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43. su Imperfecto Compañero (26) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

VOLVIIIIIIIIIIIIIII MUHAHAHAHAH... las hice esperar eh eh??

regresamos a la manada Kim nenasssss... 

LLEGO EL YEWOOOOKKKKKKKK

si griten conmigo, vamos KYAAAAAAAAAAAAAAAAAA

que se escuche otra vez KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

esoooooooooo...

las hice esperar porque..

1. estoy inundada en trabajo

2. no me da tiempo para actualizar en mi casa

3. como es posible que las haya tenido que amenazar para que me suban esas leidas... se portaron mal nenesss...

ahora lean, lloren, rian y sufran.... muhahahh

Notas del capitulo:

a leer nenessss

Yesung estaba de pie frente a la casa de campo pintada de blanco, sus manos en los bolsillos traseros y se mordía el labio inferior mientras se preguntaba si estaría bien mudarse. Desde que descubrió quién era su pareja, nada siquiera parecía ser lo correcto por hacer.

Como un hombre, sentía que debería de haber hecho algo más, algo de una manera diferente, y quizás su pareja no le tendría tanto miedo. Pero por más vueltas que Yesung le daba a su problema en la cabeza, no encontraba una solución fácil.

El destino lo había puesto en un extraño camino, y era un camino que Yesung podía seguir. Lo único que deseaba saber era a dónde lo guiaría. Sabía que mudarse lejos de la manada era hacer lo correcto, el destino parecía guiar a Yesung en esa dirección, pero la casa no parecía darle la bienvenida, no cuando se mudaría solo.

Podría estar lejos de su manada, pero podía también solicitar ser cuidado. Vivir en la Casa era todo menos tranquilo.

Aunque le agradaba la gente que vivía ahí, de cualquier manera, la mayoría de ellos, necesitaba su propio lugar. Había vivido en su propio lugar en la manada de su nacimiento, y extrañaba la paz y tranquilidad.

—Me gusta esto —dijo Zelo mientras caminaba cerca de Yesung con una caja en sus brazos, y se dirigía al interior de la casa.

—Parece acogedor —dijo Yoseob mientras caminaba tras Zelo.

 

Esperaba eso.

 

Yesung subió los escalones del porche de su nueva casa y entró en la sala, viendo alrededor. Había libreros en una de las paredes del fondo, una chimenea entre ellos. El piso podía necesitar una buena pulida, pero no estaban tan mal. La madera aun estaba en buena forma.

Sabía cuando compró este lugar que la casa podía necesitar algo de trabajo. Por eso no fue costosa. Yesung podía realizar las reparaciones solo.

Crash.

 

Yesung se dirigió a la cocina cuando oyó el ruido, solo para chocar contra Yoseob cuando el hombre salía corriendo del cuarto. —¡Ratas! —Yoseob gritó aferrándose a la camisa de Yesung. Su cara estaba blanca como el papel—. ¡Acabo de ver ratas!

Yesung rodó los ojos ante los gritos del hombre mientras intentaba apartar las manos de Yoseob del frente de su camisa.

—Hay un campo detrás de la casa. Seguro que uno o dos ratoncitos estén corriendo por ahí.

—¿Me oíste? No dije ratoncitos. ¡Dije ratas! —dijo Yoseob mientras se apresuraba a llegar con Zelo—. Será mejor que te deshagas de ellas, o en la mañana cuando despiertes las encontrarás tomando café en la mesa de tu cocina.

Yesung se rio ante la imagen de cuatro ratas sentadas ante la mesa de su cocina bebiendo café y leyendo el periódico de la mañana. Se movió a un lado mientras otros hombres comenzaban a meter muebles. —Entonces tendré algo de compañía.

—Eso es asqueroso. —Yoseob se estremeció mientras salía a ayudar con las cajas.

—Tú, uh, realmente no las mantendrás, ¿verdad? —Zelo lo vio escéptico mientas Yesung contemplaba seriamente la idea.

—Claro —dijo Yesung encogiéndose de hombros—. Una correa, algunos tazones y funcionarán bien como mascota.

Zelo gimió, y entonces una sonrisa apareció en su cara.

r13;Estás bromeando.

 

Yesung sonrió y salió a ayudar, pero ya no sentía el hueco en el interior de su pecho. Ninguno de los muebles era suyo. Todo era prestado de la Casa. Lo único que le pertenecía era su ropa. El juego de mesa para la cocina, el sofá, la mesa de café, las mesas de los lados de la sala. Vio los libreros vacíos e imaginó que podría llenarlos con libros y objetos decorativos. Yesung amaba leer y sabía que un viaje a la librería de Sungmin estaba en la lista.

Un juego de recámara fue llevado arriba y las parejas llevaban pequeñas cosas que Yesung pudiera necesitar, toallas, utensilios de cocina, un tapete de bienvenida.

Yesung podría no necesitar eso último.

 

No tenía sentido tener su propia casa si todo mundo estaría yendo y viniendo aquí. No es que le molestara la compañía, pero en este momento buscaba soledad, no video juegos y gritos. Este lugar no se iba a convertir en una guarida para los chicos.

—¿Necesitas ayuda para desempacar? —Yoseob frunció el ceño viendo el montón de cajas que se apilaban bajo las escaleras. Yesung no tenía ni idea de qué eran esas cosas. Las parejas habían ido de compras, comprando todo lo que Yesung podría necesitar para hacer de su casa un hogar.

Había solo una cosa que podría convertir su casa en un hogar, pero Yesung sabía que eso no lo encontraría en una tienda.

Su pareja.

 

Quizás necesitaba ayuda para desempacar. Quizás necesitaba compañía ahora, pero Yesung no iba a decir nada de eso. Ellos se quedarían y se perdería el propósito de mudarse lejos.

—Ahora todos los muebles pesados están adentro —dijo Chen debajo de las escaleras, su camiseta sudada—. No podemos hacer nada más ahora.

Siwon, Jonghyun, y Kyuhyun bajaron los escalones y vieron alrededor de la nueva casa de Yesung. «Mi nuevo hogar». Comprado y pagado. —Los chicos quieren ayudarme a desempacar.

Chen asintió, viendo alrededor hasta que vio a Xiumin y entonces sonrió. —Nosotros estaremos en el columpio de afuera.

Yesung no se molestó en contestar. De cualquier manera el lobo probablemente le hablaba a Xiumin. Vio las cajas y se preguntó por dónde empezar. Nunca se había mudado antes. No de esta forma. Había muchas cajas y no sabía cuál abrir primero.

—¿Por qué no te encargas de tus mascotas mientras nosotros desempacamos? —Zelo sugirió tomando unas toallas de una caja y subiendo las escaleras.

Yesung bajó los escalones al sótano preguntándose qué haría con la pequeña plaga cuando la encontrara. No tenía trampas. ¿Quizás una pala? ¿Podría matarlas con un golpe en la cabeza?

Viendo alrededor del sótano, Yesung vio que estaba vacío. El suelo era de concreto y había un boiler apagado en un lado, algo como una bodega, pero no había cajas ni nada más amontonado que hiciera que se viera real, una casa con vida.

Había un lavabo y las conexiones para la lavadora y la secadora. El sótano no estaba terminado como sótano, así que una mesa de billar o un bar podrían quedar aquí abajo. No hasta que trabajara aquí adentro. Quizás en algún momento en el verano. O quizás hasta el otoño.

Subió las escaleras. Realmente no había mucho que pudiera hacer aquí. No hasta que comprara algunas trampas. Entró en la cocina y vio a Donghae y a Ren desempacando todo y acomodándolo.

Yesung no tenía ni idea de lo que debería de hacer. Se quedó parado ahí, el familiar dolor en su pecho regresó, haciendo que su corazón se sintiera que era apretado con un puño de hierro. Eso hacía su respiración difícil en lugar de instintiva. Sabía lo que estaba perdido en su nuevo hogar.

Su pareja.

 

Muy mal que nunca iba a suceder. Yesung se frotó el pecho con la palma de su mano mientras cruzaba el cuarto y salía al patio trasero. Eso era exactamente por lo que necesitaba un lugar propio. Necesitaba espacio, y no podía vivir con tanta gente.

También necesitaba aprender a respirar sin su corazón.

 

La Casa estaba llena, llena de parejas felices y cachorros corriendo entre los pies, le recordaba a Yesung cada miserable día lo que no tenía.

—¿Estás bien? —Zelo empujó la puerta de malla abriéndola y dio un paso hacia el porche.

—Estoy bien. Solo cansado. —Yesung vio al campo atrás de la casa, haciendo su mejor esfuerzo para alejar el dolor en su vacío pecho. El patio era lo suficientemente grande para una casa de ese tamaño. No era tan grande como el de la Casa, pero tampoco lo necesitaba tan grande.

—Sabes que puedes hablar conmigo —Zelo dijo desde el porche trasero.

 

Yesung rodó los ojos. Salir de la Casa era exactamente lo que necesitaba. Vivir con un consejero no era lo que él quería. No iba a llorar en el hombro de nadie por sufrir por el amor de su vida. Después de todo era un hombre, y un hombre se aguantaba y se mantenía.

—Si, gracias. —Yesung se rascó su incipiente barba preguntándose si Zelo dejaría pasar el asunto. Todos sabían que sufría y todos trataban de darle un consejo a Yesung.

Todo lo que Yesung necesitaba era que lo dejaran solo y vivir su vida en tranquila miseria.

Oyó la puerta abrirse y cerrarse y entonces soltó una respiración cuando finalmente se quedó solo. Yesung sabía que el chico tenía buenas intenciones, pero realmente no creía que Zelo ni nadie pudieran ayudarlo.

Lo hecho, hecho estaba.

 

Tomando una última profunda respiración, Yesung entró, sorprendido del progreso que los chicos habían hecho. La mayoría de las cajas estaban vacías y dobladas, acomodadas a un lado. Todo parecía estar listo en la cocina y en la sala.

—Eso es todo lo que podemos hacer por hoy —dijo Yoseob, se veía exhausto—. Seguro que puedes manejar el resto por ti mismo.

—Gracias. —Yesung vio a los chicos caminar hacia afuera dejándolo al fin solo. Quería estar solo. Esa era la razón de mudarse. Entonces, ¿por qué se sentía tan solo?

Yesung hizo a un lado esos sentimientos mientras se aclimataba a su nueva casa. Después de revisar todo abajo, Yesung subió las escaleras. Ni siquiera estaba seguro de lo que tenía en su nueva casa. Los chicos habían sido geniales, recordando incluso los detalles más pequeños. Tenía champú, jabón e incluso pasta de dientes.

 

Levantó la cabeza cuando oyó que tocaban la puerta.

¿Habría alguien olvidado algo? Yesung bajó las escaleras y abrió la puerta viendo a Seung Ho ahí con una gran sonrisa en su cara. El oso sostenía una gran caja entre sus manos.

—Pa dijo que debería traerte algo para que comieras en tu nueva casa. —Seung Ho empujó a Yesung y se detuvo en medio   de la sala, revisando la casa de Yesung—. No está mal.

—La cocina está por aquí —dijo  Yesung  tomando la caja de Seung Ho y dejándola en la mesa de la cocina. Eso olía infernalmente bien. El estómago de Yesung gruñó estando de acuerdo. Con todo lo de la mudanza no había tenido tiempo de comer en todo el día. Estaba hambriento.

Abriendo la caja, Yesung se encontró con un gran Tupperware lleno de comida de lo que parecía ser del restaurante. Había también algunos roles y algo de postre.

—No es mucho, pero Pa te envía un plato para la cena. Yesung tomó cubiertos del cajón y se sentó ante la mesa.

Seung Ho se sentó con él. Se sentía extraño, no se oían gritos ni ruidos de las parejas o los bebés. No es que tuviera nada contra ellos.

La casa estaba en silencio.

 

—Parece que te acomodaste malditamente  rápido, Yesung. —Seung Ho se puso de pie y vagabundeó alrededor, abriendo cosas y haciendo ruido. Yesung no lo detuvo mientras comía. Él vio la silla vacía a su lado y se preguntó cómo sería tener a Ryeowook sentado aquí con él.

Yesung gruñó ante la imagen de su pareja sentado ahí comiendo la cena con él. Esa era una imagen hogareña, una que estaba seguro que nunca sucedería. Además, Ryeowook era un vampiro. No había manera de que se sentara a comer nada.

Su decisión estaba lentamente fracturándose, y Yesung sabía que estaba luchando contra una batalla perdida. Había visto a Ryeowook, había oído su melodiosa voz y había querido saltar sobre él. Necesitaba sostener al hombre en sus brazos, pasar sus manos a través de su cabello negro humo, lo había llevado a la locura desde la primera vez que puso los ojos en él en ese oscuro camino.

Y su pareja le había hablado a sus hermanos para que vinieran a encargarse de Yesung.

Hablando acerca de encajar un cuchillo en el corazón de un hombre.

Yesung había estado lívido cuando se enteró de lo que Ryeowook había hecho. Pero la rabia se volvió dolor, y ahora el dolor se volvió soledad y necesidad. Estaba tan jodido.

—Yo, uh… —Seung Ho vio alrededor, empujando sus manos dentro de sus bolsillos y viendo al techo.

Yesung sabía lo que venía. Todos se sentían con la necesidad de mantenerlo actualizado acerca del vampiro. Por una extraña razón, la gente pensaba que era su deber mantenerlo informado de lo que fuera que le sucedía al sexy pequeño hombre. —No quiero oír eso.

—Está bien. —Seung Ho sacó sus manos del bolsillo y tomó asiento. Joder si Yesung ahora no tenía curiosidad, pero él no iba a preguntar cómo estaba su pareja. Ya sabía que Ryeowook no estaba comiendo y se veía como una mierda. Al menos eso es lo que le habían dicho.

Entonces, ¿por qué Yesung se sentía como una mierda por no querer preguntar?

 

—Yo solo voy a…

 

—Eres un oso testarudo, ¿no es así? —Yesung se puso de pie, dejó el plato vacío y el tenedor en el fregadero, luchando contra la pregunta que amenazaba salir de sus labios.

«No quiero jodidamente saber».

 

Si, lo quería.

 

—Digo que él está empezando a comer ahora —Seung Ho terminó y se puso de pie—. Vamos, dime honestamente que no querías saber.

—Honestamente no quería saber. —«Mentira».

—Miéntete a ti mismo todo lo que quieras. Puedo verlo en tus ojos. Tienes hambre de alguna noticia acerca de él. r13;Seung Ho lo veía con una cínica sonrisa y cruzaba los brazos sobre su pecho. Yesung quería borrarle esa maldita expresión de la cara.

—Gracias por traerme algo de comida, pero ahora te puedes ir. —Yesung salió de la cocina antes de que Seung Ho  abriera la boca de nuevo. El chico no sabía cuándo cerrar la boca.

—Pa quería que te invitara a cenar mañana en la noche, pero temo que la respuesta sea no. —Seung Ho caminó hacia la puerta deteniéndose a ver a Yesung por una respuesta.

—No —dijo antes de girarse y alejarse. La urgencia de decir ‘sí’ estaba en la punta de su lengua. Pero Yesung no iba a ceder a su necesidad de estar cerca de Ryeowook. Había luchado mucho contra eso.

—Como quieras.

—¿No tienes que ir a recoger mierda de vaca o algo así?

—Yesung estaba cansado de esto. Cada jodida persona quería decir algo sobre su vida personal. ¿Por qué no lo dejaban solo?

 

—Di lo que quieras. Lo extrañas —Seung Ho dijo y entonces se apresuró a la puerta.

Yesung suspiró, pasando las manos por su cabeza, sabía malditamente bien que eso era verdad. Se giró y subió los escalones para dirigirse a su cama.

Quizás mañana podría doler menos.

 

 

 

Ryeowook veía por la ventana de su recámara cómo una camioneta llegaba a la entrada de los Moon, su corazón se hundió cuando vio que no era su pareja. Había estado tratando por meses de lograr que su pareja lo perdonara, pero el lobo no cedía.

Intencionalmente no había llamado para que dañaran a Yesung, pero su pareja no escuchaba. No importaba lo mucho que le llamara, le rogara o incluso que se acercara a Yesung, sólo para ser echado, Yesung no quería oír una maldita cosa que Ryeowook tuviera que decir.

Ryeowook suspiró y se sentó en su cama, sabiendo muy bien lo que había hecho mal. El dolor de estar separado de Yesung aumentaba y no había una maldita cosa que pudiera hacer.

El hombre no iba a perdonarlo.

 

Ryeowook se acurrucó en su cama, viendo la pared por millonésima vez mientras luchaba con el dolor en su interior. Se preguntaba lo que Yesung estaría haciendo ahora, quién estaba con él y si al menos pensaba en él —aparte de los negativos deseos.

—¿Quieres ver una película? —Hyesung, la pareja de Pa, preguntó  entrando  al  cuarto  de  Ryeowook —.  Hay  un  maratón de vampiros en uno de los canales. —Hyesung se apoyó en el marco de la puerta y esperó.

Ryeowook sacudió la cabeza, sintiendo que nunca podría ser feliz de nuevo. —No, gracias.

Hyesung veía a Ryeowook con lástima. —Mira, no estoy tratando de meterme en tu vida, pero que te quedes sentado en tu cuarto todo el día no es bueno para ti. Ahora ven abajo y ve esas películas conmigo.

Normalmente amaba la manera en que Hollywood retrataba a su raza, pero sin que su pareja lo perdonara, Ryeowook no estaba de humor ni para respirar. Perder a Yesung dolía como el infierno y él no quería reír.

—Muévete, señor.

 

Ryeowook se puso de pie y siguió a Hyesung por las escaleras. No estaba seguro de por qué lo hacía, pero sabía que si no lo hacía, Hyesung seguiría presionando. Se dejó caer en el sofá, viendo a la chimenea en lugar de a la televisión.

Cuando el maratón terminó, y no es que hubiera estado atento a eso, Ryeowook pensó en lo extraño que era que él había sido quien había empezado a rechazar a Yesung en cada ocasión, huyendo de él por miedo.

Y ahora…

 

Dejó la sala y se dirigió afuera, Ryeowook llenó sus pulmones de aire fresco. Le habían dicho toda su vida que el tiempo sanaba las heridas.

Qué jodida broma de declaración era esa.

 

No solamente su padre y hermanos le habían mentido toda la vida acerca de lo que los shifter le podrían hacer a Ryeowook si él incluso permitía que uno de ellos se acercara, sino que ahora esa declaración también era una mentira. ¿Nadie sabía como decir la verdad?

Wook salió del porche y comenzó a caminar hacia el bosque.

 

«Es mejor haber amado y haber perdido que nunca haber amado».

 

Otra jodida mentira. Ryeowook estaba perdiendo su fe no solo en la humanidad sino en todo. Las mentiras que su padre y sus tres hermanos le habían dicho habían destrozado la vida de Ryeowook. Si no le temiera tanto a su padre, iría a buscarlo y decírselo.

Ryeowook entró al bosque, delirando acerca de todas las estúpidas frases que eran todas mentiras.

«Mentiras, mentiras, mentiras».

 

Si pudiera encontrar a las personas que hacían las frases, las golpearía. Ryeowook se detuvo cuando oyó una rama quebrarse. En su ira no había notado lo mucho que había entrado en el bosque, realmente se había alejado. Todo lo que había tratado de hacer era aclarar su mente.

Ahora estaba tan dentro del bosque que ni siquiera se veía la casa. Doble mierda. Debería de haber prestado atención. Ryeowook dio un paso hacia atrás y entonces otro, tratando de salir del bosque sin ser oído por quien estuviera por ahí.

Podría difuminarse, pero el problema era que Ryeowook realmente nunca le había agarrado el lado a ese pequeño truco. Incluso terminaba en cualquier otro lado menos al que quería ir. Una vez había aparecido dentro de una concurrida iglesia. Niño, eso había sido una torpeza.

Ruido.

 

El sonido ahora estaba más cerca. Ryeowook con cautela se alejó. No había manera de que se dejara comer por un… maldición, realmente necesitaba dejar de pensar de esa manera. En primer lugar eso fue lo que lo metió en problemas. No todos los shifters matan vampiros.

 

Ni siquiera estaba seguro de que hubiera un shifter en el bosque, pero Ryeowook no quería correr riesgos. Sabía que los Moon estaban en la cama, así que no era ninguno de ellos. Vagabundear hasta aquí había sido un estúpido error, un error estar ahora en el bosque.

Ryeowook corrió al patio, estúpidamente viendo sobre su hombro mientras el bosque se aclaraba.

—¡Ah! —Había un enorme lobo siguiéndolo y se acercaba rápido. A mitad del camino del patio el lobo lo alcanzó. Ryeowook tragó y entonces tragó de nuevo con su seca garganta mientras su corazón latía frenéticamente bajo su pecho.

—Realmente no quieres comerme. No soy sabroso. —«Por favor no me comas».

El lobo movió la cabeza, dando un bajo gruñido mientras sus ojos estaban fijos en Ryeowook. Oh, santo PepeGrillo, estaba en problemas ahora. Ryeowook dio otro paso atrás viendo los ojos verde esmeralda.

Ojos que se parecían a…

 

continuara..

Notas finales:

dejen rw


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