21-ROSA CON VOLADOS
Wheeler entró al salón con su cara baja, mirando a un lado y a otro, pensando en ese acosador que casi lo viola. Estaba mirando a todos pero no notaba nada diferente en ellos, ni siquiera en Kaiba.
Si, la idea de que el muy idiota se hubiera enterado de su verdadera identidad se le había ocurrido pero no se imaginaba al estirado manejando ese juego, escondido en un vestidor para manosearlo. Más bien se imaginaba un chantaje a cara descubierta o una humillación directa.
Abrió su pupitre para sacar su texto y debajo de este se encontró con una nota.
Con algo de miedo la abrió y descubrió…
“Ponte ropa interior de mujer mañana y de tarde y ve al lugar de la otra vez, a la misma hora”
Miró a todos lados con mirada asustada pero nadie pareció darse cuenta de su búsqueda y sus ojos volvieron a la nota para no ser notados.
Se puso a leerla de nuevo con un escalofrío recorriendo su espalda. ¿Qué tenía preparado ese tipo para él ahora? Se preguntó con temor el ojos mieles.
Mientras desde otro lado del salón unos ojos azules estaban fijos en su espalda. Detrás de esa mirada la mente recordaba hechos anteriores, de esa misma mañana frente a la institución.
FLASH BACK
¡Oye Wheeler! ¿A que juegas?—preguntó una rubia de ojos violetas sentada en su porche rojo, mientras el aludido bajaba de este.
El rubio que llevaba en un hombro su mochila se giró para mirarla desde la acera.
Ella señaló sus labios con una uña pintada.
¿Y mi besito de hasta luego?—dijo con los labios en forma de o y batiendo sus pestañas demasiado melodramáticamente—¿Te traigo hasta aquí y no merezco un besito siquiera de mi osito de peluche?—
Joseph miró a todos lados a los estudiantes que llegaban y se les quedaron mirando y decidió que debía seguirle el juego a su vecina antes de que se pusiera regañona. Caminó unos pasos hasta la portezuela y besó sus labios rapidito pero los reflejos de la “Gata salvaje” eran más ágiles y le atrapó la nuca antes de que pudiera separarse mucho y lo obligó a darle un profundo beso, haciendo que los chicos alrededor se quedaran con los ojos como platos al ver tan apasionado beso. Después le soltó de golpe, cosa que él aprovechó para alejar lo más posible su cara de la de ella, y le dijo--¡Adiós cariño! ¡Te recogeré cuando salgas!—meneando su mano a lo reina de belleza y luego de colocarse sus lentes de sol, apretó el acelerador.
¡Así que tu noviecita te tiene amarradito y es muy golosa!—se rió el ojos azules que había visto toda la escena.
Joseph se compuso y volteando le dijo en respuesta—Creo que hablas de pura envidia, Valoncito—
El otro le mostró una sonrisa torcida, que terminaba alzada donde tenía partido el labio por lo que el acto le dolió y debió dejarlo.
En un acto imprudente el castaño se acercó y agarrándole por los hombros, dijo--¿Acaso haces todo esto para darme celos, cariño? Sabes que a nadie amaré como a ti—
¡Aléjate de mi, bastardo!—dijo apenado el otro y con un evidente sonrojo mientras le asestaba un empujón que llevó al otro atrasar varios pasos pero se reía como quien ha pegado en donde duele, aunque otra vez le dolió el labio partido, pero lo valía.
Seto había llegado antes de Valon y Joey pero cuando vio el llamativo porche llegar a la escuela se detuvo para ver de quien se trataba y al ver bajar a Joey se quedó a mirar a ver que pasaba.
Los chicos que pasaron junto a él momentos después de que May se fuera iban a saludarlo, pero al ver sus ojos, lo pensaron mejor y no lo hicieron.
FIN DEL FLASHBACK
CASA DE MAY VALENTINE DESPUES DEL INCIDENTE CON EL PAPÁ DE JOEY
Alguien se había quedado pegado al botón del timbre, de eso no había dudas, pensó la rubia mientras se iba a atender la puerta. Se sorprendió al ver en el visor del portero la cara angustiada de su vecinito.
Normalmente le gustaba hacerlo pasar mal, pero solo era un juego, en realidad le quería y verle con esa cara no solo le sorprendía sino que la angustiaba un poco. Tenía su mochila agarrada junto a su pecho como si llevara oro en ella. Esa posición la conocía desde hacía años, cuando el muchacho escapaba de su apartamento después de una golpiza de su padre.
¿Joey?—preguntó abriendo la puerta.
Este entró rápidamente y ella cerró.
¿May, puedo quedarme aquí un rato?—preguntó el melado.
Solo si tienes algo de comer, me olvidé de pasar por el combini—contestó ella disfrazando su desconcierto y preocupación.
No tengo, pero puedo hacerte algo, si quieres—contestó el muchacho con una voz más sumisa de lo habitual, desde que llegara solo había visto someramente su rostro pues lo tenía ladeado hacia adelante y ella supo porque ni bien escuchó ese tono es su voz.
Con mano segura levantó el rostro de este y pudo ver que le habían abierto el labio inferior. Pero ella sabía que no era lo único que Wheeler san apaleaba por lo que golpeó suavemente las costillas del otro con su mano libre.
¡Oye!—gritó él, molesto, pero ella sabía que no era por la acción en sí sino porque las costillas le dolían. Los ojos violetas se entristecieron antaño, como cuando la primera vez lo vio correr por el corredor después de oir los gritos y por impulso lo metió en su apartamento y vio al niño desnutrido y con un ojo morado y luego vio el terror en sus ojos cuando oyó a su papá en el pasillo, llamarle. En ese entonces, ella que tenía doce años solo hizo el signo de silencio y abrazó al muchachito un tanto menor que ella mientras oían fuera las zancadas del hombre en busca de Joey.
Esta noche duermes aquí y mañana te llevo al colegio—dijo ella segura de si.
¿Al colegio? Pero no, si no…--dijo el muchacho de pronto pensando en como todo el cole vería a la rubia como que lo llevaba después de pasar la noche juntos y las preguntas que les harían.
Te llevo al cole yo o tu padre—dijo a modo de ultimátum la ojivioleta sabiendo que la segunda opción era lo menos que quería el otro.
FIN DE LO SUCEDIDO EN CASA DE MAY LA NOCHE ANTERIOR
CASA DE MAY LA NOCHE SIGUIENTE
Tenía vuelos rosa. ¿Eso importaría? Se preguntó el ojimiel sentado en el futon de huéspedes de la ojilila. Se había visto necesitado de pedirle quedarse otra noche pese a que no tenía miedo por ese día, aunque siempre era bueno pasar el día lejos del viejo y a el otro no le importaría demasiado luego de que se emborrachara como una cuba. A fin de cuentas solo era un mecánico de la base con un horario normal.
Joey había aprovechado que la rubia había entrado a bañarse para hurgar en sus cajones, porque… ¿En dónde más encontraría ropa interior femenina? Se sentía como un típico perver de anime al manotear sus bombachas y sostenes pero es que no tenía de otra. La verdad que lo impresionaron un poco lo vistosas de las prendas. Usualmente él usaba ropa de mujer pero no ropa interior y nunca se imagino semejante variedad en texturas y estampados. Eligió lo más normalito que encontró y lo que esperaba que menos extrañara la rubia.
Al día siguiente debería usarlo para ir a ver a su psicópata, casi violador, chantajista.