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Faraón por Ckonny Nickole

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Notas del fanfic:

Pondré lo mismo que puse en wattpad para igualdad de condiciones (??) 

Hola! Sé que no ha pasado tanto tiempo y que debería dedicarme a terminar I'm Closet que subí hace unos días en lugar de otro fic pero, ¿Cual es la diferencia de este fic con el otro? Es que este si está bastante avanzado y es más probable que lo actualice hasta que lo termine. Consideren esto como una disculpa por no saber como continuar Im Closer :v El cual resubiré hecho One Shot

Ahora este fic surgió de la temática que me propuso NSYORU y planeamos un poco hasta que porfin pude redactar de qué se iba a tratar todo el fic y me puse a trabajar en ello. Como a Yoru le encantó y me va a hacer muchas ilustraciones sobre el fic, espero que les guste y no se extrañen de ver ilustraciones entremedio del fic aveces! Espero que les guste este nuevo proyecto! (pondré otra nota abajito)

Faraón.

Capítulo 1.

—Entonces, ¿Enserio viviré aquí? —Había cuestionado, apenas puso un pie en el gran palacio— Dime la verdad, ¿Soy libre?

—Desde ahora… —aquella voz ronca, seductora e imponente había pronunciado su discurso con tanta elegancia que le erizó la piel igual que la primera vez que lo oyó hablar— Eres mucho más que eso.

Sintió que con aquellas palabras, ese ser realmente era el Hijo de Ra. Pues con aquellas palabras le había arrebatado su antigua vida y lo había hecho renacer dejando atrás todo lo que vivió cuando llegó a Egipto…

 .

.

.

Pudo haber sido alguien importante, como siempre había soñado.

Pudo ser el mejor del lugar, como siempre había querido que lo reconocieran.

Pero en cambio…

— ¡Rápido!

La voz ronca a sus espaldas vino acompañada de un látigo que sin piedad golpeó su espalda que sabía por el ardor tenía varias marcas dolorosas que dudaba que sanaran pronto.

—Mierda… —Se quejó en voz baja. La garganta la sentía demasiado seca como para siquiera alzar más la voz.

¿Llevaba cuánto? ¿Una, dos semanas? Había pedido la cuenta de los días que llevaba caminando exhausto hacia un rumbo desconocido en el desierto. Sin beber ni comer nada más que las sobras de los sujetos que adornados de bellas joyas y montados de altos camellos lo azotaban junto a los demás malaventurados en su misma posición.

Al principio había odiado ser alimentado como a un perro, esperando que de la altura cayera un pedazo de algo para comer, pero dado a la situación ya solo le importaba sobrevivir. Aunque sabía que cuando llegaran a ese lugar por el cual los habían capturado las cosas podrían ponerse peor.

— ¡Hemos llegado! —Gritó uno de los que montaban en camello con júbilo.

Él inmediatamente levantó la cansada vista del suelo para observar atónito como a lo lejos se alzaba la majestuosa ciudad de la que te tanto había oír de niño por parte de su madre.

“Y pensar que si logré verla con mis propios ojos mamá…” Pensó con tristeza, en honor a su madre que Osiris le arrebató la vida hace muchos años atrás mientras ella esperaba el día en que su padre volviera del viaje que se encaminó por el desierto buscando el permiso de precisamente del faraón del reino delante suyo para trasladar a su familia en busca de una vida mejor.

Su padre nunca volvió con el permiso, y su madre murió esperándolo, llevándose consigo a la tumba el anhelo de observar su sueño hecho realidad de conocer la gran ciudad de Egipto. 

—Lo siento ‘ttebayo… —Se disculpó en voz baja. No se sentía a gusto cumpliendo sin querer el sueño de su madre.

El nuevo azote en su espalda le hizo soltar un quejido adolorido y los gritos de los sujetos en camello se volvieron más fuertes a medida que iban acercándose a la enorme puerta que daba entrada a la ciudad. Parecían como si estuvieran urgidos por entrar de una vez.

Como si ellos fueran los que tuvieron que atravesar el desierto descalzos y sin una alimentación adecuada.

Unos enormes guardias salieron a su encuentro a la entrada de la ciudad.

—Esclavos.

Fue la respuesta de uno de los tipos de los camellos a la pregunta de quienes eran los que lo acompañaban a pie. Pudo rechistar y quejarse de que no era un maldito esclavo pero el sonido oxido de la puerta enorme que debía ser movida por unas cuantas personas detrás de esta para abrirla le llamó demasiado la atención.

Sus ojos azules brillaron con la vida que parecía habérsele ido luego de haber caminado tanto al admirar la ciudad por fin a su alcance. Hizo amago de querer echarse a correr por ahí, a investigar y comprobar con sus propios ojos todas las historias que su madre le había contado de aquel lugar, pero apenas las cadenas de sus tobillos sonaron avisando a sus captores de lo que planeaba hacer múltiples azotes cayeron nuevamente sobre su espalda inmovilizándolo.

Pero esta vez no se calló.

 — ¡Mierda! ¡Déjenme! —Gritó con la energía aparentemente renovada. Quería correr, quería ser libre en aquel lugar— ¡SUELTENME ‘TTEBAYO!

—Este es el bastardo que nos ha hecho imposible todo el puto viaje ¡Hey, Uzumaki! —El captor se bajó de su  camello y se dirigió a él para agarrarlo del cabello rubio con fuerza aprovechándose de que este estaba inmovilizado de las manos y pies— Deja de causarme problemas. Si querías ser libre debiste haber muerto en el desierto como los demás.

Un esclavo al igual que él se volteó a mirar a los pocos que quedaban. Habían sido entre veinte los que empezaron la trayectoria y solo ocho habían sobrevivido a las penurias del desierto.

—Ahora solo cierra la maldita boca, y sírveme para ganar unas buenas monedas de oro.

Dicho esto, el tipo lo soltó del cabello pero por inercia, como si fuera costumbre de él mismo, le soltó un escupe en el rostro.

—No eres mi jefe ‘ttebayo —Gruñó desafiante. Los latigazos no se fueron de esperar y más parecieron ser a medida que los ciudadanos se acercaban a observar el aparente espectáculo que estaba sucediendo.

—Dale unos azotes a estos también —Ordenó el mismo captor a sus compañeros que no tardaron en cumplir la orden azotando a los demás sobrevivientes.

Uzumaki observó con enojo como se volvía una especie de atracción para los demás. Él y sus compañeros sufrían con aquellos golpes, y esas personas solo sonreían mientras murmuraban cosas por lo bajo.

— ¡Están a la venta! —Anunció de pronto otro captor satisfecho con haber llamado la atención— ¡Son los nuevos traídos directamente del sur! Como ven… —Pateó a uno de los esclavos— Son muy resistentes. —Añadió sonriendo con sorna, con la mirada atenta en el rubio rebelde con quien planeaba ganar más dinero que con los demás.

Uzumaki notó como este se acercaba a él y lejos de escapar o infundirle miedo lo esperó expectante, alerta a cualquier movimiento que hiciese. Esto pareció evitar que el captor se acercara más de lo que parecía haber planeado desde un comienzo.

— ¡Naruto Uzumaki! —Señaló de pronto el hombre— Traído del pueblo del Sur cerca del rio, fue capturado con mucha dificultad así que la paga por este es superior a la de los demás.

Si creyó que con eso nadie se le pasaría por la cabeza comprarlo, se equivocó. Naruto nunca pensó que la gente se interesaría solo con ese detalle estúpido en él y comenzaran a apostar para llevárselo a sus casas. Por más que gritó y negó que fuera a cumplir con sus caprichos, las voces de los apostadores eran mucho más fuertes que la suya, y lo mareaban. Su cabeza comenzó a dar vueltas mientras las voces chillonas e insoportables de los compradores parecían querer sumergirlo en la desesperación.

Estaba tan débil que terminó desmayándose antes de notar quien lo había comprado finalmente.

.

.

.

Espero, desde el fondo de su alma, no despertar. Por lo que cuando sus ojos se abrieron cansados, como si nunca hubiese dormido en su vida, se odió a sí mismo y más aún al notar que estaba tirado sin cuidado en un establo cualquiera. Sus manos no estaban esposadas, pero sus tobillos sí, clara señal de que lo habían comprado y este temía que huyera.

La voz de su comprador se escuchó de inmediato desde algún lugar del establo. Se levantó para ver de quien se trataba encontrándose con un viejo cascarrabias de larga cabella blanca maldecir a sus camellos. Si no fuera por la exagerada cantidad de joyas y la seda suave de sus ropajes, hubiese creído que era un ciudadano común y corriente.

— ¡Hasta que despiertas! —Fue la manera de saludar del sujeto— ¡No te compré para que durmieras! ¡Ve y limpia toda esa mierda!

Esa fue la primera orden que recibió.

Pero no acataría la orden de buena forma.

Fue un mes, el más largo que tuvo en su vida. Las órdenes de su amo nunca faltaban a cualquier hora del día y él seguía sin acostumbrarse. Su amo seguía sin seguir acostumbrarse a él.

Las órdenes llegaban, pero no se cumplían como se esperaba.

Pronto el viejo adinerado, que Naruto descubrió que era un comerciante importante de Egipto, comenzó a irritarse con él por lo que los látigos a los que creyó haber huido volvieron y el hambre volvió a ser huésped de su estómago. 

La humillación también funcionaba como una buena tortura psicológica, desde que llegó no había usado otra ropa que no sea la que traía encima y esta comenzaba a agujerearse por todos lados, caminaba descalzo por el suelo ensuciándose sin remedio y su aspecto parecía ser de un vagabundo.

Cualquiera hubiese aprendido la lección para ese entonces, pero él no. Naruto Uzumaki siempre había sido un rebelde y es por eso que lo capturaron en primer lugar. Eso lo llevó a ser un esclavo desde el comienzo, su rebeldía hacia la autoridad.

Podría odiarse en algún momento en que pensara en las atrocidades que su rebeldía había traído consigo de no ser que si no fuera por esta, a pesar de todo, nunca lo hubiese conocido a él.

Fue durante la noche, Naruto odiaba ir al mercado de día sabiendo que su aspecto era miserable pues le irritaba las miradas de las personas sobre él viéndolo con desprecio por el simple hecho de ser un esclavo a la fuerza, por lo que durante la noche salía a recoger aquellas bolsas que su amo había pedido que dejaran listas para ser retiradas en un lugar específico. Naruto como siempre debía ir a buscarlas y este era el único trabajo que si no hacia problema para hacer pues si llegaba con todo el encargo, su amo le dejaría escoger la bolsa que escogiera a regañadientes y así podría comer en paz.

Lástima esa ocasión solo se diera una vez por semana.

Salió a la hora de siempre, refunfuñando cosas por lo bajo sobre su adolorido brazo cuya cortadura hecha con el cuchillo con que quitaba la lana de las ovejas que se extendía desde el codo a su mano no paraba de sangrar. Recordaba la mirada divertida de su amo al verlo herido y su comentario malintencionado: “Por desgracia la hierba mala nunca muere”. Maldito.

A pesar de todo, esa noche estaba como especial, la recordaba bien. El aire era tibio y el cielo estaba estrellado en su totalidad. Se tomó más tiempo de lo normal en caminar para disfrutar y fue allí, exactamente allí cuando pasó por delante suyo aquella figura reluciente por el oro, el cuerpo cubierto de ropajes de seda que parecían ser hechas a la medida, pero nada se comparaba a la preciosa cara blanca, esbelta y atractiva de aquel que creyó en ese momento era un Dios que se le aparecía ante sus ojos en busca de una petición.

Si hubiese sido así, no se habría negado a cualquier capricho que ese Dios dijese.

— ¿Quién eres extranjero? —Dijo él, el resplandeciente que no recordaba haber visto en la ciudad desde que llegó.

Naruto nervioso se hincó tal caballero ante su majestad creyendo aun que estaba ante una divinidad. La cual sin saber, efectivamente era alguien a quien adorar.

—Soy Naruto Uzumaki, de las tierras del sur —Respondió con la voz titubeante. Pasó saliva con dificultad sin atreverse a mirarlo directamente. Sabia por relato popular, que los antiguos Dioses habían contado que la criatura más bella siempre era aquella quien traía las peores calamidades. 

 Aquel se mantuvo en silencio unos momentos antes de continuar.

— ¿Osas entrar a mi reino sin mi consentimiento mientras los pacíficos ciudadanos celebran sus cenas y me rinden homenaje antes de irse a dormir?

Su timbre y tono de voz era tan atrayente, su forma de hablar tan elegante y sus palabras tan sacadas de un antiguo libro divino que creyó más firmemente estar con un Dios por lo que se apresuró a responder.

— ¡Oh no, mi Dios poderoso! —Gritó exageradamente alzando ambos brazos al cielo viéndolo ahora sí hacia los hermosos ojos negros misteriosos quedándose callado unos segundos hasta que lo vio arquear una ceja en expresión confusa— ¡Yo no tengo intensión de interrumpir las veneraciones hacia su persona! Mi amo quien me ha comprado como un esclavo luego de que me raptaran de mi pueblo me ha encomendado una tarea que he de cumplir —Nunca antes había pensado tanto en qué palabras utilizar hasta en ese momento, porque temía que si decía algo mal fuera seriamente castigado por la divinidad— ¡Mirad las bolsas que están a sus espaldas ‘ttebayo, esa es la encomienda de mi amo!

Aquel se volteó a mirar hacia donde le señalaban y se volvió  hacia él sin quitarle la mirada de encima poniéndolo nervioso.

— ¿Cómo es que nadie me ha anunciado el retorno de los comerciantes? —Esa pregunta fue más hecha para sí mismo que para el esclavo harapiento, más no se esperó que este creyera que era su culpa.

— ¡OH NO ME CASTIGUE, YO NO HE HECHO NADA MALO ‘TTEBAYO! —Gritó Naruto de inmediato implorando perdón, olvidándose de su buen lenguaje— ¡Bueno, sí, quizás si he hecho malas cosas pero no creo merecer más castigo que el que ya tengo viviendo con ese viejo cascarrabias! ¡Agh! ¡DIGAME DIOS, DE…. —Se la pensó, y ahí se dio cuenta que no sabía con qué Dios estaba tratando—  NO SÉ QUÉ DIOS SEA, JURO QUE LE VENERARÉ CON MI VIDA SI ME DEJA IR SIN MÁS!

La misma ceja que se había arqueado antes volvió a su posición curiosa y aquel chasqueó la lengua molesto.

— ¿Qué has dicho? —Cuestionó.

Naruto pestañeó un par de veces como si fuera un tic nervioso— ¿Qué lo veneraré si no me castiga?

— ¿No sabes quién está a tu presencia? —Rechistó el de joyas de oro frunciendo el ceño claramente disgustado.

Uzumaki más confundido que antes respondió con otra pregunta— ¿Un Dios... o algo así?

—No soy un Dios —Negó el de negros ojos más cabreado que antes.

— ¡OH! –Los ojos azules de Naruto se abrieron sorprendidos ante tal revelación, y seguido suspiró como si se quitara un gran peso de encima — ¡Joder, debiste haber dicho eso desde el comienzo!

Ahora fue aquél quien abrió los ojos con sorpresa ante tal falta de respeto.

Naruto continuó hablando.

— ¡Estaba que me meaba del susto ‘ttebayo! ¡Creí que me ordenarías matar a alguien o una cosa como esa! Jeje —Sin estar muy seguro se atrevió a poner una mano en la seda que cubría el hombro del sujeto que ahora que lo miraba bien parecía tener su misma edad— ¡Puedes decirme Naruto, mucho gusto!

Los ojos negros se fijaron en la mano confianzuda sobre su hombro pero no añadió nada.

— ¿Qué haces a estas horas dando vueltas por aquí? ¡Podrían robarte con tanta joya que cargas! —Siguió diciendo Naruto mientras ahora le daba la espalda e iba tras las bolsas de su amo— ¡Vamos! ¡Te llevaré a tu casa!

Ahora sí el otro habló.

— ¿Piensas acompañarme a mi hogar cargando todo ese peso? —Cuestionó más por hacerle saber de la estupidez que estaba diciendo y como excusa para que lo dejara en paz. No era lo suyo lidiar con esclavos de otros. Sobre todo con ese que con tanta mugre encima podría ensuciarlo.

Pese a esto, notó la herida en uno de sus brazos por lo que esperaba que el muchacho se fuera de donde sea que vino para que lo atendieran.

Más no esperó la respuesta del rubio cuya sonrisa pareció brillar más que el oro de sus joyas.

— ¡Por supuesto ‘ttebayo! —Afirmó orgulloso Naruto— Esto no es nada para mí, cuando estaba en mi pueblo solía ayudar a todas las ancianas a cargar con sus mercancías. Acompañarte será pan comido —Para darle más seguridad aquel había alzado su pulgar.

El otro seguía extrañado, y pensativo, pero terminó aceptando al creer que no lo dejaría en paz si le decía que no. Aunque por dentro, le había gustado la actitud del chico.

Efectivamente la noche estaba deliciosa. El de joyas de oro no recordaba haberse sentido tan a gusto en la ciudad antes, caminando como si nada sin importándole que un extraño ignorante lo acompañara.

La molestia y rechazo hacia Naruto se pasó los primeros minutos en que comenzaron a andar a un rumbo no planeado. Le estaba haciendo dar vueltas por el reino solo por capricho, pero Naruto nunca se quejó, sino que seguía sonriendo como si nada. Como si el cansancio que se le hacía notar por las gotas de sudor en la frente no fueran realmente nada.

—Entonces, entrené para ser el mejor de mi ciudad y así impedir que nos invadieran pero terminé siendo capturado cuando me escapé del entrenamiento de mi maestro y terminé como un esclavo—La voz de Naruto también sonaba cansada, pero él se empecinaba en acompañarlo pese a que en dos ocasiones le pidió que lo dejara solo.

No tuvo el valor de ahondar en detalles, más porque no era bueno hablando de esas cosas como el hecho de que nunca antes había mantenido una conversación con alguien más (a pesar de que era el rubio quien hablaba y él solo escuchaba), por lo que no cuestionó nada a los acontecimientos que el chico de cabello rubio le iba narrando.

En su lugar se detuvo y sacando un pañuelo de seda lo extendió a su acompañante.

—Se te va a infectar.

— ¿Eh? –Naruto vio su herida como si la hubiese olvidado pese a que su brazo desde hace rato tiritaba por el esfuerzo y el dolor. No quería verse en la necesidad de aceptar el pañuelo por la cantidad de lujo que había en este con sus bordes de oro y la seda suave que parecía al tacto bajo los dedos blancos y largos de aquel chico nocturno— Oh, no es nada ‘ttebayo.

El de cabello negro, un poco irritado por saber que le estaban mintiendo con ese “no es nada” insistió—  Acéptalo, no seas idiota —El insulto se le escapó.

Naruto sorprendido por cómo fue llamado dejó caer las bolsas sin cuidado y aceptó de mala gana el pañuelo poniéndoselo sobre la herida que no tardó en mancharse de sangre.

— ¡Agh, no me digas idiota, bastardo fingeDios! —Le respondió haciendo un puchero disgustado.

¿Bastardo? Nunca había escuchado tal osadía y por alguna razón, no le molestó en absoluto, o no como debería haberle molestado.

—Se está haciendo más tarde, ya vete de una vez a cumplir con el encargo de tu amo —Fue lo que prefirió decir en respuesta con la mirada en las bolsas.

— ¡Que no! ¡Te acompañaré a tu casa! —Insistió Naruto— No importa donde sea, ni que tan lejos, no me quedaré tranquilo hasta saber que volviste bien.

Esa revelación tan espontánea y de la nada lo sorprendió tanto a él como al propio Naruto que se sonrojó negando cualquier mala intensión que sus palabras podrían parecer. Pero para el de ojos negros aquello era imposible no tomar en cuenta. Aunque sea para sí mismo.

— ¿Dices que quieres protegerme, extranjero? —Cuestionó con atención. Naruto sintió como aquel lo veía estudiándolo, atento a cada movimiento, palabra o acción que realizase.

Increíblemente atrayente y pecaminoso era lo que creía que le estaba preguntando.

—Lo haré, aunque sea esta sola noche, porque me has hecho compañía y me has escuchado. Si yo fuera libre… —Dijo con convicción tomando nuevamente sus bolsas— Me gustaría poder pasar tiempo contigo otra vez.

No necesitó más para tomar una decisión. Guardó silencio el resto de la caminata y guió a Naruto hacia una dirección falsa hasta una casa que no era la suya pidiéndole que se fuera ahora ya a cumplir con la orden de su amo para que no lo regañara o volviera a lastimar.

Naruto pareció no querer irse porque insistió en querer seguir hablando bajo la excusa de que era aún temprano pero las vueltas que había dado más la herida no le dejaron de otra que despedirse de una vez.

—Me encantaría visitarte, aunque tuviese que escaparme para eso ‘ttebayo.

Fue lo que dijo el rubio antes de desaparecer a lo lejos. Y algo dentro de Sasuke pareció emocionarse con la idea de volver al encuentro con aquel esclavo harapiento, a probar el pecado de la huida. La huida anhelante que siempre ha querido porque sin serlo, era un esclavo de su propia vida al igual que Naruto.

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Naruto se despertó adolorido a la siguiente mañana. Su amo se había desquitado con golpes hasta el cansancio con él  por haber llegado demasiado tarde obligando a todos los de la casa comer más tarde de lo establecido. No le dio nada de comer como Naruto esperaba desde la mañana y simplemente lo dejó adolorido, con las cadenas de los tobillos más apretadas y ahora amarrado de las muñecas también.

Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar del todo cuando su amo apareció en el establo maldiciéndolo.

—Maldito, ven acá.

— ¡AGH, OIGA!

Como si fuera un perro lo jaló por la cuerda que le ató a las muñecas caminando apurado hacia la entrada de su hogar donde unos tipos bien vestidos con un porte que imploraba respeto le esperaban expectante.

—Es este bastardo —Avisó su amo jalándolo hacia los sujetos.

Sintió pánico de inmediato, temiendo por su vida.

— ¡YO NO HICE NADA, NO ROBÉ NADA!

Uno de los sujetos rió y luego de anotar algo en un papel con el pincel de tinta se lo extendió a su amo junto a una cantidad de monedas de oro. ¿Lo estaban revendiendo? Mierda. Sudó frio.

—Ya llévense a este inútil.

— ¡Hey, viejo! —Se giró al mayor asustado— ¿Qué haces? ¡Seré bueno! ¡LO JURO! —Por más que odiaba a ese hombre, no imaginaba que tan peor podía ser su vida con otras  personas. Sobre todo con esos sujetos tan serios que ahora le agarraron de la cuerda y a empujones se lo llevaban a rastras— ¡VIEJO! —Insistió, pero el hombre solo se volteó hacia su hogar cerrando la puerta.

En el camino nadie habló, solo su voz podía escucharse exigiendo que lo soltaran. Odiaba saberse inmovilizado de sus extremidades y por eso se removía causándose serias heridas en sus muñecas y tobillos al intentar soltarse.

Cuando vio que se acercaban al palacio el terror le inundó y pensó que realmente era su fin, hasta que al pisar la entrada uno de los tipos que lo llevaban le dijo con palabras tranquilizadoras.

—Este es tu nuevo hogar.

No lo entendió directamente, hasta que lo vió. Allí parado esperándolo, tan majestuoso como la noche anterior en que lo vio por primera vez.

Al chico de las joyas, cuya entidad divina lo asemejaba a un Dios encarnado.

—El Faraón ha ordenado traerte al palacio –Anunció el mismo sujeto y Naruto buscó por todos lados la figura del rey de esa tierra pero solo estaba ahí el chico de ayer.

— ¿Dónde…?

Antes de terminar su pregunta, esos labios suaves y elegantes como todo lo que conformaba ese bello rostro se abrieron para decir.

—En el nombre de Ra, yo como su Hijo heredero de las tierras de Egipto, declaro que Naruto Uzumaki, de las tierras del Sur, vivirá desde hoy en el palacio junto a nosotros.

Los sujetos a su alrededor se inclinaron alabando al chico, y por muy tonto que fuera entendió de inmediato que él si era lo más cercano a una divinidad como creyó.

No tardó en echarse de rodillas al suelo pidiendo perdón por cómo le habló la noche anterior pero el chico de ojos negros solo respondió con una orden a los demás para que los dejasen solos.

— ¿No querías ser libre? —Preguntó entonces— Pues te lo concedo. Deshazte de tu vida de esclavo y sírveme a mí, Uzumaki.

Su mundo pareció abrirse nuevamente.

—Entonces, ¿Enserio viviré aquí? —Cuestionó — Dime la verdad, ¿Soy libre? —Sabia de su insolencia. Sabía que no debería hablarle así pero era imposible que su sorpresa no fuera mayor que su consciencia.

—Desde ahora… —Aquella voz ronca, seductora e imponente había pronunciado su discurso con tanta elegancia que le erizó la piel igual que la primera vez que lo oyó hablar— Eres mucho más que eso.

Sintió que con aquellas palabras, ese ser realmente era el Hijo de Ra. Pues con aquellas palabras le había arrebatado su antigua vida y lo había hecho renacer dejando atrás todo lo que vivió cuando llegó a Egipto.

Dejó de ser un esclavo al término de esas palabras, pero la pregunta radica en ¿Qué es ahora?

—Faraón, ¿Qué soy ahora que estoy aquí? —Cuestionó temeroso pero ansioso. Nunca le había parecido la idea de ser el verdugo de alguien tan fascinante como el hecho de saber que ese chico era quien tenía el poder sobre él.

Él se acercó para tomarlo del mentón obligándolo a verlo de frente antes de soltarle el agarre en sus muñecas y luego ordenarle que él mismo se quitara la de los tobillos.

—Me has hecho promesas y quiero que se cumplan —Esas palabras fueron el ultimátum de todo— Serás mi protector y mi compañero Uzumaki. A cambio, te daré toda la libertad que desees.

Como si la idea no pudiese ser más fascinante, se atrevió a preguntar únicamente para continuar con el gozo que su alma tenía en aquellos momentos.

—Faraón… —Hincado le llamó y tomó su mano en señal de obediencia pero sus ojos fijos en los hermosos ojos negros demostraban su determinación a cumplir su palabra— ¿Seré yo merecedor de saber su nombre?

Él tan malvado, no permitió que su felicidad terminara por explotar y cruelmente respondió luego de sonreír ladeadamente altanero.

—Aún no tienes ese derecho.

 

Continuará….

 

 

 

Notas finales:

Hola denuevo aqui, es importante avisar que en wattpad este fic podrá tener ilustraciones entremedio de la historia por si a alguien se le haria mas divertido ir a leer allá, están bienvenidos.

Ahora es importante aclarar cosas desde el comienzo con respecto al fic:

Las personas que conocen los relatos griegos, egipcios, o lo que sea del tiempo antiguo ya debería saber que son un poquito (mucho) rápidos en cuanto a las tramas, eso no significa que yo iré igual de rápido ah :v es para que lo tomen en cuenta, pero lo importante es que cada personaje antiguo tenia su noviecillo disfrazado de amigo que se tocaban y hacían cariñito y era considerado super normal, pero cuando aceptaban que realmente estaban en una relación y se amaban pues deshonor, vergüenza y todas esas cosas (si no lo sabias te acabo de hacer spoilers en tus siguientes clases de historia)

Eso :'v, también quiero pedir una disculpa por que resubiré I'm closet vuelto un One Shot terminado, hazme saber (la persona que realmente la estaba esperando sobre todo LOL, ANONIMO Y C.C.B que se dieron el tiempo de comentar y les pediré disculpitas en sus comentarios :'() si estas de acuerdo con mi decisión o si quieres que deje el primer capitulo ahí y siga con la otra parte luego. Es importante para mi.

Esperando que les guste este nuevo proyecto, aviso que subiré el capitulo dos el Viernes en la nochesita o por ahí ya que como lleva alguna que otra ilustracion Yoru podria pedirme un tiempito para hacer los dibujos que estarán en su pagina en facebook como NSYORU, saludos!


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