Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Esferas por ReveursAiles

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Algo que debía escribir. 

Presentaron a L’arc en Ciel en el evento.

Muchos de los famosos del público se colocaron de pie para contemplar el show.

Mi amigo Masahiko Yuki se encontraba a mi lado, también de pie para contemplar a los chicos, me observó de reojo midiendo mi reacción. El siempre se preocupo por cómo yo me sentiría sobre L’arc en Ciel.

Le sonreí para que se despreocupara.

La primera canción comenzó, Hide llevaba una especie de trapo con plumas en él, Ken se veía algo serio para su usual ánimo, no noté demasiado a los demás… no había mayor interacción entre ellos por lo cual no llamarón mi atención.

Poco a poco la música me consumió a pesar de que comencé a criticar internamente muchos aspectos profesionales de la presentación. Pero la voz de Hide me absorbió, luego fue un “todo” y yo ya no estaba presente entre el público, era uno más en la presentación. Al menos así me sentía.

Sin darme cuenta comencé a cantar en voz baja las letras que tan bien se habían escondido en alguna parte de mi cabeza.

Fue sólo cuando un Yuki volteo para observarme cantar con suma concentración que noté que estaba haciéndolo… cantando las letras… nuestras letras otra vez, con nostalgia, con lejanía…

Mis ojos se llenaron de lagrimas al escuchar un párrafo que me llevó al recuerdo exacto en que lo componíamos… aah… que difícil era estar allí y ser parte de ello desde fuera…

Me volteé y salí del lugar, Yuki solo me observó desde lejos, brindándome espacio.
Con la amargura que me caracteriza en mis momentos de molestia, me excluí de toda celebración post evento y para cuando me decidí a volver al lugar en donde había humanidad, ya había pasado escondido tres horas, todo por estar sumergido en mis propios pensamientos.

Busqué a mi amigo en la fiesta, pero con la cantidad de farándula que había me resultaba imposible encontrar a alguien.

A lo lejos diferencié al grupo del Olimpo, los intocables, a los que nadie se acercaba ni siquiera en estos eventos, allí por supuesto, estaba él.

Desde lejos pude ver a Hide muy ebrio sentado en una pileta, remojando sus pies, junto a él, Gackt y un par más de lame botas irreconocibles para mi poco conocimiento en farándula televisiva. En total, un ebrio y cuatro idiotas siguiendo sus idioteces y mojando sus pies en la fría y sucia agua de la pileta.

Se reían por todo lo que Hide parecía decir, incluso lo que parecía no entenderse, ellos reían por él, para agradar… llegó un momento en que Hide no pudo mantener el equilibrio aun estando sentado y casi cae de lado hacía el agua.

Gackt pudo sujetarlo a tiempo y casi de forma forzosa lo acomodo en sus piernas.
Me tensé. No sabía si sería capaz de soportar como alguien lo forzaba, incluso si hubiera sido un desconocido, me hubiera causado esa sensación, pero no lo era… era alguien sumamente especial para mis recuerdos y estaba junto a una persona que a viva voz nunca ocultó cuanto le deseaba.

Continué viéndole ebrio… algo en mí estaba sumamente triste de verle así…

Siempre quise con todas mis fuerzas que él pudiera mantenerse feliz, estable, despierto mientras estuviera lejos de mí. Pero a la lejanía no lo sentía feliz.

Se puso de pie con dificultad, su cabello negro largo ocultaba un poco su rostro ebrio, no podía ver sus ojos, sin embargo algo en su postura me hizo creer que estaba llorando.

Pude diferenciar una palabra con su voz ebria.

“Suéltame”

Le dijo un par de veces a Gackt quien intentó soltarle sólo cuando estuvo de seguro de que Hide podría mantenerse en pie.

En cuanto Hide se volteo me observó, sus ojos rojos, a sólo segundos de estallar en lágrimas. Conocía esa parte de él.

Tapaba su rostro, se escondía y se agachaba en posición fetal, tapando su boca para esconder los sonidos que los sollozos podrían dejar escapar cuando dejara salir de él sus mil razones para ser infeliz. Así era años atrás.

Me volvió a observar con duda y confusión, parecía no entender que hacía yo allí, sin embargo pareció descartar el pensamiento del análisis y solo me observó con añoranza.

Sentí el corazón contraerse, sabía que él quería llorar y sus ojos me pedían a gritos esconderle, brindarle un consuelo, oscuridad para dejarse llevar.

Sin pensarlo demasiado, me dirigí hacia el y sonriéndole a sus anfitriones rodeé sus hombros con mi brazo, como amigos que tienen una gran confianza y le dije en voz alta, para asegurarme de ser escuchado sin mayores sospechas.

- ¡Han pasado muchos años! – casi le grité con euforia. Hide sólo agachó la cabeza y entendiendo mi plan de escape caminó junto a mí, dejándose llevar por mi paso y mi brazo que le empujaba hacia un escondite.

Como no conocía demasiado el lugar, solo pude entrar en una pequeña habitación que parecía un camarín desocupado.

Palpé el muro del camarín en busca de la luz pero en cuanto encontré el interruptor ésta no encendió.

Hide alumbró con un encendedor y se acercó a una lámpara de luz baja que estaba en una pequeña mesa frente al espejo. Definitivamente era un camarín, él los conocía mucho mejor que yo.

Sentó su pequeño cuerpo en un sofá que estaba al lado oscuro de la habitación, yo sólo podía observarlo, no sabía cómo reaccionar… ¿Estaba bien que estuviéramos así? ¿Solos? ¿Frágiles?

Hide abrazó su propio cuerpo y adoptando una posición fetal comenzó a dejar las lágrimas salir. Haciéndole justicia a mis recuerdos, habían pasado 20 años pero aun lloraba de la misma forma. Aun tenía razones para estallar, para odiar, para odiarse… algo en mí sintió que tal vez ninguno de los dos era tan distinto a nuestros recuerdos…

Yo seguía siendo el idiota torpe que no sabía cómo reaccionar cuando le veía llorar, pero estaba seguro con todas mis fuerzas que odiaba el hecho de que lo hiciera y me dolía a mí, aunque solo pudiera percibir un pequeño atisbo de sus razones para sentirse de aquella forma.

Caminé hacía él lentamente y me senté en el sofá un poco lejos.

Observé mis manos antes de pensar en dirigirlas a su cuerpo.

Mis manos sucias tocarían su ropa blanca. Así me había sentido siempre junto a él. Como el negro que manchaba el blanco, como la experiencia que arruinaba la ingenuidad de Hide. Aunque sabía que la persona que tenía frente a mí en aquellos momentos ya no era tan ingenuo, seguía siendo perfectamente él.

- Sakura…- susurró levantando su rostro un poco, permitiéndome ver sus ojos ahogados en lagrimas. - ¿Me… abrazas? – preguntó en un susurro, con voz sumamente dolida, que sólo hacía juego con su mirada. Parecía avergonzado y a pesar de estar algo sonrojado su boca hizo un puchero.

- Claro… - le respondí en el mismo tono bajo. Me acerque más a él y lo rodeé con mis brazos, hice un poco de fuerza para atraer su cuerpo hacía mí, haciéndole notar con mi posición que podía apoyarse en mí… y no sólo físicamente.

Al comienzo Hide sólo apoyó su cabeza en mi hombro, pero luego se acomodó arrodillándose y abrazándome él a mí por sobre los hombros, con fuerza. Sus hombros se sacudían y luego le seguían los pequeños sonidos que proporcionaban los sollozos, a ratos dejaba escapar un poco de su voz rota quejandosé por el dolor en el pecho que no era capaz de calmar por llorar… yo sólo me limite a acariciar su cabello, palmear su espalda y presionarlo más hacia mí, buscando exprimir su tristeza, buscando casi con desesperación calmarlo de algún modo.... a medida que escuchaba sus lamentos comencé a sentir unas fuertes ganas de llorar y presa del momento y la fuerza que hacía para sostenerlo, dejé las lagrimas fluir junto a las de él.

Con los minutos, ambos sollozábamos.

Así avanzo el tiempo… ambos abrazados,

Ambos destruidos emocionalmente… ¿Es que no habíamos aprendido nada en 20 años? Realmente en aquel momento estuve seguro que el tiempo se había detenido en alguno de aquellos momentos en que tocábamos fondos juntos.
Hide cambió su pose, sentándose sobre mis piernas y escondiendo su rostro en mi cuello.

Me permití gozar del aroma de su cabello con los ojos cerrados, ninguno podíamos vernos los rostros en aquella posición. La espalda de Hide continuó dando pequeños saltos a causa de los ecos de sus sollozos, pero cada vez eran menos. Su mano acarició mi cuello durante unos momentos… momentos en que mi piel se erizó bajo su tacto.

El suspiró, un poco después suspiré yo y el rió.

- Aquí estamos otra vez…- dijo él haciendo alusión a sus recuerdos, no tan distintos de los míos.

- Me da la sensación de que no hemos aprendido nada.- le dije riendo amargamente, el también rió de la misma forma.

- Aun estamos algo vacios… - susurró bajando su mano desde mi cuello hasta mi pecho, ahora dibujando pequeños círculos invisibles con ella. En ese momento sentí su aliento en mi cuello.

- ¿Te sientes vacio? – no pude evitar preguntarle aquello…

- A veces… ¿tú no?

- A veces.- dije sinceramente.

Lo oí suspirar nuevamente.

Su mano continuó acariciando mi pecho y con la intención devolverle el tacto, con la mano que permanecía descansando en su pierna, acaricié su muslo.

Permanecimos así y poco a poco el ambiente se tornó distinto, aun algo triste pero esta vez había más matices, los sentimientos y la sensibilidad nos permitieron ser otros, tal vez, con la guardia más baja.

Los dedos de Hide dejaron de acariciar suavemente mi pecho y reemplazó el tacto por su mano, frotando mi piel de arriba hacia abajo, no con demasiada presión pero si lo suficiente para tener un efecto en mí.

Cerré los ojos sintiendo el tacto, sin permitirme a mí mismo pensar, sólo quería sentirlo, también sentí que el necesitaba aquello.

Ese simple tacto me excitó hasta el punto en que mi pantalón comenzó a incomodar y conforme la sensación se hacía más grande, más estaba seguro de que Hide podía notarlo.

Hide dio un pequeño salto en cuanto sintió mi entrepierna en un punto preciso de su cuerpo, yo reí un poco por su exagerada reacción, él se acomodó, abriendo sus piernas y rodeándome con ellas, sentado sobre mí.

Por primera vez nos miramos a los ojos luego de llorar, ambos un poco avergonzados por nuestros parpados hinchados. Nos sonreímos, cómplices… aún.

Hide tomó mis mejillas con sus manos y acercó su rostro al mío, yo cerré los ojos a la espera del tacto de sus labios.

Quería besarlo, sentí el aliento a licor y era lo que menos importaba, sólo aumentaban aun más mis ganas de besarlo.

Y agradecí como nunca la sensación de sentir sus labios en los míos.

Coloqué mis manos en su cintura y moldeé su silueta con ellas, mientras su lengua húmeda marcaba un ritmo suave en nuestros sonoros besos.

Me concentré en los sonidos, en el pequeño silencio que se formaba entre besos, en los murmullos poco sonoros que Hide intentaba ocultar, en su respiración cada vez más acelerada, en el sonido de nuestra ropa al rozarse...

Metí ambas manos bajo su playera y la levanté un poco para tocarlo, pero noté su piel fría bajo la ropa y de inmediato devolví la playera a su posición. Me quité el abrigo mientras nos besábamos y Hide estando seguro de que mi intención era desnudarme, desabrochó mi pantalón mientras aun me besaba con los ojos cerrados. Yo reí por su ansiedad, había ido directo a mi bragueta.

No pensaba frenarlo… negarme cuánto quería aquello era ridículo.

En cuanto quité mi abrigo, envolví a Hide con él. Entonces el abrió los ojos.

- ¿Eh? ¿Qué haces? – preguntó confundido y sonrojado, mientras aun mantenía en sus labios un hilo de saliva que nos conectaba a ambos.

- Estas helado. No te desnudaré más de lo necesario…- le susurré sintiéndome idiota y buscando no ofenderlo por tratarle de forma tan delicada.

Busqué mi bragueta y asegurándome de que estuviera completamente abierta me bajé el pantalón y la ropa interior en un solo movimiento, quedando con las prendas a la altura de las rodillas, Hide pestañeó sin comprender del todo. Luego hizo un puchero.

Yo sólo le sonreí, en ese momento, ya mas tranquilo y consciente sentí lo fría que estaban sus manos, no quería desnudarlo de aquella manera…

- Con permiso.- le dije sonriendo cuando mis manos se dirigieron directamente a su pantalón y lo baje junto a su ropa interior. No quise observarlo demasiado en aquel momento o creí que podria incomodarlo, Hide aveces respondia de forma timida en los momentos menos oportunos.

Por ello, levanté la mirada y busque sus labios, buscando volver al momento anterior.

Lo besé con algo de brusquedad, como solía hacerlo en aquel tiempo, pero mi ansiedad no me permitía controlarme de buena forma.

Hide se liberó de su pantalón en su totalidad mientras nos besábamos, y yo lo envolví aun más con mi abrigo, que permitía que ambos quedáramos cubiertos totalmente. Hide, que permanecía sentado sobre mí, de frente, besandomé, comenzó a moverse suavemente como si estuviéramos haciéndolo en aquel momento… se movía lento y suave, a ratos más rápido, pero siempre manteniendo presión entre nuestras entrepiernas. Comenzamos a jadear entre besos, ambos sumamente excitados, con algo de sudor rodeándonos a pesar del frio.

Hide tomó con su mano fría ambas erecciones y comenzó a frotarlas directamente. Una práctica que en nuestros años jóvenes hacíamos muy poco y que muy rara vez hacía él. La timidez había quedado un poco atrás, o tal vez la excitación ya le había nublado la razón, como a mí.

Sentí como masturbaba con cuidado de bajar y subir ambas erecciones a la vez.
- Aaaah…- deje escapar con los ojos cerrados… dejarlo jugar me podía llevar a terminar antes de tiempo… no quería aquello así que busqué sus labios, para hacerle sentir mi ansiedad.

- Ya… si…- susurró en medio de nuestra comunicación a toques.- Mételo…

Sonreí sintiéndome triunfador en mi tarea por hacerle saber que lo necesitaba.
Me llevé los dedos a mi boca y los ensalivé, luego los dirigí a su entrada entre sus piernas y los dejé entrar despacio…

- Mmmh… con cuidado…- susurró con una mueca.

- ¿Duele?

- No… sólo… ha pasado mucho… - confesó avergonzado.

Sonreí ante ello… tal vez yo no era el único que había tenido a Hide de esa manera, pero estaba seguro de que al menos no habían muchos más que yo.

Continué dilatando con saliva mientras lo besaba, llegando cada vez más adentro, hasta que estuve seguro de que Hide ya disfrutaba de la sensación sin incomodidades ni vergüenzas.

Entonces posicioné mi erección y él se alejó de mis labios.

Mirar nuestros rostros en el momento preciso en que entraba por primera vez, era nuestro ritual en aquella época.

Hide mordió su labio a la espera, y bajó lentamente hacia mi erección mientras mi mano la sujetaba y el permitía que entrara poco a poco con su movimiento.

- Aaah…- dejó salir con una mueca de dolor y placer, su boca abierta y sus músculos faciales visiblemente contraídos.

- Mmmh… - se me escapó a mí, mientras observaba su rostro y me deleitaba con la sensación de por fin, tenerle.

En cuanto mi erección topo fondo Hide cerró los ojos y manteniendo la boca abierta se acomodo colocando ambos brazos alrededor de mi cuello e impulsándose hacia arriba con sus piernas para volver a bajar lentamente y sentir mi erección volver a entrar en él.

Repitió el acto una y otra vez, una y otra vez…

Cuando mi excitación subió lo suficiente para hacer sudar mi pecho y mi cuello, Hide comenzó a moverse de verdad, con más rapidez, me besaba a ratos, me acariciaba ambas mejillas, apoyaba su rostro en el mío, nos volvíamos a besar, besábamos nuestras mejillas, nuestros cuellos, besé sus pezones y el los míos, nuestros labios no abandonaron la piel ajena en ningún momento durante el frenesí.

Cuando sentí que no podía más, tome las caderas de Hide y comencé a embestir contra él sin ser delicado. Dejándome llevar, buscando el orgasmo que sentía crecer y estaba seguro por los altos gemidos de él, que alcanzaríamos juntos el final.

Me esforcé por mantener el ritmo sin dejarme ir… pero a medida que me descontrolaba por las sensaciones comencé a temblar y a balbucear. La vergüenza me atacaría cuando recordara aquel momento.

- Aah…. Aahh… Yaa…chaan… mmh…aaa-aah…- Hide permanecía con la boca abierta y el ceño fruncido profundamente, su rostro estaba completamente sonrojado al igual que muchas partes de su piel por mis mordidas, aquella imagen solo me perdía más.

- Por favor… Hide… déjate ir… - le supliqué con angustia clara en mi voz.

Hide se concentró en ello, cerró sus ojos fuerte y comenzó a moverse junto a mí, rápido, desatado, ansioso. En cuestión de minutos eternos para mí, su cuerpo se contrajo y comenzó a temblar, continué embistiendo contra él hasta que sentí como dio un salto y posterior a ello se humedeció tanto su zona trasera como la delantera.

- Aaaaah! Mierdaa…. Mm… - lo observé morder su labio extasiado intentando manejar las sensaciones, sólo entonces me deje ir junto a un gruñido que no logre medir.

- Mmmmgggg…. Oooh…

Hide me abrazó para dejar su peso descansar sobre mí, lo envolví en el abrigo y lo mantuve cerca de mí.

La humedad de mi cuerpo más la suya no le harían bien al frió que podría contraer su piel, pero ya era tarde para arrepentimientos.

Permanecimos en paz, con nuestras mentes llenas de complejos pensamientos a medida que todo volvía a la normalidad.

Luego del orgasmo, todo se hace más claro y tal vez más adormecido, se siente algo de culpa y en algunas ocasiones arrepentimiento.
- Gracias… - susurró.
Permanecí en silencio sin saber que responder.

- Hide…- Le dije en tono de explicación mientras buscaba las palabras precisas.
- Shh…No tienes que decir nada, te necesitaba… y… - susurró con voz apenas audible.

- Estaré para ti siempre que… me necesites… de la forma que sea.

- Tú también acude a mí… por favor… para lo que sea…- Suspiró y me presionó fuerte entre sus brazos.

- Lo haré. – Le respondí.

El me besó en la mejilla y entonces se alejó con una sonrisa en los labios.

Se vistió y se colocó mi abrigo; y me dio el suyo.

- ¿Qué? ¿No esperas que me coloque esa ropa? ¿Crees que tengo diez años? – Hide me observó con los ojos como platos, impresionado, confundido y ofendido.

- ¿A qué te refieres? – preguntó refunfuñando.

- A que ni con diez años de edad tu ropa me quedaría. – Le dije riendo. – Pero vete con mi abrigo, de todas formas he de ir a casa, por favor no bebas más.

- Estaré bien.- susurró en un tono alegre.

Hide caminó hasta la puerta, volteó antes de abrir.

- Hasta pronto. – dijo antes de regalarme una gran sonrisa.

- Hasta pronto.- le dije aun desde el sofá.

Entonces Hide salió llevándose con él gran parte de la atmosfera que nos consumía.

Sólo quede yo, un poco de su sudor en mí, un poco de su esencia en mí, de su saliva y el recuerdo.

Sonreí.

Aquello nos lo debíamos.

Tal vez, quién sabe, tal vez le haga saber cuándo lo necesite.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).