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Alix y el bosque de los monstruos por Naomiyaoi38

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Notas del fanfic:

Bien, primero debo aclarar que este cuento es un pequeño cuento cortito, muy cortito, creado específicamente para una tarea de la uni, de allí la razón que sea corto ya que fue especificado con una estructura de cuán largo debía ser y dejar un a enseñanza, y ya me estaba volviendo loca qué más quitarle. Así que por esta razón probablemente a futuro sea editado quizás alargándolo un poco.

Ya aclarado esto, es la segunda vez que hago el intento de escribir un cuento infantil para la uni por una tarea, así que no sé qué tan bien se me da pero de que es divertido, lo es.

Todos los derechos reservados.

En un pueblo lejano rodeado por las montañas del reino de las nubes esponjosas, existía un gran y oscuro bosque al cual todos sus habitantes temían. Los temerosos aldeanos solían decir que en aquel bosque habitaban brujas, crueles magos y sobre todo, un par de monstruos que un día habían llegado del reino de los grandes animales quedándose a vivir allí.

Realmente todos temían a aquel bosque y nadie osaba acercarse a él. Nadie excepto un pequeño niño llamado Alix.

Alix era uno de los niños más traviesos de la aldea, pero a diferencia de los otros niños Alix no tenía unos padres que le regañaran cuando hacía alguna travesura a algún aldeano, o unos padres que le sonrieran cuando fuera un buen niño. Alix solo tenía a un tío viejo y malvado el cual le hacía trabajar sin descanso y con crueldad.

Por ello el pequeño Alix prefería corretear por el pueblo, dormir cerca del río y algunas veces, esconderse en aquel bosque al cual muchos temían para que su tío no le encontrara. Y es que, Alix algunas veces podría temer al bosque pero al recordar a su malvado tío el pequeño casi temblaba de miedo, porque definitivamente a pesar de lo que dijera la gente sobre que su tío debía ser un buen hombre, Alix temía mucho más a su malvado tío que a cualquier bestia de las que escuchaba hablar. Así que por esto Alix siguió escondiéndose en aquel bosque hasta que un día, mientras huía de su tío, tropezó en aquel tenebroso bosque con una horrible criatura.

—¡Un monstruo!—gritó Alix con temor al ver ante sí a un gran lobo lobo gris, el cual caminaba y vestía como un hombre.

—¿Monstruo? Soy una bestia del reino de los grandes animales. No un «monstruo» —gruñó el lobo y el pequeño se sobresaltó.

¡Todo lo que contaban los aldeanos sobre aquel bosque era verdad! Ahora una bestia iba a comérselo, sin embargo aquello no ocurrió. En lugar de eso, el lobo simplemente gruñó con molestia para luego empezar a marcharse mientras Alix parpadeaba confundido.

—¿N-no va a comerme? —balbuceó confundido y con algo de temor sin entender qué sucedía al ver como el lobo parecía estar a punto de irse sin hacerle daño.

El niño no lo entendía. Todos siempre decían que aquellas bestias eran crueles y que con solo ver su apariencia; aquellas garras, esos filosos colmillos, cualquiera podría darse cuenta lo malvados que eran. Pero entonces, ¿por qué aquella bestia no parecía querer comerle?

—Nosotros no comemos humanos, y menos niños como tú —dijo un lobo marrón el cual salió repentinamente de entre unos árboles.

—¿No comen niños? —preguntó Alix aún sin poder creer lo que decían aquellos lobos.

—No, no lo hacemos.

—Pero todos siempre dicen que los monstruos comen niños —dijo el niño confundido.

—¿Acaso crees en verdad que somos unos malvados que comen niños? —dijo de repente el lobo gris y el niño se tornó pensativo. Los aldeanos siempre decían lo crueles que eran esas bestias pero para Alix en ese momento no parecían tan crueles.

—Nosotros no comemos niños —repitió el lobo marrón—, pero sí nos gusta el estofado de liebre y si gustas puedes acompañarnos a cenar.

Alix miró a ambos lobos sin saber qué decidir. Aunque los aldenos solían decir que al ver una bestia vería un monstruo cruel cuando él veía a aquellos lobos, en especial al amable lobo marrón no veía maldad en ellos. Además, si aquellos lobos en verdad eran malvados, ¿ya no deberían habérselo comido? Y por eso Alix pensó que quizás los aldeanos se habían equivocado. Aquellos lobos quizás no eran malvados, por lo que decidiendo ser un niño valiente y descifrar la verdad sobre aquellos lobos, el pequeño Alix decidió acompañarles, y gracias a esto durante ese día el niño descubrió muchas cosas.

Alix descubrió que aquella pareja de lobos vivían en una pequeña cabaña en el fondo del bosque, que se llamaban Rudhen (el lobo gris) y Tayl (el lobo marrón), que pesar de vivir en aquel oscuro y solitario bosque no se sentían solos ni tenían miedo porque ambos lobos se querían y se tenían el uno al otro, que a pesar de sus grandes garras y temibles colmillos eran unas bestias apacibles y amables, incluso más amables que muchas personas. Por eso a medida que caía la noche el niño se entristeció.

No quería regresar a su casa. No quería regresar con su malvado tío. Quería quedarse con aquella pareja de lobos que le contaban historias del reino de los animales y que empezaban a tratarle con cariño.

Los lobos al ver la tristeza del niño le preguntaron qué le sucedía, y con pena Alix les contó, preparándose para despedirse aunque en realidad no quisiera hacerlo. Pero, cuando tras escuchar la historia aquellos lobos luego de pensarlo un poco le ofrecieron quedarse a vivir con ellos, los ojos del niño se iluminaron mientras sonreía.

Había encontrado un lugar donde estaba seguro que podría ser feliz.

Y, desde ese día, Alix vivió feliz en el bosque junto a aquellos lobos quienes se convirtieron en sus padres, y gracias a los cuales Alix aprendió a que jamás debía juzgar a alguien sin conocerle, solo por lo que los demás dijeran de su apariencia.
Notas finales: Fin. xD

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