51-Una extraña situación
Joseph iba a decir algo cuando uno de los hombres que le acompañaban le dijo—Jefe, voy a retirar las llaves del auto—y el rubio asintió, May miraba con una mirada de asombro, pues ella sabía inglés, en el idioma en que habían hablado.
¿Eres el jefe?—preguntó ella impresionada por la posición del melado.
Solo de sección—contestó Joseph en inglés, mientras a bastantes pasos el castaño lo escuchaba desde el gentío que cruzaba por la terminal aérea.
¡Aún así es impresionante! Nunca lo hubiera pensado así. ¿Es una corporación?—preguntó ella intrigada.
¡Una pequeña!—contestó él gentilmente.
No existen corporaciones pequeñas—dijo la ojivioleta algo sorprendida--¿Y de que se encargan?—
Exportaciones e importaciones—dijo el melado mientras el hombre tras suyo miraba a las personas con detenimiento mientras pasaban por su lado, por lo que el castaño se puso de espaldas a ellos.
¿De que?—volvió a preguntar ella mientras la hermana de Joseph le hacía preguntas simples a su recién encontrado sobrinito.
Alimentos—dijo Joey con deseos de cambiar de tema y entonces Heber volvió.
Ya podemos irnos—dijo el ojigris volviendo de recoger las llaves de la rentadora de autos donde habían reservado un auto.
Seto los siguió hasta el aparcamiento donde estaba el auto, eran un Mercedes negro, después que les viera empezar a subir memorizó la placa y se fue a su propio auto. Casi juntos llegaron a la salida del estacionamiento.
¿Adónde iremos ahora?—preguntó Johan, el conductor.
Iremos a hacer el check in y luego al tribunal—contestó Wheeler viendo una carpeta que tenía en el regazo.
¿No deberías ir primero allá?—preguntó May preocupada.
El ir a tribunales solo es una formalidad, las autoridades ya quitaron la requisitoria contra mi—dijo el melado sonriendo tranquilizadoramente mientras la ojivioleta pensaba en cuanto había cambiado el otro, pero era de esperarse en 8 años.
¿Tus compañeros también irán a tribunales?—preguntó ella de pronto, tenía curiosidad pues no era habitual que unos empleados siguieran a su jefe a tamaño trámite, aunque fuera solo una firma y más en un viaje que también parecía centrado en negocios. ¿No sería lo más lógico que ellos se quedaran para trabajar y que él fuera solo?
Así es—respondió él en inglés para que los otros entendieran—Ellos irán con nosotros a tribunales—Johan entendió en el acto porque había querido que entendiera semejantes palabras.
Nosotros también queremos conocer el lugar, Madam. Es la primera vez que visitamos su país y aunque sea de ese modo nos gustaría conocer además podría servirnos un día—dijo algo alegremente el chofer.
Entiendo—dijo ella poco convencida.
Muy bien, bajaré aquí—dijo Joseph.
Iré contigo, necesito usar las instalaciones—dijo el más formal Heber.
A los minutos el teléfono del auto sonó y Johan lo atendió.
May pudo sentir de lo que hablaba el conductor.
¡Oh, jefe! ¿Cómo esta usted?—
Del otro lado Reinhardt le preguntó—Veo que llegaron bien, me llegó el telegrama que mandaste desde la terminal. Joseph dijo que iba a llamarme ni bien llegaran al hotel así que no le digas que llamé. ¡Dime! ¿Todo está bien por ahí?—
Así es, el señor Wheeler está haciendo el check in ahora, eligió el momento apropiado para llamar—dijo algo sonriente Liben—Está todo bien. El señor Wheeler se encontró con su hermana y una amiga aquí y todos estamos ahora esperando por él y por Hienemen para ir a tribunales—
¡Dile que mi papá está bien! ¡Que se deje de estar metiendo donde no le importa!—dijo el muchachito de ojos azules con mirada sombría, para asombro de las mujeres.
Veo que el niño está todo emocionado por tener a su papi lejos de mi—dijo sonriente el ojos verdes al otro lado del teléfono—Bueno, ahora voy a cortar. Espero noticias suyas de como les ha ido—
Por supuesto jefe, que pase bien—se despidió el pelinegro mientras miraba para afuera.
Al poco rato Joseph y Heber salieron del hotel y entraron al auto sin saber que desde el otro lado de la calle, en un auto estacionado, Seto Kaiba los seguía con los ojos, aunque Heber, acostumbrado al peligro se sentía tenso.
Mientras bajaban la escalinata principal Joey le había dicho—No te pongas tenso, atraerás más la atención si haces eso—y el otro melado se sintió nervioso por no poder responderle y solo dijo un “Por supuesto”.
Vamos a tribunales—dijo Joseph a Johan y sonrió a su hermana.
Ese tipo llamó—acusó el menor mientras se ponía en marcha el motor y a Johan se le saltaba una vena.
¡Ah!—dijo con sorpresa y desconcierto ante su hermana y May—Se vé que tu jefe no le cae bien a tu hijo—
Él no es jefe de mi papá—dijo el muchacho con cara gruñona.
¡Bueno! ¡Detén esto ya! ¡Basta de berrinches Joey o voy a enojarme de verdad!—dijo el rubio con cara muy seria.
El niño trató de protestar—Pero…--él sabía que el ojiverde no era el jefe de su papá sino más bien su compañero o hasta su empleado pues le había visto a su papá decirle lo que debía hacer y en su mente infantil de eso se trataba lo que hacía un jefe a su empleado.
El padre lo miró intensamente y el menor dio vuelta la cara para mirar por el otro lado del auto muy enfurruñado.
¡Lo siento, chicas! Esto no parece un alegre paseo familiar. Prometo compensarlo esta noche con una sabrosa cena—dijo el ojos mieles a sus invitadas que estaban algo incómodas y ellas le sonrieron.
Anímate—dijo su tía a Joey—Hoy comeremos rico y tomaremos helado—tomó sus hombros desde atrás pues se sentaba a su lado y él le daba la espalda.
El niño pensó un poco y luego sonrió a su recién conocida tía. Después miró a su padre del otro lado del auto, pues estaba sentado entre ambas mujeres. El otro miraba unos papeles, aparentemente ajeno a su conversación pero él sabía que no era así, Joey lo ignoraba cuando estaba enojado con él y sintiéndose arrepentido el muchacho pensó en no hacer más berrinches para que no se enojaran con él en este viaje.