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First Love por Pikacha-sama

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Notas del fanfic:


Los personajes no me pertenencen, son de Kishimoto-sama.


Notas del capitulo:

Va para tí Libertad. Te la debía, haz hecho muchísimas cosas para mí y espero algún día poder pagarte la facilidad con la que me haces reír. Siento que muero por mi maldita muela del juicio, pero lo superaré. Aunque tu lo editaste, no sabías que era para tí, es una hermosa anecdota que te dedico, hermosa <3

Para mis queridos lectores; he estado un poco mala de salud desde el domingo, y no parece que vaya a mejorar pronto. Lo siento :c

Pero disfruten ;)

 

Para Libertad, que su mismo nombre me ha abierto

muchísimas puertas, nunca cambies y vuela tan alto

como tus sueños te nazcan.

 

First love.

 

Los recuerdos siempre son los que golpean más fuerte ante tempestades como esas. No sabía que decir exactamente, sus palabras le sabían a nada, su cabeza divagaba entre todo lo que pudiera estar pasando en ese momento, en sus sentimientos cobardes y ambiguos. No le importó ni siquiera donde estaba, sólo que debía de encontrarlo. El sonido se había extinguido no lograba escuchar nada más que su propio corazón acelerado, temeroso de perder lo único que alguna vez realmente había amado.

 

—¿Naruto-kun sigues ahí? — preguntó la voz por el auricular.

 

—Yo… ¡sí´tteba! ¡Disculpe Mikoto-san! — contestó sin dejar de pensar en la peor de las calamidades ¿exageraba? Conocía a Sasuke demasiado bien para saber que esto no era un simple berrinche. Algo debía de haber pasado para que no volviera a su casa a dormir, es decir, el azabache no tenía muchos amigos, los podía contar con los dedos de su mano.

 

—Perdona que te moleste, Naruto-kun. De verdad que estoy preocupada, Itachi dice que lo escuchó salir desde las nueve de la noche y no ha regresado, pensamos que estaría contigo…

 

Sí pudiera odiar a alguna persona sería a Itachi, el hermano mayor de Sasuke. Ese tipo solo solía hacerle la vida más problemática a su amigo, se había convertido en un maldito drogadicto que Mikoto no lograba controlar. Una lástima para tal prodigioso muchacho, una verdadera lástima. Suspiró tratando de recobrar sus cinco sentidos y no actuar de manera imprudente.

 

—Voy para allá, trataré de llamarlo, a ver si me responde el teléfono.

 

—¡Gracias! — contestó la mujer, era obvio que había estado llorando; sentía la misma impotencia que ella al no saber nada del azabache, ¿cómo era posible que se hubiera salido de su casa sin decir nada más? Y sin querer, un terrible remordimiento lo atacó.

 

El día anterior Sasuke le había dicho que lo necesitaba, que estaba harto de todo, pero había estado en una conferencia en la Universidad y no había podido auxiliarlo. Cuando contestó los mensajes pensó en que el chico se había quedado dormido, pero en vez de eso había actuado impulsivamente.

 

Trató de tranquilizarse cuando colgó la llamada, de pensar con claridad donde estaría su mejor amigo, a donde terminaría huyendo. Cerró los ojos mientras terminaba de pensar lo peor, no quería creerlo, ni corroborarlo, ni siquiera asimilarlo; sólo había dos personas a las que Sasuke recorría cuando se sentía atrapado.

 

Con él o con Orochimaru.

 

Su amigo había estaba yendo al psiquiatra a tratarse el problema de bipolaridad que tenía, estaba siendo medicado. Por extraño que sonara, prefería mil veces que estuviera con ese estúpido patán, a que realmente hubiera podido quitarse la vida. Suspiró mientras se baja del transporte, su trabajo quedaba retirado de su casa, tardaría alrededor de una hora en volver. En minutos llamó a su jefe y le notificó sobre la emergencia familiar que tenía, no se presentaría a laborar.

 

Sólo esperaba que Sasuke estuviera bien.

 

Tenían alrededor de doce años de conocerse, de haberse convertido en mejores amigos. Pero ambos se habían herido mutuamente incontables veces en el pasado, por estúpidos e inmaduros. A veces se arrepentía de sus decisiones y otras, solía agradecerle al destino por convertirlo en la persona que eran, por alcanzar una madurez diferente a la que tenían los demás chicos de su edad.

 

Tecleó los diez dígitos que esperó jamás marcar, ese número que muchas veces odió. Y calló, porque detestaba a Orochimaru ¡como a ninguna otra persona! Pero Sasuke era tan idiota como para caer en sus garras.

 

Suspiró frustrado consigo mismo por no poder pensar exactamente con claridad. El número entró a buzón de voz y desistió por un momento. Debía de tranquilizarse un poco, debía pensar con claridad.

 

 

—¿Qué fue lo último que te dijo cuándo se fue, Itachi? — preguntó Naruto con autoridad. El muy imbécil se había encogido los hombros como si no pasara nada, como si no importara.

 

—Pensé que se había ido contigo, se supone que debería dejarme dinero.

 

El rubio apretó los puños con impotencia, a ese sujeto ni siquiera le importaba si Sasuke estaba bien o no, si algo pudiera en verdad pasarle, se había ido, había huido de todos… saber que no lo necesitaba le atacó por unos segundos, pero no era momento de pensar en eso. Debía de afrontar las consecuencias de todo. Esto sólo había incrementado su desdén hacía el azabache mayor.

 

—Mi madre ha ido a buscarlo con mi padre, pero dudo que este aquí… por cierto, Naruto, no tendrás dinero que puedas prestarme…

 

¡Era un cínico! Un idiota sin escrúpulos, no merecía a Sasuke como hermano, ¡no lo hacía! Su amigo había tratado de huir de todos sus problemas, había sabido afrontar su enfermedad mientras su hermano se perdía en las drogas; ciertamente Itachi era un estorbo para la salud de Sasuke, una escoria que se aprovechaba de las circunstancias.

 

 

—¿Pasa algo, Naruto-kun? — susurró adormilado, soñoliento. El rubio no hizo más que fruncir el ceño ante esa voz tan ronca y a la vez tan venenosa.

 

—¿Sasuke está contigo? — preguntó sin rodeos, su voz sonaba preocupada y ansiosa.

 

Un pesado silencio invadió la línea y después un susurro le indicó lo mal que estaban las cosas. ¿Por qué? ¿Por qué estas cosas debían de seguir pasando? ¿Por qué Sasuke tenía la necesidad de correr a esos brazos que no hacían más que herirlo? ¡¿Cuándo iba a abrir los ojos ante la oscuridad que rodeaba a aquel hombre?!

 

—No. Su madre llamó hace algunos minutos y le dije lo mismo.

 

—Oh, tteba… lamento molestarte, jeje… ¿no te ha mandado ningún mensaje? — la curiosidad estaba ahí. Ya había llamado a su demás conocidos y nadie sabía de su paradero, a nadie le había escrito nada. Sólo a él, e idiotamente pensó que no era nada grave…

 

—Sí, pero eso no te importa. Empezaré a buscarlo, sí sé algo te avisaré…

 

—Escucha, sé que sabes lo mucho que me repugnas, pero por favor… sólo quiero saber sí Sasuke está bien…

 

—Te dije que no está conmigo, rubio imbécil — soltó fastidiado para después colgar la llamada.

 

«Sasuke, ¡por lo menos dime que estás bien, bastardo!» escribía lo más rápido que sus dedos podían. Si no contestaba las llamadas, sólo esperaba que pudiera ver sus mensajes. Ya había ido a buscarlo hasta la casa de sus abuelos; parecía como si la tierra se lo hubiera tragado.

 

«Estoy bien, dobe» contestó casi al instante. Naruto había soltado un enorme suspiro, era lo único que le importaba por el momento, saber que estaba vivo. Estaba seguro que bastante tendría con su madre riñéndole como para agregar un sermón de su parte; además, era su amigo, no alguno de sus progenitores. Cerró los ojos, tenía muchísimas ganas de llorar, pero se las aguanto. No valía la pena nada de eso, bastaba saber que Sasuke no había cometido una estupidez.

 

«Lo he encontrado, Naruto. Lo llevaré a su casa en un rato, Orochimaru

 

Pero lo peor ya había pasado, ya sabía que estaba bien… que estuviera con su ex novio no podía doler tanto como no saber nada de él, ¿o sí? Porque a pesar de que marcó el número de Sasuke repetidas veces, no se molestó en contestar ni una vez.

 

 

Se habían reunido en el starbucks más cercano que encontró. Odiaba ese tipo de lugares, pero Sasuke no quería volver todavía a su casa a escuchar los regaños de Mikoto ni mucho menos los desplantes de Itachi. Kakashi era su padrastro y estaba seguro de que intentaría hablar con el menor y hacerlo recapacitar de sus acciones, sólo que en ese momento el azabache parecía como si no le importara nada más que sí mismo. Su madre estaba enferma, entendía la presión que recaía sobre sus hombros, pero la solución no era simplemente huir de las responsabilidades.

 

—¿Me dirás donde pasaste la noche, Sasuke-teme? — preguntó sonriendo, queriendo aparentar que no le dolía.

 

—Con Karin… — susurró bajo sin evitar su mirada, queriendo que su mentira pareciera más creíble.

 

—¿Y a ella le molan los tíos homosexuales? — cuestionó con burla, le encantaba hacer desencajar al azabache, justo como en ese momento.

 

—¿Qué diablos…?

 

—Sasuke, tienes el cuello llenó de chupetones…

 

Dolía, dolía muchísimo saber que el chico al que amaba había corrido a los brazos de otro hombre, que alguien más lo había tenido sólo para él, cuando el azabache sabía de sus sentimientos. Suspiró resignado, no quería darle demasiadas vueltas al asunto. Pensar en ello no le ayudaba en nada, las cosas ya habían sido aclaradas por los dos, no quedaba más que eso.

 

—Sólo si Mikoto pregunta, dile que yo te los hice, no quiero que se preocupe más…

 

—Usuratonkachi… — susurró con una sonrisa de medio lado.

 

—¿Estuviste con Orochimaru? — el soltarlo de sus labios le quemaba, era incrustarse una daga en su propio pecho, a pesar del dolor omnipotente que le consumía, la verdad lo abrasaba con demasiada intensidad, las ascuas de sus propios remordimientos evitaban que sus verdaderos sentimientos se reflejaran en su rostro.

 

—Como sea, no volveré a verlo…

 

Por un segundo Naruto quiso creer que era verdad, saber que Sasuke no caería en su veneno, que no lo volvería a manipular, pero parecía que la serpiente se enredaba en él cada vez que se giraba las espaldas. Orochimaru estaba lejos de querer al azabache, ¿Cuántas veces había tenido que aguantar sus malditas insinuaciones? O decirlo lo bastardo que era Uchiha con los demás, siempre buscando sólo su propio beneficio.

 

¿Por qué, por qué, por qué? Por qué el azabache no lograba ver la actitud tan errante que tenía Orochimaru. Decía estar a su favor, pero su balanza siempre se equilibraba sólo de su lado. 

 

La conversación siguió durante varias horas, mientras Naruto observaba los diferentes matices que había tenido Sasuke con el transcurso de los años, en ocasiones tan calmado y otras tan exaltado. A veces creía que había dos diferentes chicos a los que amaba, aquel que decía quererlo y el otro que le arrancaba el alma.

 

—¿Vamos por unos tragos ´ttebayo? Dudo que quieras regresar temprano, Mikoto va a tirarte un sermón… oh, y sobre todo Kakashi; ya sabes cómo se pone — dijo para terminar riendo.

 

Era temprano todavía, pero podía contarle toda su semana a Sasuke y a él no le importaría, era de los chicos que prefieren escuchar a tener que hablar, ese siempre había sido el azabache.

 

Naruto comenzó a relatarle como había estado saliendo con una chica, que se había divertido la semana pasada en el cine. Al parecer tenían demasiadas cosas en común, como las películas, gustos de comidas entre otras cosas. Sasuke lo escuchaba atento, sin soltar ni un solo gesto o expresión en su rostro.

 

A las nueve la noche se encontraba en un bar bastante conocido y un poco ebrios. Sasuke había reído de sus malos chistes mientras Naruto había hecho que sus manos se rozaran varias veces por “accidente”, era ilógico pensar que aquella mañana había imaginado al chico en el peor de los panoramas y ahora estaban ahí, bromando de lo que pensaría su madre si le mirara los chupetones en el cuello.

 

—¿Cuánto tiempo me mantendrás a la friendzone? — preguntó el rubio entre broma y verdad, queriendo saber si tenía alguna oportunidad para conquistarlo después de todo.

 

Pero el que Sasuke negara con la cabeza le indicaba claramente que debía de cambiar de tema, como si no quisiera rechazarlo, cuando ya lo había hecho, sólo que no era de esas veces en las que no quieres hacerlo porque te parece incorrecto; el azabache no lo rechazaba directamente porque no quería herir sus sentimientos sin saber que eso le dolía mucho más.

 

¿Cuántas veces no había sentido que su corazón salía de su pecho por escucharlo reír? Dolía, dolía saber qué hace cinco añas atrás era él quien lo había rechazado, temeroso de haber sido tachado de homosexual, había sido un gatito asustadizo, había huido de sus propios sentimientos por miedo.

 

Se habían alejado al punto en que el azabache terminó en los brazos de Orochimaru y él teniendo un hijo con una desconocida. Boruto había sido la mayor lección que aprendería el rubio, y aunque su amigo siempre se ablandaba un poco en presencia de su hijo de dos años, era obvio que todavía no podía perdonarlo.

 

Amaba a Sasuke, con todo su ser. Daría lo que fuera por él, sus sentimientos eran tan verídicos que no importaba si jamás lo dejaba de tratar como su mejor amigo, que fingiera estar borracho para poder tener relaciones sexuales como hace tiempo, en el pasado; no le importaba.

 

Naruto sólo quería su felicidad, si no era con él, lo entendía, pero lucharía porque Sasuke encontrara a una persona que de verdad lo amara tanto o más que él mismo…

 

Porque los dos habían sido el primer amor de ambos, pero sus errores les habían costado caros a cada uno de ellos.

 

 

FIN.

Notas finales:

No hay final feliz, porque la vida no es de color rosa :O

Dejen comentarios, son gratis :O


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