9—Si no contengo mi osadía
Joseph salió del camarín. Le habían maquillado para que los evidentes rastros de pelea no fueran tan… evidentes. Una ceja y un labio partido era el resabio de su encuentro con Valon.
Una vez salió de dicho lugar maldijo su suerte, pues Seto Kaiba, el emperador de no me mires ni me toques en el instituto le estaba esperando.
¡Buenas Kaiba san!—dijo él con una falsa sonrisa bajo su rizado pelo dorado, la peinadora le había hecho unos hermosos bucles estilo Madonna 80’s.
Él solo le sonrió de lado, con sus ojos oscurecidos con una mirada de “Nosabesquetandurovasacaer” y descruzando los brazos para después separarse de la pared en que estaba apoyado irse sin más.
“Ay si tú, tan importante que te crees” dijo mentalmente la rubia mientras se dirigía al escenario.
Subió al escenario con su vestidito rosado y causó sensación.
Te veo en un rincón,
vas destilando fantasía,
colgado de tu don,
el mundo es tuyo, y vas deprisa.
Curioso y audaz, me ofreciste consuelo;
inútil decirte que no.
Sé que estoy a punto de perderme,
tu peligro me envuelve,
un fuerte frenesí condena mi suerte.
Sé que estoy a punto de perderte,
tus ojos no me mienten,
salgamos ya de aquí,
Durante la presentación miró varias veces en dirección a la mesa de Kaiba viendo que solo lo miraba sin la habitual cara de bobo y pensó “¿Se estará cansando de mi?” Entonces se le acercó, bajando del escenario y caminando entre las mesas, y cantó de manera sugestiva—La noche se enciende—
Yo, hundida en el fervor,
arriesgo lo que tuve un día,
no pediré perdón
si no contengo mi osadía.
Y tú, ahí estás, inquietante y sereno,
sabiendo tener el control.
Seto estaba furioso pero su cara no demostraba nada de nada, solo unos ojos azules que miraban directamente los mieles como si quisieran atravesarlos pero Wheeler no se dio cuenta de aquello y tan solo pensó que había captado la atención del fresa.
--Sé que estoy a punto de perderme—dijo la rubia volteando y haciendo un ademán al cielo mientras los miraba a todos para seguir el espectáculo. Entonces sintió su brazo atrapado por una fuerte tenaza y volteó para encontrar la azulina mirada que después de mirarla un segundo sonrió y la boca le dijo sin voz “Luego de la presentación”.
Joseph sonrió como el gato que se ha comido al canario le guiñó un picarón ojo.
tu peligro me envuelve,
un fuerte frenesí condena mi suerte.
Sé que estoy a punto de perderte,
tus ojos no me mienten,
salgamos ya de aquí, la noche se enciende.
Cantaba mientras subía de nuevo al escenario y volteaba para mirar de nuevo a su público y a esa cara que le miraba atenta y serena como el de la canción pero sus ojos no decían nada en realidad aunque por lo que había dejado traslucir momentos antes algo estaba pasando en la mente de ese ricacho que no dejaba traslucir como antes. ¿Qué sería? Puso su mano delante como agitándola hacia el otro, como dedicándole las palabras que no sabían que tan verdaderas eran porque en verdad Joseph estaba en peligro y una fiera le estaba mirando desde las mesas.
Sé que estoy a punto de perderme,
tu peligro me envuelve,
un fuerte frenesí condena mi suerte.
Sé que estoy a punto de perderte,
tus ojos no me mienten,
salgamos ya de aquí, la noche se enciende.
Cuando llegó a su camerín encontró a Kaiba en la puerta, apoyado con su espalda en la pared de al lado de esta.
¡Alístate, iremos a comer!—le dijo como si hablara con una empleada.
Lo siento pero no puedo tengo otra cosa agendada, lo lamento—contestó él con voz suavecita y sonrisitas.
Seto frunció el ceño--¿Y entonces por que…?—preguntó enojado.
Lo siento, lo olvidé corazón, como tu has olvidado el hecho de que soy un chico. Yo no salgo con otros chicos, solo me gusta cantar como chica—le dijo el melado con satisfacción, sabía que el otro se pondría furioso y se iría sin más, o eso creía.
Entonces ven a cenar conmigo como chico—contestó el castaño como si el sexo no importara, dejando boquiabierto a Joey.