Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Dragones y besos por aries_orion

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes son de Tadatoshi Fujimaki, mía es la historia.

 

 

Hoy era un día sumamente especial para casi la mitad del mundo, pues hoy se festejan a las mujeres que, con o sin quererlo, se volvieron madres. Quizá de uno o más hijos, vivos o muertos, a esas mujeres se les obsequió un día del calendario para celebrarlas, para darles todo aquello que el resto del año no se pudo o puede dar.

 

Sin embargo, este día para un pequeño niño de siete años era extraño y, aunque por unas horas fue el más esperado, al finalizar la jornada escolar se convirtió en algo horrible. El infante ni siquiera corrió a abrazar a su papi y mucho menos le dio su muy tronado beso; el silencio gobernó durante el regreso a casa, al entrar se soltó bruscamente de la mano del mayor, corrió a su cuarto azotando la puerta en el proceso.

 

Taiga, quien había visto todo desde la sala, le sorprendió el actuar de su  hijo, pues normalmente llegaba riendo o hablando hasta por los codos de su día y de qué más hacer durante el resto del mismo e incluso no examinó o grito llamándolo. Noto la contrariedad de su pareja, intentó hablarle pero este se metió en la cocina. Espero pacientemente un par de minutos, se desesperó, él no era un hombre con la paciencia infinita que caracteriza a su esposo, así que se acercó a la cocina, busco al hombre y le planto un beso asfixiante.

 

De esos donde dejan los labios hinchados, el corazón desbocado y sin el suficiente oxígeno en los pulmones. Chupo, succiono, lamio y beso cada parte de aquella boca de hiel.

 

– ¿Qué sucedió?

 

–No lo sé, – Hizo un puchero. – no me dio mi beso y abrazo. – Oculto el rostro es su pecho, Taiga amaba esas acciones de su moreno, era tierno sin proponérselo. Comenzó una pequeña danza sobre su mismo eje, dejándose embriagar por la esencia del dueño de su corazón.

 

–Hablaré con él ¿vale? – No recibió respuesta pero si un asentimiento de cabeza, besó la frente y subió las escaleras.

 

Toco un par de veces la puerta adornada con cientos de dragones de todos los tamaños y colores, al abrirla se encontró a su hijo viendo las foto que se encontraban en un cuadro de corcho, ahí se podía ver varias escenas con diferentes sonrisas, caras y escenarios.

 

–Ey. – El pequeño se aferró al peluche entre sus manos, él se sentó en la cama. –Oye, ¿Qué sucede, todo bien? – No hubo respuesta. – Ian… no me saludaste al entrar y mami me dijo que no recibió su beso.

 

–No le daré más.

 

– Más, ¿qué?

 

–Besos y abrazos. – El puchero se hizo presente en el rostro infantil.

 

– ¿Por qué? – Taiga trataba de mantenerse sereno, las pláticas tranquilas sin su pareja al lado le desesperaba lo suficiente para enojarlo, por eso mejor se lo delegaba a él.

 

–Porque él no es mi madre, es un hombre.

 

–Eso nunca ha evitado que le llames mami.

 

– ¡Pero ya no lo haré más!

 

–Ian…

 

– ¡No! Él no es mi mami, es un hombre y a un hombre no se le debe de decir así, sólo a una mujer y no la tengo, él… él ya no es nada mío.

 

Un estruendo llamó la atención de ambos hombres, al voltear Taiga quiso correr a evitar las lágrimas que amenazaban con correr río abajo por ese hermoso rostro. De igual manera, detuvo su impulso de acercarse a ayudarle a recoger los pedazos de cristal iguales a los de su corazón.

 

–Taiga. – El pecho se le oprimió al escuchar el tono ahogado con el que le llamo. –Iré a ayudar a mi madre con la cena… los… los esperó haya. – No esperó respuesta, se giró, el silencio fue crudo y estremecedor igual al sonido de la puerta siendo cerrada.

 

Suspiro, se masajeo las sienes, la plática que se avecinaba sería larga y tediosa.

 

–Ian, ¿puedes decirme por qué dices eso? – Giro al niño para verlo de frente. – Amor…

 

–Los chicos dicen… dicen que mi familia no existe que-que yo no tengo una madre porque son dos hombres no una mujer y un hombre, y-y a él no puedo decirle mamá. – El niño esquivo la mirada de Taiga, la movía de un lado al otro sin enfocarlo.

 

–De cierta forma tienen razón, pero cada familia es diferente. – Le tomó del mentón evitando un escape fortuito. –  Puede ir desde ambos padres hasta de abuelos o sólo hermanos, tú tienes la suerte de tener dos padres, dos adultos que se mueren de amor por ti.

 

–Pero son dos hombres. – Ian se zafó del agarre, escondió el rostro tras el peluche pero dejó visible sus ojitos azules.

 

–Hijo, ¿desde qué edad estás con nosotros?

 

–Tres.

 

– ¿Y desde qué edad le dices mami?

 

–Tres.

 

– ¿Desde qué edad me dices papá?

 

–Cuatro.

 

– ¿Sabes por qué? – Para ese momento el pequeño ya no cubría su rostro, le prestaba total atención, además de negar ante su pregunta. – Porque viste algo en él que te dio la valentía de llamarlo así y no a mí. Haber dime: ¿Quién se queda contigo cuando te enfermas?

 

–Él.

 

– ¿Quién se desvela ayudándote con las tareas o proyectos?

 

–Él.

 

– ¿Quién te consiente con postres?

 

–Él.

 

– ¿Quién te abraza sin razón o calla y hace pequeñas cosas esperando tu reacción?

 

–Él.

 

– ¿Y quién viajó desde el otro lado del mundo sólo porque te habías caído de los patines?

 

– ¿Él?

 

– ¿Me lo preguntas o te lo preguntas? – El infante le miro con duda, prosiguió. –Entonces, después todas esas acciones sin importar si dañaba su salud o me ignoraba, no crees que se ha ganado tal título. – No hubo reacción. –Ian, talvez no tengas una mujer a tu lado, pero nos tienes a nosotros, lo tienes a él y él sería capaz de entregarte hasta su corazón con tal de que tú siguieras vivo.

 

–Pe-pero… – Para ese momento el infante ya lloraba.  – Pero él no es mi mami.

 

–Cierto, no es tu mami sanguíneas, pero – Con un dedo toco el pecho donde un pequeño corazón golpeaba con fuerza. – ahí es tu mami. Se merece una disculpa ¿no? – Ian le miró por minutos largos, de su dedo a sus ojos, después asintió. Se levantó tan rápido de la silla como un saltamontes, con peluche a cuestas.

 

Bueno, no era tan malo con las pláticas serias. Esperó en la cama sin perder de vista los movimientos de su hijo de aquí para allá, sin soltar el peluche de un pulpo, obsequió de Daiki durante la primera salida juntos como familia al acuario. Porque si, él no pudo negarse ante la petición de su pareja de un pequeño ser que corriera por la casa, que manchara las paredes, que les sacara sustos cardiacos por cada travesura realizada. Así, como tampoco se pudo negar ante la cara sonriente al ver a un pequeño niño de ojos azules y caballo azabache alejado del resto de los niños.

 

La sonrisa le duró por meses, parecía otra persona mientras compraba cada mueble, ropa o peluche para el nuevo mini integrante. Su Daiki cambio totalmente, y ese cambio lo volvió a enamorar, lo volvió un paranoico ante cualquier situación que pudiera afectar a su familia, por eso redujo sus horas de trabajo en la empresa familiar y cuando lo hacía no los soltaba salvo para ir al baño.

 

¿Quién diría que un pequeño volvería responsable al más desobligado de los hombres?

 

–Papá vamos, debemos ir con mami. – Ian le esperaba en la puerta.

 

–Ya voy, ya voy. – Antes de salir Ian le detuvo. – ¿Qué?

 

– ¿Crees que me perdone?

 

–Eso te toca averiguarlo, pero un pastel de café con fresas y duraznos no vendría mal.

 

La sonrisa fue la misma de Daiki, tal vez no era su hijo sanguíneo, pero joder, se parecían tanto, mismos gestos, mismas inseguridades, mismas actitudes. Dioses los amaba tanto.

 

Al llegar a la casa de sus suegros no pudo evitar morderse los labios para soltar la carcajada ante las caras largas iguales de sus dos amores. Con cuidado dejó el paquete que llevaba en las manos sobre la mesa, Daiki no se giró ni a mirarle, su hijo se aferraba a su peluche y pantalón.

 

–Papa…

 

–Querida Mei, ¿podría ayudarme a bajar unas cosas del auto?

 

Suegra y yerno salieron de la cocina, se escondieron tras el muro para poder escuchar o intervenir en caso de ser necesario.

 

–Pa… mami. – Daiki no respondió. – Mami, lo- lo siento, yo… yo no quería lastimarte, perdón mami. – Ian ya lloraba porque el moreno no le miraba. – Mami, en verdad, en verdad perdón, prometo ser un niño bueno y-y ¿Mami?

 

Daiki se giró con el resto bañado en lágrimas abrazando fuertemente al pequeño.

 

–Está bien mi amor, no hay nada que perdonar.

 

–Pe-pero te lastime.

 

¿Estaba mal sentir ternura por esa escena? Kagami respiro ante la reconciliación e intervino, pues él también quería un abrazo.

 

– ¡Papá, mira mami me perdono!

 

–Ya lo veo. – Beso a ambos. – Eres fácil Daiki.

 

–Idiota. – El moreno le dio un codazo por sus palabras.

 

–Mami, bájame tengo algo para ti. – El moreno le soltó, corrió a su mochila sacando un paquete mal envuelto con un papel de dragones. – Lo decore yo.

 

Daiki se sentó, con manos temblorosas abrió el obsequio, la cara de sorpresa fue grande ante lo que escondía el papel. Una caja de madera negra con rayas azules, una luna pegada en la esquina izquierda de la tapa y un sinfín de dragones por toda ella.

 

–Es para que guardes todos los regalos que papá y yo te daremos en el futuro.

 

–Oh cariño.

 

– ¡Espera! – Detuvo los brazos del moreno antes de que lo envolvieran. – También hay pastel, abuelita también, si quiere. – Se giró a Daiki sonriente. – Ahora si puedes abrazarme mami.

 

No sé hizo del rogar, el pequeño recibió una lluvia de besos por todo el rostro.

 

–Abuelita, mami ¡Feliz días de las madres! – Ahora, Ian fue el bombardero de Daiki, quien gustoso recibió los sonoros besos de su hijo.

 

Kagami, por otra parte, no pudo detener su impulso de sacar su celular para tomar de todos los ángulos posibles la escena protagonizada por sus dos reyes. Sus gobernantes de su vida y de su corazón.

 

Vaya día de las madres le tocó vivir a la familia Kagami-Aomine.

 

 

Notas finales:

Chan, chan, chan~

Esto fue algo que surgió al terminar el festejo del día de la madre en mi país México, además de ser el día de 10/5, por lo que no pude dejar de lado hacerle una pequeña historia a esta familia que adoro tanto. Es cortito, no tiene mucha trama pues está recién salido del horno.

Sin más, espero les haya gustado. Nos vemos en la siguiente historia.

Yanne. xD

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).