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OUR LAST 48 HOURS por kyuketsuki chan

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Todos los personajes reconocidos públicamente son propiedad de sus respectivos dueños. Los personajes originales e historias son propiedad de cada autor. No se está lucrando con este trabajo ni se pretende infringir los derechos de autor.

Notas del capitulo:

Hola, bueno esta es mi primera historia dentro del fandom, es un pequeño Onho, de la vez que Minho grabó el programa de "The last 48 Hours of My Life". La interacción que tuvo con Onew me gustó mucho y me hizo pensar ¿Por qué no?

No lograba entender el concepto; simplemente en esos momentos su cerebro no lograba o mejor dicho, no quería entender. Él era consiente de que su amigo y compañero de grupo había aceptado ser parte de ese programa; aun sabiendo todo eso, le resultaba bizarra la idea.

—“¿Qué harías si tan sólo te quedarán 48 horas de vida?” —Se preguntó mentalmente mientras leía la carta de invitación.

— ¿Qué es eso hyung? —preguntó Taemin entrando a la sala de ensayos.

—Es del programa que Ming está grabando, una invitación para pasar nueve horas con él.

—Resulta irónico —soltó el menor mientras comenzaba a calentar, Onew le miró con curiosidad; no se esperaba tal respuesta y menos viniendo de la persona que buscaba hasta la manera más tonta para pasar tiempo de calidad con el chico Choi.

— ¿Y por qué te resulta irónico?

—Sólo digo que, a pesar de que ustedes dos siguen viviendo en el departamento del grupo, el quiera pasar más tiempo contigo —le dedicó una mirada de obviedad por el espejo del cuarto—. Me hubiera gustado ser yo al que eligiera para pasar nueve horas encerrado con él.

—Supongo que sí —respondió mientras guardaba la carta en el sobre y se ponía en pie para comenzar a calentar. Mientras lo hacía, seguía pensando en el concepto y la pregunta del millón en aquellos instantes.

Ni siquiera se percató de cuando llegaron Kibum y Jonghyun; hasta que sintió como le hacían cosquillas con algo en la oreja, miró mal al menor de los Kim hasta observar su carta en las manos de él.

—Se han vuelto tan cercanos que resulta imposible ya el no darse cuenta de la química que han desarrollado —soltó como si nada, observó la pequeña carta y le dedicó una mirada de ensoñación—. Me resulta romántico ¿sabes? Sólo ponte a pensar por un instante si el muriera, su único deseo sería pasar sus últimas horas con alguien a quien realmente ama; vale la pena ver por última vez a esa persona especial.

—Simplemente no lo entiendo.

—Agh, hyung, no hay nada que entender.

—Claro que sí, porque de entre todos, me eligió, ¿por qué rayos él haría eso? —le miró con frustración—. Todos sabemos, hasta las fans saben que contigo es con quien mejor se lleva, son como la combinación perfecta; con Jonghyun tiene mucho en común sin mencionar el apodo de Tom y Jerry que les han dado las fans; y ya ni hablar de Taemin, quien lo adora mucho a pesar de que es muy seco, lo quiere y tienen esa conexión especial que a veces… —suspiró con cansancio.

— ¿Que a veces qué, hyung? —le preguntó con emoción.

—Que a veces me da envidia —dijo por lo bajo. Key le miró con una sonrisa triunfante, sin siquiera darse cuenta había admitido que sentía celos, sólo esperaba que para antes del programa supiera ya de sus sentimientos.

—No tendrías porque envidiar —le pasó un brazo por los hombros a manera de apoyo—; tú sabes por lo que pasamos cuando íbamos a debutar y después de un año más las cosas cambiaron porque decidimos darnos una oportunidad, paso mucho tiempo hablando con él o saliendo con él porque para mí, es una persona confiable, no dirá mucho, pero es genial pasar tiempo con él. No me citó a mí porque creo que, a pesar de todo, sabemos lo que sentimos el uno por el otro sin necesidad de reafirmarlo en voz alta.

—Y aun así, quedan dos.

—Jonghyun hyung no sabe manejarse bien en cuanto a emociones, eso lo sabemos todos. Tendrán cosas en común, pero su amistad es como la de dos infantes creyéndose adultos; son divertidos, no me malentiendas, pero siento que, la seriedad en su amistad no es algo que se les de muy bien, y es como te digo, aún así, saben que se quieren de una manera un tanto extraña —los dos se miraron y rieron por lo cierta que había sonado esa frase—. En cuanto a Tae, bueno él, es un cabezota, ahora se queja, pero me imagino que si estuviera con él en el programa, no hablarían de sentimientos, ya que al pequeño le resulta cursi y humillante exponerse así.

—Entonces, ¿por qué yo? —volvió a preguntar.

—Me gustaría darte esa respuesta, pero sólo él sabrá porque te escogió a ti, sería buena idea que le preguntarás durante la grabación o cuando terminen. Ahora, es tiempo de ensayar, vamos hyung —Key se levantó y le tendió la mano a su líder  y se unieron a Jong y al menor de los Lee.

***

Después de unas largas horas de ensayo regresó al departamento; sentía que moriría de sueño justo en la entrada, con suerte llegaría a la sala. Mientras dejaba sus tenis en la entrada, notó que las luces de ésta estaban encendidas; se le hizo extraño, obviando el hecho de que Minho no regresaría hasta pasados dos días.

Decidido, entró al lugar; no importaba quien o que estuviera allí, lo echaría a patadas del departamento o en caso de resistirse, tenía el celular a la mano y no dudaría en llamar a los policías. Al llegar, vio al chico que había ocupado sus pensamientos todo el día tumbado en el sofá; mientras lo hacía, no pudo evitar sentir un pequeño tirón en su estómago, una pequeña sensación de vértigo y un calor que le subía lentamente hasta su rostro.

Y es que ver a Minho dormir -al menos para él-, era como disfrutar de una bella puesta de sol en la playa, quizá y mejor aún, la sensación de paz que se desata  en todo tu cuerpo cuando estás recostado en un día lluvioso, hasta perderse en el lugar infinito de los sueños. Cada detalle en el menor, por muy insignificante que fuera, era maravilloso; las mejillas arreboladas, sus labios entreabiertos denotando lo profundo y tranquilo que era su sueño en ese momento, su cabello castaño que caía libremente por su frente; suspiró.

Ese fue el momento en el que entendió la temática del programa, y por muy extraño que sonara, le encontraba sentido (un tanto melancólico y apasionante) al hecho de imaginarse una vida sin él. Le encontró el significado al apodo que le había regalado a él:

—Flaming Charisma —dijo en un susurro, todo en él era rebosante de un brillo particular, como cuando vez los fuegos artificiales en año nuevo o en festividades y te invade, hasta te ahoga un sentimiento de placer, orgullo, alegría y -sonando contradictorio- tristeza; por más que intentes, no logras apartar la vista de ellos porque son algo mágico y maravilloso que desearías duraran por la eternidad; en donde sientes que en ese momento lo único que existe es esa belleza de  espectáculo (olvidando por completo todos los problemas del entorno).

Así era justo como se sentía él, cálido, alegre, rebosante de alegría, de pasión y energía. Una sonrisa de posó en sus labios mientras pensaba en todos y cada uno de los sinónimos de belleza que le venían a la mente; en todos aquellos sinónimos que representaba Minho. Tarde se dio cuenta de lo que estaba pensando, de que sus cavilaciones habían ido más allá de lo que se podía permitir. Le dedicó otra mirada al joven que yacía en el sofá; temblaba, y no era para menos, en invierno ni siquiera el sistema de calefacción del departamento lograba proporcionar un poco de calidez.

Se dirigió a su cuarto en puntillas, para no hacer ruido y despertar al menor; encontró dos cobertores encima de su cama y los sacó. Tapó a Choi con suma delicadeza, y sin poder evitarlo, le acaricio la mejilla y acomodó el flequillo; por toda respuesta, el rapero suspiró y dijo algo en apenas un murmullo se acomodó mejor en el lugar; Jinki suspiró con alivio, no hubiera tenido respuesta alguna para ese pequeño desliz. Bostezó, decidió acomodarse en el sillón de al lado, se sentía demasiado agotado para ir de nueva cuenta a su habitación; además, no deseaba dejar sólo al menor. Se acomodó de tal forma que quedaban frente a frente, lo observó un momento más, una leve sonrisa adornaba los labios del moreno.

— ¿En qué estarás soñando? —Preguntó a la nada, y entonces deseo más que nada poder ver ese semblante de paz todas las noches antes de dormir, porque sólo así, él se sentiría con toda la capacidad del mundo de dormir tranquilo y poder soñar en algún lugar donde sólo él y el chico frente a él, pudieran vivir todos esos sentimientos que le despertaban al estar a su lado; sin ser juzgados, sin ser odiados, sólo ellos dos. Lentamente cerró los ojos, ni siquiera fue consciente en el momento en que el menor le llamaba entre sueños

***

Tenía que despertar, era capaz de aceptarlo, pero simplemente, no quería. Sentía su cuerpo pesado a pesar de que si lo analizaba, había dormido ocho horas, cuatro más de las que estaba acostumbrado; escuchó la alarma de su celular, pero decidió ignorarla y volvió a acomodarse, los tenues rayos del sol eran capaces de hacerle saber que pasaban de las siete de la mañana y que sólo le quedaban cuatro horas más para poder arreglarse e ir a sabía dónde por otra sesión de fotos y unas cuantas grabaciones más.

En la cocina había mucho ruido, podía jurar en esos momentos –y de no ser porque sólo vivían Onew y él en el departamento-, que Jonghyun y Taemin estaban haciendo desastre sólo para preparar el desayuno de los cinco; volvió a moverse, se sentía incómodo. Sabía que dormirse en cualquiera de los sofás de la sala era mala idea, pero tampoco es como si hubiera planeado quedarse a dormir ahí. Sólo que la tarde anterior, había terminado todos los pendientes de su agenda; se acercó a su mánager, sólo bastaron unos pequeños cumplidos y uno que otro puchero para que aceptara llevarlo al departamento y no al incómodo y solitario cuarto de hotel que su mánager había reservado.

Odiaba el momento en que sus mánager habían decidido que ya eran demasiado grandes para comenzar con sus actividades en solitario, más que nada, odiaba saber que él era el que más actividades en solitario tenía. Al llegar al departamento, había pensado que se encontraría con el líder, planeó darle un pequeño susto, pedir comida después de eso y pasar lo que restaba de la tarde y la noche viendo series y películas con el mayor. Para su mala suerte, todo plan se había visto frustrado por el hecho de que la casa estaba completamente vacía; se fue a sentar en el sofá, esperando que quizá Jinky no se tardara demasiado, ni siquiera supo en qué momento se quedó dormido. Y ahí estaba, recostado en el sofá más incómodo de la sala, intentando decirle a su cuerpo que debía levantarse de una buena vez y ver porque había tanto disturbio en la cocina.

—Hyung —escuchó la voz de Taemin. Gruñó respondiendo al llamado, escuchó una risa divertida.

—Minho hyung, despierta, el desayuno está listo, y ayúdame a despertar a Jinki hyung —contestó y escuchó que se alejaba, probablemente a la cocina.

—Buenos días a ti también, Tae —dijo con fastidio.

Se estiró y bostezó, se sentía tan bien… Un momento, ¿qué hacía Taemin en el departamento?, ¿él había cocinado el desayuno? abrió los ojos de golpe, sólo para encontrarse con la vista de su hyung, durmiendo cómodamente en el sofá de al lado, roncando levemente. Vio que estaba tapado con uno de los cobertores que le había prestado hacía unas semanas, fue entonces cuando notó que él también lo estaba; se preguntó si había sido Jinki el que lo había hecho. Era un gran detalle, más si venía de su hyung.

Se acercó lentamente a él y lo observó con detenimiento, era hermoso, por donde quiera que lo mirara, le parecía bello. Sin duda esa era la última imagen que quería ver antes de partir, no se arrepentía de haberlo elegido como su último invitado en la serie; quizá, y sólo quizá sería capaz de decirle todo durante la grabación.

—Jinki hyung —le llamó suavemente, el mayor sólo se removió—. Hyung, buenos días —volvió a llamar, el mayor seguía sin abrir los ojos. Comenzó a acariciarle el cabello y a moverlo lentamente por el hombro. Onew abrió lentamente los ojos y vio la sonrisa tímida de Minho—. Hola hyung, buenos días.

Onew le devolvió la sonrisa y posó su mano en la mejilla del chico, sólo entonces fue consciente de dos cosas:

1)     Era el sueño más hermoso y vivido que jamás había tenido.

2)     La piel del menor era demasiado hermosa, cálida y suave.

—Hyung, el desayuno está servido —anunció Minho. Jinki quitó su mano rápidamente y se levantó sin siquiera responder el saludo del menor, se dirigió corriendo al baño y se encerró; dejando al moreno confundido y con una sonrisa triste en el rostro.

—Minho, ¿qué haces ahí parado? Es hora de comer —anunció Kibum entrando a la sala, sacando de su mundo al rapero; su mejor amigo le miró con cierta curiosidad y suspiró, no podía creer que su líder fuera demasiado obtuso.

—Buenos días Kibum —saludó con resignación.

—Buenos días Minho, por lo menos aparenta un poco de felicidad al verme —soltó un poco herido.

—Lo estoy, te extrañé —dijo, mientras iba a abrazarle, Key le devolvió el abrazo acomodando la cabeza en el hombro del joven.

—Yo igual, tenemos que hablar.

—Lo sé; pero después de comer.

—De acuerdo.

Se fueron a sentar junto a Taemin. Minho estaba feliz de saber que Key era el que había hecho de desayunar, ya no se preocuparía por el dolor de estómago posterior; y seguía preguntándose ¿qué hacían ellos ahí?

En el baño, Jinki se enjuagaba la cara, no podía creer lo que había pasado hacía unos momentos, había estado tan cerca, pudo sentir su corazón desbocado, y ese aroma a menta que desprendía el muchacho... Al tenerlo tan cerca, todo a su alrededor había desaparecido, su sonrisa y esa voz profunda, le habían hecho olvidar todo; sólo a unos centímetros y unos segundos más de acercarse y poder unir sus labios. Volvió a echarse agua en la cara, tenía que desaparecer esos pensamientos ya.

—Sólo olvídalo, fue un pequeño desliz, sólo eso —habló a su reflejo en el espejo, asintió para sí y salió del baño.

Se encontró con Jonghyun en la entrada, este asintió al verlo y se dirigieron juntos al comedor.

Había extrañado todo eso, el estar todos juntos y compartir las comidas. Observó a Taemin y a Key, que no paraban de discutir por un video o una serie que habían visto anteriormente, Jonghyun y Onew hablando acerca de la composición de una canción para otro artista, sí, había extrañado esos desayunos; se animó a comer un poco más.

—El mánager me avisó ayer en la noche que habías regresado al departamento —dijo Kibum, llamando la atención de todos—; supongo que si me hubiera avisado más temprano, hubiéramos pasado la tarde-noche juntos.

—Fue precipitado. Terminé lo agendado temprano, lo único que quería era pasar la noche en casa —contestó quitándole importancia. “Además quería pasar la tarde con Jinki, pero nada salió bien”, pensó.

— ¿Cuándo estarás completamente libre? —preguntó Jjong, mientras tomaba su taza de café.

—El domingo en la tarde, la semana que viene estaré con ustedes.

—Pues tendrás que ponerte al corriente —observó el vocalista.

—Claro, y estarás tú para ayudarme ¿no es así? —levantó una ceja con coquetería, Jonghyun sólo comenzó a reír. El líder los miró con un poco de celos; Key sólo suspiró con resignación.

—He visto el programa, hyung —Observó Taemin llamando su atención—. Me ha parecido interesante.

—Gracias, siento que es lo más serio que he hecho.

—Supongo, no todos los días tienes la oportunidad de garbar algo que te ponga a razonar acerca de tus últimas horas con vida —contestó el menor.

— ¿Cuándo acaban las grabaciones? —preguntó Key.

—En tres días —contestó Jinki, todos le miraron, pero dijeron nada, el sólo tomo un sorbo largo de su jugo, evitando todo contacto visual con Minho. Sus mejillas comenzaban a encenderse por el recuerdo de la mañana; el menor sólo bufó.

El desayuno transcurrió entre bromas, chistes y risas, como si el tiempo jamás hubiera transcurrido tan rápido, como si siguieran siendo los pequeños debutantes que compartían todo; Onew se sintió correcto, se sintió pleno, eran una familia en toda la extensión de la palabra. No podía sentirse más orgulloso de todos y cada uno de ellos, triunfando, haciendo sus vidas de la manera que siempre quisieron; logrando sus sueños.

Minho y Kibum habían decidido lavar los trastes y limpiar el tiradero del comedor y la cocina. Jonghyun se había ido a la sala, sacando la guitarra y comenzando con unos acordes suaves para deleite de todos; Taemin se había recostado en el sofá, agarrando la primera revista que estuviera cerca, poniéndose a leer. Por su parte, Jinki se había ido a su cuarto contestando una llamada de su mánager.

El reloj marcaba las once con diez minutos, eso le dejaba poco tiempo a Minho para hablar con Key; tenían tanto por decir y poco tiempo para hacerlo, mientras acababan con la limpieza de los trastes, el Todopoderoso de SHINee no pudo evitar notar a su mejor amigo más taciturno que nunca. Se preguntaba el momento exacto en el que los dos habían dado su brazo a torcer para convertirse en los amigos más cercanos, en qué momento fue que los sentimientos del moreno comenzaron a florecer por el olvidadizo de su líder.

—Un won por tus pensamientos —dijo Kibum golpeando levemente a Choi en el hombro, éste le sonrió con dulzura—. Si sigues mirándome de esa manera y dedicándome ese tipo de sonrisas, me harás pensar que te gusto y ya no te dejaré ir —advirtió.

—Es sólo que, en la mañana, antes de que entraras a la sala, pasó algo con Jinki hyung —comentó el más alto con un poco de timidez.

—Lo sé, lo vi todo.

— ¿Por qué se pone así? —pregunta un poco ofuscado—. Es decir, no es como si hubiéramos hecho algo malo, sólo intentaba despertarlo y él…

—Simplemente posó su mano en tu mejilla —Minho asintió—; él tiene muchas dudas, Minho, si supieras cuántas veces ayer me preguntó porqué lo habías invitado a él, en vez de alguno de nosotros, o las veces que se quedó en blanco en los descansos, nos tomó minutos sacarlo de ese estado.

— ¿Tan mal se lo tomó?

— ¿Piensas sincerarte con él en la grabación? —Minho le miró serio—. ¿Cuáles son tus verdaderos motivos?, ¿Por qué él?

—Porque lo sentí correcto —contestó en apenas un murmullo.

— ¿Lo harás?

— ¿Hacer qué?

—Declararte.

—Aún no lo sé.

—Eres tan idiota. Los dos lo son.

—No me insultes, o al menos no a él.

—Pero es que lo son —contestó consternado—. Mira, Jinki hyung en estos momentos anda mal; no sabemos qué o porqué, es sólo que se nota, sabes que es el más sencillo de leer. No sabemos que hacer para sacarle de ese estado, solamente tú puedes.

>>Ayer no dejaba de fastidiar con el tema de la invitación a tu programa; me dio muchos motivos por los cuales alguno de nosotros tres era el indicado para pasar el tiempo contigo y no él. Ésta mañana he visto todo lo que ha ocurrido, iba a levantarlos y justo en ese momento me sentí fuera  de lugar. Sus miradas estaban conectadas al cien por ciento, no había nada ni nadie que pudiera romper esa atmósfera que los rodeaba, con tan sólo esas miradas, es sencillo saber porque de entre todos lo elegiste a él. ¡Rayos, Minho! Casi fue perfecto ese momento para que se sinceraran, inclusive un beso hubiera sido perfecto, pero cuando lo saludaste, él simplemente no pudo evitar sentirse mal.

Minho se sentó en el piso, se pasó una de sus manos por el cabello logrando despeinarlo por completo. Key pensó que jamás lo había visto tan confundido y desolado hasta ese momento, deseo poder hacer algo; quizá ir corriendo por su líder y darle unas buenas bofetadas para que entendiera que no era el único con ese sentimiento, que tomara la iniciativa y fuera directo a los brazos del rapero. Por su mente también cruzó darle una buena patada en el trasero a Minho, darle ese pequeño impulso, para salir de su caparazón e ir gritando a todo pulmón lo que sentía por el mayor. Uf, que complicados eran los dos; sin embargo, deseaba de todo corazón que al menos su historia no terminara mal como la de él.

—Intentaré arreglarlo —respondió Minho. Kibum le miró con dolor y le golpeó con el puño en su hombro; el alto le miró con enojo, pero al notar la mueca de tristeza del joven, supo que había elegido las palabras incorrectas.

— ¿Intentar? —Preguntó en un hilo de voz, sonrió con amargura—. Tú, mejor que nadie, sabe que intentar no es nada, comparado con las acciones. El intento no te lleva a nada, las acciones sí.

—Lo lamento, Kibum. Yo no —se le cortó la voz, Key había agachado la cabeza, tarde se dio cuenta de que había comenzado a llorar—… Yo lo haré, te prometo que le diré todo, seré sincero.

Abrazó a Kibum; ninguno de los dos fue consciente de la persona que los observaba desde el umbral de la puerta.

Notas finales:

Bueno, espero les haya gustado esta primera parte, trataré de subir la segunda mañana por la tarde. 

Gracias por leer.


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