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Eternidad. |Omegaverse| por Musswlf

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Notas del fanfic:

Esta obra esta hecha sin fines lucrativos.

Todos los derechos estan reservados al autor de la misma.

Notas del capitulo:

CONTIENE SPOLIER DEL MANGA. 

LEER BAJO SU PROPIA CONSECUENCIA(?)

 

En otros lares me llaman la que nunca actualiza(?) Acá podrán llamarme la que hará Oneshots. 

Desde hace muchísimo pertenezco al fandom de Kuroshitsuji, pero no entro en contacto con humanos porque no me gusta DFGHJKL Así que hoy, y solo mientras esta obra exista, voy a responder reviews(?) Okno. Pero hablando en serio, hace mucho no escribo para un fandom determinado que no sea el de Cherik, y se siente algo extraño ASDFGHJK

La pareja es CHAN CHAN CHANNN

Ciel x Ciel 

C:

-la matan-

Ya, dejando el bullying, sé que no esta confirmado del todo pero a mi me ENCANTO. Tengo un maldito fetiche por los gemelos SDFGHJK. 

Nacimos diferentes, a pesar de que nuestros rostros eran los mismos. Mientras él tenía un gran ingenio, destreza y de más habilidades adquiridas de nuestro progenitor, yo nací enfermizo, bastante débil a mi edad y con muchas deficiencias físicas y algunas mentales. Mientras él brillaba en la alta sociedad como el único y verdadero hijo del conde Vicent, yo me ocultaba tras mi caritativa madre quien me consentía en mis días de cama. Mientras él brillaba como un alfa, al igual que mi padre y mi madre, yo nací omega, una gran desgracia teniendo en cuenta la jerarquía existente.

En mi mundo, en nuestro mundo, existían tres clases de personas: Los dominados, los dominantes, y el término medio. Llamándolo en términos jerárquicos los alfa, los omega y los beta. Loa alfa tenían estrictamente prohibido tener algo con un omega, pues disminuiría su ya poca posibilidad de nacimiento de un alfa. Por genética, los alfas eran inteligentes, grandes condes y duques, mientras que los beta y los omegas tendían siempre a estar en lo bajo de la escala monárquica. Nací en cuna de oro, pues mi padre era el conde Phantomhive, perro guardián de la reina; aun así, había nacido omega y era un deshonor para la familia, tal era este que me escondían de la sociedad, no solo por mi sangre, sino porque era muy probable que otro alta me olfateara y las cosas irían mal, pues mi padre era bastante sobreprotector y no dejaría que, a pesar de ser omega, un hombre se me acercara indebidamente.

Por otro lado estaba mi hermano, cuyo ego era ya de por si elevado, y que tenía un serio problema con protegerme, pues al parecer nacer omega era simple hecho de “necesito que me protejan”, por ello mi hermano siempre estaba a mi lado, cuidándome cuando enfermaba. Aun así, el me desconocía ante la sociedad alfa, pues no dejaría que se ensuciara su sangre.

No me malentiendan, sé que mi familia me quería, más no aceptaba que fuera omega. Por eso, a muy temprana edad empecé a tomar medicación para evitar que mi olor impregnara las cosas que tocara. Aquella medicación tenía un nombre poco agradable y su sabor no mejoraba, pero aun así era la mejor inventada hasta el momento, y según había escuchado de mis padres, estaba hecha con fluidos (no pregunten cuales) de alfa.

Luego fue que me enteré de que los fluidos eran de mis propios familiares para que surtiera mejor efecto.

Las cosas en mi casa parecían mejorar, hasta que fue necesario que usase el collar para evitar ser mordido por un alfa. ¿Y por quién? Por mi propio hermano, el cual usaba la excusa de dormir conmigo para acercarse y comenzar a hacer cosas indebidas. Ese hecho me marco la infancia, porque confiaba plenamente en mi hermano y que hiciera tal cosa me asustó. Sabía que él no tenía la culpa, los instintos salvajes de un alfa son difíciles de conllevar, tanto así que puede llegar a ponerse agresivo cuando es separado de su pareja, como fue el caso de mi hermano, quien había impregnado de tal forma su olor en mí que cuando lo obligaron a dejarme se alteró y le pegó a nuestro padre, quién tuvo que tomar la medida de aislarme de ellos.

Viví solo en un cuarto enorme de la mansión Phantomhive los siguientes años, hasta que paso la que considero la peor noche de mi vida.

Habían atacado la mansión, mis padres habían muerto, y sus cuerpos habían sido incinerados, mientras en una jaula nos llevaban a mi hermano y a mí a un lugar que esperábamos no fuera algún tipo de mercado negro. Pero lo era, y nos asustamos mucho cuando unos tipos con mascara nos compraron a los dos. Habían nombrado algo de corderos y sacrificio, y yo lloraba en el pecho de mi hermano mientras nos trasladaban a otro lugar.

—Todo va a estar bien… —Decía, pero estaba poco convencido de sus palabras, él mejor que nadie sabía que no íbamos a salir de allí, no con vida, por lo menos.

Nos dejaron en una jaula con más niños, pero yo no miré al resto, solo a mi hermano, solo él me importaba, y a él solo le importaba yo. No íbamos a salir con vida, y estábamos seguros que en cualquier momento llegaría alguien, y al darse cuenta de que era omega, pues había dejado mi medicación, me haría lo que mi padre nunca quiso que me hicieran.

—Márcame—. Le rogué a mi hermano entre lágrimas, mientras, temblando, me quitaba el collar de metal que habían construido para mí. Mi cuello tenía marcas, y se notaba el cambio de color de un lado a otro de donde estaba el collar a donde no. Me acerqué a mi hermano, y sin pensarlo lo besé. Éramos muy jóvenes, no sabíamos nada de aquello, pero un alfa y un omega actúan por sus instintos, y nuestros instintos no pensaban ni siquiera en el hecho de que éramos hermanos de sangre.

Él tampoco lo pensó, la verdad ni siquiera dudo. Estaba temblando, sí, pero no dudaba cuando me tocaba ante la atenta y voyerista mirada de aquellos niños. No nos importaba, no nos importó, nunca tomamos en cuenta a otros que no fuéramos el uno al otro, y preferíamos mil veces aquello que estábamos por hacer que estar con otra persona.  

Teníamos solo un camisón grande y sucio puesto, así que no necesitamos desnudarnos para poder tocarnos mutuamente, pues metíamos nuestras delgadas y casi similares manos por debajo del camisón del otro. Él era un poco más fuerte que yo, además de ser unos centímetros más alto, de alguna forma me recordaba más a mi padre que a mi madre, pero también tenía ese lado consolador, aquel que me susurraba que estaría bien mientras hacíamos lo indebido en una jaula llena de niños. Y si lo hubiese pensado un poco más, seguramente aquello no hubiese pasado, pero no lo pensé, solo actué como pensé que actuaría mi hermano, porque sabía que él de haber pensado en lo que me pasaría al saber que era omega, no lo hubiera dudado, y tal vez por eso no dudaba, pero yo tenía la leve esperanza de que fuera por mí, porque me quería, y porque, si lográbamos salir de esta, seriamos nosotros dos contra el mundo. Como siempre debió haber sido.

Sentí nauseas cuando con violencia me mordió en la clavícula, sacándome sangre. Sentí por un momento que moriría desangrado, y que aquel placer tan grande que me daba el ser mordido por mi propio hermano se iba a borrar con el tiempo. Pero no era así, porque su marca no se borró, ni aunque la lamió, ni aunque chupo un poco de mi sangre como si fuese néctar, ni aunque dejo chupetones en todo mi cuerpo. Nunca se borró porque era una marca hecha en una unión genuina.

Y ahora, frente a él, frente a todos los sirvientes, no nos dejamos de mirar, recordando el último momento en el que nos vimos, cuando nos entregamos el uno al otro. 

Notas finales:

Si les gusto la obra no olviden dejar sus reviews para animarme a seguir en este bello fandom, aunque no sé, esta pareja es rarísima, lo sé, pero a mi me encantó. Y sé que solo es una teoria pero para mi parece más cierta que falsa. 

-No me desiluciones Yana, dame CielCiel-

No pusé el nombre de ninguno porque si el nuevo Ciel es de quien pertenece este nombre, pues no sé como se llamará el Ciel de siempre. 

Este Oneshot fue un esperimento no más, porque en realidad quiero escribir algo más largo de ciel y ciel, y Omegaverse. Que si van a ser Omegaverse y Kuroshitsuji, no sé. Normalmente no me gusta el mpreg, pero me encanta la teoria del omegaverse.

Siendo todo.

Un saludo de la luna de Dlen.

Bye.


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