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Jimin's Little Puppy (Yoonmin) por Yuzu_ki

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Notas del fanfic:

Esta historia no me pertenece, todos los derechos al autor que me dio permiso para publicarla. Si quieren buscar mas historias de este autor Link:https://www.wattpad.com/user/SaburiYoonminLove

Advertencia:

|Omegaverse.

|Contenido gay/homosexual.

|Jimin activo / Yoongi pasivo.

|Lenguaje vulgar + contenido explícito.

|¿Pedofilia?

|Mpreg.

Notas del capitulo: Contenido máximo: 4 capítulos + epílogo.
Lo último que recordaba era a mi manada, todos desplazándose hacia donde yacía el cuerpo sin vida de nuestro alfa, pretendiendo proteger lo que quedaba de este territorio.



Mi madre me tomaba fuertemente entre sus brazos, brindándome un cálido abrazo de esos que solo ella sabía darme. Susurraba que me amaba y que todo estaría bien, que sucediese lo que sucediese, ella siempre estaría a mi lado y nunca me abandonaría; besó mi frente con suavidad, diciendo que todo lo que hacía era para protegerme, y corrió...



Luego, aquellos desgarradores aullidos; sus aullidos...







Corría y corría en mi forma animal, esquivando a duras penas lo que sea que se interpusiese en mi camino. Acababa de abandonar a toda la manada, quienes, aun sabiendo las consecuencias que les esperaban, permanecieron luchando y defendiendo lo que nos pertenecía.



Era un simple cachorro débil e inútil, como siempre solían decir de mí.



Me encontraba aturdido y completamente desorientado a causa del pánico. La noche se había vuelto más fría de lo habitual debido a que nevaba con gran intensidad y la leve brisa se había transformado en una fuerte ventisca que arrasaba con la nieve dificultando, en gran manera, mi visión. Luché para continuar alejándome lo más que pudiese de ese sector del bosque, pero la gran tempestad terminó por vencerme y ya no pude continuar adelante.



Algunos aullidos de la jauría intrusa se hicieron presentes, inundando el tranquilo ambiente del bosque y dando a saber que, finalmente, todos en mi manada habían muerto y este era, ahora, su nuevo

territorio.



Conteniendo las terribles ganas de echarme a llorar, comencé a buscar alguna madriguera que me brindase amparo de las bajas temperaturas y protección contra aquellos lobos, pero la tormenta era tan fuerte que me era imposible moverme con facilidad.



Me reposé sobre el tronco de un gran abeto y me acurruqué para mantener el calor en mi cuerpo. Estaba aterrorizado, realmente no quería que me encontrasen, no quería morir.



Cuando menos lo esperé, varios gruñidos me alertaron, provocando que mirase asustado en todas direcciones para identificar de dónde provenían.



-¡Pero miren qué bonita cría tenemos por aquí! -exclamó uno de los forasteros mientras emergía de las sombras, siendo seguido de cinco caninos más que pronto me rodearon;



Inmediatamente me coloqué a la defensiva, agazapándome y mostrando mis, aún no tan desarrollados, colmillos. Mi pelaje instantáneamente se erizó, mis orejas cayeron hacia los lados y mi cola se escondió entre mis patas traseras. Debía admitir que, por más que quisiese mostrarme "amenazador" todo lo que se hacía visible en ese momento era mi gran temor.



-Eres demasiado lindo como para que te matemos, cachorrito. -habló el de mayor tamaño, acechándome.



-¿Qué sucede pequeño?, ¿Te alejaste mucho de casa? -interrogó en tono burlón el que poseía pelaje grisáceo mientras se acercaba curioso hacia mí.



Me encogí en mi lugar pero sin dejar de mostrar mis colmillos y, cuando finalmente se encontró lo suficientemente cerca, lancé un zarpazo que impactó en su cara, dejando una gran marca de mis garras.

…ste emitió un profundo gruñido de molestia y se abalanzó sobre mí, tomando mi cuello con sus fuertes mandíbulas y arrojándome ferozmente contra el tronco de un cedro.



Solté un audible gimoteo al sentir un gran dolor recorrer todo mi cuerpo. El impacto había sido muy fuerte y digamos que mi lobo no era especialmente robusto y resistente. De hecho, era todo lo contrario, esbelto y débil.



Ya no me importaba verme fuerte, sólo quería que todo acabase al fin.



-Tranquilo perrito, controla tu carácter si no quieres morir como el resto de tu manada -amenazó mientras meneaba su cola y caminaba insistentemente de lado a lado, observándome furioso.



-Aléjense de él, ahora. -esta vez, otro de ellos se hizo presente, uno de un bello pelaje amarillo matizado, el cual se encontraba parcialmente manchado de sangre. Este imponente lobo era incluso de mayor tamaño que cualquiera de los que se encontraban allí, su mirada era dura y penetrante y poseía un aura rigurosa que lograba intimidarme de gran manera. Todo estaba claro, ese era su alfa.



Inmediatamente todos retrocedieron, bajando la cabeza en señal de respeto y dando su espacio al dominante.







|Pov Narradora|







El gran alfa se dirigió, a paso lento, hacia el cachorro. Le observó atento alrededor de varios segundos, segundos en los cuales, Yoongi, trataba arduamente de calmar los temblequeos de su cuerpo, los cuales eran causados tanto

por el frío como por el miedo.



Cuando, inesperadamente, el dominante soltó un gruñido y enseñó sus grandes caninos, el lobo de oscuros pelajes se encogió aterrado y se arrastró dócilmente hasta quedar justo en frente de él, donde tumbó su cuerpo panza arriba sobre la nieve en un claro gesto de completa sumisión. El contrario, más que satisfecho, respondió acercando su hocico a la zona de su cuello con el propósito de olfatearle.



Al instante sus fosas nasales se inundaron de un dulce aroma a frutas, para ser más exactos, arándanos; precisamente su fragancia favorita. Aquel característico olor que el pequeño emanaba era tan exquisitamente atrayente, que para el lobo maduro fue difícil contenerse; quería seguir sus instintos y dominarlo allí mismo, pero algo dentro de él no le dejaba.



Su nariz rozó levemente el sedoso pelaje y volvió inhalar, llenando sus pulmones de aquella embriagante esencia que lo enloquecía y sumergía en una perfecta alucinación.



-Dime tu nombre. -demandó. Una extraña paz había logrado apoderarse de él, provocando que sus palabras sonasen más amables de lo que cualquiera allí hubiese esperado.



-Y-Yoongi, M-Min Yoongi. -vaciló al momento de responder, pero cuando otro gruñido se hizo presente luego de varios segundos de silencio, comprendió que lo mejor era obedecer al pie de la letra cada orden que recibiese por parte del gran lobo.



-¿Cuál es tu edad, Yoongi? -su tono se suavizó al notar el nivel de intranquilidad y terror que provocaba en el lobo menor. ¿Qué le sucedía? Nunca se había sentido de esta forma antes. Normalmente

habría autoproclamado al cachorro como suyo y lo habría violado frente a todos sus hermanos para imponer su dominancia como el macho alfa, lo usaría para divertirse un rato y luego lo asesinaría, pero ahora una parte de él decía que este chico era especial, que debía protegerlo.



Eso era imposible, un dominante tan reconocido como él nunca cambiaría su actitud por un simple perrito asustado.



-C-casi dos años... -respondió titubeante el de pelaje azabache. Aquellos dorados ojos que poseía el lobo albino le observaban inmutables, como si quisiese devorarlo.



-Perfecto...



El contrario no supo qué quiso decir con eso, pero a juzgar por la forma en la que todos lo observaban, supuso que no era para nada bueno.



Con el paso de algunos segundos, todo a su alrededor se tornó borroso y su cabeza comenzó a darle vueltas. Rápidamente procuró pararse en sus cuatro patas y comenzar a correr, pero sólo fue capaz de dar algunos torpes pasos cuando su forma lobuna se desvaneció y éste cayó inconsciente sobre la nieve.

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