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Metal y Mente, son sinónimos. por Adri6

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Bueno, ayer hice el ridículo… deje que una parte de mí se perdiera en una pesadilla y que, volviendo a la realidad, tan solo buscara desesperadamente la cercanía del profesor… bueno… ayer hice el ridículo, pero valió la pena, logre abrazarlo… o al menos lo hice con su cintura.

Me debato en ir a explicarle que sucedido, aunque ya sé que lo debe de saber, pero sería bueno de todos modos que vaya, que le enfrente educadamente, ¿cómo demonios le hablo educadamente?, ¿debería armar algunas frases con la ayuda de un diccionario?... ¿eso le impresionaría? Suspire no muy convencido, pero sin duda, tengo que demostrarle que algo de civilización aún queda en mi mente, cuerpo y alma… porque algo bueno debo de tener si me ayuda con tanto esmero.

Me miro al espejo para arreglarme un poco el cabello y la camisa, ¿por qué lo hago?, me detengo y mis manos quedan en el aire, casi como si alguien las controlara por mí. Nuevamente miro mi reflejo y pienso, bueno, yo admiro al profesor, lo admiro mucho… tiene muchas cualidades positivas… ¿pero que tiene que ver la admiración con mi apariencia personal?... pero… puede que también le considere mi amigo, llevo unas pocas semanas y le considero mi amigo, eso es extraño porque mi instinto es naturalmente desconfiado, pero… no puedo desconfiar de Charles, no, claro que no… no cuando te mira con aquellos ojos, cuando te habla con aquellos labios… cuando sostiene mi cabeza de forma delicada y su cercanía me permite memorizar su aroma, no cuando él entra en mi mente y aun así, evita ciertos recuerdos y pensamientos que yo resguardo con mi vida.

Bajo mis brazos y continúo pensando, sin saber que hacer o que decirme a mí mismo. El profesor es muy importante para mí, es mi esperanza, es mi hogar, es la prueba viviente de que aún queda humanidad en la humanidad. Entonces todo toma sentido, en verdad arreglar mi cabello y verificar que mi camisa este en las mismas condiciones está bien, sobre todo porque lo hago por él.

Frente a mi aceptación de pronto todo mi interior se agito, casi como si me hubiese golpeado con otro metal y la vibración, se expandiera por mis huesos, eso no era lo peor, porque después sentí que la fuerza de gravedad se volvió loca y que intentara que me arrodillara en el suelo o en el mismo infierno.

“Magneto”  –Susurre entre dientes sin ser capaz de moverme de mi lugar

Como supuse, la puerta se abrió sin que él tuviera que tocarla, porque usando su puto poder tenía el control de hasta la hebilla de mi cinturón. Le mire con furia y él tan me miraba con burla, con esa sonrisa socarrona que me gustaría desfigurar con mis garras. De pie en la entrada, miro a mi alrededor como extrañado por algo y rápidamente regreso su atención en mí lo cual me incomodo por la forma en que me miraba, así, frunció el ceño y dijo con voz molesta, casi desfiguraba por el odio: “¿Estas usando perfume?”

Le mire sin entender, ¿por qué a Magneto le importa que use perfume?, o tal vez ese no es el problema, sino más bien es por quien estoy usando el maldito perfume. El es amigo de Charles así que… ¿toda esta escena es por celos, que se traducen en no querer la amistad del profesor?, o peor aún… ¿también está interesado en el profesor?... ¿dije que estoy interesado en el profesor? Por mi cara, él alzo aún más la mano y así, el infierno en persona me invadió. Su poder, es como una máquina que aplasta autos con facilidad, no puedo evitar ser consciente de cómo toda mi estructura de metal vibra por la presión y peor aún, mis músculos se dañan por aquel forzado roce de forma cruel. Lo que más sufre son mis piernas, estoy seguro que quiere que termine arrodillado frente a él, pero prefiero tener una fractura expuesta antes que eso suceda.

Sigo mirándole con rabia y eso no le gusta, su humor cambia y abandona la burla, ahora todo su ser está dedicado en hundirme. Eso causa que mis venas resalten por sobre mi piel y mi sudor recorra mi frente, pecho y espalda, odio a este tipo, juro que lo odio.

“Demonios”  –Susurre cuando mi pierna derecha se dobló y mi rodilla impactara el suelo, casi como si hubiese caído desde cien metros de altura. De ahí, no paso mucho para que mi otra extremidad le pasara lo mismo y así, me quede en una posición en la cual, podría forzarme a todo, aunque pensándolo bien, me gustaría que lo intentar porque así tendría una operación de cambio de sexo rápida y gratis.

“No me importa ni me interesa que fueras torturado por el mismo satanás, eso no es justificación para tan siquiera pensar o intentar lastimar a Charles… yo no soy gentil, comprensivo o empático, yo solo protejo lo que es mío así que ve haciéndole de la idea, de que esta conversación no ocurría dos veces”  –Mantuvo su mano alzada hacia mí sin darme la oportunidad de que pueda decirle algo, pero de la nada, toda la presión desapareció.

Aquel cambio tan brusco de presión, provoco que cayera al suelo como una bolsa de basura, gruñí de rabia, pero tan solo vi como sus pies se alejan y que la puerta se cerrara violentamente dándome privacidad en lo que me recuperaba.

“Que considerado”  –Murmure y apoye la frente en el piso de forma cansada.

Ver de cerca la madera, es sin duda un privilegio que yo me puedo dar, esto… todo esto es frustrante, ¿justo tenían que implantar metal en mi cuerpo?, ¿es en serio?... ¿tenía que encontrarme con este imbécil que controla el metal?, ¿es en serio?... ¿tenemos que vivir bajo el mismo techo?... ¡¿es en serio?! Por instinto deje salir mis garras y casi rayo el suelo, pero no, afortunadamente eso no paso.

Después de algo de tiempo, me duche, me cambie de ropa y volví aplicarme perfume, si cree que me intimido es todo lo contrario, él no será quien proteja al profesor, claro que no… no sé cómo, pero no dejare que se acerque a él… y lo primero que haré, es impedir que jueguen ajedrez.

Pude escuchar que el profesor regreso a casa y bueno, también puedo olerlo. Su aroma es de esas fragancias que deberían usarse para calmar a las bestias salvajes… y yo soy uno de esas.

En los pisos inferiores y caminar hasta su despacho, lo encontré leyendo, al parecer una dedicatoria en un libro. Sin dudarlo lo salude como siempre, pero eso causo que de pronto el libro fuese un pez muy resbaloso, se movió graciosamente por los aires mientras que sus manos trabajan para impedir una muy posible e inevitable caída, pero ambos escuchamos el ruido que causo el encuentro entre el suelo y aquel objeto y peor aún, me quede estático y el profesor también, ¿se enfadara?, me pregunte.

“Logan…”  –Suspiro llevándome una mano al pecho y después, inclinándose hacia abajo para recoger el libro y con el entre sus manos, esta vez lo sostuvo a prueba de caídas—  “… Pese a que todo el mundo tiene la impresión de que sé que sucede a mi alrededor, no es así, son muchas voces hablando al mismo tiempo, por lo que no puedo prestarles atención a todas… así que, por favor, no me asustes otra vez”

“Lo siento profesor”  –Le miró fijamente, pero el comienza a recobrar color en su rostro y me dedica una pequeña sonrisa que me dice que todo paso.

“… Ahora sí, ¿necesitas algo, Logan?”  –Pregunta de forma amable

“Profesor… ¿ir a un lugar en específico puede activar de mejor forma la memoria?”  –Entonces él me mira y piensa, después me dice que sí, así que termino por proponer algo que sin duda a ese imbécil le causara un infarto: “Entonces necesito que me acompañes a otra cuidad”

Notas finales:

Gracias por leer!!

Besos!!


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