pena.

Valía la pena enseñarle al menor unidades de estudio de forma adelantada solo porque era demasiado curioso como para esperar a que sus profesores se lo explicaran en su debido momento.

Valía la pena parar en medio de la intimidad solo porque Taemin recordaba que tenía tarea incompleta que debía entregar la mañana siguiente.

Valía la pena aguantar sus propios celos por los amigos de su novio solo porque cuando veía al menor él siempre le recordaba que lo amaba.

Valía la pena tener una relación en secreto, porque si se hacía pública afectaría tanto su trabajo como director como también la imagen del adolescente.

Valía la pena, eso y muchas cosas más, cuando comenzó el coqueteo entre ambos Minho sabía bien qué cosas les esperaría, pero ninguna tan importante como para terminar el sentimiento que comenzó a unirlos.

Porque Taemin valía la pena, una y mil veces.

 

 

- Estoy cansado –musitó el pelirrojo- y tengo mucha hambre.

- Cuando lleguemos a nuestro departamento puedes bañarte e ir a dormir, yo haré la cena y después de bañarme te despertaré para que comamos juntos.

 

Taemin sonrió.

Nuestro departamento, sonaba tan hermoso cuando su novio lo decía.

En realidad el departamento era propiedad de Minho, era Minho quién lo mantenía y pagaba, él en cambio era el que comenzó a llegar a ese lugar por cosas como Señor director, ¿puedo hablar con usted?, aunque luego de un tiempo esa frase cambió por un Minho, te extrañé.

El duro de roer fue el mayor, la edad le complicaba demasiado y diablos que era terco cuando sacaba el tema.

 Taemin fue quien insistió para llegar hasta donde se encuentran ahora, era Taemin el que iba a verlo al departamento, el que se metía en problemas para ir a dirección y el que se declaró primero, mientras que Minho intentaba poner límites que ni él mismo quería poner, dejando claros sus sentimientos pero negándose a una futura relación, cosa que cambió cuando el menor de los dos le gritó que le dolían sus palabras y que estaba a punto de renunciar a él, fue allí cuando Minho se olvidó de su edad, de su trabajo y del qué dirán, se olvidó de todo, excepto de lo que sentía por Taemin.

 

 

- ¿Qué harás?

- Lasaña, cariño –susurró Minho apartándose del menor y saliendo de su cuerpo, dejándole a cambio un casto beso en los labios-. Tu comida favorita.

- ¿Con extra queso?

- Con extra queso –repitió el moreno.

 

 

Acomodaron sus ropas y ocultaron las manchas en sus camisas, Minho con su saco azul y Taemin con un poleron oscuro que guardaba en la mochila.

Abrieron la puerta y salieron con una sonrisa en sus rostros, no se escuchaba nada más fuera de sus pasos, aun así no tomaron sus manos solo por precaución, una que terminaría a final de año cuando Taemin se licenciara y Minho pasara a ser solo el director de un instituto al que el universitario Lee Taemin asistió en su adolescencia.

 

Llegaron hasta el auto negro del mayor y tras poner sus cinturones Minho arrancó el auto, Taemin prendió la radio y ambos comenzaron a tararear.

Taemin siempre había sido un buen estudiante, solo que cuando te enamoras del director de tu instituto la única forma de verlo es comportándote como un revoltoso sin control para que te envíen de inmediato a dirección.

 

Minho sabía eso, por eso ni siquiera se dignaba a darle un castigo, porque él mismo le daba algunas clases al menor, y si se aburría porque ya sabía el tema y en vez de seguir dentro de la sala quería ir a verlo a la oficina ¿por qué iba a suspenderlo?, tampoco lo haría por más Estuvo toda mi clase pegado al móvil que le llegaran, porque era él quien le enviaba mensajes.

Tampoco discutiría con que a veces al menor se le pasara la mano, como el día de hoy, rompió un espejo solo porque creyó que a él no le había gustado su nueva imagen. Pero Minho sabía que Taemin era un mimado de primera, porque fue él mismo quien comenzó a mimarlo, y sabía además que no dejaría de hacerlo, porque amaba mimar a su novio y le gustaba tener el poder de salvar el pellejo de Taemin cuando se metía en problemas.

 

Y eso Taemin también lo sabía.

Sabía bien que Minho no lo perjudicaría ni reprendería, por más problemas que cometiera el moreno siempre le preguntaría el hecho, el por qué y la excusa, al fin y al cabo desde un principio él comenzó a hacer travesuras con la finalidad de ir a verlo a dirección, y sabía que a Minho le encantaba ser la excusa de sus travesuras.

 

Así como también sabía que la zorra de la secretaria, Kwon Yuri, lo odiaba por el simple hecho de que él, un molesto alumno -como a ella le gustaba llamarlo- conseguía más atención del director Choi que ella misma, estaba seguro de que ella sospechaba algo pero se negaba a creerlo, intentando con más fuerzas atraer la atención de Choi, usando escotes más bajos y faldas más cortas. Taemin también sabía que no podía gritarle a la chica que Minho es homosexual y que ellos estaban juntos, así como también sabía que ella no renunciaría al trabajo, no sin que él la bombardeara primero.

Es por eso que la próxima semana no habría espejos rotos ni huellas de barro por los pisos, tampoco habría guerras de comida en la cafetería ni inundaciones de agua en los baños, Taemin sabía que tendría que dejar todo eso de lado y centrarse en fechorías únicas y exclusivas para la secretaria Kwon.

 

Sonrió entusiasmado por la idea, sintiendo las pequeñas caricias del moreno sobre su pierna mientras cantaban el coro de una canción.

La chica podría reclamar una y mil veces ante el escritorio de su novio, pero aun así él, Lee Taemin, no recibiría castigo, algunos podrían decir que es por la Suerte Taemin, él prefería decir que era la ventaja de ser el novio de director.

 

Notas finales:

Hey! ¿Cómo han estado?

Dentro de los próximos días subiré el segundo y último capítulo de Conejito de Chocolate, también estoy "trabajando" en un par de cosas que aun están en secreto, pero que espero poder subir pronto.

Gracias por leer, si les ha agradado el one shot o quieren más de ellos pueden decirme en los reviews.

¡Tengan un buen día!


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