Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MI ULTIMO RENACER por LILITH_HIWATARI

[Reviews - 23]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo  6: Fragilidad.  

“La gente tiene más temor a la muerte que al dolor. Es extraño que teman a la muerte. La vida duele mucho más que la muerte. Cuando la muerte llega, el dolor termina”

r13; Jim Morrison

 

-          ¿Cameron querido me escuchas?- la voz de aquella mujer te hizo salir de tus pensamientos, todo el viaje hasta el camino a “tu casa” la pasaste mirando por la ventana, ver los edificios y casas de la ciudad muy diferente al colorido Auradon, no había caras sonrientes en cada esquina ni música melosa en las radios- ¿cariño estas bien? – Libby nuevamente volvió a llamarte.

-          Lo siento – murmuraste porque desde siempre disculparte había hecho feliz a los adultos  a tu al rededor ahora no era la excepción pues la mujer te miro cariñosamente y sonrió asintiendo.

-          Ven cariño estamos en casa –  termino ella esperando a que abrieras la puerta y bajaras, era extraño estar nuevamente ahí, frente a la casa del otro tú – vamos adentro y – las palabras de ella murieron cuando el hombre al abrir la puerta la gran bestia salió por está empezando a ladrar animadamente, pero para ti no se veía así, hace tiempo que no lidiabas con perros tan grandes, en Auradon siempre fue Dude, era pequeño y si bien la vez que llegaste a este mundo te acostumbraste a este había pasado ya un largo tiempo, no pudiste evitarlo, soltaste el chillido angustiado más grande que podías y volviste a subir a la camioneta cerrando la puerta con fuerza – Víctor llévale – ordeno la mujer.

-          Lo siento mamá – la chica se disculpó entonces – olvide sacar a Cienna al  patio como dijiste- la mujer solo negó con la cabeza y volvió a intentarte hacer bajar, mas tu negaste y te quedas ahí.

-          Está bien dijo ella  - suspirando - ¿quieres que me quede aquí contigo? – pregunto y solo negaste, no querías que viera tu angustia, que fuera testigo de lo mucho que te asustabas en ese momento, solo querías que se alejara – bien – sonrió ella – puedes entrar cuando estés listo – dijo con voz amable – hare tu favorito – y sin más ella se marchó dentro de la casa.

 

Durante horas te quedaste ahí, la mochila llena de tus únicas posesiones fuertemente agarrada en tus dedos, notaste que te observaban a veces la mujer otras el hombre siempre había alguien mirándote desde la ventana, asegurándote de que no escaparas, podías hacerlo, sería muy fácil solo tenías que abrir la puerta y salir corriendo, huir de ahí, no tenías que pasar por esto, No-Jay había cumplido su función te saco de ahí, si tal vez no había recibido tu pago pero si era tan estúpido como para no asegurarse de tenerlo antes de dejarte libre ese era su problema, ahora solo importabas tu.

 

Empujaste la puerta abierta haciendo el minino ruido, colgaste tu mochila al hombro y saliste muy lentamente,  la calle afuera te recibió donde la tarde empezaba a marchitarse y soltaste un suspiro, podías hacer esto correr, ser libre, salir y no mirar atrás, pero de nuevo este era un lugar diferente mucho más que la isla no podías ir por ahí apuñalando a la gente, eso te lo advirtió no-Jay pero tampoco era Auradon, no había ancianitas que te adoptaran en sus casas o quien te ayudara por su buen corazón, no, este mundo estaba regido por sus propias normas hipócritas y extrañas, pues si bien parecían oprimirse y solo ayudar a los más ricos.

 

Recordaste la última vez que escapaste cuando llegaste a ese parque tras ver a los que tu pensaste eran tus verdugos en ese mundo y huiste, al vagabundo que te atrapo y empujo contra un árbol aquel que iba a hacerte daño, en aquel momento solo reaccionaste, golpeaste al hombre con lo que tenías a la mano no recuerdas ni bien como paso y cuando vistes ya estaba sangrando, le mataste pero de nuevo no era algo para alarmarse ya lo habías hecho antes, tu solo sobrevivías.

 

Era como estar de vuelta a la isla, solo que no tenías un viejo armario al que volver, solo que no existía la seguridad de que alguien cuidara tu espalda como Jay, volverías a estar completamente solo si huías ahora, no podías hacer eso, Booboo tenía razón esto podía funcionar al menos por un tiempo, así que entraste a la casa y todo fue borroso entonces, te guiaron a una mesa y un plato frente a ti se posó, la mujer murmuraba sobre tu comida favorita, tu solo veías eso con asco.

 

-          No tengo hambre – murmuraste empujando el plato – lo siento – agregaste por que el rostro de la mujer parecía decaído, el de la chica confuso y el hombre solo te miraba fijamente, pensante por un instante que hiciste algo mal, un error terrible.

-          Es Sushi querido tu favorito- insistió la mujer y solo hiciste una mueca de asco, pescado crudo y arroz, lo odiabas no podías creer como alguien comía algo así, no lo hiciste ni en la isla que estabas desesperado no lo harías ahora.

-          Estoy cansado – murmuraste como excusa y la mujer solo suspiro mirándote con ternura.

-          Ve a recostarte un rato querido, más tarde te llevare algo de leche caliente – ofreció y solo asentiste por que querías irte ya.

 

No fue difícil encontrar la habitación, en Auradon soñaste mucho tiempo con tus días ahí, con la sensación falsa de seguridad y  verte libre de Jay, pero simplemente ahora se sentía mal, porque fuiste desechado recordaste, porque nada de esto fue tu elección, porque no era tuyo para tomar.

 

Corriste al baño justo a tiempo para vomitar, la bilis de tu estómago y tal vez un par de chocolates que tuviste esa mañana pues nuevamente te negaste a comer, cada arcada nueva quemo tu esófago, tu estomago dolía con más fuerza que nunca pero aquéllas emociones abrumándote y el cuadro tan familiar cuando te alejaste de la mesa simplemente te hicieron sentir enfermo, al ver la bella familia que aquel chico dejo atrás, aun no comprendías por que dejaría esta calidez por tomar tu lugar, tal vez Jay lo había obligado, quizás este otro Jay era igual a él o peor, tal vez solo esperaba el momento correcto.

 

Pensaste en volver a huir, saltar por la ventana y alejarte, no importaba si estabas solo, si tenías que luchar con gente para sobrevivir, pues la simple duda de por qué Cameron abandono todo esto si era tan bueno te carcomía la mente, si este lugar era tan bueno como parecía porque ese chico lo dejo todo, te era inconcebible pensar que lo dejo todo por Jay, por un ladrón violento que lo rebajaría y violaría.

 

Pero Jay había sido diferente la última vez, ese chico jamás te toco, apenas si te miraba y no te obligo a nada, la última vez que viste a Jay este lucia tan triste y anhelante  como esperando que mágicamente te transformaras en Cameron, ¿era posible?.

 

¿Acaso Jay estaba enamorado de Cameron?

 

El hada madrina les había hablado de ello, de cómo el mundo cambia para uno por amor, de cómo es la sensación más hermosa de todas y la magia más poderosa, pero ninguno de ustedes entendía, ninguno comprendía.

 

Era imposible que Jay pudiera amar ¿cierto?

 

Ninguno de ustedes podía.

 

La noche siguió su curso entre pesadillas de tu vida en la isla como una nueva, los viste a ellos, a Jay y ese otro tu reír y sonreír, tener aquella felicidad que tu jamás tendrías e ilógicamente te dolió, dolió como un infierno verlo abrazarle, sostener con un cariño que jamás utilizo en ti, verle tomar el amor de ese niño y devolverlo, cuando despertaste entre lágrimas y sollozos te repetiste que estaba mal, que no era real por que Jay no sabía amar te lo demostró siempre y aun que lo hiciera a ti no te importaba.

 

Pero lo hacía porque nuevamente respaldaba lo que siempre pensabas de ti, eras tan poca cosa que ni siquiera un ladrón te quiso, tan desechable que te cambio por alguien mil veces mejor.

 

Cada día odiabas más  al perfecto Cameron.

 

La mañana siguiente no mejoro nada, esa mujer seguía preguntando como estabas, llenando tu plato de panqueques y crema batida, querías vomitar solo de verlo, apenas si diste un par de bocados, solo unos cuantos no querías vomitar y cuando terminaste volviste a excusarte, a huir a la habitación que reclamabas como tuya, a un lugar seguro.

 

Hasta que te obligaron a bajar y un montón de gente que no conocías empezó a saludarte, todos y cada uno de ellos exigió un abrazo tuyo y solo te quedaste ahí tenso no pudiendo negarte, no pudiendo empujarlos y salir corriendo. Carlos sabía que debía pasar por esto, conocer a su familia No-Jay se lo advirtió mostro fotografías con cada uno de ellos y le explico quiénes eran, lo mejor que pudo pues no conocía a todos pero podías obtener esa información después, aun así era muy difícil dejarse tocar por cada uno de ellos, abrazar y saludar como si fuera algo normal.

 

Te obligaste a no salir corriendo.

 

Entonces lo viste, un primo o sobrino no recordabas quien era, solo viste al pequeño niño, tan joven e inocente, le viste reír llamar a su madre y a esta abrazarlo y tratarle con amor, con ternura algo muy diferente a tu pasado, de alguna forma no se sintió bien contigo.

 

Lo odiaste, detestaste a ese niño y lo que te hacía sentir, su sonrisa brillante y como era protegido y cuidado, porque o tu no tuviste nada de eso, porque a su edad las lágrimas ya habían manchado todo tu alma, por que para entonces solo querías morir, era tan injusto,  que este niño fuera tan feliz, que no sufriera como tú lo hiciste.

 

Algo en tu interior despertó, la ira, el dolor, todo cambiando en un solo pensamiento, tenías que destruirle, romper esa bella sonrisa, machar la inocencia de ese niño, querías hacerlo igual a ti, que sufriera como tú, querías dejar de sentirte tan vacío, no fue difícil el niño estaba acostumbrado a estar ahí, correr en todas direcciones y sonreír con todos, no se asustó cuando acariciaste sus rizos, cuando le diste esa sonrisa falsa, cuando hablaste las mismas palabras  amorosas con las que te engaño Garfio la primera vez, con los halagos falsos y promesas de dulces que te dio Gastón.

 

Fue muy fácil realmente llevarlo a donde nadie les veía para hacerle daño, su sonrisa se marchito entonces, tus largos dedos se apoderaron de su barbilla, acunando su rostro y poco a poco ejerciste presión, te miro entonces frunció su nariz signo de un dolor, tu otra mano bajo a su pequeña cintura, tus dedos ya bailando en el borde de sus pantalones entonces se quejó, soltó un quejido suave y giraste para mirar que nadie lo escuchara, entonces te detuviste en seco.

 

Había un espejo, en la oficina de Víctor había un espejo y no pudiste evitar mirarte en él fue aterrador y horrible lo que viste, era el reflejo de tu propia madre, la locura en tu mirada, regresaste a ver al niño y sus ojos ya estaba  llenos de lágrimas, estaba en dolor, el dolor que tú le ocasionabas.

 

Te alejaste como si quemara, retrocediste hasta la pared y volviste a mirarte al espejo a ver a Cruella mirándote con burla, a la mujer que solo se alimentó de tu dolor, que te entrego a aquellos por conveniencia, ¿Qué rayos estabas haciendo?, esto estaba mal, no podías pero dolía tanto, como el infierno ser como eras, el profundo vacío en tu interior exigía ser llenado, hacerle daño, “destrúyelo” decía la voz en tu cabeza, “vuélvelo como tú”, “conviértelo en alguien tan roto e inservible como tú lo eres”, insistió la voz.

 

No podías, murmuraste una disculpa al pequeño que cada vez parecía llorar más y sin pensarlo dos veces tomaste el avión de juguete que estaba en el librero ni idea porque un adulto tenia tantos juguetes y se lo diste, el niño sonrió borro sus lágrimas y salió corriendo jugando con su nueva adquisición, te quedaste ahí al borde de un nuevo colapso nervioso. 

 

Estuviste cerca, muy cerca de hacer algo verdaderamente imperdonable, de convertirte en aquellos hombres, de convertiré en alguien como Jay, de ser como tu madre.

 

-          ¿Cameron estas bien? – pregunto aquella que debías llamar hermana, ni siquiera notaste que alguien entro a la habitación, que eras buscado.

 

Ella te miro preocupada y tu solo querías gritar, empujarla y salir corriendo de ahí.

 

“No, no estoy bien”, gritaste internamente, “estoy destrozado por dentro, sumido en esta profunda desesperación que me asfixia a cada segundo, no puedo salir ahí y fingir que todo está bien, acaso no vez mi dolor, el horrible ser en el que estuve a punto de convertirme, el monstruo que soy por dentro, este sentimiento que amenaza con estallar a cada momento”

 

“No estoy bien, quiero dañarlo, quiero rebajarle y hacerle sufrir lo mismo que yo, quiero dejar de ser el único en mi situación, quiero que otros sufran el mismos dolor, destrozar su alma, su sonrisa”

 

“No estoy bien porque el dolor es tan grande que solo quiero que alguien más lo sienta para aliviar el mío”

 

-          Si- respondiste en su lugar parándote derecho, empujando cada una de tus emociones nuevamente en tu interior – estoy bien – repetiste reprimiendo el impulso de salir corriendo, de llorar, de sentir, solo caminaste a la puerta y regresaste a la fiesta, ignorando al pequeño niño y su avión todo el tiempo, empujándole cuando quiso tocarte, cuando agradecido tomo tu mano.

 

Solo te alejaste de él, por que podrías ser un De Vil pero jamás te convertirías en un monstruo.

 

Tú jamás serias como ellos.

 

***********************

 

Le había mentido, engañado como todos ellos, prometió estar ahí, pero ese chico, no-Jay le había abandonado, una semana había pasado y este no fue a visitarle ni un solo momento, ni un solo día, Carlos no debía sentirse tan mal como lo hacía pero simplemente no podía entenderlo.

 

Carlos sabía que era normal, ¿Quién querría estar cerca de alguien como el después de todo?

Miro el teléfono en sus manos aquel que era de la propiedad de Cameron lo cual técnicamente lo hacía suyo, se deslizo nuevamente por entre todos los contactos hasta que dio con el nombre que buscaba, la estúpida fotografía del chico sonriente le hizo revolver el estómago, el bastardo no le había llamado, no fue a la dichosa fiesta de bienvenida y no se comunicaba con él, lo prometió y sin embargo nada, se sentía tonto, realmente estaba casi seguro que lo tenía atrapado pero nuevamente no era Evie, no tenía el poder de su palabras para hacerlo saltar con una simple mirada, no Carlos de vil no era nadie.

 

Era igual aquí, lo sabía y sin embargo se dejó llevar por sus falsas palabras, que estúpido e iluso fue, no lo necesitaba, se dijo que no lo hacía, sobrevivió a la isla solo con sus propias habilidades lo haría aquí jugando a la familia “Feliz”, no lo admitió pero paso los siguientes días mirando de reojo el celular, vigilando la puerta de la entrada y aun que se repetía que solo lo hacía para tener una ruta de escape la realidad era otra.

 

Carlos necesitaba su ancla, necesitaba algo seguro para correr.

 

El regreso a la escuela fue odioso, Carlos se había visto brevemente interesado en ello, después de leer el plan de estudios y ver que no existía nada parecido a sus otras clases como “caballería 103” estaba al borde de la verdadera enseñanza, al menos lo estuvo hasta que reviso los libros y se dio cuenta que estaba a un nivel mucho más bajo que su acostumbrado gusto.

 

Al parecer el otro chico perdía muchas clases debido a su trabajo de actor y terminaba completando los créditos con trabajos extras y exámenes, Carlos bufo al notar el ridículo trabajo que sus profesores le dejaron, era tan fácil, no tenía ningún reto y si eso seguía así tardaría otros dos años más antes de graduarse, nope él debía hacerlo este año, debía bueno no sabía por qué pero quería graduarse, Ben siempre lo hizo sonar como un triunfo de triunfos y en Auradon graduarse significo su boleto de salida para ser libre de sus “amigos” aquí No-Jay le había dicho que graduarse era su pase para la universidad y por lo que investigo la universidad sonaba genial.

 

Así que luego de mucho pedir Libby accedió dejarlo ir a esta, la mujer tenía una enorme cara de preocupación cuando él lo menciono casualmente, y un que primero pensó que esta estaba enfada ella solo le pregunto con voz dulce si estaba seguro de querer ir, Carlos tuvo que evitar rodar los ojos ante tan estúpida pregunta pero al final la convenció.

 

Cuando a la que debía llamar madre lo dejo frente a la escuela, si ella le obligo a dejarle llevarlo, supo porque estaba tan renuente a dejarlo ir, nada más cruzo los pasillos los murmullos comenzaron, Carlos estaba acostumbrado y a la vez no, como hijo de Cruella siempre fue muy fácil de identificar pero con el tiempo fue dejado a un lado porque simplemente había mejore personas que molestar o notar que él, en Auradon estuvo bajo la mira un poco, siendo hijo de una villana y más con un perro los murmullos era intensos todos esperando a que hiciera algo mal, afortunadamente sus “amigos” acaparaban más atención, Carlos pasaba de “hijo de Cruella peligroso” a “ miren el amigo de Mal, Jay o Evie”, el dio gracias a eso muchas veces, nadie se fijaba en el por qué siempre estaba atrás de sus amigos, y si no le importaba parecer débil si con esto lo dejaban tranquilo.

 

Aquí en este mundo Carlos no tenía sombra bajo la que ocultarse, aquí al notar por las miradas intensas y murmullos en su dirección él era el protagonista del chisme más caliente del lugar, el pobre chico internado en la clínica por drogas, simplemente fantástico.

 

-          Hola Cam me alegra que al fin pudieras regresar – una pequeña voz le hizo salir de su aturdimiento, se suponía que tenía un casillero pero ni siquiera sabía dónde estaba por lo que solo llevaba todas sus cosas en su mochila, Maya fue tan amable de recoger sus cosas o algo así le dijeron, así que ahí estaba sonriente como el sol de verano ese chico moreno que no tenía idea de quien era.

-          Amm – Carlos apretó los labios al no saber qué hacer con la atención de ese chico - hola a ti también ¿Karan? – y el rostro se ilumino al verse reconocido, por suerte que lo recordaba del hospital, no quería ser su amigo pero Booboo había sido muy insistente en empujarle a hablar con él, sin embargo ahora no tenía tiempo para eso ajusto su bolso y corrió a buscar el aula designada  - lo siento tengo que irme – y sin darle tiempo a responder paso de largo a la chica rubia que apenas parecía querer unirse a la conversación.

 

Carlos llego a la aula, por suerte tenía un horario y todo se sentó en contra de todo su buen juicio en el único lugar libre frente al profesor y espero pacientemente, el hombre regordete de anteojos lo miro alzando una ceja tal vez asombrado de que estuviera en su clase muy pronto, después de todo no era un secreto su situación o al menos una parte de esta.

 

-          Cameron me alegra tenerte por aquí – sonrió el viejo hombre realmente honesto – tendremos una prueba de cálculo pero comprenderé si aún necesitas- hizo un gesto con la mano – adaptarte.

-          Está bien – Carlos sonrió inocente – creo que puedo con una simple prueba estandarizada – el no quiso sonar grosero pero realmente estaba un poco molesto de que lo tratara como si fuera retrasado o algo, si bien se perdió unos meses por el hospital pero sus neuronas estaban bien.

-          Entendido – dijo no muy convencido el profesor pero igual le tendió una prueba- cuando terminen  pueden irse – y tras dar más indicaciones regreso a su escritorio.

 

Quince minutos después Carlos se levantó y empujo la hoja en dirección del hombre que la tomo creyendo que el chico se había rendido más grande fue su sorpresa al notar toda la prueba resuelta.

-          Tiene dos ligeros errores de sintaxis – murmuro antes de tomar su bolso y salir de ahí.

 

En el salón los murmullos no pasaron desapercibidos.

 

Así paso toda la mañana, sus profesores le hicieron pruebas, algunas ya estaban programadas otras simplemente querían verificar que tan atrasado estaba el chico luego de su problema más Carlos los sorprendió a todos  mostrando que estaba sobre calificado, estaba aún paso de gritar que lo dejaran pasar al siguiente curso, la escuela termino y todos sus esfuerzos por ser adelantado de curso fueron en vano, aun cuando su “madre” fue llamada y Carlos dejo en claro que estaba más que bien y podía avanzar al siguiente nivel no lo hicieron.

 

No quisieron poner tanta carga en sus hombros, no después de su accidente, Carlos estaba molesto de que lo trataran como una frágil cosa pero resistió el impulso de gritar, en su experiencia era mil veces mejor que lo consideraran algo que proteger a una amenaza, las amenazas por lo regular son destruidas.

 

Al día siguiente alguien lo vio así.

 

-          Escuche que regreso a las drogas – murmullo de sus compañeros era el mismo de siempre, Carlos rodo los ojos al escucharlo justo a su lado en los casilleros, convenció a la subdirectora que no recordaba ni su combinación ni donde estaba y luciendo frágil e inocente esta reviso el registro  le dio los datos, ahora solo le fastidiaban sus “vecinos”

-          No inventes fue intento de suicidio por eso las mangas largas – otro chico murmuro lo suficiente mente alto para escucharle, Carlos jalo más la manga de su camisa, era verdad siempre fue de usar mangas largas era eso o muñequeras, calentadores o lo que fuera que ayudara a esconder su piel, ahora se sintió un poco expuesto por que alguien supiera la razón de su ropa.

-          Intento escapar del hospital y apuñalo a dos enfermeros – dijo otro y cuando un jadeo se escuchó él se dijo que no debería sentirse orgulloso, Mal hubiera matado a tres, Evie hubiera salido como si nada, Jay escaparía como todo un artista sin dejar rastro.

-          Mi padre vio las marcas es suicida  - insisto el anterior y ok esto ya estaba yendo muy lejos, Carlos cerro su casillero azotando la puerta y lanzando una mirada de desdén en dirección a los chismosos que no dejaban de verlo de inmediato  se dieron la vuelta y rápidamente ignoraron a Carlos mientras este se dirigía a su salón.

 

No había dado ni cinco pasos cuando dos chicos se acercaron a él, los mismos que trataron de entrabar conversación dese ayer, Karan y esa chica rubia.

 

-          No les hagas caso – trato de animarlo tal vez el joven, mas Carlos no lo necesitaba, esto no era nada comprado con la isla, con Auradon.

-          No lo hago – gruño en su lugar totalmente altanero y paso de largo para llegar nuevamente a su clase y aun que compartía con ellos los ignoro para ir a un lugar apartado y aburrirse por la clase tan estúpida.

 

Durante el almuerzo Carlos estaba sentado en una mesa solitario como si tuviera la plaga todos lo dejaron tranquilo, lo cual agradecía o al menos hasta que esos chicos nuevamente lo atraparon, los ignoro enserio no presto atención a su largo parloteo hasta que ella fue muy insistente.

 

-          Hey Cameron quieres ir por unos batidos después de la escuela – sonrió Sophie en su dirección.

-          No – respondió fastidiado por ser molestado tomo su bandeja que igualmente no comía nada solo picoteo su emparedado y su jugo para tirarlo casi entero en el basurero antes de salir de la cafetería.

-          Está muy distante Sophie  no te sientas mal – trato de animarlo Karan cuando Carlos salió por la puerta.

-          Es nuestro amigo  deberíamos ayudarle  - dijo ella confundida y molesta por la actitud de Cameron, ella solo quería ayudar, solo quería que el sonriente Cameron que conocía regresara, dios estaba tan molesta de que ahora los tratara como completos desconocidos.

-          Eso hacemos darle su espacio y esperar  a estar aquí para él – le respondió Karan comiendo su propio almuerzo, la chica bufo pero asintió suavemente, no podían empujarle eso lo sabían, Cameron siempre fue de los que terminaban buscando su consejo o ayuda.

 

Ellos infinitamente esperaban que un milagro sucediera.

 

Sucedió o algo así, más tarde durante una de sus clases Carlos tal vez hizo quedar mal a un chico equivocado que fue burlado enfrente del salón y pues a ese chico no le gusto lo sucedido, por lo que en la siguiente hora en los baños de la escuela, tan cliché como sonara el idiota y un par de brabucones que realmente no asustaban nada lo empujaron contra una pared.

 

-          ¿Te crees muy listo? – gruño el chico intentando ser intimidante, pero de nuevo Carlos fue abusado por chicos mil veces más intimidantes, hasta Chad lucia más intimidante que el - ya no eres una estrella de tv tu  carrera está acabada – insulto o al menos eso debería ser si no fuera porque a Carlos le importaba una mierda, solo rodo los ojos con fastidio tomando el tiempo que le faltaba para llegar a su ultima clase.

-          Wow y eso debería importarme ¿por qué? – dijo con sarcasmo importándole poco que el chico lo tuviera contra la pared.

-          Pequeño imbécil nunca me caíste bien – gruño y Carlos enserio tenía que ir a clases ahora.

-          El sentimiento es mutuo – sonrió irónicamente -  quítate – ordeno totalmente serio.

-          Oblígame – se rio causando que los demás lo hicieran - vas  a llorar o llamar a tu papi – dijo  haciendo un puchero imitando la voz de un niño pequeño, Carlos suspiro recordándose que estos chicos no eran nada intimidantes y definitivamente se lo merecían, además no estaba en Auradon no tenía que seguir las reglas de Ben, no tenía que ser bueno yey, sonrió mientras veía a los demás reírse de la estúpida broma y sin perder el tiempo dio un cabezazo a su atacante, el chico se tambaleo hacia atrás rompiendo su agarre, los otros dos confundidos por los hechos no reaccionaron, entonces Carlos saco la pequeña navaja que había robado del escritorio de Víctor de su pantalón y apunto a la garganta de su atacante tomándolo de su camisa con fuerza.  

-          Voy a abrirte como el cerdo que eres – respondió con voz fría y plana, sin emoción alguna, lo que vieron esos chicos fue algo muy parecido a Cruella de Vil, pues de inmediato temblaron ante la sola mención de ese daño corporal.

 

Ellos retrocedieron salieron del baño sin causar más alteraciones y Carlos llego tarde a clases, lo peor fue que no se quedó ahí.

 

Su última clase no era deportes pero su profesor de física  elaboro una muy divertida dinámica sobre las leyes de la atracción y gravedad con los balones de deportes que el grupo entero estaba en el gimnasio y como Carlos llegó al final su castigo fue guardar todos los balones, entonces mientras estaba terminando de hacerlo alguien lo agarro por detrás cubriéndole la boca.

 

Su antiguo viejo amigo estaba ahí, el estúpido matón de hace una hora le sonreía mientras un tipo enorme tal vez de ultimo grado le sostenía y bien Carlos podría salir de esta trato de soltarse lanzando un puñetazo cuando la manga de su camisa se levantó.

 

-          Mierda  - siseó uno de los brabucones – esas no son marcas de suicidio.

 

Y toda su atención  entonces se fue a sus quemaduras, el idiota que lo molesto levanto más su manga revelando más y más quemaduras redondas y pequeñas.

 

-          Es verdad tu madre abusa de ti – se burló.

 

La mención de su madre tuvo su efecto, por que donde ellos veían a la madre de Cameron el solo veía a Cruella, a la mujer que hundía cigarrillos en su piel ante la mínima provocación, a aquella que lo golpeaba por simples manchas en el suelo, a la que lo vendía por baratijas, a la asesina que prometió convertirlo en un abrigo de piel, quien no usaba el apodo cachorro como una cariño. Carlos empezó a temblar visiblemente, se puso mucho más pálido de lo normal y dejo de pelear contra su atacante, los chicos lo notaron y el idiota sonrió aún más.

 

-          Creí que ibas a matarme – se bulo empujando su pulgar en una de las cicatrices y Carlos se estremeció, en ese momento podía sentir la punta ardiente del cigarro quemando su piel, casi podía oler el humo, él estaba aterrado por sus recuerdos -  adentro  - dijo y cuando Carlos lo noto estaba dentro de un armario.

 

Trato de no gritar, de mantenerse calmado, pero no podía era demasiado la mención de su madre, los recuerdo vividos en su piel, y ahora estar encerrado, era como estar en casa nuevamente, Carlos empezó a gritar finalmente, las risas afuera solo le recordaron aún más cuando era molestado en la escuela, cuando su madre lo encerraba en el armario.

 

Carlos grito, golpeo la puerta, las paredes, grito suplicando que lo sacaran pero la risas solo se hicieron más fuerte entonces la nada, Carlos sollozo hasta darse cuenta que había sido dejado, otra vez, como siempre, Carlos de vil era desechable, nadie vendría esta vez, no habría Cruella que lo sacaría porque necesitaba un criado, no habría Jay que lo sacaría para poder joderle, no habría Mal, no habría Evie, nadie lo buscaría.

 

*************

 

Karan sabía que algo estaba mal, había visto a la madre de Cameron estacionada por más de diez minutos cuando finalmente se acercó a ella para preguntar dónde estaba Cameron, cuando ella le miro confundida creyendo que estaba con ellos salió corriendo a buscarle, Sophie que apenas terminaba  su charla con sus profesores vio como Karan buscaba asustado en el gimnasio sin éxito alguno, empezaron entonces la búsqueda, hasta que lo encontraron.

 

Fue Sophie quien lo hizo entro a los vestidores de chicos y reviso uno a uno los casilleros hasta dar con aquel donde escuchaba una respiración, para cuando lo abrieron el niño estaba abrazado a sí mismos susurrando, cuando intentaron hacerle salir grito y pataleo justo como lo había hecho al conocer a Booboo.

 

Libby estaba asustada, molesta exigió saber que había pasado, un castigo para los responsables e intento llamar con cariño a su bebé, lo sacaron a la fuerza, pateando y gritando  Carlos apenas si se dejó subir al auto y cuando llego a casa corrió a encerrarse en su habitación.

 

Lo habían atrapado, se sintió vulnerable como siempre, lo sabía, sabía que era débil, indefenso, en este estúpido lugar, ¿Qué rayos estaba pensando? no podía sobrevivir solo, no sin una copia de seguridad, no sin un respaldo, en la isla tenía a Jay, lo odiaba, detestaba cada contacto con el chico pero Jay siempre lo mantuvo a salvo, Carlos no podía regresar a lo que fue antes, no podía  ser vuelto a ser usado y empujado, se estremeció ante la idea de tener que volver a ser tocado por los idiotas brabucones que quisieran lastimarlo.

 

No es que Carlos fuera totalmente débil, el sabia como defenderse apuñalar a sus enemigos para salvar su vida pero el miedo siempre fue su peor enemigo, siempre había algo, siempre hubo algo que detono el terror en su cuerpo y lo bloqueo de defenderse, y Jay no estaba aquí, Jay lo hubiera protegido, Jay hubiera  roto las cabezas de esos idiotas y luego le hubiera empujado de rodillas par follar su boca, Jay le mantendría a salvo.

 

Pero aquí no estaba Jay, aquí no había nadie que lo protegiera.

 

El toque insistente en su puerta le hizo gruñir, esa estúpida mujer seguía llamándole hijo, insistiendo en ayudarle, él no quería ayuda, quería estar solo maldita sea, necesitaba pensar, podía huir pensó pero entonces estaría más solo, no tendría ni siquiera la seguridad de llegar a una habitación como aquí, y tendría que estar peor que en la isla, no Carlos no podía huir, lo veía claro ahora, huir sería una gran equivocación, perderse en este mundo tan desconocido sería una estupidez pero necesitaba hacer, necesitaba…

 

El toque en su puerta se hizo más insistente.

 

-          ¡Vete! – grito dejándose caer en la cama cubriendo su cabeza -  no quiero verle – volvió a decir jalando sus cabellos, la cabeza le ardía, los pensamientos eran demasiado altos para su buen gusto, las voces en su cabeza no dejaban de reírse -  ¡no quiero a nadie! – y no sabía a quién se lo decía a la mujer tras la puerta o a esos fantasmas que reían a su lado -  solo déjame tranquilo.

-          Cameron  - llamo la mujer con verdadera preocupación - por favor cariño – pidió ella - abre la puerta – insistió - déjame ayudarte,  por favor – y Carlos no quería oírla, cubrió  sus orejas jalándolas y arañándolas en un intento de aplacar las voces, golpeando su cabeza contra el colchón, algo completamente inútil,  ella no podía ayudarle nadie podía, nunca debió dejar el hospital, nunca debió dejar la isla, Booboo , el estúpido chico que lo ignoro, que le mintió sobre visitarle llego a su cabeza, ni siquiera sabía por qué, pero él sabía quién era, el conocía su identidad, él tenía que ayudarle, no entendía por qué solo sabía que lo necesitaba.

-          Tráelo – pidió - tráelo por favor – corrió a la puerta empezando a golpearla  - trae a Booboo – suplico gimiendo de dolor pues las voces seguían burlándose, la risa de su madre llamándole inútil, inservible, su mascota era ensordecedor  - por favor, solo tráelo – jadeo ignorando a aquellas que le decían que de nada serviría, confiaba que de alguna forma este joven supiera callarles, supiera que hacer.

 

******************************

-          ¿Porque aun lo mantenemos cerca? – escucho a Mal – no ha podido recrearlo – dijo refiriéndose al artefacto  que fracturo la barrera.

-          Creí que era tu sabes un amigo – respondió Evie confundida.

-          ¿amigo? – podía ver el rostro de incredulidad en el rostro de Mal – no hay amigos en la isla – murmuro – es más como la mascota de Jay – dijo con burla.

-          No es mi mascota – gruño Jay ante eso y Carlos estaba a punto de darse la vuelta y regresar, había sido una idea terrible venir aquí pero estaba asustado, y no quería regresar en casa.

 

No había forma que regresara al armario es noche, desearía no querer hacerlo nunca pero su madre estaría enfadada y por ahora necesitaba huir, necesitaba confort, estúpido nadie podía dárselo pero desde que Jay lo atrapo en el acantilado la idea de ir ahí solo no era tan apetecible esa noche, Carlos necesitaba extrañamente del contacto humano, de uno que aliviara la soledad en su corazón.

 

“Si alguien te causa problemas recuérdales que perteneces a Jay” Había dicho Mal la última vez que su ojo estuvo morado.

“Solo corre y ven a mi” le animo Jay mirando su corte de labio.

“la seguridad está en los números” sonrió Evie en su dirección.

 

Fue una tontería pero Carlos acepto aquello esa noche, corrió al instante que sus piernas le dieron fuerzas y huyo en busca de la falsa seguridad prometida, solo para llegar y escuchar esa conversación, solo para darse cuenta que era la mascota del grupo, era el quien levantaba la moral al ser el más débil, el sacrificable.

 

-          Estas hecho una mierda amigo – gruño Jay al verlo pasar, ni siquiera recordaba cuando había dado los últimos pasos solo que estaba ahí frente a sus “amigos”, Mal pintando la pared decorándola con un rostro, Evie peinando su cabello frente a un espejo y Jay desparramado en un viejo sofá - ¿Quién rayos hizo eso? – volvió a gruñir llamándole con la mano para que se acercara.

-          Mi madre – dijo cumpliendo con la orden, se acercó lo suficiente a Jay para que este lo tirara en su regazo reviso con suavidad su rostro evaluando los daños sabiendo bien los moretones que aparecerían y suspiro, entonces le beso la clase de beso posesivo que Jay siempre le daba.

-          Si van a hacer eso largo – Ordeno la hada mirándoles reprobatoriamente Evie solo los ignoraba el espejo en sus manos era más interesante.

 

Jay solo rio lanzo una carcajada y miro a Mal para volver a reclamar la boca de Carlos haciendo ruidos obscenos para fastidiarla cuando estuvo totalmente saciado y después de que Mal arrojara la lata de pintura en su dirección Jay termino por empujar a Carlos fuera de su regazo al otro lado del sofá, se reclino nuevamente con comodidad cubriendo sus ojos con su gorro y fingió dormir.

 

Todos regresaron a sus asuntos, Mal volvió a pintar la pared, Evie miro su espejo, Carlos se abrazó a si mismo agradeciendo en silencio que fuera autorizado para al menos quedarse esa noche, no sabía que haría si era echado del  escondite, la vieja casita del árbol era muy fría estas últimas noches, y estaba bien, fue arrojado al sofá podría dormir unas horas sin temer a ser asesinado.

 

-          En verdad eres algo inútil Carlos – Jay hablo, rompió el silencio sin moverse de su lugar ni abriendo los ojos solo dijo esas palabras causando una risa en Mal.

 

Nadie dijo nada más esa noche pero sabían que tenía razón, Caros solo se encogió aún más en una bola cerrando los ojos con fuerza negándose a creer lo que estaba escuchando, negando las palabras que se quemaron en su cerebro.

 

Era un inútil

Ni siquiera podía defenderse de su madre.

De unos idiotas niños.

Una completa pérdida de tiempo.

 

La voz de Jay, Mal y Evie insultándole se unieron a la de su madre, ni siquiera después de ser desechado Carlos podía verse libre de sus garras.

 

**************

 

-          No tienes que venir conmigo si no quieres – le ofreció a su novia, más la chica solo suspiro saliendo del auto.

-          Acabamos de perder una reservación para la cena porque tu amiguito tuvo un mal día en la escuela – respondió con  desdén la chica mientras caminaban a la puerta de su casa – no eres un psicólogo Booboo ¿Por qué rayos te hablan?

 

Y el chico quería rebatir eso, realmente buscaba una forma de explicarle pero no era como si pudiera decirle que sabía que este chico no era Cameron que era nada más y nada menos Carlos de Vil su otro yo de una realidad alternativa que fue abusado desde niño y aun cuando su otro yo fue participe de esos abusos este chico de alguna forma confiaba en él, bueno si podía pero nadie le creería.

 

Había olvidado su promesa paso los últimos días complaciendo a su novia, a su muy molesta pero sexy novia que olvidó completamente revisar a Carlos, en su defensa pensó que estaría bien, el niño era un genio la escuela no sería problema, Libby iba a protegerlo y tenía su número para llamarle lo que no pensó fue que Carlos fuera a tener un ataque de pánico tras unos abusivos lo metieran en un casillero, así que hace media hora Víctor le había llamado pidiéndole amablemente venir a ayudar y bien ahí estaban, adiós reservaciones exclusivas, hola realidad problemática.

 

En cuanto entraron Libby intento preguntar que rayos pasaba por que su hijo lo pedía y Booboo realmente no podía decirle la verdad, por lo que solo se encogió de hombros y fue a tocar la puerta del chico para ayudarle a salir.

 

-          Cameron – llamo por que no podía llamarle Carlos eso era seguro – hey amigo soy yo abre la puerta – intento nuevamente tocando con más fuerza la puerta, lanzo una mirada en dirección a Libby y su novia que estaba parada justo al borde de las escaleras y lo intento nuevamente – soy yo Booboo.

 

Carlos estaba en un rincón de la habitación tratando de ignorar aquellas voces, los recuerdos desgarradores de su pasado cuando él le llamo, pensó que era una alucinación que nadie vendría por él y ahí estaba otra vez, la voz, era como Jay pero más suave, más cálida, una extraña sensación le invadió, sin importarle más corrió y abrió la puerta.

 

Vio a Jay, hasta que su visión se aclaró y el chico definitivamente con el pelo más corto no era Jay, era Booboo, Carlos no entendía bien por qué pero lo necesitaba antes de poder decir algo más que alguien reaccionara se lanzó a abrazarle.

 

Escucho a alguien llamarlo entonces se dio cuenta que Libby y una pelirroja extraña los miraban desde el otro lado, asustado Carlos levanto la mirada solo para ver a Booboo confundido por el repentino abrazo y asustado volvió a meterse a la habitación y cerrar la puerta.

 

Fue extraño, Carlos jamás le había abrazado de esa forma, el chico buscaba su contacto algunas veces si, en el hospital pero esa como un juego, aquí era como si realmente necesitara consuelo por lo que no reacciono bien al abrazo y tan pronto como llego Carlos estaba nuevamente encerrado en la habitación, suspirando levanto el brazo para tocar otra vez cuando la puerta volvió a abrirse solo qué esta vez Carlos lo jalo de su corbata y lo metió a la habitación cerrándola de golpe.

 

-          ¿Carlos que está pasando? – pregunto confundido el chico más en un instante Carlos le empujaba sobre la cama se subía a sus caderas  tomo su rostro y le beso.

 

Fue violento, salvaje, Carlos no le dio tiempo a retroceder tenía un agarre de muerte en su mentón y lo obligaba a besarle con ferocidad, hasta que Booboo le empujó por los hombros para obligarse a separarse.

 

-          ¿Qué rayos? – pregunto confundido pero el chico lo ignoraba en su lugar empezó a deshacer la corbata de su cuello y joder estaba intentado quitarle su ropa  -¿Carlos? – llamo nuevamente.

-          Está bien Booboo – dijo finalmente con las mejillas sonrojadas, sus labios hinchados se abrieron mientras jadeaba su nombre con deseo – voy a ser bueno, lo hare bien – murmuro metiendo las manos en el cuello de su camisa para tocar su piel – voy a dejarte hacerme lo que quieras – y su otra mano bajo por el pecho del chico acariciando su cuerpo – te daré todo -  balanceo sus caderas para rozar su trasero contra la entrepierna de Booboo.

-          ¡No! – grito finalmente empujando con fuerza para detenerle, tal vez lo sacudió un poco pues el chico era difícil de quitar de encima - ¡Basta! – ordeno y Carlos se quedó quieto mirándole totalmente asustado, aterrado por el tono de su voz – mierda – murmuro – Carlos solo detén esto, estoy muy confundido y no sé qué pasa – trato de sonar calmado para no asustarle más – ni por qué haces esto.

-          No quiero que me dejes – confeso finalmente desviando la mirada – voy a hacerte sentir bien – intento otra vez levantado su mano y tocando el cuello de Booboo – realmente muy bien solo no me dejes.

 

Y ahí estaba el dolor, anhelo, la súplica con la que dijo esas palabras golpearon duramente su interior, Carlos había sido aterrorizado fue atacado y no tenía a nadie para salvarlo, en la isla sabía que debió ser Jay por las notas que leyó de Melissa, aquí estuvo solo era obvio que estaba buscando esa misma seguridad, se estremeció visiblemente al darse cuenta de los “favores” que tuvo que dar para ser protegido y realmente no quiso pensar en quien podía ser tan ruin para que aceptara tomar algo que un pequeño niño.

 

El odio a Jay aún más.

 

Booboo lo atrajo entonces, le abrazo sentándose en la cama y lo rodeo con sus brazos meciéndole suavemente, Carlos parecía congelado, el jamás fue abrazado, no lo hacía, al menos nunca fue tan cálido, gentil y se sentía tan condenadamente bien, levanto su mirada para ver como Booboo cerraba los ojos luchando contra algún impulso y sin más le beso otra vez listo para sellar su acuerdo.

 

-          No – esquivo el beso negando con suavidad – no tienes que hacer eso – le aparto para que pudiera mirarlo a los ojos – no debes hacer eso – repitió para dejarlo en claro – no volveré a dejarte lo prometo – suspiro sabiendo que estaba haciendo prometas que no estaba seguro del todo de cumplir – estaré aquí para ti pero no hagas eso – insistió, Carlos le miro confundido no comprendía como Booboo lo rechazaba o porque, la gente siempre quería algo, era mucho más afín de  mantener su palabra si recibían algo a cambio y el sexo siempre fue un buen pago - ¿entiendes? – pregunto y Carlos asintió con suavidad solo porque quería ser abrazado nuevamente – Bien – le sonrió y volvió a abrazarle contra su pecho dando suaves círculos en su espalda – necesitaras más amigos no puedo seguirte a la escuela – termino.

 

Carlos se dio cuenta que Evie tenía razón, la seguridad estaba en los números, por ahora Booboo prometió tener su espalda, era perfecto aún tenía que atraparlo lo suficientemente no podía dejar que alguien más lo apartara de su lado convenciéndole, no, Carlos iba a seducirlo de una forma u otra pero por ahora solo importaban los abrazos, también necesitaría alguien con quien contar en la escuela, tal vez Karan y la rubia servirían de algo.

 

Ellos se quedaron ahí hasta ya muy tarde, Booboo pensó que Carlos finalmente se durmió más al levantarse aun con sumo cuidado este le pidió quedarse, no puedo le hablo de como su novia estaba abajo esperándole pero prometió regresar al día siguiente y pasar todo el día con él, Carlos frunció la nariz ante la mención de la novia pero asintió dejándole ir.

 

Al día siguiente no solo recibió una visita, Karan y Sophie estaban ahí esta vez Carlos se obligó a hablar con ellos y definitivamente haría amistad, después de unos días se dio cuenta que tal vez no eran tan molestos.

 

El no volvió a la escuela, al menos no aun, no cuando Johnny, el idiota que lo metió al casillero fue suspendido por su culpa y prometió vengarse, Carlos no le tenía miedo pero no quería enfrentársele, no todavía.  

 

******************

 

Carlos no quería saber nada de este mundo, lo odiaba, detestaba el hecho de ser enviado a este lugar simplemente porque no era lo suficientemente bueno para ellos, para su disque familia, empezó como una sugerencia el terapeuta le indico buscar una forma de distraerse, algo que le ayudara a adentrarse nuevamente al mundo, que le hiciera perder el miedo, que ayudara con  esa conexión para dejar de lado "su vida anterior" aquella que seguía creyendo era una ficción creada por su dolor, su otro él.

 

Libby intento darle muchas ideas, le compro monedas antiguas tarjetas cualquier cosa que pudiera coleccionar, Víctor le llevo a eventos de motocrós e incluso hablo sobre la posibilidad de comprarle una de estas más a Carlos no le emociono ni un poco, cuando el tostador desapareció y Maya lo encontró despedazado en su cuarto tuvieron que darle un alto, porque simplemente no podía dejar que su hijo despedazada la casa como un pasatiempo, estuvo tentada claro pero Víctor se puso firme y negó, ellos no vieron lo que realmente hacía, un día encontró una vieja cámara en el desván, era sucia y el lente parecía algo agrietado recordó que una de las chicas que lo visitaron Sophia o algo así llevaba una, no entendía por qué teniendo un celular que bien podría usar había tomado fotografías con esa máquina estorbosa, " es como si vieras el mundo con otros ojos" había dicho.

 

El casi mantuvo olvidada esa cosa en su habitación, hasta que un día en busca de algún circuito moviendo el montón de cables que Libby seguía comprando para él. Volvió a encontrarla  descubriendo que Sophie tenía razón, era como si el mundo a tras vez de un lente fuera diferente, menos aterrador. Un poco mejor, desde ese día no pudo dejar de tomar fotos así  de llevar esa vieja cámara consigo a todas partes, por que  mirar el mundo a tras vez de aquel viejo cristal era mucho más fácil que enfrentarlo.

 

Poco a poco Carlos dio un paso más a la recuperación, poco a poco se permitió vivir.

 

***********

La escena parecía muy familiar, ajeno a él como aquella vez en Auradon, el día de la familia lo había llamado donde pudo ver lo que todos comentaban, como las familias debían ser realmente, ver como Libby sonreía abrazando a Maya y Víctor riendo, vio con sus propios ojos lo que era una familia y eso le asusto, se sintió un intruso, pequeño, diminuto justo como lo había hecho en Auradon como un ser ajeno a todo aquel ambiente.

 

Su mente ya estaba muy lejos, el pánico parecía envolverle, tomo entonces una fotografía, miro el mundo desde su lente y esperaba que esto le tranquilizara, que todo luciera tan lejano donde no pudiera dañarle nuevamente, donde aquellos pensamientos autodestructivos no le alcanzara. 

 

Carlos volvió a tomar una fotografía pero nada pasó, intentó otra vez, con el mismo resultado y otra y otra pero cada vez era completamente inútil.

 

-          Cameron cariño el rollo se terminó - Murmuro Libby al notar el apuro con el que ese niño seguía tratando de tomar una foto, pero Carlos no hizo caso el siguió presionando el botón con insistencia cada vez más desesperado  - Se terminó Cameron  -volvió a hablar su madre e intento tocarle del brazo para detenerle.

 

Solo reacciono, Carlos soltó un manotazo en su dirección al creer que le seria arrebatada la cámara y entonces se congeló. Levanto la mirada lentamente y con horror miro a la mujer, todo estaba en silencio cuando vio a esta moverse un milímetro el corrió, salió disparado a su habitación  sin importar cerrarla solo corrió hasta una esquina y se ocultó abrazado su cámara.

 

 Ellos querían quitársela arrebatarle aquello que más quería pensó presa del pánico.

¿Cómo enfrentaría al mundo sin ella?

¿Cómo volvería a mirar más allá si no la tenía?

¿Cómo inmortalizaría a la personas a su al rededor sin la cámara?

 

Entonces un golpe en la puerta llamo su atención.

 

-           Cameron tenemos que hablar – la voz de Víctor hablo despacio pero firme desde el otro lado de la puerta - Tu madre no está molesta  -  Murmuró el hombre de la casa  - Estamos preocupado por ti.

 

Pero Carlos ya no escucho nada, recordó entonces que había golpeado a la mujer él se atrevió a levantar su mano, había sido muy estúpido seguramente sería echado de la casa, seria botado no sin antes ser castigado, el pánico volvió a envolverle y sin pensarlo más decidió huir la ventana.

 

-          Cameron no – empezó a hablar  Víctor que  entraba por la puerta en ese instante viéndole  con un pie fuera y justo antes de que pudiera escapar cruzó la habitación para detenerle jalándole por la cintura.

 

Carlos gimió lleno de pánico asustado pataleo y lucho para ser dejado libre pero aquel hombre le mantuvo abrazado, sus brazos le tomaron y rodeado alejándole de la ventana, poniéndole cerca de la cama, Carlos se preparó para lo que venía cerrando los ojos y rogando que no fuera tan áspero, para el castigo que merecía.

 

-          Tu madre quería poner barrotes en las ventanas - El niño se estremeció Carlos empezó a temblar imaginándose ser encerrado como un perro encarcelado en esa habitación - No la deje hacerlo Cameron – le tranquilizo pues noto el temor en sus ojos - No lo hice porque confió en que no harás una tontería - Le miró fijamente esperando que el niño asistiera pero Carlos no comprendía a que se refería - ¿No vas a saltar verdad? – el niño inclino la cabeza como un cachorro confundido y frunció su nariz - No otra vez -Y recordó entonces la última vez en ese mundo como un mareo le golpeó justo frente a esa ventana

 

Debió caer y hacerse daño, debió ser ese el momento en que entraba en coma como Booboo le dijo. Negó entonces por qué no tenía ningún deseo de muerte, Víctor le soltó finalmente soltando un suspiro de alivio y sonriendo con suavidad  le indico seguirle, en su camino a la puerta levanto la vieja cámara y la reviso.

 

-          Estas cosas tienen un rollo dentro, es algo vieja y debió terminarse – examino la cámara en sus manos, Carlos se acercó un poco ansioso al ver como su cámara era jugueteada por el hombre – necesitas algo mejor – señalo al niño dejando el aparato en la cómoda antes de salir de la habitación y aun que Carlos parecía renuente de abandonarla si el morder su labio con ansiedad era alguna indicación termino por seguir al hombre mayor, llegaron a lo que  sabía era la habitación de ellos -  Toma – Víctor saco de su armario una caja entregándosela,  Carlos la tomo con miedo sin confiar en lo que había dentro.

 

 Con mucho cuidado la abrió y cuando lo hizo quedó maravillado. Había una cámara. Era muy diferente a la vieja que tenía antes, tenía un enorme lente pero igual una pequeña pantalla para lo que imagino ver las imágenes capturadas, era hermosa y lo más importante nueva, con una hermosa corea negra que de inmediato cruzo por su cuello así sería más fácil de llevar y no tendría que sostenerla todo el tiempo en su mano.

 

-          Pensaba guardarla para más adelante – explico el viejo hombre finalmente, aunque su hijo siempre había sido muy expresivo ahora estaba muy callado pero podía ver como la felicidad brillaba en sus ojos y eso le hizo sentirse satisfecho -  Pero ahora que la otra no sirve creo que es un buen momento – sonrió al ver como el niño miraba otra vez del lente y tomaba una fotografía para después examinarla en la pantalla y sonreír con alegría -   Escucha nunca has sido muy unido a tu madre – llamo su atención a lo que Carlos dejo en paz la cámara y le miro - Ni a mí siempre fuiste el favorito de tu abuela pero has podido contarme lo que sea – coloco entonces su mano en su hombro sintiendo el estremecimiento del niño bajo su toque -  Tu deseo del baile, tus miedos y no puedo creer que no me contaras sobre el acoso en la escuela – apretó con suavidad pues su niño parecía  querer entrar en pánico y salir corriendo -  No sé cómo ayudarte – suspiro finalmente -  Creí que el contacto serviría pero pareces horrorizado cuando me acerco mucho – y le soltó finalmente dando un paso atrás - así que si lo único que puedo hacer por ahora para darte un poco de paz es comprarte una cámara comprare todas las que sean necesarias para ti – y Carlos levanto la mirada asombrado por sus palabras, Víctor le sonrió cálidamente con sinceridad pura - Una tienda entera si eso te ayuda a superar esto - Víctor se quedó viéndole un rato esperando una respuesta al verle bajar nuevamente la mirada a su cámara y cuando parecía que no había ninguna suspiro dándose vuelta para salir.

 

-          Gracias -  murmuro al fin Carlos levantando tímidamente la mirada al hombre.

 

Víctor sonrió y salió de ahí para dejarle revisar la cámara a solas más tarde Carlos se disculpó con Libby y esta lo abrazo con fuerza, Carlos aún tenía miedo, estaba asustado de este mundo tan extraño  y aun así se dijo que lo intentaría.

 

No es como si tuviera otro lugar al cual ir. 

 

La cámara por cierto era fantástica no solo le permitía ver las fotos tomadas si no que la memoria guardaba miles y aun que tenía que imprimirlas en una impresora la calidad de estas eran notablemente mejor a las instantáneas, no podía esperar para mostrársela a Booboo.

 

Notas finales:

No sé si se entendió bien, la desesperación y el dolor de Carlos por lo que lo explicare, Carlos sigue sintiéndose solo y triste, lleno de dolor por sentirse inútil, cuando ve a su primo, no recuerdo si es un primo o sobrino el ve a un niño feliz lo que nunca fue y quiere destruirle, Carlos quería de hecho violar al pequeño para hacerlo de alguna forma como él, para no ser el único en ese dolor pero al final se arrepiente, no voy a mentirles, muchos de los abusadores sexuales fueron víctimas de eso, no soy sicóloga y no sé cómo eso se relaciona pero si lo hace, una víctima de violación puede crecer y convertirse en un violador de niños, ¿Por qué?  Supongo que quieren dejar de ser los únicos en sentirse así, rotos, inservibles, usados.  

 

En la serie animada “Descendientes wicked world” en el capítulo donde están encerrados en la lámpara de Jordán, Carlos muestra signos de Claustrofobia lo que tiene sentido dado que era encerrado contra su voluntad en un armario, solo quise incluirlo para hacerlo interesante.

Booboo tiene una vida también y se olvidó de Carlos por la novia no lo culpen pero ya está de vuelta para cuidar del pobre, pobre bebé Carlos.

 

Víctor el mejor papá del mundo wii!!!!

 

Cuando habla de la cámara fotográfica Carlos se refiere a Sophie pero como tuvo que aprender el nombre de Sofía también para fingir confunde sus nombres.

 

Una galleta?

Una opinión??

Unos tacos al pastor???

Mas chocolates para Carlos????

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).