GIFT
‘Cause I’m broken when I’m lonesome
And I don’t feel right when you’re gone away...
Seether & Evanescence, Broken.
Tomó la fotografía entre sus manos; Le extrañaba, le necesitaba a cada segundo que pasaba. Las ansias eran enormes, no soportaba alejarse de él...Ni por un minuto. Pero ya habían pasado varios días y él no regresaba.
Si quizá no hubiese sido tan rudo con él, no se la estaría pasando solo en vísperas de su cumpleaños.
Cumpleaños...esa palabra resonaba latiente en su mente; Le recordaba a su madre, su adorada madre...Ella con mucho cariño lo despertaba en la mañana del día de su cumpleaños y le llenaba de besos el rostro. Le repetía una y otra vez que era un muchacho más grande y que lo quería muchísimo y, aunque ya fuera un adulto...para ella seguiría siendo su chiquitín.
Sonrió con amargura, recordar a su madre inevitablemente le recordaba a Shun. Su niño lo despertaba todas las mañanas, le llenaba de besos la cara y le decía lo mismo que su madre: Para él, siempre sería su niño hermoso ruso...
No pudo evitar que los ojos se le humedecieran, pero no se permitió derramar lágrimas; Alguien tocaba insistente la puerta y fastidiado, decidió abrir...
No era quién esperaba pero esa persona le reconfortaría el alma mucho.
Su sensei.
...
Tenía la mirada pérdida en el horizonte; No sabía que hacer, solo faltaba un día para el cumpleaños de su niño y...no iba a estar con él. Bajó la mirada y tomó un sorbo de su café amargo. No iba a mover un solo dedo para verlo, había ido demasiado lejos gritándole y reprochándole cosas que no le interesaban en lo más mínimo.
Dejó unos billetes en la mesa después de pedir la cuenta y salió de allí.
El café, el atardecer y absolutamente todo le recordaba al rubio.
Mientras caminaba deprisa, tropezó con una persona. De inmediato se disculpó por su torpeza. Fijo la vista en el hombre delante de él y esbozó una pequeña sonrisa, comparada con la del escorpión que sonreía coqueto.
...
Le abrió la puerta con cuidado y al verlo sonrió feliz y se colgó de su cuello. Su maestro sonrió complacido mientras lo rodeaba con sus dos brazos. Sintió humedad en su hombro y le alzó el rostro al dolido Hyoga.
Estaba llorando; Su corazón se estrujó y abrazó a su alumno con todas sus fuerzas, transmitiéndole el calor que le hacía falta...Aunque Camus tenía muy en cuenta que cualquier cosa que el ruso necesitara tenía que ver con un peliverde, que muy enojado se había ido de Hyoga.
Para eso estaba Camus allí y claro, para felicitar a su casi hijo, que se aferraba a él de una manera impresionante, impidiéndole poder moverse, lo necesitaba...
...
El peliazul le pasó el brazo por los hombros al avergonzado chico. Por primera vez no tenía nada maligno en mente, solo quería...quería que las cosas se arreglaran.
Por que él mismo sabía lo que era estar en esa precaria situación, sintiéndote con la persona que amas. Él entendía el dolor del peliverde y el por que de su lejanía y su apatía...
Caminaron un buen trecho hasta llegar a un pequeño parque. El escorpión iba sereno, jovial...Shun iba deprimido, confuso, lleno de temores y de dudas a su alrededor...Se disiparon un poco cuando el peliazul se decidió a hablar, no le gustaba ver a ese niño que siempre estuvo lleno de vida, así...destruido.
-Está hermosa la noche...- comentó y tomó asiento en una banca de madera, siendo seguido por el peliverde que asintió con una sonrisa.
...
-¿Estás bien?- preguntó el pelirrojo mientras su alumno dejaba caer su cabeza en el sillón.
-No...- contestó apenas, cruzando sus brazos y quedando miles de preguntas al aire.- Maestro usted ha...-no terminó su frase. La mirada apaciguada que Camus le dirigió le contestó todo...
Ahogó un sollozo en su garganta pero el cúmulo de emociones salió a flote y estalló de nuevo en llanto. Camus lo miró desde donde estaba; Era mejor dejarlo desahogarse ya que pronto toda esa amargura y tristeza sería compensada con algo mucho mejor para el rubio.
...
-¿Que pasa Shun? ¿Te molesto?- preguntó el moreno que estaba recargado en el pequeño cuerpo de Andrómeda.
-No Milo, para nada...es solo que...-
-¿Lo extrañas?- preguntó antes de que el peliverde hablará; El otro asintió y sus ojos se inundaron en lágrimas.- Fui un tonto Milo, no debí de reaccionar así...pero a veces, hay cosas de él que no me parecen así como yo tengo cosas que le disgustan...- sollozó, luego siguió diciendo.- ese día, no sé que me pasó, le grité, nos gritamos...me puse a llorar y se molestó, dijo que soy demasiado sensible y...creo que tiene razón...mírame ahora, estoy llorando y solo por...-
-Él...-completó Milo y lo abrazó con cariño.- Tranquilo, todo está bien...o lo estará...te lo prometo bonito, no voy a dejar que estés llorando por el patito, no se merecen estar sufriendo los dos...-
Shun se talló los ojos, descubriéndose las lágrimas y miró a Milo, confundido.
-Yo sé que el está sufriendo igual Shun...no creas que te va a olvidar de un día a otro y hacer como que no existes...le importas, pero tú sabes que muchas veces el orgullo puede más que el propio amor...- sonrió con amargura.- Me pongo de ejemplo, Cami me odia por todas las cosas malas que hice y sin embargo me ama...por que sabe que yo soy así...y por que si cambió en lo malo, también cambiaré en lo bueno y ya no seré el mismo del que se enamoro...no cambies por él Shun, a todo mundo le gustas así como eres, divertido, soñador, humilde...tierno...- acarició las mejillas del muchacho, borrándole el rastro de las lágrimas.
-Gracias Milo...- susurró y sonrió un poco mientras agachaba la mirada.
...
-Hyoga...mañana cumples años, por eso estoy aquí...- anunció su maestro, mientras servía un poco de agua mineral para ambos.- Verás...quiero quedarme en la ciudad hasta pasado mi cumpleaños, quiero estar con las tres personas que más quiero...- miró a Hyoga y este le devolvió la mirada, pero con demasiado asombro.
-¿A quienes te refieres Camus...?-preguntó, prestándole toda la atención.
-A ti, a Milo y a Shun...-
El corazón de Hyoga se arrugó; Oír ese nombre le erizaba la piel y le hacía sentir mariposas en el estómago.
-Shun...- susurró levemente, mientras apretaba su pecho, incapaz de recordar otra cosa que no fuera la dulce mirada del chiquillo.
-Hyoga, quiero celebrar...vístete, recibiremos tu cumpleaños en un lugar...-
-Yo...quisiera quedarme aquí sino te molesta, no estoy de ánimos....-
-Vamos Hyoga...- sonsacó su maestro.- Voy a estar acá un par de días, alégrame la visita y salgamos...-
El rubio asintió y se dirigió a su recamara a cambiarse.
...
-Milo, no estoy seguro...- jalando insistentemente la camisa del peliazul.- ¿Que pasará si...-?-
-Vamos Shun, no es nada malo. Tarde o temprano lo tenías que hacer...-
-Pero... ¿estás seguro? No sé, estoy asustado...-
-Segurísimo...- le regaló una de esas sonrisas que infartaría a cualquiera.- Anda, vamos a comprar globos, gorritos, refrescos, pastel...mmm...creo que confeti...-
-Está bien...- terminó y entraron a la tienda.
...
-¿A donde vamos maestro...?- confundido el cisne, pues ya estaba algo tomado.- ¿Que horas son...? Mañana hay que trabajar...-comentó, riendo.
-Vamos a mi departamento Hyoga...-
De inmediato, la borrachera se le bajó.
-¡PERO COMO HA DICHO MAESTRO! USTED ESTÁ CON MILO...-gritó, para asombro de su Sensei, que luego se quedo muy calmado.
-¿Y quién dijo que vamos a hacer cosas malas Hyoga? Me decepcionas, jamás me aprovecharía de tu estado...- se comenzó a reír, la sola idea de él y su alumno era un buen motivo para reírse.
-Perdóneme maestro...- se disculpó y se hundió en el asiento del automóvil.
...
Llegaron silenciosos al departamento que había rentado Camus en su estancia en la Ciudad. El peliverde no estaba muy seguro, Hyoga iba a verle feo y lo ignoraría...y por supuesto que él se iba a echar a llorar. Pero fue convencido por Milo que aseguró bastante creíble que iba a suceder todo lo contrario.
Y pues, tenía una ligera esperanza de que las cosas marcharan bien.
Acomodaron y arreglaron todo, platicaron un rato y después de eso, se quedaron dormidos.
Valientes, se suponía que en cuanto Hyoga y Camus entraran tenían que gritar como locos.
...
Abrieron con cuidado la puerta, Camus hizo una mueca de disgusto pues se suponía que las luces deberían estar apagadas y...
-¡Shun!- gruñó Hyoga con rabia, mientras lo admiraba dormidito al lado del escorpión.
El pelirrojo solo miró con cara de pocos amigos y luego se dio cuenta del esfuerzo de ellos en adornar el lugar con motivos para el cumpleaños de Hyoga. Lo primero que miraron sus ojos fue la manta que cubría el techo y que tenía un gran "Te amo" de color verde en el centro y muchos corazoncitos. Jaló del brazo al rubio y le mostró la manta.
Hyoga conocía a la perfección esa letra; Era de su Shun...suspiró y se acercó al mueble, admirándolo respirar acompasadamente...el pelirrojo también se acercó y cargó al escorpión el brazos mientras lo llevaba a su recamara.
El rubio, por su parte entendió la indirecta de su sensei y se acostó en el sillón al lado del lindo peliverde, mientras los contemplaba dormir...
Shun bostezó y se acercó un poco más a su rubio. Este no pudo contenerse y besó con dulzura los labios entreabiertos del peliverde y este abrió sus ojos, poco a poco buscando al responsable de ese beso. En cuanto vio a Hyoga lo abrazó con fuerza y sollozo en su hombro, diciéndole entre lagrimeos que lo amaba, que lo extrañaba mucho...
El ruso sonrió.
-También te amo Shun, perdóname por ser tan cabezota...-
-No...Perdóname tú a mí por sacarte de tus casillas...-
-Te ves muy lindo así... ¿todo esto lo prepararon para mí?-preguntó señalando alrededor.
-Si...- de inmediato le dejó un dulce beso a Hyoga en las mejillas.- Feliz cumpleaños Hyoga...-
-¿Ya es mi cumpleaños?-
-Son pasadas las tres de la mañana, ¿querías que estuviera despierto para cuando llegarás? Tardaste demasiado, no sabes cuánto...-
-Gracias Shun...- le calló la boca con los dedos y apagó la lámpara de mesa que estaba a un lado. Quedaron a oscuras, queriéndose mucho.
FIN