Han sido tres años desde entonces, y él no para de repetirse que ya está bien.
El tiempo lo cura todo, se dice, al igual que la terapia del primer año y medio.
Todo está bien ahora.
Él ya no quiere llorar cuando se mira al espejo, ni odia tanto su propio reflejo. Está delgado, sí, pero de forma saludable, y eso es lo que realmente importa. Ya no cuenta las calorías de forma tan compulsiva, no tiene el deseo compulsivo de llevar ropa ancha todo el tiempo -no siempre, al menos-, y ya no tiembla de forma tan intensa cuando Sasuke pone sus manos sobre él, de forma lenta y cariñosa, y empieza a susurrarle que Naruto es hermoso y que lo quiere tanto, tanto, tanto.
Se ha recuperado.
Lo ha hecho.
Tiene que haberlo hecho después de algunos años.
Claro, a veces se salta comidas, y empuja los límites todo lo que puede, hasta que Sasuke tira de él fuera de la habitación, lo sienta en la mesa de la cocina sin decir nada y le obliga a comer. Y bien, él quizás se ejercita un poco más de lo que debe en su habitación, pero el ejercicio es saludable y tampoco es como si él cayese agotado al suelo. De vez en cuando se pone frente al espejo, también debe admitir, y se toca aquí y allá, donde ve grasa acumulada y frunce el ceño con desgana. Pero está bien, ¿no hace eso todo el mundo? Y vale que a veces se retuerce de agonía cuando Sasuke empieza a decirle que es hermoso y que merece la pena, pero es porque... él no sabe aceptar un cumplido. Nunca lo ha hecho.
Pero él se ha recuperado.
Mas todos tenemos malos días. Naruto no puede culparse por ello.
Eso es parte de la recuperación.
Así que él come lo que Sasuke ha puesto delante de él, y no cuenta las calorías. De verdad que no. Pero sabe que en ese Yogur hay 130 calorías, que en esa manzana hay 85, que en un trozo de pan hay 70, si no echas nada sobre él, por supuesto, que una porción de pizza tiene 285 y que el plato de ramen que tiene frente a él, tiene al menos 436 calorías. 436. Y no puede olvidarlo. Por mucho que lo intente.
Toma bocanadas de aire, sin embargo. Una. Dos. Tres. Cuatro. Y así hasta que pierde la cuenta. Porque él se ha recuperado.
Él ha pasado por eso. Él ya puede comer tres veces al día sin querer hacerse daño, sin querer llorar hasta el cansancio.
Él... lo ha superado.
Está bien. Está en su peso saludable. No se odia tanto a sí mismo y apenas cuenta las calorías. Él no sabe lo que pesa, no el número exacto al menos, pero no le importa. Porque Sasuke dice que es hermoso, que merece la pena, y que lo ama tal y como es.
Han sido más de dos años. Y está recuperado.
O eso es lo que se dice.
Porque hay días, aún cuando ha pasado tanto tiempo, que bebe demasiada agua para no tener hambre.
Que se sienta frente al espejo y dice cada defecto que tiene.
Que mira sus piernas y llora. Mira su barriga y algo atrapa su garganta.
Hay días, en los que cierra los ojos y se dice que quizás necesita un poco más de tiempo.
Pero sabe que Sasuke estará ahí a pesar de todo, dándole todo el tiempo que necesite.