29-Hola
Podría definirse como nervios. Estaba parado ante su padre, quien para variar estaba sobrio y le dedicó unas palabras.
Tengo que hablar contigo de algo serio—dijo el rubio juntando todo su valor y el otro le miró mientras su hermana miraba asustada lo que hacía Joey.
¿Y ahora en que lío te metiste?—preguntó el otro con un rictus en la boca, eso significaba que comenzaba a molestarse.
No me metí en ningún lío—contestó Joseph con el aire rebelde de siempre y que al otro le molestaba—He sido invitado a un concurso—añadió para sorpresa de sus oyentes.
¿Concurso?—preguntó el adulto--¿De que concurso podrían invitarte a ti?—agregó levantando una ceja.
De un concurso de canto—contestó el rubio.
¿Bromeas, cierto?—preguntó el padre medio burlándose.
No—contestó el otro muy serio.
Wheeler padre le miró unos segundos con los mismos ojos mieles que tenía su hijo--¿En serio cantas tan bien?—preguntó el mayor.
Canto tan bien que fui invitado por una discográfica—dijo el otro sin asomo de petulancia, solo de confianza en sus habilidades, confianza que en verdad no tenía pero que deseaba demostrar para que al otro no le cupieran dudas. En realidad temía que el otro exigiera escucharlo y se burlara de su voz pero el otro solo lo miró.
En ese caso ve. ¿Qué tengo que ver yo?—preguntó el tipo sacando una cerveza de la heladera.
Soy un menor. Necesito tu autorización para presentarme—contestó el hijo.
¿Habrá un premio en dinero, no?—preguntó el padre con una sonrisa, sabía de sobra que cuando pedían esas cosas se trataba de eso.
En parte, también si gano me grabarán un disco y tendré ayuda para una carrera—contestó el melado más bajo.
Entonces hijo—dijo el otro con una sonrisa alargando su mano hacia el papel en las manos del menor—tienes todo mi apoyo—
Joseph miró a Valon acercarse y sentarse a su lado en la clase como casi todos los días desde que conversaran de su canto. Desde lejos podía sentir unos ojos clavados en ellos y miró en su dirección, sabiendo muy bien quien era el dueño de esos ojos y es que desde hacía un tiempo, el idiota de Kaiba estaba mirándolo demasiado, nervioso después de dos clases enteras soportando a ese idiota se paró.
¡Oye, que… ¿Qué vas a hacer?—preguntó Valon sorprendido al ver como el otro se dirigía hacia el otro ojos azules.
Ponerlo en su lugar—dijo el molesto rubio por lo bajo mientras llegaba junto al otro--¿Qué? ¿Por qué no dejas de mirarme? ¿Estás enamorado de mi o que?—preguntó el ojos melados tratando de avergonzar al otro diciendo eso ante todos los demás que los miraron impactados, pero la vergüenza se hizo eco en él pues el castaño se limitó a seguirlo mirando mientras se cruzaba de brazos y apoyaba su espalda en el banco—Oye—le dijo el rubio algo incómodo—Deberías contestar o los demás pensaran algo equivocado—le aconsejó luego.
Me tiene sin cuidado lo que ellos piensen—contestó simplemente Seto.
¿Por qué era ahora él el que sudaba frío? Se preguntaba el ojos mieles mientras su mirada quedaba absorbida por las orbes azules. Era como si al otro no le importara que pensaran que le gustaba…
¡Idioteces! Se dijo el melado antes de retirarse con la espalda muy rígida.
Tras él, el castaño rió con gozo ante su reacción y luego sus ojos se clavaron en otros azules y su sonrisa desapareció. Su mirada era una clara advertencia. “Después me encargaré de ti”.
Valon por su parte estaba impactado. En el comienzo pensó que Kaiba tenía alguna especie de enamoramiento secreto de Wheeler y por eso lo amenazó sin que el otro lo supiera, pero después de lo acontecido momentos antes, al parecer el otro no tenía ya la intención de ocultarlo.
Estaban sentados comiendo sus refuerzos, comprados en la cafetería un rato antes. Valon estaba pensando en lo que viera en los ojos de Kaiba cuando Joey llamó su atención.
¿En que estabas pensando?—
En nada. ¿Y lo del concurso como va?—preguntó con casi verdadero interés pero lo había dicho para cambiar de tema.
Bien, ya papá dio su consentimiento—contestó Joey.
O sea que lo peor pasó—se alegró un poco el castaño.
Mas o menos, ahora queda ver como se pone cuando me escuche—dijo el rubio que tenía el temor de que su enojo fuera mayúsculo cuando escuchara que clase de voz tenía él. Sabía muy bien que se avergonzaría de su voz de nena y que tendría miedo de las burlas que eso atraería sobre su persona, no la de su hijo, las cosas que le dirían en el trabajo. Ese era el mas grande temor de Wheeler pero sabía que debía enfrentar eso alguna vez y ahora tenía más apoyo que antes. May se había entusiasmado y ya le había declarado que ella se encargaría de su vestuario. Se preguntaba que pensaría la rubia cuando escuchara su voz. May era una tipa muy abierta así que eso no le preocupaba pero si el hecho de que le haría el objeto de burlas por un tiempo, solo para molestarlo.
¿Qué estás escuchando?—preguntó el castaño viendo el reproductor a un lado del rubio que tenía solo un audífono en su oído.
No se si vaya a gustarte—dijo el melado.
No lo sabremos si no probamos—contestó el otro con aire alegre y se puso a oir la canción.
Podría quedarme y llevarme bien contigo, hola.
En realidad, no significa que esté para ti, hola.
Estás bien, pero estoy aquí, cariño, para disfrutar de la fiesta.
No te emociones demasiado porque eso es todo lo que obtienes de mí, oye.
Sí, creo que eres lindo, pero realmente deberías saberlo.
Solo vine a decir hola, hola, hola, hola.
No soy una chica para enredarte, hola.
Te dejaré intentar convencerme, hola.
Está bien, me mareo solo disfruto de la fiesta.
Está bien si no tienes mucho que decir, oye.
Un poco como este juego, pero hay algo que debes saber.
Solo vine a decir hola, hola, oye, oye.
Podría quedarme y llevarme bien contigo, hola.
En realidad, no significa que estoy enamorado de ti, hola.
Estás bien, pero estoy aquí, cariño, para disfrutar de la fiesta.
Me estoy mareando, solo disfruto de la fiesta.
Solo vine a decir hola, hola, hola, hola.
No soy una chica para enredarte, hola.
Te dejaré intentar convencerme, hola.
Está bien, me estoy mareando, solo disfruta de la fiesta.
Está bien si no tienes mucho que decir, oye.
Un poco como este juego, pero hay algo que debes saber.
Solo vine a decir hola, oye.
¿Eres tu?—preguntó Valon sorprendido.
No—contestó algo colorado el rubio.
Es que se parece a tu voz—dijo el castaño.
Lo sé. Tengo voz de chica, no sigas con eso—dijo el otro con una sonrisa triste mientras pensaba en todas esas cosas que le esperaban con su padre.
En esos momentos Valon vio la figura de Kaiba salir por la puerta de la azotea y se le ocurrió una idea rápida para molestarlo.
Quiero intentar algo—dijo al rubio quien lo miró preguntándose que sería y entonces fue besado intensamente para su asombro.
El cuerpo del otro era fuerte, una mano sostuvo su muñeca para alejar su mano que pretendía empujar a Valon, esos labios, esos dedos rígidos y tibios, la forma del cuerpo que se apegaba a él, dejo sin dudas en ese momento al rubio de que Valon no era la persona del vestidor. Desde que empezaran su cercana relación y desde que supiera que el otro sabía de su voz, lo había dudado un poco pero ahora tenía la certeza de que no era.
¿Qué diablos crees que haces?—dijo una voz tras él y Valon se separó de su cuerpo. Wheeler volteó aunque reconocía la voz, sorprendido y avergonzado se paró y el auricular en su oído se desprendió sin que el de Valon se desprendiera y el aparato cayó al piso al lado del castaño mientras este miraba a Seto. Joey miró el reproductor caído e intentó levantarlo pero el pie de Kaiba fue más rápido y lo destruyó.
¡Oye! ¿Qué haces? ¡Eso es mío!—le gritó a Seto quien miraba a Valon con mortífera cara y luego lo miró a él con los mismos ojos airados, pero Joey no estaba menos furioso.
Lo que nosotros hagamos no es asunto tuyo—formuló esas palabras debido a la ira y recordando como él había intentado tirárselo en un hotel del amor días antes cuando estaba vestido de mujer, sin saber que era él pero sabiendo que era varón. ¡Hipócrita!
Seto reaccionó agarrando con fuerza su muñeca y tironeando de él para llevárselo de allí.
Valon sonreía. Kaiba estaba tan molesto. Pero no debía ir mas allá o su familia pagaría las consecuencias. Después de que ambos desaparecieron tras la puerta pasó sus dedos por sus labios. Por un momento había pensado en la idea… los labios del otro habían sido tan suaves… pero no… definitivamente a él le gustaban otras cosas.