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【ARCANUM】 por MarLe514

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Notas del fanfic:

¡Hola, muchachos!

 

Estoy muy feliz de regresar con este nuevo proyecto que por cierto es un ONESHOT.

Es la primera vez que escribo algo relacionado a la Fantasía o el Misterio, realmente estoy preocupada por si llega o no a gustarles. Había tenido esta idea, hace un tiempo luego de leer algunas historias con una temática similar, me animé a escribirlo y bwah. Aquí estoy, realmente disfruté escribiéndolo. Los sentimientos de nostalgia y desesperanza fueron los que inspiraron esta historia.

 

♥ L@s adoro.

♥ Compartan si les gustó.

♥ Si es la primera vez que lees mis historias, te invito a pasar por mi perfil.

♥ Pronto regresaré con las actualizaciones a mis historias pausadas.

 

Notas del capitulo:

"Lo Oculto" 

 

Estoy muy feliz de regresar luego de un largo tiempo, espero que no estén enfadados conmigo. 

Disfruten la lectura, deja un rw si es de tu agrado o si deseas decirme algo. 

 

Fly me too the moon 

 

Enjoy

 

By: Alejandra 

PROLOGO

 

 

Antiguo Egipto.

Una leyenda cuenta, como la princesa Qila que había nacido con un cuerpo débil y enfermo; poseedora de inimaginables dones, es encerrada en el cuerpo de un gato inmortal, por los sacerdotes más hábiles del imperio. Se dice que es una de las razones por las cueles los gatos son adorados por el pueblo egipcio.

 

 

Arcanum es un término latino que se traduce al castellano como arcano, y que significa lo guardado, lo secreto, lo escondido, y que se emplea para referir los grandes misterios que Dios ha reservado para la humanidad y que ha transmitido por medio de los Arcángeles.

 

 

En la historia se han descubierto casos impresionantes de personas que prometen el hallazgo de la teoría de la resurrección como un estilo de vida eterna o ARCANUM, en muchos lugares del mundo, científicos, biólogos y hasta astrónomos han dedicado su vida a resultados concretos y verdaderos, pero esto solo queda en posibilidades infinitas de ser cierto o no ya que, sin un objeto de estudio concreto, esta teoría no quedaría más que en disparates. Podríamos comparar la veracidad de esta teoría con un juego al azar. Si lanzamos diez dados, esperando que los diez dados den: seis, dos, uno, seis, cuatro, dos, tres, cinco, seis y uno, respectivamente, llevaría obtener esa respuesta en el millonésimo intento.

La teoría ARCANUM sostiene la posibilidad de una vida inmediata o parsimoniosa luego de la primera muerte. Testimonios de personas que tenían conocimientos de lenguas muertas o aseguraban conocer a personas fallecidas ya hace décadas animaron a esta teoría, pero no ha llegado a ningún lado, sin un objeto de estudio claro.

 

" ¿Qué significa la vida luego de la muerte? ¿Inmortalidad? ¿Un regalo divino? ¿Existe alguien que haya muerto y vuelto a nacer? ¿Cuál es su origen? ¿Su propósito? "

 

 

 

 

 

I

 

 

Sehun vivió muchas vidas, pero cuatro de ellas, le marcaron para siempre.

 

La primera vida (1939), durante la Guerra contra Japón, nació bebiendo del pecho de su madre, completamente ciego y asfixiado. Fue acogido por una familia humana, vivió como un gato doméstico y dependiente por cinco años, era alimentado, acariciado por las niñas del hogar, tenía su lugar junto al fuego, leche y atención, era una vida sencilla, pero vacía. Un día el hombre de la casa no soporto la idea de ver morir a sus hijos y su esposa por la epidemia del 46 y asesinó a todos en un momento de locura, de un disparo en la cabeza, y lanzó al gato al fuego.

En su primera vida, Sehun compendio una lección muy dolorosa pero importante de los humanos. No confiar en ellos.

 

La segunda vida (1998), nació junto a dos hermanos sobre un cojín sucio en un callejón. Noto casi al instante que ellos no eran como él. Al parecer no poseían inteligencia; rodaban, jugaban, maullaban toda la noche y mordían. El decidió compartir esa vida con ellos, siendo el mayor salía a buscar comida. Vivió de esa forma por cuatro años, pero un día cuando volvió halló a sus hermanos muertos sobre el cojín junto al vómito y la bilis. El vio el pedazo de pan roído a su lado, y conteniendo su llanto comió hasta saciarse del veneno. “Eran unos gatos ruidosos y estúpidos… cualquier humano habría pensado en matarlos.” Pensó, sintiendo un dolor inigualable en el pecho.

En su segunda vida Sehun comprendió el dolor de perder a alguien que amaba. No volvió a amar a nadie más que a él mismo.

 

En su tercera vida (2006), nació en una camada de ocho hermanos, cuando tuvo la capacidad de ver y caminar escapó iniciando su vida de gato callejero e independiente, vivió de esa manera por diez años. Era ágil, fuerte y testarudo, cazaba su comida, hacia su refugio. Era fuerte. Pero al paso de los años se hizo viejo y lento, su cuerpo no era el mismo y limitaba sus movimientos, ese cuerpo ya casi nada le servía. Una vez robó un filete de cerdo de un restaurante y decidió comerlo solo junto a un basurero, el olor y el hambre atrajeron a tres perros grandes. En condiciones de lucha sabía que perdería, pero estaba reacio a entregar su botín.

Odiaba perder, era terco y orgulloso, y aunque podía conseguir comida luego, su furia lo cegó y terminó siendo masacrado por los perros.

En su tercera vida Sehun comprendió que el dejarse llevar por la ira solo le traería desgracia. Se hizo más astuto.

 

En su cuarta vida (2017) nació solo, casi congelado en un almacén cerca de un puerto, cuando abrió los ojos descubrió cuatro de sus hermanos muertos por el frio. No tardó en huir de ese puerto y continuar su vida de gato callejero. En este caso vivió dieciocho años, y aunque algo como la muerte no le asustaba, le gustaba ese cuerpo. Era un gato de pelaje blanco y ojos cafés, sus patas eran largas y su cuerpo delgado, podía saltar mucho más alto que nunca, su visión era la mejor y ni que hablar de su percepción de caza. Era arrogante, testarudo, orgulloso, pero astuto.

En su cuarta vida Sehun ya sabía que lo más importante era estar vivo.

 

 

 

II

 

Las calles eran frías bajo sus patas, el ruidoso amanecer en la ajetreada capital del Sur de Corea le trajo un sentimiento refrescante. Caminó experto, entre las piernas de los humanos, haciéndolos tropezar y quitándolos de su camino, sí..., eso era refrescante. Escuchó el conocido sonido de un carrito de comida, y supo que era su hora de comer. Preparó sus patas traseras y cuando el carrito pasó por la vereda junto al buzón de siempre, salto sobre él robando un trozo de pan.

 

—¡Maldito gato! ¡Cuando vuelva a verte, te mataré! —Amenazó el viejo agitando su puño en dirección a donde había huido.

 

“Hoy fue tan sencillo. Viejo, te has vuelto lento…”

 

El gato devoró el cacho de pan, oculto en un callejón. Cuando terminó, volvió a su andada relajada por las concurridas calles. Sus pasos eran agiles, pero lentos. Estaba contemplando; el ruido de los autos en la avenida principal, el olor de la comida que se mezclaba con la de los cigarrillos, y la vista de títeres humanos andando sobre sus arrogantes pies, creyendo tener las ocupaciones más importantes del mundo.

 

De pronto se detuvo, anclando sus garras al piso, y ladeando su cabeza hacia la izquierda. Encontró los ventanales de vidrio espejo de un enrome edificio, y se observó. Su forma, su cuerpo.

Orejas puntiagudas y cubiertas de pelo, de hecho, toda su anatomía lo estaba. Sus ojos cafés estudiaron su aspecto, era un gato blanco con fina nariz rosa.

Desvió la mirada al interior del lugar, de una caja salían coloridos anuncios, y humanos diminutos haciendo payasadas. “Todo lo que hacen es patético…” Pensó, preguntándose cómo esos humanos cabían dentro de esas cajas especiales.

Su oreja derecha se movió involuntariamente al sentir pasos cerca, y en un santiamén se largó.

 

Era un día como cualquier otro, en la vida de un gato callejero.

Al trascurrir las horas su estómago exigió algo más que un solo trozo de pan. Y con la mente llena de ideas y las tripas vacías, decidió ir de compras a su lugar favorito. Un restaurante barato de comida italiana cerca de la parada de buses.

El cielo se tornó furioso, el gato blanco intento con todas sus fuerzas protegerse de esa mierda de agua, si mal no recordaba, era la época del año donde el cielo emitía mucha agua y sus patas se congelaban por el frío.

 

“Odio cuando esto pasa…”

 

Cuando tuvo el letrero brillante con el nombre de “Delizia”, se ocultó tras unas bolsas de basura y esperó, asechando la puerta trasera, sin apartar sus ojos. Su pelaje ya estaba empapado y tiritaba. Cuando esta se abrió pateó el cilindro de metal tirando los desperdicios.

 

—No puede ser… merda. —Maldijo el trabajador, trancando la puerta con un
pedazo de madera, impidiendo que se cerrase hasta que acomodara la basura.
Caminó, aun quejándose de su mala suerte y levantando, con cara de asco,
el desastre.  
El animal chasco sus dientes en un asomo de sonrisa, “Humano idiota…”, se mofó. Llegó hábilmente a la puerta y de un zarpazo se deshizo de la tranca. La pesada
puerta de bronce se cerró de golpe alertando al desafortunado dependiente.    

 

“Hora de comer.”

 

Se coló a la cocina, siendo cauteloso, sus patas se sentían desagradables y húmedas contra el suelo encerado, realmente odiaba la lluvia. De pronto el olor cautivador de la pasta, acarició sus sentidos.

 

“Pasta… tal vez el invento más útil de los humanos.”

 

Siguió un camino sigiloso preparado para saltar sobre su botín, pero antes se aseguró que no sería atrapado y vio de reojo al cocinero, que encendió una sartén en llamas.

 

Sus entrañas se contrajeron ante la presencia del fuego, que revivieron una desagradable experiencia, los colores y la fuerza de la braza le hicieron perder el equilibrio. El sonido estrepitoso del plato contra el piso atrajo la atención del ahora furioso cocinero.

 

—¡¿Heh?! ¡Tú! — Le apuntó tomando un cuchillo. —¡Condenada bestia!

 

“Ohoh”

 

Rápidamente brinco sobre la primera alacena a la vista, tirando todo a su paso.

 

“Permiso, a un lado… voy a pasar.” Pensó empujando con su cuerpo las especias, aceites y sartenes.

El italiano empuño su cuchillo y lo lanzó contra el gato, que hábilmente lo esquivo, corriendo hacia la salida principal, pasando entre las mesas y las piernas de las personas, aun siendo perseguido por el enfadado cocinero.

 

Los gritos de los comensales no tardaron en resonar, y fue como música para él.

De pronto alguien más abrió la puerta y aprovecho el instante para escapar, afuera la torrencial lluvia le sorprendió, y sus patas resbalaron en la acera, trato de estabilizarse, aferrando sus garras al suelo, pero fue inútil cuando vio la débil luz de una bicicleta, y el tintineo de su campana, sobre él.

 

“De…monios… duele.”

Sus irritables maullidos rompieron el hilo cotidiano del ruido de las calles.

El gato afiló sus garras involuntariamente. El dolor se extendía de su pata trasera hasta su cadera.

 

“No, no, no… es mi… Este cuerpo era perfecto…”

 

Se lamentó furioso. Ya estaba completamente adaptado a ese cuerpo, no pretendía perderlo así por así. Sus ojos lograron divisar en la avasalladora lluvia unas zapatillas acercarse a él.

 

“No te acerques… ¡Lárgate!”

 

Su quejido resonó, cargado de desprecio, mientras se defendía atacando con sus garras.

 

Pero este humano no le prestó atención, se puso de cuclillas y lo cargó.

—Oh…— Se alarmó viendo la pata del gato. Lo arropó con su chaqueta acercándolo a su pecho y lo dejo en la canasta de su bicicleta. —T-todo va a estar bien, yo voy a cuidarte… — Dijo el humano.

 

 

III

 

 

b35; Fly me to the moon b34; Let me play among the stars b35;

 

Cuando despertó una suave melodía le acompañó hasta que recuperó la consciencia completamente.

Un olor a arándano invadió sus sentidos, era una extraña, pero agradable mezcla. Su cuerpo se sentía tibio, y cómodo. Rápidamente miró su pata derecha, tenía un vendaje y una tablilla, o bueno había hecho su mejor intento.

Giró la cabeza estudiando el lugar, era amplio, pero solitario. Una pequeña mesa para uno y una silla, un sillón en L a mitad del living, una suave alfombra, una de esas cajas especiales brillantes y una cocina.

 

Escuchó su andar de una habitación, que no logró ver desde su posición y de pronto una cabeza rubia y despeinada apareció.

—Estas bien… — Alegó el humano sentándose de rodillas e inclinándose sobre el animal. —¿Puedo cargarte?  — le preguntó respetuosamente.

 

El gato no dudo en apartarle de un zarpazo.

“Dije que te alejaras.”

 

—Ow, e-eso duele. — El rubio se tocó la mejilla, sin evidenciar mucho el dolor.

 

El gato se mofó.

“Eso es, ya aprendiste.”

 

Pero solo un segundo después volvió a intentar cargarlo.

—No voy a hacerte nada malo. — Pidió, levantándolo.

 

“¿Qué haces, humano? ¡Bájame! ¿Acaso eres idiota?”

 

El gato clavo sus uñas cientos de veces en su piel, pero este no se detuvo, lo intentó hasta que simplemente, el felino dejo de luchar.

 

—Esto es agradable… —Musitó el rubio acostado en el suelo junto al gato. —Puedes quedarte. —Dijo en un susurro, sonando de fondo ‘Fly Me To The Moon’— Hmh…hmh, mhh…— Tarareó la melodía, haciéndola sonar muy triste. — Esta puede ser tu cama. —Agregó mostrándole una sábana y un cojín.

 

El gato levantó la cabeza, observado el obsequio, pero sin interesarle volvió a acostarse en el suelo.

“No puedo caminar con este cuerpo lastimado… Tal vez, ya no llegue a servir nunca. Debería morir y esperar a renacer nuevamente.” Pensó independiente de lo que el humano pudiera hacer.

 

—¿Estas enfadado conmigo? —Preguntó, picándole suavemente.

 

El gato gruñó en respuesta. “No sé qué está diciendo ahora… Es un fastidio.”

 

—¿Tienes hambre? Por cierto… ¿qué comen los gatos? — Preguntó pensativo, el rubio cruzándose de piernas. —¿Atún? —Murmuró con esa típica expresión somnolienta.

 

“¿Ni siquiera sabes algo como eso? Me gustaría golpearte.”

 

El humano se puso de pie caminando hacia la cocina, bajo la mirada precisa del animal.

Cuando se quedó solo, rápidamente se aburrió. No podía moverse por el entablillado, y al parecer no podría huir de ese lugar. Lentamente dejo de lamentarse y se acostó.

 

“Let me see what spring is like on~”

 

Inconscientemente siguió la melodía en su cabeza, era un ruido increíble, nada parecido al de los coches, o los restaurantes.

“b34; In other words, hold my hand~”

 

Abrió la boca, pero de esta solo salió un quejido sin forma. Bueno, era de esperarse. Había vivido muchos años, y nunca había logrado decir una palabra. Tampoco los humanos parecían entenderle, y él tampoco a los humanos.

 

Bufó.

“Debo planear como salir de aquí.”

 

El ruido se hizo más intenso, y volvió a oír la voz del humano, cantaba bajo, casi sin sentimiento, mientras se acercaba con un tazón. Este lo dejo en el suelo junto al gato y se puso de cuclillas observándolo.

—Anda, come…—Pidió.

 

El gato lo observó con sus penetrantes ojos cafés.

“No necesito de ti, soy un gato callejero, que vive de sus garras y sus dientes.”

Alegó.

 

—Está muy sabroso…—Aseguró empujando el plato a su hocico. —Por favor…

 

El animal mostró sus dientes, en una prueba de su orgullo y ni siquiera miró el plato.

“Soy un gato que busca en la basura y caza su propia comida, jamás me rebajaría a la humillante vida de un gato doméstico.”

 

El humano le observó de pies a cabeza, con sus ojos avellanas, ladeando el rostro, apoyándolo sobre sus brazos cruzados. —Si no comes, yo tampoco lo haré. —Dijo en tono bajo.

 

El gato le reto con la mira.

 

Ambos permanecieron de esa forma hasta que cayó la noche. El estómago del humano rugía.

El animal soltó un soplido similar a una risa.

 

“Sus tripas piden por alimento… No durará demasiado.”

 

—Huh… Silencio. —Dijo frotando su estómago sobre su ancha ropa.

 

El gato le miró extrañado. ¿Realmente planeaba quedarse sin alimento?

 

“No es de mi interés… Al vivir en las calles, conozco bien la sensación de vacío en las tripas.”

 

El gato simplemente cerró los ojos, pensando, tal vez, que el humano se alimentaría cuando durmiera.

 

Pero, aun con sus agudos sentidos, aun con su visión nocturna, no sintió movimiento en el humano durante toda la noche.

 

A la mañana siguiente, el gato ya tenía sus filosos ojos bien abiertos y perspicaces sobre el cuerpo del humano.

Aún no había logrado discernir si se trataba de una hembra o un macho. Las ropas que traía eran anchas y, hasta tal vez, dos tallas más grandes. Constaban de camisas largas, debajo de suéteres anchos, jeans azules. Algo completamente simple y ambiguo.

 

Incluso su olor.

El gato aspiró su aroma de una, reteniendo la sensación en sus fosas.

Arándano…

Lluvia…

Amabilidad…

Tranquilidad…

Y… profunda tristeza.

 

“¿Esta persona…?”

 

—Huh… ¿oh, me estabas viendo? —Murmuró con tono opaco, frotando sus ojos. Ladeó el rostro hacia el tazón de comida y su rostro inexpresivo, reflejo algo de decepción. —Así que no comiste nada…

 

El gato pareció muy confundido.

“¿Qué estás haciendo? ¿Por qué pones esa cara?”

 

—Eres muy orgulloso, ¿sabes? — Dijo poniéndose de pie, y llevándose el tazón consigo. —¿Luce asqueroso? ¿Por eso no quieres comer? — Habló solo, adentrándose nuevamente en la cocina.

 

Unas horas transcurrieron y un nuevo platillo fue presentado al arrogante gato.

 

Esta vez, el animal no vio el plato, sino las manos del humano, lo sabía. Había percibido un ligero olor a sangre mezclado con su aroma natural a arándanos.

 

“¿Piensas que alimentarme lograra domesticarme? ¿Qué tan arrogantes pueden ser los humanos?” Se quejó, pero, esta vez, asomó su cabeza sobre el plato y devoró el alimento, tragándoselo.

 

El rubio sonrió casi imperceptiblemente, y ocultó su rostro entre sus piernas viendo atentamente como el pequeño gato se terminaba la comida. Era emocionante, era gratificante y genial. El humano se atrevió a estirar el brazo sobre el lomo del animal y acariciarlo.

 

El gato blanco tensó sus músculos al sentir su palma y se apartó.

“Es solo hambre. No seas arrogante.”

 

Pero el humano se cubrió la nariz. —Apestas. Te daré un baño más tarde.

 

“¿…?”

 

El gato no comprendió la insolencia del humano, hasta unas horas más tarde.

 

“¡¿Qué vas a hacerme?! ¡lárgate!”

El gato peleó con todas sus fuerzas, pero simplemente fue reducido a una bola de pelos espumosa, en cuestión de minutos.

 

—No puedo tenerte en mi cama si estas tan sucio. — Dijo sobando su piel con una esponja. El humano se había equipado con una campera contra la lluvia y mucho, mucho jabón. —Vaya, eres tan blanco, pero con esa mugre encima… Eras un poco feo. — Musitó sin malas intenciones.

 

“¡¿Qué dijiste?! ¡Incluso hay cosas que los gatos saben!”

Gritó el gato, enfadado.

 

—Sí, sí… Solo un poco más. — Agregó enjuagándole, para sacarle de la tina. —Estas casi listo. — tomo la secadora y frotó su pelaje junto con una toalla, realizando excelentes masajes.

Cuando terminó de frotarlo con la toalla y lo sentó en la cama, su pelo se había esponjado dándole un aspecto denigrante.

 

El humano soltó una pequeña risita.

 

Y el gato hizo una nota mental: Asesinar a ese humano.

 

Comenzó lamiendo su pata, y así todo su cuerpo, ignorando la presencia del humano.

 

—Ah… Estoy pensando en que debo darte un nombre. — Se sentó a su lado, tomando su barbilla. Le vio de reojo —¿Senah? — Murmuró, sin obtener respuesta. —Sehun. — Dijo.

 

El gato se detuvo furioso, moviendo involuntariamente su oreja derecha.

 

“¡No me nombres como si fuera tu mascota!”

 

El humano aplaudió. —Sehun, será. — Dio por hecho, acariciando rápidamente su cabeza. —Soy Luhan… — Se puso de pie bajo la atenta mirada del gato, y se desprendió de sus ropas húmedas. Era lo suficientemente tarde por lo que la idea de una siesta, se oía provocativa.

 

“Jamás responderé ante un nombre tan patético,

soy un gato callejero, sin nombre.”

 

Sehun le ignoró continuando con su sesión de limpieza personal, y cuando terminó desvió su mirada hacia lo que fuera que hiciese ese humano.

 

Luhan se deshizo de sus anchas ropas, que cayeron como peso muerto al suelo, primero su camiseta dejando a la luz sus pequeños pezones, hasta la línea delgada de su estómago y por ultimo sus piernas flacas y largas.

 

“Es macho…” Reconfirmó Sehun, luego de verle desnudo.

 

De repente sintió un peso extra, que hundió la cama y unos brazos le atrajeron a su pecho. —Duerme conmigo, Sehun. — Pidió aplastándolo en un abrazo.

 

“¡Maldición! ¡Auxilio!”

 

 

IV

 

 

Al principio pasaba horas, y horas, preguntándose ¿por qué?

La primera vez que había muerto, había sentido mucho dolor, su piel se encogía y quemaba, y sus gritos no eran escuchados por nadie. Creía que no había nada peor que eso… Y de pronto su momento de agonía había terminado.

 

Luces de diferentes colores y una sensación de cosquilleo en sus patas le advirtió una nueva y única luz.

La luz de la vida.

 

Había vuelto a empezar. De pronto, un segundo estaba muerto y al otro vivo. ¡¿Qué significaba?! ¿Cuál era el motivo?

 

¿Su propósito?

 

Luego de un par de vidas llenas de decepciones, comprendió que tal “motivo” no existía. No era necesario para sobrevivir, y tampoco era una meta.

El tiempo pasaba, los lugares en los que renacía, su cuerpo, las ciudades, los pueblos, las maneras de vestir y andar, cambiaban. Todo, excepto los humanos. Ellos eran los mismos de siempre, con diferentes rostros, pero igual de repulsivos y egoístas.

En poco tiempo gasto más de ocho de sus vidas de gato, en busca de ese propósito… que nunca estuvo.

En una de sus tantas vidas, renació como un gato tuerto, no disfrutó esa vida miserable y estúpida. En solo cuatros años, se dejó arrollar por un bus, aprovechando la luz roja.

 

Había notado, que la vida, ya no era misteriosa o divertida… Era solo la vida, simplemente. Y para él, una vida larga.

 

 

Sehun de pronto despertó, había pasado mucho desde que había tenido un sueño como ese.

La cama de Luhan olía a arándanos y shampoo, y aunque odiara admitirlo era una mezcla extraña, pero agradable.

 

Habían transcurrido unas semanas desde que había llegado a ese lugar, sentía que, con cada día, su pata lastimada iba mejorando. Solo ansiaba poder regresar a donde pertenecía.

 

Sus orejas percibieron ruidos en la sala, y bajó de la cama de un salto. Se sentía bien volver a ser el mismo, aunque aún tenía ese molesto vendaje.

 

—¿…qué piensas hacer con tu futuro? — La voz de una mujer se escuchó casi como un murmuro que iba tomando forma. —Sabes que no serás joven para siempre, apresúrate y busca una buena esposa que se haga cargo de ti. —Añadió en tono desenfadado.

 

Luhan estaba sentado en el gran sofá con sus piernas pegadas a su pecho, y la mirada puesta en la ventana.

 

La mujer adulta chascó la lengua enfadada. —No importa cuánto intente hablar contigo, ¿verdad? — Masculló. —¡¿Y qué es esa ropa?! Es tan grande y holgada, ¡¿cómo piensas que una buena mujer se interesara en ti, si vistes de esa manera tan despreocupada?!

 

Luhan solo escondió su rostro entre sus piernas luciendo cansado de esa charla.

 

Cuando Sehun observó a ambos humanos notó casi con genuino asombro el parecido de ambos, aun teniendo sexos diferentes. Pero… el aroma que esa mujer emanaba era algo repulsivo.

 

—Di algo, no me dejes hablando sola. — Se quejó, la fina dama.

 

El rubio de mirada somnolienta suspiró. —Sin importar qué, madre siempre hará lo que le plazca. —Dijo.

 

—¡Luhan! —Gritó la mujer en tono ofendido. —Soy tu madre, por supuesto que me preocupo por ti. — Ella suavizó su expresión y levantó su mano dando palmadas en la espalda del chico.

 

Sehun afiló la mirada, ante el gesto.

“¿Qué… le está haciendo?”

 

—Estas más delgado, ¿has comido bien estos días? — Farfullo, tomando su rostro entre sus dedos. Al verlo así de cerca, la mujer se puso seria. — Luhan… ¿has dejado de ver a ese hombre…?

 

El rubio frunció el ceño y la apartó de un manotazo. — Es algo tarde, deberías regresar a casa, madre. — dijo.

 

Un aroma bañó la habitación, fuerte, latente, incluso sobrepasando el aroma natural a arándano.

Sehun sintió en sus fosas el olor de la ira.

 

La mujer comprendió la indirecta y se puso de pie, disgustada, pero algo detuvo su camino a la salida. Ella giro su mirada hacia el animal blanco al pie de la escalera. —¿Tienes un gato? —Preguntó algo sorprendida.

 

Luhan se sobresaltó ligeramente. —Huh- sí. Lo recogí hace unas semanas.

 

Ella miró al animal y chascó la lengua. —Deberías llevarlo al veterinario. —Aconsejó.

 

“Ah… que vieja más molesta”

Sehun le apartó la mirada ignorándola.

 

—Claro. — Respondió Luhan.

 

El sonido de la puerta advirtió que ya no estaba más, y solo en ese momento Luhan se desplomó sobre el sofá.

—Ella solo busca su propio bienestar…—Murmuró bocabajo.

 

Sehun camino hasta la alfombra y simplemente se sentó.

“¿Qué es todo eso…? Recuerdo algo similar en alguna de mis vidas…
 ¿Una familia?”

 

—¿Por qué… tenía que mencionarlo a él…? — Susurró Luhan, mostrando una expresión herida.

 

Sehun camino lentamente hacia el chico y se detuvo a una distancia prudente.

“Que humano más deprimente.” Pensó mirándole a los ojos.

 

Luhan sonrió ligeramente. —Solo Sehun es bueno conmigo, eh…

 

 

V

 

 

Cuando Sehun recuperó completamente su capacidad para andar, se ocultaba de Luhan todo lo que podía. Escondido bajo los muebles o dentro de las dispensas.

Luhan no había parado de buscarlo, extrañaba tenerlo cerca, pero sentía claramente el rechazo frío del animal.

 

Sehun la mayor parte del tiempo se ocultaba debajo del librero, ya que tenía una perfecta vista al balcón. En sus días observando el cielo desde su lugar bajo el librero, descubrió un nuevo pasatiempo del humano; él, aparte de un gato, quería un canario.

 

“¿Cuan arrogantes pueden ser los humanos?” Volvió a cuestionarse.

 

Luhan solía ir al balcón a regar las plantas de las macetas, a veces simplemente se apoyaba en la pared viendo desde arriba la ciudad, pero últimamente, Luhan había encontrado un pequeño pájaro que se posaba en su jardín y bebía del agua de la pequeña fuente.

El humano, cansado del rechazo del gato, se había hecho amigo del canario.

 

Sehun observó desde su lugar, paciente, como siempre, al humano intentar tocar al ave, que pronto salía volando lejos.

Soltó una risa. “¿Piensa cazarlo? Eres muy lento.”

 

Pero cuando volvió a fijar su vista en el rostro de su humano, notó como su mirada fría se tornó triste.

 

Sehun sintió un extraño sentimiento en el pecho. Era… como un poco de agua, acumulándose, acumulándose.

 

“¿Esa ave… tanto la quieres?”

 

 

Al día siguiente, el gato esperó debajo del librero, asechando el balcón. No le interesaba que sentimientos egoístas poseía el humano. Esa expresión llena de dolor, era una molestia.

Esperó en esa posición más de dos horas, cuando el aleteo suave de la avecilla le llamó. El canario se paró en la fuente y bebió de ella.

Sehun observó sus movimientos cada uno de ellos, prediciendo el siguiente, con solo la velocidad de su mirada, y cuando este planeó impartir vuelo, el hábil y arrogante gato saltó hacia ella, encajándole sus garras en el aire.

Cuando la aplastó contra el suelo, su pico le arañó el hocico, por lo que Sehun tuvo que tomar en su boca sus alas quebrándolas. Cuando la pequeña ave dejo de moverse, Sehun arrastró el botín hacia el humano.

 

Era algo pesado, e incluso se le antojaba devorarlo ahí mismo, pero, no podía hacerlo ya que era un regalo para el humano.

 

 b35; Fly me to the moon ~

 

Al llegar a la entrada de la cocina, volvió a oír la familiar melodía, de esa canción.

 

Let me play among the stars ~ b34;

 

Un rastro de sangre siguió una línea curva hasta los pies de Luhan que asentía con la cabeza al ritmo de la música mientras aplastaba algunas papas para el almuerzo.

 

Pero al sentir al gato, tan cerca y lejos de su habitual escondite sonrió levemente, girándose. —¿Has decidido dejar de igno…

Luhan sintió como un puño se atoraba en su garganta y las náuseas se apoderaron de su cuerpo. Cubrió su boca con ambas manos cuando observó lo que había sucedido.

 

Sehun lamió su pata manchada de sangre, mientras pensó orgulloso.

“Si la querías solo debías cazarla por ti mismo.

Pero aquí la tienes.”

 

Empujo con su nariz al ave más cerca del rubio.

 

—E-esa… es… el… ave… Ngh. — Luhan tuvo una arcada y corrió hacia su habitación.

 

El gato permaneció quieto en la cocina, con esa suave melodía de fondo, y por primera vez en muchos años, se sintió extraño.

“¿Yo… hice algo malo?”

 

Unos minutos después escucho los pasos de Luhan regresar y Sehun ladeó la cabeza sintiéndose apenado, sintiéndose pequeño e insignificante. Como… lo llaman los humanos…

 

¿Asesino?

 

Pero el rubio camino hasta el gato y lo levantó en sus brazos aplastándolo contra su pecho. —Estas muy sucio… Necesitas un baño.

 

“El humano de aroma a arándanos, me levantó gentilmente del suelo, y aunque sus ojos estaban rojos y olía a tristeza, me observó con ellos y sonrió. Sus palabras me pusieron la piel rara.”

 

Luhan lavó su pelaje cuidadosamente con la esponja y secó calmadamente, todo con mucha amabilidad. En la noche el rubio lo llevó a su habitación.

 

—¿Quieres dormir conmigo? — Preguntó con triste semblante, luego soltó una risa seca. —Parezco un niño, puedes dormir donde quieras, Sehun, no voy a obligarte…— Luhan se metió en la cama y se cubrió.

 

 “Aah, no te engañes, ellos son así siempre…
Te necesitan ahora, pero cuando no seas útil, se desharán de ti…”

Sehun lo observó desde el suelo un minuto entero, luego dio media vuelta y se acostó debajo del mueble.

 

Ya era hora de marcharse.

 

Sehun se las arregló para detener el flujo de agua, que parecía desbordarse, en su pecho.

Cuando abrió los ojos la mañana le saludo. Se puso en sus cuatro patas y camino directamente al balcón, cuando llegó asomó su cabeza hacia abajo, no debían haber más de ocho pisos hasta el final.

No era más que un gato solitario y hedonista, se marcharía y haría como si esos meses no hubieran sido nada. De todas formas, se había tornado aburrido y monótono.

 

“Solo he estado tonteando aquí.
Soy un gato callejero… no puedo ser domesticado.”

 

 Simplemente apoyó sus patas delanteras a las barandas, buscando de que impulsarse.

 

“No puedo quedarme encerrado por siempre… con este humano.”

 

—¿Sehun…?

 

Y sin mirar atrás, el gato saltó. El aire se amontonó en su pecho, pero un raudo tirón le detuvo.

 

“¿Eh…?
El agua… comienza a llenarse de nuevo”

 

Sehun miró hacia abajo, sus patas colgaban sobre la gran ciudad, luego ladeó su mirada notando al rubio, que tenía medio cuerpo colgando del balcón y la mano extendida tomando al gato del pellejo. Definitivamente era un ambiente peligroso para cualquier humano.

 

“¿Qué… estás haciendo?”

 

Luhan apretó los dientes sintiendo el sudor bajar de su frente, aferró sus uñas al suelo. —Po-por favor… no te vayas. — Sollozó, el gato se estaba resbalando. — Por favor…— Pidió, y al sentir el aire gélido contra su mejilla, reunió todas sus fuerzas y de un tirón atrajo al animal contra su pecho.

 

Cuando ambos estuvieron en el suelo, se sentó y por primera vez, desde que lo conoció; Sehun vio cómo su expresión dejaba de ser vacía para convertirse en un increíble ceño fruncido. —¡¿Cómo puedes hacer algo así?! ¡No volverás a salir! ¡N-no te dejare asomarte al balcón nunca… nunca más! — Sollozó histérico. —No sé qué haría sin ti… — lo abrazó.

 

Sehun le observó en silencio, pensando.  

 

“¿Por qué te preocupas tanto por un simple gato de la calle?”

 

—Sehun… no vuelvas a irte…— Murmuró.

 

“Los humanos solo piensan en ellos mismos…
Pero…, esa persona es diferente.”

 

VI

 

 

Sehun es ahora un gato arrogante y orgulloso que ha sido domesticado, por un humano con olor a arándanos.

Sehun y Luhan pasan el día entero juntos, sentados sobre el sofá, o tonteando en la cama.

Ambos están muy acostumbrados a estar juntos, pero, el gato blanco no deja de ser un gato callejero y extraña el olor de la cuidad, y los sonidos de afuera, se siente inquieto…

 

Luhan escucha el timbre y se levanta de su cómodo y caliente lugar del sofá.

 

Sehun observa la caja especial y brillante, esperando que Luhan regrese con comida, pero eso no sucede. Rápidamente el lugar se llena de un nuevo olor.

Y a Sehun, un gato orgullo y territorial, eso no le gusta.

 

—Chanyeol-ssi… ¿qué haces aquí? — La voz de Luhan se quebró en algún momento, y el sudor de su cuerpo evidencio su nuevo estado de ánimo. Ansiedad.

 

Sehun saltó por encima del sillón y camino hasta el pasadizo de la entrada observando claramente el rostro del nuevo sujeto.

 

—Luhan, no has cambiado nada… —El alto hombre acarició la mejilla del rubio. —¿Puedo pasar? —Preguntó.

 

Sehun adoptó la posición de caza, cuando le vio dar un paso al frente.

—S-sí… claro…— Musitó con su usual mirada inexpresiva, haciéndose a un lado. —¿Qui-quieres algo de…?

 

El alto se dio media vuelta y le calló con un beso feroz, empujó su cuerpo contra la pared del pasillo y cerró la puerta con su mano sin apartar sus labios de su boca.

 

—Mhm… Chan… n-no…— musitó entre jadeos.

 

Pero el alto hizo caso omiso, metiendo sus hábiles manos entre su holgada ropa, y juntando su erección a su trasero. —¿Aun conservas mi ropa? Que chico tan lascivo… —Susurró contra su oreja.

 

Luhan perdió la fuerza en sus rodillas y terminó sentado, contra la pared. —Mhm… es-espera…— Pidió sonrojado y excitado.

 

Sehun nunca apartó sus afilados ojos de ese cuerpo. La forma y el color que tomaba su piel cuando era acaricia o besada. El aroma de la habitación era insoportable… era tan deliciosa.

 

“¿Qué… es…? ¿Dos machos apareándose?”

 

Luhan gimió, pegando su frente contra la pared helada mientras sus pezones eran pellizcados por las manos del alto.

 

—Lo siento… Voy a entrar. — Informó.

 

El rubio ladeó la mirada, completamente perdido por la sensación asfixiante, y de pronto sus ojos avellanos dieron justo al final del pasillo, donde Sehun les observaba. Y en ese momento, cuando era penetrado, Luhan se sintió humillado.

 

—¡Nn-no… el gato… nos esta mirando! — Le rogó intentando apartarlo.

 

Pero Chanyeol solo empujó sus caderas más adentro. —¿Compraste un gato? —Preguntó agitado. —Deja que mire…—Añadió tomando su pelo y exhibiéndolo ante el animal.

 

Las garras de Sehun salieron involuntariamente clavándose en el suelo, todo su cuerpo sentía fuego. ¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo había deseado a ese humano?

 

“¿Cómo… no era yo lo único que necesitabas?”

 

Esa noche, aunque su corazón doliera, Sehun; el orgulloso y arrogante gato observó a detalle el acto mientras maldecía su vida como un miserable y solitario gato.

 

VII

 

 

—¿Te… te iras? — Luhan estaba arropado con una sábana, sentado sobre el sillón.

 

Chanyeol cerró su chaqueta mirando de reojo al rubio. —Lo siento, Luhan… Debo volver con mi familia. Pero, te visitaré nuevamente. — El alto se acercó a él y dejó un beso en su frente, para luego marcharse.

 

Sehun soltó un bufido, muy parecido a una risa sarcástica.

 

“Así que ese olor inusual, era eso. Ese tipo tiene una familia.”

Caminó con sigilo cerca del sofá y de un salto subió a él sentándose a una distancia prudente del humano.

 

“Lo sabía… desde el principio, las relaciones sexuales sin fin de procrear, solo terminan en fraca…”

 

Y Sehun dejó de pensar, cuando vio salir de sus somnolientos ojos avellanas, gruesas lagrimas que bañaron su rostro inexpresivo.

El gato blanco permaneció en completo silencio contemplando semejante espectáculo. Había vivido suficientes años, para saber que los humanos solo lloraban por ellos mismos, se amaban a sí mismos. Pero, esto era…

 

“¿Por qué… esta hermosa persona está llorando por un tipo molesto como aquel?

 

Sehun sintió rabia de su destino, cuando se observó.

 

“Quisiera… abrazarte”

 

Se lamentó.

“¿Por qué Sehun nació como un gato…
que ni siquiera tiene brazos para alcanzarte?”

 

Luhan escondió su rostro entre sus piernas llorando con ganas, su espalda temblaba en espasmos contenidos. Y en el silencioso living, sólo se oyeron sus jadeos.

Luhan sorbió los mocos de su nariz y le observó directamente. —Se-Sehun… hoy viste una parte muy lamentable de mi… perdóname, ¿sí? — Pidió secando su rostro con la frazada, dejándose marcas rojizas debajo de los pómulos.

 

El gato blanco observó al patético humano, que aun en sus momentos más miserables, pedía el perdón de un gato callejero, y sintió cómo su pecho se estrujaba.

 

¿Por qué tenía que amar a ese humano?

¿Por qué Dios le había maldecido de esa manera?

¿Era si quiera concebible la idea de amarlo?

 

Cuando Luhan se durmió, el gato blanco abrió los ojos en medio de la oscuridad. Movió sus patas sigilosamente deteniéndose frente al rostro del rubio y lo observó.

El deseo de tocarlo y ser correspondido. El anhelo de hablar… y decir su nombre, él ser nombrado. La codicia de besar sus labios, hasta saciarse, si pudiera devorarle lo haría completamente.

 

El hambre, lo estaba consumiendo.

 

Sehun apartó la mirada, del humano y la dirigió al balcón.

Era un gato arrogante y orgulloso, y aunque la vida había sido difícil nunca pensó en morir.

 

Pero, ahora era diferente.

 

Camino hasta la baranda del balcón y sintió la briza acariciar sus bigotes.

 

“Este humano… va a ser mi perdición.”

 

Sus garras se sujetaron inconscientemente al metal. Su cuerpo no deseaba ponerse fin.

 

“Las emociones que tenía, poco a poco se van acumulando en el pozo, se va llenando, llenando…

Mi buen sentido, cada vez, menos se aferra…”

 

El gato blanco cerró sus parpados y sus garras no se aferraron a nada.

 

“Y su llanto… Fue el sonido de la inundación.”

 

Su cuerpo flotó un segundo, y luego cayó.

La explosión de sus órganos internos le arrancaron un alarido de dolor. En la acera mojada, nadie se detuvo ni se preocupó por la vida de un gato callejero.

 

“¿Por qué… por qué estoy vivo? Déjame morir… por favor…” Imploró atragantándose con la sangre.

 

“Dios… te lo doy. Esta inmortalidad es tuya.
La cambio… por una vida humana.
Una vida con él.”

 

Sus ojos se cerraron en un parpadeo sangriento. El dolor, asfixiante y paralizante.

 

“Si existes… muéstrame tu piedad. No soy más el gato arrogante y egoísta…”

 

Con todas las fuerzas de su cuerpo se arrastró hacia la autopista.

 

“Dame una vida con… Luhan.”

 

Los faros brillantes de un camión le alertaron y Sehun simplemente esperó morir antes del impacto. El golpe le desprendió de su último aliento.

 

Cuando cerró los ojos, el gato no volvió a la vida como gato.

 

VIII

 

 

" ¿Qué haré con toda esa agua desbordándose? ¿Cómo debo contenerla?

Tapa la fuga antes que se desborde, o… consígueme un contenedor más grande…

Sí…

Dame un cuerpo que pueda transmitir todos estos sentimientos… "

 

Las luces brillantes nuevamente llegaron sobre sus parpados, la sensación de cosquilleo en sus patas y de pronto se sintió asfixiado.

 

¿Nacería en el seno de un nuevo hogar?

 

Repentinamente sus pulmones se llenaron de aire, y en un shock abrió grande los ojos.

La vista de una habitación blanca, y el olor a analgésico le marearon un poco.

 

—Oh, el muchacho acaba de despertar. — Una enfermera se apresuró a su camilla, luciendo aliviada. —¿Cómo te sientes? ¿Te duele alguna parte?

 

El gato, confundido miró sus propias manos, divisando la piel humana en ellas, su forma y color... era exactamente igual.

 

La emoción le golpeó en el estómago y sus ojos se llenaron de humedad.

 

—¡¿Te duele?! ¡Doctor! ¡Doctor! —Gritó la mujer, al verle llorar.

 

Sehun vio sus manos temblar y movió sus dedos, comprobando si era real. ¿Había sucedido? ¡Se lo había otorgado!

Una nueva vida.

 

 

—Buenos días, debes sentirte algo confundido, es normal. — Un hombre con bigote y bata le examinó con una pequeña linterna el estado de sus ojos, y luego sus cuerdas vocales. —Sufriste un accidente fatal en la autopista. Te salvaste de milagro, muchacho… —comentó. — ¿Tienes algún familiar o apoderado? ¿Puedes hablar?

 

Sehun solo le observó, de alguna manera podía comprender lo que decía, pero no podía hablar.

 

El anciano arqueó una ceja. —Esto se convierte en un problema… No puedes salir hasta que alguien venga por ti. —Agrego limpiando su sudor con un pañuelo. —Bueno, ya repasaremos tu caso, por lo tanto, te quedaras aquí. — Sentenció, poniéndose de pie y marchándose.

 

El ahora humano, lo observó desaparecer tras la puerta, y sin perder tiempo tomo la ropa que había encontrado en los estantes y se fugó del hospital.

No se quedaría a perder el tiempo, debía encontrar a Luhan.

 

Sehun caminó por cuatro horas seguidas, solo con unas sandalias de hospital, un buzo gastado y una camiseta del personal de limpieza.

Sus ojos no dejaron de observar a su alrededor, sus pasos eran cortos pero ágiles. Estaba contemplando; el ruido de los autos en la avenida principal, el olor de la comida que se mezclaba con la de los cigarrillos, y la vista de títeres humanos andando sobre sus arrogantes pies, creyendo tener las ocupaciones más importantes del mundo… y ahora… ahora era parte de ellos.

De pronto sus pies se detuvieron, ladeó ligeramente la cabeza, encontrándose con el vidrio espejo de un enorme edificio, y admiró su reflejo.

 

Era un hombre, de piel pálida, cabello marrón y ojos cafés. Era un humano, no había pelo cubriéndole, no tenía cola u orejas puntiagudas. Ahora podía amar a Luhan.

 

Siguió su camino, solo unas calles más, oh no, jamás olvidaría el aroma de ese vecindario. Flores, tierra fresca… arándanos…

 

Arándanos.

 

Sus piernas se movieron solas cuando corrió, se sentía más rápido, más ágil. Y al voltear la esquina, de pronto tropezó con alguien más. El sonido sordo de una maceta estrellarse contra el suelo, llevándolo consigo.

 

“Sin la cola siento como si perdiera el equilibrio.” Pensó, mirando el desastre de la tierra sobre su pantalón.

 

—Lo siento… Arruine tu ropa. — Dijo en un tono suave.

 

Sehun sintió mil revoluciones en su estómago, cuando elevó la mirada para encontrarse con el rostro somnoliento de Luhan. Se puso de pie de un salto y le tomó de los hombros, sintiendo en las palmas de sus manos el ardor de la gloria de ser humano.

Pero al verle a los ojos, rápidamente divisó la soledad y tristeza en ellos. Mucha… mucha tristeza.

Sehun bajó la mirada, no podía encontrarse con esos ojos. ¿Qué le había hecho tanto daño?

 

—Hice un desastre, lo limpiaré, lamento lo de su ropa. — El rubio hizo una reverencia, y luego se inclinó recogiendo los trozos de la maceta.

 

Sehun se puso de cuclillas rápidamente tomando la muñeca de Luhan impidiéndole moverse, pero por la sorpresa, este terminó raspando su antebrazo.

Sehun vio la sangre salir de la llaga de su brazo y como goteó sobre la tierra.

 

Luhan abrió los ojos en pánico. —N-no quise… ¡lo lamento! Por favor déjeme atenderlo.

 

Sehun vio el rostro de Luhan y sonrió al notar el destello en sus ojos apagados.

 

 

Luhan le hizo entrar cerrando tras de él. —Iré por mi equipo médico, por favor, espera en el sillón. — Pidió.

Y Sehun camino de forma cuidadosa hacia el living, observando cada detalle del hogar, los muebles, la pintura, el color, los olores… Desvió su mirada hacia el balcón y su ceño se frunció cuando notó las puertas de los ventanales cerrados, y… las flores. Ya no estaban.

“¿Por qué?”

 

— ¿Qué haces ahí? — La voz de Luhan le sacó de su ensoñación.

Sin darse cuenta había caminado hasta el balcón.

Sehun negó con la cabeza y volvió al sillón, donde el rubio desinfectó la herida y la vendó. O eso intentó.

 

“¿Me recuerdas?” “¿Qué hiciste luego de que me fui?” “Viste a ese sujeto otra vez?”

 

Deseaba hacerle tantas preguntas, pero sus labios no se movieron.

Luhan parecía muy concentrado guardando cada una de sus cosas dentro de su equipo médico.

Había un sinfín de cosas que había imaginado hacerle, y ahora… parecía un extraño sueño.

 

—Ah, aun no me he presentado. Mi nombre es Luhan. — El rubio estiró su mano frente al alto.

 

Sehun no había apartado su mirada penetrante del rostro del rubio, y cuando menos lo esperó, su cuerpo se movió solo, ignorando su brazo extendido, Sehun atrapó sus labios en un beso unilateral y sediento.

 

“¿Esto es el cielo?”

 

Presionó sus belfos con ligera fuerza, y ante la conmoción del más bajo, entreabrió sus ojos observando la cara patidifusa del rubio, sacó su lengua repasándola sobre sus labios y mentón.

 

Luhan quitó el rostro, intentando empujarle lejos, pero fue inútil. Sehun tomó sus dos muñecas y las levantó sobre su cabeza. Ahora atacando su cuello con mordidas pertinentes.

 

—Mhm… Ngh… n-no…— Jadeó sintiendo su piel derretirse al tacto. Luhan arqueó la espalda, echando hacia atrás su cabeza dejando expuesto su cuello rosado junto a su pecho.

“Increíble… está ardiendo.
¿Qué era lo que ese sujeto te tocaba, que te hacía gritar?”

 

Sehun continuó con su recorrido, dirigiendo sus curiosas manos por todo lo largo de su cintura, hacia sus caderas. Estiró la prenda inútil de su pantalón y sin más paciencia desgarró la tela con fuerza animal.

Acercó sus labios a su pecho, y atrapó entre sus dientes su pezón, mordiendo con fuerza.

 

Luhan aferró sus manos a la espalda de Sehun, abrazándose como si su vida dependiera de ello.

 

“Así que era aquí”

Pellizco el otro, masajeándolo.

 

El rubio abrió la boca respirando forzadamente, suspiros abandonaron su garganta seca, y las traicioneras lagrimas acumuladas en sus largas pestañas le impedían la perfecta visión.

—¿Qué… es esto? ¿Quién eres…? — Gimió presa de sus manos.

 

Sehun continuó explorando su cuerpo, llenándolo de besos y mordidas, descendió hasta su ombligo y lamió con la punta de su lengua, las piernas del rubio que temblaron por la anticipación.

No entendía que sucedía, no era normal esa sensación ardiente. Luhan no era consiente de sí mismo, su cuerpo pedía a gritos más de esas caricias, de alguna manera le hacía sentir familiar. Completo.

 

Sehun levantó sus piernas, clavando sus dedos en sus muslos internos, y observando el paisaje que este le ofrecía.

Rosado, sudoroso, necesitado y jadeando.

 

“Tanta… hambre…”

 

El pálido se inclinó sobre sus muslos y abrió la boca empujando su lengua dentro del hoyo rosado y palpitante del rubio.

 

—¡Aah! Mhg… tu… lengua… ngh…— Sollozó sin poder controlar su propio placer.

 

Sehun entrecerró los ojos disfrutando de la sensación, sus dedos estiraron la piel de su ano, empujando más profundo.

 

—Eh… eh… n-no puedo… Ngh… — Luhan intentó cubrir su boca con ambas manos, pero fue imposible, la saliva escurría por su mentón y su vista estaba completamente nublada por la excitación.

Sehun se apartó relamiéndose los labios, esa zona había quedado lo suficientemente húmeda a su parecer, cuando bajó sus pantalones, su demandante verga se alzó mojada y roja.

Los gatos tenían un celo muy severo, ellos emanaban ciertas toxinas que afectaban las hormonas de sus parejas, y al parecer Sehun afectaba increíblemente a Luhan.

 

—De… dentro… mhg, ponlo dentro…— Gimoteó el rubio, sosteniendo el mismo su pierna en alto. — Por… favor…

 

Sehun afiló la mirada, ante esa suplica, la expresión sosa de Luhan había sido reemplazada por unos ojos llorosos y mejillas inflamadas.

 

“¿Qué debo hacer? Me volveré loco…”

 

Sehun gruñó como un animal cuando tomo con fuerza las caderas del rubio y presionó la punta de su miembro contra su entrada.

 

“Su… agujero me está apretando con tanta fuerza…
¿Es así de increíble el sexo humano? No puedo detenerme”

El castaño empujó sus caderas con potencia una y otra vez, hasta saciar su sed.

 

Luhan extendió sus brazos hacia ese perfecto desconocido, que lo aceptó y lo arropó entre sus fuertes brazos. Sus gemidos eran humillantes, pero aun así lo quería tanto que no podía soportarlo. Entrando y saliendo, era simplemente increíble. Su cabeza había dejado de pensar, esas grandes manos estaban tibias cuando lo acarició, y sus gruñidos sobre su oreja le ponían la piel de gallina.

—Se siente tan bien… Ahg, no-no puedo aguantarlo…— Sollozó, sintiendo los dedos de sus pies contraerse por el espasmo en su interior. “Ah… se está haciendo más grande” pensó Luhan.

 

Sehun buscó sus labios y remarcó un beso codicioso y torpe, asegurándose de arrancarle un suspiro.

“Luhan… Ahg… increíble, Luhan, Luhan Luhan…”

 

Y sin poder controlar más ese nuevo cuerpo Sehun acabó dentro de su antiguo dueño, dejándolo acabado y hecho polvo sobre el sofá. El espeso y claro semen se escurrió rápidamente por su estrada dilatada. Sehun observó con algo de desesperanza como realmente ellos no podrían procrear. 

 

Luhan respiró bocanadas de aire, su cuerpo aun sufría los estragos de su orgasmo, el sudor bañaba su cuerpo entero y no podía dejar de sentirse electrizado. Cuando alzó la mirada encontró el rostro sonrojado del pálido, junto a una nueva potente erección.

 

El rubio agrandó los ojos. Si bien lucía muy joven no esperó algo como eso, solo unos segundos después de un orgasmo.

Pero era bien cierto que era una de las facultades de los gatos.

 

“E…empieza a doler.”

Sehun desvió su mirada algo avergonzada hacia el rubio, pero no contó con que este se pusiera de rodillas frente a él, y engullera su pene de un bocado.

 

“¡¿…?!”

 

Sus nervios se crisparon y apretó los puños clavando sus uñas en sus palmas. La humedad de la boca de Luhan, y el roce de sus dientes. Sehun se encorvó perdiendo el equilibrio. ¿Qué demonios era eso?

 

“Quiero… más… la boca de Luhan…”

 

Sehun llevó su mano hacia la nuca del rubio e inconscientemente presionó, embistiendo.

 

Luhan puso los ojos en blanco cuando la punta de su miembro rozo su garganta.

 

“Increíble… el sexo humano… con Luhan, es increíble.”

 

—Nhg, Lu… ufff… aah…— Sehun forzó su voz a salir. Era una necesitad atascada, su rostro se puso aún más rojo y sofocado, la boca de su antiguo dueño le llevaría al orgasmo. —Luha… Luhan…

 

El rubio escuchó por primera vez su voz, gruesa y algo apagada, pero fue como música para sus oídos. “Él ha dicho mi nombre.”

Cuando quiso responder al llamado del chico frente a él, sintió como todas las fuerzas de su cuerpo eran drenadas por completo.

 

Luhan se desmayó por el calor excesivo, pero se aseguró que lo último que vería antes de dormir sería el rostro de ese desconocido, que le había ofrecido muchísimo más que cualquier persona en su vida.

Esa sensación tan, tan familiar…

“Sehun… gato testarudo y orgulloso… ¿Dónde estás?”

 

 

 

La mañana siguiente Luhan abrió los ojos con pesadez, se encontraba en su habitación. Al recobrar el sentido, apresuradamente se puso de pie. Eso no podía haber sido un sueño, verdad…

 

Se arropó con las sabanas y bajó por las escaleras arrastrándolas.

 

“No otra vez… ¿Me has abandonado?”

 

Y cuando llegó al living, en el silencio de su hogar, la voz rasposa y apagada de ese chico pálido hizo un eco desde el balcón.

Fly me to the moon~ b35; Let me play among the stars ~— Cantó Sehun mirando la ciudad, con solo unos pantalones puestos. —In other words, baby, kiss me~ huh… mhg... — tarareó, pero rápidamente se percató de la presencia de alguien más y se calló, girándose.

 

La imagen de Luhan con una expresión, que jamás había visto en su rostro y gruesas lagrimas bajado sin control por sus mejillas, le avistaron.

¿Era… alivio?

 

El rubio dio unos pequeños pasos inseguros, hacia el alto. —No… no puede ser… — sollozó. —Estas de vuelta… Sehun…

 

El pálido agrandó sus ojos al ser recocido, y fue a su encuentro, aplastándolo en su pecho, en un abrazo necesitado.

 

—Te amo. —Confesaron ambos al unísono.

 

 

 

 

Fin

 

 

 

 

Una vez, había un gato inmortal, que odiaba a los humanos, era un gato arrogante, orgulloso y testarudo. Y en una de sus tantas vidas, este gato se enamoró de un humano. Llegó a amarlo tanto, mucho más de lo que se amó a sí mismo, por lo que este gato inmortal, hizo un trato con un Dios, canjeó sus infinitas vidas de gato por una sola con él.

 

 

" El mayor misterio del mundo es que la vida resulta comprensible."

Albert Einstein

 

Notas finales:

See you next time...


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