Prefacio: ‘Soy gay’
El estridente sonido de la música ensordecía el ambiente. Una chica parecía perdida entre la multitud aunque ella conocía bien ese lugar. Suspiró una vez alcanzó un rincón dónde nadie parecía molestarla. Miró la hora, tenía que volver a casa con su mejor amigo pero este no aparecía en ningún lado. El club esa noche parecía más lleno de lo habitual. Frunció el ceño y decidió marcharse por sí sola. Sin duda su amigo estaría ya en la cama… con una nueva conquista, como era su costumbre.
—Te mataré, Kim Him Chan.
La chica suspiró y salió del lugar, caminó por varios minutos antes de parar un taxi. Le indicó la dirección de su hogar y cerró sus ojos durante el viaje. Se sentía fastidiada. Había estado toda la semana enfrascada en un proyecto de su universidad y lo único que quería esa noche era dormir. Pero claro al idiota de su mejor amigo se le ocurrió que fueran a celebrar que la graduación estaba cerca y ella le siguió.
Him Chan le aseguró que muchos chicos de la universidad iban a estar ahí y ella no dudó en ir, con la esperanza que estuviera ahí el que era su amor platónico en ese momento, era el único secreto que tenía. Si le decía a su amigo sabía lo que pasaría, Him Chan lo buscaría y sin tener tacto alguno diría: «Oye, ¿conoces a Song Ji Eun? La chica del coro de la universidad. Bueno, le gustas. ¿Quieres salir con ella?»
Ya habían pasado tres veces y no, ningún chico seguía el consejo de su amigo, todos salían corriendo. Him Chan no parecía ser gay, no coincidía con el estereotipo que muchos tenían. Era posible que fuera el chico con la voz más grave del mundo, tocaba música tradicional y tenía un enorme club de admiradoras, no era alguien musculoso pero sí tenía una mirada que parecía fulminarte si le mirabas directo a los ojos.
Así que un chico con voz de asesino serial y mirada de psicópata diciéndote que salgas con su mejor amiga, no era muy tentador para el resto de los chicos.
Ji Eun subió al departamento que compartía con su mejor amigo, dio un suspiro. La iba a escuchar cuando saliera el sol, claro si es que él volvía al día siguiente. Qué importaba cuando volviera, en algún momento lo haría y la iba a escuchar. Abrió la puerta y encendió la luz, se quedó perpleja. En la sala había ropa de varón regada.
—No puede ser, tiene que ser una broma.
Y lo que escuchó después lo confirmó. ¡Gemidos! De la habitación de su mejor amigo, la chica abrió la boca y estaba a punto de darse la vuelta. ¿Pero a dónde iría? ¿Con Hyo Sung? Ni siquiera estaba en el país, había ido a un viaje a París con su novia. Ser la única heterosexual del grupo, a veces era incómodo. Por un lado estaba Hyo Sung mirando los pechos ajenos de cada chica que pasaba a su lado y por otro lado estaba Him Chan mirando los cuerpos masculinos, bueno al menos con él compartía ese gusto pero no era lindo que ella imaginara algo romántico con ellos mientras Him Chan los desnudaba con la mirada.
—Lo mato, lo mato. —Murmuró la chica tapándose los oídos para encerrarse en su habitación. Ni siquiera se cambió de ropa, solo tomó los tapones de oído que usaba para estudiar y se metió a la cama. Necesitaba dormir y lo hizo a pesar del escándalo de su mejor amigo.
El despertador sonó, Ji Eun no lo escuchó pero abrió los ojos. Su reloj biológico sabía a qué hora despertar y ella se odió por eso. Su celular tenía la batería agotada más no así su reproductor de música. Se metió a la ducha para bañarse y quitarse el olor a humo de cigarro mezclado con alcohol. Seguía molesta con Him Chan, bebían animadamente cuando su amigo recibió una llamada y este se alejó de ella. Luego no lo volvió a ver, pensó que el camino había encontrado a alguien con quién entretenerse pero ahora entendía que había pasado.
Se puso los audífonos una vez se vistió al salir de la ducha para luego ir a la cocina a preparar algo de café y quizá el desayuno. Puso la cafetera a trabajar mientras buscaba algo para cocinar, vacío. La alacena, el refrigerador. Todo estaba vacío. Tendría que ir a comprar algo si quería comer. Sus llaves y dinero estaban en la habitación así que no dudó en volver.
Escuchaba la música tan alto que no se dio cuenta que en la habitación de su amigo ya había movimiento y mucho menos escuchó que un chico vagaba por la sala de del departamento.
Ji Eun movía su cabeza al ritmo de la música y después su cuerpo empezó a moverse al escuchar una de sus canciones favoritas, iba tan distraída que no se percató de la presencia que se quedó inmóvil. ¿No le había dicho Him Chan que tenía la casa sola?
Una vez terminó la canción, Ji Eun se percató que alguien más estaba ahí, giró rápido sobre sus talones y vio al chico de espaldas a ella. Usaba un bóxer color negro y tenía puesta solo la camisa. Claro, su amigo había llevado a su nueva conquista anoche, no tenía por qué haber gritado. Claro, si tan solo el chico no se hubiese volteado.
—Buenos días, Ji Eun. —El hombre saludó algo avergonzado.
¿La conocía? Por supuesto que lo hacía, había colaborado con él una vez en el taller de música y canto.
—¿Yo-Yong Gu-Guk? —la chica tartamudeó. ¿Bang Yong Guk en su casa? ¿El mismo Bang Yong Guk que a ella le gustaba? ¿Su Yong Guk? Respiró hondo y entonces gritó.— ¡KIM HIM CHAN! —El grito sin duda debió haberse escuchado por toda la República de Corea y quizá todo Asia.
—¡Demonios! —Him Chan se levantó de un salto de su cama. Se puso su ropa interior antes de salir y hubiese deseado nunca haberlo hecho. Su amiga estaba más furiosa que un dragón.
Fue entonces cuando lo supo, el chico de que tanto hablaba su amiga pero ocultaba su identidad era el mismo Yong Guk, con quién Him Chan había empezado una relación hace unos cuántos meses. Se habían acabado los juegos para Him Chan, se había enamorado de verdad, si tan solo ella le hubiera dicho que era él quien le gustaba… quizá no se hubiese acercado a él, aunque en realidad su amiga no hubiera logrado nada con él porque Yong Guk se lo había dicho muy claro.
—Ji Eun, soy gay.— Yong Guk repitiía una y otra vez mientras esta acusaba una y otra vez a su mejor amigo de traidor. Pero Yong Guk se preguntaba, ¿acaso no era obvio que no le iban para nada las mujeres? La indiferencia con la que las trataba siempre, ¿cuándo lo había visto o coquetear con algua? Eso pensaba el ahora novio de Him Chan, quizá si desde un principio que se acercó a ella se lo hubiera dicho, lo único que le gustaba era la única voz que portaba la joven. Si tan solo ella no se hubiera ilusionado… nunca le hubieran causado traumas.