10-Cenemos juntos
Al final terminó en ese lugar. El tipo era pesado como sopa de chumbo y pues terminó cediendo. Solo quería que se dejase de fastidiar y para ello tenía todo un plan preparado. El plan consistía en dos cosas.
¿Qué va a querer, modemoiselle?—preguntó el mesero del fino restaurante francés adonde la llevó Kaiba. Siendo él no podía ser menos, obviamente.
Una langosta termidor, por favor y Ostiones a la provenzal—dijo la muchacha de mirada parpadeante y sonrisa espectacular.
¿Segura?—preguntó Seto levantando una ceja.
¡Claro! Los como todos los días—respondió la joven. El castaño parecía algo impresionado y eso satisfizo al rubio.
PRIMER PARTE.
Gastarle todo el dinero que pudiera al bastardo, por eso eligió los platos más caros del menú y lo que pensaba gastar. Sabía que no lo dejaría en bancarrota al muy tarado pero… se iba a acordar de él por mucho tiempo, eso seguro.
Y un Don Perignon para beber—añadió la melada con una elocuente sonrisa en su rostro.
Blanc, seguramente—dijo el mesero con una sonrisa en su rostro gracias a la fenomenal visita de la noche, el joven Kaiba usualmente llevaba a algún socio o un aliado a comer al restaurante pero jamás había llevado una cita y viendo el gusto de esta estaba decidido que era una inmejorable elección, sobretodo porque si ese era el menú, la propina sería.
Si, eso—dijo la rubia desviando la mirada.
Excelente elección, mademoiselle, lo traeré inmediatamente para que lo pruebe—dijo el mesero pasado en años muy cortésmente.
Si y por favor no me diga más madmoasel, soy Katsuya. ¿Si? Me pone mal que me llamen con otro nombre—dijo la muchacha.
El viejo la miró estático mientras Seto sentía una curiosa sensación que nunca había sentido.
Comprendido, mad… eto… quiero decir… ¿Katsuya san?—preguntó el mesero con cara casi de estar hablando con un marciano.
El chan me queda mejor—dijo la cantante.
Comprendido, Katsuya chan—dijo el aturdido hombre antes de retirarse con mirada extrañada.
¿Y tú de que te sonríes? ¿Tengo monos en la cara o qué?—preguntó Katsuya chan con cara de fastidio y sin ceremonia agarró un pan del canastito y lo partió en dos para darle un fuerte mordisco a una de las mitades.
PARTE DOS.
Ser lo más grosero posible y disfrutar del espectáculo de Seto Kaiba sintiéndose incómodo.
Si bien Seto se sintió un poco molesto por lo dicho no lo traslució preocupado por otro asunto.
¿Sonreír yo? Se preguntó mientras se le pasaba la sensación anterior y comprendiendo de repente que exactamente eso había hecho. Y más aún. Había estado a punto… ¿de reírse? Es que la escena entre aquellos dos con el tema de la mademoiselle había sido algo... ¿Divertido? Por un segundo lo pensó y era cierto. Hacía muchísimos años que había experimentado esa sensación y de alguna manera entre las presiones de llevar a cabo una empresa exitosa y tratar con gente grande y aburrida, lo divertido se le había ido de la vida.
Ejem…--dijo el mesero aclarándose la garganta con la gran botella del más costoso champaigne francés de la historia. Ambos comensales le miraron. Seto Kaiba había ordenado antes que ella—Aquí están vuestras elecciones—dicho esto escanció en la copa el fino brebaje y su comensal le miró descontenta.
¿Es todo lo que va a echar?—preguntó ella al ver que la copa no estaba ni siquiera a la tercera parte.
Seto sintió esa sensación de nuevo y con media sonrisa mencionó con algo de placer macabro—Querida, eso es para que lo pruebes si te gusta. ¿Recuerdas?—
¡Aaaah, si!—dijo Joseph como dándose por fin cuenta, mentiras puras mentiras, era una mala actriz y se le notaba a la legua solo que el mesero lo dejó pasar, piensa en la propina se dijo el tipo, mientras el rubio se decía, el mal parido se está riendo de mí, desgraciado.
Un pequeño sorbo se convirtió en un trago largo, algo así como un shot—Está bueno—dictaminó la joven y añadió--¡Échemelo!—
Como diga, Katsuya chan—dijo el mesero obviando la rudeza y escanciando la bebida. Luego se volvió hacia la pequeña mesita con ruedas en donde descansaba un baldecito con hielo en donde puso la botella y luego levantó otra pero de otro color, era un vino tinto, vio Katsuya, el nombre en la etiqueta decía Domaine, Pinot noire, por lo corto del nombre se dijo el rubio que debía ser uno de esos vinos comunes que hay por ahí, el mesero lo escanció todo de una.
¿Y por qué a él no lo hace probarlo?—preguntó el rubio como descubriendo que le destrataban.
Disculpe… señorita… es que el joven Kaiba siempre consume este vino en nuestro establecimiento—contestó el mesero consternado--¿He cometido un error, monsier?—preguntó algo sobresaltado a Seto.
Por supuesto que no. Combina perfecto con mi estofado de ternera a la bourguignon—exclamó el castaño sin apuro.
Excelentemente monsier, si puedo decir—dijo el empleado.
Lamebotas—susurró el rubio desde su asiento.
¿Qué, querida? No te oí. ¿Qué decías?—preguntó Seto un poco feliz de ponerle incómoda.
Que perfecto, mi cielo—dijo la muchacha con una sonrisa de oreja a oreja.
Como vuelvas a decirme así, te saco los ojos con el cuchillo del pan, pensó ella para si.