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¿Y tú...? por YuuukiChan12

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Notas del capitulo:

Holaaa! Esta es el segundo capitulo de este fic. Se que es algo extraño pero de verdad queria compartirlo. 

Bueno sin más los dejo con el capitulo. 

No quise escuchar nada de lo que gritaron o dijeron yo corrí tan rápido como pude, sin dudarlo sin pensarlo dejando mi paraguas en la escuela haciendo que me mojé entero en el trayecto. Pero no me importó, quería escapar de allí, quería buscar ayuda consuelo en algún brazo, pero... ¿Dónde ir? No tenía nadie a quien recurrir, no tenía lugar al que escapar con mi pesar. Estaba solo.

Cuando ya no pude más correr sin rumbo fijo me deje caer de rodillas en el suelo, no había nadie, estaba completamente vacío el lugar.

Dolía, dolía tanto, hasta el día de hoy recordarlo me deja un sabor amargo en la boca, jamás había sentido esto. Me traicionó, mi mejor amigo me traicionó, él era tanto para mi tanto. No me dolió tanto por Aomine. Lo que me dolió fue lo de Kise, me dolió el alma, me partió el corazón en mil pedazos. Mi mejor amigo me había abandonado, esa persona que juro quererme, que juro nunca abandonarme, cuidarme y pegarle a cualquiera que me lastimé, esa persona esa a la que tanto ame me había traicionado.

Y lloré.

Gritando y llorando con fuerza abrazando mi propio cuerpo en busca de consuelo, pensando que quizá si yo me abrazaba no es estaría tan sólo.

No sé cuánto tiempo quede allí tendido en el suelo en un mar de lágrimas, lágrimas que se mezclaban con la fría lluvia esa que acariciaba mi cuerpo y callaba mi llanto.

-          Kurococchi. - Escuché a mis espaldas. Pero no gire, no tenía el valor de mirarlo otra vez. - Kurococchi yo... - Kise se paró frente a mí y se acomodó en cuclillas para mirarme de frente, pero yo no lo mire no podía hacerlo. - ¡Yo te amo Kurococchi yo te amo! - Gritó con fuerza, la voz se le partió en la última palabra y el igual cayó al suelo frente a mí, me tomo por los hombros y de manera brusca me atrajo hacia él, abrazando me con fuerza por la espalda atrapándome en sus cálidos brazos. - ¡¿Por qué Aomine Kurococchi?! ¿Por qué él? Él me dijo, dijo que quería intentarlo contigo que quería algo más que un rato que te quería, él quería ganarse mi confianza, mi aprobación. Para te hablé bien de él... - Kise hablaba entre llantos su voz era difícil de entender sin embargo podía hacerlo a la perfección - Pero en cuanto le di una oportunidad de tener algo rápido conmigo, algo pasajero, no dudo en hacerlo no dudo en tirar todo a la basura, sus palabras eran tan falsas, él no te merece, él no te ama no te quiere de ese modo, no lo hace Kurococchi, no lo hace… - Kise no podía parar de llorar, no podía. - y yo... Yo si te amo si te cuido si tu... Si tú estás conmigo te juro cada día será maravilloso, te llenare de besos y amor, jamás estarás solo otra vez. Seré tu amigo, seré tu novio seré todo para ti. Yo te amo tanto, tanto, tanto Kurococchi. No entiendes cuanto te amo. Yo te haré yo-

-          No digas más Kise-kun...- Susurré. Levanté lentamente la vista para que mis llorosos ojos chocaran con los de él. Estaba dolido, estaba destruido. Su corazón había sangrado desde hace mucho, él me amaba, eso lo entendí de inmediato, pero yo sabía que eso no era verdadero amor- Ya no...

-          Por favor yo-

-          Shh- Moví mis brazos para corresponder su abrazo él me atrajo más, podía sentir su aroma, su calor reconfortante, lo abrace como jamás lo había hecho, con amor, con fuerza. No pude evitar llorar con fuerza sobre su hombro, Kise igual lloro desconsoladamente sabía perfectamente que ese sería nuestro último abrazo. Yo amaba a Kise, quizá no del  mismo modo que el a mí, pero lo amaba, era mi amigo, mi hermano, mi todo, y ahora ya no lo volviera a tener. Más que la traición, más que perder a Aomine, más que todo lo que realmente me dolió fue que ese día perdí a mí mejor amigo.

Cuando perdí a Kise algo dentro de mí también de perdió, algo re rompió, algo que jamás tendría arreglo.

No sé cuánto tiempo Kise y yo lloramos abrazados. Pero fue mucho, tanto que cuando terminó ya no tenía fuerza, ya no tenía lágrimas. Nos alejamos lentamente mirándonos a los ojos, ambos dolidos por lo que estaba por venir. Nos paramos y el tomo mi mano, la acarició suavemente estaba fría y la mis igual, era tan suave, aún ahora extraño ese tacto. Me di la vuelta sin soltar su mano y lentamente me pare, sin dejarla ir, luego comencé a caminar separándonos cada vez más hasta que nuestras manos se separaron por completo. No mire atrás, aun cuando escuché sus súplicas, aun cuando escuché su desesperado llanto no mire hacia atrás. Sentí que mi vida se iba a cada paso, el dolor aumentaba hasta no tener fin, pasó tras pasó. Quise volver, llorando y caer en sus brazos, esperando que esa amistad no acabara ahí, no quería perder a mi mejor amigo a mi hermano, pero no podía volver, yo sabía bien que ya no podía volver.

Luego de ello deje de ir a clase por un tiempo, les dije a mis padres que estaba enfermo y al ellos no estar no fue necesario fingirlo. Se encargaron de hablar con la escuela para que mis faltas no corrieran, recibí un par de llamadas de mis amigos pero al parecer ellos igual creyeron lo de mi enfermedad.

Realmente no sé si aún ahora pude superar lo de Kise, cada vez que pienso en ello me duele el corazón, es una punzada aguda, un vacío que jamás fue llenado. Sé que para él fue igual, nos amamos como nadie pudo hacerlo en este mundo, fue diferente nuestro amor claro está, no fui capaz de quererlo como él a mí, la verdad muchas veces me sentí culpable por ello, quizá si yo lo hubiera visto de ese modo mi vida hubiera sido más feliz. Pero no pude amarlo de ese modo, realmente hubiera querido hacerlo, Kise me hubiera hecho feliz, yo sé que él me habría hecho muy feliz.

No le guardo rencor. Siempre permanecerá en mis recuerdos como alguien especial, alguien irremplazable.

A pesar de lo ocurrido tampoco pude olvidar a Aomine, yo quería estar con él, a pesar de todo algo dentro mío me impedía alejarme de él tan pronto.

Ese domingo no fui a verlo, y a pesar que no me dijo nada sé muy bien que él me espero por horas en ese lugar, pero yo no fui, no tenía la fuerza para ir.

Superar a Kise fue una de las cosas más difíciles de mi vida. Los primeros días no comía, no salía, apenas si podía salir de la cama y a pesar de que ya no lloraba sé que eso solo empeoraba las cosas. Baje mucho de peso y mi salud  física igual, ni siquiera podía bañarme.

Me sentía solo, estaba solo.

El tiempo pasaba y yo seguía igual, a la escuela no iba hace semanas con la excusa de la enfermedad, al estar vacía mi casa podía quedarme todo el día en la cama, agonizando, sufriendo en silencio. Recuerdo haber comido con suerte varios bocados cada tanto, lo suficiente como para vivir, pero en estos momentos acariciar la idea de la muerte fue lo que más quise, sin embargo algo me detuvo, no sé qué fue pero yo sentí que la vida algo tenía planeado para mí, pero no supe que.

Cuando mis padres me vieron me llevaron de inmediato al hospital, allí decidieron internarme una noche y alimentarme por medio de suero. Estaba anémico, mis defensas habían caído y mi descuido alimenticio al parecer acarreo varios problemas más. Estuve allí unos días, como era de esperarse solo, y cuando mejore tome una decisión, salir adelante.

Comencé a comer y bañarme, luego lentamente a salir de casa y finalmente volver a la escuela, ese fue un reto difícil, sentí que en cuanto viera a Kise todo se me vendría encima una vez más. Aun así tenía que volver, tenía que continuar mi vida, por mí, y también por Kise, sabía bien que el querría lo mejor para mí.

Cuando volví el ya no estaba en la escuela, se había cambiado a Kaijo. Supe entonces que no volvería a verlo otra vez. No pude evitar que una lagrima rebelde callera de mi rostro al escuchar la noticia.

Nadie pregunto qué había pasado entre Kise y yo, todos entendieron de inmediato que sería un tema que no estaría dispuesto a contar. Pero entendieron que fue grave en cuanto no se supo más de la vida de Kise.

Cuando volví al club de Basket, inicie nuevamente los entrenamientos, pero yo ya no tenía el mismo ánimo para jugar, Aomine ya no venía a los entrenamientos, y Kise ya no estaba conmigo, si bien apreciaba al resto de mis amigos no era lo mismo.

Fue entonces donde entra él.

-          ¡Ya deja de lamentarte en silencio! – Gritó de la nada Kagami en medio de un entrenamiento - ¡No actúes como si no notáramos como te sientes! ¡Ya deja de sufrir y ponte a jugar enserio idiota! –

Kagami no me conocía. Kagami no tenía confianza conmigo. Kagami era a mis ojos un extraño, uno que con suerte veía cada clase de basket. Sin embargo, él me dijo lo que nadie se atrevió a decir, el con esas simples frases me hizo ver la realidad.

Estaba diciéndome la verdad, me había empeñado tanto en olvidar a Kise que no me di cuenta de lo que se veía a mí alrededor, que a pesar de estar intentando aculatarlo, a pesar de negar mis sentimientos, así no se olvida, así no sana la herida.

Ese día fue el inicio de una gran amistad.

Comencé a hablar con Kagami, la verdad es que de casualidad siempre nos encontrábamos Maji Burguer, y en el basket comenzamos a coordinar muy bien, él podía atrapar mis pases él podía ser mi luz.

Aomine por otro lado dejo de hablarme, y yo tampoco tuve el valor de hacerlo. Ya directamente no iba al club y a los partidos, Kagami se quedó con la camiseta y al parecer no me importó. No pasó mucho hasta que el igual se cambió de escuela. Quise ir a buscarlo, aún lo quería aún deseaba estar con él, sin embargo sabía que no podía hacer cambiar a Aomine no podía hacer que fuera el Aomine a quien yo quería. O por lo menos no en este estado, necesitaba fuerza, para poder enfrentar mis miedos.

Seirin me acogió, el afecto que poco a poco comencé a desarrollar por mis nuevos compañeros fue incrementado, todos crearon algo en mí, algo nuevo y a la vez algo viejo. Yo quería jugar con ellos, yo quería estar con ellos, y la idea de que nuestros entrenamientos siempre fueran así me encanto, me pareció un sueño, uno del que no quería despertar. Gracias a ellos salí adelante, ellos llenaron el vacio en mi interior y si bien la herida no sano del todo pude continuar, pude luchar.

Luego de eso el resto de mis amigos de Teiko igual se cambiaron de escuela, desconozco la razón pero sé que para todos fue lo mejor, yo necesitaba rehacer mi  vida, el pasado, mi pasado en Teiko era algo que deseaba alejar, necesitaba olvidar a Kise, necesitaba olvidar a Aomine, y en ese instante solo deseaba estar con mis nuevos compañeros de Seinin. También creo que mis amigos lo sabían quizá por ellos todos se fueron, dejándome olvidar el pasado.

Siempre le estaré agradecido a Kagami, fue quien me despertó y quien tiempo después me acompañó, fue en alguien que sentí podía confiar, me costó mucho hacerlo, el recuerdo de la traición estaba latente en mí, y tenía me volvieron hacer lo mismo otra vez. Pero él logro que yo pudiera volver a enfrentar al mundo una vez más.

Volví a vivir, volví a confiar, volví a ser Kuroko Tetsuya una vez más.

Con el pasar de los días, supere a Kise, sé que suena muy romántico decirlo así, pero así es como fue. Pero a quien no olvidé fue a Aomine. Él habla sido tan especial para mi también. Era mi antigua luz, era a quien yo quería y si bien me había dejado yo soñaba algún día poder recuperar al Aomine que alguna vez fue. Me parecía imposible lo sé. Él ya había perdido su amor por el basket y en cierto punto todos en Teiko dejamos de amarlo como antes. Quise ayudarlos realmente me gustaría que todo fuera como en mis días de Teiko cuando la vida parecía más fácil.

-          ¡Vamos chicos que este año sé que ganaremos la Copa! - Nos alentaba siempre Riko luego de cada duro entrenamiento. Sería en ese lugar donde volvería a verlos a mis amigos de Teiko, y donde yo deseaba poder por fin liberar mis ataduras del pasado, enfrentarlas, enfrentar mi pasado.

-          No te preocupes.- Me dijo Kagami, sin dejar de mirar a Riko, con un brillo en los ojos, uno fuerte, repleto de ansiedad. – Derrotaremos al idiota de Kise y aplastaremos al hijo de puta de Aomine.- Me aseguro – Ya lo veras Kuroko.- Yo sonreí levemente

Si bien jamás le dije a Kagami lo que paso estoy seguro de que el comprendió lo ocurrido, o por lo menos lo que yo deseaba hacer. Enfrentarme a mis ex compañeros, derrotar a mis ex compañeros.

El me apoyaría a enfrentar mi pasado y mi inminente futuro.

Kagami quería protegerme, de todos, del mundo, pero de quien no podía protegerme era de mi mismo.

En esos momentos ni él ni yo podía detener lo que me aguardaba el futuro.

Yo sabía bien debía olvidar mi amor por Aomine y en mi ingenuamente pensé que yo podría amar a otra persona, podía así olvidar a Aomine, seguir mi vida, y ser feliz con alguien más. Era mi sueño, era lo que deseaba, poder enamorarme, poder ser feliz, ser de alguien y que ese alguien sea mío.

Y lo conocí.

Fue un día caluroso, el fuerte sol iluminaba el lugar, la suave brisa del viento movía con calma unas pocas nubes que osaban posarse en el cielo. Yo caminaba de regreso a mi casa, había pasado luego de la escuela a comprar un libro a una librería cercana al instituto, era de uno de mis autores favoritos Haruki Murakami, libro con el cual yo realmente me identificaría.

Pase por una cancha de Basket, y como siempre no pude evitar mirar como un par de chicos jugaban, no podía evitarlo, amaba el basket, y amaba las expresiones de diversión que cada joven ponía al jugar. Quede ahí varios minutos, no me importaba llegar tarde a casa, no es como si alguien me estuviera esperando ni nada similar. Pero entonces unos chicos más grandes entraron en escena, ellos comenzaron a molestar a los otros chicos que jugaban, insultándolos y amenazándolos. Yo no pude quedarme callado, sin siquiera dudarlo entre a la cancha dispuesto a defender a esos dos jóvenes. Sabía bien que era imposible que alguien con mi físico hiciera algo pero no podía quedarme callado viendo tal injusticia.

-          Dejen de molestarlos, ellos llegaron primero.- Intervine, y como era de esperarse todos los presentes gritaron espantados ante mi repentina aparición.

No recuerdo mucho sus palabras, pero me insultaron de arriba abajo y rieron entre ellos. Pero al parecer mi nula expresión no les gustó nada. Uno de ellos se acercó a mí y me tomo de la remera levantándola un poco y acerco su sucio rostro hacia el mío, mirándome con furia. Pero antes de que el pudiera decir algo un chico le pego un fuerte golpe en el rostro que lo obligo a soltarme y caer en el suelo.

Yo estaba algo descolocado y me tomo unos instantes en reaccionar y mirar a quien sería mi héroe, pero ingenuo fui al pensar que alguien como él podría ser un súper héroe.

 Sus cabellos eran blancos tirando a gris, sus ojos de un amarillo grisáceo, su rostro rebelde y atractivo, su sonrisa macabra y seductora. Él era Haizaki Shogo.

No tengo las más remota idea de por qué alguien como él me protegió, quizá había tenido un buen día y ayudar a alguien le pareció adecuado, pero en ese instante yo no sabía quién era Haizaki.

Los demás sujetos molestos intentaron atacarlo sin embargo no les costó mucho darles una paliza a todos ellos y salvarnos a mí y a los chicos de esos matones. Lo chicos agradecieron rápidamente y tomaron su balón para salir del lugar, yo por mi parte quede mirándolo varios instantes. Él me sonrió.

-          Eres lindo. – Me dijo, yo no supe que responder al respecto. Se sacó la mochila y saco un trozo de papel en el que escribió algo- Ten. – Me lo entrego un numero escrito en este – Ya sabes cuándo me necesitas llámame.- Su soberbia y rebelde sonrisa me atrajo, dicho esto el simplemente de dio vuelta y se fue del lugar.

Yo quede plasmado, contemplando el papel y sin siquiera dudarlo lo guarde.

Pasaron los días y no supe nada de él, pero no pude evitar querer verlo otra vez. Él era lindo, y me había ayudado, y yo siquiera pude darle las gracias ese día. Varias veces me encontré pensando en su atractiva sonrisa, y en esos rebeldes ojos.

El tiempo siguió transcurriendo y un día volví a verlo. Me estaba esperando a la salida de la escuela, yo ni siquiera dude en acercarme a él. Me sonrió, una sonrisa que sin duda me pudo dominar.

-          Damos una vuelta.- Me dijo.

Hasta el día de hoy no sé cómo se enteró a que escuela iba, pero esa tarde no me importo, yo lo seguí, había algo en él que me atrajo.

-          Mi nombre es Haizaki Shogo.- Me dijo, llevaba una de sus manos en los bolsillos  y la otra cargando una pelota de basket. Miraba al mundo como si quisiera destruirlo. - ¿Y tú?

-          Soy Kuroko Tetsuya.- Respondí, estaba algo emocionado pero tristemente no podía demostrarlo físicamente, mi rostro seguía inexpresivo y aburrido.

-          Deberías sonreír mas Kuroko.- Me miro – Eres lindo.- Volvió a decirme

Caminamos en silencio un rato. Me llevo hasta una cancha de basket donde tomando el balón que llevaba en la mano, entro a esta y corriendo y picando la pelota la encesto, era claro que quería jugar conmigo y yo no dude en aceptar su oferta.

Jugamos un rato y sin duda me divertí mucho ese día, luego el me acompaño hasta mi casa y sin escrúpulo o vergüenza beso mi mejilla y se fue.

Me gustó mucho debo admitir, me parecía alguien bueno, algo soberbio y atrevido pero me gusto. Pero yo no lo conocía realmente, y muy tarde me di cuenta de cómo era Haizaki.

Comencé a verlo de vez en cuando, el solía ir a buscarme a la escuela y acompañarme a mi casa. Kagami no estaba a favor de esto, no le agradaba Haizaki y yo sabía que el solo quería cuidar de mí. Si bien me gustaba Haizaki yo todavía no había podido olvidar a Aomine.

Lo extrañaba. Sus sonrisas, sus pases, el modo en que el sudor deslizaba por su frente, el brillo en sus ojos al tomar el balón, como su ágil cuerpo se escabullía entre los jugadores. Lo extrañaba tanto, salir juntos, comer helados, conversar y entrenar juntos. Lo extrañaba tanto, él era mi luz, y si bien Kagami ahora había remplazado con éxito ese lugar no significaba que yo no pudiera extrañarlo. Sé que había cometido errores, sé que ya no era el mismo Aomine pero mis sentimientos no habían cambiado.

Fue un día de invierno cuando volví a ver a Aomine. Estaba igual que siempre, sus azules ojos, su morena piel, su eléctrico cabello, era él, era el Aomine que quería, por fuera claro está, pero seguía siendo él.

Al vernos sin decir nada tomamos asiento en un banco en la plaza, yo ocultaba mi rostro en una negra bufanda debido al frio aire. El traía una campera azul opaco y posaba sus manos en los bolsillos. Ambos mirábamos el suelo, sin poder decir una palabra.

-          Aomine-kun…- Susurré, sabía que era el momento, pensé mucho tiempo en cómo decirlo, en cómo llegar a Aomine, en como poder tenerlo para mí una vez más. – Yo-

-          Lo se Tetsu.- Dijo interrumpiendo mis palabras – Yo también me confundí contigo. – Prosiguió – Pero lo nuestro no fue nada de eso. Nada más. Lo siento.

Fue con esa frase que por fin mi corazón se rompió. 

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les parecio? 

La verdad es que no es mi intencion dejar a ningun personaje como el  "malo de la pelicula", la verdad es que los quiero mostrar humanos, por que las relaciones humanas son así, todos cometen errores, no siempre hay un principe azul. 

La historia sera con mucho AllKuro ya que se ira viendo su camino al amor. 

En fin. Comenten amo saber lo que piensan 

Muchas gracias por leer! 


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