Makoto era una droga.
Y Teppei se había vuelto un maldito adicto.
La primera vez que se habían visto con tan solo un par de miradas muy sugerentes por parte del moreno, Teppei le había seguido afuera del bar, a un callejón oscuro donde el moreno ni tardío ni perezoso se había hincado y lo había felado hasta dejarle con las piernas temblorosas. Kiyoshi había estado un poco ebrio, tratando fallidamente de superar sus penas tras el divorcio con Hyuga pero se dio cuenta que el alcohol solo provocaba que su estómago ardiera y que al día siguiente la resaca lo tumbara.
Makoto tenía efectos más peligrosos que el alcohol.
Tenía una belleza que lo seducía con fuerza abrumadora, lo llevaba a las puertas del cielo con los movimientos que hacia cuando lo montaba y lo tiraba a las puertas del infierno cuando con esa dulce boca hablaba crueldades que lastimaban su ya herido corazón.
-con razón tu ex te dejo…- susurro Makoto en la habitación del motel que estaban usando esa noche, acostado boca abajo, deliciosamente desnudo y un cigarrillo que era la única cosita que alumbraba la oscuridad del lugar.
-eres un bobo romanticón… empalagas… odio a la gente como tu…- una sonrisa bien plasmada en las palabras y una dulce caricia en su pecho con la mano que portaba el cigarro.
Seria obvio que las cenizas ante el movimiento cayeran y Teppei no se quejó, ni un poco pese al ardor que le produjo la quemadura… y a Makoto aquello le complació como nada.
-buen chico… - con un susurro casi amoroso el moreno aventó la colilla del cigarrillo al suelo, Teppei omitió el comentario de que podrían morir incendiados pues el piso estaba alfombrado y una colilla de cigarro podría muy fácilmente iniciar uno… no importaba… si moría incendiado con una criatura tan cruel y tan hermosa como Hanamiya… se daría por bien servido.
-¿estás listo para la segunda ronda corazón?-
¿Cómo era posible que de la misma boca salieran palabras amorosas y venenosas con tanta facilidad? ¿Cómo era posible que una persona le provocara dolor y placer al mismo tiempo? ¿Cómo era posible que una parte de el amara a este prostituto y le repudiara?
-aah… la tienes ya tan dura…- el moreno se había sentado en sus muslos con la intención de estimularlo, al ver que ya no era necesario, lamio sus labios con gula.
-te la voy a chupar… y voy a apretarte los huevos para que no te corras… hasta que yo quiera… hasta que yo te lo diga lo vas a hacer… ¿te quedo claro?-
Teppei asintió en muda obediencia… Makoto era un amante demandante, para nada sumiso, ni tímido, ni mojigato… tan contrario a…
-aahh…- gimió cuando la boca de Makoto le tomo entero, la punta de su verga chocando contra la parte posterior de su garganta, los músculos masajeando todas las formas de la erección… y no se tenía que mover… no podía, no debía, a veces, solo cuando el dolor emocional era muy grande, se movía a propósito para recibir su castigo… Makoto adoraba morderlo, quemarlo, azotarlo… y él nunca se quejaba.
La mano que apretó la base de su pene hizo que no se corriera como estaba a punto de hacerlo, el moreno resiguió con su lengua la gruesa vena que irrigaba su erección y brindo unos mordisquitos un poco agresivos en el glande y la uretra.
-hoy traigo muchos cigarros… no te va a convenir no obedecerme…-
Teppei hundió su cabeza contra la almohada y respiro profundamente, deseaba correrse… pero no deseaba correrse…
-lo quiero hacer de a perrito…- y obediente, el castaño se hinco detrás de Makoto que ya estaba en 4, expuesto, dilatado y abierto para el… aun así Teppei quiso prepararlo un poco más e introdujo con cuidado, casi con dulzura un dedo, tanteando, moviéndolo con temor a lastimarle.
Makoto rio con burla.
-me acabo de montar en tu verga ¿y me estas preparando como si fuera una virgen? Déjate de ridiculeces… métela ya…-
Aun así, Teppei se introdujo en el despacito, dándole tiempo a que se volviera a acostumbrar a su tamaño e inclinándose hacia en frente para besar la piel pálida de la espalda y los hombros de Makoto…
-hazlo fuerte… cógeme duro…-
Y Teppei hizo todo lo contrario, moviendo su cadera lentamente, abrazándolo, besando su cuello delgado, acariciando los cabellos negros y alborotados.
-sshhh…- susurro el castaño, impidiendo que el moreno se liberara de él, abrazándolo con mayor fuerza… besando sus mejillas y obligándolo a girar su rostro para besar sus labios.
Makoto ya no le rehuía, la primera vez lo había abofeteado, otras veces lo había mordido e incluso otras veces se había separado de él y se había comenzado a vestir, molesto y rabiosos porque a un prostituto jamás se le besaba en la boca…
Y ahora estaba ahí… aceptando sus abrazos, correspondiendo a sus besos, llorando por que se había enamorado… tenía meses que lo había hecho y que Teppei era su único cliente.
-te odio… - susurro cuando el beso termino y con las mejillas rojas, evitando ver directamente a este idiota, bobo, sentimental, permitió que le embistieran con ternura.
Makoto era una droga… y Teppei era un adicto…
Teppei era la luz y Makoto estaba sumergido en la oscuridad más profunda.
Makoto era un prostituto y Teppei era un pediatra…
Y las manos que habían curado a tantos bebes, también habían abierto el corazón de Makoto.