Y ahí estaba otra vez, tenía todo el cuerpo lleno de moretones y de cicatrices que tardarían meses en sanar, pero no le tomaba real importancia. Había pasado toda su vida de aquella manera, le hubiera gustado al menos por una vez recibir el amor y la calidez de una persona, pero ni siquiera eso se le estaba permitido. La vida siempre había sido injusta y cruel para él, a sus cortos 3 años había sido vendido a una familia adinerada.
Por aquel entonces aún conservaba las ‘’esperanzas’’ de poder tener un ‘’dulce hogar’’ y una familia que realmente lo quisiera, tenía la errónea idea de que quizás regresaría con sus padres, aquellos que lo habían abandonado a su suerte un día lluvioso en medio de un basurero, claro…que supo de ese hecho hasta mucho después. Aún recordaba el primer día que despertó en la enorme mansión, observó con asombro todo el lugar y se maravilló por la cantidad de cosas que nunca antes había visto, pero cuando intento levantarse y recorrer el resto del lugar, cayo de bruces al suelo por la enorme cadena que estaba amarrada a uno de sus pies. Trató con todas sus fuerzas quitarse esa cosa, pero fallo rotundamente en el intento y allí mismo estalló en llanto, espero que alguien llegara a consolarlo ¿Y qué recibió? Una golpiza…
-S-Señora por favor d-deje de golpearme…m-me duele
- ¡Como te atreves a dirigirme la palabra! ¡Estúpido esclavo! ¡Pagaras por tu osadía!
Al día siguiente no había podido ni ponerse en pie, tenía dos costillas rotas y quién sabe que más…
Con aquello aprendió su posición en aquel lugar, hasta el perro tenía más privilegios que él, al menos el recibía tres comidas al día y tenía un techo donde dormir. Él debía conformarse con dormir en el frio patio atado a una cadena, congelándose en los días lluviosos, sofocándose en los calurosos y comiendo lo que fuese que el perro ya no quisiera comer. Pero aquello no era lo peor, era apenas el comienzo del infierno que le toco vivir día a día, su cuerpo siempre mostraba moretones y heridas abiertas que jamás terminaban de sanar, él era el ‘’chivo expiatorio’’ de todos; si alguno de los tres hijos de la señora de la casa hacia algo mal, él recibía una golpiza…si algún sirviente cometía algún error, otra golpiza. No dudaban ni un segundo a la hora de castigarlo injustamente, hasta los sirvientes…cometían errores a propósito, solo para darse el gusto de ver como lo golpeaban sin piedad, pero ya no lloraba… ese gusto no se los concedía, solo cerraba los ojos y aguantaba hasta que todo terminara.
-Escoria, el simple hecho de mirarte me asquea, quítate de mí vista.
Y lo sabía…se odiaba a sí mismo, él mismo tampoco quería, ni podía mirarse a un espejo sin sentir repulsión hacia su persona ¿Qué propósito tenía su vida? ¿Para qué lo habían traído al mundo si lo harían vivir día a día deseando morir?
Así vivió por 20 años, sin el menor intento de huir…en alguna parte de su ser, creyó realmente que ‘’la escoria’’ como él, no tenía derecho a nada. Y estaba seguro que siempre sería así, pero todo cambió cuando llego un nuevo ‘’esclavo’’ a la mansión. Claro que para él todo permaneció igual, seguía recibiendo palizas diariamente, pero ahora tenía alguien con quien conversar, alguien que en poco tiempo se convirtió en su único y mejor amigo.
Pero como todo en su vida, no le duro mucho. Una noche de invierno, llegaron borrachos los 3 herederos de la mansión y debido a su estado, fueron directamente hasta donde él y su amigo estaban durmiendo…inmediatamente ambos despertaron al escuchar pasos acercarse y temiendo otra paliza se quedaron justo donde estaban temblando más por el miedo que por el frio que azotaba el lugar.
-¿Lay que tan mal crees que terminemos esta vez?
-No lo sé D.O, con suerte solo nos romperán una o dos costillas.
-Ja, ja pues vaya…que alentador.
Sin embargo no fueron solo golpes lo que recibimos, esos bastardos tenían toda la intención de violarnos. . .en realidad no me importaba lo que pasara conmigo, sabía que era inútil resistirme. No obstante, D.O no era como yo…él jamás se resignó a su actual situación, siempre decía que algún día escaparíamos de este lugar y viviríamos una vida normal. Aquello le costó la vida, no dejo que ese tipo abusara de él, pataleo, grito y lo golpeo como pudo…y de la cólera aquel sujeto saco el arma que tenía en el bolsillo y le disparó. D.O se desangró y aunque trate de defenderme también para correr con él, fue inútil, los bastardos solo me dejaron en paz cuando se cansaron de abusar una y otra vez de mi débil cuerpo. Para cuando llegue hasta el charco de sangre, ya era muy tarde…solo pude escuchar las últimas palabras de Kyungsoo…ese era su nombre real, aquel que solo yo sabía.
-No llores Lay, dijiste que jamás volverías a hacerlo…no te preocupes por mí. Al menos estaré en un lugar mejor ¿No? Y si no es así volveré como un fantasma y te jalare los pies por las noches ja, ja auch… ok, no debo reírme
-¡No te vayas D.O! ¡No te mueras! ¡Debemos escapar de aquí primero! ¿Tú lo dijiste no?
-Me encantaría cumplir con lo que dices, pero literalmente ‘’veo la luz’’, Adiós Lay…
-¡Oye! ¡Eso no es gracioso! ¿D.O? ¡D.O!
Se la pasó toda la noche llorando, con el cuerpo sin vida de D.O al lado. No más, no aguantaría más los abusos, soporto todo lo que le hicieron por años sin queja alguna, pero no perdonaría que hubieran matado a su único y mejor amigo. No pasaría ni un día más allí, esperaría la más mínima oportunidad y escaparía.
-¡Pero qué es esto! ¡Quiten ese cuerpo de mi vista!
Y así fueron y como si de un animal se tratara, los sirvientes de la casa cargaron el cuerpo sin vida de Kyungsoo y se lo llevaron a quien sabe dónde…
Aunque por dentro estuviera muriendo por golpear a la ‘’señora de la casa’’, me contuve, aproveche el descuido de uno de los sirvientes y escondí la llave que me liberaría de las cadenas bajo un montón de tierra antes de que pudiera siquiera notarlo. Cuando las luces se apagaron, indicando que todos estaban durmiendo…desenterré la llave, me quite las cadenas y corrí lo más rápido que mi débil cuerpo me lo permitió. No sé cómo, pero logre eludir a los guardias de seguridad y salir por la puerta trasera de la mansión.
Finalmente…soy libre. Sin embargo, no puedo darme el lujo de quedarme parado aquí como si nada, podrían encontrarme y entonces sería mi fin. Camine y camine por horas, no tenía ni la más mínima idea de donde me encontraba, pero lo que si era seguro, era que me había alejado lo suficiente de aquella mansión como para que no me encontraran. Me moría del cansancio, tenía sueño, hambre y para empeorar la situación, las múltiples heridas que tenía por todo el cuerpo aún no sanaban y aquello no ayudaba a que pudiera seguir avanzando en búsqueda de un lugar donde descansar un rato. Ya estaba por amanecer y no quería llamar innecesariamente la atención de las personas, que de seguro llamarían a la policía en lugar de ayudarlo. Traté de ignorar mi situación y seguir caminando, pero apenas di un paso más, mi cuerpo se tambaleó hacia un lado, cerré los ojos…esperando el impacto contra el suelo. Impacto que jamás llego, pues alguien sostuvo mi cuerpo entre sus brazos antes de que este impactara contra el piso.
Asustado ante la idea de que la persona que aún me mantenía entre sus brazos, fuera un pervertido o un borracho que quisiera aprovecharse de mi situación para abusar de mí… reuní las pocas fuerzas que me quedaban y lo empujé como pude.
Ni siquiera volteé a ver a mi supuesto agresor y eché a correr, pero no llegue muy lejos. Apenas corrí media cuadra y mi cuerpo protestó por el sobre-esfuerzo, y esta vez sí caí de bruces contra el piso. Ya ni siquiera contaba con las fuerzas suficientes para levantarme, pese a haber escuchado los pasos apresurados de la persona que dejé atrás…no pude hacer nada, solo permanecer acostado en el suelo, esperando lo peor.
¿Solo debía cerrar los ojos y esperar que todo terminara una vez más no?
-¡Oye! ¿Estás bien? ¿Por qué corriste de esa manera? Solo trataba de ayudarte, ya sabes, a lo lejos vi que ibas a caer…y… Ah, esto es vergonzoso.
-P-Por favor, s-solo termina rápido y d-déjame en paz.
-¿Dé qué hablas? Claramente estás herido…aunque no sé qué tanto y ya que sé que no me dejaras revisar… te llevaré a mi casa, porque de seguro tampoco querrás ir a un hospital o con la policía. No vivo tan cerca de aquí, pero podemos tomar un taxi.
No podía creer lo que estaba escuchando, no podía tener tan mala suerte…decía querer ayudarlo, pero no se fiaba para nada de aquel sujeto. Y ahora decía que lo llevaría a su casa, sus intenciones eran claras, al menos para él… era un pervertido. Lo llevaría a su casa, y le haría quien sabe que cosas….quizás cosas peores que las que vivió en aquella mansión.
No quería aquello, finalmente había logrado escapar, no quería volver a la vida de esclavitud, pero no podía defenderse en el estado en el que se encontraba.
Ante la frustración que estaba sintiendo al no poder hacer nada, su cuerpo entero empezó a temblar y aunque realmente no quería, se vio así mismo sollozando.
-Ah N-No quiero…p-por f-favor d-déjeme e-en p-paz.
-Oye… tranquilo, no te haré daño, te lo juro. Ahora… ¿Puedes ponerte en pie?
Me extendió una mano para ‘’ayudar a que me levantara’’, pero simplemente volteé mi rostro hacia el otro lado, ignorándolo y esperando que no me golpeara por haber hecho eso.
-Bien, tomare eso como un ‘’no’’. Por cierto, aún no me he presentado ¿Verdad? …Aunque supongo que presentarme en este tipo de situación es algo raro, pero ¿Sabes? En verdad quiero ayudarte, pero al parecer me tienes miedo…y no sé qué más hacer… Bueno, soy Kim Junmyeon, pero puedes decirme Suho.
No necesitaba, ni quería saber su nombre y estaba lejos de creer lo que estaba diciendo.
-Bueno…supongo que no me dirás tu nombre. Ya que no puedes levantarte y no sé qué más hacer…. desde ya te digo que lo siento mucho…
¿Por qué se estaba disculpando? No, ¿Por qué seguía aquí? ¿Se tomaría la molestia de llevarme a su casa aún a rastras? Esperaba que no…
Pasados unos minutos, deje de escuchar ruido y seguido por la curiosidad, levanté mi rostro y…sorpresa, no había nadie. Un gran alivio recorrió todo mi ser, alivio que no duro mucho tiempo al sentir como mi cuerpo era levantado en el aire con increíble facilidad.
Abrí mis ojos de par en par, cruzándome con la mirada del sujeto. No podía ponerme en pie, pero podía patear y dar puñetazos, aunque no tan fuertes… Y así lo hice.
-¡Suéltame! ¡Bájame! ¡SUÉLTAME!
-Cálmate…harás que los dos caigamos al suelo. Sabía que no te gustaría que te cargara pero, te pedí disculpas ¿No?
-¡BAJAMÉ!
-Si esas tenemos…
Sin darme tiempo a reaccionar, paso mi cuerpo a sus hombros…me estaba cargando como si fuera un saco o un paquete…y antes de que pudiera pensar en patearle, se echó a correr hasta llegar a la autopista, llamo un taxi y me obligó a subir en él.
El taxista volteaba a mirarnos de rato en rato, y no era de extrañar…después de que hubiera intentado saltar cuatro veces del auto en movimiento…
Resignado, hice mi cuerpo bolita, permanecí en el asiento hasta llegar a nuestro destino y en contra de mi voluntad…mis ojos se fueron lentamente cerrando.