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Yokozawa Takafumi, el fantasioso por Mariela

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Notas del fanfic:

Los personajes de este one-shot no me pertenecen, son de Shungiku Nakamura.

La historia esta basada en la serie de Mujeres Asesinas de Marisa Grinstein, y la vez, en el fanfic de Aranel Poli, Saga, Fantasioso.

Yo base el mio en la version argentina del mismo capitulo que ella utilizo, Clara, la fantasiosa.

 

¡¡UN SALUDO MUY GRANDE PARA ARANEL POLI SI ESTA AQUI!!!

Mil gracias por permitir esta adaptacion!!

Notas del capitulo:

Hola, hola!!!

jejejej, ¡¡Volvi!! luego de un siglo desaparecida.

Bien, supongo que debo explicaciones.

El fic, "El ultimo descendiente" fue borrado mas que nada porque ya no tenia inspiracion, y porque la mayor parte de la trama se habia perdido.

Una sincera disculpa, yo detesto hacer eso pero aveces los fics me superan, perdonen mi incompetencia, jejeje

Bueno, ashora dsifruten de este trabajo.

Adelante!!

Yokozawa Takafumi, el fantasioso

 

Miyagi bajaba compante por el ascensor con una escoba en su mano, esa mañana debía barrer la acera y prefería hacerlo temprano para luego ocuparse de sus otros deberes como portero de aquel viejo edificio. No era un mal trabajo, y en todo caso, su Shinobu estaba contento con vivir ahí, por lo que creía que valía la pena mientras lo tuviera feliz.

 

Pero al salir del edificio se encontró con un hombre de cabellos azules todos alborotados que dejaban en claro que tenía días sin peinarlos o lavarlos, vestía un pans verde con tenis blancos y una chamarra gris que parecía un poco polvorienta. Se trataba del nuevo vecino, quien en ese momento, abría el buzón con un alambre y sacaba las cartas de su interior.

 

-Pero señor, ¡qué está haciendo!-el de cabellos azules se sobresaltó y se volvió hacía él-¡Qué hace! ¡No puede hacer eso!

 

-Nada, nada. Es que no podía abrir el buzón.

 

-Oiga-puso su mano en su frente y cerró los ojos soltando un suspiro de cansancio-Oiga Yokozawa-san, sé que usted y su esposo son nuevos aquí, pero debería saber que no puede abrir el buzón sin consultarme primero y si quiere su correo me lo pide a mí y asunto arreglado-dijo, pero el de ojos azules ya no lo escuchaba, su vista se había posado en un joven castaño que recién ingresaba al complejo-¡¿Me está escu-

 

-¡¿Qué miras, imbécil?!-preguntó mordaz-¡¿Por qué me miras?! ¡Ya me tienes harto!

 

-No, discúlpenme-respondió el castaño y se dirigió rápidamente al elevador, pero Yokozawa lo siguió.

 

-Tú eres Ritsu, ¿verdad?

 

-¡No! No, no.

 

-¡Sí! Tú eres Ritsu, él que le está escribiendo cartitas de amor a mi esposo. Mira idiota, t-te voy a avisar que-

 

-¡No, no! Me confunde con otra persona, señor. Yo no soy Ritsu, me confunde-dijo, para luego entrar al ascensor y cerrar las puertas de seguridad.

 

-¡Si eres tú! Yo ya  descubrí al amante de mi esposo.

 

El castaño tragó saliva con temor y presionó el botón de su piso para que el elevador comenzara a subir, pero mientras lo hacía, Yokozawa no lo perdía la vista.

 

-¡Eres tú! ¡Tú!-gritaba.

 

OOOOOOOO

 

Más tarde, Yokozawa se encontraba en su departamento rompiendo en pedazos las cartas que había sacado del buzón, las cuales eran recibos de luz, agua y facturas, pero a su parecer, eran cartas de amor dirigidas a su esposo por ese tal Ritsu y aunque fueran recibos y facturas, sabía que Ritsu bien podría haber dejado un mensaje oculto en ellas.

 

Al terminar, miró el reloj y se dio cuenta que ya era tarde. Tomo el teléfono para marcar el número de su esposo y espero a que respondieran.

 

-Sí…eh, sí. Claro que le quiero dejar un mensaje, mire póngale “Zen, ¿dónde estás? Te estoy esperando. Llámame…Takafumi…un beso.” Gracias-colgó.

 

En ese momento, escuchó como abrían la puerta y se dirigió inmediatamente a la entrada para recibir al de cabellos ondulados, quien llegaba con una expresión de fastidio en su rostro.

 

-Ya llegaste. Justo ahora te acabo de dejar un mensaje. ¿Cómo te fue? ¿Dónde estabas?

 

-¡¿Un mensaje?! OCHO mensajes me dejaste Takafumi. Y acabó de encontrarme con Miyagi-san en la entrada.

 

-¿Sigue abajo?

 

-¿Hasta dónde piensas llegar?-puso sus manos en su cintura-¿Acaso quieres que nos echen del edificio también?

 

-Pero si del otro edificio no nos echaron, nos fuimos porque-

 

-DEL OTRO EDIFICIO nos fuimos porque a ti se te ocurrió armar tanto escándalo que no nos quedó de  otra-se quitó el saco para dejarlo en el sofá y empezar a quitarse la corbata.

 

-Bueno, y-yo te prometo Zen, te prometo que-

 

-Tú no me prometas nada. Nada, Yokozawa. Termina con todas tus escenitas y con eso es suficiente, sí.

 

Kirishima se sacó la corbata y tomó su maletín para retirarse a la recámara, mientras Yokozawa lo miraba con una expresión nostálgica en su rostro. Su matrimonio  se estaba cayendo en pedazos.

 

OOOOOOO

 

Cierto castaño llevaba dos tazas de té a la sala cuando de pronto se detuvo y miró la puerta con duda.

 

-¿Cerré la puerta?-le pregunto a su suegro, quien estaba sentado en el sillón limpiando una bella figura de oso tallada en madera.

 

-Claro que la cerraste, muchacho. Por qué no te calmas un poco.

 

-Hay, Fuyuhiko-san. Ese hombre me está volviendo loco-dijo, dejando el té en la mesa de centro y sentándose a su lado.

 

-Pobre. Quien sabe que le sucede.

 

-¿Pobre? Yo pensé que me iba a hacer algo-tomó un sorbo de su té.

 

El de cabellos negros lo miró.

 

-¿Pero por qué te iría a hacer algo Misaki? Si ni siquiera te conoce.

 

-Porque ahora piensa que soy el amante de su esposo-respondió, pero el mayor simplemente tomó otra figura y comenzó a limpiarla-¡¿Escuchó lo que le dije?!

 

-Sí. ¿Y acaso eres su amante?

 

-Claro que no. Ni siquiera conozco al tipo.

 

-Bueno, entonces quédate tranquilo. Cuando se encuentre con el otro se las arreglará con él.

 

Misaki solo suspiró y tomó otro sorbo de su té. Si realmente iba a ser así, esperaba que el otro apareciera pronto porque ese hombre cada día le impregnaba más el miedo y no quería seguir viviendo así. Empezó con miradas insistentes, extrañas e insignificantes  acusaciones de cosas triviales, y ahora esto. De verdad que ese hombre estaba loco.

 

OOOOOOO

 

El de ojos azules se encontraba frente al espejo tratando de peinar su cabellera con sus dedos, pero apenas los pasaba entre los mechones algunos de ellos se caían, lo cual solo lograba enfurecerlo. En eso estaba  hasta que apareció Kirishima, quien tomó el cepillo para empezar a peinarse.

 

-¿A dónde vas?-preguntó recogiendo sus cabellos de su chamarra-¿Vas a ir a ver a Ritsu?

 

-¡¿Otra vez con Ritsu?!-dejó el cepillo con hastío-¡¿Pero quién carajos es Ritsu?!

 

-¡¡Tú sabes quién es Ritsu y yo también sé quién es  Ritsu!!-gritó, para luego abrazar al castaño por detrás y besar su mejilla-No me engañes amor…Quédate conmigo…

 

-Takafumi.

 

-Quédate conmigo, por favor. Yo sé…yo sé que no fui un esposo muy cariñoso, p-pero ahora sí. Aún hay tiempo de recuperar lo nuestro, mi amor.

 

-Takafumi-lo separó-Voy a la editorial.

 

Kirishima tomó sus cosas y se marchó, dejando al de cabellos azules solo. Cuando llegó a la editorial saludo a las recepcionistas y entró al elevador para que lo llevara a su departamento. Mientras subía, se sobo el cuello con cansancio, cada día podía menos con su pareja, cada día estaba peor y ya no sabía que más hacer por él.

 

Cuando el ascensor se detuvo, bajó y se dirigió a su escritorio donde su mejor amigo lo esperaba junto a su editor.

 

-¿Cómo te fue?-le preguntó a Shizuku.

 

-Logré que lo terminara a tiempo, ya es algo ¿no?-le entregó el manuscrito.

 

-Sí, supongo.

 

-Si hubiera estado usted habría sido más rápido. Nadie lo anima mejor que Kirishima Zen.

 

-Yo no animó ni a Ijuuin-sensei ni a nadie. Estoy retirado, Shizuku.

 

-Y  por eso el “Oso de Marukawa”  te controla tanto-interrumpió Ijuuin acercándose para saludar a su amigo.

 

-Sabes mejor que nadie, Ijuuin. Retírate Shizuku-el menor obedeció-Que hace mucho que Takafumi no es ni la sombra de el “oso de Marukawa” y para tu información, él no me controla.

 

-No, claro que no. Solo está loco y quiere que hagas lo que él dice. ¿Sabes que llamó tres veces al departamento de Japun? Tu asistente me lo dijo. Ah, y también creó que llamó tu hija.

 

-Toma siento-invitó el castaño, sentándose delante del de cabellos negros.

 

-¿Qué vas a hacer?

 

-La voy a llamar, tal vez sea algo importante.

 

-Con Yokozawa, ¿qué vas a hacer?

 

-No sé. Con Takafumi no sé. No llevamos ni un mes desde que nos mudamos al edificio nuevo y ya está armando escandalo otra vez. Ya se quejan  los vecinos y-encendió un cigarro-Y me hace todo imposible. Una vida de mierda es lo que me está dando.

 

-¿Y por qué no lo llevas con psicólogo? Igual y encuentra el problema que tiene.

 

-Claro. La gente arregla todo con un maldito psicólogo-consumió su cigarro y exhaló el humo-¿Sabes cuál es el problema Ijuuin? Que yo pedí esto. Yo quería que fuera más abierto, amoroso y celoso, si se podía. Y ahora lo es tanto que ya no lo aguanto, y ESO no es motivo de gracia, Ijuuin.

 

-No me estoy riendo, Zen. Mira, tú hablas como si hubiera sido su voluntad volverse  así y yo creo que es lo contrario. Creó que no le hizo bien saber que no podía darte hijos porque es estéril.

 

-Y yo le dije que con Hiyori era suficiente.

 

-Sí, pero Hiyori es hija de Sakura. Él, como tu esposo, quería darte hijos.

 

-¿Y qué sugieres que haga?

 

-Que lo lleves con un psicólogo-se levantó dispuesto a marcharse-Y por cierto-le quitó el cigarro y lo apagó-En la editorial no se fuma.

 

Kirishima solo lo miró con el infierno detrás de él.

 

OOOOOOO

 

-¿Y si vamos a la peluquería, Oni-chan? Así te cortas un poco el pelo-decía tomando su mano con emoción-Anda Oni-chan, déjame decirte que si cortas el pelo se fortalece al crecer.

 

Hiyori miraba al de cabellos azules con preocupación. No había dejado de jalarse el cabello y por su aspecto sabía que no se había arreglado en semanas, de hecho,  notó que llevaba la misma ropa que la última vez que lo visitó y eso había sido hace dos semanas, pues con su vida como universitaria independiente le era difícil ir a verlo más seguido. Ese día estaba libre y había decidido pasarlo junto a él, pero no espero encontrarlo en tan mal estado.

 

--Gracias, pero no tengo tiempo.

 

-¿Pero por qué no tienes tiempo, Oni-chan?

 

-Hiyori-la miró con severidad-A tu padre lo llaman todo el tiempo por teléfono, Hiyori. ¿Es qué no lo entiendes?

 

-¿Qué es lo que no entiendo?

 

-¡Que Zen me engaña! Sé que no debería decírtelo porque eres su hija, pero esa es la verdad.

 

-Pero Oni-chan, ¿cómo sabes eso? ¿Lo viste? ¿Te contaron o qué?

 

-¡Yo lo sé! Lo sé, dentro de mí, lo sé. Tú no entiendes porque no tienes que cuidar a nadie, aún eres una niña. ¡Pero Sakura si lo entendería!

 

-Pero…Oni-chan, mi mamá está muerta.

 

-Por eso-señaló, ya  derramando lágrimas de dolor-Porque las únicas parejas que no engañan son las que están muertas, Hiyori. Porque solo muertos no corren detrás de otros…no…

 

Hiyori tragó saliva con temor. Ahora sí la había asustado.

 

OOOOOO

 

Shizuku agregó una cucharada de azúcar a su café y le dio un sorbo, observando al editor en jefe mirar cansadamente por la ventana de aquella cafetería a donde había  salido a relajarse un poco en la hora de descanso. Se veía frustrado, cansado, hastiado, parecía que de verdad la estaba pasando muy mal.

 

-¿Está en casa ahora?

 

-Sí.

 

-Yo creo que Ijuuin-sensei tiene razón. Píenselo Kirishima-san, él debe estar sufriendo mucho.

 

-Sí, pobre Takafumi. Como yo me la estoy pasando de maravilla, ¿no? –Dijo con sarcasmo-Yo no sé por qué no  encuentra algo que hacer y deja de estar jodiendome.

 

-Kirishima-san, personalmente no pienso que lo haga para joder. Debe tener algo, además, se me hace raro que no pensara que usted y yo tenemos una relación.

 

El castaño arqueó una ceja.

 

-Claro que se le ocurrió, pero se le paso. No te preocupes, mi amante actual es Ritsu.

 

-Vaya-exclamó Shizuku totalmente sorprendido.

 

Terminaron su café y volvieron a la editorial para continuar con su trabajo, se acercaba el fin de ciclo y éste aumentaba con rapidez, así que era mejor ponerse manos a la obra antes de que terminara acumulándose.

 

OOOOOO

 

Unos cuantos días después, Kirishima decidió escuchar el consejo de sus amigos y consiguió el número de un psiquiatra muy bueno que le habían recomendado. Hizo una cita y llevó al de ojos azules para que lo atendiera.

 

-Yokozawa-san, ¿me está escuchando?-lo llamó el psiquiatra, ya que parecía distraído-Yokozawa-san-finalmente  éste lo miró.

 

-Sí.

 

-¿Está de acuerdo con lo que acaba de decir Kirishima-san?-pero el de cabellos azules guardó silencio. Obviamente no sabía de lo que le hablaba-Dice que está celoso, que le hace escenas.

 

-Y también dice que le doy pastillas para dormir-añadió el castaño.

 

-¡Es que me da pastillas para dormir! Para doparme e irse con otros.

 

-¿Cómo sabe que le da pastillas para eso?

 

-Lo sé. Lo sé, porque ahora me duermo y antes no lo hacía.

 

-Bueno, puede deberse al cansancio.

 

-Usted no entiende, Doctor Kusama.

 

-Mire, no, claro que entiendo. Vamos a hacer una cosa, vamos a tomar una medicación pequeña para que esté más tranquilo y no se angustie, ¿sí?

 

-Yo estoy bien, no necesito nada.

 

-¿Ah sí? ¿Por qué no le cuentas lo de las campanas?-le dijo Kirishima-Anda.

 

-¿Qué campanas?-indagó el doctor.

 

-Él colocó unas campanas atadas con unos hilos en el living, en la puerta y en el pasillo. Las ponía en la noche y las quitaba por la mañana.

 

-¡Era por las pastillas, Kusama-san! Me quedaba dormido por esas pastillas y puse esas campanas por sí salía, así el ruido me despertaría. Pero fue por poco tiempo.

 

-Pero Kirishima-san, ¿usted no quitaba las campanas? ¿Las dejaba ahí toda la noche?

 

-Pues…sí.

 

Yokozawa entonces miró al doctor y a su esposo dirigiéndose una mirada profunda, y una idea apareció en su mente.

 

-Ustedes ya se conocían, ¿verdad?-ambos hombres lo miraron confundidos-Tú me trajiste aquí para internarme, sacarme del camino e irte con Ritsu, ¿no? –le dijo a su esposo, luego se dirigió al doctor-Él me trajo aquí para internarme, ¿no?

 

-No, Yokozawa-san. Yo no conozco a su esposo, Kirishima-san pidió consulta acá en el hospital, nadie lo va a internar-Nowaki se quitó los lentes-Lo que usted tiene que hacer ahora es estar tranquilo, tomar esta medicación que le dije y estar tranquilo, ¿sí? De esa forma, irá mejorando poco a poco.

 

 

OOOOOO

 

-¿Se puede saber de dónde sacaste que yo conozco al psiquiatra? ¿Y qué te quiero internar? ¿Eh? Dime, Takafumi-preguntó el castaño, mientras caminaban por la acera de vuelta a su departamento.

 

-Es que nadie me pidió documentos ni mi identificación-respondió con las manos en los bolsillos de su chamarra.

 

-Ajá. ¿Y eso qué tiene que ver?

 

-Pues, ¿qué como saben que soy tu esposo? ¿O qué me llamó Takafumi?

 

-A ver cielo, ¿estás loco o me quieres volver loco a mí?-puso una mano en la frente y cerró los ojos-Mira, hagamos una cosa, yo tomó un taxi y tú te vas en otro, ¿sí? Ya que no quisiste traer el auto, nos arreglamos de esta forma.

 

-¿No regresas conmigo?-se detuvo.

 

-No. Me voy a la editorial, es tardísimo y yo tengo una reunión.

 

-¿Pero Shizuku no está en la editorial?

 

-Sí. Shizuku si está en la editorial. Ijuuin-sensei, Isaka-san, todos. Y yo tengo que estar ahí también, ¿hm?

 

-Sí-bajó la vista al suelo-Sí, y-yo también tengo cosas que hacer.

 

-De acuerdo, entonces quedamos así. Bay, amor- le dio un beso en la frente y paró un taxi para que lo llevara a Marukawa.

 

-Adiós….Zen.

 

OOOOOOOO

 

Usami Fuyuhiko se encontraba en la sala de su casa acomodando sus figuras de madera en los estantes, cuando de pronto vio a Misaki dirigirse a la puerta poniéndose su abrigo café y tomando su mochila.

 

-¿Vas a salir?

 

-Sí. Un rato nada más. Voy a tomar algo con mis amigos de la universidad.

 

-Está bien-volvió su atención a los estantes-Me parece muy bien que te distraigas y a lo mejor llegas a conocer a alguien.

 

El castaño se paralizo al escuchar  eso. Tomó las llaves del departamento, las guardo en su mochila y luego se acercó a su suegro con timidez.

 

-¿Y usted…qué pensaría si conociera a alguien, Fuyuhiko-san?

 

El de cabellos negros detuvo lo que hacía para volverse a mirar al castaño, sonriéndole para transmitirle confianza.

 

-¿Qué pensaría? Hay hijo, pues que tienes que rehacer tu vida. Ya hace más de dos años que murió mi hijo y…-bajo la vista al suelo-No puedes estar todo el tiempo cuidando de un viejo como yo. Quién te dice que no es el momento ya de empezar de nuevo, ¿eh?

 

-Hm. Tal vez más adelante-sonrió-Nos vemos, Fuyuhiko-san-le dio un beso en la mejilla y salió del departamento.

 

-Nos vemos, Misaki.

 

OOOOOOO

 

Yokozawa se encontraba sentado en el último escalón de las escaleras del viejo edificio, esperando a que su rival apareciera. Llevaba horas ahí, pero no iba a darse por vencido.

 

Justo en ese momento llegó el ascensor y al ver de quién se trataba, se apresuró a alcanzarlo cuando salía del compartimiento.

 

-¡Por fin te encuentro! Tanto esperar valió la pena. Ahora escúchame Ritsu-

 

-Yo ya le dije que no soy Ritsu, señor. De verdad, no.

 

-Escúchame Ritsu-

 

-No, me confunde con otra persona-trataba de explicarle-Señor, por favor-

 

-¡¡Escúchame!! Yo lo quiero hacer fácil y arreglar esto de una vez, así que muéstrame los documentos.

 

-¡¿Qué?!-exclamó indignado-¡Cómo le voy a mostrar los documentos! ¡Está loco!

 

-Si no eres Ritsu, ¡¿por qué no me quieres mostrar los documentos?!-gruño, para luego tomar el ascensor a su piso.

 

Ese chico de verdad era el amante de su  esposo y haría lo imposible por probarlo. No estaba loco.

 

OOOOOOOO

 

-Fue la primera sesión, tiene que darle tiempo Kirishima-san-decía Shizuku, caminando a su lado hacía el ascensor-Tal vez con las pastillas mejore.

 

-Ojala, pero la verdad yo creo que lo de Takafumi no tiene arreglo.

 

-Oiga, si hicimos que Ijuuin-sensei terminara su trabajo antes de tiempo, entonces todo tiene arreglo-rio, mientras abordaba el compartimiento.

 

-Sí, supongo.

 

OOOOOOO

 

El de cabellos azules veía con nostalgia una fotografía donde estaban él y Kirishima abrazados en la playa, aquella era su luna de miel y habían viajado a Estados Unidos para celebrarla. El día en que se tomaron esa foto, Kirishima le había pedido un hermanito para Hiyori, un hijo, uno que no pudo darle.

 

Desvió su mirada al teléfono y decidió hacerle una llamada, tenía que asegurarse de que estaba ahí y no con Ritsu.

 

-Editorial Marukawa, Departamento Japun. ¿Quién llama?-quien contestaba era Shizuku.

 

-Pásame a mi esposo-pidió de mala gana. No le agradaba que el ex amante de Kirishima fuera quien contestara el teléfono.

 

-Yokozawa-san-miró al castaño-¿Cómo está?

 

-Pásame a Zen.

 

Pero Kirishima le hizo señas al menor para que dijera que no estaba.

 

-No está. ¿Quiere que le diga algo?-la llamada se cortó.

 

Yokozawa colgó el teléfono con brusquedad y puso boca abajo la fotografía que había estado mirando. Estaba molesto, sumamente molesto. Se levantó del sillón donde se encontraba y tomó su cartera, para luego salir rumbo a Marukawa.

 

Al llegar, se ganó las miradas de todos los que ahí trabajaban, quienes no podían creer que un hombre que había tenido el peor genio en la empresa hubiera terminado así con un aspecto deplorable que indicaba claramente que llevaba días sin cambiarse de ropa. Yokozawa simplemente los ignoró, tomó el ascensor  y entró a Japun, donde el revuelo no fue menos al verlo llegar.

 

-¿Y Zen?

 

-¡Yokozawa-san!-a Shizuku casi se le caen las carpetas que  revisaba. Lo había asustado, pero poco le importó al identificar a su esposo en su escritorio totalmente concentrado en la computadora.

 

-¡¿Dónde estabas?!-preguntó mordaz.

 

-¿De qué hablas?-Kirishima lo miró totalmente confundido.

 

-¡Te llamé por teléfono y me dijeron que no estabas! ¡¿Acaso fuiste a ver a Ritsu?!

 

-¡¿Pero qué dices?! ¡Si no me he movido de aquí!

 

-¡¡Te llamé y me dijeron que no estabas Zen!!

 

-A ver cariño-se sobó las sien tratando de aliviar su estrés-Estaba, pero estaba ocupado, por lo tanto, no estaba para atenderte, sí.

 

-Bueno, no estabas. ¿Y dónde estabas?

 

-Aquí. Aquí estaba. Ahora dime, ¿qué necesitas?

 

Antes de que el de ojos azules pudiera responder, el teléfono comenzó a sonar pero el castaño no parecía tener intenciones de contestarlo.

 

-¿No vas a contestar?

 

-Bueno, como veras, no tengo todo el tiempo para ti. Estoy trabajando, Takafumi.

 

-Pues si no contestas tú, contesto yo-dijo tratando de tomar el teléfono, pero Kirishima lo detuvo y se levantó con furia.

 

-¡¡YA DEJA DE JODERME!!-gritó, llamando la atención de sus subordinados.

 

-Kirishima-san-le habló Shizuku, quien había contestado la llamada desde el teléfono de su escritorio-Le llama Ijuuin-sensei.

 

-Dile que luego le habló. De hecho, a cualquiera que moleste en este momento dile que luego le llamó-el castaño respiró profundo y se calmó, para luego  mirar a sus empleados, quienes, comprendiendo el mensaje, volvieron a su trabajo-¿Qué necesitas Yokozawa?

 

El de cabellos azules solo lo miró con los ojos llorosos e intento acariciar su rostro, más sin embargo, el castaño se alejó rechazando todo contacto con él, un gesto que lo hirió e hizo que se marchara rápidamente de ahí.

 

Kirishima se dejó caer en su silla y ocultó su rostro en sus manos, eso ya no podía seguir así.

 

OOOOOOOO

 

Ese mismo día, al salir del trabajo, fue al consultorio del doctor Kusama, necesitaba saber qué demonios tenía su esposo y sí realmente tenía arreglo. Por suerte, el doctor estaba desocupado y pudo atenderlo inmediatamente.

 

-Kirishima-san, ¿Cómo ve a su esposo?

 

-Pues, a ratos lo veo mejor, sí. Pero de momento hace escenas que no…no entiendo.

 

-Bueno, todo es cuestión de tiempo, Kirishima-san.

 

-Sí, cuestión de tiempo, pero-

 

-Mire, si toma los remedios él va a mejorar muchísimo, se lo aseguro-Kirishima sintió con la vista puesta en el escritorio-Toma los medicamentos, ¿verdad?

 

OOOOOOO

 

Yokozawa miraba fijamente la pastilla blanca que tenía en la mesa, la rodó y jugó con ella antes de echarla en un vaso de agua y esperar a que se disolviera.

 

“Si, los medicamentos…creo que sí, sí los toma todos los días.”

 

La mirada de Yokozawa se desvió hacía una planta que tenía en su cocina, tomó el vaso de agua donde había disuelto la pastilla y lo vertió en la maseta.

 

-Duérmete plantita, duérmete.

 

OOOOOOOO

 

-Yo lo que quería preguntar, Doctor, es, mi esposo, ¿exactamente qué es lo que tiene?

 

-Celos-Kirishima arrugó el ceño-Pero no celos normales, esto es más grave. Es lo que llamamos “delirio celo típico”.

 

-¿Delirio?

 

-Sí. Son celos enfermizos con deformación de la realidad. Vera, si usted mira a su esposo, él pensara que lo mira así porque tiene un amante, o si le regala algo él creerá que le da ese regalo para disimular que tiene un amante, y todo lo que haga, él lo interpretará de la misma manera.

 

-¿Y va a ser para siempre esto? ¿Va a cambiar o-

 

-No, no, no. Si toma los medicamentos irá mejorando como en todos estos casos. Pero dígame, ¿su esposo sigue con problemas en el edificio? Ese vecino…y-yo creo que su esposo estaba obsesionado con alguien.

 

-Sí, sí.

 

-¿Cómo va ese problema? ¿Ya se solucionó?

 

-Sí, esta-está mejor. Por lo menos no hace tanto escandalo, él...creo que está mejor con eso.

 

OOOOOOOO

 

Takafumi se encontraba sentado en las escaleras del edificio, esta vez, unos escalones más arriba para quedar detrás del ascensor, y cuando por fin vio salir a Misaki de ahí para dirigirse a la universidad, no dudo en seguirlo a cierta distancia para evitar que lo descubriera.

 

Caminaron unas cuadras hasta llegar a la estación del metro donde el castaño se detuvo para esperar el tren, y fue ahí cuando noto que Yokozawa lo seguía. Tragó saliva e intento ignorarlo, esperando que el tren llegara pronto

 

-Hola Ritsu-saludó parandose junto a él, pero Misaki no le respondio-Ya sé que tú eres el amante de mi esposo.

 

-¡Ya le dije que ni soy Ritsu ni soy el amante de su esposo!

 

-Bueno, pues esto se arregla muy fácil, solo muestrame los documentos.

 

-Disculpe, pero no le voy a mostrar los documentos, señor.

 

-¡¿Entonces te estás burlando de mi?! ¡¿Te burlas de mi Ritsu?! ¡Cuidado! No te burles o lo pagarás caro, ¡cuidate Ritsu!-dijo, para luego darse la vuelta y encaminarse a su próximo destino.

 

Misaki respiro agitado. Sintió el miedo palpitarle en las venas y por primera vez, desde que todo había comenzado, de verdad tuvo miedo de su vecino. ¿Hasta dónde sería capaz de llegar un loco como él?

 

OOOOOO

 

-Yokozawa -san, buenos días, no lo esperaba. Dígame, ¿se ha sentido mejor?

 

-Sí, mucho mejor-dijo desviando su mirada del jardín del hospital y posandola en Nowaki, para luego acercarse a su escritorio y sentarse frente a él-Una pregunta doctor, si por casualidad, un paciente dudará de usted como psíquiatra y le pidiera los documentos, ¿usted se los daría?

 

-¿Qué documentos, Yokozawa-san?-preguntó confundido

 

-Los documentos, cualquiera.

 

-Yokozawa-san, yo soy médico psíquiatra. Ahí puede ver mi título-señalo el marco en la pared.

 

-Sí, ya sé doctor. Es un ejemplo nada más.

 

-Me temo que no sé a dónde quiere llegar con esto.

 

-No, no quiero llegar a ningún lado. Simplemente le pregunto, ¿usted le daría los documentos?

 

-Pues, si fuera necesario, supongo que sí.

 

-Ah, ya veo.

 

Yokozawa sonrió con victoria. Eso significaba que si Ritsu no quería mostrarle los documentos era porque si era quien creía que era y no había nada más que comprobar. Ese chico era el amante de su esposo, no había duda.

 

-¿En qué está pensando, Yokozawa-san?-preguntó Nowaki al ver su sonrisa.

 

-En algo que me contarón. No se preocupe Kusama-san, no es nada grave.

 

-Ah-asintió, no muy convencido.

 

-Bueno, eso es todo. Gracias y hasta luego, doctor.

 

-Sí, hasta luego Yokozawa-san.

 

El de cabellos azules se levantó y salió del consultorio ante la atenta mirada de Nowaki, que estaba desconcertado por su visita y su extraña pregunta.

 

OOOOOO

 

Misaki estaba en el comedor de su departamento tomando un té y pensando en la amenaza de Yokozawa, mientras su suegro buscaba figuras de madera en internet, cuando de pronto el timbre de la puerta hizo que el menor se sobresaltará.

 

Fuyuhiko, extrañado, vio como el menor se acercaba con cautela a la puerta dudando en abrirla o no, revisando primero por el lente de ésta para ver de quién se trataba.

 

 Cuando Misaki vio una cabellera negra del  otro lado, supo inmediatamente que se trataba de Miyagi y comenzó a abrir  todos los cerrojos de la puerta.

 

-Ah, Miyagi-san. En un momento le abro-había cuatro cerraduras más la cadena y todas las usaba por seguridad.

 

-Hola Takahashi-kun. Te trajeron este sobre hace un momento-dijo con una sonrisa, mientras le entregaba el dichoso sobre.

 

-Muchas gracias, Miyagi-san.

 

-Ah, ojo Fuyuhiko-san, parece que le hacen regalitos a su muchacho. Uy, el amor los pincha a todos, jajajaja-el mayor de cabellos negros sonrió con las ocurrencias del hombre.

 

-GRACIAS Miyagi-san. Adiós-dijo el castaño, cerrando la puerta de golpe y volviendo a asegurar las cerraduras y la cadena.

 

Luego volvio a sentarse en el comedor, arrojando el sobre a la mesa.

 

-Misaki, ¿qué te pasa? Le cerraste la puerta en la cara a Miyagi.

 

-Pues que no ande de metiche-respondió molesto.

 

-Misaki.

 

-Además, ¿dónde estaba él cuando el hombre me atacó? ¿Eh?

 

-¿Te atacó? Hijo, creo que estás exagerando. Yo ví al tipo y pobre de él, no esta bien.

 

-No, no está nada bien-dijo abriendo su sobre-Me persigue y no puedo defenderme, solo miré lo que tengo que hacer por su culpa. Caray, llega un enfermo al edificio y es increíble como te cambia la vida. Increible.

 

OOOOOO

 

Yokozawa entró a la cafetería donde lo habían citado e inmeditamente localizó a su acompañante en una de las mesas, al cual se acercó para tomar asiento delante de su hija.

 

-Hola Hiyori. Tengo poco tiempo hija, así que solo será un rato, ¿vale?

 

-Esta bien Oni-chan, será un rato con Hiyori. Esta lindo el lugar, ¿verdad?-Yokozawa arqueó una ceja y recorrió el lugar con la mirada-Mira que te hará bien, así sales y no te la pasas encerrado todo el día.

 

-Yo no estoy encerrado, hija. Estoy ocupado, que es diferente.

 

-¿Y en qué te ocupas tanto Oni-chan?

 

-Estoy ocupado y ya-respondió justo cuando el camarero se acercó a tomar su pedido.

 

-Dos cafés, por favor-cuando el camarero se fue, la castaña pareció recordar algo-Oni-chan, ya no te pregunte, ¿puedes tomar café con tu medicación?

 

-¿Qué? Claro que puedo tomar café, ¿por qué no podría?

 

-Esta bien, tranquilo. Oni-chan, lo cierto es que me tienes muy preocupada. Ya no sales y prácticamente hay que arrancarte de casa, no te quieres vestir bien ni con los trajes tan elegantes que tienes y...

 

En ese momento, el de cabellos azules vio a cierto universitario pasar frente a la cafetería y no dudo en levantarse para salir inmeditamente a seguirlo.

 

-Perdoname Hiyori, me acordé que tengo que cosas que hacer. Perdoname.

 

-Oni-chan, ¡espera!

 

Pero Yokozawa no la escucho. Siguió al castaño  hasta la panadería donde éste compraba algunos panes para su suegro. Se acercó por detrás con cautela y le habló al oído.

 

-Hola Ritsu.

 

-¡¿Usted?!-Misaki se sobresalto.

 

-Muéstrane los documentos, Ritsu.

 

-Me da los panes, por favor-pidió el castaño a la vendedora.

 

-¡Todo se arregla si me muestras los documentos!

 

La joven envolvió los panes y se los entregó al castaño, presenciando con extrañeza aquella escena.

 

-Deme, deme.

 

-¡Enseñame los documentos, Ritsu! ¡Muéstramelos!

 

-Gracias-pagó y salió de ahí a prisa sin prestarle atención al otro.

 

-¡Ritsu!-gruño, para luego volverse con una sonrisa hacía la vendedora-Lo mismo que se llevó Ritsu, el chico que acaba de irse.

 

OOOOOOO

 

Esa noche, mientras cenaban, Misaki le contó a su suegro todo lo que había sucedido en la panadería con Yokozawa, incluyendo el miedo que le provocó la forma en que le pedía con insistencia los documentos. Eso ya no era normal.

 

-Yo digo, que si te tiene tan preocupado, ¿por qué no les mostraste tu identificación?-preguntó comiendo su arroz.

 

-Pero Fuyuhiko-san, como le voy a mostrar mi identificación-replicó sirviedo el té.

 

-¡¿Pero por qué no?! ¡Así te lo quitabas de encima! Yo si se la hubiera mostrado.

 

-¡Perdón, pero uno no le muestra su identificación al primer loco que se le cruza! Y por favor Fuyuhiko-san, tiene que empezar a cerrar bien la puerta. Hoy, cuando llegué no pusó la cadena.

 

-¡Lo que tenga que pasar va a pasar de cualquier forma!

 

-¡Hay cosas que pueden evitarse!

 

-¡¿Y cómo lo vas a evitar?! ¡¿Mátando al loco ese?!

 

-¡Por ejemplo!

 

-¿Qué?-exclamó incredulo.

 

-Que todo se solucionaría si tan solo lo matara. Así ya no viviría con miedo.

 

-¡No digas esas cosas, Misaki!

 

OOOOOO

 

En el departamento de Kirishima, el castaño observaba las noticias en la televisión mientras esperaba a que su esposo sirviera la cena. Estaba atento al reportaje de un paciente de equizofremia que había asesinado a sus padres, cuando Yokozawa llegó poniendo la cena en la mesa con una servilleta cubriendola.

 

-¡Sorpresa!-exclamó, quitando el papel y revelando que en el plato solo había pan.

 

Luego, el de cabellos azules se sentó junto a él y con el cuchillo rebano el pan en trozitos, tomó los palillos y agradeció por la comida, siendo observado por un incredulo Kirishima.

 

-¿Vamos a comer solo pan?

 

-Ah, lo siento. Debes estar cansado de comer esto, ¿no? Bueno, lo comiste hoy en la tarde en casa de Ritsu y ahora lo vas a comer conmigo.

 

Kirishima se sobó la sien.

 

-Takafumi, ¿tomaste tus pastillas?

 

-Claro-respondió con una sonrisa, para luego comer un trozo de pan y saborearlo-Come, amor.

 

El castaño ya no dijo nada más, sabía que era inútil, así que se calló y rebano el pan para empezar a comerlo. Quería llevar las cosas en paz, aunque el de cabellos azules se la ponía cada vez más díficil.

 

OOOOOOO

 

Una tarde,  Fuyuhiko se encontraba leyendo en la sala de su departamento cuando de pronto un ruido lo sacó de su lectura. Un ruido proveniente de la puerta, la cual sonaba como si alguien quisiera entrar a la fuerza. Dejó el libro y sus lentes, y se asomó por el pasillo.

 

-Misaki, ¿eres tú?-los golpes continuaron, pero con más insistencia-¿Misaki?

 

Se escuchó un fuerte golpe como si la patearan, algo que asustó al de cabellos negros e hizo que corriera al teléfono para llamar a su muchacho. Él era un hombre ya viejo, ¿qué podría hacer él solo si se trataba de un delincuente?

 

-¡Misaki! ¡Misaki, hay alguien en la puerta!...No sé, pero está tratando de entrar...Sí, gracias. Aquí te espero-colgó, justo cuando un fuerte golpe hizo que los otros se callaran.

 

OOOOOOO

 

Misaki ingresó a su departamento con Miyagi, para después volver a cerrar con todos sus seguros y guiar al mayor a la sala.

 

-Pero Takahashi-kun, ya revisamos todo. Ya me hiciste subir y bajar-decía con cansancio-Yo creo que Fuyuhiko-san se lo imagino todo o que tuvo un ataque de pánico.

 

-Oiga, mi suegro no es de imaginarse cosas y estaba muy asustado cuando me llamó-cruzó los brazos con molestía.

 

-Sí, pero te juro que no entró nadie al edificio. Yo estuve todo el tiempo en la puerta.

 

-Pues entonces fue alguien del edificio. El nuevo vecino, ¡es el nuevo vecino, Miyagi-san! Usted mismo lo ha visto.

 

 

-Takahashi-kun, ¿en serio crees que es él? Digo, está loco pero no creó que tanto.

 

-¡Es él Miyagi-san!

 

-Bueno, seré más atento, ¿ya? Con permiso.

 

-Sí, sea más atento por favor-dijo, pero el de cabellos negros ya había salido-Esto no puede seguir así...-suspiró impotente.

 

OOOOOOOO

 

-Papá, Oni-chan nos está mintiendo. Él no está bien-decía la castaña.

 

Ese día Hiyori se había tomado una hora libre de sus clases en la universidad para visitar a su padre en el trabajo, y de paso, hablar sobre la situación de su Oni-chan que cada vez estaba peor.

 

-Esta como siempre, hija-respondió sin despegar la vista de la computadora.

 

-¿No me oíste? Oni-chan persigue a la gente por la calle como si estuviera loco, eso no es normal.

 

-Sí, bueno, al menos no me persigue a mí.

 

-¡Papá! Estoy hablando en serio, tu esposo no está bien. Yo no veo que mejore  y no estoy segura de lo que hace ese psíquiatra al que lo llevas.

 

-Lo medica, hija. Yokozawa esta medicado.

 

-¡Sí, pero no mejora! Esta mal y no hacemos nada.

 

-A ver, Hiyo-apartó la vista de la computadora y la posó en su hija con severidad-Takafumi está mejor-Hiyori arqueó una ceja-Bueno, esta bien, esta igual. PERO va a estar mejor.

 

-No-negó con la cabeza-No hace nada y se la pasa diciendo que siempre está ocupado.

 

-Bueno, para Oni-chan, hacer más de dos cosas es estar ocupado todo el día.

 

-Ajá. ¿Y me puedes decir que se supone que hace todo el día?

 

OOOOOOOO

 

Misaki salía de la universidad sumido en la platica con sus amigos, estaba feliz, había tenido exámenes y había aprobado todos. Claro, uno u otro apenas si los paso, pero igual la alegría era mucha. Además, sus amigos también habían aprobado así que el tema de conversación en ese momento era a dónde irían a festejar.

 

-Oigan chicos, ¿y si vamos al parque de diversiones?

 

-¿Qué? ¿Te parece que somos de secundaria? Mejor hagamos una fiesta en mi casa.

 

-¿Tú qué quieres hacer Takahashi?

 

-Pues, yo estoy bien con lo que ustedes de-palideció.

 

Del otro lado de la acera se encontraba Yokozawa observandolo fijamente y moviendo sus labios como si estuviera diciendo algo. Le costo entender, pero al final se dio cuenta que nuevamente le estaba pidiendo los documentos, algo que de verdad lo aterró. Tan distraído estaba que no se dio cuenta que alguien pasaba corriendo a su lado y lo empujaba. Hubiera caído de no ser por su amigo Todou, quien lo sostuvo a tiempo.

 

-¿Te encuentras bien, Takahashi? ¿Sucede algo?

 

-¿Eh?-lo miró, saliendo de su trance-No, no, no. Yo...estoy bien, gracias.

 

Regresó su mirada hacía la acera y se asustó más al ver que el de cabellos azules ya no estaba. Se había marchado, pero sabía que no sería ni la primera ni la última vez que lo haría.

 

Se despidió de sus amigos y se disculpó por no poder acompañarlos, asegurando que tenía algo que hacer, por lo que esa misma tarde corrió a la estación de polícia para ponerle una demanda a Yokozawa. Ya no podía más con eso, de verdad estaba aterrado y tenía miedo de que ese tipo le hiciera algo. Solo esperaba que con esa demanda se terminara todo.

 

Al entrar a la estación se dirigió inmeditamente con un oficial ya algo viejo y le contó todo lo que estaba pasando, mientras el veterano tomaba nota.

 

-Me sigue y me pide que le muestre los documentos-decía, haciendo pausas para que escribiera.

 

-¿El sujeto? ¿Su vecino le pide los documentos?

 

-Sí, porque dice que soy Ritsu, el amante de su esposo.

 

-Pero usted se llama-

 

-¡Yo no soy Ritsu! Y este hombre me está amenazando.

 

-¿Le dijo que le iba a hacer algo?

 

-Bueno, ¡¿y a usted le parece poco que me siga a la universidad, que me siga a donde hagó las compras, que me espere, que me pida los documentos, que me persiga todo el tiempo?!

 

-Eso es normal, ¿no? Ustedes son vecinos, harán las compras en los mismos lugares.

 

-¿A usted le parece normal? ¡No es una coincidencia! Él me espera, es peligroso.

 

-Bueno, esta bien. Yo le voy a tomar la denuncia, pero no creo que podamos hacer algo, porque no hay amenazas ni nada.

 

-Carajo. ¡¿Y qué tiene que hacer para que ustedes hagan algo?! ¡Le digo que es peligroso! Le puede hacer algo a mi suegro, a alguien del edificio o a mi.

 

-Ya, ya-tomó el documento donde había estado escribiendo  y se lo paso junto a un bolígrafo-Firme aquí.

 

-¿No van a hacer nada?-el oficial solo lo miró-Si no van a hacer nada, entonces haré algo yo-firmó y salió de ahí totalmente molesto.

 

No podía creer lo corruptos que eran los polícias, había ido a terminar con todo y al parecer, nadie tenía la intención de ayudarlo. Pero eso no iba a quedarse así, por lo que apenas llegó a su departamento, se dirigió inmeditamente a la recámara que había sido de su pareja y buscó entre los cajones aquella caja que contenía lo último que le había dejado antes de morir. Eso, además de todo su dinero.

 

Cuando la encontró, se sentó en la cama y la abrió. Era una pistola cargada con balas, no era vieja así que suponía que funcionaba bien. La miró detenidamente por unos instantes, para luego hacerla a un lado y tumbarse sobre las sábanas. No, él no era así y no lo sería. Debía haber otro forma, otra salida, cualquiera que no implicara llegar a tanto.

 

-Usagi-san...no sabes cuanto te necesito-murmuró, conteniendo las ganas de llorar.

 

-¿Por qué no intentas razonar con él?-sugirió Fuyuhiko desde la puerta.

 

-Ese es el problema. Ya lo he intentado pero no escucha. Insiste hasta el infinito que soy Ritsu.

 

-¿Y con su pareja? ¿Ya hablaste con el esposo? Quizás él pueda ponerle un alto.

 

-¿Usted cree?-preguntó levantandose de la cama. No había pensado en eso.

 

-Claro. Mira, habla con los dos y ya veras que todo se soluciona-sonrió.

 

Y Misaki sonrió con él con las esperanzas renovadas.

 

OOOOOOO

 

Kirishima se encontraba en el sofá tomando una cerveza y observando la televisión cuando escuchó que golpeaban la puerta con insistencia. Gruño molesto y dejó su cerveza en el suelo para ir a atender al visitante, aunque no se esperó  jamás que al abrir la puerta se topará con un joven castaño que lo saludó con una sonrisa.

 

-Buenas tardes-hizo una reverencia.

 

-Buenas tardes-respondió desconcertado.

 

-Soy su vecino del sexto C.

 

-Miré, si busca a mi esposo le informo que él salió, así que vuelva más tarde-intentó cerrar la puerta, pero el castaño lo impidió.

 

-No, no. Justamente me acabó de encontrar con Miyagi-san y ya sé que salió. Vengo a hablar con usted, permiso-dijo entrando al departamento.

 

-Eh...Sí, adelante-cerró la puerta y rezó porque Yokozawa no volviera pronto o tendría serios problemas que lidiar.

 

OOOOOOOO

 

El de cabellos azules se encontraba en una cafetería comiendo a prisa un helado, mientras Hiyori lo observaba dando un sorbo a su té y dejando la taza en la mesa.

 

-Oni-chan, come más despacio. Te vas ha atragantar.

 

-Tengo que volver a casa, Hiyo. Lo dejé solo.

 

-Yo no entiendo esa manía que desarrollaste con mi papá, Oni-chan. A ver, ¿por qué tienes que volver?

 

-¡¿Por qué?! ¡¿Acaso sabes con quién se va a ir?! Con Ritsu, con él se va a ir. ¡¿Y por qué se quedaría conmigo?! ¡¿Eh?! El cabello se me cae, estoy gordo, no pude tener hijos y ya no voy a tener.

 

-No digas eso. Papá te quiere y mucho.

 

-Sí, pero está vivo Hiyori. Y eso quiere decir que se puede ir con otro, ¿entiendes? ¡¿Acaso te lo tengo que explicar todo el tiempo?! ¡A mí nadie me entiende! ¡Nadie, nadie, nadie!-se terminó a prisa su helado y salió de ahí ignorando las suplicas de la menor porque se quedara.

 

Debía volver a casa cuanto antes. Debía cuidar a Zen o Ritsu se lo quitaría y eso no lo iba permitir.

 

OOOOOOO

 

-Yo ya sé como es, si. Lo están tratando, por favor, tengale un poco de paciencia- decía juntanto sus manos en forma de suplica.

 

-¡Hace dos meses que le tengo paciencia! Tengo miedo de que me haga algo, que le haga algo a mi suegro.

 

-Miré, mi esposo está medicado. Esta  yendo con un psíquiatra y estas cosas que hace son cosas de él, de su mente. Pero no le va a hacer nada.

 

-¿No escucha lo que le estoy diciendo, señor Kirishima? Lleva dos meses persiguiendome, pidiendome los documentos, incluso quiso entrar a mi casa.

 

-¡Pero no te va hacer nada! ¡No te va a hacer nada!-decía el castaño sin reparar en la desesperación reflejada en los ojos del menor.

 

-Kirishima-san-sentía que iba a llorar-Haga algo, por favor. Hable con él, hable con él, es su esposo.

 

-Es mi esposo y es un hombre que no es peligroso, ¿de acuerdo? Eso sí, es muy celoso y está por volver, así que por favor, Takahashi-kun, te pidó que te retires.

 

OOOOOOO

 

Yokozawa llegó al complejo, pero decidió no usar el ascensor. Tenía la corazonada de que Kirishima estaba con Ritsu en ese momento, así que  pensó que si tomaba las escaleras seguro los descubriría, por lo que empezó a subir a toda velocidad.

 

OOOOOOO

 

-Se lo suplico, Kirishima-san...por favor, hable con él.

 

-Sí, hablaré con él. Quedate tranquilo-decía, tomando su brazo para llevarlo a la salida-Nos vemos y que pases buenas noches. Adiós-y cerró la puerta, obligadolo a marcharse.

 

Misaki abordó el ascensor  y presionó el botón de su piso. Poco después, Yokozawa llegó a su departamento para escuchar los pasos del menor al bajar del elevador para dirigirse a su casa provenientes del piso de arriba. Esto lo enfureció y entró a su departamento, persibiendo inmeditamente el olor de Ritsu en él.

 

-¿Cómo te fue?-preguntó Kirishima.

 

-Lo trajiste, ¿verdad?

 

El castaño cerró los ojos con cansancio.

 

-Llamó Hiyori, estaba preocupada. Me dijo que le gritaste en la cafetería.

 

-¡Tú te aprovechaste de que no estaba y trajiste a Ritsu a esta casa!

 

OOOOOO

 

-Le digo que su esposo es peligroso...ah ah, y me dice que no-decía, respirando agitadamente como si tuviera un nudo en la garganta-Que es muy celoso, ah ah...¡¿Qué demonios tiene que hacer ese tipo para que me crean?! ¡¿Me tiene que meter un tiro o le tengo que meter un tiro yo o qué?!-gritó.

 

-Pero cálmate Misaki, tal vez no es para tanto-dijo Fuyuhiko con dolor al ver al castaño llorar desesperado.

 

OOOOOOO

 

-¡Osea que...no  solo nos mudamos aquí para que estuvieran juntos sino que también para que lo trajeras a casa Zen!

 

-¿A quién en nombre de dios traigo a casa? Por fa-no pudo terminar porque en ese momento Yokozawa se le había acercado para olfatearlo-Takafumi, Takafumi basta-pidió tratando de quitarselo de encima, pero el de ojos azules lo levantó y lo jaló del brazo hacía la entrada-¿Qué pasa? ¿A quién traigo a casa?

 

-¡A Ritsu, Zen! ¡A él!

 

-¿Y dónde está ese Ritsu?-hablaba con voz verdaderamente cansada-¿Dónde está? ¿Dónde lo tengo? ¿Abajo del florero? ¿De la lámpara? ¿En la biblioteca? ¿Dónde cielo? ¿Dónde?

 

-¡No, no, no! ¡No está! Pero está...su olor está aquí.

 

OOOOOOO

 

-A usted no lo sigue desde hace meses, pidien-pidiendole los documentos todos los días,  Fuyuhiko-san. Así es muy fácil opinar...-el llanto aumento-Como cuando todos opinaban qué tratamiento debía seguir su hijo, que si se tenía que morir en el hospital o aquí...Todo el mundo opina, Fuyuhiko-san, pero nadie hace nada...nadie hace nada.

 

-Hijo-lo abrazó con fuerza. Le partía el corazón verlo así-Tranquilizate, mi niño. Todo se va arreglar, ya veras.

 

-...Fuyuhiko-san...

 

-Misaki...

 

OOOOOOO

 

-Takafumi-se acercó para intentar abrazarlo, pero éste lo rechazó-Takafumi, escuchame. Takafumi, Takafumi.

 

-¡No me toques!-lo empujó con violencia.

 

Ese fue el límite. Kirishima  ya no podía más con eso, estaba frustrado, molesto, desesperado, HARTO. Harto de todo, harto de  Yokozawa y de él mismo. Se dio la vuelta y caminó hacía la recámara con el semblante digno de un zombie.

 

-¿Dón-Dónde está ese Ritsu?-repetía-¿Dónde lo escondí? A ver dime, ¿dónde lo tengo? ¿Aquí?-preguntó, levantando un florero.

 

-¿Por qué Zen?-indagó el de cabellos azules con el rostro lloroso y dolido-¿Por qué mi amor? ¿Por qué?

 

Sin decirse nada más, y aún con el ambiente tan tenso, los dos se fueron a dormir dandole la espalda al otro en la cama. Esa sería la última noche que compartirían juntos.

 

OOOOOOO

 

Al otro día, por la mañana, Yokozawa se levantó muy temprano y se puso su bata de dormir, sus tenis pero sin amarrar, y entró a la cocina con cautela para no despertar a su pareja. Era su día libre, no tenía trabajo, por lo que estaba seguro que Zen despertaría tarde.

 

Abrió uno de los cajones donde guardaba sus utencilios y sacó el cuchillo más grande que tenía. Lo miró por unos instantes, contemplando su rostro reflejado en su afilada hoja, y luego lo escondió en la manga de su bata y se dirigió a la salida.

 

Por su parte, Misaki Takahashi se levantó temprano esa mañana para salir rumbó a la universidad. Se arregló, tomó su abrigo, sus llaves y salió sin hacer ruido para no despertar a su suegro. Usami se había estado sintiendo mal, así que prefería que se quedará en cama por más tiempo, no quería arriesgarse a que se pusiera peor, aún si el problema era mínimo, nunca estaba de más prevenir.

 

Llamó al ascensor presionando el botón de subida, pero tuvo que esperar un rato para que llegara. No podía quejarse, el edificio era viejo y bien podría tener fallas de vez en cuando. De hecho, le sorprendía que no lo hubiesen demolido ya, con toda la nueva arquitectura  cualquiera lo esperaría, pero deseaba que no fuera así o mucha gente se quedaría sin casa.

 

OOOOOOO

 

Yokozawa vio subir el elevador y lo siguió con rápidez hasta el piso de arriba, donde vivía el bastardo de Ritsu. Para su suerte, alcanzó a detener al castaño cuando cerraba las puertas y se metió con él, mostrando una sonrisa.

 

-Buenos días, Ritsu. ¿Cómo te va?

 

Misaki saltó hacía atrás al verlo entrar, estaba asustado pero no dejaría que lo notara. Yokozawa cerró las puertas y presionó el botón para que el ascensor se moviera.

 

-Señor, yo ya le dije que no soy-gagh-se quejó al sentir como lo sujetaba del cuello.

 

El de cabellos azules sacó el cuchillo y lo apuñalo con fuerza.

 

-¡¡Ah!!

 

Desenterró el arma y volvió a meterla una y otra y otra vez, sin detenerse ni calmar su furia. Las apuñaladas continuaron haciendose cada vez más profundas, la sangre salpicó el suelo y cuando el elevador se detuvo en el primer piso, el cuchillo al fin se detuvo.

 

Yokozawa salió dando un último vistazo al cuerpo inerte de Ritsu y comenzó a subir las escaleras de vuelta a su departamento con el cuchillo lleno de sangre soltando gotas a cada paso que daba, su bata y su ropa de dormir estaban totalmente manchados del líquido rojo, y su rostro también, pero poco le importaba.

 

Al llegar a su casa,  regresó a la recámara donde su esposo aún dormía y se acercó para depositar un beso en su frente. Dejó el cuchillo en la mesita de noche, para luego acostarse a su lado, abrazandolo, pegandolo a su cuerpo. Todo estaba bien, ya todo estaba bien. Zen se quedaría a su lado para siempre.

 

Takahashi Misaki murió al instante.

Recibió más de sesenta puñaladas.

Yokozawa Takafumi negó los hechos respaldado por Kirishima Zen, quien juraba que su esposo estaba durmiendo con él.

Después de un juicio rápido, Yokozawa fue declarado inimputable y terminó en un hospital psíquitrico para tratar su enfermedad.

 

 

 

 FIN

Notas finales:

Se que esto es algo muy distinto a lo que estoy acostumbrada a escribir, pero me gusto escribirlo jejeje me divertí.

Un beso hermoso y un fuerte apapacho para Shamita y Minos Hanari.

 Chicas lindas, he conseguido un nuevo celular, ahora podre estar en contacto, pliss, una sincera disculpa por tanta ausencia.

sin mas, no olviden dejar reviews, plisss

gracias por leer

chao chao


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