46-Atormentado
Joseph corría desesperado con el dolor en su tobillo y en otras partes donde fue golpeado con la gente intentando llegar a su camerino. Era como un salmón tratando de ganar al torrente que iba en su contra y al final lo logró, había alguna gente del staff que corría despavorida como los clientes pero ya muy poca por lo que pudo abrirse paso hasta su camerino aunque el humo y las llamas eran densos ahí.
Pudo encontrar al niño dormido y lo levantó en sus brazos. El tobillo le mandó una punzada de dolor mientras intentaba lograr llegar a la puerta pero al pasarla descubrió que fuera de la habitación el humo y las llamas se habían hecho más fuertes ahora ya que estaban presentes en el pasillo.
Con el niño abrazado en su pecho y que comenzaba a despejarse gracias a los gritos y el insipiente calor Joseph trató de ir hacia la salida para los empleados descubriendo muy pronto que por allí no podría acceder a la calle ya que el fuego parecía haberse originado cerca de allí.
Dando la vuelta intentó llegar al escenario pero ya los telones del lugar se habían prendido y aquello era un completo infierno.
Ahora se le hacía más difícil respirar mientras caminaba a causa del intenso y caliente humo que en parte era fruto de cosas plásticas que en el lugar se hallaban.
De ultima cayó de rodillas y tosiendo se arrastró por el suelo llevando al niño que también había empezado a toser sin saber que en realidad ese es el mejor método para escapar de los humos tóxicos de un incendio.
Cuando Joey iba a medio camino entre el escenario y la puerta principal a donde había llegado por una parte lindera al escenario se sintió sin fuerzas y su visión se volvió borrosa mientras no hacía más que toser pues el humo caliente y toxico se había prendido de su garganta como un fierro al rojo vivo.
Trataba de no fallarle al niño pero ya no tenía fuerzas y se desmayó abrazándolo.
Lentamente abrió sus ojos para descubrir que se hallaba en una habitación, pero extrañamente no es la habitación de hospital que hubiera esperado, sino que parecía la habitación de un hotel de viajantes. Era pequeña y al costado de la cama había un pesado armario de madera y al lado de la puerta una cómoda del mismo material. Aunque era para viajantes por su chiquites parecía de buena calidad.
Tenía una toalla en la frente y sentía mucho ardor en su garganta. Luego movió su pie izquierdo y sintió una punzada nuevamente y la presión de un vendaje en el tobillo que le recordó que se lo había lastimado la gente en el incendio.
¡El incendio! ¡El niño! Pensó con pánico de pronto y quiso levantarse para ir en su busca pues lo último que recordaba era al niño en sus brazos. Si él estaba vivo debía significar que él también. ¿Cierto? ¿Dónde estaba Joey?
¡Detente ahí!—se oyó una voz conocida, mientras él intentaba pararse de la cama, y Joseph se volteó conociendo a quien pertenecía.