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Alarm Clock por Ari_123_love

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Notas del capitulo:

Como ya tenía el capítulo hecho, decí subirlo de una vez ^^ ♥

-¿Bebé? Amor, ¿dónde estás?- Se escuchó desde afuera de la habitación. –Taemin, dime que no pasaste todo el día en la cama…- La puerta se abrió.

Taemin definitivamente había dejado de respirar. Esto no podía estar pasando. Pegó más sus piernas contra su pecho, observando al hombre bajo el marco de la puerta. No es que tuviera algo en contra de Minho, no le conocía en lo absoluto, así que no podía juzgarle. Sólo que no entendía cómo fue a casarse con el primo de su novio. No lo comprendía, ni siquiera le hablaba. ¡Mucho menos llevar una relación que algún día pudiese terminar en eso! ¡Una unió legal!

-¿Tae? ¿Qué ocurre?- Minho se consternó, acercándose. -¿Te sientes mal? Puedo llamar al doctor Kang, le pediré que venga y…

-No…- Taemin le detuvo, atreviéndose a alzar la voz con alarma. –Me siento bien…- Se retrajo sobre la cama.

-¿Seguro?- Minho se acercó lo suficiente como para poner su mano sobre la frente del menor. –No tienes fiebre, así que te creeré por ahora.- Comentó firme. –Bien, vamos a la cocina, traje la cena.- Le sonrió, tendiéndole la mano para que la tomara y pudiera ponerse en pie.

Taemin le miró con algo de desconfianza, aceptando la ayuda. Pero le soltó de inmediato en cuanto se puso en pie. Era raro interactuar de ese modo con alguien a quien no conocía. Le siguió en silencio, con la mirada gacha, hasta llegar a la pequeña mesa de la cocina.

-Yo sé qué te hará sentir mejor.- Minho le sonrió, sacando las cajas de comida de la bolsa que había dejado en la mesa. –Compré comida tailandesa.

-…Es mi favorita…- Murmuró por lo bajo. Eso era algo que sólo las personas cercanas a él lo sabían.

-Lo sé, bebé. Sobretodo la de la 4ta avenida. No por nada me hiciste comerla un mes seguido, después de que perdí aquella apuesta.

Taemin contuvo el aliento. Ese restaurante aún no estaba abierto...Se suponía que iría con Siwon a la inauguración...Gimió, entendiendo que eso debía ser considerado ya como pasado. Pero no lo podía aceptar, no aún. Tal vez si le decía a Minho sobre la situación, él podría ayudarle.

-Oye...

-Tae, sé que estos días han sido difíciles...Pero saber que me estas apoyando con esto...Gracias.- Minho le miró, con una sinceridad total. -No tienes idea de lo feliz que me hace saber que estás conmigo, a pesar de los momentos difíciles.

Taemin cerró su boca. ¿Cómo mencionar que él no era su Taemin? Además, parecía no ser un buen momento para hablar sobre un viaje en el tiempo. Probablemente aquel hombre le tacharía de loco. Se encogió de hombros, buscando sentarse en la mesa, mordiendo el interior de su mejilla izquierda. Oficialmente podía decir que su vida era un desastre; un desastre que se armó solo en veinticuatro horas. No tenía cabeza para nada más que pensar en el gran lío en el que estaba metido.

-…¿Amor?- Minho acercó un plato al menor, notando el sospechoso silencio. –Estás extraño.

-¿Lo estoy?- Taemin comentó sarcástico. No podía comer, así que sólo empezó a jugar con la comida en su plato.

-Entiendo, es fin de mes…- Minho exhaló, recargándose en el respaldo de su silla. –Bebé, tienes que empezar a terminar tus escritos a tiempo, no te hace ningún bien trabajar a marchas forzadas cuando sabes que te queda poco tiempo antes de entregar tus escritos.

-¿Mis escritos?- Le miró, algo desconcertado. ¡Cierto! Al parecer el Taemin de esta época escribía. ¡Genial! Además de descubrir cómo volver a su vida, tenía que terminar un escrito que no conocía en lo absoluto.

-Sí, Tae. Sé lo que me dirás, son tus escritos, no puedo opinar sobre ellos. Y que debo de respetar a tu musa, o como la llames. Pero amor, te estresas demasiado a fin de mes siempre.- Le sermoneó. -…Sé que lo harás bien, siempre lo haces. Sólo no quiero que te enfermes por tanto estrés.

-...Perdón…- Jadeó. Ni siquiera sabía por qué se sentía tan mal por ese regaño, no era para él (en sí).  En el fondo, la razón por la que se disculpaba era por ser un intruso. Vaya que se sentía fuera de lugar ahí, ni siquiera podía comenzar una conversación amistosa, porque no conocía en lo absoluto a Minho. Se llevó un poco de comida a la boca, considerando empezar a ser más amistoso con otras personas además de sus mejores amigos y su novio.

El resto de la cena se llevó a cabo en silencio, a pesar de los obvios intentos del mayor por hacer plática. Taemin  no comió mucho, a pesar de descubrir que la comida de ese restaurante definitivamente era la mejor; por algo se iba a convertir en su restaurante preferido. Sus pensamientos daban vuelta una y otra vez en el terrible día que había tenido, cómo había tenido un horrible accidente automovilístico, y culminando con esta situación en la que se encontraba atrapado. Con cada segundo que pasaba, empezaba a creer un poco más que sí había muerto.

Al terminar, sin ofrecerse primero, lavó los plastos, gastando un poco más de tiempo en ello. Su mente empezaba a procesar lentamente la realidad, dejando de lado la negación. Si todo esto estaba pasando, ¿había dejado un hueco en su línea de tiempo? Se sentía algo desesperado por el problema de su beca, tenía que resolverlo, o no podría seguir yendo a la universidad. Pero, ¿cómo regresar a tu vida, cuando ni siquiera sabes si sigues vivo?

Se secó las manos con un paño, con la cabeza aún en las nubes. No había visto a dónde se había ido Minho, pero su cabeza tampoco estaba para eso. Regresó a la habitación, sentándose en la cama. Tomó el celular, y se quedó viendo la pantalla principal donde la hora y fecha aparece en gigante. Algo dentro de su cabeza sigue en negación, no acepta haber muerto, mucho menos el haberse transportado en el tiempo hacia el futuro. Debía ser una enorme pesadilla, una broma demasiado complicada. Se sentía más que exhausto. Por eso, a pesar de haber dormido un poco en la tarde, ya estaba de nuevo recostado en aquel espacio, con ambos ojos cerrados. No podía dormir, pero así se esforzaba menos.

Cuando logró tranquilizarse un poco, y calmar su mente de todo lo que estaba pasando, se dio cuenta que lo primordial era ver cómo había llegado hasta ahí, para poder encontrar una manera de salir de eso. Si descifraba eso, saldría de aquella extraña situación sin estragos en la vida de ese Taemin. Se quedó helado al sentir como el colchón, a su lado, se hundía. Había olvidado por completo que compartía la cama con alguien más…Minho.

-Taeminnie…- Y tras un día largo, en el que había visto, e interactuado poco con su esposo, Minho quería un contacto un poco más íntimo antes  de dormir. Le tomó por la cintura, haciéndole girar. Se colocó sobre de él a horcajadas, dispuesto a acariciar más allá que el vientre del menor.

Taemin soltó un gritillo que ahogó rápidamente, sosteniendo los brazos de Minho, para cesar cualquier intento de proseguir con lo suyo. Nunca imaginó que eso podía suceder, ¡ni siquiera había pensado en las consecuencias de vivir la vida de alguien más!

-No...No puedo, es incómodo...- Jadeó, logrando zafarse del cuerpo de Minho. Dios, aquel hombre le miraba bastante sorprendido por su rechazo. Y era obvio, su Taemin probablemente no le hubiese rechazado. -...Tengo que trabajar en mi historia...No puedo perder tiempo...- Se excusó, levantándose de aquella cama y corriendo a sacar de la cómoda el bloc de notas y la pluma. -T-trabajaré en mi draft...- Hizo media reverencia y salió de la habitación.

¡Eso era lo peor que le podía pasar! Se coloró al pensar en acostarse con Minho, el primo de Siwon. Era algo inimaginable, ni siquiera entendía cómo se casó con él. Se sentó en el sillón, con la libreta en manos. No podía permitir que esto siguiera así, necesitaba descubrir la manera en que podría regresar a su...tiempo. Negó con la cabeza, por más que lo repitiera, seguía sonando imposible. Suspiró, mirando la libreta. Debía de hacer una lista de las situaciones en las que pudo haber terminado así, sería lo mejor. Tal vez de ese modo encontraría la solución.

.

.

.

Taemin se despertó de sobresalto. Había escuchado ruidos de trajeteo a su alrededor. Frunció el ceño al no poder ubicarse. ¿Dónde estaba? Rápidamente recordó su extraño sueño del viaje al futuro...No había sido un sueño. Se irguió, dejando caer la manta que le cubría. Minho debió haberle cubierto después de que se quedó dormido en el sillón. ¡Cierto! Se había quedado dormido ahí, después de haber escapado de un encuentro amoroso. Buscó el bloc de notas con el que se había excusado, dándose cuenta que estaba en la mesa central de la sala. La tomó, dándole un breve vistazo: viaje en el tiempo, muerte, sueño psicodélico, alucinación, broma pesada.

Negó con la cabeza, suspirando. A excepción de la broma pesada, no veía la salida de lo demás. Dejó el bloc en la mesita, poniéndose de pie. No le tomó mucho antes de llegar a mitad del departamento y poder ver que en la cocina, Minho se encontraba preparando algo en la estufa.

Mordió su labio inferior, tallándose la nuca. No sabía si acercarse, o simplemente quedarse ahí parado sin importunar. Se retorció los dedos con algo de nerviosismo, puesto que entendía por completo el desplante que le había hecho, aunque no hubiese sido su intención. Y no sabía cómo lo tomaría Minho. Él no era su esposo. 

-¿Bebé? Ya despertaste, me alegro.- Minho le notó desde donde estaba. -Preparé jjajangmyun.- Hizo un ligero movimiento de cabeza, señalando los platos. –Anda, lávate la cara y ven a desayunar.

Taemin simplemente asintió, sin saber qué más hacer. Minho parecía realmente no notar que no se trataba de su Taemin. De cierto modo, eso le tranquilizaba, no tendría que dar explicaciones de algo que no sabía cómo explicar. Pero tampoco era un alivio absoluto, puesto que eso significaba que tendría que actuar como alguien…que todavía no era. Contuvo el aliento, dirigiéndose al  baño de la recamara. Se sentía dividido, tal vez lo mejor sería decirle a Minho la verdad...Y que le creyera loco...O tal vez conseguiría salir de ahí pronto, y no afectar mucho las cosas.

Hundió su rostro entre sus manos llenas de agua, enjuagándose. Poco se reconocía. No tenía alguna marca de edad, excepto por ese lunar en la nariz, y otro que se acababa de encontrar en la mandíbula superior izquierda, cerca de su oído. Pero, las perforaciones, y el cabello tan oscuro como lo llevaba, era lo que le hacía ver mucho más sobrio que cuando tenía 21...Empezó a hiperventilar, ya no tenía 21. Ahora debería tener 30 años, y ser un ciudadano comprometido con la sociedad. Ya no era un estudiante...¡Su beca! Tenía que regresar a la realidad, para poder arreglar los problemas con su beca. Se talló una vez más el rostro, tratando de serenarse. Todo esto estaba tan mal. 

Cuando logró respirar con normalidad, decidió volver. O Minho lo hallaría sospechoso, ya que sólo le había enviado a lavarse la cara. La cocina estaba tan bien iluminada por el sol, que por un momento logró distraer a Taemin de su desgracia. El día anterior estaba nublado cuando el despertó, así que no había podido atisbar el juego de los colores claros con la mesa color chocolate siendo iluminada por la luz natural. Volteó a ver a Minho, él debió ser quien acomodó todo el departamento, porque Taemin estaba seguro de jamás poder lograr aquel grado de belleza. ¿Quién rayos era Minho? No le conocía en lo absoluto, pero el futuro pintaba algo tan prefecto, que era imposible. Se sentó, mirando con algo de extrañes al hombre que terminaba de preparar todo y le ofrecía un plato.

-¿Dormiste bien?- Minho le sonrió, de tal manera en que era obvio saber que no estaba molesto por su reacción de la noche pasada.

-Sí...- Asintió. -Gracias por la manta...- Jadeó, revolviendo sus fideos más de la cuenta.

-Cuando salí a ver qué tal te estaba yendo con tu draft, te encontré dormido.- Minho suspiró, como si supiera que el menor simplemente no tenía remedio. -Te veías tan cómodo, que no quise moverte.- Explicó. -Tampoco quería que pasaras frío.

-Gracias...- Taemin hizo una mueca de medio lado, llevándose algo de comida a la boca.

-De hecho...Espero no te enojes, pero...Leí tus notas...- La vergüenza en Minho se notaba a kilómetros. ¿Acaso Taemin no le dejaba leer sus historias? -¿Viaje en el tiempo? Es un poco radical, ¿no lo crees?

-Uno nunca sabe lo que le sucederá.- Masculló, mirando su comida. -La verdadera cuestión es cómo regresar a tu realidad.

-Eso sería interesante.- Minho le sonrió, estirando la mano y tomándole por el mentón para que le observara. -Hey, amor, tus historias son buenas. No te preocupes. Sea cual sea la decisión que tomes, será la mejor. Y tus fans no tienen por qué enterarse de las otras opciones en la historia.- Le guiñó un ojo traviesamente.

-Mmmh...- Taemin asintió. ¡Fans! ¿Qué tan leídos eran sus escritos? Sintió un peso mayor en sus hombros.

-Tal vez lo mejor será que lo hagas una historia aparte, que un sólo capítulo.- Minho parecía ser bastante alentador con todo esto. -Deberías hablarlo con...Donghae.- Esto último lo pronunció algo seco. -Sería fantástico si te autorizan otro libro de inmediato.

-¿Lo sería?- Le miró, sorprendido. Sea quien fuera Minho, era un hombre fantástico…Tenía un esposo fantástico. –Gracias…- Sonrió por lo bajo.

-Me gusta cuando sonríes así.- Minho le hizo un lindo cumplido, sin llegar a entender que tal vez esa era la primera vez que Taemin lo escuchaba.

Y lo era. Taemin se sonrojó rápidamente al escucharle. Se atascó la boca con comida, tratando de disimular su vergüenza ante eso. No es que fuera tímido, y no le sonriera al mundo; sólo se trataba de, que como siempre se encontraba apurado yendo a sus clases, a su trabajo de medio tiempo, y dando brincos y saltos por todos lados, no tenía tiempo de convivir mucho con terceros. Sólo hacía pequeños espacios para estar con sus amigos cercanos, y su novio…Volver a pensar en Siwon le hizo desdibujar la sonrisa que tenía. Lo extrañaba, pero seguía tan molesto de saber que le había engañado. De cierto modo, esta absurda situación le hacía poner tierra de por medio y no tener que pensar constantemente en que él le había engañado, y que ahora tenía que decidir entre perdonarlo, o terminar la relación que habían tenido ya por tres años. Dejó sus palillos de lado, se le había revuelto el estómago.

-¿Bebé?- Minho le llamó al notar su cambio. -¿Qué sucede?

-…No tengo mucha hambre…- Jadeó. –Terminaré de desayunar luego.

-Está bien, no comas de más o te enfermarás.- Le aconsejó. Terminó su plato y se levantó de la mesa para dejarlo en la tarja. –¿Harás algo hoy?

Taemin negó con la cabeza, mirando su plato.

-Ah, Minho…¿S-sabes dónde está mi cartera?- Preguntó, ya que le había sido totalmente insufrible tener que regresar caminando el día pasado.

-¿La volviste a perder, amor?- Minho rio. –Espera, de  hecho, creo que la vi.- Se llevó su índice a su boca, pensando. -¡Ya!- Señaló una gaveta. –La debiste dejar aquí antier, que llegaste a preparar la cena.- Abrió el gabinete, sacando la cartera. –Tae, necesitas hacerte de la costumbre de dejarla en un solo lugar, siempre.- Le regañó con cariño, entregándosela.

-Sí…Lo siento…- Frunció los labios, sin notarlo.

-Eres un desastre, Taeminnie.- Suspiró, revolviéndole el cabello.  –Tengo que irme un poco más temprano hoy.- Le comentó, dirigiéndose a cepillarse los dientes. –Al parecer, al fin nos estamos asentando, y me gustaría tener todo el papeleo en orden.- Habló alto desde el baño, mientras se cepillaba. –Aun así trataré de volver temprano a casa.- Regresó de la habitación, acercándose de nuevo a Taemin que seguía en el mismo lugar de la mesa. –Te prepararé la cena.- Y entonces le besó en la mejilla, como despedida.

Taemin simplemente abrió los ojos enormemente, sin poder decir nada de regreso. Estaba pasmado, mientras veía que Minho salía del departamento. Era demasiado. Apoyó los codos sobre la mesa y dejó caer su cabeza sobre sus manos, cerrando los ojos y bufando por frustración. No podía, necesitaba hablarlo con alguien. Necesitaba de su mejor amigo. ¡Eso! Alzó la cabeza, mirando a su alrededor en lo que terminaba de formular su plan. No parecía tener el teléfono de Key, o al menos no conocía el sobrenombre con el que le tenía anotado, así que iría a buscarlo. Kibum hacía sus prácticas en una empresa pequeña, que ya le había ofrecido trabajo para cuando terminara de graduarse...Obviamente ya debería estar graduado, y dada la adoración que Key les tenía era más que obvio que estaría trabajando para ellos.

Se levantó, de la mesa, dirigiéndose a la recámara. Buscó su celular, sentándose en la cama mientras abría el navegador. Escribió el nombre de aquella empresa, esperando encontrar la dirección de las oficinas. Oh sorpresa, la pequeña empresa ya no era pequeña. Mordió la comisura de su boca, entonces buscando la dirección de las oficinas principales. Tal vez ahí le podrían decir dónde buscar a Key, si es que no se encontraba ahí. Sí, eso haría.

Se alzó de la cama, y abrió el armario. Dios, otra vez la problemática de cuál sería su ropa. Tomó lo primero que vio que se parecía más a su talla, notando que de hecho le quedaba bien. Al parecer, la ropa de Minho se encontraba de lado derecho del armario, y la suya del izquierdo. Procuraría no olvidarlo. Tomó su celular y su cartera, calzándose los zapatos y cogiendo las llaves antes de salir. Tenía que buscar a Kibum, y hablar con él acerca de esta situación. Key siempre le aconsejaba, él podría ayudarle en esto. Lo sabía.

Al bajar del elevador, se encontró con el mismo botones del día anterior, esta vez atendiendo la recepción. Taemin pensó en saludarle, después de todo, el chico había sido amable con él la tarde pasada. Le sonrió, acercándose al mostrador.

-Buenos días…- Algo en lo que no pensó, es que no conocía el nombre del muchacho. Así que tendría que ser bastante impropio, y no parecer grosero al no poder recordar su nombre.

-Señor Lee, buenos días.- El joven regresó el saludo, con una ligera reverencia hecha con la cabeza. -¿Se le ofrece algo?

-Sí, ¿podrías llamar a un taxi?- Se alivió al verle asentir. Al menos ya no tendría que caminar el largo tramo hasta las oficinas.

-Disculpe la intromisión, pero ¿le ocurre algo a su auto, señor?- El chico preguntó antes de iniciar la llamada.

Taemin abrió los ojos con sorpresa, sin decir nada. ¿Tenía un automóvil? No lo había pensado, tenía una vida normal, así que debía de tener un auto. Su futuro se veía realmente bien. Pero, aun así, no era su época. Quería volver a casa, a lo que conocía a la perfección. No estaba listo para todo esto.

-No es nada…Luego le llevaré a que lo revisen…- Mintió, con una linda sonrisa para despistar. –Pero no quiero empeorar las cosas, así que por ahora usaré taxis.

-Uhm, entiendo.- El chico tomaba bastante en serio a Taemin -Sí, quisiera un taxi en el edificio 16 de la quinta calle...- Comentó al auricular. -Disculpe, señor Lee, cuál es la dirección a la que va.- Bajó un poco el teléfono para poder interrogarle.

-Oh sí.- Taemin sacó de su cartera el papel donde había anotado la dirección. Se lo mostró al chico y dejó que lo dictara en voz alta a la compañía de taxis.

-Listo señor, llegará en un par de minutos.- Le informó.

-Muchas gracias, la verdad no quería caminar.- Exhaló con alivio. -Está realmente lejos, y no conozco el autobús que me llevaría hasta allá.

-Yo conozco ese autobús.- Los ojos del chico brillaron. -Era el que tomaba para ir a la escuela, de pequeño.

-Entonces, a la próxima, te preguntaré.- Le aseguró.

La plática que mantuvieron no fue muy profunda, el taxi que Taemin había pedido llegó rápido. Taemin se despidió del chico, y tomó el taxi. El taxista no hacía tanta plática, así que Taemin agradeció el silencio. Se recargó contra la ventana, mirando el exterior. Todo se veía tan diferente, y a la vez lograba ver que sólo eran cambios sutiles. Una fachada aquí, otro cartel allá. Pero la ciudad lucía como otra. Trató de consolarse con la idea de hablar con Key, él siempre le hacía sentir mejor. Mientras tanto, debía de soportar la angustia de no saber cómo salir de esta extraña situación.

Cuando al fin llegó a las oficinas, ver el imperioso edificio le hizo sentir pequeño. No se comparaba en nada con el pequeño local con el que habían iniciado. Tomó un profundo respiro, y se decidió a entrar a aquel lugar. Lo primero que se veía era una bonita recepción, donde una secretaria atendía llamadas. Taemin se acercó a ella, esperando con algo de impaciencia en lo que ella terminaba de atender esa llamada. Cuando al fin le prestó un poco de atención, le hizo una seña para que esperara un poco más. Unas personas se bajaron del ascensor, acercándose a la secretaria. Ella les dio unos cuantos memos, antes de atender a Taemin.

-¿En qué le puedo ayudar?- Sonrió, dándole a entender a Taemin por qué ella era la primer persona que se veía al entrar a las oficinas. Era bonita.

-Quisiera saber por Kim Kibum, no tengo su contacto y pensé que…

-Él ya no trabaja aquí.- Un hombre, de los que había salido del ascensor, y estaba revisando sus memos, le interrumpió. –Hace dos años que dejó la empresa.

-Oh no…- Taemin sintió que todas sus expectativas se rompían. ¿Cómo encontraría ahora a su mejor amigo? Sus emociones debieron haberse presentado textualmente en su rostro, puesto que la mujer que acompañaba se apresuró a decir algo.

-Yo sé donde trabaja.- Le sonrió, tratando de animarle.

-¿En serio, Nicole?- El hombre alzó una ceja.

-Basta, Mir. Sabes que me gusta mantenerme en contacto con mis amigos…- Rodó los ojos. –Puedo darte la dirección de donde trabaja.- Le habló a Taemin. –Disculpa que no te de su número de celular, pero a Kibum no le agradaría que le diera su teléfono a cualquier persona.

-Lo entiendo, está bien. Gracias.- Taemin hizo varias venias, agradecido por el gesto de ella. Recibió el papel donde la chica lo había anotado, y sonrió. ¡Encontraría a Kibum! –De nuevo, muchas gracias.- Agradeció a ambos, y se retiró de aquel lugar.

No era muy lejos, al menos unos minutos de camino. Así que decidió ir a pie. No podía creer que Key hubiese dejado de trabajar en aquella compañía. Eran los que le habían visto potencial, y él juraba serles fiel por siempre…Nueve años no es por siempre, en su caso siete. La vida, realmente le sorprendía. Todo estaba al revés, era imposible imaginar cómo las cosas llegarían a ser así. Suspiró al verse frente al nuevo edificio. Una vez más, a reunir valor para hablar con otra secretaria. Entró, tratando de no verse temeroso, y se acercó a la chica de recepción.

-¿En qué puedo ayudarle?

-Estoy buscando a Kim Kibum…- Jadeó.

-Le llamaré, espere un momento por favor…- Levantó el teléfono. –Disculpe, ¿podría decirme su nombre?

-Ah, sí. Lee Taemin.- Exhaló.

-¿Señor Kim? Sí, hay alguien en recepción preguntando por usted. Dice llamarse Lee Taemin….Uh, entiendo. Yo le digo.- Colgó. –El señor Kim bajará en un momento. Si gusta, puede esperar sentado.- Le señaló una salita lounge donde podía sentarse.

-Gracias.

Taemin se retiró a la sala, pero no se sentó. No tenía deseos de estar quieto. Estuvo sosteniendo su peso en un pie, cambiando de lado cada tanto, hasta que vio bajar a su amigo del ascensor. Sentía que había sido años sin verlo, lo cual tenía un poco de verdad. Ese no era el Kibum había visto cuatro horas antes de su accidente. De igual modo, sabía que podía confiar en él. Era su mejor amigo.

-¡Hyung!- Trató de no sonar desesperado.

-¿Qué haces aquí, Lee Taemin?- Kibum se cruzó de brazos, siendo rudo.

Taemin abrió los ojos, con sorpresa. ¿Por qué su mejor amigo le había hablado así? Él nunca lo había hecho, por más que discutiera. Abrió la boca, tratando de decir algo, pero el mayor le calló con un gesto de mano.

-Si vienes a molestar, mejor vete. No estoy de ánimos para lidiar con tus groserías. No creo que vengas por otra cosa, de hecho. Sabes bien que jamás te pediré perdón, porque no soy yo quien lo tiene que decir.- Bufó molesto, dispuesto a irse.

-¡E-esp-p-era!- Taemin de tomó de la muñeca, evitando que se moviera. –P-pero tú y yo s-somos amigos…

-¿Amigos?- La risa sarcástica de Kibum fue fría. –Lee, hace años que lo dejamos de ser.

Entonces Taemin sintió que algo le golpeaba dentro de su cuerpo. Sus ojos se empañaron de inmediato, y ya no supo que hizo. Se dejó caer, cubriéndose la cabeza con los brazos. No podía ser cierto. Empezó a llorar, negándose a lo que escuchaba.

-¡No! ¡No! ¡No!- Gritó. –¡Todo menos esto!

-¡Por dios, ¿qué ocurre?!- Kibum se espantó ante la reacción de Taemin. El Taemin que él conocía jamás se rebajaría a hacer tal espectáculo frente a alguien más. -¿Estás bien?- Trató de acercarse.

-¡No! ¡No!- Le alejó. –Sólo quiero volver a casa, no puedo seguir aquí.- Gimoteó. -¿Qué tengo que hacer para volver a casa?

-Taemin, deja de llorar, estás llamando la atención.- Key se agachó, tratando de ponerle en pie. -¿A qué te refieres? Te voy a escuchar, pero por favor deja de llorar.

.

.

.

Key dejó un trozo de pastel y una botella de agua frente a Taemin. Después de hacerle dejar de llorar, le había llevado a la pequeña cafetería de la oficina, para poder hablar con él. Taemin realmente se veía mal, algo que no era propio de él. Y aunque no fueran amigos, no podía evitar preocuparse por el quiebre que había en Taemin.

-Te harán sentir mejor. Come.- Le ordenó.

Taemin acató órdenes. Cortó un trozo de la rebanada del pastel y se la llevó a la boca. Estaba hambriento, no había comido mucho desde que había despertado en esta época…Tal vez eso le había llevado a perder los estribos así de rápido.

-¿Es verdad que ya no somos amigos?- Dejó su comida de lado, mirando al que solía ser su mejor amigo.

-Así es, Taemin. Lo dejaste muy en claro aquella vez, cuando me dijiste que si no te pedía disculpas, entonces no valía la pena que me siguieras hablando.- Sonó ofendido, incluso su mirada era fría.

-¿Yo…?- Taemin se cubrió la cara con sus manos. No tenía control de su vida, era algo que no sabía había pasado.

-Ahora, quieres decirme ¿qué es eso de que quieres volver a casa?- Alzó una ceja, siendo retador. –¿Minho te corrió de su casa?- Preguntó. –No entiendo.

-No…- Taemin negó, exhalando con frustración. –No…Minho…¿Cómo me casé con él?- Jadeó, mirándole. –Hyung, yo no soy yo.- Confesó. –Tengo 21, estoy en tercer semestre, no sé cómo llegue aquí.- Gimoteó, de nuevo al borde de las lágrimas.

-¿De qué hablas?- Key frunció el ceño, al escucharle hablar así. -¿21? ¿Tuviste algún accidente hace poco, o…

-¡No! Bueno, sí…Me acababan de rechazar la beca, y salí del campus…Mi auto…Choqué con alguien…- Exhaló.

Oh, aquel accidente. La sorpresa en el rostro de Kibum fue obvio, ya no recordaba ese incidente. Pero Taemin parecía tenerlo muy fresco. Era obvio, ese tipo de cosas no se olvidan, cuando te dan un susto de muerte.

-Pero ¡Taemin! Eso pasó hace años…- Comentó con sorpresa.

-Nueve, lo sé…- Respiró entrecortado, tratando de mantener la calma. –Estaba en medio del accidente, y después desperté en esa cama, que no conozco, y descubro que han pasado nueve años, estoy casado con alguien a quien no conozco, y mi vida entera es algo que jamás pensé que sería así.- De nuevo hizo el puchero que indicaba volvería a llorar.

Key le miró sorprendido. Eso sonaba absolutamente loco, y por supuesto imposible de creer. Pero, Taemin no lloraría en público, ni estaría pidiendo explicaciones, o contando su vida. Debía ser cierto, aunque se resistiera a creerlo.

-Taemin, ¿qué película se supone que veríamos una semana después de tu accidente?- Se atrevió a preguntar, porque la memoria de Taemin era demasiado mala. No sería capaz de recordarlo a menos que lo hubiese vivido hacía poco.

-…La última chica…- Chilló por lo bajo. -¡Rayos! Quería ver esa película.- Gimoteó, molesto.

-…Taemin…- Jadeó. Él realmente recordaba la película. -¿Qué hay del concierto de Black Sweetness?

-¿Fuimos a ver a Black Sweetness?- Casi gritó, con sorpresa.

-No…- Key mencionó por lo bajo. La sorpresa que Taemin había mostrado fue la misma que la que mostró cuando supo que su grupo favorito estaba haciendo una gira, y que podía verlos. Por supuesto, no podía pagar la entrada, así que él se ofreció a comprarle su boleto. –Nos peleamos para entonces, ninguno de los dos fue…

-¿Por qué nos peleamos?- Preguntó con tristeza.

-Yo no estaba de acuerdo en que salieras con Minho. Es el primo de tu exnovio, después de todo. Y Siwon se estaba esforzando tanto por recuperarte…- Se quejó, apoyándose sobre la palma de su mano. –Ese fue el inicio, realmente, pero no el problema…- Exhaló con fuerza. –Fue después de que dejaste la universidad que…

-¡Dejé la universidad!- Gritó horrorizado.

-Sí…Lo hiciste…- Kibum le miró sorprendido. Él realmente era el Taemin de 21, su adorable y responsable amigo. –Sin la beca, sólo soportaste el ritmo de vida que llevabas un semestre más. Trabajabas para estudiar, pero todo tu tiempo se iba en trabajar, y no podías ponerte al corriente con las clases…- Explicó. –Dejaste de ir a la universidad, pero eso no te desanimó. Empezaste a escribir, y cuando…cuando se publicó tu libro, escalaste rápido.- Guardó silencio, observando al menor que tenía ojos expectantes ante el relato de su propia vida. –Cambiaste mucho, Taemin. Egoísta, vanidoso, arrogante.

-No…

-Si. Para entonces, discutíamos por todo. Entonces un día me dijiste que lo único que sentía por ti era envidia, y que debía de pedirte perdón…- Torció los labios. –No volvimos a hablar desde entonces.

Taemin se cubrió la boca, no creyendo lo que escuchaba. Eso era imposible, él no podía ser así…Era justo lo que más detestaba. Sus ojos se volvieron acuosos una vez más, esta vez llorando en silencio, mientras negaba con la cabeza. Ya, estaba harto, sólo quería salir de ahí y volver a casa.

-Pero…¿Cómo es que estás aquí?- Key preguntó, bajando las manos de Taemin para que se calmara. –No tiene sentido.

-Yo tampoco lo sé…- Jadeó. –Estaba a mitad del accidente, y entonces esto…Creo que morí, hyung.

-No, Taemin. No estás muerto, esto es la realidad.- Le recalcó. –Escucha, tengo que volver al trabajo, pero te ayudaré con esto. ¿De acuerdo?

Taemin asintió, sorbiendo por la nariz. Su respiración estaba algo errática por llorar, y sentía que algo le presionaba con fuerza el pecho. Sólo quería volver a casa, y descansar.

-P-pero, ¿cómo me vas a contactar?- Se atrevió a preguntar, antes de dejar que Key se alejara.

-Aish…- Kibum rodó los ojos. –Dame tu celular.- Extendió su mano, pidiendo el artefacto. Tecleó algo rápido, y se lo devolvió. –Ese es mi celular. Mañana, a las once, en la cafetería Park Street. ¿Ocupas que te de la dirección?

-No…Puedo buscarla…- Jadeó por lo bajo. –Gracias…

-Espero que puedas volver a un tiempo mejor.- Comentó, antes de irse.

Taemin simplemente se quedó ahí, sintiéndose triste. No podía creerlo, había perdido a su mejor amigo. Podía tener todo, pero ya no se sentía bien. Era un futuro que realmente jamás se había imaginado, y que ahora que lo conocía no quería tener. Suspiró desalentadoramente, levantándose de la mesa. Al menos obtendría la ayuda de Kibum, que era algo tranquilizante. Mientras tanto, debería de entretener su mente en algo, o estaba seguro se deprimiría.

Regresó al departamento,  cerrando la puerta tras de sí mientras exhalaba cansado. Se dejó caer en el sofá donde había pasado la noche, cerrando los ojos mientras hacía una recapitulación de lo que había descubierto en este día. Había dejado la universidad. ¡Genial! La razón por la que no se hablaba con sus padres, la había botado a la basura tan rápido  en cuanto vio todo negro. Se había convertido en alguien tan desagradable, y eso sólo lo hacía sentir peor. ¿Cómo había terminado así? Al menos tenía un esposo agradable, y un trabajo que le gustaba, trató de consolarse. ¡Pero qué más daba! En este momento no conocía nada de ambos, ni de Minho, ni de sus libros…Cierto, tenía que hacerse cargo de un escrito que no conocía, y no sabía dónde se encontraba. Jadeó, levantándose. Tendría que ver cómo solucionar esto.

El departamento, además de la recámara, y sus múltiples habitaciones interiores, no contaba con nada más que la cocina y la sala de estar. Así que Taemin decidió ir a la recámara y revisar si ahí podía encontrar su manuscrito, después de todo ahí había encontrado el bloc de notas. De paso, lo cogió, revisando si en las páginas anteriores no tenía escrito algo de relevancia. Encontró un par de notas acerca de la línea que su historia llevaba, y las fichas de los personajes. Al menos tendría algo de ayuda. Dejó el bloc sobre la cama, mirando a su alrededor. Empezaría a revisar en el mismo lugar donde encontró el bloc.  Cajón por cajón, no halló mucho excepto algunos papeles legales que no tenía idea que eran, y muchos retratos guardados. Eso realmente le molestaba, ¿quién guarda retratos? Rodó los ojos, sacándolos de su lugar y colocándolos en la parte superior de la cómoda. Se veía mucho mejor, de cierto modo le daba más normalidad a esa recámara. Aunque le perturbara un poco ver fotos de su relación con alguien ajeno a su vida.

Se apartó de ahí, recordando que el día anterior mientras buscaba el armario, había visto que a través del cuarto de entretenimiento se podía acceder a un pequeño estudio. Debía de ser suyo. Volvió a tomar el bloc de notas, y se adentró a través de los cuartos. El pequeño estudio era mucho más sobrio que el resto de la casa. Un sutil gris Oxford cubría las paredes, y una ventana, con cortinas blancas y recogidas, iluminaba el escritorio. Taemin miró la laptop roja sobre este. Tomó asiento frente a ella y la encendió. Rápidamente la pantalla de inicio, solicitando una contraseña, apareció.

-Mmm…¿Será?- Taemin mordió su labio inferior, ingresando la primer  contraseña que se le vino en mento. –Rayos, Taemin, aprende a usar diferentes contraseñas.- Se regañó al ver que de hecho la contraseña que colocó era la indicada. –Llevas más de diez años con la misma.- Se golpeó la sien con la palma de su mano.

Hizo aparte sus regaños, y revisó la computadora. No le fue difícil hallar sus escritos, estaban en la carpeta principal. Revisó el bloc de notas, para saber cuál era en el que estaba trabajando actualmente y buscó el archivo que correspondía. Tenía más que entendido que no podría escribir algo, si no sabía de qué trataba así que se dispuso a leerlo. Si tan sólo no fueran más de trescientas páginas escritas. Suspiró, poniéndose cómodo en la silla, sabía que pasaría toda la tarde en ello.

Y así fue. No podía quitar los ojos de la pantalla. Era una historia realmente interesante. Un thriller de los que se leen en las noches de finales de verano, cuando la lluvia demuestra que el otoño está por llegar. Taemin mordía su pulgar izquierdo, con las piernas pegadas contra su pecho. Su personaje principal se encontraba atrapado en una casa antigua, sin saber que estaba siendo presa de sus propios miedos. Además, había una historia secundaria transcurriendo en paralelo, que parecía no tener sentido porque no se relacionaba con la de su personaje principal. Pero, al igual que la principal, estaba terriblemente interesante. Se reacomodó en su lugar, bajando un poco la pantalla para seguir leyendo, hasta el momento en que descubrió que ya no había más. Veintiún capítulos, perfectamente escritos. Y el vigésimo segundo se encontraba incompleto. Suspiró con fastidio, rascándose la cabeza. ¿Cómo terminaría ese capítulo? No era su historia, aunque lo fuera. Sentía que estaba metiendo mano en un trabajo que no era suyo, y que se notaría la diferencia. Bufó, mirando como el cursor en el texto parpadeaba expectante a que se escribieran palabras.

-¡Estoy en casa!

Taemin alzó la cabeza ante aquel grito. Miró el reloj de la laptop, ya pasaban de las siete de la noche. Había perdido toda la tarde en leer aquel escrito, para ganar contexto. Jadeó, tronándose el cuello antes de ponerse de pie. Sabía que tendría que terminar ese capítulo, aunque no quisiera, pero por ahora podía darse el lujo de desentenderse de aquella tarea, e ir a ver a quien había llegado.

-¡Taemin!- Minho le saludó  con ánimo, al verle salir de su escondite. –Pensé que no te encontrabas en casa.

-…El estudio.- Apenas jadeó.

-Por supuesto.- Le sonrió. –Me cambiaré de ropa, luego empezaré a preparar la cena.

Taemin asintió, cruzando sus brazos sobre su pecho mientras salía de la recámara. No tenía deseos de volver a pasar por la penosa necesidad de rechazar a Minho si él intentaba otro de esos acercamientos. No quería ser malo, pero no podía evitarlo. No sentía absolutamente nada por Minho.

Se sentó en la sala, esperando a que Minho regresara. No tenía ánimos de ver el televisor, necesitaba distraerse con algo. Miró la pequeña canasta con algunas revistas y libros que había por un lado del sofá. Cogió el que estaba más a su alcance, descubriendo que era una revista de negocios. Debía de ser de Minho, estaba casi seguro de eso. De igual modo decidió ojearla, como si fuera un paciente en espera de su turno para asistir a su cita rutinaria. No entendía ni un poco de los reportes que venían ahí, pero le agradaba ver a las personas vestidas elegantemente. Se entretuvo con eso rápidamente, hasta que fue interrumpido.

-Oye amor, ¿ya te sientes mejor? Doyoung me contó que hoy estabas de buen humor. -Minho preguntó, saliendo de la recámara y dirigiéndose a la cocina.

-¿Ah?- Bajó la revista, confundido. ¿Quién era Doyoung?

-Eres un mentiroso. Me dijiste que no tenías planeado hacer algo.- Comentó haciendo un falso puchero. -Y al regresar, Doyoung me dice que hoy estabas más amable que de costumbre. Que le pediste un taxi y hasta conversaste con él en la espera. Ese chico realmente te admira.

¿Chico? ¡Oh! El botones con el que Taemin había hablado ambos días. Sonrió, asintiendo levemente. Se alegraba de ya saber su nombre, así podría ser más educado al hablar con él.

-Sí...Me sentí un poco mejor...- Jadeó. -Así que decidí salir por un poco de...inspiración.- Oh dios, estaba mintiendo tan fácilmente, y eso le hacía sentir tan mal. Minho parecía creerle tan fácilmente, era obvio en su manera de sonreír ante la respuesta que le dio.

-¿Inspiración?- Minho se paró justo en la entrada de la cocina, mirando a través del departamento directo a los ojos de Taemin.

Taemin simplemente se quedó quieto, imposibilitado para quitar su mirada. Se sentía pequeño, y atrapado en la mentira. Aun así, trató de parecer inocente, asintiendo una vez más. Echó un poco de lado la cabeza, mordiendo su labio inferior. Y no se trataba de seducirlo; era sólo que, si Minho era su esposo, debía de distraerse con eso, y dejar de preguntar.

-Taemin…- Pero, Minho conocía ese gesto a la perfección, y sabía cómo ignorarlo con éxito. –Creí que odiabas salir de casa cuando se trataba de inspiración.

Taemin abrió la boca, con sorpresa. Había sido cachado en la mentira. Si bien podía decir toda la verdad, sabía que tendría que dar muchas explicaciones; para empezar: el por qué no le dijo desde un inicio que no era su Taemin. Se alejó de esa opción, decidiendo seguir con su mentira, aferrarse a ella.

-Cambiar de vez en cuando es bueno, Minho.- Lo dijo firme, dejando de lado la revista y cruzando una pierna encima de la otra en un gesto firme de decisión.

-De acuerdo, como digas.- Minho alzó sus manos, haciendo la paz. –Aun así, quiero que me digas algo.- Entonces le indicó que se acercara, haciendo una simple señal con su índice.

-¿S-sí?- Taemin se levantó del sofá, acercándose con precaución. Por favor, que no le hubiese descubierto, por favor, por favor.

-¿Por qué no me habías dicho nada acerca de tu auto?- Minho se cruzó de brazos, una vez que tuvo a Taemin frente a él.

-¿Eh?- Una sensación de alivio le recorrió el cuerpo. ¡Otra mentira que había dicho! Y es que era simple, no conocía este auto, los comandos probablemente serían diferentes, y no quería estropear algo que no fuera suyo. –Ah sí…No es nada, realmente. Sólo…quiero que le den una revisión rápida.- Afirmó.

Minho rio, de cierto modo comprendiendo lo que escuchaba. Eso no evitó que quisiera aprovecharse de la cercanía de su esposo. Le tomó por la cintura, plantándole un beso en los labios. Había veces en que esa era la única manera de poder atrapar a su pareja. Cuando el beso terminó, Taemin parecía más sorprendido que lo esperado, así que eso le dio la oportunidad a Minho de decir lo que tenía en mente.

-A veces, estás más loco que una cabra, bebé.- Lo dijo lento, con un tono un poco burlón, pero muy cariñoso. Se tomó la libertad de delinear con su pulgar el labio inferior de su pareja.

-¡Oye!- Taemin se sintió ofendido con ese comentario, frunciendo el ceño y golpeando el pecho de Minho con el talón de su mano. Había olvidado por completo la sorpresa que se había llevado con aquel beso.

-Es cierto.- Minho sonrió, insistiendo, provocándole.

-No es cierto.- Taemin se quejó.

-Eres escritor, estás loco. Es cierto.- Le hizo rabiar un poco más. Y antes de que Taemin le replicara, le tomó, con la mano que no sostenía su cintura,  por la nuca, y le besó una vez más. Esta vez fue un poco más allá. Delineó los labios de Taemin con su lengua, obligándole a dejarle entrar, siendo imponente, disfrutando del beso.

Taemin no pensaba detenerlo. Podría no saber nada de Minho, pero que bien besaba. Se dejó hacer por esos labios que demandantemente se rozaban con los suyos, soltando pequeños ruiditos de placer. Instintivamente rodeó el cuello del alto, encontrando una mejor posición para facilitar aquel beso. Haría lo que fuera para que el beso nunca acabara.

Simplemente se estaba dejando llevar. Todo había sido tan estresante últimamente, y que alguien le demostrara algo de afecto le hacía sentir tan bien. Devolvió el beso al sentir que Minho iba deteniéndose. Un poco más es lo único que pedía, olvidarse de todo por un poco más.

Ya que se separaron, Minho murmulló una risilla, tomándole por el mentón. Él realmente lucía feliz, sin darse cuenta qué aquel frente a él no era su pareja. Sólo se tomó un momento acariciando la mejilla de Taemin, antes de alejarse.

-Entonces, ¿qué quieres que te prepare de cenar?- Chasqueó un poco la lengua al hablar. Sonriéndole.

-Escoge tú.- Taemin susurró, algo avergonzado por su comportamiento. Se sentó a la mesa, tocando sus mejillas. Estaba tan sonrojado. Pero tenía excusa: Minho era su esposo en este tiempo, tenía que actuar como ello. Se aclaró la garganta, reacomodando sus pensamientos. -Y a ti, ¿cómo te fue?

-¿Preguntas por mi día?- Minho cortó rápidamente su risa. Abrió el refrigerador, juzgando lo que tenía para poder empezar a cocinar. –Realmente estás muy amable el día de hoy.- Le miró de soslayo por breves segundos. –Agotador~- Jadeó. –y muy tedioso. Lo mejor de mi día, definitivamente eres tú.

Taemin se sonrojó de nuevo, cubriendo su boca para esconder una vaga sonrisa. Minho parecía ser un hombre muy dulce, y que estaba muy enamorado de su Taemin. Bajó la sonrisa, había, sin querer, pensado en Siwon. Él había sido un hombre muy amable al inicio de su relación, pero probablemente ambos quedaron presas de la rutina. Tal vez eso fue lo que le motivó a engañarle…No, eso no era excusa. Taemin se convenció firmemente que eso era algo que él jamás haría. Si la relación se apaga, entonces hay que saber decidir entre dejarla, o tratar de reanimarla. Respiró hondo, alejando esos pensamientos; le había quedado más que claro lo que tenía que hacer con respecto a su relación con Siwon, no daría marcha atrás en cuanto pudiera regresa a su tiempo.

-Minho…- Se atrevió a llamarle.

-¿Sí, bebé?- Minho se encontraba atento a lo que hacía, pero no evitaba que le prestara algo de atención su esposo.

-¿Realmente soy lo mejor de tu día?- Mordió su labio inferior.

-Por supuesto que sí, Tae.- Subió la mirada, luciendo firme. Dejó todo lo que estaba haciendo, para acercarse al menor. –Hey, lo entiendo. No he podido estar mucho en casa debido a este nuevo empleo, y sé que eso es un gran cambio. Extraño verte todo el tiempo, y tener que escuchar tus historias…- Sonrió. –Sí, eso es lo que más extraño: lo muy emocionado que te ves cuando tienes una idea nueva y quieres compartirla. Pero, esto me ha hecho ver que realmente eres lo mejor de mi vida. Que te amo, y que a cada segundo que estoy lejos de ti te extraño tanto. Así que, en resumidas cuentas, sí. Eres lo mejor de mi día, y de mi vida.

Minho dio una explicación de algo que Taemin no tenía idea, pero escuchar eso le hizo sonreír. Minho realmente era el mejor, se sentía mal por estar ocupando un espacio que no era el suyo. También le daba un poco de curiosidad saber cómo se había dado aquella relación, pero sabía que sería muy impropio preguntarle en este momento por eso. Agachó un poco el rostro, haciendo notar que escondía su sonrojo.

La cena fue sencilla, y estuvo realmente tranquila. Un poco de conversación ligera, que no iba más a allá, ya que Taemin no permitía entrar en algún tema que le delatara fácilmente. Se mantuvo tranquilo, tratando de lucir poco culpable de todo. Estaba más que decidido, encontraría la manera de volver a casa, y poder arreglar todo a lo largo del tiempo.

Después de la cena, Minho invitó a Taemin a ir a la cama, y aunque sus intenciones no iban más allá que dormir, Taemin le rechazó. No quería correr el riesgo, y además necesitaba avanzar en el tema del capítulo que tenía que terminar antes del siguiente martes. Le deseó buenas noches a Minho antes de desaparecer dentro de aquel bonito estudio. Fue entonces que no tuvo más remedio que realmente ponerse a trabajar en ello. Se sentó en el escritorio, y volvió a encender la laptop. No podía concentrarse, necesitaba encontrar algo que le hiciera interesarse en la historia. Miró a su alrededor, por inspiración; no había mucho. Entonces decidió revisar el escritorio. Abrió un par de cajones, papeles, cosas para escribir, pero no inspiración. Abrió el último cajón, encontrándose una carpeta, que ignoró ya que se encontró con otro retrato guardado. Rodó los ojos, este Taemin sí que tenía costumbres raras. Pero mientras él estuviera ocupando su lugar, no podía estar así. Sacó aquel retrato y lo colocó sobre el escritorio. Mucho mejor. Incluso, la imagen le hacía sonreír. Era una foto bonita, obviamente de él y Minho, estaban sonriendo y en un lugar que no parecía ser la ciudad, ya que la vegetación se veía muy diferente. Él le abraza por los hombros, ya que se encontraba subido en un lugar alto, y podía hacerlo. Ambos miraban hacia adelante, y se veían bastante contentos de estar ahí, juntos. Eso le dio ganas de escribir.

Una vez que encontró el hilo de la idea que se encontraba plasmada a lo largo de la historia, no se dio cuenta del paso del tiempo, ni de lo mucho que estaba escribiendo. No dejó que aquella musa que le había visitado se fuera, antes de que él pudiera terminar el capítulo.

Sin embargo, algo lo hizo salir de ese estado de trance. Una notificación de correo nuevo que le había llegado. Simplemente la hubiese ignorado, si el correo no hubiese tenido un título tan extraño en el asunto. Frunció el ceño al ver aquel “problema Lee encontrado”  en el correo. Su curiosidad no pudo más, tenía que leer lo que ahí decía. Así que lo hizo, abrió el correo.

-Oh por dios…

Notas finales:

Espero poder traer el siguiente capítulo para el miércoles o jueves de la siguiente semana C: Así que esperen por él n.n♥


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