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Yutaka por shiroyama yaoi

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Notas del fanfic:

Buenos días, tardes o noches.       La temática de este fic es sencilla, debía crear una historia al rededor de un fan art, el correspondiente a esta historia puedes verlo aquí: http://orig09.deviantart.net/f476/f/2013/095/3/5/kai_x_uruha_leisure_by_kaze_pon-d60iabb.png   Créditos a su creador que si no me equivoco es Kaze pon.       También el fic está levemente basado en la canción Time is Running Out de Muse, si pueden oirla mientras leen sería maravilloso.   Aclaraciones:        Ninguno de los chicos me pertenece, son de su propiedad y esta historia solo tiene como finalidad entretener.       Kanojo traduce literalmente ella y la caricatura memcionada por Kouyou es Dora la Exploradora     Gracias por leer

 

 

   


Yutaka es un hombre complejo. Todo él es un problema, una contradicción. Las sonrisas alegres y el corazón insensato, esa por desgracia es su particularidad y es del todo atrayente, funciona como miel llamando abejas, es del tipo de personas a quienes no se les puede negar nada. Me tiene completamente atrapado y lo peor es que no tengo la mínima intención de escapar.

Yutaka no cree en las lágrimas y mucho menos en las de mujeres, le gusta lastimar y salir intacto, ser amable y luego un hijo de puta, parece que disfruta ser golpeado tan fuerte como sea posible por la vida, levantarse y escupirle en la cara sólo por la mera satisfacción de sentirse invencible, intocable.

Yutaka come demasiado y engorda muy poco, le gusta alardear de su físico y molestar de vez en cuando a Akira con eso, pero no está conforme con su fuerza. Es un buen tío y adora a sus sobrinos pero jamás a pensado en tener hijos, ama a su madre que lo educó con tacto y sin embargo  no sabe expresarse. Yutaka es un desastre, un hermoso desastre; consigue que cada maldito e imperfecto engranaje encaje en un sistema tan complejo como inútil. Es un hombre ocupado, desatento, cinco y oportunista; todo eso últimamente me ha llenado la cabeza de pensamientos innecesarios  porque yo, quiero absolutamente todo de él.

Quizás para él yo no represente una adicción como es mi caso, probablemente porque yo no significo tantas cosas por ser Kouyou como él por simplemente ser Yutaka, y no me importaría si no fuera un hombre egoísta, por ello necesito que su tiempo sea mío, que su corazón me pertenezca y que su atención se dirija sólo a mí.

No a las odiosas maquillistas que lo llenan de halagos excesivos con tal de conseguir una mirada cómplice y una sonrisa picaresca. Los nervios me provocan una crisis cada vez que oigo los: "La piel de Kai-kun es tan perfecta que no necesita maquillaje" o " Los ojos de Kai-kun siempre son deslumbrantes, me pregunto si en realidad necesita que los retoque". Me harta, me desagrada y la comida se me revuelve de pura ira, la idea de soltar algún comentario voraz es tentadora aunque las sesiones de yoga me hacen recordar que la violencia no es el camino, al menos no la agresión que es tan directa. Por suerte es época de composición  y grabaciones, las muy pertinentes señoritas estarán lejos por un buen tiempo, el suficiente para que yo controle mis pensamientos o consiga una solución para su apego a Yutaka.

De todos los cinco miembros cuando usamos maquillaje quien mantiene su "heterosexualidad" intacta es Kai, pequeño detalle que me desagrada mucho, ¿La razón?, no es porque sea yo quien luce más femenino y necesite cuidados extra como la desagradable depilación con cera que arde y duele en partes iguales; sino porque me encuentro irremediablemente con situaciones como coqueteos de las locutoras, presentadoras y comentaristas que parecen profundamente interesadas en su trabajo como líder, su físico envidiable y su expresión artística. Sólo por su rostro y sonrisa la batería se está convirtiendo en un instrumento realmente popular.

Odio admitir que este maldito revuelto de sentimientos y pensamientos poco amables se debe a la llegada de una nueva asistente de estudio, que para efectos de comodidad mental y para evitar exprimir mi cerebro en busca de su nombre que olvidé apenas dos segundos después de ser presentada, la llamaré "Kanojo" o simplemente ella. 

Kanojo es bastante bonita, el prototipo de mujer japonesa personificada; delgada, bajita, con piel de porcelana, ojos oscuros vivaces, algo plana y con cabello negro recortado a la barbilla al puro estilo de esa caricatura extranjera que pasaron en el avión en alguna gira, esa niña de camisa rosa que perdía todo y hablaba con mapas. En fin, Kanojo tiene una voz suave y el cerebro no tan activo como su lengua, cosa que al ser notada por un tipo "lento" como yo, deja bastante que desear sobre ella.

El problema de Kanojo es que respira solamente para complacer a Yutaka y a cuanto capricho se le ocurre, esos que ya todos optamos por ignorar y que él suelta descuidadamente, no escatima atenciones y coqueteos para intentar llamar mínimamente su atención. El problema de Yutaka es que sabe que ella está más que  embelesada con él y lo usa a su favor, para evitar cosas como servirse un café o traer algo para limpiar cuando la torpeza le gana y cómo no, divertirse con mis gestos de molestia desapercibidos para el resto y más claros que el agua para él. Mi problema es que aunque lo intente el sentimiento me gana y al final terminé atrapado en el juego de Kai, aún cuando sé que soy su pareja y que su heterosexualidad ya no es parte de él mientras según sus palabras me “pavonee por ahí con esa actitud descuidada y los muslos bien expuestos”.

Pero esta mañana mientras veía su figura moverse en la cocina preparando el desayuno para ambos, con los ojos pequeños por el sueño y el cabello hecho un desastre, me prometí a mi mismo dejar los sentimientos posesivos y absurdos de lado y comenzar a ignorar a Kanojo y su muy evidente y pésimo coqueteo. La mañana fue como siempre casi de ensueño, la comida deliciosa, el baño a perfecta temperatura, los besos tibios y el camino despejado; prometía ser un buen día.

La llegada al estudio me embriagó con algo de estrés, Ruki escribía y tachaba papeles a la velocidad de la luz, armando una colección de ellos en la mesa repleta de bolsos y abrigos. Un estudio de hombres desastrosos al fin y al cabo.

Akira reemplazaba una cuerda de su bajo con máxima concentración maldiciendo de vez en cuando. Mientras tanto Yuu se quejaba sobre no sé qué melodía que no le convencía y debía discutir conmigo; la dulce vida del guitarrista.

Suspiré cansado y dejé el abrigo en la mesa junto al resto, miré con compasión a Yutaka, debía montar el nuevo set de batería para revisar las canciones y ese trabajo era terriblemente engorroso.

Dos horas más tarde de arduo trabajo, la risa estridente de Kai se escuchó el estudio.

—Yutaka, intento concentrarme. Silencio —La mirada de Takanori no se movió del papel en el que escribía hace bastante tiempo, pero el ceño fruncido delataba la molestia de ser interrumpido.

Luego de eso el silencio reinó y todos continuamos, por mi parte intentaba memorizar una melodía y por alguna razón no lo conseguía, cerré los ojos y mencioné en mi mente cada acorde visualizándolo en mi cabeza. Estaba a nada de conseguirlo, luego de repetirla tantas veces empezaba a recordar, y de nuevo esa maldita risa me distrajo.

—Demonios, ¡Kai intento trabajar. Maldita sea! - Esta vez la risa no cesó y Takanori saltó de la silla convertido en una bomba de tiempo con el gesto furioso y los nervios encrispados, Yuu lo siguió indignado, Akira por curiosidad y yo, porque ya no sentía las piernas y me urgía un descanso. 

Detrás de un estante y entre un montón de tambores sin ensamblar, Yutaka se retorcía hilarante  con una botella entre las manos, la causante lo miraba extrañada ante la reacción  de Kai.

—¿Te puedes callar de una vez? —la voz molesta de Takanori resonó, pero no me molesté en mirarlo, estaba demasiado ocupado analizando a Kanojo y su indeseada presencia.

Hoy se había esmerado, la falda y la camisa le retrataban la figura sin llegar a ser vulgar, el cabello bien arreglado y el rostro levemente maquillado; en definitiva era hermosa. Me molestó, me fastidiaba su belleza, no por sentirme amenazado, no soy especialmente inseguro; pero estaba distrayendo el trabajo por buscar en vano algo de Yutaka además de sonrisas fabricadas y palabras estudiadas. Pensar que durante su rutina de belleza había estado pensando en él me provocaba el peor de los malestares.

Por alguna razón Kai rió más fuerte llamando mi atención, me miraba con gracia  y yo sólo  atiné a fruncir el ceño enfurecido, solo conseguí aumentar sus carcajadas. Se burlaba de mí y de mis infundados celos.

—Ya Kai, al menos cuenta el chiste para reírnos todos —intervino Yuu completamente resignado. Como si fueran palabras mágicas la risa de Kai cesó de repente.

—Nada, me preguntaba por la "muy linda señorita que tiene a Kai-kun bajo su pulgar" —espetó dibujando las comillas con los dedos y haciendo un mal intento por imitar su voz.

Al instante Akira estalló en carcajadas, sabía lo mucho que me incomodaba ser confundido con una mujer. Todos le siguieron dejando más atónita a Kanojo, era claro que la chica se exprimía el cerebro para entender la situación.

Apiadándome de ella (o de eso quería autoconvencerme), me acerqué por la espalda hacia Yutaka, al llegar me arrodillé a su altura y deslicé por uno de sus hombros la tira de su delgada camisa, dejando al descubierto su cuello y el camino a su musculoso hombro.

—¿Qué haces? —preguntó curioso

—Relájate —susurré contra su oído, comencé a recorrer con mi nariz la atractiva curvatura, embriagándome de ese olor varonil que me despertaba los sentidos y ponía mí corazón a golpetear enloquecido contra él esternón.

Terminé mi camino en la base de su cuello y con los ojos cerrados lamí la zona con lentitud, de la forma más obscena que conocía y finalmente atrapé la piel entre mis labios, succionando con dedicación, acariciándola con los dientes. Las risa de todos habían dejado de oírse y yo no podía disfrutar más del momento, hasta que Kai se estremeció y tomó mi cabello con su ruda mano, tiró de él hasta alejarme sin soltar mis hebras recién tinturadas.

—Él es la linda Señorita —pronunció con el fuego consumiendo sus ojos, esa mirada es mía yo la provoqué, la sonrisa ladina también; la marca en el cuello lo delataba. Él también me pertenecía casi tan devotamente como yo a él.

—Y me tiene completamente hechizado. 

   
Notas finales:

Gracias por leer

 

Se despide 

Shiroyama yaoi


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