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Corazón Cálido Prideshipping por LizzieVidal

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Notas del fanfic:

Ni Yu-Gi-Oh! Ni ninguno de sus personajes me pertenecen, estos son propiedad del master Takahashi. :3

Notas del capitulo:

Ni Yu-Gi-Oh! Ni ninguno de sus personajes me pertenecen, estos son propiedad del master Takahashi. :3


 


¡FELICIDADES ALE!♥ Espero que te guste este pequeño regalo >u< 

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“Todos necesitamos alguna vez un cómplice, alguien que nos ayude a usar el corazón.”

 

Sus ojos rubíes estaban abiertos grandemente de la impresión, sus mejillas combinaban perfectamente con el color de sus ojos.

No podía creer lo que estaba pasando, solo unos segundos había bastado para darle la vuelta a la situación, ni siquiera había entendido como habían llegado a ese punto, pero lo estaban haciendo, primero habían estado peleando y ahora… sentía como unos suaves labios surcaban los suyos con ímpetu y delicadeza.

Aún podía escuchar los reclamos del ojizafiro resonar en todo el despacho y en su cabeza.

—¡ERES UN COBARDE ATEM! ¡SI SIGUES CON ESA IDEA JAMÁS VOLVERÉ A RECONOCERTE COMO MI RIVAL! -Esas palabras le habían dolido de una manera que no se lo esperaba, no entendía porque las palabras del castaño lo lastimaban tanto y hacían que su corazón se sintiera pequeño.

—Ya te dije, Kaiba, el motivo por el cual abandonaré los duelos -Su voz se escuchaba algo afligida, pero a la vez era firme.

—¿¡Decidiste quedarte en este mundo solo para abandonar!? -No podía creer que una decisión así pudiera hacer que el ojizafiro comenzara a temblar levemente por el coraje y mucho menos por una decisión de él.

—Tengo que ayudarle a mi aibou y al abuelo en la tienda -El castaño lo miró fijamente -No puedo seguir viviendo con ellos sin aportar nada, no estoy acostumbrado a eso -Esas palabras hicieron reír con ironía a Seto Kaiba.

—¿Qué no se supone que eras un faraón egipcio?, es obvio que estás acostumbrado a tenerlo todo, no sé en qué demonios pensabas cuando decidiste quedarte con ellos -Seto llevó sus manos al fino escritorio para posarlas en este mientras su cabello caía cubriendo parcialmente sus ojos.

—¿Y tú que proponías que hiciera? -Cuestionó algo enfadado, su paciencia tenía un límite y ya lo estaba sobrepasando en esa discusión con el castaño.

Ni siquiera entendía porque había ido a la mansión Kaiba a decirle a su rival de juegos los porqués de dejar definitivamente todo ese mundo, pero su honor de duelista lo había llevado a explicarle a su único y gran rival por qué ya no podría duelear más con él, y eso le dolía y eso le pesaba, pero era una decisión que ya estaba tomada.

—Pudiste haberte quedado en la mansión Kaiba -Mencionó sin más como si fuera tan obvio el que el ojirubí se hubiera instalado en aquella gran casa la cual no conocía.

—Cómo vas a creer eso Kaiba, no hubiera podido hacer semejante cosa, ni siquiera me consideras tu amigo, no entiendo por qué debía elegir tu mansión para vivir -El tricolor suspiró pesadamente, él sabía que no iba a ser posible vivir con Seto Kaiba, no con su actitud, no con esa forma de ser tan egocéntrica que le desesperaba, pero que al final terminaba gustándole, así es, gustándole, Atem se había dado cuenta de que sus sentimientos hacia el castaño eran más fuertes que los que hubiera podido sentir por alguien más en esa vida que Ra le estaba dando, inclusive había comparado el cariño que le tenía a Yugi con lo que sentía por Seto, pero no había habido punto de comparación, ambos eran totalmente diferentes, el castaño siempre estaba en sus pensamientos, sin duda había tenido que admitírselo, era amor, un puro y orgulloso amor, y aun sabiendo eso, nunca había hecho nada por decírselo a Kaiba, se había callado su sentir para sí, porque sabía cómo era el castaño, sabía que se burlaría de él en cuanto se lo dijera, por esa razón no podía vivir en la mansión, porque para él iba a ser difícil estar al lado de su amor imposible.

—Tómalo como amabilidad, aquí hubieras tenido todo lo que hubieras querido, todos hubiéramos salido ganando, así Mokuba tampoco hubiera estado tanto tiempo solo -El castaño dio la vuelta al escritorio poniéndose frente a este mientras se cruzaba de brazos, el tricolor bajó su mirada algo contrariado, en su mente tontamente había imaginado que Seto había ofrecido su casa porque también sentía algo por él, pero sabía que hablaba con Seto Kaiba, el chico más frío que había podido conocer en su vida.

—Ah… -Suspiró pesadamente -De igual manera gracias por el ofrecimiento, pero estaré bien, bueno, solo quería que lo supieras, es hora de irme, espero volver a verte en otra ocasión, Kaiba… -Yami había decidido terminar esa conversación, no podía soportar que los mares lo miraran tan profundamente, no podía permitirles encontrar su debilidad, era mejor huir antes de terminar hundiéndose en el abisal de sus ojos.

—Yami… -Seto nunca lo había llamado de la forma en la que lo llamaban sus amigos, y sin embargo ahora lo estaba haciendo, eso hizo que sintiera como si estrujaran su corazón, cómo podía hablarle tan amablemente si no quería nada con él.

El castaño se había recargado en el escritorio suspirando pesadamente, su corazón dolía, sabía que sin los duelos de por medio ver al tricolor sería difícil, Atem ya lo había dicho, él no lo veía como amigo y realmente eso era cierto, porque Seto Kaiba no tenía amigos, sin embargo había comenzado a sentir algo más que una amistad por el ojirubí, él había sido la única persona ajena a su pequeña familia, que había descongelado su corazón y le había hecho sentir que tenía un corazón cálido, no lo había notado hasta que el tricolor estuvo por partir, ese día quiso detenerlo y estar por siempre junto a él, daba gracias a todos los dioses habidos y por haber que la decisión del tricolor había sido quedarse ahí, aunque había odiado que decidiera quedarse junto a Yugi y su abuelo en la tienda de juegos rechazando todo lo que él hubiera podido darle, aun así en los torneos que él organizaba aún podía verlo y rivalizar como siempre, como debía ser, pero lejos del mundo de duelos no había nada, sabía que sin eso no tenía la oportunidad de salir con él como si solo fueran un par de conocidos, por eso no aceptaba que el tricolor dejara ese mundo, un mundo que los unía, el único vínculo que tenía para poder seguir junto a él.

—¿Qué es lo pasa Kai…? -A penas si había podido levantar su rostro para mirar a su gran rival cuando sintió como este lo tomaba del rostro y posicionaba sus labios suavemente contra los de él regalándole así su primer beso, la caricia de los labios del ojizafiro era dulce, no podía creer que alguien tan frío como el CEO de Kaiba Corp pudiera tener un gesto tan humano, sin duda debía tener un cálido corazón y ahora se lo estaba demostrando.

Sus ojos estaban abiertos de la impresión, quiso pellizcarse para saber si estaba en alguno de sus tontos sueños, pero a los pocos minutos se encontró cerrando sus ojos con sus mejillas sonrojadas correspondiendo aquella suave caricia que poco a poco comenzaba a volverse más demandante, mientras los segundos pasaban ambos exigían sentir más, el orgullo de ambos se había quebrado, ninguno de los dos podía seguir manteniendo un tonto orgullo si eso significaba estar separados, ninguno lo quería, sin necesidad de palabras y con solo el beso que se estaban dando, ambos lo sabían.

Se habían instalado en una dimensión donde no existía nadie más que ellos dos, entregándose entre los labios del otro, mientras sus mentes navegaban en mares de aguas profundados totalmente desconocidos, y eso les gustaba y eso los hacía sentirse completos.

Sus labios se separaron cuando el oxígeno comenzó a escasear, sus ojos chocaron, rubíes contra zafiros, el fuego derritiendo al hielo y el hielo avivando violentamente las llamas en vez de apagarlas.

—Quédate… -El tricolor sintió como los musculosos brazos del CEO lo rodearon entregándole una calidez que nunca había pensado sentir -Quédate -Segunda vez que lo escuchaba y no sabía cómo reaccionar ante aquella palabra, él también quería quedarse junto al castaño.

—Yo te quiero… -No supo cómo fue que las palabras brincaron de sus labios dejándolo a merced del ojizafiro, este solo se separó un poco del cuerpo ajeno para mirarlo nuevamente a los ojos.

—Creo que sin responder eso tú ya sabrás que es mutuo -Las palabras del castaño hicieron sonreír al ojirubí, después de todo estaba hablando con Seto Kaiba, no podía esperar que todo fuera miel sobre hojuelas, esa no era la esencia del castaño, pero él lo aceptaba.

—Sí, puedo sentirlo -El tricolor le sonrío y obtuvo el mismo gesto por parte del CEO, por primera vez conoció la sonrisa sincera del castaño, Seto Kaiba podía sonreír, no se lo podía creer.

—¿Entonces qué harás? -La cuestión lo dejó dudando unos segundos, después de todo había pasado de todo junto a Yugi y gracias a ellos no había tenido que partir pues ahora tenía un lugar donde quedarse, pero su lugar era junto al castaño, ahí era donde realmente pertenecía.

—Quiero estar a tu lado -El CEO sonrío orgullosamente al escucharlo.

—Prepararé todo para que te instales en la mansión, ya en la cena le diremos a Mokuba -El ojirubí siseó un poco al escucharlo.

—No es tan fácil, debo hablar con Yugi, debo decirle por qué ahora viviré contigo, es mi mejor amigo y me ayudó por mucho tiempo, no puedo desechar su amabilidad así como así -Al escucharlo el ojizafiro asintió tomándolo de la mano encaminándose para salir del despacho -¿A dónde vamos, Kaiba? -Cuestionó algo intrigado, sin embargo, el castaño no respondió a su pregunta, lo guio hasta fuera de la mansión y lo hizo entrar dentro de una limosina.

Yami no entendió nada hasta que tomaron el camino que él conocía perfectamente, el que llevaba a casa de Yugi, se impresionó de esa acción, Seto lo haría hablar de una vez con su mejor amigo, debió suponerlo, al castaño le gustaban las cosas rápidas.

—Yo te acompañaré a hablar con Yugi -Después de esas palabras el castaño salió junto al tricolor de la limosina y entró rápidamente a la tienda de juegos, en ese lugar se encontró a Yugi en el mostrador revisando algún prototipo de algo que no había visto antes, pero que tampoco le importaba.

—¡Yami!, ¿Kaiba? -Mencionó algo extrañado al verlos juntos y mucho más al notar como el castaño lo llevaba de la mano.

—Hemos venido a hablar contigo de algo importante, Isono, la puerta -Con un asentimiento de cabeza el guardaespaldas de más confianza del CEO cerró la puerta mientras él también salía de la tienda para esperar fuera.

—Bueno, debe ser algo importante si decidiste cerrar la tienda solo para que los atendiera -Yugi sonrío ladinamente esperando escuchar la respuesta del castaño.

—Atem vivirá en la mansión Kaiba de ahora en adelante -Esas palabras hicieron que Yugi se impresionara, sus ojos amatistas se posaron sobre la figura de su igual buscando una respuesta que confirmara el hecho del que le hablaba el castaño.

—¿Es así Yami? -Cuestionó con voz dulce mirando al que era su mejor amigo, el ojirubí suspiró asintiendo.

—Sí, aibou, no es que rechace la hospitalidad que ustedes me han brindado, ni nada de eso, pero quiero estar junto a Kaiba -Yugi sonrió melancólico al escucharlo

—Sabía que este día llegaría, pero no creí que tan pronto -Tanto el castaño como el tricolor mayor se miraron entre si extrañados y después miraron al ojiamatista para obtener una respuesta a sus palabras -Era obvio no, ustedes se quieren, no podía ser de otra forma -Ambos abrieron grandemente sus ojos de la impresión al escuchar tal afirmación -No me miren así, todos éramos conscientes de sus sentimientos menos ustedes mismos, con Yami me fue más fácil darme cuenta de eso puesto que compartíamos mi cuerpo, sus emociones influían también en las mías y pronto me di cuenta que él se había enamorado de ti y contigo Kaiba, fue un poco más difícil darme cuenta si es que lo correspondías, pero después de todo solo a Yami reconocías como tu igual, te preocupabas por él y te aferrabas a seguir a su lado aunque solo fuera como tu rival -Yugi sonrío dulcemente mirándolos.

Aibou… No sé qué decir… -Yami se había quedado sin palabras, sabía que su compañero no era ningún tonto, era obvio que algún día se daría cuenta de lo que él se ocultaba a sí mismo, porque Yugi era la persona en la que más confiaba, porque él lo conocía mejor que nadie.

—No hay nada que decir, yo le diré al abuelo de tu decisión, solo espero que vengas a visitarme de vez en cuando, tú también siempre serás bienvenido Kaiba, espero que puedan ser felices -El castaño asintió a las palabras de Yugi.

—Sabía que no eras igual de idiota que tus amigos, tú si tienes cerebro -Sonrió ladinamente al pronunciar aquello, Yugi frunció el ceño, pero sabía con quién trataba así que enojarse era una pérdida de tiempo y de energía -Me encargaré de todo para que Atem viva cómodamente con Mokuba y conmigo, no tienes que preocuparte de nada -El ojiamatista asintió.

—Espero que puedas ser completamente feliz Yami, es lo menos que puedo desearte después de todo lo malo que pasaste -El tricolor menor salió de detrás del mostrador y se acercó al ojirubí para abrazarlo, era su mejor amigo y sabía mejor que nadie todo lo que su alguna vez su oscuridad había sufrido.

—Yo te deseo lo mismo aibou, siempre estaré cuando me necesites -El ojiamatista sonrió asintiéndole, después se alejó de él extendiéndole su mano al castaño.

—Es como el hermano mayor que nunca tuve, solo deseo su bienestar y sé que será feliz a tu lado -El castaño lo imitó dándole la mano.

—Así lo será -Muchas veces Yugi se había preguntado como su oscuridad se había enamorado de alguien tan duro y frío como el CEO de Kaiba Corp., pero suponía que Yami había visto algo bueno en este que él no había podido ver, y sin embargo, seguir dándole vueltas al asunto no tenía razón de ser puesto que no estaba en condiciones de hablar, él también se había enamorado de alguien, justamente de quien nunca pensó hacerlo, de Bakura.

—Gracias por todo aibou -Yugi asintió volviendo a su lugar.

—Espero volver a verlos pronto por aquí -Después de esas palabras el castaño y el ojirubí salieron de la tienda.

Al salir Yami volteó su vista al cielo, era una tarde un poco fresca y las nubes en el cielo estaban algo dispersadas, suspiro con una sonrisita.

—No fue tan difícil -El castaño sonrió ladinamente pasándole un brazo por la cintura para atraerlo hacía él.

—Se trataba de Yugi, era claro que entendería… -Sonrió mirando al castaño, este solo asintió.

Una vez más se encaminaron hacia la mansión Kaiba, ese era el inicio de una nueva vida, una donde Seto Kaiba estaría a su lado.

—Bienvenido a tu nueva casa -Mencionó el castaño en cuanto se estacionaron frente a la mansión, Yami lo miró con una sonrisa acercándose a él para besar sus labios con dulzura.

—Mi casa es la calidez de tu corazón -Musito al separar sus labios de los ajenos un segundo, después el castaño intensificó la caricia.

Tal vez su amor no iba a ser un típico amor de cuento de hadas, Seto no iba a actuar todo el tiempo como el príncipe encantador haciendo todo por su princesa, pero si haría todo lo que estuviera en sus manos para hacerlo feliz, tal vez no iba a haber tantas demostraciones de amor tiernas, pero las que hubiera iban a ser perfectas porque al final se trata de Kaiba, y eso era lo que más le gustaba, eso era más de lo que su corazón pedía, compartir su vida con su rival y su gran amor, era más de lo que alguna vez había podido soñar y ahora era una realidad.

Sonrió separándose del castaño para tomar su mano y salir hacia la mansión, una vez más suspiró dando gracias a Ra de que había podido de alguna manera derrocar el frío corazón del CEO y haberlo vuelto cálido, y eso le gustaba y solo eso pedía, habitar por siempre en ese nuevo y cálido corazón que solo Seto podía brindarle, por siempre.

 

 

 FIN.

Notas finales:

Pues nada, volviendo al Pride y así... en fin... Ciao :3 


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