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~Soul´s in the darkness~ por Nozomi17

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Notas del fanfic:

*Los personajes de YOI no me pertenecen, créditos a sus respectivos autores.

*Historia previamente publicada en Wattpad, bajo el mismo pseudónimo.

 

Notas del capitulo:

¡Hey! ¡Hola!

¿Qué tal todo? Aquí vuelvo a la escritura con esta pequeña historia Viktuuri.

Desde hace mucho ya tenía planeado esta historia, pero no me animaba a escribirla pues sentía que ya no podía. Sin embargo aquí estamos, espero que les guste, pues realmente le he puesto empeño a tener una buena historia para presentar.

Espero que la disfruten.

 

Originaria de Toriki, Rusia, Aleksandra era una joven gitana, dotada de una belleza y carisma sin igual, siendo pretendida por muchos desde muy pequeña.

            Gustaba de la danza, la practicaba desde niña con la esperanza de algún día, complacer al que sería su esposo en un futuro. Debido a la práctica tan constante, al llegar a la adolescencia su cuerpo era bastante bien formado, provocando la envidia en muchas mujeres de la comunidad.

            La familia de la chica no quería negociar a su pequeña, pese a todas las costumbres gitanas, a sus ojos ella era demasiado joven para ser desposada, para después comenzar a ser madre…

            Cada vez que otra familia se acercaba a negociar, los padres rechazaban de manera inmediata, excusándose de que aún no estaba lista, que era mala hija y por lo tanto, sería mala esposa. Tanto fue lo malo que hablaron de ella para intentar cuidarla, que lo único que lograron fue dejarla aislada.

-.-.-.-.-.-.-.

Los años pasaban, Aleksandra estaba a punto de cumplir diecinueve años. Culpaba a su familia de su soledad pues, ella pudo ver como todas sus amigas eran desposadas para después disfrutar siendo madres -algunas, pues otras sufrían bastante con sus hijos, en especial por las noches-, también, por su culpa, no había encontrado el amor.

            Harta de su situación, Aleksandra opto por salir de casa en la noche, completamente sola y adentrarse al bosque cercano a su aldea. Localizo una zona bastante alejada, pero contaba con el despeje suficiente de árboles para que la Luna pudiera verse en su totalidad, sin nada que la opacara, parecía que la podía tocar. Una vez lista, comenzó a entonar un cantico al mismo tiempo que lo combinaba con sus hermosos bailes. Era noche de Luna llena.

            Hizo esto hasta que el primer rayo de luz se postro ante ella, sin detenerse ni un solo segundo. Sus pies sentían fuertes punzadas en las plantas de los mismos pues había bailado sin calzado alguno, sus piernas estaban acalambradas y su garganta totalmente seca.

No obtuvo respuesta alguna.

Cada fin de mes, Aleksandra entonaba el mismo cantico con los mismos pasos de baile, en el mismo lugar, con la misma luz de luna alumbrándole esperando una respuesta, que nunca llegaba.

            Duro así siete meses…

 

Una noche de luna llena, al igual que las anteriores, hizo la misma rutina.

            Esta vez lloraba amargamente…

—Por favor…—Interrumpió lo ya acostumbrado, dejándose caer de rodillas, alzando su mirada llena de lágrimas a la luna—. Responde…—Lagrimas gruesas caían por sus mejillas, deslizándose hasta perderse en su cuello—, Ya no quiero estar sola…

El día estaba por llegar, una vez más, su suplica sería en vano.

Bajo la vista a la tierra, veía demasiado borroso, las lágrimas no le permitían ver demasiado. Cansada de bailar y cantar sin ser escuchada. Era la primera vez que no terminaba su ritual.

El sol aun no salía.

— ¿Por qué dices eso?

Una voz femenina interrumpió los llantos de la gitana, haciendo que voltease rápidamente a sus espaldas, lugar de donde provino.

— ¿Qu-Quién es? ¿Qué quiere?

—Tú me llamaste, yo debería preguntar eso.

— ¿Yo te llame?

—Así es

La gitana buscaba con la vista a la mujer que le hablaba, no la encontró, hasta esa última afirmación hecha.

            De entre los árboles, salió una mujer; de cabellos largos y plateados, llegando hasta su espalda baja, alta y de una piel sumamente pálida, rasgos finos y una sonrisa amable, tenía puesto un largo vestido negro que arrastraba la parte trasera unos tres metros más, por lo que alcanzo a ver Aleksandra. Poco a poco se iba acercando a la misma, hasta tenerla lo suficientemente cerca pudo notar el bello color de sus ojos; eran azul oscuro*. Como la misma noche.

            — ¿E-eres la L-Luna?

            —Así es cariño—Sonrió mientras pasaba una mano por la mejilla de la gitana, limpiando el rastro de sus lágrimas—, ¿Para qué me has llamado?

            —… Para—La mujer trago grueso—, para pedirte un favor.

            —Oh vaya, ¿Qué clase de favor?

            —Quisiera que me ayudes… A conseguir un esposo

            —Ya veo—La mujer mostro una sonrisa suave—, con que a eso te referías con que te sentías sola

            — ¿Me estabas escuchando? —Un sonrojo se hizo presente en las mejillas de la morena

            — ¡Por supuesto! —La sonrisa solo se ensancho más—, ¿A quién más le cantabas durante toda la noche cada fin de mes, eh?

            —…

Al no obtener respuesta, la Luna soltó un suspiro y continúo hablando.

            —Te ayudare—Aleksandra alzo la mirada, Luna noto el brillo en sus ojos —, pero a cambio, quiero a tu primogénito

            Ese brillo en los ojos de la gitana fue rápidamente opacado por una expresión de pánico.

            — ¿¡Cómo dices eso!? ¡Sería mi hijo!

— ¿Sabes Sasha**? Pasar todo el tiempo observando a los humanos nacer, crecer, tener familia y finalmente morir es algo aburrido…—Su mirada se tornó oscura y llena de tristeza, sin embargo, no perdía la amabilidad en la misma—. Y sumamente solitario…

— ¿Y por qué no formas tu propia familia?

—No me es permitido eso—Dicho esto, soltó una risa triste desviando la mirada—, no se si no lo has notado, pero no soy humana.

El silencio se prolongó durante varios segundos, Aleksandra no podía pensar bien; por una parte ya no estaría sola, pero por la otra, perdería a un hijo… ¿Cuál era peor?

—Debo irme

El comentario saco de sus pensamientos a la morena.

— ¿Eh? ¿Por qué?

—El sol está por salir—Luna río—, y mi relación con Sol no es la mejor.

“Maldita sea, mi oportunidad se va justo frente a mis ojos…” pensaba “Y solo quedare yo… No, no quiero estar sola de nuevo…”

            —Acepto…

            — ¿Qué dices?

            — ¡Que acepto tu propuesta Luna! —Luna pudo ver la determinación en los ojos de Sasha, pero al mismo tiempo su dolor—, no le tomaré cariño al niño y te lo daré, ya después tendré otro.

La más pálida de ambas sonrió gustosa.

            —Solo prométeme una cosa

            — ¿Y esa cuál sería?

            —Que cuidaras al niño hasta que muera…

Luna sonrió cariñosamente mientras se acercaba y posaba una mano en el vientre ajeno. Con el brazo libre rodeo el cuello de la gitana en un abrazo.

            —Es una promesa

Cualquiera que viera la escena daría por hecho que se trataba de un par de hermanas abrazándose. Pero no era así, solo eran un par de mujeres procurando el destino del que sería su hijo.

            “Fue la primera vez en años que Aleksandra sintió que tenía una amiga…

Lamentablemente esa sería la última vez, y Luna lo sabía.

Desde el primer momento en que toco su mejilla”

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Pasaron los días y Aleksandra no notaba cambio alguno en su vida, se limitaba a mirar a lo lejos a sus “amigas” con su familia, mientras estas, por su lado, susurraban cosas en contra de la joven.

            Así estuvo una semana más…

Al cumplirse exactamente la semana desde que conoció a la Luna llego un hombre a la pequeña aldea por mera casualidad –Estaba perdido-, su perro había escapo esa mañana, lo busco todo el día, alejándose de su hogar, llegándole la noche y perdiéndose aún más; se notaba demasiado que este no pertenecía a Toriki. Aleksandra tuvo la “suerte” de toparse con él en la madrugada mientras iba en busca de agua para tomar una ducha.

            Cuando sus ojos se encontraron, la magia de la Luna tomo efecto; se habían enamorado.

            Estuvieron juntos toda la noche y, al llegar el día, aquel hombre partió de nuevo a su casa, prometiendo volver.

Su nombre era Artur***

            Los encuentros en las noches, en ese mismo lugar cada vez eran más frecuentes, siempre a escondidas de la familia pues, si se enteraban, eran capaces de matar al Joven. ¿Por qué llegarían a este punto? Simple, él no era gitano.

            —Oye Sasha.

Ambos disfrutaban del silencio que reinaba en esos momentos en medio del bosque; sentados en el suelo recargándose en un árbol, mientras tomaban fuertemente sus manos, temiendo ser separados.

            — ¿Qué sucede Artur?

            — ¿Nunca has pensado en tener una familia?

            — ¿Cómo dices?

Artur trago grueso antes de seguir; se separó un poco del árbol mientras tomaba la mano de Aleksandra con sus manos

            —Quiero tener una familia contigo…

La voz del joven tembló un poco. ¿Una familia? ¿No estaba alucinando? No, la gitana no estaba alucinando; por fin había llegado el momento que más había esperado desde hace años. Ya no estaría sola nunca más.

            La morena no pudo disimular su felicidad, se lanzó a su amado rodeando su cuello con ambos brazos para después darle un beso.

Esa misma noche se entregó a él…

De esa unión llena de amor se engendraría a su primogénito.

El hijo que la Luna reclamaría.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Dentro de la cultura gitana hay ciertas reglas que deben seguirse al pie de la letra, sin importar de donde se trate que este.

  • Robo, engaño o delación de gitano a gitano.
  • Abandono de la familia en momentos complicados.
  • Invasión de los límites de una familia “contraria”.
  • Incumplimiento de las leyes impuestas por un consejo de ancianos.

Si, la familia de Aleksandra estaba sufriendo unos graves problemas económicos y territoriales con otras familias; para superarlos debían desposar a su hija. Fue una completa lástima que, al entrar en la habitación de la joven no encontraran más que una nota que solo citaba lo siguiente:

“Lo siento…”

            ¿Cuál era la pena que esta gitana merecía? Sus padres la decidieron, los ancianos lo permitieron: El destierro.

            Más ella nunca se enteraría de esto, jamás volvería a pisar esas tierras y mucho menos su hijo.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Artur se llevó a la morena lo bastante lejos de aquel pequeño lugar: un lugar lleno de campos, ya no había tantos arboles ni gente, unas cuantas casas, sin embargo estas se encontraban bastante alejadas una de otras dejando la privacidad de cada uno intacta.

            El joven se dedicaba a la ganadería, por lo tanto llevaban una vida bastante tranquila.

Al segundo mes se dieron cuenta del embarazo, los siete restantes fueron los más felices de la pareja.

            Los últimos de Aleksandra.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

El día del parto, la gitana se la paso solamente con una de sus vecinas que había corrido a ayudarle; al estar su esposo de viaje por cuestiones de trabajo y vivir tan lejos como para que un doctor le ayudase, no quedaba nadie más que ella.

            Fue un trabajo realmente difícil, cansado y doloroso… Pero al final, todo termino bien. El niño nació sin problema alguno.

            La vecina, una mujer con varios hijos ya, le aconsejo descansar mientras ella se encargaba del pequeño. La morena estaba demasiado agotada, así que acepto de inmediato, quedándose dormida a los segundos.

            La mujer sonrió y procedió a limpiar al bebé, pues se encontraba cubierto de sangre. Aquel niño tenía una sonrisa hermosa, no tardó mucho en notarlo, pues al sentir el agua, este comenzó a sonreír.

            —Sin duda eres hermoso…

Dijo la mujer con una sonrisa nostálgica, recordando a sus hijos al nacer. Como si el pequeño hubiera entendido a la perfección lo dicho, sonrió más abiertamente, formando un pequeño corazón con sus labios.

            Ese niño no era como los demás.

            La sonrisa de la mujer se fue borrando poco después de eso, ¿Por qué? Más bien, ¿Por qué no lo noto antes? Si bien no era muy cercana a la nueva familia, sabía perfectamente que ni la madre, ni el padre tenían la piel tan blanca, los ojos azules y mucho menos el cabello plateado; ambos eran morenos, de ojos cafés y de cabellos negros.

            Ese niño no era hijo de Artur, por supuesto que no.

Termino de atender al niño, lo vistió y durmió un rato. No podía evitar mirar con desprecio a la madre.            

            —Pero claro —Dijo en voz baja—, tenía que ser una gitana.

Harta de ver como la mujer dormía tan tranquila, dejo al niño cerca, escribió una nota y se marchó, deseando que la pareja de la mujer le diera una buena lección después.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Aleksandra despertó al escuchar como la puerta era cerrada, ¿La vecina se había ido? Miro a un lado suyo, ahí estaba su pequeño arropado y dormido tranquilamente, parecía un ángel.

            No pudo evitar sonreír.

Justo debajo de él había una nota, la tomo con cuidado y leyó:

“He recordado que tengo un compromiso muy importante, no puedo quedarme más tiempo.

Felicidades por su hijo, es hermoso.

Segurito se parece a su padre”

La cara de la morena palideció, entendió a la perfección las últimas palabras, aquella mujer había pensado que había engañado a Artur; sin dudas él pensaría lo mismo

            ¿Qué debería hacer?

            —Maldita sea, Luna ¿Cuándo vendrás por el niño?

Después de decir aquello, sintió como en su pecho se formaba un hueco enorme; su hijo había tomado uno de sus dedos con su pequeña manita, como si no quisiera que se alejara de él.

            La noche estaba llegando.

Y Artur también.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Artur llego corriendo a su casa, su hijo ya había nacido, no podía estar más feliz.

            Al abrir la puerta se encontró con su mujer de espaldas, amamantando a su pequeño mientras entonaba una canción, sonaba muy suave, tranquila.

 

El Hada Gitana ha salido

De paseo, feliz a cantar

Una canción de cuna

Que le regaló el mar.

Cerró la puerta con sumo cuidado, al parecer no se habían percatado de su presencia.

Es una canción bonita:

La canción de la luna

Que a los gitanitos

Les canta en la cuna.

 

Hay un niño que llora

Y no puede soñar

Con los versos de luna

Que esconde la mar.

Se acercaba con demasiado cuidado, pensaba abrazar a su mujer por la espalda.

El Hada Gitana

Se pone a cantar

Y el niño dormido

Comienza a soñar.

Aleksandra se detuvo al sentir la presencia de alguien, se dio la vuelta sumamente asustada. Quisiera decir que esa expresión de borro de su rostro al ver a Artur, pero no fue así.

            Por mero reflejo involuntario cubrió a su hijo, provocando la sorpresa del contrario.

            —Tranquila Sasha, soy yo.

            La mujer no respondió, simplemente respiro de manera irregular.

            —Vamos, tranquila —Sonrió—, muéstrame a nuestro pequeño.

La gitana solo abrazo con fuerza a su niño, no quería que lo viera, no quería malentendidos, ¿Por qué demonios Artur había llegado tan pronto?

            Al no obtener respuesta, Artur se molestó un poco, sujetando con fuerza el brazo de la mujer logrando que esta liberara del abrazo al niño.

            En ese mismo momento, su mundo se vino a pedazos.

            —Aleksandra ¿Qué significa esto?

            —Pu-puedo explicarlo.

            — ¿Ha? ¿Explicar? ¿Qué me vas a explicar? —Sujeto con mayor fuerza e brazo ajeno, dejando marcas rojizas en el—, ¿¡Cómo me engañaste!? ¿¡Eso me vas a explicar!?

            —Suéltame, me lastimas.

            —Deja al niño

            — ¿Qué?

            — ¡Que dejes a ese bastardo!

Con miedo, la gitana dejo al pequeño acostado en la cama, este dormía plácidamente, ignorando lo que estaba pasando a su alrededor.

            —Artur… Por favor… No es lo que parece

            — ¡El maldito mocoso no es mi hijo!

            — ¡Si lo es! —Gritaba la mujer con lágrimas gruesas cayendo por sus mentiras—, Yo… yo hice un trato y…

            —No Aleksandra, no te voy a escuchar—dijo con ferviente ira mientras sacaba una navaja de su bolsillo—, Dime de quien es el bastardo que está ahí dormido. Dímelo y solo su sangre correrá.

            —Es… tuyo…—contesto con dificultad pues el miedo y el nudo en su garganta no la dejaban hablar—, juro que es tu hijo.

            —Mentirosa—Artur sonrió con dolor, su mirada parecía la de un loco, era la primera vez que Aleksandra lo veía así—, espero que este dolor, sea comparado al que tú me estas provocando, maldita gitana.

            Una vez dicho esto, el hombre tiro a la gitana, se sentó sobre ella, inmovilizándola y comenzó a dar varias puñaladas en el torso de la mujer,  juntando un total de catorce o más, pues perdió la cuenta después de esto.

            Lo último que la mujer pudo ver, fue a su pequeño despertando, sonriéndole.

Y esos hermosos ojos azul cielo.

“Luna… Por favor, cuida de él”

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Una vez que dejo de escuchar los gritos de la mujer, Artur se levantó y fue en busca del niño, el cual había comenzado a llorar poco después de que su madre muriera.

            Levanto la navaja, callarlo sería incluso más fácil.

Pero no pudo. Algo no lo dejaba. Era como si lo estuvieran deteniendo.

            Frustrado, tomo una canasta, puso una manta en la misma y ahí introdujo al niño, salió de casa y se encamino a donde había visto por primera vez a Aleksandra.

            Artur no era la persona más cuerda que pudieras topar en el mundo, eso quedó demostrado, incluso desde antes de matar a la madre de su hijo. Su temperamento era peligroso, muy agresivo y cambiante. Le recomendaron una vida en el campo para calmarse, lamentablemente, la poca cordura que había logrado obtener, se había ido en cuestión de segundos.

            Parecía mentira, pero llego incluso más rápido de lo que recordaba a aquel lugar, hacía más frío de lo común ¿Cómo no? Estaban en pleno diciembre.

            En el mismo lugar donde hace meses la gitana conjuro a la Luna para obtener un esposo ahora este mismo dejaba a su suerte al pequeño, lo más seguro es que muriera de frío ¿Y qué más daba? No era suyo, no le importaba.

            Dejo la canasta en el suelo, ignoro los llantos del bebé y regreso a su hogar. Había mucho que limpiar.

La luna brillaba con más intensidad esa noche.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Cuando Luna supo que Artur estaba lo suficientemente lejos, bajo rápidamente y fue en busca del niño.

            Al verlo llorando amargamente su corazón se estrujo, por su culpa había perdido a su madre. Iba a tomarlo en brazos y calmar su llanto, cuando una voz masculina le detuvo.

            —Luna no toques al niño

            —Pero…

            —Sabes que está prohibido tal acto, Luna

            — ¡Yuri, por favor! ¡Esta solo! ¡Y es por mi culpa!

            —No puedes cuidar de él, son órdenes, Luna. No puedo dejarte hacer eso—El rubio sonrió sarcásticamente mientras cruzaba los brazos—, ¿O iras en contra del supremo?

            —N-no…

            —Eso creí—Suspiro mientras se acercaba al pequeño y lo tomaba en brazos—, He sido asignado como su ángel guardián. Se lo que te digo, déjalo aquí, va a estar bien.

            Al ser tomado en brazos el pequeño dejo de llorar y se limitó a mirarlo con los ojos bien abiertos, logrando que Luna sonriera divertida.

            —Puede verte, Yura.

            —Lo sé, los bebés pueden vernos los primeros años de vida

            —No me refiero a eso—La mujer retomo su expresión tranquila—, él tiene el don de videncia, además de una gran energía—su tono de voz se volvió más triste—, si hubiera permanecido con los gitanos dominaría más esos dotes.

            —Ah—Yuri miro al bebé con seriedad logrando que este sonriera—, ¿De qué te ríes pequeña basura?

 Luna no pudo aguantar y empezó a reír con fuerza.

            —No entiendo cómo puedes ser un ángel con esa actitud Yura

            —Cállate anciana—Yuri sonrió dichoso al ver como la sonrisa de la mujer se borraba dejando solo una pequeña vena saltada en su sien, denotando su molestia—, tiene tus ojos

            —Sí y no, sus ojos son azul cielo y los míos son más oscuros.

            —Ya veo…—Con tranquilidad tomo al niño y comenzó a arrullarlo, logrando dormirlo más rápido de lo que esperaba—, ¿Y bien? ¿Su nombre?

            — ¿Eh?

            —Se supone que tú lo cuidarías, dime su nombre. Su madre no le puso alguno.

            —Mmh…—Luna llevo su dedo índice a sus labios y comenzó a pensar—.Me gusta Víctor.

            — ¿Víctor? ¿Por qué?

            —Me agrada cuando se les llama Vitya

            —Entiendo—El joven rubio sostuvo a Víctor con una mano, mientras que con la otra sacaba una pequeña cadena, con el nombre del niño grabada en ella, poniéndosela con cuidado—, esto ayudara a Yakov y Lilia

            — ¿Quiénes?

            —Ya verás, vámonos, interferiremos si nos quedamos.

            Con cuidado, dejo al pequeño en la canasta de nueva cuenta. Tomo la mano de Luna y comenzó a correr, escondiéndose detrás de unos árboles.

            Pasaron dos minutos y por fin llego; era un hombre ya algo mayor, traía en su espalda un costal con cosas personales y algo de dinero. Seguramente sería otro agricultor o parecido. Se detuvo en seco al ver al niño abandonado en aquel lugar.

            —Hola amiguito—Dijo mientras levantaba la canasta, despertando a Víctor—, ¿Te han dejado abandonado aquí?

            Pregunto al aire, pues sabía que el niño no contestaría.

            Grande fue su sorpresa al ver como el bebé asentía mientras emitía un sonido, río por la ocurrencia sacándole una sonrisa en forma de corazón al niño.

            —No puedo dejarte aquí ¿Sabes? Podrías morir, y yo también si te llevo a casa sin que Lilia lo sepa —Llevo uno de sus dedos a las mejillas del pequeño, el cual sonrío para después tomar el dedo con sus manitas. Un instinto paternal llego al pecho de Yakov—, aunque tomaré el riesgo.

            Vio algo brillar proveniente del pechito, con cuidado saco la cadenita y leyó lo que estaba grabado.

            — ¿Con que eres Víctor, eh? —Sin dejar de hablar siguió su camino—, pues yo soy Yakov y te llevare a mi casa. La mujer que conocerás da miedo; pero es buena, su nombre es Lilia—Suspiro—, espero que se lleven bien ¿Eh, Vitya?

            Poco a poco el hombre se perdió de la vista de Luna y aquel ángel. Ambos suspiraron aliviados.

            —Ya veo porque no querías que lo tocara Yura

            —Si, en parte es por eso—Miro a la mujer serio—, también fue porque, si lo tocas sabrás que pasara con su vida, y eso es algo que no está permitido.

            —Si… Lo siento.

            —No te preocupes vieja—La vena en la frente de Luna se hizo notar nuevamente—. Debo irme, ahora tengo que cuidarlo.

            —Está bien

            —Cumple tu promesa

Sin decir más, Yuri desplego sus alas y salió volando, desapareciendo de la vista de Luna. La mujer sonrió suavemente, aún había culpa en su corazón.

            Aun así sabía que ya no estaba más sola, Aleksandra le acompañaba y su hijo también, aunque seguramente no lo sabría.

            Por lo menos no de momento.

Notas finales:

*Oscuro u Obscuro, ambos están bien escritos, opte por este porque se me hizo más cómodo

**Sasha, manera cariños de llamar a Aleksandra

***Artur; se supone que se escribe “Arthur”, sin embargo, el nombre en ruso se escribe sin ella.

Alguna duda/sugerencia/comentario, con todo gusto pueden decrilo. 

Si llegasen a encontrar alguna falta de ortografía, de antemano una sincera disculpa.

Sin más que decir, gracias por leer.

Nos vemos a la próxima.

 

Nozomi17

 


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