La lluvia era tan fuerte que era difícil verlo frente mío, pero sabía que estaba llorando, sabía que tenía ese rostro lleno de angustia, simplemente lo sabía.
Cerré los ojos por un momento y empecé a recordar. Recordé el primer momento en que nos conocimos, sus chistes y tontos comentarios. Recordé cuando nos hicimos amigos en ese salón de clases de la preparatoria, ese 15 de agosto del 2011.
Él tenía problemas en casa, económicos y violencia. Su padre gastaba mucho dinero en alcohol, y golpeaba tanto a su madre como a él. Además tenía un acosador, un ex novio que lo vigilaba y dejaba atroces mensajes para él, nunca me contó claramente el tipo de relación que tuvieron pero yo estaba seguro que no era sana. Él estaba roto desde antes de conocernos, aún así era la persona más amable y alegre que jamás halla conocido, por ello yo trataba de ayudarlo y juntar las piezas de su alma. Nos hicimos amigos y sobrellevamos los problemas juntos.
Mis días con él eran tan divertidos, todo era perfecto hasta que sucedió lo inevitable tras dos años conviviendo con él: me enamoré de mi mejor amigo. Mi vida a su lado estaba completa, jamás pensé en declararme a él, jamás pensé en estar a su lado como algo más que su amigo. Para mi nuestra amistad era los más importante, pero en el la navidad del 2013 él se me declaró.
En ese momento sus ojos brillaban y reflejaban esperanza, él decía que me amaba y yo lo amaba, por lo tanto mi respuesta fue dicha a través de lagrimas y una sonrisa tonta. Un “yo también te amo” tan fuerte que la gente que pasaba nos miraba de manera graciosa, pero no importaba. Ahí, frente el pino de navidad más grande de la ciudad, nos besamos por primera vez.
Pasamos mucho tiempo juntos, nos graduamos de la preparatoria y entramos a la universidad. Yo estudiaba medicina, mientras que él decidió dedicarse a las empresas. Siempre estábamos juntos, tomados de las manos, abrazándonos, todos los días. Hasta que me di cuenta que algo no estaba bien, empezó como una espina que trataba de ignorar, pero cada vez se hacía más grande. Y la realización llegó a mi una noche después de 3 años de estar juntos, me había despertado como habitualmente lo hacía cuando él tenía pesadillas. Él nunca se despertaba pero se veía que sufría mucho, así que yo me encargaba de decirle dulces palabras en el oído para que se calmara. Por ello lo cité, un año después de mi realización, en el parque donde siempre nos veíamos a las 8 de la noche, durante una de las lluvias más fuertes del año. Y ahí estábamos frente a frente, yo ya no podía seguir estando con él.
-Debemos terminar- Le dije de frente, siendo las primeras palabras que decía esa noche. Me miró sorprendido y las lágrimas empezaron a salir de su rostro.
-¿Porqué? ¿Que ha pasado? ¿Qué he hecho mal?- Me contestó gritando con tanta desesperación. Por un momento dudé, me arrepentía, por ello decidí darle una oportunidad. Solo tenía que decir esas palabras.
-No hiciste nada mal- Le respondí con esperanzas de que me respondiera con lo que yo quería escuchar.
-No puedes hacerme esto, te necesito. Eres lo único que tengo Youngjae- En ese momento fue cuando empecé a llorar, mi corazón se quebró. Lo había decidido.
-Es una lástima Daehyun, por que eres todo lo que tengo- Pude ver en su rostro confusión y sorpresa. Me di la vuelta y caminé lentamente porque sabía que él no iría tras mío.
Fue la ultima vez que lo vi.