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Era un día tan caluroso como siempre en Sindria, todo es armonía o eso se cree ya que solo un habitante estaba harto. Y no era nada menos que el mismísimo Rey.
-Dejo caer su rostro contra el escritorio sin importarle en lo más mínimo, desde muy temprano Ja'far lo había levantado y llevando a rastras por el papeleo acumulado por ir a Magnostadt. Juntando más el calor que estaba desde temprano era un martirio –
-Venia entrando con una pila de documentos un poco más chica, al ritmo que "iba" Sinbad (claro si contamos las 40 amenazas hacia su integridad no tenía nada que ver) estaría ya el corriente con lo esencial, pero ver ahora que estaba flojeando solo le provocaba una inmensas ganas de estrangular lo - Si sigues así nunca vas a terminar y ten por seguro que se irá amontonados más de lo que ya está... - Dijo mientras ponía aquellos papeles a un lado-
-Soltó un quejido de protesta pero al mirar de reojo al pecoso se puso a seguir leyendo pues esa mirada que le mando prometía un infierno peor el cual sentía por el clima- Ojala pasara cualquier cosa.. - Murmuró hastiado-
Pero bueno hay cosas que enserio nunca debes desear por nada del mundo y es que Sinbad olvidaba algo importante... Que a veces sus comentarios podían cumplirse para luego arrepentirse, aun así nunca aprendería la lección.
-Y justo cuando ya iba a empezar a sermonearle una luz comenzó a emanar en medio de la habitación - Pero que... - Exclamó mientras cubría con su brazo izquierdo su rostro ya que esa Luz comenzaba a cegarlo –
-No tuvo tiempo de decir y mucho menos de cubrirse a tiempo, la Luz le cegó por completo provocándole no ver nada de forma momentánea-
Y así como apareció aquella luz se desapareció dejando ver 4 siluetas, 3 más pequeñas y la otra figura alta con un sombrero verde que era fácil reconocer. Sinbad fue el primero en recuperarse y reconocer a Yunan, no le molestaba la presencia del magi errante pero estaba furioso por la forma de entrar y es que la oficina quedo hecho un desastre con todos sus papeles en el suelo.
Nunca me eh quejado de las pocas veces que vistas... Pero ¿Era necesario lleg.. - La ira corría de forma violenta por sus venas pero no pudo terminar de hablar cuando las otras siluetas comenzaron a distinguirse, dos chicos pequeños entre los 12 y 13 años lloraban de forma desconsolada abrazados si hubiera prestado más atención a ellos los rasgos de ellos se le hubieran hecho muy familiares en dos personas que conocía. Sin embargo quien captó totalmente su atención fue el joven que estaba cerca de Yunan- ¿Que está pasando?.. - Apenas logró articular y no era para menos pues ese chico era su viva imagen, el mismo cabello morado e incluso igual de largo a excepción por la ropa. El no portaba los aretes que él tenía, también el color de ojos era diferente de un rojo fuerte pero a la vez suave que desprendía calidez unos ojos que él ya había visto en otra persona antes hace muchísimos años atrás, pero ahora la mirada de ese joven estaba ausente-
-Se sintió tambalear por a verse tele transportado de esa forma tan repentina pero era una emergencia si hubieran seguido no la hubieran contado- Bueno la respuesta a tu pregunta... - Comenzaba a decir de forma nerviosa por la reacción que el otro iba a tener, dejo salir un suspiro mientras le miraba de forma seria - Ya que por motivos que después debo explicar de forma más detallada solo puede decirte, que el chico que está a mi lado es nada menos que tu hijo - Dijo de forma más firme el magi y viendo como el otro se ponía tan pálido al escucharlo-
Un silencio sepulcral se hizo presente mientras los sollozos se dejaban de escuchar, todos vieron al rey de Sindria pero para cuando menos se dieron cuenta vieron como caía de forma cómica al suelo inconsciente. Permitiendo dejar reír un poco a los chicos que antes lloraban.
-Aunque Yunan no lo hubiera dicho era muy obvio él era muy joven cuando conoció a Sinbad, su cara reflejaba la incredulidad cuando miro al magi pero solo bastaron mirarse para comunicarse todo sin necesidad de hablar, dejó salir un gran suspiro por el día que seguro les esperaba-
Ahora era cosa de esperar a que Sinbad recobrara la conciencia.