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[A very long day] por JuJu_Lee

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Notas del fanfic:

LES VOY A SER SINCERA. Necesitaba escribir un lemon. No es demasiado explícito, suelo escribir lemons bastante hards  (Gracias al partner de mi rol que es un verdadero dios roleando) pero no quise apresurarme tanto, estoy empezando recién con los fanfics pero si les gusta me dicen:/.

Y bueno, eso quería explicar, como hace mucho nada de acción para mi rol de Onew así que DE ALLÍ SALIÓ ESTO.

Y sí, no tengo vida social y uso el rol.-3-

JinKi cierra la puerta con un suave "Click" mientras se despojaba de su abrigo, dejándo las llaves de su auto en la mesita de centro en la sala de estar y desató su corbata, había sido un largo día. Acababa de regresar del trabajo, ansiando con todo su corazón que su novio estuviera en casa, ya que no recordaba cuál era su horario de clases ese día. Revisó la hora, 6:00 PM en punto. Imposible que su pareja no estuviera en casa.

Y efectivamente así era. Encontró a su amado balanceándose alrededor de la cocina. KiBum, quien sólo vestía la sudadera blanca grande de JinKi, pareció no haber notado que su mayor ya estaba en casa, puesto que continuaba con su baile seguramente improvisado, balanceandose de un lado a otro.

Y además, por lo que JinKi notó, estaba demasiado ocupado cocinando mientras baila al ritmo de la música que tarareaba. Por obvias razones, el mayor de ambos quería disfrutar del espectáculo que indirectamente le brindaba el menor.

Sin más, se poyó en el marco de la puerta, mientras poco a poco desabrochaba su camisa, se le hacía un poco molesta para ese tiempo.

Sí, porque le estorba incluso respirar desde el momento en que mantuvo sus ojos fijos en los muslos de KiBum. Lisos y blancos, sin venas marcadas y mucho menos vellos, sus músculos estaban tan levemente formados que le daban un aspecto escultural. Irreal. Y eran suaves y regordetes, perfectos como sólo el menor podía ser.

En su ensimismamiento JinKi pudo notar como el baile se detenía poco a poco, ya que KiBum se arrastró al refrigerador y se inclinó un poco para alcanzar lo que estaba más bajo. Y JinKi contuvo la respiración, a su vez abrió sus ojos de manera casi descomunal al darse cuenta de que su pequeño novio no llevaba nada debajo de aquella sudadera.

Analizó el momento. Tenía a su novio, mostrandose a él distraidamente, mostrando todo aquello que volvía loco a JinKi. Literalmente estaba expuesto frente a él.

De acuerdo, en realidad JinKi no lo pensó dos veces, sus pies avanzaron por cuenta propia y en cuestión de segundos estaba detrás del menor. Sonrió, no podía soportarlo y sin más, palmeó su trasero. Pero no una palmadita gentil. Resonó, su mano ardía. Estaba seguro de que había una marca de esta en el perfecto y redondo glúteo derecho de su novio, así que estaba más que satisfecho.

"¡Yah!" KiBum se sobresaltó y se puso de pie mientras giraba, totalmente sorprendido. Claro, hasta que notó de quién se trataba. Abrió sus ojos en demasía. "J-JinKi, ¿Llegaste temprano hoy?" Le preguntó, estaba nervioso, ¿cómo no estarlo? La intensa mirada de JinKi sobre él le hacía sentirse pequeño.

Este asintió. "Llegué hace algunos minutos" Respondió el mayor con una sonrisa, acercándose cada vez a su novio que parecía querer salir corriendo a esconderse. Claro, de ser así él lo impediría.

Y KiBum se sonrojó aún más. Porque si él llegó antes, debió presenciar su estúpido baile de un grupo de chicas que recién escuchó. 'Estúpido Bum' pensó. Estaba tan avergonzado. Trató de bajar el dobladillo de la sudadera con capucha.

"No lo noté antes." Admitió, a lo que JinKi rió por lo bajo, ya estando frente a él. "Y... ¿Qué estabas haciendo?" Preguntó en un susurro, mirándo hacia un lado para esconder sus mejillas rojas de las órbes café ajenas.

"¿Antes de darte la nalgada?" Cuestionó divertido el mayor, felicitandose en sus adentros cuando el menor hizo un puchero, cada vez más avergonzado y rojo si es que eso era posible.

"¡Ish! Tonto. Eso... Me arde y está rojo, tonto, tonto." KiBum se frotó allí atrás con suavidad, mientras mantenía su puchero.

"Oh." Una sonrisa se hizo más amplia en los labios de JinKi. "¿Está muy rojo? Déjame ver." Sin pedir permiso levantó lentamente y de manera juguetona el dobladillo de la sudadera con capucha, asomándo aquellos bien formados glúteos.


"¡Yah!" Rápidamente, KiBum le dio una palmada en la mano a su novio, molesto. "Vete, JinKi, tengo que cocinar, dijiste que querías un guiso de kimchi para la cena, ¿verdad?" KiBum se alejó, pero los brazos fuertes de JinKi se envolvieron alrededor de su cintura y lo acercó más.

"Eso fue lo que dije, sí." susurró JinKi al oído de KiBum en tono seductor, acercándose peligrosamente hasta apresar el lóbulo ajeno entre sus dientes, obteniendo un estremecimiento del pequeño cuerpo entre sus brazos. "Pero ahora que noto esto..." bajó ambas manos hasta el trasero ajeno, sin pedir permiso, apretando ambos glúteos con sus palmas. "Me gustaría tener mi postre primero."

"Yah, JinKi..." KiBum estaba seguro de haber muerto hace un momento de vergüenza, los dedos de JinKi continuaban haciendo presión en su parte baja trasera, comenzando a inquietarlo. Siempre le gustó que el mayor hiciera aquello, no pudo evitar gemir suavemente, lo que causó estragos en el mayor.

Y como consecuencia de ese delicioso sonido, JinKi levantó en un rápido movimiento a su novio, haciendo que este cruzara ambas piernas en su cintura. Lo apegó contra la pared más cercana. "¿Vas a darme mi postre, Bummie?" Cuestionó a la vez que se inclinaba hacia el ajeno, posando sus labios en el blanco y suave cuello. Comenzó a succionar su piel con delicadeza, su lengua acariciando los rastros que sus dientes dejaban.

"Oh, Dios mío..." Un leve gemido escapó de los labios de KiBum. Al final, obviamente, se rindió y dejó que JinKi lo llevara a su dormitorio. Allí fue colocado en la cama sin demasiada delicadeza, el mayor parecía estar fuera de sí, como cada vez que ellos hacían el amor. Siempre tan salvaje.

Gracias al cielo apagó antes la estufa y no tendrían que temer morir incinerados en su casa.

Y allí en la habitación, por fin después de un rato que pareció eterno tratando de deshacerse de toda la ropa en ambos, se besaron. Con hambre, exigiendo demasiado desde el inicio, tocando partes que deberían estar prohibidas y jadeando.

Pero, por supuesto, no alargarían el juego previo. KiBum yacía hincado entre las piernas del mayor, bajando y subiendo su cabeza, adentrando en su boca lo que podía de aquella monstruosidad que su novio tenía entre las piernas. La mano de JinKi le guiaba haciendo movimientos relativamente rápidos en su falo, mientras él se encargaba de lamer, chupar y a veces morder. Todo junto y por separado.

"Mierda, Bum." JinKi mantenía sus ojos fuertemente cerrados, empujando sus caderas hacia arriba de manera inconciente, la boca de KiBum era caliente y húmeda, y experta. "Para, para. Voy a correrme." Jadeó pesado. "Detente, KiBum." Dijo en tono autoritario, haciendo al mencionado lloriquear de puro placer.

Le fascinaba que JinKi tomara el control de la situación.

Literalmente, KiBum gateó entre las piernas del mayor y luego se acomodó sobre estas sentándose en su regazo. JinKi paseó de manera casi brusca sus manos por aquellos rendondos glúteos dejando una firme palmada allí. KiBum sólo pudo morderse el labio a si mismo, ansiando que pasaran a lo siguiente.

Y no, no necesitaba preparación alguna. KiBum bajó poco a poco empalandose a si mismo en el duro y grueso falo de su novio, dolía como la mierda y a la vez, era el mayor placer que podía llegar a recibir. Nunca se cansaría de pensarlo, amaba con toda su erótica alma hacer el amor con su novio.

JinKi repartió diversos besos en su cuello, bajando hacia los prominentes huesos en su clavícula y allí se encargó de dejar todo tipo de marcas, distrayendo a KiBum del dolor inicial, manteniendo su erección completamente despierta porque JinKi era un experto en eso. Y cuando llegó el momento, lo gozó demasiado.

"¡Dios mío!, ¡JinKi!" Arqueó su espalda como reacción al ser tocado su punto G en una particularmente deliciosa embestida. No pudo evitar "cabalgar" a su novio con mayor rapidez, haciendo gemir pesado a JinKi, quien estaba seguro de haber perdido la cordura con los gemidos del menor que literalmente le violaban el oído. "Ahí, bebé, justo ahí. Más rápido, oh sí."

Claramente, cuando el placer inundaba los sentidos del menor, este perdía todo rastro de timidez. Llegaba a pedirle, literalmente, que lo follara sin piedad. Y JinKi era un novio muy obediente. Colocó a KiBum, sin salir de su interior, sobre sus rodillas y con su diestra empujó la cabeza de este hasta dejarla pegada a la almohada, dejando reluciendo el perfecto culo de su novio, una maravillosa vista si le preguntaban a él.

Comenzó nuevamente con sus embestidas pero de manera lenta, desesperante. KiBum lloriqueba quejándose pues eso no era lo que quería y el mayor lo sabía perfectamente (por la manera en la que su novio empujaba hacia atrás casi con furia).

"JinKi.. Deja de molestar y hazlo." Murmuró con un gemido ahogado el menor, continuando con sus empujes contra la firme erección de su pareja. JinKi sonrió con satisfacción, empujandose fuertemente en el menor, pero sin aumentar la velocidad.

"Vamos, Bummie." Habló en un jodidamente excitante tono bajo, enredando sus dedos en las hebras café del otro, jalando este hacia atrás. "Dime qué es lo que quieres que haga. Pídelo como se debe."

"Por un demㅡ Lee JinKi, ¡Follame de una maldita vez!" El mencionado rió por lo bajo antes de tomar con ambas manos las caderas de su novio, sosteniendole con firmeza en su lugar mientras arremetía contra él como si de una competencia se tratase.

Era sorprendente, impresionante, lo mejor del universo. Bendito sea quien haya descubierto el sexo gay. Bendito sea el sexo.

KiBum sostenía con fuerza las sábanas bajo sus dedos, mordiendo la almohada (literalmente) porque estaba en un punto en el que sus gemidos ya no eran sólo eso, sino verdaderos gritos que demostraban lo bien que lo estaba pasando y le hacían saber a sus vecinos quién estaba follandolo y lo bueno que era.

Era un desastre. Pero el desastre más hermoso que JinKi podía observar. El golpeteo estaba siendo errático, en busca del placer máximo para su novio se inclinó más sobre él, tomando su erección y comenzando a bombear esta con rapidez, entre susurros obscenos y gemidos ahogados el menor a corrió en la mano ajena, manchando esta y parcialmente sus sábanas mientras el mayor hacía lo suyo, unas cuantas embestidas más fueron necesarias para que acabase, dentro del menor. JinKi dejó caer su peso en el cuerpo de KiBum, respirando rápido y cerrando con fuerzas sus ojos mientras los espamos en su cuerpo poco a poco se detenían. KiBum mantenía una estúpida sonrisa satisfecha en sus labios, sudando como si acabara de correr un maratón.

Pero muy aparte de disfrutar como locos el hacer el amor, disfrutaban el momento posterior al sexo que era simplemente demasiado perfecto.

JinKi eventualmente regresaba a ser el mismo novio tremendamente atento y cariñoso, limpiando a KiBum y ayudándole a vestirse cuando por fin decidían que era mejor dormir con ropa más decente. Y KiBum volvía a sonrojarse por cada pequeño roce que tenían y le recordaba lo que acababan de hacer. A veces él mismo creía ser bipolar, no estaba seguro.

Luego, volvían a la cama luego de asegurarse de haber cambiado las sábanas y todo tipo de fluido corporal que pudo haber quedado. JinKi pasaba un brazo debajo del cuello del menor y lo apegaba a él, mientras que este pasaba su brazo por encima del abdomen de su novio y enredaba sus piernas, recibiendo más que gustoso los suaves besos plantados en su cabeza.

Era demasiado bello. Hasta que JinKi habría la bocota y rompía la atmósfera de romance que lograban crear.

"Gracias por la cena, Bummie." Susurró JinKi después de un momento de cómodo silencio entre ambos, sonriendo ladinamente. "Estuvo deliciosa."

Justo en ese momento el mayor admiró los reflejos que KiBum tenía, parecía muy ágil cuando casi se ahoga y pierde la vida porque KiBum se levantó de repente y comenzó a atacarlo con una almohada que quién sabe de donde sacó. Parecía estar furioso pero sabía que su rostro rojo era vergüenza genuina, y no podía parar de reír.

Literalmente, nunca creyó que regresar a casa después de un pesado día, podía hacerlo tan feliz. Aunque claro, esto sólo se debía a que quien se encargaba de hacerlo feliz, era KiBum. Su KiBum.

Notas finales:

Verán, el final fue improvisado. Yo sólo quería un lemon.

Dejen rw si creen que estuvo bueno y más lemon por aquí. Dejen rw si mejor no. (:


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