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DESDE LAS PROFUNDIDADES. por LILITH_HIWATARI

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Capítulo 2: Parte de su mundo.

 

-          ¿Carlos? – llamo desesperada aquella sirena en el enorme castillo de roca -  ¿Carlos? – busco en la habitación pequeño encontrándole vacía - ¿Evie? – y esta vez reviso en la de su otra hija con nulos resultados -  por Lucifer  ¿dónde están esos niños? – pregunto a la nada de muy mal humor.

 

En otra parte de ahí, mucho más alejado más en concreto en la zona de naufragios, donde los restos de cientos de barcos  eran la zona de caza de los tiburones dos pequeñas sirenas nadaban sin miedo alguno, una de ellas era de un color azul intenso, la segunda era de hecho un chico pero su color tan llamativo así como su figura a veces le hacían confundirlo con una sirena. 

 

-          ¿Evie estás segura de esto? mamá se enojara muchísimo – pregunto Carlos mirando a los alrededores con precaución, su madre siempre se molestaba cuando sabía que iba a esos lugares pues tiburones enormes solían vivir ahí.

-          Por favor Carlos prometiste acompañarme – Evie le encaro mirándole interrogante el pequeño tritón titubeó mordiéndose su labio aún inseguro.

-          Esta demasiado oscuro y frio – dijo apretando la correa de su bolsa una que Evie le había regalado cuando empezó a acompañarle -  sabes bien que no se me dan estos lugares – señalo porque de hecho en esta parte del mar el agua era mucho más fría y oscura.

-          Bien puedes regresar y dejarme aquí sola – Evie nado adelantándose molesta haciendo valido su punto.

-          Eres mi hermana no voy a dejarte  aquí – más Carlos nado hasta alcanzarle resignado -  creí que ya habías revisado todos estos barcos – dijo ahora asomándose dentro de uno por una escotilla.

-          Nunca está de más darle otra revisada – le empujo para intentar entrar más su cola quedo atascada – Carlos – llamo y su hermano quien entro por otra escotilla le ayudo a pasar, la cola de Carlos era mucho más grande pero más suave y flexible por lo que fácilmente podía atravesar lugares estrechos la de Evie al estar compuesta de gruesas espinas venenosas le era más difícil de maniobrar por lo que Carlos tuvo que jalar de ella hasta que cruzo.

-          Wow – mientras Evie revisaba su aleta Carlos nado hasta donde un rectángulo descolorido brillaba - ¿mira esto? – levanto lo que venía siendo un libro con un broche de metal que tintineaba al llegarle un pequeño reflejo.

-          ¿Qué diablos es eso? – la sirena lo tomo sin delicadeza alguna olfateo y luego mordió haciendo una mueca, era brillante si pero no de su gusto -  Luce inservible y no lo sufrientemente  brillante bótalo – lanzo el libro sin miramientos.

-          De ninguna manera – atrapó dicho libro antes de que tocada el barco y lo abrió con gran interés - mira este tiene imágenes definitivamente es mío ahora – sonrió abrazando su hermoso tesoro para después guardarlo en su bolso.

 

Pasaron horas inspeccionando el barco en ruinas encontrando más cosas, tenedores y cucharas que brillaron cuando Evie las froto, un pequeño espejo que impresiono a Carlos asustándole  y por supuesto una cajita musical con una bailarina que no giraba más las piezas que vieron dentro llamo la atención de Carlos por lo que le guardo, sin embargo la pequeña bolsa no podía llevarlo todo así que Evie saco el libro para botarlo así que Carlos lo llevo en brazos para que esto no pasara, obviamente no tendrían ese problema si Evie llevara su bolso pero ella insistió que este no combinaba con el coral que estaba usando, Carlos sabía que era una excusa para hacerle cargar sus cosas.

 

-          ¿Pero que tenemos aquí  la hermosa princesa y su mascota? – fueron detenidos por dos enormes tritones cuando pensaban regresara casa, quienes les sorprendieron debido a que iban alegando por el dichoso libro inservible.

-           Cuidado Carlos son los gemelos idiotas – Evie resoplo de mala gana empujando su cabello que bailo suavemente en el agua, Carlos no entendía como su hermana era tan estúpidamente valiente a veces, él no era un cobarde solo precavido y obviamente no eran rivales para dos enormes tritones tiburón toro, por Poseidón podían partirle en dos de un bocado.

-          ¿A quién llamas idiota maldita bruja? – gruño el mayor de ellos haciendo para molestar a Evie, sabiendo bien que la razón por la que vivían tan lejos de la colonia era precisamente por eso, porque su madre era consideraba una bruja por lo que vivían exiliadas de acuerdo a su líder.

-          Yo cuidaría tus palabras Gastón Jr. –  la voz de Jay se escuchó entonces saliendo prácticamente de la nada - o  podría picarte y sabes lo venenoso que es un pez escorpión – dijo cruzando sus brazos en una amenaza -  largo de aquí  - gruño.

-          ¿O qué? Vas a obligarnos Jay – y esta vez fue el segundo hermano que inflo el pecho para hacer evidente que era mucho más grande que el otro tritón que solo levanto una ceja ante ese acto.

-          Les pondré la correa que seguramente mordieron – dijo altanero levantando la barbilla y sonriendo amenazadoramente -  largo.

-          Teníamos todo bajo control  - Evie de inmediato reprocho a Jay cuando los gemelos desaparecieron de su vista.

-          Eso podía verse  - rodo los ojos el aludido -  ¿qué tienes ahí?  - pregunto a Carlos al ver el libro en sus brazos y después arrebatárselo - ¿qué diablos es esto? – empezó a ojear las hojas.

-          Es mío – gruño Carlos intentando quitárselo pero Jay solo lo esquivo empujándole con una mano y levantando el libro con otra – devuélvemelo – insistió más el tritón jalo una hoja rompiéndola  - ¡Jay! – Carlos grito molesto.

-          Te lo daré si vienes conmigo – sonrió cerrando el libro y escondiéndole en su espalda.

-          Es suficiente Jay – Evie empujo a Jay mirándole muy molesta.

-          Amante de la basura – suspirando Jay  le empujo el libro a Evie quien se lo entrego a Carlos  – el otro día estaba nadando en las profundidades y encontré esto – dijo casual sacando  un hermoso collar de diamantes azules.

-          Es hermoso – Evie no podía creer lo hermoso que era, ella había encontrado un montón de gemas hechas por humanos pero algo así jamás, la mayoría eran tan pesadas que se hundían en lo más profundo del mar donde apenas si podía llegar.

-          Puedes tenerlo – le tendió dicho collar a la sirena que olvido por un momento quiera el que se lo ofrecía -  si me das a Carlos – y eso le detuvo a tomarle pues Jay le miraba totalmente serio, Carlos a su lado se tensó al escuchar aquello.

-          ¡Vete a la mierda Jay! – más Evie frunció el ceño dando un manotazo al tritón y su collar dejándole en claro que jamás aceptaría nada así.

-          Solo bromeaba princesa – volvió a tenderle la joya – considéralo un regalo – aventó dicho collar guiñándole un ojo a los dos y desaparecer nadando de ahí.

-          Por un segundo pensé que – finalmente dijo Carlos algo inseguro.

-          Eres mi hermano Carlos ni un montón de joyas harán que yo te entregue – Evie le miro con ambas manos en las caderas justo como hacia su madre para reprenderlo, ella aun no podía creer que Carlos pensara eso de ella - ahora vamos a casa madre estará buscándonos – dijo empezando a nadar con el collar en la mano.

-          ¿Porque siempre tiene que molestarnos? – Carlos pregunto al ponerse a la par de ella.

-          Es Jay molesta a todo el mundo – le restó importancia pero preguntándose de igual manera el porqué de aquel regalo, Jay no era de los que daban nada gratis y mucho menos ayudaba a nadie esta era ya la tercera vez que la sacaba de un problema la primera vez sabía que Mal tuvo algo que ver la segunda el exigió su presa como pago, ahora no sabía lo que quería y eso le molestaba.

-          ¿Quiere comerme verdad? – Carlos dijo tras el largo silencio de Evie.

-          No de donde sacaste esa idea – bufo ella porque sabía bien que nadie con sentido común atacaría a Carlos, los gemelos no contaban eran idiotas.

-          Sé muy bien lo que les pasa a los que soy como yo Evie no tienes que ocultármelo – Carlos  nado más rápido para pasarle de largo, era increíble como aun teniendo una enorme cola era tan rápido, esa rapidez que lo había sacado de muchos apuros. 

-          Carlos – llamo Evie pero este la ignoro - espera Carlos – y le vio desaparecer dentro de su castillo.

-           ¿Qué demonios le pasa? – le pregunto su madre pues Carlos se limitó a pasarle de largo y nadar a su habitación tirando la bolsa con cosas en el suelo con cero delicadeza.

-          Jay estuvo molestándonos otra vez – Evie respondió levantando la bolsa y revisando su contenido.

-          Ese sucio tiburón no pondrá sus manos en mi preciado bebé – dijo la reina completamente molesta tomando el pequeño espejo que Evie había encontrado y tallando el cristal con una de sus afiladas uñas – tenemos que ponerle un alto – y el espejo se llenó de una bruma verdosa para entonces mostrar a dicho tirón nadando con la sirena pelimorada.

 

*******************

 

Al principio Jay había caído por sus brillantes colores, Carlos como todos sabían era una sirena de aguas cálidas, un tritón mejor dicho a veces tenía que recodarse eso porque era mucho más hermoso que cualquier otra sirena, bueno de casi cualquier otra sirena, sus colores eran cálidos como era de esperarse, su cola era muy larga y ancha al final en la aleta de color negra deslavándose en rojo y terminando en un blanco puro, esta  era casi el 70% de su tamaño con lunares rojos y negros que manchaban su cola blanca, tenía dos hermosas aletas laterales que cumplían con el mismo patrón y su pecho era tan pálido como la de muchos humanos salpicado en lunares y pequeñas escamas de color rojizas, sus ojos chocolate eran enormes y tan hipnotizantes que Jay quería simplemente perderse en ellos para siempre, eso y su cabello blanco con raíces negras lo hacían definitivamente resaltar, entre los pocos colores del abismo Carlos era tan brillante.

 

Lo malo de Carlos además de ser una sirena Koi que resultaba ser de las más deliciosas por lo que todos querían devorarle, era la razón por la que nadie le devorara su familia, su Madre y hermana eran nada más y nada menos que La reina Malvada y Evie quienes formaban parte de una especia en particular muy venenosa, ellas eran sirenas escorpión, ambas tenían la piel pálida azulada con una larga cola que terminaba en una maleta llena de espinas venenosas, tenían rayas azul profundo y al igual que todos sus aletas laterales estaban llenas de espinas, de hecho no había parte de ella que no fuera venenosa, sus garras y afiladas uñas solo eran superadas por sus dientes con los que podían desgarrar carne de una ballena gris, la reina en su juventud había arrancado la cabeza de una sirena escorpión en busca de pareja, y por si esto no fuera poco ellas eran hechicera, de las pocas sirenas que podían hacer magia negra muy peligrosa, así que si era un suicidio intentar acercarse a Carlos con su grandes protectoras.

 

Era lo más estúpido que cualquiera podía hacer y sin embargo ahí estaba el,  jalando la aleta de la sirena que le gustaba, la cual por cierto no era ni siquiera una hembra, Mal solía burlarse de el desde que se enteró, lo que era una pésima amiga.

 

****************

Era de noche o al menos eso pensaba Carlos a veces le era un poco difícil saberlo bajo tanta profundidad, el mar se sentía extraño en calma y silencioso presagios de una tormenta lo que era demasiado raro dado la estación, escucho murmullos en la entrada de su hogar por lo que les siguió donde vio a Mal en la puerta de está discutiendo con Evie, su madre estaba ahí y Jay detrás de ellas.

 

-          ¿Mamá? – pregunto con algo de sospecha pues habían callado al escucharle llegar - ¿Qué está pasando?

-          No hay tiempo para esto – Mal hablo nuevamente – ¿aceptan o no? – se cruzó de brazos – esta es tu oportunidad si lo haces bien Madre finalmente quitara esa estúpida exilio que los mantienen aquí – señalo  y Carlos estaba cada vez más confundido, al no saber qué era lo que quería Mal, Jay ni siquiera le miraba como solía hacer últimamente su mirada estaba fija en Evie que parecía dudosa.

 

 Por un momento  pensó que Maléfica estaba exigiéndole como compensación, no sería la primera vez, la lealtad a la emperatriz de los mares era tanta que en ocasiones entregaban a sus propios hijos para ser alimento de ella, Carlos miro a su madre y estaba seguro que pensaba en entregarlo si con eso Evie tenía oportunidad para reintegrarse en su sociedad, estar en esa significaba que podría encontrar una pareja, alguien con quien aparearse, un tritón fuerte que le diera crías y protegería a ambas, Carlos era pequeño y frágil, un estorbo que bien valía sacrificar por el futuro de su hermana, el bajo su cabeza resignado, no la culparía a ninguna estaba de hecho agradecido por darle una familia y si esto era lo único que podía hacer para regresarles un poco de todo lo que habían hecho por él lo haría con gusto.

 

-          Mal – Jay hablo finalmente – es tarde.

-          ¿Mamá? – Evie miro a su madre que parecía indecisa y después a Carlos mirándole tan vulnerable.

-          Será lo mejor – suspiro la reina asintiendo y Carlos resistió el impulso de llorar bajando la cabeza – Carlos – dijo su nombre y él se estremeció ante esto listo para ser empujado a Mal y ser llevado con Maléfica – quédate aquí y no salgas esta noche – le ordeno y Carlos le miro entonces confundido ¿acaso iban a negarse?, ¿entraría en una guerra con ella?, eso no era muy inteligente Maléfica las destrozaría.

-          ¿Qué? – pregunto.

-          Un barco Carlos – dijo Evie con una gran sonrisa – han visto un barco y Maléfica quiere que cante para atraerlo – y todo cuadro entonces Evie tenía la voz más hermosa y hipnotizante de todas, su especia siempre la tuvieron, donde Mal podía crear tormentas de la nada a su voluntad Evie cantaba hechizando los corazones de los hombres sin esfuerzo, su voz era tan potente que podía atraer un barco a kilómetros de distancia, no era extraño que Maléfica le encomendara tal tarea.

-          ¿un barco? – repitió como un niño pequeño.

-          Comida – Jay volvió a hablar mirando al pequeño – la fiesta esta por empezar – y diciendo esto salió nadando.

 

Mal siguió detrás de Jay jalando a Evie con ellos, la reina miro a Carlos y volvió a repetirle su orden era peligroso ir en cacería incluso para ellas mismas el frenesí por alimento seria tanto que algunas no distinguían y atacaban a sus hermanas por lo que Carlos debía quedarse en casa, el estaría seguro nadie lo buscaría.

 

Habían pasado años desde el último barco a la vista, muchos de ellos teniendo que ir en largas travesías para cazar. Devorando peces que eran menos deliciosos para ellos o incluso otras sirenas por lo que al ser avistado uno de esto decidieron usar lo mejor que tenían para atraerles, Maléfica estaba tan desesperada que incluso olvidaría rencores con la reina Malvada si Evie lograba el cometido.

 

Una cacería era solo eso, Carlos se sintió aliviado que sus miedos siguieran infundados, debió pensarlo mejor, su madre le amaba y también su hermana, el solo esperaba que no le obligaran a comer carne humana, la detestaba por completo, él se fue a dormir cubriendo sus oídos pues incluso desde donde estaban podían escucharse los gritos de terror de aquellos desdichados convirtiéndose en comida.

 

El solo se quedó dormido ignorando de la masacre que se cometía.  

 

Notas finales:

Referencias a la sirenita…amo las referencias yey!!!!

 

Evie es una sirena pez escorpión estos peces son muy hermosos y los preferidos para tenerlos en exhibiciones de grandes peceras, pero muy peligrosos su especie tiene a los peces más venenosos de todos  por lo que las representa bien, ellas son brujas conocen de magia y sus secretos, al igual que el libro fueron expulsados a vivir lejos de la comunidad y se mantienen alejados.

 

Jay es un tiburón tigre un asesino del mar, estos tiburones comen lo que sea literalmente lo que sea, han llegado a encontrar basura en sus estomago por que comen incluso la comida flotante, original de aguas templadas pero aquí Jay es de aguas frías, cazador solitario y de noche llega atacar incluso a otros tiburones. Jay es completamente grisáceo con un leve bronceado en su pecho y brazos, su aleta es igual a de un tiburón con rayas igual a las de un tigre rojiza, tiene afilaos dientes y garras a un más, es más pequeño en comparación a los gemelos pero mucho más fuerte, tiene cicatrices por sus peleas en especial una marca de garras en su pecho cercano  su corazón cortesía de Mal.

 

Gastón y sus hijos tiburón toro, son de los más grandes de todas las especies de sirenas, agresivos pero no muy listos, usan su gran tamaño para intimidar y atrapar a su presa, sus dientes afilados pueden arrancar miembro humano cuando cazan humanos arrancan sus cabezas de un soplo bocado, respetan mucho a Maléfica por lo que rechazan a Evie y su madre en un intento de agradarle, odian a Jay y no les agrada mucho Mal.

 

Galletas?

Chocolate??

Un pez para carlos??? 

 

 


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