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46. El G.O de Seung HO (27) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

volvimos con la Manada KIm

Notas del capitulo:

SOLICITO AYUDANTE PARA ACTUALIZACIONES EN WATTPAD NENESSSSS.... alguien que tenga tiempo libre para pasar los fics y montarlos completos en esta pagina.... FAVOR DE ESCRIBIRME AL CORREO NENESSSSS

 

 

—Voy —G.O gritó mientras se secaba las manos en una toalla de papel y pasaba por un lado de su sobrino Hansol, quien estaba jugando en la alfombra con sus juguetes. Le sonrió a Hansol cuando su sobrino vio hacia la puerta con curiosidad, con un pequeño camión de bomberos en su mano.

El golpeteo en la puerta continuaba, irritando a G.O. Quien fuera parecía no tener nada de paciencia. Qué pensaba el que tocaba, ¿que él acampaba frente a la puerta para así poder abrirla en cinco segundos si alguien tocaba?

Colocando las palmas en la puerta, se asomó por la mirilla y vio que era su vecino del otro lado del pasillo. El hombre se acababa de mudar el pasado fin de semana, pero G.O no había conocido al hombre, no formalmente. G.O abrió la puerta, bloqueando la vista del departamento a su nuevo vecino. Quizás era paranoia, pero G.O había vivido en la ciudad antes de mudarse a este pequeño pueblo. En la ciudad, la gente no deja que nadie vea lo que tienen en sus departamentos. Eso era pedir que te roben.

Los viejos hábitos son realmente difíciles de dejar.

 

—¿Puedo ayudarlo? —G.O preguntó tan cortésmente como pudo. Realmente no era un amable vecino. No era un hombre arrogante, pero no creía en dejar que los que vivían alrededor conocieran de sus asuntos. Era más del tipo privado.

—Hey, soy Daesung. Me acabo de mudar del otro lado del pasillo y me preguntaba ¿si sabes de algún buen lugar en donde comer por aquí?

 

G.O podía oír a Hansol detrás de él. Su sobrino aun jugaba en la alfombra. Se aseguró de abrir la puerta solo ligeramente mientras asentía. —Hay un restaurante cruzando el pueblo. Tienen muy buena comida. —G.O debería de saberlo. Él trabajaba ahí. G.O sabía que no había muchos lugares para comer en el pueblo, pero el restaurante servía muy buena comida. No era la usual comida de la mayoría de los restaurantes en los que G.O había servido, eso lo sorprendió cuando empezó a trabajar ahí.

—Suena bien —dijo Daesung y le dio a G.O una encantadora sonrisa. La sonrisa era brillante e iluminó los ojos grises de Daesung, haciendo que se viera más joven—. ¿Te molestaría acompañarme?

—¿Al restaurante? —G.O preguntó. El hombre parecía muy amable y su voz era sexy y tentadora, pero había algo en esos ojos gris acero que lo desconcertaba. G.O no estaba seguro qué era, pero él sabía escuchar a sus instintos. Con lo encantador que se veía el hombre de anchos hombros y lo tentador que era su linda cara, G.O no estaba interesado—. No puedo, pero no es difícil encontrarlo. Es cruzando el gazebo.

—Sí, sé dónde queda eso. —Daesung le sonrió a G.O, una sonrisa que debería hacer que su cuerpo hormigueara con deleite y sus rodillas se debilitaran, pero solo causó que un frio estremecimiento recorriera su columna, G.O podía ver una doble intención. No estaba seguro de cuál era la intención, pero eso estaba en la mirada de Daesung.

—Ten una linda noche. —G.O cerró la puerta le puso llave y colocó la cadena de seguridad. Sí, era un paranoico, pero de nuevo, la ciudad les hace eso a los hombres. Empujó a Daesung fuera de su mente mientras regresaba a la cocina, limpió los platos de la cena, el mostrador y apagó las luces.

 

—¿Qué película veremos esta noche, amigo? —G.O preguntó mientras levantaba a Hansol del suelo y lo sentaba con él en el sofá, Su sobrino tenía seis años y había sufrido quemaduras serias en el incendio que cobró la vida de sus padres, haciendo que Hansol tuviera problemas para caminar. Estaba yendo a terapia física, pero los doctores no eran muy optimistas acerca de que Hansol recuperara el uso total de sus piernas. G.O por ahora estaba llevando la educación de Hansol en casa. El fuerte juego del primer grado era demasiado para el pequeño niño.

G.O y Hansol se vieron mutuamente cuando oyeron un fuerte ruido en el pasillo de los departamentos. G.O se puso de pie y se asomó por la mirilla. Daesung estaba inclinado, levantando herramienta que se le había caído al suelo. G.O dio un paso atrás cuando Daesung vio hacia la puerta de su departamento. Aunque él sabía que el hombre no podía verlo, eso fue escalofriante.

Daesung se movió un poco después de que G.O lo hizo. El hombre era tranquilo, reservado y hacía que G.O se acobardara. El hombre nunca le había dado a G.O alguna razón para que le temiera, pero aun así no podía evitar sentirse extraño cada vez que veía al hombre.

—¿Qué sucede? —Hansol preguntó desde el sofá.

G.O sacudió la cabeza, vio por la mirilla de nuevo, pero Daesung se había ido, el lio había sido limpiado. —Nada, amigo. A alguien se le cayeron algunas cosas.

G.O colocó el DVD y se sentó en el sofá, recargándose con Hansol y Bubba. Bubba era el oso que le dieron a Hansol en el hospital, y Hansol lo llevaba a todos lados. G.O había incluso atrapado a Hansol de vez en cuando tratando de alimentar al animal de peluche. Hansol era pequeño para sus seis años y ahora tenía que tratar con una discapacidad que era otro golpe para el pequeño niño. Pero G.O estaba determinado a enseñarle a Hansol que podía hacer lo que quisiera y ser lo que quisiera ser.

Su sobrino no tardó mucho en quedarse dormido, su pequeño cuerpo a un costado de G.O.

Agarrando a su pequeño sobrino, G.O lo llevó a su dormitorio y lo acostó, encendió la luz de noche antes de cerrar la puerta del dormitorio. Cruzó la sala con la intención de ir a la cocina por un vaso de agua, pero G.O se encontró caminando hacia la puerta del departamento. No estaba seguro de por qué, pero de nuevo se asomó por la mirilla.

El pasillo estaba vacío, la puerta de enfrente estaba cerrada, pero G.O no podía dejar de preguntarse sobre el hombre que se había mudado al otro lado del pasillo. Sacudió la cabeza mientras se alejaba y se sentó en el sofá. Vivir en la ciudad durante tanto tiempo había profanado sus células cerebrales. Todo el mundo era sospechoso.

G.O se estiró en el sofá. El departamento tenía sólo un dormitorio, era lo único que podía pagar. Le había dado la habitación a Hansol y G.O tomó el sofá. No fue un mal negocio. El sofá era profundo, mullido y totalmente cómodo.

Aun así no era una cama, pero no estaba mal para un segundo lugar. De todos modos, no era como si hubiera vivido la gran vida antes de venir aquí a cuidar de Hansol. Tener su propio lugar era un paso adelante de la casa que compartía con otros dos chicos.

G.O estaba complacido por la privacidad.

Incluso con un pequeño de seis años viviendo aquí, G.O estaba en el cielo.

Durmió profundamente, despertó a la mañana siguiente con los ruidos de Hansol luchando por salir de la cama. G.O bostezó y luego rodó del sofá, dirigiéndose a la habitación de su sobrino. Hansol se había enredado en las sábanas, tratando de sacar sus piernas. No podía patear sus piernas para desenredarse como cualquier otra persona podía hacer. Era una tarea más difícil para él.

—Un momento, amigo —dijo G.O mientras desenrollaba las sabanas y las hacía a un lado. Ayudó a Hansol a ponerse de pie y luego se dirigió a la cocina para empezar a preparar el desayuno. Gracias a Dios que hoy no tenía trabajo. Había cosas que necesitaba hacer, y Hansol tenía una cita para su terapia física en la tarde.

Cuando dejó el plato de comida delante de Hansol, sonó el teléfono. G.O lo tomó y revolvió el pelo de Hansol. —¿Hola?

—Buenos días, mi dulce pequeño bocado.

 

G.O sonrió. La profunda y fuerte voz de Moon Seung Ho siempre era una gran manera de empezar el día. Solo el oír la voz de Seung Ho le causaba un nudo en el estómago y que sus palmas sudaran. Era como ser un adolescente de nuevo y experimentar su primer amor, eso era ridículo, pero cierto.

El hombre había confundido y desconcertado a G.O cuando se conocieron, pero después de dos meses de salir juntos, G.O descubrió que le gustaba mucho la compañía de Seung Ho. Sólo escuchar la dulce voz del hombre era como una bocanada de aire fresco. —Buenos días.

G.O podría haber jurado que escuchó un suspiro de satisfacción en el otro extremo del teléfono, pero tal vez eso era una ilusión. Sólo eran amigos, pero G.O estaba enamorándose del enorme hombre. ¿Podría un hombre adulto enamorarse? No estaba seguro, pero se sentía así. —Sé que hoy es tu día libre. Me preguntaba  si podía acompañarte.

 El corazón de G.O se aceleró. Le encantaba pasar tiempo con  Seung Ho. —¿Cuándo?

G.O oyó que llamaban a la puerta. Era fuerte, hacía temblar la puerta sobre sus bisagras. Frunció el ceño mientras se dirigía a la sala. Esperaba que no fuera Daesung de nuevo. El hombre era atractivo, pero G.O realmente no estaba interesado. El tipo le daba un mal presentimiento. —Espera, hay alguien en mi puerta.

—Dejó el teléfono sobre la mesa al lado de la puerta y abrió, sonriendo como un bobo cuando vio a Seung Ho de pie moviendo las  negras y gruesas cejas.

—¿Qué te parece ahorita?

 

G.O se rio entre dientes mientras se movía a un lado para dar espacio para que Seung Ho entrara. Tomó el teléfono, y lo colgó. —Supongo que ahora está bien.

Eran amigos, nada más. G.O no estaba listo para un compromiso. Tenía que cuidar de Hansol y una vida muy ocupada. No creía que fuera justo para Seung Ho solo darle las sobras de su tiempo.

El hombre merecía más.

 

Seung Ho estaba bien con eso, venía cada vez que tenía oportunidad. El hombre era una gran compañía. No dolía que Seung Ho fuera muy guapo. Su enamoramiento tenía que ser sólo eso. Si G.O no estaba listo para un compromiso, entonces necesitaba mantener sus sentimientos acerca del hombre para sí mismo. Pero en momentos como éste, cuando él estaba viendo la hermosa cara de Seung Ho, mantener su decisión era difícil como el infierno.

—¿No tienes que trabajar en el rancho hoy? —G.O le preguntó mientras se dirigía a la cocina, Seung Ho siguiéndolo.

—No, Pá me dijo que podía pasar el rato contigo y el Señor Kim. —Seung Ho  hizo   una  pose   como  el   Increíble   Hulk, haciendo flexiones con sus brazos mientras arrugaba la cara y daba un gruñido. Hansol se deslizó de su silla, imitando al hombre. G.O estaba comenzando a impresionarse con el pequeño rugido de Hansol. Estaba mejorando.

Seung Ho siempre se refería a Hansol como el Señor Kim. Dijo que hacía que Hansol se sintiera importante. Mientras que Hansol fuera feliz, G.O no diría ni una palabra. Su sobrino no solía confiar en los extraños, pero en el transcurso de los últimos dos meses, Seung Ho y él se habían convertido en los mejores amigos.

¿Celoso? Tal vez, pero G.O sólo quería que Hansol fuera feliz, incluso si él no era el favorito del pequeño niño. Seung Ho tenía ese honor.

G.O vio como todo el cuerpo de Seung Ho se flexionaba mientras tomaba asiento en la mesa. Era como una montaña realineándose. La camisa roja pegada al cuerpo sobre el pecho de Seung Ho tensándose y mostrando los bien definidos bíceps y un pecho que hacía que G.O quisiera rogar para verlo. Podría no estar listo para una relación, pero no estaba ciego. G.O se aclaró la garganta ante la vista.

—Hay algo para desayunar en la estufa si tienes hambre.r13;G.O salió de la cocina, exhalando lentamente ante la impresionante vista de Seung Ho. Se dirigió a la habitación de Hansol, quitando las sábanas de la cama y poniendo sabanas limpias. Tenía que hacer algo con las manos porque tenía ganas de deslizarlas sobre el pecho de Seung Ho y sentir cada hundimiento y delgada línea que el hombre tenía.

Iba a esperar para arreglar la habitación de Hansol, pero G.O no quería que Seung Ho viera la cruda necesidad en sus ojos. Sería vergonzoso teniendo en cuenta que no estaban durmiendo juntos. No quería darle a Seung Ho una idea equivocada.

 

—¿Necesitas ayuda? —La voz de Seung Ho era baja con un ardiente toque que hizo que el pene de G.O se moviera bajo sus pantalones de algodón. Se mantuvo de espaldas a Seung Ho, rezando para no hacer el ridículo.

—Sólo voy a bajar a la lavandería. ¿Te molestaría quedarte con Hansol? —Tomó la canasta y dejó las sábanas sucias en ella, colocando la canasta frente a su ingle. Bueno, era seguro darse la vuelta ahora.

Tragó saliva cuando vio a Seung Ho apoyar el hombro contra la puerta de la recamara de Hansol. Sus parpados ligeramente cerrados, y veía a G.O como si supiera lo que el hombre estaba sintiendo. No había ninguna manera de que Seung Ho supiera la enorme lujuria y deseo que lo recorría ahora mismo, pero esos bonitos ojos grises estaban contando una historia diferente.

Seung Ho  asintió, hablando en voZ baja y seductora.

r13;Puedo cuidarlo.

 

Ese tono de voz no estaba ayudando a que su erección se fuera.

 

G.O se deslizó por un lado de Seung Ho. En realidad no había mucho espacio. La puerta no era tan grande, pero Seung Ho si lo era. Con un metro noventa y cinco, Seung Ho ocupaba una gran cantidad de  espacio.

—Ahora regreso —dijo en voz baja y tímida, mientras tomaba algunas monedas y se dirigió hacia la puerta, poniendo un montón de espacio entre él y el hombre más sexy del planeta. Con sólo oler el aroma de Seung Ho al pasar cerca del  hombre estaba a punto de hacerle estallar en los pantalones.

Maldición, tenía que controlarse.

 

Una vez que G.O estuvo fuera de su departamento, sintió que  podía  respirar  con  normalidad  de  nuevo.  No  era     un adolescente fuera de control por las locas hormonas. G.O era un hombre adulto con una responsabilidad. Derretirse en el suelo no era una buena cosa, no al menos para G.O.

Corrió por las escaleras hasta el sótano. Hacia la lavandería que estaba lo suficientemente cerca pero aun así G.O odiaba ese lugar. El sótano era espeluznante como el infierno.

Caminó por el largo pasillo que tenía solo un desnudo foco para guiar el camino. Las paredes eran de un feo verde menta, escarapelada en unas partes y manchada de óxido en otras. El edificio de departamentos era agradable, pero el sótano parecía haber sido olvidado. Las tuberías estaban expuestas sobre el techo, y el calentador de agua retumbaba  fuerte.

G.O entró en la habitación que albergaba las lavadoras y secadoras. Funcionaban con monedas, y sólo había dos lavadoras y dos secadoras, que trabajaban cuando querían.

Dejó las sabanas de Hansol en la lavadora, deslizando sus monedas en la pequeña ranura de metal. Por lo general, tenía que esperar hasta que Hansol estuviera dormido  para venir aquí. No había manera de que llevara a un niño de seis años de edad al escondite de Freddy Krueger. Eso era exactamente lo que esta sala le recordaba a G.O. Estaba esperando que un hombre en una camisa de color rojo y verde oscuro a rayas con garras de metal le saltara encima en cualquier momento.

G.O se estremeció.

 

Se giró para salir y vio a Daesung en la puerta con un cesto de mimbre con ropa bajo el brazo. Su sonrisa era amable, incluso infantil, pero la piel de G.O se sentía como si tuviera insectos arrastrándose sobre él. Quizás era porque se estaba imaginando a Freddy, o quizás era el hecho de que Daesung era extraño. G.O titubeó   un  segundo. ¿Cómo  podía   un   hombre  ser sexy y espeluznante al mismo tiempo? Simplemente no tenía sentido.

Sus ojos veían fijamente a G.O como si fuera un jaguar en un árbol esperando a atacar. Los párpados bajaron ligeramente, simplemente observando. G.O se apresuró a pasar junto a él, pero el tamaño de Daesung le cerró el paso. El hombre era ancho de hombros, y ese ancho se extendía hasta la cintura. Daesung no era un hombre pequeño. Parecía que jugó fútbol en la preparatoria. Aún tenía el cuerpo en forma, y lo llevaba bien, pero sus tranquilas maneras eran demasiado oscuras para el gusto de G.O.

—Discúlpame —dijo G.O mientras trataba de rodearlo.

—Mis disculpas, G.O. —Daesung se hizo a un lado, pero G.O podía sentir los ojos del hombre haciendo un agujero en su espalda mientras escapaba por el sombrío pasillo. Corrió escaleras arriba, apoyando la espalda contra la pared, cuando llegó a la primera planta. ¿Qué había en su nuevo vecino que lo asustaba tanto? El hombre no había hecho nada malo, solo ser cortés.

Cuando oyó que Daesung subía del sótano, G.O se apresuró a su departamento. Gracias a Dios, vivía en el primer piso. Se escapó fácilmente. Rápidamente cerró la puerta detrás de él y se dirigió rápidamente a la habitación de Hansol.

G.O necesitaba un momento para recobrar el aliento.

—¿Lavandería hecha?

 

G.O se controló antes de sobresaltarse. Seung Ho le sonreía en la puerta, pero su sonrisa se deslizó de su rostro. Debió de haber visto el rubor en la cara de G.O. —¿Qué sucede?

G.O sonrió, alejando la pregunta de Seung Ho como si fuera un molesto insecto. —¿Hansol terminó de comer?

 

La cara de Seung Ho se ensombreció con algo cercano a la ira, y luego, rápidamente desapareció, apareciendo en su lugar, una radiante sonrisa. —Terminada.

—Iba a limpiar hasta la hora de la cita de Hansol, pero si tienes otra cosa en mente... —G.O dejó la frase interrumpida mientras guardaba la canasta en el armario y luego cerró la puerta. Para ser una pequeña recamara, el espacio del armario era asombroso. Toda la ropa de Hansol y G.O cabía y sobraba lugar. Teniendo en cuenta que no tenían otra recamara eso era un regalo del cielo.

—No, sólo quería   pasar   el   tiempo   con   ustedes dos. Podemos ver una película o puedo verte limpiar. —El tono de broma hizo sonreír a G.O. Sin importar lo que estuviera pasando en su vida, Seung Ho siempre parecía hacerle sonreír.

Seung Ho entró en la pequeña habitación. El aire de inmediato fue chupado del lugar, dejándolo sin oxígeno para que G.O pudiera respirar. El tipo era de un tamaño impresionante, pero tan cerca parecía enorme junto a G.O.

—Hay una nueva película en el cine del pueblo. Es pequeño, pero podríamos ir ahí.

G.O había visto el nuevo edificio en un lado de  la ciudad. El administrador de su edificio de departamentos le había dicho que Kim Jongin era el alcalde y estaba expandiendo el pueblo. La estructura de ladrillo rojo no era tan grande como los de la ciudad, pero era lo suficientemente grande como para albergar cuatro pantallas grandes para ver películas. Una de esas pantallas, incluso estaba preparada para las películas 3-D. Al menos eso era lo que el letrero fuera de la sala de cine anunciaba.

Quizás un día afuera con Hansol y Seung Ho era lo que G.O necesitaba. Asintió, mirando a los  ojos  a  Seung Ho. —Podemos ir. Tienes que revisar qué se exhibe y con qué horario. —G.O no tenía computadora ni uno de esos teléfonos celulares elegantes que tenían Internet. Infiernos, apenas podía permitirse el teléfono de la casa.

El dinero del seguro del incendio que cobró la vida de los padres de Hansol era para pagar las facturas médicas de Hansol y su terapia física, y eso era todo. La póliza no era muy alta, pero G.O no había venido hasta aquí buscando hacerse rico con su sobrino o su hermana fallecida.

G.O alejó ese pensamiento cuando Seung Ho levantó su pesada mano, cicatrices cubrían sus gruesos nudillos, lo que demostraba que había trabajado duro. Rozó un lado de la cara    de G.O, con una floreciente sonrisa jugando en sus labios. —¿Me avisarás cuando podamos dar un paso más allá, verdad?

G.O parpadeó un par de veces, tratando de limpiar de su cabeza la magia de Seung Ho que parecía hacerlo girar. Se sintió  asintiendo mientras tragaba el nudo en su garganta.

—Bien —Seung Ho pasó la punta de los dedos sobre los labios de G.O, con un profundo anhelo en sus ojos. G.O miró hacia otro lado y dio un paso atrás.

—Revisa las películas mientras preparo a Hansol. —Debido a que si se quedaba por más tiempo en la habitación, G.O no estaba seguro de que su plan de ser solo amigos, se mantuviera firme.

 

 

 

 

 CONTINUARA...

 


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